Capítulo XXXVIII: De vuelta a mi hogar...

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Otro chasquido más potente resonó, liberándome de la fuerza que me atrapaba. Los mismos brazos que me habían cogido antes me cargaban de nuevo, aferrándome ahora con más intensidad si cabe. Comenzamos a correr de nuevo, a más velocidad, o al menos a mí me lo parecía.

Debía estar en el cielo, pues aquel genial olor que quemaba ligeramente mi nariz me embriagaba, sus cálidos labios rozaban mis mejillas, al igual que sus manos. Podía notar sus brazos rodeándome, acunándome sobre una superficie blanda, imaginé una cama. Como aquel recuerdo de hace tiempo, antes incluso de que Nahuel muriera.

Sus dedos acariciaban mi rostro, para después posarse en mis labios. Noté un ligero empujón que me pedía que me incorporase, pero no tenía fuerzas. Noté algo frío ahora en mis labios, un cristal, y un líquido amargo se derramaba dentro de mi boca.

Todo se volvió más negro de lo habitual, seguido de un pequeño fogonazo de luz. Pude oír la voz de Billy, que me llamaba incesante. Abrí los ojos y me encontraba en una conocida habitación, llena de dibujos de una niña. Billy asomaba por la puerta, asombrado al verme allí.

-¿Cómo has llegado hasta aquí?

-No lo sé… me ha debido de traer Jacob…

-¿Jacob está aquí? Eso es imposible… -parecía asustado-. ¿Qué te ha pasado?

-No lo sé… sólo sé que corría, Adam me atacó… no sé nada más.

-Está bien… no te asustes. Aquí estarás bien… aunque sigo sin entender cómo has sido capaz de abandonar a Jacob…

-Quería salvarlo Billy… -una dulce voz habló desde el pasillo-. No la culpes… tú tampoco deberías estar aquí, no aún… ninguno de los dos.

-Menos ella… -otra voz que hacía mucho tiempo que no escuchaba dio paso a su rostro. Ese rostro que tanto me consolaba-. Nessie… ¡cómo has crecido!

-¿Estoy soñando? ¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado? ¿Cómo estás aquí?

-Nessie… -busqué por todo el cuarto aquel rostro que acompañaba a la voz ronca que acababa de oír, pero no encontré rastro alguno de Jake-. Lo siento Nessie…

-¿Dónde está? –El miedo se apoderó de mí-. Necesito verle…

-¿Quién? –Billy me miraba preocupado-. ¿Estás bien?

-Jacob, le he oído, ¿dónde está? –estaba muy asustada, pudiendo oír más voces conocidas fuera. Me levanté rápidamente, aferrando la mano de aquella voz que me había consolado tiempo atrás, Nahuel estaba aquí por alguna razón-. ¿Qué…?

En ese instante lo entendí, no estaba con Jacob… estaba ahora con ellos, en el otro lado. Todos estaban allí, miré a Billy levantarse de la silla y besar a Sarah, quien sonreía amorosamente, sirviendo la comida en la mesa. Todos mis jóvenes amigos allí, Sullivan, Mary, Meg, Allison…

¿Cómo era posible que todos ellos estuvieran allí? Comencé a marearme y me senté, mientras todos me miraban tristes y preocupados.

-Nessie, despierta… -La voz de mi abuelo Carlisle me llamaba, pero no estaba en aquel lugar-. Nessie… -suspiró-. Jacob debes marcharte… debes dejarla esta vez… lo siento, hijo.

-Dile que la quiero, que volveré en cuanto pueda…

-¡Nessie! –Allison me zarandeó-. ¿Por qué te quedas dormida? ¡Vamos a salir!

Me sorprendió que el sol brillara aquí, en casa de Billy. Todos bajamos a la playa, seguida por la atenta mirada del resto, me acerqué al agua que era cálida, algo completamente anormal. Billy parecía rejuvenecido, andaba, se le veía feliz con Sarah… me acerqué a ellos.

-Billy… ¿Qué es esto?

-El mejor lugar que habría soñado jamás… -levantó la mano en dirección al camino, saludando a un señor que aparentaba la edad de mi abuelo Charlie-. Harry…

-¿Harry? –Le miré atentamente, no era posible… pero todos los que estaban aquí, menos Billy…-. Estoy soñando, ¿verdad?

-Ojala fuera así… -Sarah parecía triste, sujetando la mano de Billy-. ¿Cómo has sido capaz de abandonarles ahora?

-Sarah… él fue a buscarla, cuando le conté que todo había sido una farsa para que pudiera huir… -sonrió-. Nunca le había visto tan feliz.

-Lo sé… pude verlo. Pero era muy pronto para que les dejaras… sabías que te esperaba… -me miró emocionada-. Eres tú la que no deberías estar aquí… menos ahora.

-¿Puedes ver a quien quieras desde aquí?

-Claro… -Mary sonreía-. Allison siempre está pendiente de ti, como todos… ¿Sabes ya lo de Darlene? ¡Qué fuerte! Menudo hombretón… -miró a Harry y a Sullivan sonrojada-. Es la verdad…

-Harry… yo… -le miré avergonzada-. ¿Tú también ves todo lo que ocurre con tu familia?

-Sí… estoy feliz por ellos. Me preocupé mucho por Leah… pero ahora, me alegra verla feliz. Sé que será una madre genial, igual que Sue también será una gran abuela… -me miró feliz-. Charlie hace un gran trabajo cuidando de mi familia… me alegra mucho que sea él.

-No mientas… -Sarah levantó una ceja y sonrió de una forma que me recordó muchísimo a Jake-. Al principio estaba rabioso… hasta que no se dio cuenta de que los dos eran infelices solos, no lo aceptó. Aunque ahora lo lleva muy bien… ¡incluso quiere que se casen!

-¡Vaya! –Billy sonreía-. Hubiera dado lo que fuera por estar en esa boda… -me miró triste-. Y en la vuestra…

-¿No hay manera de que vuelva? –Allison tomó mi mano, dedicándome una mirada nostálgica-.

-¿Volver? –la miré raro-. ¿Se puede volver?

-Nessie… -Sarah me miró feliz-. Cariño, no es tu lugar. Además me ha sorprendido que puedas dormir… aquí nadie duerme, sólo disfrutamos de todo… -señaló el sol-. Este lugar está hecho para que disfrutemos.

Me quedé mirando el sol, no me gustaba esa sensación, prefería ver el cielo estrellado. En ese momento el sol comenzó a caer de una manera muy rápida, trayendo un cielo lleno de estrellas brillantes, con una luna llena que irradiaba la luz solar de manera perfecta.

-Carlisle… tiene que haber alguna forma. Debe despertar… -mi padre parecía desesperado, podía oír a su lado los sollozos de mi madre-. No sabemos qué le pasa… algo debe haberle ocurrido, su corazón late muy débil… me recuerda al de Billy… no puede ser que los dos estén pasando por esto… Alice ha visto cómo el desaparecía… no podemos dejar que pase con ella.

-Carlisle… -mi madre sollozaba-. Transfórmala si es necesario.

-Bella… si hago eso Jacob… -suspiró-. Ella sufrirá, lo sabes… y él mucho más.

De repente se hizo el silencio, intenté concentrarme en los latidos de mi corazón, realmente eran débiles. Sarah me zarandeó, haciéndome volver. Me miraba preocupada, curiosa.

-No entiendo cómo podéis dormiros… -miré al otro lado del sofá, Billy parecía adormilado-. Quizá sea verdad que no debéis estar aquí… ¿Notáis algo cuando estáis durmiendo?

-Jake… Las chicas… -Miró a Sarah-. Se despedían de mí.

-Yo… oía a mi abuelo y a mis padres, hablaban de nuestros corazones, se oían muy débiles.

-Entonces no debéis estar aquí, aún tenéis vida. Debéis volver… Creo que la manera de que volváis es que sigáis durmiendo…

-¡No! –Billy rugió-. No quiero volver, quiero quedarme contigo… los chicos ya tienen su vida, incluso tenemos dos nietos preciosos…

-Billy… -Sarah sonreía de un modo que me recordó a mi abuela Esme-. Son tres. Rebeca está embarazada, quería decírtelo... Me gustaría que tú le dijeras el nombre, ya que con Wendy no pudiste escoger, y Hilda es un gran nombre con un gran significado, me gusta. Así que debéis volver...

-Pero… -me sentía confundida-. ¿Cómo podemos evitar que piensen que vamos a morir? Mi familia quiere transformarme, eso hará sufrir a Jacob y no quiero…

-Jacob hablaba con Rachel de algo parecido, decían que mi corazón funcionaba débil y que debían ponerme máquinas para mantenerme con vida… no sabían qué hacer.

Estuvimos por un rato debatiendo, la única manera de reflejar vida en nuestros corazones era acelerándolos. Propuse a Billy una carrera, correr hasta que mi corazón latiera como las alas de un colibrí, rápido y fuerte. Tras un rato corriendo me sentía extenuada y cansada, notaba el sobrealiento, pero Billy parecía normal, como si caminase. Cuando llegamos a casa él seguía bien, pero yo tenía muchísimo sueño, por lo que comencé a dejarme llevar por él.

-¡Espera! –Allison me zarandeó-. Debo decirte algo antes… él no está preparado para que tengáis una relación. Sigue confundido… no le presiones y no desesperes, podemos notar la confusión que siente…

-Dale tiempo, querida… -Sarah me miraba con una mueca extraña… ¿Añoranza?-. Puedo entender tu situación, yo también me sentía confundida al principio con Billy, pero es mucho mejor que esperéis al momento adecuado, de verdad… -miró a Billy y acarició su rostro-. ¿No estás cansado?

-No… -hicieron una mueca a la vez, pude entender lo que pasaba-. Nessie, yo no voy a volver. Pero quiero que muestres a todos que soy feliz, que estoy orgulloso de ellos… que les quiero.

-Lo haré…

-Nessie… -Sarah me miraba sonriente-. Me gustaría decirte que eres todo aquello que quiero que él tenga, que le transmitas lo feliz que me he sentido por él viendo cómo cuidaba de la familia, cómo cuidaba de ti… y por fin de él mismo.

-Yo… -Harry me miraba-. Te agradezco que llevaras a Darlene a la vida de Seth, por fin es feliz. Y que animaras a Sue y a tu abuelo… gracias por eso también.

-¿Es una despedida? –Me sentía mal, allí era feliz de alguna extraña manera-. ¿Debo irme?

-Sí cielo, te toca a ti cuidar de mi hijo… dale tiempo y protégele siempre.

-Os lo prometo a ambos… -acaricié el rostro de Billy, que ahora irradiaba una felicidad enorme-. Lamento haberte robado a Jake en el mismo momento en que te ibas…

-Tranquila, pude escuchar las despedidas de mis hijos… asegúrate de que sepan que ahora soy feliz aquí…

Me tumbé en el sofá, mientras una bondadosa Sarah me arropaba y me acariciaba, ligeramente apenada por mi marcha. Todo era oscuro y me sentía sola, no podía oír a nadie, lo que me empezaba a consternar. No notaba pasar el tiempo, era como… la nada.

Por fin empecé a notar algo, aunque no fue algo agradable. Un dolor intenso en mi espalda, que poco a poco se calmaba, avivando un dolor intenso en mi vientre. Era como si algo lo rasgara y quemara por dentro, como si un litro de ácido corriera por dentro de mi vientre. Después llegó la sed.

Necesitaba beber, necesitaba un animal enorme para saciar esta sed, quizá dos. Un olor extraño quemaba mi nariz, la quemaba demasiado, aunque conocía ese olor. Comencé a oír un gruñido, un gruñido fiero… mi gruñido. Pude notar algo de luz pegando en mis párpados, un rápido movimiento de alguien alejándose de mí.

Abrí los ojos y di un salto, acabando en posición de ataque. Seth me miraba con pánico, alejado lo más posible en aquella habitación. Salté por la ventana, saliendo a la arena de aquella playa privada de Jenner. Me sumergí en el agua, no había miedo ahora. Detecté una enorme raya camuflada en el suelo, por lo que no lo pensé dos veces y le mordí. Salí a coger aire, pudiendo ver una mancha roja extendiéndose por el agua. No era suficiente, pero estaba algo más calmada.

Volví a casa, ante la atenta mirada de Seth, que estaba en la puerta. Miré hacia la dirección que iba a seguir, le mostré que quería que me acompañase para evitar algún accidente… no quería hacer daño a nadie. Salí disparada hacia Goat Rocks, sabiendo que allí podría encontrar algún oso, aunque fuera cabreado… me recordó a Emmett.

Tras quince minutos de carrera localicé a uno, le ataqué por la espalda y bebí de una manera que nunca había sentido, quedándome insatisfecha cuando acabé con él. Le dirigí una mirada de advertencia a Seth, que ahora, como lobo, se retiró tres pasos hacia atrás. Seguí hacia el norte, por lo que a los diez minutos localicé a otro oso… esperaba que hubiera unos cuantos más, no quería ser la causante de la extinción de los osos por esta zona. Esta vez me sentí mejor, podía notarme feliz.

Seth emitió un pequeño quejido, mirándome atónito. Le hice una mueca, no le hacía mucha gracia ver cómo había asesinado a tres animales en menos de una hora. Me acerqué a él sonriente, acariciando su pelo color arena, suspirando al ver esa mirada triste de añoranza. Me hizo un gesto y nos dirigimos de nuevo a la casa, dejándome avanzar mientras él salía de fase.

Cuando entré pude oler algo extraño… como cuando Carlisle me examinaba, como en la nada. Seguí ese olor hasta llegar a una habitación del tercer piso, donde el mobiliario había cambiado por completo, llegándose a parecer a uno de esos quirófanos que se ven en las series de televisión.

Un pinchazo en mi vientre me hizo palparlo, notando una especie de cicatriz en él. Cuando levanté mi camiseta me sorprendió, era enorme.

-Tuvieron que operarte –me giré y Seth parecía confundido-. No lo entendí muy bien, pero al parecer, Adam casi mata a Jake, le dio un golpe en el que tú saliste disparada hacia una secuoya enorme, en sus recuerdos me pareció la casa árbol… la partiste. Luego Adam se abalanzó, rompiéndote algo… creo que tenías la columna partida. A tu abuelo le costó advertirlo… cuando yo regresé tus padres se marchaban, dejándote sola conmigo y con tu abuelo… -hizo una mueca-. No sé cómo soportó todo aquello, nunca había visto tanta sangre.

-¿Qué?

-Tu abuelo te operó en menos de media hora, saliendo disparado a Goat Rocks también. Cuando volvió estuvo un par de días, pero no podía soportar tu olor… -hizo una mueca amortiguando una carcajada-. Así que te dejó conmigo…

-¿Cuántos días han pasado del ataque de Adam?

-Dos semanas.

-¿Qué? ¿Y Jacob? ¿Dónde está? ¿Está herido?

-En cierto modo… -hizo una mueca y me llevó de la mano a la habitación del segundo piso, sentándome en una cama-. Verás, él estuvo contigo, llamó a Carlisle muy asustado, que le dijo que te diera cualquier calmante que encontrara por la casa. Cuando Carlisle llegó con tus padres, pasaron tres días horribles… tuve que venir al día siguiente a avisarle de que Billy estaba enfermo.

-Billy… -comencé a recordar mi sueño-.

-Volví con él, puesto que creí que él me necesitaba allí, pero me obligó a volver sabiendo que tú estabas muy mal, no quería dejarte sola, pero los médicos habían dicho que era muy probable que Billy… -se mordió el labio-. Carlisle y tus padres le insistieron en que se fuera, que tú querrías que él estuviera allí. Así que cuando volví tus padres se marcharon, y yo hice de enfermera… al séptimo día del ataque Carlisle se fue, intentando ayudar a Billy… pero… falleció hace dos días...

Me quedé helada, miré el reloj de Seth, eran las once de la mañana del quince de agosto. Me miró con una mueca extraña, seguramente intentando adivinar qué se me estaba pasando por la cabeza.

Bajé corriendo a mi habitación, buscando mi mochila para sacar el móvil de ella. Tecleé unos números que me sabía de memoria, pero nadie contestó. Miré a Seth.

-Yo también lo he intentado, pero no contesta. He hablando con todos menos con él, al parecer se ha encerrado en casa de Billy, no deja entrar a nadie… ni coge las llamadas. Además tus padres le han prohibido que venga, puesto que no sabe que estás… así. Le han dicho que lo que realmente querías antes era que estuvieras lejos, aunque le dijeras eso a Billy para consolarle… A tu padre le costó convencerle, pero al final se lo tragó… -gruñí-. Tu padre sólo lo hizo para evitarle sufrir, no quería que te viera como te pude ver yo… sabiendo todo lo que iba a ocurrir.

Tecleé el siguiente número.

-¿Nessie?

-Abuelo, ¿puedo volver?

-¿Cómo te encuentras?

-Bien, me he alimentado bien, dos osos y una raya, Seth me ha contado todo… lamento haberte hecho sufrir.

-No pasa nada, pero… no sé si tu etapa ha acabado… quizá se haya retrasado por el accidente, deberías quedarte allí por precaución.

-Abuelo, me siento bien. No me pidas que me quede…

-Eres tú quien debe valorar tu estado, yo no puedo, menos estando tan lejos. Ten cuidado si regresas, sólo puedo decirte eso.

Colgué y miré a Seth, que se puso a ayudarme a hacer las maletas rápidamente. Corrimos cargados hasta las afueras, donde entró en fase y me subí sobre él… estaba bien, pero dudaba que aguantase un camino tan largo corriendo. Había anochecido cuando llegamos a La Push.

Me bajé de aquel enorme lobo, que desapareció y volvió como humano, cargando con mi maleta.

-La llevaré a mi casa… Dile… -dudó-.

-Lo sé…

-De acuerdo… aunque creo que ya lo sabe, dile que le quiero.

Estaba a quinientos metros de su casa, así que fui despacio, pensando en qué debía decirle. Cuando llegué a la puerta podía olerle, mi cuerpo vibraba de una manera intensa al percibir su aroma. La puerta estaba cerrada con llave, así que rodeé la casa. Me asomé a su ventana, viéndole a través de las delgadas cortinas durmiendo.

Forcé sigilosamente la ventana, adentrándome en esa habitación que seguía llena de dibujos de cuando era niña. Me acerqué a él, sus ojos hinchados reposaban encima de una almohada, aferrando con su mano la camiseta del pijama que llevé la última vez que estuve en Forks.

Me entraron ganas de llorar, Billy se había marchado por mi culpa, al menos en parte. Su débil corazón sólo aguantaba por cuidar de su familia, de su hijo, que aún no había encontrado claramente el camino para ser feliz. Pero ahora Billy se había dado cuenta de que realmente yo era su camino, que yo estaba preparada ahora para ser su camino.

Acaricié su rostro, haciendo que inspirara forzadamente, como si quisiera tener mi esencia en lo más profundo de su cuerpo. Cuando abrió los ojos se quedó estático, como si no asimilara que realmente estuviera allí, con él.

-Lo siento… -me senté en la orilla de la cama, incorporándole y llevándole a mis brazos-. Lo siento muchísimo… -le acaricié y le acuné, consolándole como él lo había hecho cientos de veces conmigo-. Siento haberte herido, siento haberte hecho creer que no te quería… espero que algún día puedas perdonarme…

-Nessie… -su llanto me dejó helada, nunca le había visto llorar. Se aferró a mí, sollozando sobre mi pecho y meciéndonos-. Nessie…

-Tranquilo… -acaricié su pelo, ahora algún mechón llegaba a su barbilla-. Lo siento…

Él negaba enérgicamente, estuvimos meciéndonos durante un largo rato, hasta que finalmente volvió a dormirse en mis brazos. Me acomodé con él encima, acariciando su demacrado rostro.

La luz comenzaba a llenar la habitación cuando, sin abrir los ojos, abrazó mi cuerpo fuertemente, inspirando de nuevo como ayer. Frotó su cara contra mi pecho, acomodándose en él mientras suspiraba y una lágrima recorría su rostro. Me ladeé ligeramente para mirarle, cuando de pronto abrió los ojos y se incorporó, mirándome extrañado.

-¿Qué…?

-¿Estás bien? –Me entraban ganas de llorar, pero no debía, ahora yo debía consolarle-. Yo… lamento todo esto…

-Ness… -de repente estuve entre sus brazos, mientras él me acariciaba-. Creí que anoche había sido un sueño, que no estabas conmigo… que realmente no querías verme… estaba angustiado por tu estado, pero tus padres me dijeron que tú no querías verme…

-Jake… sólo quería protegerte, lo lamento. Ojala hubiera despertado antes, para venir a apoyarte… todos están preocupados Jake… debes reponerte. Él sólo quería que fueras feliz, estaba orgulloso de ti…

-No… -Negaba con el rostro roto de dolor-. Siempre he sido frío con él…

-Jake… -Suspiré y le vi tan destrozado que lo hice. Puse mi mano en su rostro, aunque no necesitara el contacto, quería ver su rostro, que me mostrara qué sentía al ver las imágenes. Yo sabía que él entendería que su padre se había marchado porque tenía su vida, porque me tenía a mí… no era justo que por tenerme a mí perdiera a su padre… pero debía saber que Billy era feliz. Su gesto era serio, contrariado-. Lo siento. Él seguiría contigo si yo no le hubiera dicho la verdad… -seguía paralizado-. Jake, lo siento… yo… -no sabía qué decir, esperaba que se enfadara-. Dime algo, grítame, haz lo que sea…

-Él… -me pareció ver una sonrisa-. ¿Cómo has visto eso?

-Estuve allí, con él. Pero él no pudo regresar.

-Mi madre… ¿estuviste con ella? –Asentí y le mostré sus palabras, una sonrisa se dibujó en su rostro-. ¿Eso te dijo?

-Siempre ha estado orgullosa de ti, como tu padre… -ahora yo sonreía amargamente también-. Debes ser feliz por ellos… te vigilan… -Asintió y se quedó serio, pronto unas lágrimas aparecieron por su rostro-. Ven… -le abracé de nuevo-. Yo cuidaré de ti…

Se quedó dormido de nuevo, así que le miré dormir durante un par de horas. Después me levanté y pensé que sería buena idea prepararle algo de desayunar. Cuando estaba preparado se lo llevé a su cuarto, me daba pena despertarle pero seguro que no había comido…

Acaricié su rostro y él inspiró de nuevo, parecía un ritual para despertarse. Le sonreí y señalé la bandeja que había dejado en el escritorio, pero él negó y me atrajo a él. Me miró a los ojos de un modo que pude recordar, mi estómago saltaba dentro de mí.

Pasó su cálida mano por mi rostro, apartando mi pelo para dejar mi cuello descubierto. Se acercó y lo besó tiernamente, con mucho cuidado, haciendo que un hormigueo recorriera cada parte de mi cuerpo. Después besó mi mandíbula, acariciando lentamente el contorno de mi rostro con sus labios, para besar la otra parte de mi cuello. Inspiré profundamente y su olor me enloqueció, haciendo que mi piel se volviera hipersensible a sus caricias. Me tumbó sobre la cama y siguió besando mi cuello, mis mejillas, mi frente… pero nunca mis labios. Ronroneé por puro placer, me encantaba la sensación de sus labios rozando cualquier parte de mi piel. Su mano izquierda acariciaba mi pelo, mientras que su mano derecha dibujaba el contorno de mi cintura y mi cadera una y otra vez. Comenzó a besar mi clavícula, llegando a un punto crítico donde volvió a subir besando mi otra clavícula, bajando por mi hombro y colocándose sobre mí. Ambas manos se colocaron en mis caderas, haciendo que él me mirase serio, decidido. Sus labios se posaron ahora sobre mi vientre, besándolo por encima de la camiseta. Sus manos se metieron por ella, llevando con ellas su calor, levantándola lentamente, comenzó a besar ahora mi vientre desnudo, hasta que la camiseta se elevó a mi enorme cicatriz. Me miró extrañado, preguntando con la mirada.

-Es horrible… -me miró ceñudo-. La odio.

-¿Qué te ha pasado?

-Mi abuelo Carlisle… tenía vértebras rotas y tuvo que operarme allí, en Jenner. Por eso mis padres te dijeron todo aquello, de lo que me alegro. No tenías porqué verme en ese estado… además tenías que estar aquí.

-¿Te operaron? –Ahora parecía furioso-. ¿Y no me dijeron nada?

-¡Jake! –le miré atónita-. Estoy bien, no ha pasado nada…

Suspiró y pareció meditarlo. Yo entristecí, aquella dichosa cicatriz había parado aquel momento mágico, la odiaba. Él levantó una ceja, mirándome extrañado. Levantó nuestras manos, ahora unidas… seguramente hubiera tenido un desliz con mi don… él sonrió de un modo extraño y levantó mi camiseta, dejando al aire mi cicatriz. Comenzó a besarla, solapando unos besos con otros para que cubrieran toda la cicatriz. Sus manos, que se habían quedado posadas en mi cintura, ahora se movieron, levantándome y acercándome a él, que sonrió y levantó mi camiseta, dejándome con la cara tapada y mi torso al descubierto. Pude notar cómo se reía y sostenía mis muñecas en el aire, aferradas a la vez con mi camiseta mientras besaba mi cuello. Gruñí y él entendió que lo que quería era verle, así que me ayudó a terminar de quitarme la camiseta. En ese mismo momento, rápida pero dulcemente, sus labios besaron los míos, volviendo a tumbarse sobre mí. Su lengua pidió paso a través de mis labios, pero se lo denegué para rodar y colocarme sobre él, siendo yo ahora quien le sujetaba. Besé cada centímetro de su rostro, observando que sus ojos se cerraban e inspiraba profundamente. Besé sus labios, que me cedieron el paso, siendo la primera vez que su lengua y la mía se encontraban. Se notó que hacía tiempo que querían unirse, pues no paraban de recorrerse la una a la otra. Él rodó y volvió a ponerse sobre mí, acariciando de nuevo mi vientre, mi cintura, mi espalda… todo menos aquella parte cubierta por mi sostén. Aproveché la posición para intentar quitarle su camiseta, pero nuestros labios no querían separase. Acaricié su musculado torso, su espalda… lo atraje todo lo que pude a mí. Mis dedos se clavaban en su espalda, pues no quería que se separase de mí por nada del mundo. Sus labios se separaron de los míos mientras mi pecho emitió un leve gruñido. Él sonrió y se terminó de quitar la camiseta, para volver a besarme, besando ahora mi cuello, mis hombros, mi clavícula… Me estaba volviendo loca. Él comenzó a reírse, levantando las manos que teníamos aferradas… ¡Genial! Su sonrisa era amplia, la plasmó en mis labios de nuevo volviendo a aquel frenético beso que había dejado a medias.

Se echó para atrás, llevándome con él y poniéndome encima, sin separar nuestros labios ni un milímetro. Mi teléfono comenzó a sonar pero lo obvié, siguiendo con aquel apasionado beso que no quería que terminase. Él se reía, podía notarlo, por lo que rodó poniéndose sobre mí y haciendo lo que menos quería en el mundo, separarse.

-Deberías cogerlo. Seguro que son tus padres… estarán nerviosos por tu estado –rodé los ojos y gruñí algo resignada, podía ver en sus ojos que el beso no iba a seguir. Pero algo me desconcertó, mientras me levantaba me tumbó y volvió a besarme, esta vez dulcemente-. Te quiero.

-Lo sé… -besó mi mano unida a la suya-. Casi tanto como yo a ti…

Él rodó los ojos, dejándose caer a mi lado mientras suspiraba. Me levanté y cogí mi móvil, para sentarme en el borde de la cama. Llamé a mis padres, informándoles de que me encontraba bien, quizá de manera demasiado efusiva. Cuando colgué miré la llamada, no había sido de mis padres, sino de Rachel. Llamé a su casa.

-¿Nessie?

-Sí, soy yo.

-Verás… -noté cómo un cálido dedo recorría mi espalda, por lo que me giré a sonreír a aquel hombre, sexy en todos los sentidos, mirándome con ganas de besarme-. Sé que estás con Jake, Seth me lo ha dicho. Sólo quiero que le digas, ya que a mí no me coge el teléfono, que esta tarde es el funeral. Por favor, convéncele de que vaya. Rebeca no lo soportará si no está él… y yo creo que tampoco… -mi cara se tornó triste, y la de Jake seria-. Por favor…

-Allí estaremos Reich… -Jake tensó la mandíbula-. Te lo prometo.

-Gracias. Cuida de él, por favor.

-Lo haré.

Jake me miraba serio, tenso. Pude ver las lágrimas acumularse en sus ojos, por lo que no pude evitar acercarlo a mí. Él interpretó aquel abrazo de modo distinto, comenzando a besarme de nuevo mientras lloraba, tumbándome de nuevo y quedando sobre mí. Podía notar que quería seguir donde lo habíamos dejado, pero no podía dejar de estar triste así como así, era comprensible. Le devolvía los besos, pero no de la manera tan apasionada como antes… no podía.

-Jake… -sus besos interrumpieron mis palabras-. Jake… -me miró pudiendo ver el dolor en su rostro-. No hagas esto ahora. Sabes que, a la larga, no será bueno… -apoyó su cabeza en mi pecho y me abrazó fuerte, comenzando a llorar-. Tranquilo…

-No quiero que te alejes de mí, no quiero hacerte desdichada…

-Jake, no lo haces, en serio. Estoy feliz contigo de cualquier modo, ahora necesitas a tu amiga, y eso voy a ser. Deja de pensar tanto en lo que crees que necesito o no, pídeme lo que quieras, siempre me has dado todo lo que he deseado, todo lo que era razonable. Ahora quiero ser yo la que cuide de ti. Es mi turno, debe ser así.

-Yo… -se incorporó, sentado sobre mí y observándome apenado-. Te quiero, de todas las maneras posibles que se puede querer a alguien. Me da igual la manera, pero quiero que estés a mi lado.

-Lo estaré… -acaricié su rostro, a punto de llorar-. Ven… -lo acerqué de nuevo a mi pecho-. Llora todo lo que quieras, duerme un poco… esta tarde debemos ir al funeral, Reich me ha llamado por eso… debemos ir Jake, ellas también te necesitan…

Siguió llorando durante media hora. Después se levantó y acercó la bandeja, aproveché para ponerme la camiseta y acabamos comiendo tirados en la cama. Estaba ausente, yo le miraba atentamente esperando algo, no sé el qué, pero algo. Cuando terminó de comer dejó la bandeja en la mesilla, tumbándose de nuevo sobre mí, mirando a la nada.

Quedaban tres horas para el funeral, así que me levanté y llamé a Seth, que pasó por casa de mis abuelos y me trajo un vestido negro, más adecuado que la ropa que llevaba. Cuando llegó me miró preocupado, así que le dejé entrar. Jake seguía tirado en la cama, ausente, sin resquicio de vida. Le pedí a Seth que me ayudara, le sacamos de la cama y lo metimos en el coche, llevándolo a su casa. Cuando entró se desplomó en el sofá y Seth se sentó a sus pies, mirándolo apenado.

Subí a su cuarto, busqué en su armario y saqué un traje negro, con una camisa del mismo color. Era el traje de la boda de Rachel… suspiré ante el recuerdo y me dirigí a su baño. Comencé a llenar la bañera con agua templada, preparándole un baño como el que me preparó hace tiempo. Fui a mi baño y corté un poco de la planta de menta que Billy me había regalado tiempo atrás, echándolo al agua. Bajé a por él, que me miró apático, así que le intenté levantar del sofá.

-Sabes que puedo contigo, pero preferiría que te levantaras solo… -Me miró y suspiró, levantándose ante una extraña sonrisa de Seth-. Vas a darte un baño mientras te preparo algo decente de comer, apenas has desayunado…

-¡Sí! ¡Dios no quiera que mengüe! –Seth rompió a carcajadas y Jake le miró extraño, una mezcla de abatimiento con un intento de sonrisa-. Si quieres puedo ayudarte al baño…

-No, prefiero que te vayas a arreglar… ¿Viene Darlene?

-Llegará en media hora o así…

-Anda, ve a tu casa y prepárale una buena bienvenida… -los dos hicieron una mueca extraña, se querían mucho. Seth se levantó y abrazó fuerte a Jake-. Anda, vete, antes de que cambie de opinión y quiera que te bañes conmigo…

Las sonrisas fueron un poco forzadas, pero era algo. Seth se marchó y Jake me miró dubitativo. No hicieron falta palabras, cogí su mano y le abracé. Después le acompañé hasta el baño, donde se miró al espejo y suspiró. Me miró con una mueca, por lo que me acerqué a él y le ayudé a quitarse la camiseta. Él cogió mis manos y me miró intensamente, para finalmente suspirar.

-Será mejor que haga esto sólo… tu familia ya me va a querer matar lo suficiente…

-No lo harán… -le sonreí-. Es lo que te debo… -Bajé mis manos de su cara a sus pantalones-.

-No… no es buena idea. Ve a prepararme algo de comer, bajaré en seguida… ¿vale?

-¿Seguro? –Asintió y besó mi frente-. Te quiero, pequeña.

-Y yo.

Bajé a la cocina y preparé algo de comer, para servirlo y subir al baño de nuevo. Me asomé por la puerta, viendo a Jake sumergido en la espuma, que me miró sorprendido. No pude evitar sonreír al verle de esa guisa.

-Ya está la comida, te espero abajo, ¿vale?

Él asintió y me fui a mi cuarto, dejando preparado el vestido y toda la ropa necesaria. Cuando salí me crucé a Jake por el camino, con una toalla atada a su cintura. Nos sonreímos, él se metió a su cuarto y yo bajé a ver la tele mientras se ponía algo de ropa. Bajó con un pantalón de chándal y una camiseta vieja… su típico pijama. Sonreí.

-¿Qué?

-Nada… -suspiré sonriente-. Es sólo que ahora me siento en casa. Cuando llegué a Nueva York tuve la sensación de volver a casa… pero no era como aquí. No estaba bien… sin embargo en casa de tu padre, o aquí… -sonreí de nuevo-. Tú eres mi hogar.

Me miró sonriente, en esa sonrisa sí había felicidad. Nos sentamos en la cocina a comer, mirando cómo estaba pensativo, pero no tan ausente como antes, algo que me hizo sentir relativamente útil. Llamaron a la puerta y abrí, dando un enorme abrazo a Darlene. Les hice pasar, observando que tanto ella como Seth se habían vestido para una tan triste ocasión. Darlene abrazó a Jake fuerte, besándole fuertemente en la mejilla, intentando consolarle, lo que él agradeció con un intento de sonrisa.

-Seth me ha contado que te han tenido que operar… ¿Qué te pasó?

-Una larga historia… -miré a Jake, aún no le había agradecido el hecho de que me salvara de Adam, le sonreí-. Como siempre tuve a mi salvador cerca, por lo que se quedó en un… susto.

-Vale… cosas que no quiero imaginar… -Darlene miró a Seth de un modo extraño, seguro que él no le había contado todo-. De cualquier modo, me alegro que estés bien. Me tenías preocupada. ¿Dónde fuiste? El número de teléfono que se reflejó era raro…

-Europa.

-¿Europa? ¿Qué demonios hay en Europa?

-Sí, hay algunos demonios… -hice un gesto que a Seth le hizo reír, pero Jake gruñó-. Me trataron bien, aunque Cayo fuera tan… él. Además, busqué por mi cuenta, pero no encontré nada. Gracias a los mapas de Aro pude realizar una búsqueda real en cuatro días… mi familia llevaba meses…

-¿Qué buscabas?

-Un hermano de Nahuel…

En ese momento llamaron a la puerta. Salí disparada en cuanto los pude oler. Toda mi familia se presentó en casa de Jake, colmándome de besos, abrazos y algún que otro reproche. Mamá salió disparada después a abrazar a Jacob, que correspondió al abrazo de mi madre apenado. Mi padre se unió a ellos, al igual que después Carlisle posó una mano en su hombro y Esme le besó la mejilla con una ternura inigualable, la que le caracterizaba. Pude notar cómo Jasper usaba su peculiar don para darle el pésame a Jacob, haciéndole sentir arropado, evitando así el contacto físico, el mismo que Alice rompió, dándole un sentido abrazo como el que momentos antes le había dado mi madre.

-Lo siento mucho, Jacob.

-Gracias monstruito… -asintió hacia Jasper, mirando después a mis padres-. Imagino que sabes todo lo ocurrido…

-Sí, lo sé… -mi padre torció el gesto y me miró amenazante-. Hablaremos de eso más tarde.

-Jacob… -Emmett cogía la mano de Rose, que estaba seria-. Lo sentimos mucho… no sé qué decirte… en serio.

-Está bien Em, está bien…

La casa se había llenado de repente, podía notar que Jake estaba incómodo, así que le cogí de la mano y le llevé al salón ante la atenta mirada de todos.

-No creo que le apetezca estar ahora mismo rodeado de vampiros que huelen mal… -les saqué la lengua-. Además, tiene que vestirse…

-Nosotros nos vamos ya, sólo queríamos verte cariño… -Mi abuela me besó la frente y arrastró a Carlisle y al resto de la familia, aunque mi madre antes besó de nuevo a Jacob-. Llamad para cualquier cosa que necesitéis.

Ellos se fueron y Seth y Darlene se asomaron, mirándonos un poco descolocados… realmente era un momento extraño, en momentos como este nadie sabe muy bien qué hacer o qué decir… Suspiré.

-Seth, acompáñale a vestirse, Darlene, ven conmigo…

Subimos y nos separamos en el pasillo. Darlene parecía afectada, pero en sus ojos había un brillo especial que me llamó la atención.

-¿Qué te pasa? Estás… radiante.

-Lo sé… -una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro-. Me siento mal, pero no puedo evitarlo. Me siento feliz… todo es maravilloso.

-¿Qué ha pasado?

-Que, bueno… -hizo una mueca extraña y bajó el tono-. Cuando he llegado a casa de Seth… me había preparado un baño, nos hemos bañado juntos, y bueno… una cosa lleva a la otra… casi no venimos… -evitó una risa y se sonrojó muchísimo mientras yo la miraba estupefacta-. Eso pasa.

-¡Qué fuerte! Pero… ¿tan bueno es?

-¿Bueno? ¡Genial! Al menos no sé, yo… no sé, igual es que he tenido muchísima suerte… Pero es más especial que cualquier cosa que haya vivido nunca… cuando estoy con él todo es genial, pero cuando estamos de ese modo… nada importa. Todo desaparece, el tiempo, los malos momentos…

-Creo que sé de lo que me hablas… al menos en parte… -me miró sorprendida y le mostré lo que había pasado aquella mañana, me miró sorprendida-. Lo que me da pena es que haya pasado ahora… además de que no sé si realmente quiere, o sólo por evitar el dolor… no sé.

-Ness… he visto cómo te ha echado de menos todos estos días… -me sonreía con convicción-. Ése hombre está enamorado de ti hasta los huesos… lo que me enseñas es algo parecido a lo que yo siento… más o menos.

-¿Mejor o peor?

-Pues… -evitó otra carcajada-. De lo que yo hablo es muchísimo mejor.

-Vale… creo que no quiero saberlo o mi padre se enfadará mucho más…

Me dirigí al baño y me di una ducha a regañadientes, ya que en parte seguía teniendo su olor y sus besos marcados en mí, algo que no quería dejar de sentir nunca… Me sorprendió ver que quedaba tanta ropa en el armario, ropa interior, pijamas y ropa de diario… incluso los vestidos de las bodas y aquel que me puse para la cena con Rachel, el que dejó a Jake sin habla. Sonreí y pensé que cuando las cosas se normalizaran, debería ponérmelo de nuevo… quería volver a ver ésa mirada emocionada.

Darlene me ayudó a abrocharme el vestido, ya que no llegaba. Era ceñido, con escote cerrado y la falda hacía un poco de pico. Era muy básico, algo que me alegró, dado que esperaba alguna cosa demasiado fuera de lugar… Alice se había contenido. Busqué un abrigo normal y oscuro, encontré uno perfecto.

No sabía qué hacer con mi pelo, pero llamaron a la puerta y entraron los dos hombres que tanto me habían hecho reír siempre, pero esta vez serios. Mi pelo seguía mojado y enmarañado. Jake se metió en el baño y salió con un cepillo.

-¿Puedo?

-Claro… -me senté a los pies de la cama y palmeé el borde, mientras Seth se sentaba tras Darlene, abrazándola cariñosamente. Eso me recordó algo y le mostré a Jake las palabras de Harry-. ¿Debo?

-Creo que no es mala idea… -hizo una mueca-. Me gustaría que les mostraras a mis hermanas lo mismo que me enseñaste… ellas también lo necesitarán.

-¿Qué nos perdemos? –Darlene levantó una ceja y miró a Seth que estaba preocupado-. O me pierdo… -Les mostré a los tres mi sueño, por llamarlo de algún modo, ya que también quería que Darlene viera a nuestros amigos-. Vaya…

-Están felices por vosotros… -sonreí-. Ven cada paso que damos…

-Gracias Nessie… -Seth parecía emocionado-. Me alegra haberle visto feliz… consuela de cierta manera… aunque le eche de menos.

El ambiente se tornó ligeramente triste dada la situación, noté que Jake había parado de cepillarme el pelo cuando volvió a hacerlo. Seguimos callados mientras Jake pasaba el cepillo por mi pelo, sintiendo sus manos acariciarlo suavemente, algo que me recordó a cómo acariciaba mi pelo cuando me besaba por la mañana. Jake de repente soltó una carcajada, al igual que Darlene.

-¿Y eso? –Seth parecía emocionado ahora-. ¿Qué ha pasado?

-Ya has visto qué ha pasado… -Darlene chascó la lengua y sonrió-. No preguntes más… no vaya a ser que se emocione y dé rienda suelta a la imaginación… -Los tres se rieron mientras me sonrojaba por mi desliz-. Me gusta tu don…

-Sí, no está nada mal… -Jake me besó en la cabeza-. Aunque a veces le cuesta mucho dominarlo… -comenzó a reírse y me levanté encarándoles-. ¡No te piques!

-Ja, ja… muy gracioso. Ya me reiré yo cuando por cualquier tontería entréis en fase… -alcé una ceja, mostrando cómo se puso aquel día de la playa, nuestra despedida, pero pronto me arrepentí-. A ti también se te va de las manos alguna vez…

-Lo sé… sobre todo cuando se trata de ti… -hizo una mueca-. Sécate el pelo… debemos irnos ya… -se puso triste de nuevo-. No quiero que te pongas mala…

-¿Me ayudas? –Quería verle de nuevo acariciando mi pelo-. ¿Por favor?

-Nosotros vamos a por mi coche… os esperaremos en la puerta.

-¿Habéis venido andando? –Jake miró a Seth raro-.

-A cuatro patas… -miró a Darlene que se sonrojaba-. A la chica le gusta… hay que tenerlas contentas…

Los cuatro nos reímos mientras se marchaban, así que me metí al baño y Jake se puso tras de mí, concentrándose en cepillar mi pelo de nuevo, mientras yo buscaba en un estuche algunas orquillas y pasadores para hacerme un moño.

Me sorprendió cuando hizo un moño bastante bien recogido, parecía incluso aguantar una buena carrera. Me miraba medio sonriente, por lo que le saqué la lengua en un intento de animarle, recibiendo como agradecimiento un abrazo y un beso intenso en la mejilla.

Busqué unos zapatos para ponerme, me sostuvo mientras me calzaba y aferró mi mano, soltándola sólo cuando me puso el abrigo, para después aferrarla de nuevo.

Llegamos a aquel claro que había presenciado dos bodas, ahora presenciaba una despedida más, la de Billy, que iba a ser enterrado junto a su esposa. Abracé a Rebeca fuertemente, que me abrazó mientras intentaba acercar a Jake, al cual acabó abrazando de nuevo. La pobre no paraba de llorar, se aferraba a su hermano de tal modo, que entendí en el instante el empeño de Rachel en que él viniera.

Rachel llegó poco después con Emily y Kim, custodiadas por sus maridos que cargaban con los pequeños. Eso me recordó algo. Me acerqué a Rebeca y puse mi mano en su vientre, ella me miró extrañada.

-Hilda. Quieren que se llame así.

Todos me miraron extrañados, sobre todo Embry y Rachel. Paul comenzó a reírse, dirigiéndose a Wendy.

-¡Vas a tener una primita!

-¿Qué? –Jacob me miró atónito-. Rebeca… ¿estás embarazada?

-Yo… -miró sollozando a sus hermanos y a Embry-. Quería decíroslo, pero no me parecía buen momento… quería que papá fuera el primero en saberlo…

-Lo sabe. Pero la primera fue tu madre –me miraron como a una loca, así que era el momento de mostrarles mi visión-.

-Ella… ¿está orgullosa de nosotros?

-Así es…

Rebeca y Rachel comenzaron a llorar, abrazándose emocionadas, mientras Rachel la felicitaba por su recién conocida maternidad. Jacob las abrazó e intentó consolarlas, pero en ese mismo momento el coche de la funeraria llegó, por lo que los llantos crecieron. Pude ver a mi abuelo y a Sue llegar tras el coche. Cuando le vi me entraron ganas de abrazarle y consolarle, pero decidí quedarme al lado de un tembloroso Jake. Me conformé con enviarle un mensaje vía telepática que él contestó con un asentimiento.

La ceremonia fue corta, pero cargada de dolor ante la pérdida. Mi mano estuvo aferrando la de Jake en todo momento, no quería dejarle solo para nada, en lo único que pensaba en qué podía hacer para consolarle, quería quitarle de algún modo ese dolor que reflejaba su expresión, aún sabiendo que era algo que nunca se marcharía.

Todo el mundo se agolpaba ahora para dar el pésame a los hijos, pero aún con todos los abrazos y muestras de afecto que Jake recibió, no quise soltar su mano, ni él tampoco. Me fijé en que Paul y Embry se encontraban en la misma posición, con la ligera diferencia de que Rachel cargaba con William, y Paul con Wendy. Uno de los momentos más emotivos fue cuando Collin y Brady se acercaron a nosotros, mostrando un gran respecto por Jacob, mezclado con un cariño enorme.

Mi abuelo y Sue se acercaron a nosotros, ellos también estaban muy afectados por la pérdida de su amigo. Mi abuelo se acercó y abrazó a Jacob sin soltar la mano de Sue, que le besó en la mejilla para después darme otro beso a mí. Mi abuelo miró nuestras manos unidas y después a mí. Soltó a Sue y me abrazó, así que con todo el dolor de mi corazón solté la mano de Jacob, para fundirme en un gran abrazo con mi abuelo. Me consoló bastante que Jake colocara su mano en mi espalda, evitando que perdiéramos el contacto, hecho que no pasó desapercibido para mi abuelo.

-Chicos… -Suspiró-. Nena… sabes que eres una de las tres mujeres a las que más amo…

-Yo también te quiero abuelo… -acaricié su mejilla-. Siento haberme marchado así, en serio, pero era algo que debía hacer, y si hubiera dicho lo que me proponía, ninguno me hubierais dejado hacerlo…

-Lo sé… imagino que son cosas de las que no quiero oír hablar, pero sé que fue duro para ti marcharte y dejarnos así… aunque podías haber llamado antes… -miró de nuevo nuestras manos, haciendo una mueca-. Yo…

-Abuelo… -suspiré-. No preguntes…

Sue y yo sonreímos, pero mi abuelo echó una extraña mirada a Jacob, que ahora estaba estático y tenso.

-Más vale que la cuides…

-Jefe Swann… -Jacob estaba serio, y había hablado con tono de respeto, ya no era mi abuelo, si no el jefe de policía-. Antes de hacerle daño, sería capaz de robarle la pistola y volarme la cabeza.

Mi abuelo hizo una mueca y asintió, volviendo a abrazar a Jacob y susurrándole al oído un “Para lo que necesites, hijo.”

El resto de mi familia volvió para darle el pésame de nuevo a Jake, todos analizando nuestras manos entrelazadas sin hacer comentario alguno. Me sorprendió que sólo Jasper y Rose ponían mala cara, incluso mis padres parecían indiferentes.

Rebeca se marchó con Embry, que la acompañaba pasando su mano por la cintura y cogiendo la mano de ella con la otra, ayudándola a caminar. Rachel y Jacob intercambiaron una mirada, era hora de irse. Jacob me miró apenado cuando miró a mi familia al lado de los coches, esperándome para irse. Hice un gesto de disculpa que todos entendieron.

-¿Me esperas un minuto? No puedo dejarles marcharse sin despedirme…

-Ve con ellos… prometo llamarte si te necesito.

-No, no pienso dejarte solo… -le dí un beso en la mejilla, para dirigirme a mi familia-. Lo siento, sé que me habéis echado de menos y que habéis estado preocupados, pero no puedo dejarle solo ahora, me necesita.

-Lo entiendo cariño… -mi madre acarició mi rostro-. Si necesitáis cualquier cosa avisadnos…

-Sólo… -mi padre torció el gesto-. Sólo quiero pedirte una cosa antes de dejar que te marches… -parecía buscar las palabras exactas-. No fuerces las cosas ahora… no es el mejor momento… -me sonrojé pensando en lo acontecido por la mañana… pero no había pasado nada más aparte de aquella… ¿Cómo definirlo? ¿Búsqueda de cariño?-. No le des más vueltas, Renesmee, simplemente no dejes que vuelva a pasar, al menos no ahora. No es… el momento adecuado.

-¿Momento adecuado? –Mi padre alzó una ceja, haciéndome entender mis propios pensamientos-. Pero… ¿no estáis molestos?

-Cariño… -mi madre acarició mi rostro-. No le des vueltas, simplemente déjate guiar por tu corazón, no hagas caso de lo que tu padre o el resto digan, tu corazón es el que manda.

Les abracé al igual que al resto de mi familia y me dirigí de nuevo hacia Jake, que extendió su brazo invitándome a tomar su mano, la cual aferré con ansia. Seth nos dejó en casa, repitiendo aquella frase que había oído tanto a lo largo de la tarde… “Si necesitas algo…”

Cuando entramos a casa Jake se sentó en el sofá y puso sus manos en la nuca, echándose hacia atrás. Me senté sobre sus piernas y apoyé mi cabeza en su hombro, estando rodeada por sus brazos en ése mismo instante.

Permanecimos abrazados durante un buen rato, hasta que me di cuenta de que miraba la habitación que había sido creada para él. Me miró apenado y sus ojos se anegaron de lágrimas, haciendo que mi corazón se encogiera como el suyo y yo también quisiera ponerme a llorar.