Capítulo XXVIII: …que te vuelves inoportuna y estúpida.

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Bajé las escaleras casi danzando, así que paré antes de asomarme a la cocina. Mi madre me miró riendo y desayunamos juntas mientras ella me preguntaba qué iba a necesitar, estaba haciendo la lista de la compra para dejarme la nevera llena para el fin de semana. Me fui bastante contenta a clase, bailoteé por el camino con esa canción que me había dedicado, hasta que me topé con un señor que me miró como si estuviera loca… Debía calmarme.

El día pasó bastante tranquilo, aunque no atendí a las clases… no podía dejar de pensar en qué le diría mañana, si me atrevería a mirarle… o qué. A la hora de comer Cassy y Wanda hacían planes para el fin de semana con los chicos. Nessie me miró sonriente y se acercó a mí.

-Hablan de nosotras… De nosotras y de nuestros lobos…

-¿Puedes mostrármelo? Yo no tengo súper oídos…

Asintió divertida y tomó mi mano disimuladamente, haciéndome una señal para que no me asustara como otras veces.

-¿Hoy también vendrán los tíos buenos de turno? –decía una pelirroja-.

-Seguro… vienen siempre… si no, ellas ya estarían planeando el viaje… -dijo la morena-.

-¿Creéis que están liados? –La rubia ponía cara de asco-. A veces se les ve demasiado… efusivos. No sé… aunque no creo… ¿no?

-A ver… -la pelirroja rodó los ojos-. Lo de Swann me lo creo… mi hermana decía que ese chico ya venía cuando empezó el instituto… ¿pero lo de McBrown? Esa chica no conseguiría a un chico así jamás, aunque perdiera esos veinte kilos que le sobran… es ridícula y patética.

Un ruido raro salió del pecho de Nessie y las chicas nos miraron para después bajar la cabeza y hacer una extraña mueca. Yo intenté parar ese sonido, ella me miró furiosa y yo hice una mueca… en el fondo tenían razón…

-No importa, en serio… -intenté sonreír-. No importa…

Ella me miraba apenada, pero yo sonreía y hacía muecas para restarle importancia. Pero eso había dolido… por mucho que todo fuera maravilloso entre nosotros, aquellas chicas eran esa parte lógica de mi cerebro que siempre luchaba contra mi corazón. Quizá nos queríamos… pero él se merecía alguien mejor, alguien de la que no tuviera que avergonzarse ante sus amigos, alguien que no provocara esos comentarios de sus amigos… ya se había enfadado con Jason por eso…

Pensé en aquel día de la playa, realmente esos chicos tampoco habían sido desagradables… raros sí… pero no desagradables. Empecé a darle vueltas, no quería que él tuviera que soportar esos comentarios por mí… no era justo.

Nessie estuvo pendiente de mis reacciones el resto de día, así que intenté parecer animada, quería que dejara de hacerlo. Sonó el timbre y salí pensando en mañana, pero un gesto de Nessie, que salió con una enorme sonrisa me hizo distraerme hasta que salí y bajé dos escalones. Miré al frente y escuché aquella estúpida canción que le había dicho que me gustaba y que él empezó a parlotear.




Reí… estaba guapísimo, tenía un ramo enorme de flores y me miraba con unos ojos… ¡Qué mirada! Mordí mi labio instintivamente y me sonrojé… Él pareció hacer una mueca de disculpa, parecía apenado o no sé… tenía cara de perrito pachón. Quería abrazarle, solté mis libros y él pareció sorprenderse. Reí y bajé las escaleras andando algo acelerada, por lo que él sonrió y yo me escondí en su pecho. Sus brazos me rodearon y me sentí la mujer más feliz del mundo, ya no me importaba qué pensaran esas crías… sólo me importaba que él me abrazaba.

Cuando sus labios rozaron mi mejilla… le miré, estaba eufórica, quería besarle pero no me atrevía, no quería sentirme de nuevo rara… tenía miedo pero no podía evitar sonreír al ver su mirada que me colmaba de amor y su sonrisa que me dejaba sin aliento. Se acercó a mí dudoso, pero en un último momento se acercó a mí con lo que parecía urgencia. Sus labios me besaron de un modo que mi cuerpo se acercó instintivamente a él, haciendo que él me besara con mayor urgencia. Mi cuerpo se curvó, mis piernas empezaban a fallar, sólo sentía sus manos sosteniéndome y sus labios besándome. Él se alejó levemente y me miró, pero no podía mirarle… me escondí en su pecho y él me abrazó, dejándome ver que medio instituto estaba comentando la escena.

-Eres… Me está mirando todo el mundo…

-Mejor… -Rió y le miré curiosa, su sonrisa… ¡Qué sonrisa!-. Así queda bien claro que eres mi chica… no hay que dar tantas explicaciones… -Este chico no tenía remedio…-. Estas preciosa… Me gusta cuando te sonrojas por mí…

-No… -Anhelaba sus labios…-. Estoy acalorada…

-Pero eso también es por mí… ¿no?

-Puede… -Me atreví a besarle y quería más…-. Pero sólo puede… -acerqué de nuevo mis labios a los suyos mientras él sonreía-. Y quizá… y digo quizá… pueda despejar mi agenda para verte de nuevo mañana…

-No importa… -Él me besó despacio y se separó, empezando a reír-. Iba a colarme en tu casa esta noche…

Estaba a punto de contestarle que era un poco creído, pero él me acalló con otro beso, un beso tierno que me hacía sentir un cosquilleo por todo mi cuerpo… era simplemente perfecto. Oí un carraspeo de Nessie y me detuve… había más gente delante. Me apoyé en su pecho, no podía soportar su mirada sin volverle a besar ahora.

-Bueno, parejita… -Nessie se rascó la cabeza-. ¿Cuándo estaréis presentables para quedar con nosotros?

-Quizá mañana… O puede que pasado… No sé… ¿Qué propones? Dependerá mucho del plan que me ofrezcáis cada uno…

-No sé… -Nessie miró a Jake y yo a mi chico-. ¿Una cena?

-Unas pelis… -Jake rió mirándome-. Creo que espera una contraoferta mejor…

-¿Y bien?

-Bueno… -Esa mirada… iba a acabar con mi control-. A mí me parece buen plan… cena y pelis… ¿no? –Prefería estar besándole todo el día pero…-. Bueno… ¿Hoy o mañana?

-Mañana… -Rieron por mi ímpetu-. Si queréis…

-No… -Nessie reía empujando a Jake-. Ahora no intentes arreglarlo… mañana nos vemos… no os empachéis mucho…

La había hecho buena… Me escondí en su pecho, no me atrevía a mirarle… estaba tan… avergonzada, pero a la vez feliz… era una sensación tan extraña y placentera que me daba miedo que me viera así y se riera. Pero cuando me miró sólo veía una expresión amable.

-¿Vamos?

-Mi madre no se va hasta… -Miré el reloj-. Dentro de dos horas.

-No me importa saludarla… Ya he ido alguna vez a tu casa… ya me conoce… no veo el problema.

-Pues… Que ayer hizo demasiadas preguntas en la cena… y como estaba un poco… rara… pues no pude evitar contestar a algunas… -Parecía querer burlarse… pero no retuve mi voz-. Como que qué sentía por ti… y si sabía lo que tú sentías por mí… que tipo de relación teníamos… no sé…

-Y… oficialmente… ¿Somos amigos, o más que eso?

-Amigos… dudando.

-Ya… -No estaba enfadado… reía-. Vamos, que veo que me va a tocar responder a mí a las preguntas de mami… -Era una opción que no había barajado… pero no sonaba mal-. Ya te vale… -Besó mi frente-. Bueno… se me olvidaba… -Me dio un anillo de madera, el mismo que me había dibujado con gena en el tobillo-.

-Es… como el de Nessie…

-Bueno, no es exactamente igual… el de Nessie lo hizo Jake y este lo hice yo… Es un símbolo de fidelidad que la manada regala a sus chicas…

-Suena a matrimonio…

-No… suena a que eres la única que me completa… nada más –Pareció divertido y rió antes de hablar-. El de matrimonio te lo daré el año que viene, por ejemplo…

¿Qué? Él pareció reír de nuevo… besó mi frente y abrió la puerta para mí… parecía divertido… estaba bromeando. Le miré mientras llegábamos a mi casa… empecé a pensar en qué le diría a mi madre… no tenía ni idea de qué contarle, cómo explicarle todo… Le miré y él hizo una mueca divertida, dándome un breve beso, que me hizo salir disparada del coche… no era el momento de que mi madre nos viera, no ahora que iba a marcharse. Él empezó a reír, pero para mí no era gracioso… no sabía qué iba a decir y mi voz parecía que iba a fallar. Abrí la puerta y aclaré mi voz… estaba muy nerviosa.

-¿Mamá?

-Hola conejita… -Se asomó por el arco de la cocina y le miró divertida y sorprendida-. Hola…

-Mamá… -Conejita… ¿Por qué?- ¿te acuerdas de Seth?

-Claro… ¿Qué tal?

-Hola Grace… -Ella rió... ¡Genial!-. Siento haber venido sin avisar…

-Tranquilo… pasa… -Mi madre le hizo pasar… y venía con nosotros… No podía pasarme a mí… ¿Qué iba a decir?-. ¿Qué tal las clases?

-Bien… -Le miré y rió… estaba tan relajado…-. Han venido a buscarnos de sorpresa…

-Vaya… -Mi madre hizo un gesto para que nos sentáramos… era una prueba seguro. Me senté lo más alejada de él posible… y mi madre se sentó más cerca de él… ¡Horror! ¿Por qué no se iba ya?-. Así que de sorpresa… ¿Hacéis tantos kilómetros para pasar una tarde?

-No… venimos el fin de semana, nos quedamos en casa de Bella… la hermana de Nessie…

-En casa de Bella… -mi madre me miró… no se lo creía-. Ya…

-Mamá… -¿Vete ya? No… cambio de tema-. ¿Has hablado con papá?

-Sí… -ella me miro raro-. Me ha dicho que me recogerá en el aeropuerto… y también que no entiende porqué no quieres ir… que deberías venir conmigo…

-Pero mamá… ¿Qué pinta una hija en un fin de semana romántico?

-Lo mismo que una madre… –Mi madre me miró alzando las cejas y Seth estuvo a punto de estallar en carcajadas, pero se tapó la boca- ¿no?

-Mamá, no digas tonterías… -Él parecía querer reír, así que miró para otro lado… yo no sabía qué decir… pero quizá mi madre se quedaba más tranquila si le mentía-. Él no se va a quedar a dormir, ni nada…

-Darlene… -Mi madre me miró y él se rascó la cabeza evitando una sonrisa-. Me preocuparía mucho menos que se quedara sólo a dormir… -¿Qué?-. ¿Cuántos años tienes exactamente?

-Veinte… -Me había perdido…-. Si no le parece bien que me quede a dormir, no lo haré – ¿Qué?-. Darlene… a mi madre tampoco le gustaba que mi hermana llevara a casa amigos cuando estaba sola… y estaba yo, así que puedo imaginar lo que tu madre está pensando, es comprensible que no le guste la idea. Grace, no voy a quedarme si no quieres que lo haga, pero si no me dejas quedarme, deja al menos que ella venga a casa de Nessie… no me gusta la idea de que esté sola en casa…

-Seth… -Suspiró y me miró, para después mirarle a él-. ¿Sabes cuantos años tiene ella?

-Dieciséis. Los mismos que mi sobrina. Por eso no quiero que se quede sola.

-Ya… -Sonrió-. Veo que captas las ideas rápido… mi hermana tenía razón… -Sonrió levemente y se quedó callada por un momento. Me estaba perdiendo un poco, él me miró y después mi madre-. Darlene… ¿Sabes qué diría Cameron si te viera? – ¿Cameron? ¿Qué? Ahora sí que estaba perdida…-. Si te hubieras sentado a su lado como hubieras hecho con Kevin, ni si quiera me hubiera molestado en pensar qué pasará cuando me vaya…

-Dar… -¿Qué? Él me miró riendo junto a mi madre-. Creo que si empujo el sofá, te quedarías en la misma posición… -¡Genial! Se reían los dos de mí… -. No te enfades… -dijo en tono burlón-. Sabes que no puedo evitarlo…

-Ya…

-Bueno… voy a terminar las maletas… -En el momento en el que mi madre se marchó empecé a pegarle, le odiaba ahora mismo… Pero me agarró y mi madre volvió, intenté soltarme, algo que no conseguí-. Creo que acabarás lleno de moratones como os peguéis todo el fin de semana así…

Ella rió al igual que Seth, pero había dicho… ¿Había dicho lo que había escuchado, o eran imaginaciones? Le miré y él parecía feliz.

-¿Eso es que deja que te quedes?

-En el fondo sabe que iba a hacerlo… pero queda más educado si se lo pido… ¿no crees?

-¿Y si yo no quiero que te quedes?

-¿No quieres que me quede? –Negué divertida, quería mofarme ahora yo de él-. Bueno… entonces… -Se encogió de hombros y se levantó-. Me marcho…

-¡No! –Siempre iba a ganar él… Cogí sus manos y lo senté a mi lado, sintiendo que era algo nuevo, totalmente diferente…-. Qué raro me parece todo… -me miró curioso-. No sé… me siento como el primer día que me quedé en tu casa…

-¿En serio?

-Sí… pero es… raro… -Reí, no era la primera vez que estaba a solas con él en mi casa, o en la suya… pero era… diferente, mejor-. ¿Crees que se enfadaría si le dijera que tú vives solo?

-Creo que… -se acercó a mí y susurró, haciendo que un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo-. No deberías decirlo muy alto, o posiblemente no te deje volver a Forks… tendría que secuestrarte y sería otro delito que acabaría en mi ficha policial… y no quiero que se haga más extensa…

Mi corazón palpitaba, quería besarle y abrazarle allí, pero él se levantó y desapareció por las escaleras, ayudando a mi madre a bajar las maletas. Salí al recibidor mientras ella llamaba a un taxi, cuando colgó nos miró raro.

-Por alguna extraña razón… me da la sensación de que te hubieras quedado aunque no te hubiera dejado… -Sonrió e hizo una mueca-. Tú ya no vives con tu madre, ¿verdad?

-No… -¿Me había oído?-. Tengo mi propia casa cerca de mi trabajo, por cuestión de comodidad, me mudé…

-Ya… -Suspiró-. Ahora entiendo porqué te gustaba tanto ir a Forks… -Vete ya… vete ya…-. Por favor… -Mi madre le miró seria-. No hagáis que me arrepienta de haberos dado permiso…

-Mamá… ¡Vete ya!

Seth empezó a reír compulsivamente, mi madre nos miró pasmada y cogió las maletas, le di un beso y ella sonrió, mirándonos con un aire extraño. Cerré la puerta y sentí que mi madre iba a mandar a un espía el fin de semana… la había cagado. Apoyé la frente en la puerta al cerrar, escuchando las risas que Seth intentaba calmar. Me giré y cerré los ojos.

-Por favor… -Noté sus manos en mis caderas-. ¿Cómo se te ocurre decirle eso? ¿Estás loca? Pensaba que iba a tirarme las maletas y sacarme a patadas de aquí…

-Es que… -Cuando le miré… quería besarle-. Quería que se marchara ya… no he podido evitarlo, llevo desde que hemos llegado queriéndoselo decir…

-Eso ha sido…

-¿Inoportuno y estúpido?

-Sí… -Se acercó a mí, me aferré a él para no caerme… estaba completamente ida mirando sus labios-. No sé porqué querías que se fuera… -Rodó los ojos y se acercó un poco más-. No es la primera vez que estamos solos…

-No… -Negó acercándose a mí y no pude evitar besarle. Sus labios eran suaves y tan cálidos… debía parar o esto iba a ser un grave problema-. Pero yo quería quedarme a solas contigo hoy…

-¿Hoy? –Le besé e intenté separarme, pero mis manos le acercaban inconscientemente más a mí-. No veo que tiene de especial estar solos hoy… es un día más… -No… me estaba volviendo loca, no me había sentido nunca así… y él estaba conmigo, bombardeando mi poca cordura… no era un día más, era el día en el que había descubierto cosas en mí que nunca creí-. ¿No?

-No… -Le besé, quería más de él… no quería separarme de él… y él parecía querer lo mismo. Debía devolverle la de antes… le empujé levemente-. Hoy es el día en que vas a dormir solo en mi cama…

-¡Au! Tocado y hundido… -Me alejé riendo pero me cogió de la cintura, impactando contra él. Se acercó a mi oído haciéndome cosquillas con su susurro-. No pienso dejar que te separes de mí en todo el fin de semana…

-Seth… -Me iba a volver loca… le miré e impedí con mi mano querer besarle de nuevo, pero cuando sus ojos me miraron... no recordaba qué iba a contestarle… él me miró curioso y no pude evitar confesarle qué pensaba-. No sé qué es lo que te iba a decir… -Gemí-. No es justo…

-Lo que no es justo es que me tengas hablando con tu madre un buen rato para convencerla y la cagues en el último minuto… -Tocada… pero no hundida, aún me podía apoyar en su pecho y sus brazos me agarraron-. Anda… vamos a ver qué podemos hacer de cenar…

-Vale… -Le besé-. Pero antes… -Le besé de nuevo, quería besarle hasta que mis labios dolieran, pero debía respirar y mostrarle lo mucho que lo había añorado-. Quiero enseñarte algo…

Él me miró algo embobado y yo reí, arrastrándolo de la mano y subiendo las escaleras. Él me siguió pero yo quería parar y besarle. Él rió y miró las escaleras con diversión. Empecé a subirlas torpemente de espaldas, sin dejar que mis labios se separaran de los suyos. Al llegar al pasillo me tropecé y él me cogió, separándose levemente y alzando una ceja muy divertido… sabía que iba a hablar así que le callé con un beso, otro más… hasta cinco besos.


-Eres… -Le besé de nuevo y rió, apoyando su frente en la mía y negando-. Muy torpe…

Empecé a pegarle y él reía a carcajadas, no pude evitar reír al final, pero seguía pegándole sin poder evitarlo… me hacía rabiar de una forma que le odiaba y le amaba más a cada broma. Él me giró y me enjauló en sus brazos, andando así un par de pasos y notando sus labios en mi cuello. Le amaba más que le odiaba, al menos por el momento…

Paré en la puerta de mi habitación y él me miró curioso. Le arrastré hacia mi armario y escuché un coche en la calle. Me asomé y al ver a mi madre volver me asusté. Abrí la puerta y él me miró sorprendido, así que lo encerré en mi armario. Mi madre subió por las escaleras y me miró raro, acercándose curiosa y mirando mi habitación.

-¿Y Seth?

-Ha salido un momento… -Mi corazón iba desbocado-. ¡A por palomitas!

-Ya… -hizo una mueca y cogió unos papeles de mi escritorio-. Me había dejado los papeles de la reserva… -Estaba paralizada y ella se acercó a darme un beso, pero no podía moverme. Me miró raro e hizo lo que no quería que hiciera. Abrió el armario y Seth estaba a punto de reír. Mi madre se quedó con una cara… no sabía si iba a reír o a chillar. Se mordió los labios y me miró, para después mirarle a él que reprimía la risa-. ¿No estáis muy creciditos para jugar al escondite?

-Ya se lo he dicho… -Seth se encogió de hombros con aire indignado-. Pero se ha empeñado…

-Mamá…

-¿No es lo que parece?

-No… -La miré asustada y ella empezó a reír-. En serio…

-Seth… ¿Te importa esperar abajo un segundo? –Él levantó las manos y negó saliendo a punto de reír y mi madre me miró suspirando y riendo-. Al menos tiene sentido del humor… -Suspiró y me miró algo disgustada-. Cariño, creo que eres demasiado joven… pero creo que tenemos que hablar dadas las circunstancias… -Me quedé helada-. Espero… no quiero… -Suspiró de nuevo-. Espero que entiendas que si vas a dar cualquier paso… es algo muy importante.

-Mamá… no… -Negué aterrorizada, él seguro que estaba escuchando-. No es lo que parece, en serio… sólo quería enseñarle la caja… nada más…

-Ya… -la miré aterrorizada y ella rió-. De todos modos, es un chico muy guapo… espero que tenga bien amueblada la cabeza y sea tan caballeroso como parece…

-Mamá… oye…

-Sólo… no tengas prisa… sé lo que es tener tu edad… -Notaba mi cara arder y mi madre suspiró-. Espero que no pase… pero si pasa… -Suspiró-. Que no debería pasar… -Intenté frenarla pero lo soltó-. Usar protección…

-¡Mamá! ¡Por favor!

-Cariño… preferiría que no pasara hasta que tengas muchos, muchos, muchos años, pero quiero que sepas que es muy importante eso… ¿vale?

-Mamá… por favor…

-Espera… -Se marchó y volvió más despacio, suspirando y con algo en sus manos… no podía ser…-. Toma… -Me tendió una cajita-. No quiero que esto te de pie… pero si pasa no quiero que no los tengas a mano y te de por hacer alguna locura… -No podía moverme, así que ella cogió mi mano y puso la caja en ella. La cerró y me besó-. Pasarlo bien… -Hizo una mueca-. Pero no demasiado…

Se marchó dejándome allí helada. Escuché cómo se despedía de Seth y lo vi subir por las escaleras riendo. No tuve otra que esconderme ahora yo en el armario. Podía oír sus risas y yo atranqué la puerta, pero él seguía tirando de ella y yo no quería que abriera, quería desaparecer, pero él dejó de tirar, aunque aún le oía reír. Estuve un rato allí, por lo que él llamó a la puerta.

-Oye… -Rió-. Sabes que puedo romper la puerta si no me abres… pero sería algo muy complicado de explicarle a tu madre… ¿no crees?

-Pues no la rompas…

-Pues déjame entrar…

-No…

-Dar… -Parecía desesperado, así que solté la puerta y él la abrió con una enorme sonrisa-. Estamos muy creciditos para jugar al escondite… ¿no crees? –Él rió acercándose a mí y yo estampé mi mano en su pecho, escondiendo la otra con la cajita en mi espalda, pero él se acercó y me besó despacio-. Vamos… no es para tanto… -Me tomó por la cintura y ladeó su cabeza para mirarme-. ¿No ibas a enseñarme algo? –Tomó mis brazos y los subió a su cuello cuando reparó en la cajita de mi mano. La tomó y la miró sorprendido, para después mirarme y reír-. Sabes… -Me besó despacio y mi corazón se aceleró-. Creo que tendrías que enseñármelo ya…

-Sí…

Me giré y abrí la caja del olvido, él me miró curioso y tomó mi mano, sacándome fuera y dejando la caja en la puerta del armario. Se sentó frente a mí y yo me arrodillé, mostrándole todo lo que había guardado. Su CD, el libro, el colgante, el pañuelo… Él empezó a mirar todo lo que había dentro y después me miró con un gesto de duda.

-No sé… tuve la estúpida idea de que si metía todo aquí… iba a poder sacarte de mi cabeza… -Me encogí de hombros-. Pero no he podido, por mucho que quitara todas estas cosas de mi vista… tu imagen estaba clavada en mi mente… -Él me miró asombrado y quizá decepcionado-. Quizá te esperabas otra cosa, me hubiera gustado poder regalarte algo pero…

-¿Por qué querías olvidarme? –Le miré con confusión-. Qué es lo que hago mal… es lo único que quiero saber…

-Nada… -Mi voz sonó derrotista y él me miró más confuso-. Quería olvidarte, porque no soy buena para ti, tú eres perfecto… no quiero que cambies en nada… -Hice una mueca-. Bueno, no estaría mal que dejaras de tomarme el pelo… pero hasta eso me gusta.

-¿Entonces?

-Porque… ya has discutido con Jason, pero él sólo decía lo que el resto del mundo va a pensar… no quiero que discutas con nadie más por mí, no quiero eso, no merece la pena…

El hizo un gesto y se levantó, tendiéndome la mano para que me levantara. Me acercó a él y me abrazó, por lo que me aferré a él. Me separó levemente y me miró con una enorme sonrisa.

-Gracias por enseñarme esto… -Hizo una mueca-. Pero hubiera preferido que no hubieras tenido que hacerla. No quiero que te olvides de mí por miedo a lo que van a pensar, ya te lo dije, me da igual si tengo que dejar de hablar a más gente, no me importa, eres tú la única que completa mi vida… no necesito a nadie más.

-Pero no quiero que te alejes de nadie por mí… no quiero que discutas con más amigos por mi causa… no es justo.

-No… -me besó-. No es justo que no comprendas que todo el que me quiere sabe lo que siento por ti, saben que eres perfecta para mí… y te quieren por cómo eres y porque me haces feliz. Collin y Brady no sabían nada del tema, pero cuando me vieron contigo en la playa… les bastó vernos unos minutos para saber que eras tú…

-Pero Collin perdió…

-Porque siempre que me veían con una chica apostaban… -Se encogió de hombros-. Cada vez perdía uno… -Rió-. Pero ellos saben lo que es y están contentos…

-¿Y tú?

-No sé… -me besó y rió-. ¿Tengo pinta de estar triste? –Reí besándole y cogiéndole del cuello, por lo que él posó sus manos en mi cintura y pude notar que aún sostenía la cajita que me había dado mamá. Me quedé helada y él se separó un poco-. ¿Qué? –Negué y él me miró raro, hasta que se dio cuenta y la miró-. Vaya con tu madre… -Rió-. Y yo pensando que me iba a echar a patadas… -Reímos y me besó de nuevo, empujándome hacia el armario. Me miró sonriente y después buscó por el armario, dejando la cajita en el estante más alto. Me miró y rió, besándome y mirando alrededor-. ¿Sabes? No es mala idea esto del armario…

Me quedé helada. Cerró la puerta despacio y tomó mi cintura, acercando sus labios a los míos que ahora parecían hielo rogando por algo que los entibiara. Los dejó a milímetros de mi boca, dejando que su cálido aliento me volviera loca. Le besé con ansia, por lo que él me correspondió de la misma manera, haciendo que mis manos aferrasen su cuello y su pelo y él me acercara a su cuerpo cogiéndome de la cintura.

Mi cuerpo se acercaba a él, hasta tal punto que podía notar su latido en mi pecho. Quería más de él, pero él parecía alejarse lo que me ponía histérica. Acabó apoyado en la puerta, dejando que mis manos acariciaran su cuello y bajaran por su torso, con una intención clara de despojarle de su camiseta. Cuando lo hicieron, sus labios se separaron por un momento, esperando a que yo reaccionara, dado que me había perdido en el relieve de su piel.

Le miré y la respuesta fue clara, sus labios buscaron los míos con pasión y urgencia, por lo que pasó de estar en desventaja a dejarme a mí fuera de juego. Mis manos paseaban sin rumbo por su pecho y su cuello, pero sus manos ahora eran las que buscaban despojarme a mí de ropa. Quitó mi camiseta y volvió a besarme, acariciando mi espalda con sus cálidas manos, provocándome escalofríos que me hicieron apartar mi cara de él, momento en el que aprovechó para colocar sus labios en mi cuello. Mis manos se aferraron fuertemente a su espalda, provocando la misma reacción en él.

Sus manos pasaron de mi espalda a mis piernas en una suave caricia que me hizo estremecer, elevándome y rodeando su cuerpo con ellas. Mis manos se posaron sobre sus hombros y él me miró de ese modo que me había hecho sentir tan querida, por lo que le besé de nuevo. Nos miramos por otro momento y mi mano se lanzó a aquel estante, haciendo que su rostro mostrara una mueca extraña y me soltara, mirándome algo preocupado.

-No lo decía por eso… -Hizo otra mueca-. No tengo ninguna prisa… -No sabía dónde meterme… ¿qué iba a pensar? Él me miró con una sonrisa y dejó la caja en el estante de nuevo-. Señorita McBrown… -Le miré raro-. ¿No habrá pensado que quería aprovecharme de una jovencita?

-¿Qué? –Reí-. Yo me aprovecharía de ti… en todo caso.

-Ya… -Rió y me besó-. Eso es mucho más tentador… -Me miró mientras acariciaba mi cintura-. Pero de cualquier modo, no quiero que te aproveches de mí ahora… seguro que luego me dejas y te vas con otro… -Le miré mal-. Quiero quererte de muchas formas más antes de quererte así…

Me besó, pero esta vez de un modo tierno y suave, que me hizo sentir derretir. Sus manos acariciaban mi espalda cuidadosamente, y sus labios recorrían mi cuello de igual modo. Yo me limité a abrazarle y a acariciar su espalda, por lo que él acabó abrazándome y susurrándome.

-Me encanta que por fin te dejes querer… -Le miré raro-. Me ha costado mucho conseguirlo… pero me encanta… -Me besó-. Me encantas…

-Eres un poco…

-¿Zalamero? –Rió y asentí-. Lo imaginaba…

-Sí… pero aún con todo… Te quiero.

Su respuesta fue otro tierno beso, posando sus cálidas manos alrededor de mi rostro y mostrándome una enorme sonrisa. Mis manos se quedaron posadas en su cintura, y las suyas recorrieron mis brazos que ahora estaban helados, lo que no pasó desapercibido para él. Tomó la parte superior de un pijama y me miró, poniéndomelo con una enorme sonrisa. Me giró de un modo que me rodeó con sus brazos, saliendo yo delante cuando abrió la puerta. La cerró con el pie y me llevó hasta la cocina, donde me besó en la mejilla y sonrió.

-Tendrías que verte ahora mismo… -Hizo una mueca y me sacó al recibidor, colocándome frente al espejo-. Mírate… Estás preciosa… -Hice una mueca, no sé si estaba preciosa… pero feliz… mucho-. Me encanta esa sonrisa…

-¿Aún en pijama y despeinada? –Reí-. Preciosa no… quizá feliz.

-¿Estás feliz?

-Mucho… -Le miré y me besó dulcemente-.

-Preciosa y feliz… -Suspiró apoyando su frente en la mía y me miró-. No imaginas lo mucho que te quiero…

Le besé de nuevo. Él me miró feliz y yo… yo estaba en la gloria. El teléfono sonó y él sonrió, diciéndome que estaría en la cocina mientras yo iba a coger el teléfono. Mi madre llamaba desde casa de mi padre. Me asomé a la ventana y era noche cerrada, ¿Mi madre había llegado a Aurora? ¿Cuánto rato habíamos pasado en el armario? Por lo menos seis horas… Le dije que estábamos a punto de ir a dormir, estuve a punto de decirle que iba a dormir en su cama, pero luego pensé que mejor no especificar… si ella no preguntaba era porque no quería saber y si yo explicaba de más… ella se daría cuenta.

Me dirigí a la cocina mientras hablaba con ella y me encontré a Seth apoyado en la encimera de espaldas a mí. Sin camiseta y en pantalón corto. Me perdí la mayor parte de lo que mi madre me decía por recorrer su columna con mis ojos, él se volvió con una mueca divertida y se acercó a mí.

-¿Vale cariño?

-¿Qué?

-Darlene… ¿me estás escuchando?

-Eh… -Reí mientras Seth me abrazaba-. No mamá, estaba demasiado despistada buscando algo que comer en la nevera… -Mi madre resopló-. Oye, dale un beso enorme a papá, mañana por la mañana os llamo, ¿vale?

-Sí… -Masculló y Seth besó mi mejilla con una enorme sonrisa-. Tendremos una larga conversación cuando regrese… ¿lo sabes verdad?

-Sí… -Suspiré-. Pero ahora te voy a colgar… Buenas noches mamá…

Colgué y le besé, por lo que él rió y se separó un poco alzando las cejas, pero no le dejé hablar y le besé de nuevo.

-Creo que tenemos un serio problema… -Hizo una mueca-. No es correcto que estés despierta a estas horas y sin cenar… me siento un irresponsable…

-Lo eres… -Reí y él me miró divertido-. Además, ¿qué es eso de distraerme cuando estoy hablando con mi madre? Debería echarte de mi casa ahora mismo… eres una mala influencia…

-Bueno… -Se encogió de hombros y se separó-. Entonces me comportaré, nada de acercamientos hasta que cumplas al menos los dieciocho, sólo me limitaré a prepararte la cena y a cuidar de ti… -Se alejó y empezó a sacar cosas de la nevera algo serio, encendiendo el fuego y poniéndose de espaldas a mí para cocinar-. Voy a preparar mi especialidad…

-¿Tienes una especialidad? –Me aferré a sus espaldas y él se alejó un poco-. ¿No me dejas ni que te abrace?

-¡Nada! –Me miró riendo-. Hemos hecho un trato… y ¡claro que tengo especialidad! Ya verás qué tortilla más rica… -Empecé a reír y él me miró raro-. ¿Qué?

-No os complicáis mucho allí, ¿no? –Él me miró mal y me echó de la cocina, así que me quedé en el arco apoyada mirándole cocinar, él me miraba cada poco y sonreía, hasta que al final pude notar una enorme sonrisa que me hizo acercarme. Él no se movió esta vez, apoyé mi mejilla en su espalda y mis manos en sus pectorales-. No me hagas estar lejos…

-Vale… -Me acarició la cabeza y rió-. Pero voy a empezar a pensar que sólo me quieres porque estoy calentito… -Puso su mano sobre la mía-. Estás helada… que sepas que te dejo por eso, ¿eh?

-¿No te gusta que te abrace? –Le estreché fuertemente y él rió-. ¿Eso es un no? Porque si te molesta puedo subir a por una manta…

-No… que luego me harás irte a buscar al armario y me encerrarás contigo… eso ha sido un golpe bajo… no me has dejado escapatoria y mira lo que ha pasado…

-¿Perdona? –Le solté y le miré incrédula-. Has sido tú el que nos ha encerrado…

-No, tú me has encerrado primero, luego te has encerrado tú… así que tú has tenido la idea, tú has sido la culpable… -Le miré alzando una ceja-. Y vale, yo he cerrado la puerta… pero ha sido culpa tuya… -Le miré raro y él sonrió-. No diré una palabra más…

-Vale… -me quedé mirándole cocinar, mientras él me miraba de vez en cuando y suspiraba-. Estás muy guapo así… -Toqué su hombro y él alzó una ceja-. Es culpa tuya si me entran ganas de abrazarte…

-Ya… -Sonrió y miró la cena-. ¿Puedes mirarlo unos segundos? –Le miré raro y él desapareció para volver a los diez segundos con su camiseta-. ¿Mejor?

-No… -Hice una mueca y él rió-. Eres cruel…

Salí al salón y empecé a poner la mesa, después el sacó los platos y las bebidas a la vez con una gran agilidad, parecía un camarero realmente, lo que me hizo reír. Cenamos y después me mando a la cama, por lo que le miré mal, pero él me cogió de los hombros y me llevó a la habitación, dejándome que me cambiara. Le avisé cuando me había puesto el pijama y él abrió las sábanas para que me metiera, me sentía como una niña pequeña. Besó mi frente y se sentó en el suelo, haciendo que le mirara raro.

-¿No duermes conmigo? –Negó-. No quiero que duermas en el suelo…. –Me eché a un lado-. Puedes dormir a un lado, encima de las sábanas y yo prometo no abrazarte… ¿te parece bien? –El hizo una mueca-. Hace frío… así estaré mejor…

-Chantajista… -Suspiró y se tumbó sobre mis sábanas con los brazos cruzados. Rodé los ojos y le di la espalda mascullando-. Que descanses, preciosa…

-Igualmente… -Suspiré y empecé a pensar en abrazarle, pero había sido yo la que le había abrazado en último lugar… así que le tocaba a él, no pensaba mover un músculo… Pasó un buen rato hasta que se acercó a mí y me miró divertido-. ¿Qué?

-Nada… -Rió-. Comprobaba si te habías dormido…

-No… -Le miré divertida-. ¿Quieres algo? –Él sonrió y yo me tumbé boca arriba, por lo que él quedó mirándome de frente con aquella maravillosa sonrisa-. Deberías intentar dormir… mañana tenemos sesión de cena y pelis…

-No puedo dormir… -Alcé una ceja y él se acercó a mí, dejando su rostro a centímetros del mío-. Creo que es muy cruel que no me hayas dado ni un beso de buenas noches…

-¿Por qué siempre tengo que darte yo un beso de buenas noches? Dámelo tú…

-Ya te vale… -Se acercó más y me dio un tierno beso en la mejilla, para después alejarse un poco y mirarme divertido-. Buenas noches…

-Buenas noches… -Dije reprimiendo una sonrisa-. ¿Puedes dejarme mi espacio para dormir? No creo que pueda teniéndote encima…

-Vale… -Se apartó y se tumbó a mi lado, cruzando los brazos con una mueca-. Eres cruel…

-¿Yo? –Asintió-. No… -Negué-. Si fuera cruel… -Reí y le di la espalda-.

-¿Qué? –Volvió a asomarse y me giré de nuevo-. Si fueras cruel…

-Pues… no sé… -Me encogí de hombros y me mordí el labio, haciendo que él inspirara y suspirase-. Cruel sería si te echara a dormir a la calle… pero te dejo dormir conmigo, así que deberías agradecérmelo… cruel eres tú por no agradecerme que te deje dormir en mi cama…

-Si quieres me voy… -Alzó una ceja, no iba a perder ahora…-. ¿Me voy?

-Como quieras… puedes irte o puedes darme las gracias…

-Gracias, entonces…

-No sé… -Le miré raro-. Creo que le falta sentimiento, no veo… no sé… no te creo… deberías hacer algo para demostrar que realmente estás agradecido…

-Vale, mañana prometo hacerte un desayuno genial… ¿Te parece bien? –Negué-. Pues no sé… ¿Qué quieres que haga?

-Improvisa… -Me encogí de hombros-. Las cosas se agradecen en el momento… ¿no? –Me mordí los labios mientras sonreía y él negó-. ¿Qué?

-Ves como eres cruel… -Se acercó a mí-. Yo que quiero llevarte por el buen camino… me tientas a llevarte por el malo… -Me besó dulcemente y sonrió-. Acabaré detenido de nuevo…

-No… -Negué cerca de sus labios-. Si te portas bien, no te demandaré por daños morales… -Rió y volvió a besarme-. No está mal…

Reímos y volvimos a besarnos, por lo que él me arrastró de nuevo a su pecho y me abracé a él, notando sus labios en mi frente cada pocos segundos y sus manos aferrándome fuerte. Cuando me desperté él me observaba y me sentí muy rara, él sonrió y acarició mi cara, apartando un poco mi pelo y besando mi frente. Me abracé más a él y me quedé un ratito más así, entre sus cálidos brazos mientras la luz llenaba la habitación. Besó mi pelo y quería levantarme, ducharme, ponerme decente… pero se estaba tan bien allí que me costó muchísimo levantarme. Cuando lo hice él me miró sonriente y se quedó tumbado mirándome, mientras yo me sentaba al borde de la cama.

-¡Deja de mirarme ya! –Él entrecerró los ojos en un gesto divertido y me aferró, echándome de espaldas sobre él-. Necesito espacio…

-Y yo necesito darte los buenos días… -Me besó despacio y después besó mi nariz para sonreír-. Buenos días, preciosa…

Salí de allí sonriendo, le dije que podía meterse al baño del pasillo, por lo que entré en el de la habitación de mis padres. Estaba a punto de entrar, pero recordé que no había cogido mi ropa, así que salí a por ella y me crucé con el, recibiendo un abrazo y otro dulce beso. Me iba a volver loca. Cogí mis cosas y me relajé en la ducha, cuando salí noté un olor a bacon y bajé con mi pelo aún goteando. Estaba en la cocina preparando el desayuno con una sonrisa, así que le ayudé mientras se colocaba a mis espaldas, rodeándome con sus brazos mientras cocinábamos. A pesar de tenerme en medio, era muy hábil, algo que me sorprendió y me hizo reír a la vez… era perfecto, no podía parar de pensarlo.

Él se alejó y se puso a mi lado con una sonrisa, yo seguía algo ida, cuando se acercó a mí en un rápido movimiento y gruñó en mi oreja, cerrando los dientes a un centímetro de mi cara.

-¡Ey!

-Es que tengo hambre… -me dio un beso en la mejilla-. Y tu olor… -mordió un poco mi mejilla-. Sabes que me gusta…

-Vale… -le aparté-. Pero no me babees la cara… -Me miró sorprendido y me lamió la mejilla-. ¡No! ¿Por qué?

-Si fuera una mascota, como dijiste una vez… no te molestaría… -Rió y sirvió los platos-. Prueba… -Me metió un trozo de tortita en la boca mientras reía-. ¿A que están ricas?

-No están mal…

-¿No están mal? –Cogió mi cintura y empezó a hacerme cosquillas en la cocina-. ¿Qué no están mal? ¿Quieres cambiar tu valoración?

-¡Vale! ¡Para! –Paró y me miró expectante-. Están buenas… -Me acerqué a él-. Pero no están mal si lo comparas con lo que más me gusta… -Me miró confuso y le besé-. Tus labios me gustan más…

-¿Sí? –Asentí y le besé de nuevo, pero el freno un poco y besó mi frente, murmurando en ellos-. Ya… -Me miró divertido-. Ahora soy yo el que tiene que decirlo… ¡Zalamera!

Reímos y nos pusimos a desayunar. Todo un festín, incluyendo bacon, huevos y tortitas. Después recogimos y yo me senté en el sofá, llamando a mis padres y hablando con ellos durante al menos media hora… media hora en la que él me hizo levantar y me sentó sobre sus piernas, acariciando mi espalda y jugando con mi pelo, haciendo tirabuzones y cogiendo mechones para hacerme cosquillas en la cara. Cuando colgué le miré mal y volvió a pasar el mechón por mi nariz, riendo mientras yo intentaba levantarme, pero no me dejó y me abrazó, encendiendo la tele como si yo no pesara nada, como si no le molestara mi peso… pero sí mi pelo en su cara, el cual aplanó hasta que sacudí mi cabeza para hacerle rabiar.

-Oye…

-¿A que molesta? –Reí y sacudí mi cabeza de nuevo-. Ahora te aguantas…

-¿Qué dices? –Me miró raro y reí, mientras él me tumbaba en el sofá y levantaba mi camiseta, pegando los labios a mi tripa y soplando-. ¿Ahora qué?

-Para… -dije riendo-. No soy tan niña como para eso…

-Pero te hace reír como si lo fueras… -Volvió a soplar y después me mordió, por lo que me quejé-. No seas quejica… -Se tumbó levemente sobre mí y me besó en la mejilla-. No muerdo fuerte… -Mordió mi mejilla levemente-. Así que no te quejes…

-¿Ahora voy a tener que llamarte mordisquitos? –Reí y él mordió mi mejilla-. Ya veo que sí…

-No… -me besó y rió-. A no ser que quieras que te llame conejita… -Le pegué y él rió más alto-. Aunque, bueno… eres un poco agresiva para eso…

En ese momento me besó y me olvidé de la conversación… hasta que el teléfono sonó. Nessie llamaba para saber a qué hora íbamos a ir a cenar y qué películas queríamos ver. Cuando colgué él seguía tumbado en el sofá, así que alzó una ceja invitándome a volver con él. Reí y me fui a la cocina, abrí la nevera para sacar algo de beber cuando empecé a escuchar música desde el piso de arriba. Me asomé y él esperaba apoyado en la barandilla, en lo alto de la escalera. Reí con el zumo en la mano, volví a la cocina y cogí dos vasos para subir mientras él no despegaba su mirada de mí.

-Zumo de arándanos… -Hizo una mueca y besó mi mejilla-. Quiero que escuches una canción… -Cogió los vasos y el zumo con una mano y me llevó a la habitación tomando mi mano con la otra-. Es genial… la escuché el otro día y bueno… escucha…

Él dejó los vasos en el escritorio y el zumo, buscando en mi ordenador la canción, poniéndola y tomando mis manos para bailar en mi cuarto.




Me mordió varias veces durante la canción, por lo que reí mucho con la canción y con sus mordiscos. Cuando terminó me besó levemente, mostrando después una amplia sonrisa.

-No imagino un sabor mejor que el tuyo… -Me besó de nuevo y sonrió-. Me encanta cómo me miras… esos ojitos brillantes… -Me acunó y yo reí-. Mi chica preciosa…

-¡Ay! Mordisquitos… -Me miró divertido y reí-. Deberías dejar de decirme esas cosas… no es así… para nada.

-Mi chica preciosa… -Me besó-. Sabes que sí…

-No… -Negué y recordé una canción de una antigua serie-. Mira… te enseñaré una canción que quiero que escuches atentamente… ¿vale?

El asintió y puse aquella canción,




la cual dejé para que escuchara mientras yo bajaba a preparar algo para comer. Escuché la canción mientras abría la nevera, pero cuando la cerré él ya estaba allí. Sonrió y negó, cogiendo las cosas para meterlas de nuevo a la nevera mientras le miraba muy raro.

-Creo que quiero que vengas a comer fuera conmigo, preciosa…

-¿Quieres que vayamos a comer fuera? –Dije ronroneando y acercándome a él-. ¿Dónde me vas a llevar? –Se acercó a besarme y me alejé un poco-. No intentes distraerme…

-Al fin del mundo… -me besó-. ¿Te parece bien? –Hice una mueca-. Donde quieras, no me importa lo lejos que esté… sabes que puedo llevarte a cualquier sitio…

-Ya… -Me mordí el labio y él alzó una ceja-. Te tomaré la palabra en otra ocasión… hay muchos lugares en el mundo que quiero ver…

-¿Y hoy? –Me acunó en su abrazo y le miré sonriente-. ¿Qué hacemos ahora?

-Pues… -Hice una mueca de pensamiento profundo y él alzó las cejas-. Por el momento… -Le besé intensamente y sonó mi teléfono-. Coger el teléfono…

Él rió y me soltó, siguiéndome sonriente mientras saltaba al sofá y descolgaba el teléfono, mi sonrisa cambió en el momento que dije quién.

-Siento llamarte ahora… sé que estarás con Seth… -Su llanto tenía algo de amargura-. Pero no sabía a quién llamar y… necesito hablar.

-¿Quieres venir a casa? Íbamos a preparar algo para comer… vente.

-No, no quiero molestaros…

-No digas tontadas… ven, te espero, ¿vale?

-Gracias Dar… eres la mejor.

-Te espero…

Seth asintió serio y se marchó a la cocina mientras yo me quedaba pensando en qué habría pasado, en el porqué de su llanto…