Capítulo VII: Esa voz.

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Ese viernes… fue todo un horror. Las clases fueron odiosas, a la hora de la comida pintamos también las sillas… a ojos del resto nos habíamos vuelto locos. Cuando llegué a casa mi padre estaba sentado en el sofá con gesto serio, me senté en el brazo del sofá y le miré.

-¿Cómo ha ido?

-Hemos… -dudé-. Creo que es posible que el director no lo tome por vandalismo dada la ocasión, pero no te extrañe que te llegue alguna nota… -Alzó las cejas-. Hemos pintado nuestro banco, las sillas del comedor y la mesa donde solíamos sentarnos… teníamos que hacer algo así para recordarlos…

-Eso es vandalismo… por mucho que queráis recordarlos, no es necesario hacer eso para que penséis en ellos…

-Lo sé… pero creo que nos ha venido bien, ha sido una especie de homenaje, aunque la mayor parte de la gente nos miraba como a locos…

-No estáis locos… sólo demostráis vuestro dolor.

Estuvimos allí sentados y me acurruqué a su lado, él me abrazaba y no emitíamos ruido alguno… hasta que mis tripas sonaron. Me reí y después me puse seria, era la primera vez que reía en días.

-No debes sentirte mal por reír. No te preocupes… ¿Te apetece algo especial para cenar?

-No sé… te ayudaré.

Inspeccioné la nevera y saqué carne. Cenamos y dos horas después tenía una sensación extraña, ansiedad quizá. El fin de semana pasó extraño, mi madre seguía sin apenas salir de su cama y mi padre estaba pendiente de mí y de ella todo el día… intenté animarme sólo para que dejara de preocuparse por mí.

El lunes por la mañana me sentía extraña, con ganas de llorar y estuve a punto de quedarme en la cama, pero mi padre llamó a Kevin, que apareció como un torbellino haciéndome levantar de la cama.

Era extraño ir al instituto sin verlos, los días pasaban silenciosos y la gente nos miraba y se compadecía de nosotros a cada paso que dábamos.

El viernes Nessie parecía más triste de lo habitual, considerando habitual las dos últimas semanas. Su cuñado la trajo y la recogió, lo que me hizo pensar que estaba realmente mal si no quería conducir. Me preocupé pero pensé que sería mejor que me ocupase ahora de Ryan, que no había dicho ni una sola palabra en dos días. Kevin me acompañó a casa y se paró en la puerta.

-¿Crees que lo superarán?

-¿Cómo?

-Ellos… -suspiró-. Dar, nosotros hemos perdido a nuestros amigos y nos está costando… imagínate ellos… Ryan lleva dos días sin hablar, por lo que me ha dicho su madre la última vez que habló fue hace tres días, con su padre…

-No se Kev… quizá deberíamos estar más pendientes de ellos… o quizá lo contrario… Cada uno tiene un ritmo y hay gente que no supera algo así… -hice una mueca-. Mira a mi madre…

-Tampoco es lo mismo… -hizo otra mueca-. Bueno, mañana hablamos vale…

-Sí… -le abracé fuerte-. Gracias por acompañarme…

-No es nada… ¡hasta mañana!

Le vi marchar parada y pensando qué hubiera hecho si él también hubiera ido en la furgoneta. Qué hubiera pasado si Meg y Ryan no hubieran discutido. Qué hubiera pasado si Nessie no hubiera venido… sentí mis piernas flojear al saber que todo un cúmulo de circunstancias había hecho que yo no viajara en ese coche, ni que Kevin lo hiciera.

Si Meg y Ryan no hubieran discutido, posiblemente yo hubiera ido en su coche, o puede que de todas formas hubiera ido con Nessie. O si Nessie no hubiera venido, yo habría ido en la furgoneta y yo hubiera caído al lago. O si Meg y Ryan hubieran discutido pero Ryan no hubiera intentado arreglarlo… Kevin hubiera ido en el coche, o yo… había tenido suerte. Suerte…

¿Era macabro pensar que habíamos tenido suerte? ¿Era cruel alegrarme de haber burlado a la muerte? ¿Era siniestro alegrarme por seguir con vida? Comencé a odiarme a mí misma por pensar aquellas cosas, por alegrarme de eso, por alegrarme de salvar mi vida.

-¡Darlene! –me volví, mi padre me esperaba en la puerta. Ni siquiera me había dado cuenta de que había empezado a llover-. ¿Qué haces ahí? ¡Vamos! ¡Entra en casa!

-¡Voy!

-¿Qué hacías allí parada?

-Yo… -comencé a llorar y abracé a mi padre-. No sé…

Salí corriendo y subí a mi cuarto. ¿Qué hubiera pasado si hubiera ido en la furgoneta? Mi madre me tenía aquí y sin embargo no reaccionaba, mi padre se hubiera hundido al perder a otra hija… ¡mi padre! Estaba sufriendo por verme así, pero… no podía culparle por alegrarse de que yo siguiera viva.

Si no podía culpar a mi padre por eso… ¿era correcto que no me culpase a mí misma? Comenzaba a cavilar demasiado… me estaba comenzando a volver loca como mi madre, incluso me había metido en la cama como había hecho ella. Bajé las escaleras y vi a mi padre llorando en el sofá. Le abracé y le pedí perdón.

Le miré y él me miraba como a veces miraba a mi madre, mi padre estaba comenzando a pensar que yo estaba loca como ella, le estaba haciendo sufrir como ella… Mis tenebrosos pensamientos se aparcaron en un recóndito lugar de mi mente, dejando ahora sólo espacio para pensar en esa persona que tenía delante y que sufría sin quejarse, esa que rara vez mostraba sus sentimientos reales y que aparentaba fortaleza sólo para no dejarnos caer… mi padre.

-Lo siento papá…

-No cariño…

-No debí haber hecho eso, pero… -tenía que ser sincera-. Me estaba planteando todas las circunstancias que hicieron que yo no montase en ese coche, que yo no fuera con ellos… estaba alegre en cierta manera, pero me estaba culpando a mí misma por alegrarme… ¡No es justo que me alegre!

-Sí lo es…

-Lo es por vosotros, me alegro por ti, por mamá… pero no es justo para ellos. No es justo que ellos se hayan ido y yo siga aquí sin ellos… no es justo…

-Lo sé… no es justo para nadie, la vida no es justa. Nadie se merece sufrir de esa manera, es cruel y desmesurado que Dios os haga pasar por esto. Estoy perdiendo mi fe realmente…

-Pero papá…

-Es así cariño… Cuando tu hermana murió no lo entendía y quise creer que algo malo le hubiera deparado en la vida y que por eso había decidido llevársela. Que quizá no era un castigo hacia nosotros, que quizá era bondad… pero no veo la bondad en esto. No veo cómo se puede llevar a cuatro niños… no lo entiendo. No entiendo que un ser misericordioso haga eso.

-No hagas eso… la fe te devolvió al camino, te hizo volver a ser mi padre y no quiero que pierdas tu camino de nuevo… Además saber que tú crees en Dios y yo creo en el karma… algo bueno tiene que salir de todo esto…

-No veo lo bueno por ningún sitio…

-Yo tampoco… pero tú me has enseñado que el tiempo te da perspectiva sobre las cosas, quizás dentro de un tiempo veamos algo maravilloso que nos palie el dolor que hemos sufrido hasta ahora. Eso sería justo…

-Espero que al menos la vida sea más justa contigo que conmigo o con tu madre… no quiero que pases por algo así de nuevo…

-Papá…

-Lo sé… es algo inevitable… la gente se muere. Pero no es justo que tu hayas perdido a tu hermanita y ahora hayas perdido a casi todos tus amigos… más vale que en unos años Dios te recompense con creces por todo esto… te juro que no recuperaré mi fe hasta que te vea feliz de nuevo.

Nos abrazamos y nos quedamos dormidos allí, en el sofá del comedor. Me desperté tapada por una manta y con ruidos de la cocina. Mi padre estaba preparando el desayuno como si nada hubiera pasado anoche, con una calma y felicidad aparentes que me hicieron sentir extraña. Feliz en parte y desilusionada por otra.

Mi padre se fue a la oficina y yo subí a la habitación de mi madre cargada con una bandeja con el desayuno. Apenas la había visto desde el día del hospital. Entré y me miró con los ojos hinchados, aovillada y limpiando sus lágrimas con uno de los miles de pañuelos que había por la cama.

Me senté a su lado y dejé la bandeja entre ambas. Ella me miró y negó. Suspiré cogiendo la bandeja de nuevo y fui a levantarme, pero ella me cogió del brazo.

-Me alegro que estés bien.

-Pues no lo parece para nada…

Me levanté y me marché, dejé la bandeja en la cocina y salí a la calle. Seguía nublado y amenazaba con llover. Entré a casa y encendí el fuego, sentándome a observarlo simplemente. Miré el reloj y me levanté, sabiendo que mi padre estaría a punto de llegar y se alegraría un poco si me veía haciendo algo productivo, por poco que fuera. Qué mejor que hacer algo de comer.

Cuando llegó y me vio cocinando una leve sonrisa se dibujó en su rostro y comenzó a ayudarme.

-No sabía cuando ibas a llegar exactamente… siento que no esté lista aún…

-No pasa nada… -besó mi pelo-. Me basta con verte algo mejor.

Después de comer nos sentamos en el sofá y esta vez puse la tele, lo que rompía el silencio nostálgico que se producía cuando nos sentábamos allí. Alguna leve risa que dejé fluir hizo que mi padre se animara un poco más. Mi teléfono sonó y toda esa alegría se derrumbó.

-¿Dar?

-¡Hola Kev! ¿Qué tal?

-Tenemos que hablar…

-¿Qué pasa? –Mi padre bajó el volumen de la tele al oír mi tono-.

-Es Ryan… he hablado con su madre esta mañana y no me lo he creído, pero acabo de estar con él… se marcha.

-¿Cómo que se marcha?

-Con su padre, a Nueva York. Por eso no hablaba desde que habló con él. Al parecer su madre le contó a su padre lo ocurrido y él piensa que es mejor que cambie de aires y que se vaya con él por una temporada… Ryan lo ha decidido ya.

-No puede ser… no nos ha dicho nada…

-Yo tampoco podía creérmelo… pero cuando he hablado con él… te juro que no le había visto tan convencido de algo nunca… no sé…

-Y… ¿Qué vamos a hacer?

-No sé… creo que sólo podemos desearle buen viaje y pedirle que venga de visita… -Bufó-. Esto es un asco… Oye, tengo que colgar… luego te llamo ¿vale?

-Vale…

Colgué y mi padre me miró preocupado.

-Ryan se va. Ha decidido que es mejor irse a Nueva York…

-¿Con su padre? –Asentí-. No sé… creo que sólo está huyendo de la situación… pero por muy lejos que se vaya no va a olvidar lo que ha pasado… es una tontería. Podrá distraerse al principio, pero…

-No sé… -negué sin saber qué decir, mirando cómo el sol se ponía levemente y una lágrima rodaba por mi mejilla. Mi padre la limpió-. Lo siento… pero es una de las cosas que estaría ahora mismo hablando con Meg… ella estaría trazando un plan para que no se fuera… -Las palabras salían difícilmente de mi garganta-. Todos estaríamos juntos pensando cómo arreglarlo… les echo de menos.

-Es normal cariño…

-Mary intentaría convencerle de que se quedase, Allison se reiría de él intentando herir su ego para que se quedase, Meg haría algo extravagante que le convencería de que se quedase y Sully le diría a las claras que huyendo no se soluciona nada…

-Quizá podrías hacerlo…

-No puedo papá… no sé cómo hacerlo. Sé lo que harían pero no sé cómo lo llevarían a cabo, además… no puedo hacerlo sola… no puedo sola…

-Pide ayuda…

-Kevin cree que es imposible convencerle y Nessie tiene bastante con lo suyo, no puedo pedirle que olvide que ha perdido a su pareja para que Ryan no se vaya porque ha perdido a la suya… además posiblemente ella acabe yéndose de nuevo a Forks… Y cuando vayamos a la universidad ya no nos hablaremos… si me veo con Kevin alguna vez tendré que dar gracias…

-Dar… -mi padre ahora reía levemente-. A veces eres un poco catastrofista, ¿no crees?

-No sé… -pensé en mi libro favorito-. Quizá ahora sólo veo el negro…

-Todo depende de la luz… quizá pronto veas el blanco… o te quedas con tus matices del gris… -sonrió al hacer una especie de gracia con mi libro favorito-.

-Voy a hacer una llamada… luego prepararemos la cena, ¿vale?

Mi madre apareció por el salón y nos quedamos estáticos, la sorpresa no nos dejaba movernos. Estaba tan débil y tan demacrada que me entraron ganas de llorar al verla.

-No os entiendo… no entiendo cómo podéis ver la tele y reír… tus amigos se han muerto y tú has estado a punto de perder a tu hija… y has olvidado incluso que perdiste a otra…

-No hagas esto Grace…

-Nick… no entiendo cómo puedes olvidarte de nuestra pequeña Abi…

-¿Crees que lo olvido? ¿Crees que no pienso a diario en ella? Pero no sólo hemos tenido a Abi, y ahora Darlene necesita nuestro apoyo. No pienso permitir que ella acabe como tú. Si vas a salir de la cama para hacer esto… mejor ni te molestes.

-Que te jodan Nick…

Mi madre fue hasta la cocina y la seguí sabiendo que iría directa al mueble de las bebidas. Afortunadamente mi padre lo había vaciado y ella se puso a gritar como una histérica. Tuve que forcejear con ella cuando iba a salir en camisón a buscar una tienda que le vendiera alcohol. Conseguí meterla de nuevo en la cama mientras escuchaba lo mala persona que era ahora a sus ojos. Cuando se calmó mi padre me abrazó y yo me limité a zafarme y a esconderme en mi habitación. Lloré sabiendo que en estos momentos sería a Meg a quien posiblemente recurriría… o a Kevin, pero no me apetecía amargarle más el día. Lloré hasta que me calmé y pude pensar fríamente.

Miré mi móvil y llamé a Nessie, tenía que saber que Ryan se iba a ir, igual ella podía hacer algo… no sé… Al menos esperaba que me dijera que ella no iba a irse…

-¿Darlene?

-Nessie… -Podía oír música y ruido-. ¿Dónde estás?

-En Forks… ¿Por?

-Vaya… quería hablar un poco… Me ha llamado Kevin… ha estado hablando con Ryan y se va.

-¿Qué Kevin se va?

-No, Ryan se va. Se va a Nueva York, con su padre… dice que no puede seguir aquí… -Nos quedamos calladas-. Sólo quería cerciorarme de que al menos tú te quedabas…

-Bueno, yo ahora estoy en Forks… pero…

-¿Con quién hablas Nessie? –Una extraña voz me hizo sonreír-.

-Con Darlene…

-¿Darlene? ¡Dile que venga! –No pude evitar reír ante ese entusiasmo-. Seguro que se lo pasa mejor en la fiesta del siglo del tito Seth… -noté que la voz aumentaba de volumen-. Hola preciosa, seguro que estás aburrida, ven con nosotros que lo pasarás mejor…

-Seth… -Podía oír a Ness de fondo- está en Monroe…

-¡Vaya! Un poco lejos sí…

-Sólo un poco… -Reí-.

-Pero puedes llegar…

-¿Cuándo?

-A las cinco de la mañana o así, creo que aún habrá un poco fiesta…

-¿Un poco solo? Entonces no me voy a molestar… -El chico comenzó a reír-.

-Sí, sólo un poco…

-Seth… devuélveme el teléfono, es importante… ¿Dar?

-No me extraña que quieras ir a Forks… -reí, el entusiasmo y alegría de ese chico me había contagiado un poco-. ¿Eso es una fiesta? Hasta yo oigo la música… ¡madre mía!

-Sí, bueno… son así… Seth es así…

-Dar, te esperamos… Nessie, me alegro de verte, pero un pedazo de pivón acaba de entrar, así que debo ir…

-Sí, ya veo… -reí-.

-Sí, él es el mas joven… él y sus hormonas, claro… -las dos reímos-. Oye, en serio, mañana volveré por la tarde… quizá el lunes, depende cuánto se desmadre la fiesta…

-Está bien… -Me senté en la mesa mirando por la ventana-.

-En serio, me gustaría estar allí, o mejor, que estuvieras aquí… el próximo viaje vienes, ¿vale?

-Está bien… espera… Kevin llama a la puerta, así que al menos no pasaré el sábado sola… Seguro que me arrastra a ver alguna de esas pelis de acción… pásalo bien, ¿vale?

-Igualmente. Te quiero Dar…

-Y yo Nessie, pásalo en grande. Le doy besos a Kevin de tu parte, ¿si?

-Exacto… un beso.

-¡Ciao!

Bajé las escaleras mientras mi padre abría la puerta. Mi padre me guiñó un ojo y desapareció en el salón. Kevin hizo una mueca.

-Tu padre me ha dicho que viniera, que creía que necesitabas salir…

-Ya… -sonreí un poco-. Me ha dado un poco de bajón.

-¿Te apetece ir al cine?

-Claro… -dije riendo-. No hay nada mejor que una peli de acción…

-¡Correcto!

-Espera… -me asomé al salón, mi padre se había acomodado en el sofá viendo la tele-. ¿Seguro que no te importa?

-Ya me contarás de qué va la película, ¿vale? –Se levantó y sacó su cartera-. Ten… -Me dio un par de billetes que me daban libertad para ver dos pelis con palomitas incluidas en las dos-. Pásalo bien.

-Gracias… -le abracé-. Te quiero.

Kevin me llevó en su bicicleta y como era habitual hizo el tonto para hacerme reír. La película era… como todas.

Llegué a casa más tarde de la madrugada, pero mi padre no protestó. Me hizo un sitio en el sofá y me abrazó, quedándose dormido al poco rato. Le tapé con una manta y subí a mi cuarto.

El lunes estaba emocionada por una parte y deprimida por otra. Nessie volvía y me contaría algo alegre, una fiesta… aunque vería a Kevin y a Ryan… sabiendo que Ryan se iba a ir, posiblemente el ambiente estuviera bastante tenso.

Cuando llegué los dos estaban serios pero hablando, eso me consoló. Ryan me abrazó ligeramente y me indicó que era hora de entrar.

-¿Ya ha entrado Nessie?

-No… no ha venido, pero si la esperamos llegaremos tarde…

-Quizá venga luego… me dijo que iba de fiesta y que igual venía más tarde…

-¿De fiesta? Qué morro tienen algunas… -Kevin se echó a reír-. Mis padres no me dejarían faltar a clase por irme de fiesta ni loco… de hecho, dudo que me dejaran ir de fiesta…

Las clases pasaron tediosas, la hora de comer fue relajada, nada de la tensión que había previsto, aunque la nostalgia era evidente. Cuando salimos algo hizo que los tres parásemos en seco. Emma se acercó a nosotros con una leve sonrisa.

-Chicos… ¿Habéis visto a Carlie?

-No… -negué con la angustia en la garganta-. Está de viaje, ha ido a casa…

-Entiendo… -asintió apenada-. Bueno, me alegro de veros… y de ver que los recordáis… -Señaló el banco con los ojos llorosos-.

-Os agradecemos lo que hicisteis por ellas… -Abraham se puso a su lado-. Nos alegra saber que aquí también serán recordadas… nosotros lo haremos desde Oakland. Queríamos despedirnos de vosotros antes de marcharnos… nos vamos la semana que viene.

-Nosotros… -Kevin intentó hablar pero tampoco pudo-.

-Gracias… -Abraham asintió-. No queríamos incomodaros… simplemente queríamos informaros de dónde estaremos, por si algún día necesitáis algo… Esperamos que os vaya muy bien, chicos…

Asentimos y ellos se fueron sin que nosotros pudiéramos decir ni una sola palabra. Cuando llegué a mi casa una extraña rabia me invadió. Subí las escaleras y abrí la puerta del cuarto de mis padres.

-¡Levántate! –Mi madre me miró extraño-. ¡Levántate! –Mi padre apareció allí, mirando sorprendido la escena-. Los padres de las gemelas han venido, lo están superando como pueden, van a empezar de nuevo. Ellos podían haberse rendido, no les queda nada, sólo se tienen el uno al otro y lo están logrando. Tú tienes a un marido que te quiere y te apoya, que lleva años esperando a que reacciones, que te des cuenta que tu hija pequeña se murió, pero que tienes otra hija más… -La rabia fluyó hasta mis ojos haciéndome llorar-. Y yo necesito una madre. ¡Te necesito! ¿No lo entiendes? ¿No puedes verlo? ¡Necesito a mi madre!

-No puedo… lo siento…

-¡No digas que no puedes! Di que no sabes, que no quieres… pero no que no puedes… si ellos han podido, si papá ha podido… no te engañes a ti misma, a nosotros no puedes engañarnos más.

Salí disparada a mi cuarto y pude oír cómo mi padre la convencía para que saliera de la cama y se vistiera. La oí bajar a la cocina incluso, la imaginé cambiando las cosas de sitio como siempre. Oí la puerta pero no me apetecía levantarme de la cama, sólo podía pensar en que odiaba la debilidad de mi madre.

Alguien llamó a mi puerta y me imaginé que Kevin habría venido a petición de mi padre, pero cuando Nessie se asomó… me emocioné.

-¡Has vuelto! –La abracé-. Creí que…

-¿Qué? ¿Qué me había olvidado de mi mejor amiga? Eso es imposible…

-Te he echado de menos… -volvió a abrazarme y me dedicó una sonrisa-. Veo que te ha sentado bien el cambio de aires… ¿Qué ha pasado? ¿Qué tal la fiesta?

-Demasiado que contarte… ¿tú que tal?

-Bien, como te dije, al cine a ver una película de acción y el domingo estuvimos intentando convencer a Ryan de que se quedara… pero está empeñado y su padre ya ha hecho los papeles para que empiece en el instituto de Nueva York después de Navidad…

-Entonces es definitivo…

-Sí, no hay manera de convencerle… -hicimos una mueca-. Pero bueno, ¡cuéntame! Por lo que veo, la fiesta debió desmadrarse un montón…

-Demasiado… yo me desmadré demasiado… Las chicas me dejaron beber siendo que mi abuelo y Jake me lo habían prohibido… pero quería probarlo…

-¿Y qué tal?

-Fatal, hice el ridículo más espantoso, me subí a bailar en las mesas, tonteé con algún chico… y con los que menos debía… -La miré sorprendida-. Estaba en busca de información y tonteé con Seth para sonsacarle, pero como no funcionó me enfadé y bailé con un chico rubio, muy guapo, pero Jake pareció molestarse y casi le pega. Seguí bailando casi toda la noche, estuve a punto de decir la mayor tontería del mundo… -Pregunté con la mirada-. No sé… estaba pensando en besarle, una idiotez… me subí a bailar de nuevo a una mesa y cuando me bajó pensé que iba a besarme…

-¿Estuvo a punto de besarte? ¿Qué pasó?

-Se enfadó por verme bebida y me pegó una bronca… Luego cuando se me pasó todo, pensé en Allison y me sentí mal por haberme divertido…

-Ella estaría contenta…

-Pero yo no… me deprimí muchísimo y mi abuelo vino a verme a casa de Jake, pero no podía ni mirarles a la cara… Así que mi padre vino a buscarme y me mandó con Edward de vuelta aquí…

-¡Vaya! Debería haberme escapado como le dije al chico aquel… ¡Madre mía!

-Lo sé…

-De todos modos… no debes sentirte culpable por Allison… creo que hubiera preferido verte así que a cómo estabas hace unos días… el viernes me asustaste de verdad…

-Lo siento… -aferró mi mano-. Pero vengo a contarte algo más importante… El caso es que me han llamado Abraham y Emma… me han dado una urna, con parte de las cenizas de todos… -entristecimos, pero ella buscó en un bolsillo-. También me han dado esto…

-¿Unas llaves?

-De la casa de Jenner…

-Vaya, creía que se iban la semana que viene… -Asintió-. Entonces debemos ir este fin de semana… -Negó-. ¿Qué quieres decir?

-Que me la han dado… era de Allison, pero ellos no la querían, prefieren que la podamos disfrutar nosotros y poner allí la urna, para que cumplamos con el sueño de Allison de estar todos allí al menos una vez al año…

-Eso… -estaba boquiabierta. Me puse de rodillas en la cama-. Eso es precioso… es ¡genial! Será como… como un santuario… no sé… -Asintió-. Un refugio para ti…

-Para todos… -Sacó otro juego de llaves y me lo dio-.

-¡Vaya!... No sé qué decir…

-Que nos veremos allí una vez al año cuando tengamos que ir a la universidad… al menos eso…

-¡Claro! –le abracé-. Gracias, de verdad…

Estuvimos hablando el resto de la tarde, dándome más detalles sobre la fiesta y yo le conté todo lo que sabía de la marcha de Ryan.


La semana pasó bastante tranquila, el martes los chicos recibieron a Nessie, Kev con un abrazo y Ryan con una escueta sonrisa. En la comida les contó lo mismo que a mí, aunque obviando algunas cosas que yo sabía, así que me limité a escuchar y a imaginar de nuevo cómo fue la fiesta incluyendo en los recuerdos los datos que ocultaba a los chicos. Imaginaba cómo yo me metía en esa fiesta, con aquel chico de voz amable que me hizo reír.