Cambios en el blog


Hola! hace mil vidas que no escribo por aquí... pero aquí seguimos en las sombras... la vida pasa y todos cambiamos... incluido el blog que anda algo destartalado, muchas imágenes que eran de otras webs y que nosotras enlazamos han desaparecido, también muchos vídeos de youtube... incluso alguna de la misma plantilla del blog. Así que si lo veis cambiado
¡¡¡No os asustéis!!!

Estoy añadiendo y adaptando mejoras que haré a ratitos... No hemos borrado nada de las historias siguen estando el cambio es más en la estructura del blog que en otro lado.

Cualquier duda que tengáis podéis dejarla en los comentarios de esta entrada.

Saludos!
Gwendylow.


Holaaa Holaaa

Holaaa Soy Gwendylow y me acaba de entrar nostalgia y entré por aquí... despúes de que Silvy acabara el fic esto se quedó super abandonado :( asique os invito a que publiqueís vuestros fics aquí...
si estaís interesados dejadme un comentario en esta entrada y ya hablamos :)!!!




Capítulo LXL: Su sonrisa. Seth POV.

Hola chicas!!!! Bueno... antes de que leáis el capítulo... quizá no es lo que esperábais, ni si quiera es lo que yo esperaba, pero como estáis tan ansiosas... lo subo. Seguramente habría hecho cientos de cambios y ninguno me hubiera gustado... porque lo que empezó como un proyecto de unas 90 páginas a terminado siendo uno de 90... capítulos. Así que bueno, digamos que han sido casi... dos años. Casi dos años escribiendo esto... y todo este tiempo, incluso antes, con CE... ha sido un tiempo con vosotras. Un tiempo en el que he intentado evadirme de mis cosas... un tiempo que he dedicado a escribir para que vosotras pudierais disfrutarlo... así que gracias por el apoyo. Sin vosotr@s leyendo... esto no hubiera sido posible. Ainhoa, Gibu, MMT, Lari, Maca... ¿Qué puedo decir? Nada más que un enorme GRACIAS que se queda corto. Un enorme GRACIAS a aquellos que lo han leído y no han comentado, un enorme GRACIAS a esos anónimos que me dejan sus comentarios... y un enorme GRACIAS por vuestro tiempo y cariño.


No sé cuando volveré a subir algo... pero estaré pendiente de esto para tener noticias de vosotr@s ... y lo que sí os puedo decir que tengo muchos proyectos en la cabeza y que espero pronto estén listos para ser mostrados. Así que elevo una petición para que nos os olvidéis de mí, para que no os olvidéis de la ilusión que me habéis producido todo este tiempo... y que, por favor, sigáis comentando porque sois una de las mejores cosas que tengo... y sé que suena a locura, pero es así... os siento cerca cada vez que comentáis... y me encanta. Así que bueno... me despido con el último capítulo de Inconfundible... y con mis mejores deseos para vosotras. Espero que, ya que pronto empieza Navidad... paséis buenos días rodeados de gente que os quiera... y a ver si este año nos traen un lobito, ¿eh, chicas? Me pasaré por aquí para felicitaros el Nuevo Año... y espero que el 2012 venga lleno de proyectos y cosas maravillosas para tod@s... OS QUIERO!!!


PD: Al final del capítulo hay una canción que hace poco subtitulé yo... el video está hecho con mucho cariño y espero que os guste... es una canción que me encanta y que bueno... me gustaría dedicársela a mi propio Seth... especialmente la última parte de la canción... jejeje

Espero que os guste...


Silvy ^^

*********************



Me dolía la cabeza. Podía notar como el hueso de mi cráneo se iba fusionando y mi pecho emitía un gruñido feroz. Alcé la mirada y Jake sólo torció el hocico, me envaré y me lancé sobre él. Lo derribé y seguí corriendo incesante, no podía parar de correr. Aquel tufo a vampiro me hizo gruñir como nunca antes, me enfrenté a Edward y lo empotré contra un árbol. Salí de fase y corrí dentro de la casa para verles. Nessie estaba parada, mirándome en shock.
-¿Dónde está?
-Lo siento…
-¿Dónde está? –Casi gruñí-. ¿Dónde está ella y esos chupasangres?

Un ruido en el segundo piso me alertó. Subí las escaleras envarado, no podía pensar en otra cosa que no fuera ella. Ella. Yacía en el suelo, su color pálido, un rostro más aniñado… los malditos chupasangres me miraron asustados, pero sólo podía mirarla a ella. Tumbada en el suelo. Inmóvil.
Acaricié su pelo gruñendo, los malditos chupasangres iban tomando distancia de mí. Acaricié su cuello, jamás lo había notado tan frío. La abracé, su cuerpo seguía inmóvil… noté rápidos movimientos a mi alrededor, habían empezado a correr. No iban a tener planeta suficiente para hacerlo. Iban a morir.

Gruñí y la cogí en mis brazos. La saqué de aquella casa que olía a ellos, corrí con ella hasta dejarla en un lugar seguro, nuestra cama. Acaricié su rostro, su pelo y noté una lágrima cayendo por mi mejilla. El dolor y la rabia me cegaron, corrí abatiendo a todos los lobos que intentaron frenarme, ya todo me daba igual. Sólo quería correr para capturarlos, para arrancarles los miembros y quemarlos. Iba a aniquilarlos. Aunque en ello me fuera la vida. Entonces un intenso aroma parecido al de ellos me invadió. No era conocido, pero tampoco desconocido. Era ella. Ella.

Ella con su cuerpo inmaculado, con un tono de piel mucho más claro, brillante, reluciente… hipnotizante. No podía creerlo.
-No… no puedes ser tú. No… -Gruñí-. ¡No!
-¿Por qué no?
-¡No! –Grité y ella me miró asustada sentándose en la cama. Respiré y tragué ante su mirada, blanca como la cal y con los ojos como platos-. Lo siento…
-Bueno… vale –Medio sonrió-. No me pondré tu camisa, no importa…

Me quedé allí como un verdadero gilipollas. Dichosas pesadillas. Caí sobre la cama e intenté calmar mi respiración y los ligeros temblores. Puse una mano en mi pecho, estaba ardiendo y mi corazón latía desbocado. Suspiré y me levanté, cogí la camisa que ella había dejado en mi cama y crucé el pasillo, se la tendí intentando sonreír.
-Yo… -Me miró con tal sonrisa que no pude más que balbucear-. Lo siento.
-No importa, me pondré otra cosa…
-No quería gritarte, de hecho… ya sabes que puedes coger lo que quieras, no me importa y no es necesario que me lo preguntes.
-Lo sé… -Se encogió de hombros y sonrió abrochando el último botón de su blusa. Me miró algo preocupada-. ¿Otra vez pesadillas?
-Estoy bien…
-No te he preguntado eso… -Alzó una ceja y suspiró-. Bueno, si no quieres hablar de ello… -Se encogió de hombros-. Iré a sacar a Maila, así puedes darte una ducha y quizá te dará tiempo a desayunar conmigo antes de irte a trabajar…
-Vale…

No dije nada más. Aún podía sentir en mi pecho la presión, los coletazos de esa pesadilla que se repetía constantemente cuando dormía alejado de ella. Cada vez que ella se marchaba, mi pesadilla personal acechaba y me despertaba… pero jamás le había gruñido. Me odiaba a mí mismo por haberlo hecho. Controlé mi fuerza al notar que el metal de la puerta se amoldaba a mis dedos como si fueran mantequilla. Una ducha. Eso quizá lo arreglaría.

Bajé a desayunar realmente molesto, arrugué la nariz al ver que ella aún no había vuelto. Iría a su encuentro, debía disculparme. Ella me esperaba en el porche, me quedé pasmado y no supe que decir de nuevo, ella me miró de modo pícaro.
-Has tardado mucho… -Asentí como un tonto y ella sonrió tendiéndome la mano. Me costó algo de esfuerzo pero no podía rechazarla, la cogí con mucha concentración-. Parece que… tengas algo metido por el trasero, ¿sabes?
-¿Qué? –Me reí con ella y me relajé, era el efecto que su risa causaba en mí, pero pronto cerré los ojos y negué-. Lo siento, no debí haberte gruñido.
-Estabas dormido… -Rodó los ojos-. Siento no haberte despertado antes, pero… para un día que no tenías que irte antes que yo, pensé que dormir un poco más te sentaría bien… -Alzó una ceja-. Porque hoy es mi último día de clase…
-Lo sé… -Sonreí-. Y estás realmente guapa, por cierto.
-Lo sé… estaría mejor con tu camisa, pero…
-No, en eso te equivocas… -La acerqué a mí y sonreí-. Estarías mejor sin nada…
-¿Tú crees? –Asentí y ella rió-. Entonces… -Jugueteó con su dedo en mi pecho-. ¿Debería ir desnuda a clase? Con todos esos chicos…
-No… -Me perdí en los recuerdos de horas anteriores. Medio gruñí-. Clase no. Casa. Tú. Yo.
-Ya… -Rió, se había dado cuenta de lo obvio, como yo-. Creo que deberíamos entrar a desayunar… tus neuronas están empezando a fallar.
-¿Cama? –Rió y negó-. ¿Cocina?
-Sí, pero para desayunar… -Intenté adecentarme y ella alzó una ceja-. ¿No?
-No.

Fue todo. Un segundo después estaba arrojando su camisa al suelo y besando su boca como si me fuera la vida en ello. Me iba la vida en ello. Ella era mi vida. Estaba claro.
-Clearwater… -Dijo cuando la acunaba sobre mi pecho-. Voy a llegar tarde al cole… -Me miró algo pícara-. ¿Vas a hacer que me retrase también el último día?
-No hay que perder las buenas costumbres… -Dije mientras reíamos y la besaba-. Por cinco minutos… no te vas a perder mucho.
-Me gusta la idea… -Me abrazó más fuertes-. Tampoco por diez…
-Por diez sí… cinco minutos es aceptable. Diez… es pasarse.
-Entonces… me debería ir ya.
-No… -Negó y la besé con cuidado-. Tenemos que desayunar algo…
-Entonces no llegaré, conduzco como una abuelita, ¿sabes?
-Lo sé… pero no vas a conducir tú… -Le tendí un trozo de bizcocho y lo mordió, mordí el otro extremo y sonreímos-. Te llevo yo.
-Llegarás tarde a trabajar…
-Sobreviviré a eso… -La besé despacio-. Pero no sin esto…

Sonrió y seguimos desayunando, ella sentada en la encimera conmigo entre sus piernas. Ya empezaba a ser una costumbre… y eso me encantaba. Conduje algo rápido, pero en el semáforo de siempre pude notar una mirada altamente lasciva. La correspondí ojeando su falda.
-Me gusta que lleves falda.
-Lo sé… -Alzó la ceja-. Y cuando me baje del coche, te gustará mucho más…

Gruñí y arranqué. Me salté el semáforo, tenía que dejarla ya o íbamos a llegar realmente tarde. Ella rió al ver mi reacción, así que me relajé un poco, mucho más cuando frené en la puerta del instituto. Todos estaban entrando o a punto de entrar, ella me miró y le di un beso suave. Por supuesto y como empezaba a ser costumbre, ella aferró mi pelo y me dio un beso frenético hasta que medio gruñí. Ya no me importaba que lo hiciera, pero esta vez no paró ahí, se acercó a mí mucho más y mordió mi labio de una manera realmente sensual. Ya no había sangre en mi cerebro. Ella sonrió y bajó del coche haciendo que su falda se balanceara de un lado a otro, medio gruñí e intenté serenarme antes de llegar al taller. Todo eso se fue al cuerno cuando bajé del coche. Tuve que meterme de nuevo y golpearme contra el volante.

La odiaba. La odiaba por tanto desearla y por provocarme tan descaradamente. Miré aquella prenda que había caído de mi bolsillo al salir… estaba completamente chalada. Y me volvía a mí un completo gilipollas, ahora no iba a poder pensar en otra cosa en todo el día. Suspiré y escondí su ropa interior bajo mi asiento, salí casi arrastrándome, no quería trabajar. Sólo quería volver al coche, ir hasta el colegio y sacarla arrastras mientras la besaba. Ni eso. Iría corriendo si hiciera falta.

¡Demonios! Debía controlarme. Sacudí mi cabeza mientras saludaba a mis hermanos. Se avecinaba un día largo. Ellos fueron a decirme algo sobre mi impuntualidad, pero vieron algo en mi cara que les dejó claro que no era el momento más apropiado. Suspiré y me cambié para mirar después el panel de tareas, un escalofrío me recorrió al ver el primer coche que tenía que revisar. Un Ford Kuga. Jake hizo una mueca y suspiró a mi lado.
-Si quieres puedo cambiártelo…
-No… -Negué y tragué-. Puedo con ello.

Él entendía bien mi cambio de humor. Cuando me dirigí hacia aquel coche un destello de mi mismo chafando uno idéntico me noqueó. Suspiré y empecé a arreglarlo, pero mis temblores me hacían imposible el trabajo. Jake puso una mano en mi hombro y miró hacia la puerta. No necesité nada más, salí a la parte trasera del taller ya desnudándome y estallé. Comencé a correr, recordando que no hacía mucho más de medio año la ira me había cegado hasta tal extremo que no reparé en el coche hasta que lo chafé. Tampoco me paré a ver qué le había hecho, tenía algo más importante que hacer.
Recordé el momento exacto en el que abrí los ojos, aturdido por el golpe y notando como mis huesos se iban fusionando. Como la ira me invadió, la manera en la que salté y entré en fase corriendo como un loco, siguiendo aquel tufo a vampiro mezclado con el olor de mis hermanos. Como la presencia de ellos en mi cabeza me pedía que parase, la manera en que los ignoré y seguí corriendo hasta que derrapé a escasos metros. Mis patas se habían parado ante la atronadora voz del alfa. De la misma forma que lo había hecho casi siete meses atrás, frené en ese instante.

Medio reí al verla frente a mí, sus dientes al descubierto. Me quedé quieto y ella saltó sobre mí para correr hacia un ciervo desafortunado. Bufé al verla beber de su yugular con tanta ansia. Seguro que había tenido una noche entretenida. Ella siseó hacia mí por aquel pensamiento y reí. Seguí caminando algo más tranquilo, me pasé por casa antes de regresar al taller, me había entrado hambre.
Su olor invadía toda la casa… y la sensación que eso provocaba en mí era indescriptible. Una amplia sonrisa se dibujó en mi cara al ver la cama aún revuelta. Como un yonqui de su olor, me tiré sobre la cama y respiré lo más profundo que pude. Eso me relajó en cierta manera y me angustió en otra. Necesitaba verla, pero al menos sabía que sólo era cuestión de horas. Trabajar me distraería hasta que tuviera que ir a recogerla.

Jake me señaló con la barbilla el coche que tenía que revisar. Se lo agradecí con una mueca y él medio sonrió, Nessie salía sonriente mordiendo una manzana. Al revisar de nuevo mi tarea me di cuenta de que me había cambiado las tareas, sólo revisiones rutinarias. Seguramente Nessie le habría informado de mis pensamientos, Quil palmeó mi hombro mirando su lista de tareas.
-¿Otra vez has tenido pesadillas, eh?
-Si quieres que te cambie…
-No, me apetece estar más entretenido, odio las revisiones rutinarias… hoy necesito algo más fuerte que eso.
-Último día de clase, ¿eh?
-Sí… -Ambos reímos y suspiramos casi a la vez-. Espero que esta noche no tengas pesadillas… porque yo mañana libro.
-Ya… -Reí con ganas-. ¿Celebraréis su graduación, no?

Se limitó a alzar las cejas y reír. Suspiré dirigiéndome al siguiente coche, casi odiándole por haberme ganado en la rifa de los días libres… pero al menos tendría todo el fin de semana para ella. Ocho revisiones después, respiré aliviado. Cerré el capó del último coche, firmé el informe y lo archivé, Jake rodó los ojos al verme correr para cambiarme, pero no podía culparme.

Entré al coche sin pensarlo, pero su olor invadía el aire de mi coche… y temblé algo desquiciado. Mordí mi labio comenzando a planear mi venganza. Arranqué y estuve pensando durante todo el camino mil y una formas de devolvérsela, pero al verla salir sólo pude temblar mientras la sangre me hervía. Intenté mantener la compostura, su mirada se clavó en mis ojos nada más salir. Caminó altiva hasta mi coche, subió con descaro y me miró alzando una ceja.
-¿Qué tal el día?
-Bien… -Mi cara se desencajó un poco al recordar mi pequeño desliz, ella me miró preocupada y sonreí-. Un poco rutinario…
-¿No ha habido nada especial en tu día?

Su sonrisa pícara me hizo hervir la sangre. Arranqué mientras ella reía, intenté concentrarme mientras conducía. No hablamos en todo el camino, paré el coche y bajé como si nada, la miré de reojo y pude ver su cara, me miraba algo confundida. Sonreí para mí mismo y abrí la puerta, me giré cuando ella traspasaba el umbral y la sujeté, cerré la puerta y la empujé con delicadeza. Su espalda topó con la puerta y mi sonrisa pareció reflejarse en la suya. La miré fijamente y acaricié su muslo subiendo su falda a la vez. Gruñí al notar el calor entre sus piernas, ella cerró los ojos apoyando la cabeza en la puerta. Besé su cuello con una mano entre sus piernas y otra en su cintura, su respiración empezaba a ser agitada, mordí su cuello cuando gimió dulcemente en mi oído. Calmé un poco mi respiración en su cuello y la miré, sonrió mirando mis ojos, la acaricié de nuevo y amortiguó un grito.
-¿Sabes que he estado a punto de volver para hacer esto?
-¿Sabes que he estado toda la mañana esperando verte entrar? –Su mirada me hizo gruñir-. Estaba deseando que aparecieras, no he dejado de fantasear en todo el día contigo… -Gruñí de nuevo, lo había notado nada más tocarla-. No sabes lo mal que lo he pasado…
-No… -Sonreí-. Aún no sabes lo que es pasarlo mal… -La besé con cuidado mientras volvía a acariciarla, gimió en mis labios-. Espero que tengas claro que no vas a dormir hasta que me vaya…
-Estaba deseando oírte decir eso…

Sonrió besándome, desabrochó mi pantalón y la hice mía en ese mismo momento. Después cargué con ella hasta la cama, anochecía cuando noté que necesitaba un respiro. Suspiró en mi pecho y acaricié su espalda y su pelo.
-¿Cansada? –Dije riendo con sorna mientras ella negaba-. Ya, claro…
-Cinco minutos… -Alzó una ceja sonriendo casi dormida-. Y porque sé que lo necesitas…
-No te engañes… -Susurré en su pelo-. Volvería a hacerte mía en este mismo instante, pero no creo que tu corazón lo soporte…
-Ya… -Rió y me miró de una forma increíblemente dulce-. ¿Sabes que es lo que mi corazón apenas puede soportar? –Alcé las cejas y ella sonrió-. Quererte tanto.

No pude más que besarla de la manera más dulce que pude. Sentí cómo mi cuerpo entero se derretía por aquellas palabras, cómo mi cerebro estaba completamente desarmado ante aquella declaración. No había palabras que pudieran expresar todo lo que la amaba. Poco después se quedó dormida, yo comencé a repasar cada segundo que había pasado intentando recordar cómo habíamos acabado tumbados al revés, con la cabeza a los pies de la cama. Ella pateó la almohada rodeándome con sus piernas heladas. Sonreí cogiendo el edredón y cubriéndola como pude. Besé su frente mirándola, no sé cuanto rato estuvieron mis ojos posados en su feliz rostro. La abracé con ganas y fijé mis ojos en el cuadro que había encima del cabecero de la cama.
-¿Vas a volver a repasarlo? –Dijo suspirando-. Lo vas a desgastar…
-No… para algo lo enmarqué… -Sonreí con ella y me abrazó más fuerte-. Duerme un poco más, anda... –Reí con ella-. Cuando tengas ganas, bajaremos a cenar…
-¿Habrá postre?
-¿Acaso lo dudas?

Reí besándola de nuevo y la acaricié hasta que volvió a dormirse. Seguí paseando la yema de mis dedos por su brazo mientras mis ojos recorrían aquellas líneas.



Contrato de asilo en La Casa del Amor…
En el siguiente documento se establecen los términos y condiciones de asilo, las cuales son inmodificables por parte del hospedador. Para su mejor entendimiento se dividen en los servicios esenciales, obligaciones y extras que serán beneficiosos para una
convivencia pacífica entre la huéspeda y el hospedador.


-Servicios esenciales:
1) Cada día obtendrán, sin coste adicional, una pequeña dosis de
amor ofrecido de distintas formas.
2) Régimen de comidas completo.
3) Cama cálida o fría, a escoger.
4) Caricias y besos diarios (Servicio indispensable).
5) Notas a la huéspeda de la casa.


-Obligaciones:
1) No se harán reproches.
2) Deberán ser sinceros el uno con el otro.
3) Cada noche deben despedirse, mínimo con un buenas noches y un tierno beso en la mejilla (no hay máximos establecidos para este punto).
4) Ambos firmantes deben dejarse querer, no son válidas las malas caras ni los desprecios hacia una muestra de cariño, ni tampoco pueden ser rechazados ninguno de los piropos, halagos o zalamerías que se reciban.
5) El pago por hospedaje será indispensable, éste se realizará en base a la satisfacción de la huéspeda.
6) Se deberán reclamar todas las muestras de atención que consideren pertinentes… no hay opción a que los firmantes se sientan insatisfechos en ningún momento del día… o de la noche.


-Extras (se pueden solicitar cualquiera de estos servicios sin coste fijo adicional):
1) Masajes relajantes y spa personalizado.
2) Restaurante y chef personal.
3) Calefactor para noches frías.
4) Burlas y bromas (Este servicio puede ser adquirido sin haberlo solicitado, siendo en este caso recompensado si lo considera necesario).
5) Posibilidad de obtener un acompañante para cualquier ocasión, ya sea para una cena romántica, para un baile, una tarde paseando por la playa, alguien que vele por sus sueños… aunque también pueden solicitarse otros servicios, los firmantes deberán estar dispuestos a hacer el amor si alguno de los dos lo desea… (Servicios disponibles las 24h del día)
6) Las huéspeda puede burlarse del anfitrión, pegarle, morderle, arañarle e incluso apuñalarle sin que éste se queje y siga dispuesto a adorarla a cada minuto del día.

Los abajo firmantes comunican su acuerdo con el presente contrato estampando su firma con el deseo de que se cumplan todos y cada uno de los términos del contrato, especialmente el punto 5 de los extras…
Firmado…
Darlene McBrown.
Seth Clearwater.

Podría recitarlo de memoria. La miré de nuevo y no dejé de hacerlo hasta que abrió los ojos. Su sonrisa fue espectacular, imaginé que como la mía.
-¿Vamos a cenar?
-¿Qué te apetece?
-Algo rápido…

Reí asintiendo y me levanté, ella me abrazó intentando que no me fuera, la besé y la dejé en la cama mientras se estiraba. Abrí la nevera buscando algo para rellenar un par de sándwich, ella bajó poco después con mi camiseta a modo de vestido.
-¿No hay nada mejor? –Me señalé a mi mismo y ella rió negando, se coló entre mis brazos y la abracé mientras ella revisaba la nevera-. Mañana tendré que ir a comprar…
-¿Quieres que vayamos cuando salga de trabajar?
-No… -Dijo mirándome con mala cara-. Hay cosas mejores que tendrás que hacer cuando salgas.

Reí asintiendo, tenía toda la razón. Terminé de preparar la cena mientras ella se sentaba en el sofá. Cuando salí… fruncí mis labios ante su sonrisa, movía sus rodillas de lado a lado, tirada en el sofá y con los pies sobre la mesa. Dejé el plato y me tumbé sobre ella para besarla.
-Vas a hacer que me vuelva loco…
-No te engañes, Clearwater… -Alzó una ceja y sonrió-. Ya te tengo loco…
-Cierto…

Besé su cuello rápidamente y nos acomodamos para cenar. Después decidí ver un rato la tele, parecía demasiado cansada para un nuevo asalto. Se durmió al poco rato, así que me quedé allí acariciando su cara, recordando el momento en el que la vi. Me mecí sin querer en un sueño, un sueño de algo que ya había vivido. Cómo me desperté de aquel golpe en la cabeza, la manera en la que corrí… como un poseso, como un loco… todo por intentar impedir lo que ya habían repetido hasta la saciedad. Mi corazón se encogió al verla tan cercana a Fernando, caí de rodillas y ella me miró… aquellos ojos me traspasaban como siempre, ella intentó sonreírme y llevé una mano a mi pecho para intentar respirar.
-¿Ya no te gusto tanto? –Dijo con una voz más profunda de la habitual-. ¿Tan mal estoy? –Me quedé petrificado y ella suspiró-. ¿Estás bien? Estaba preocupada… -Seguí sin hablar hasta que se arrodilló frente a mí con gesto de súplica-. Dime algo…
-Yo… -Acaricié con algo de miedo su rostro, su piel no tenía la tersura habitual, pero seguía siendo suave… casi reí-. Estoy acojonado.
-¿No te gustan mis arrugas? Si quieres… -Se encogió de hombros-. Sólo llamaremos a Isabel, así nunca estaré arrugada… -Rió y yo suspiré-. ¿Qué?
-Yo… -Bajé mi mano a su pecho, su corazón latía como el mío… sonreí-. Me da igual… -La besé despacio-. Sólo quería saber si estabas bien… nada más. No tendrías que haber hecho esto, tenía que haber sido yo quien…
-Calla… -Dijo silenciándome con sus dedos-. Estoy bien. Todo está bien…

Se levantó y tomó la mano de Isabel, un espasmo enorme recorrió mi espalda, incluso gruñí. Pude ver como una especie de halo resplandeciente la rodeaba, cómo sus arrugas se difuminaban y su gesto se hacía más juvenil. Cómo la piel de sus manos se hacía más tersa, sus dedos parecían alargarse, su cabello se aclaraba ligeramente.

Algo me hacía cosquillas en la nariz, abrí los ojos y ella rió moviendo un poco más el pañuelo, se lo quité y la puse sobre mí para besarla.
-Buenos días… deja de soñar, que tienes que irte a trabajar…
-¿Qué hora es?
-Tarde… Me han llamado Susan y Hanna, seguramente nos vayamos de compras para el baile de mañana… -Asentí y ella rió-. ¿Me estás escuchando? -Miré el reloj e hice una mueca, la miré a ella y alcé una ceja-. Es tarde.
-Seré rápido…

Ella rió y rodó los ojos negando, pero no pareció enfadarse cuando le regalé cientos de besos y el resto de mi ser. Me dijo que pasaría el resto del día con las chicas, eso fulminaba mi plan de atarme a ella durante el resto del día… una verdadera pena. Cuando salí de trabajar la llamé, me dijo que estaba en casa de Emily, le prometí ir a buscarla en menos de media hora… pero la cosa se complicó cuando un chupasangre cruzó la frontera. No nos costó mucho darle caza… pero llegué tarde y ella parecía molesta.
-Llegas tarde…
-Lo sé, lo siento… hemos tenido…
-Lo sé, pero no es excusa, ¿sabes? He tenido que esperarte casi una hora… no está bien hacer esperar a alguien tanto rato sin avisar…
-Lo siento… -Medio reí por su gesto altivo-. ¿Podrás perdonarme de alguna manera?
-Bueno… -Frunció sus labios-. Tendré que pensarlo…

Reímos ligeramente y la llevé a casa. Estaba tan cansado que apenas me di cuenta de cuando se sentó sobre mí casi desnuda. ¿Qué me pasaba? Ni que estuviera muerto… lo intenté pero ella rió negando y tumbándose sobre mí.
-Esta noche toca descansar… ¿no?
-No tiene porqué…
-Sí, tenemos que dormir… -Me miró dulcemente-. Anoche apenas dormiste… has trabajado todo el día y no quiero que mañana vayas a mi baile de fin de curso con ojeras… así que a dormir.
-¿De verdad? –Hice un puchero y ella asintió firmemente-. ¿No me vas a dar ni media horita para que me perdones por llegar tarde?
-Ni eso… y si te pones pesadito, pienso irme al otro cuarto…
-Vale… -Dije con renuencia-. Pero mañana no te escapas…
-Dejaré que me ates a la cama…

Tuve un sueño muy extraño sobre aquello, la idea de atarla hizo que me despertara más cariñoso de lo habitual, pero ella seguía durmiendo, así que me aguanté e intenté volver a dormir.

Domingo… eran las once de la mañana y seguíamos en la cama. Me encantaban los domingos. La miré y ella sonrió, se levantó casi bailando, estaba radiante y eso me encantaba. Me colé en el baño, ver su silueta tras el cristal, el agua cayendo por su piel… me puse malo. Gruñí y ella rió sintiendo ya mis labios en su espalda… había echado tanto de menos las duchas matutinas con ella a mi lado que jamás me cansaría de ellas. El olor de su piel, sus labios rozando los míos con ansia mientras el agua resbalaba entre ellos, no podría aborrecer jamás esa sensación. Pasamos el día riendo, escuchando música mientras ella bailoteaba emocionada por toda la casa. Cuando llegó la hora de cambiarse para el baile… jamás podría sacarme aquella imagen de ella bailando en ropa interior.

Aparqué en el instituto, cientos de adolescentes merodeaban la zona, pero ni juntando todas sus hormonas en uno solo podrían sentir lo que yo sentía al verla a ella con aquel vestido de gasa tan claro. Algunos padres me miraban raro, pero ya no me importaban mucho sus miradas o sus críticas. Disfrutamos de la velada. Pronto comenzó a anochecer, la fiesta siguió hasta bien entrada la noche, pero no acabó allí. La mayoría decidieron ir a la playa para seguir con la fiesta, alguien de último curso estaba solo en casa, así que decidí seguir a la marabunta con los amigos de mi chica.

Al amanecer aún seguíamos allí, la mañana empezaba a avanzar cuando aparecieron Vera, Yeray, los gemelos, Jonás… mi hermana con Ephraim, Josh y Cora. Me acerqué a saludarles, me quedé algo parado al ver cómo Darlene se abrazaba con Josh. El chico pronto quedó prendado de una chica más bien bajita, morena y con rasgos dulces, Darlene parecía disfrutar de verle tontear con ella… yo simplemente me senté en la arena. Mirándola. Disfrutando de aquella vista. Disfrutando de lo que tantas veces había estado a punto de perder, de mi mejor momento con ella. Sin normas. Sin miedos. Sin mentiras. Sin sombras. Sólo de la luz, la luz que ella me daba. La única cosa que necesitaba en mi vida.







Su sonrisa, su mirada… miré a mi alrededor. Ella nos había salvado a todos. Había salvado años de sufrimiento para muchos, quizá ese había sido nuestro propósito, sufrir durante un tiempo para que el resto pudieran seguir siendo felices… y merecía la pena. Ella se había ido una vez, pero trajo a mi vida y a la de mis hermanos aquellas partes que nos faltaban. Maca, Ainhoa, Ashley, Gabriela… y ahora ella. Ella había vuelto a mí, había vuelto a nosotros con grandes posibilidades para todos, para mis hermanos… para mí mismo. La valentía de ir a Volterra, el sufrimiento que me causó sería mil veces recompensado con su infinita presencia, con su casi eterna juventud gracias a aquellos chupasangres que en algún momento odié. No había rencor en mi ser. No podría haberlo jamás mientras su sonrisa me obnubilara de esa manera… esa sería mi imagen preferida para el resto de mi vida. Su sonrisa.



Capítulo LXXXIX: Descubriendo a Darlene McBrown (IV). Peón por dama.

Hola chicas! Aquí está el nuevo capítulo!!! Tengo que avisar que puede herir vuestra sensibilidad... así que nada, que lo disfrutéis!! :P


Silvy ^^

**********************************************





Mi móvil sonaba. Apenas abrí los ojos, sólo palmeé por la mesa hasta encontrar el móvil y descolgué sin mirar.
-¿Dígame? –Dije medio bostezando-. ¿Diga?
-Hola… -Susurró una vocecita-. Sí que llegué bien…
-Claire… -Sonreí-. ¿Te dio tiempo a ver a Quil?
-Sí… aunque apenas hablamos… -Su voz sonaba triste-. Tenía que irse…
-Ha… -Tragué-. ¿Ha pasado algo?
-Bueno… -Suspiró-. Anoche llegaban…
-Entiendo… y… ¿ya lo ha hecho?
-No… Nessie les ha convencido, les ha pedido que esperen… pero por lo que me ha contado ella esta mañana… no tienen intención de desaprovechar la oportunidad. Quieren conocer su potencial… y quieren intentarlo de nuevo con humanos.
-Pero Seth… no es humano.
-Lo es… al menos en parte. Es la carta que está jugando con Jake. Seth le está intentando convencer, está convencido de que ellos al final experimentarán con otros humanos… y que antes de poner en peligro a nadie, es mejor que hagan pruebas con él… -Tragué en seco cuando la escuché llorar-. Estoy aterrada, ¿y si le hacen daño? ¿Y si algo sale mal y la manada se descontrola? No quiero que alguien salga herido…
-Claire… cálmate… -Mi corazón se encogió-. Claire… lo arreglaré.
-¿Cómo?
-No lo sé… pero… pensaré en algo. No te preocupes, ¿vale? –Afirmó de nuevo algo más calmada-. Tengo… -Suspiré-. Tengo que hacer cosas… pero… no te preocupes. Todo irá bien, te lo prometo…
-Darlene…
-¿Sí?
-Que… creo que ya lo sabes, pero… yo también te quiero, ¿vale? –Sonreí-. Aunque me fuera de allí un poco enfadada…
-Lo sé… te llamaré pronto…

Colgué y miré a mi alrededor. Suspiré y puse la cabeza entre mis manos… tenía que hacer algo. Me levanté corriendo del sofá, subí al último piso y me puse ropa de calle. Arrugué el resto de ropas y bajé al primer piso, lo metí en la maleta llevándome todo lo que había traído. En la mochila el dinero, la documentación, el reproductor de música… me di un manotazo en la cabeza. Casi se me olvida… saqué el CD de mi padre y lo guardé junto al portátil. Mi móvil… y la cajita de notas. Tomé mi guitarra, me la puse a la espalda y cerré la puerta de aquella casa.
Anduve durante al menos media hora, hasta la parada que había visto el día que paseé por Jenner… cogería el primero que me llevase a una gran ciudad. Mi respuesta llegó veinte minutos después, un autobús destino a San Francisco… el conductor bajó y se encendió un cigarrillo.
-Perdone… ¿Tiene alguna parada cercana al aeropuerto?
-Claro… -Asintió-. ¿Quieres un billete? –Asentí-. Bien… -Abrió el maletero y me quitó la maleta de la mano-. ¿Me das…? –Señaló mi guitarra y se la tendí-. Bien… -La colocó con su cigarro en la boca-. Salimos en cinco minutos… -Señaló el autobús-. Ahora mismo te cobro…
-Gracias…

Me dirigí con él hasta el autobús. Veinticuatro con cincuenta y seis dólares… Coloqué mi mochila en el hombro y busqué mi sitio, me acomodé en uno de aquellos amplios asientos. Fruncí el ceño con curiosidad, la gente tenía conectados los ordenadores, otros veían películas… me acomodé mejor y saqué mi ordenador. Abrí aquel documento que había escrito, comencé a leerlo y me puse música para inspirarme. Fue el primer momento en el que me fijé en la hora, las tres y cuarenta y dos… Suspiré y seguí escribiendo cosas que quería… casi tres horas después, el autobús llegó a su destino. Cogí todas mis cosas y me aventuré a aquel caos…
Quince minutos después, encontré aquel panel con los vuelos de salida. American Airlines… era el vuelo más cercano. Busqué el mostrador… la chica sonrió y le pregunté por el siguiente vuelo.
-Tenemos asientos disponibles para el vuelo de mañana a primera hora…
-Yo… -Suspiré y puse cara de pena-. ¿No hay algún asiento disponible en el de las nueve menos veinte de esta noche?
-Pues… -Asintió-. Sí, pero… no sé podrás facturar las maletas sin coste adicional.
-No me importa –Dije ansiosa-. Sólo dígame el precio y véndame el billete…
-Claro… déjeme consultar… -La chica llamó y reía hablando de cosas personales, me impacienté y ella me miró alzando una ceja para centrarse en el tema-. ¿Aún no? ¿Cuánto tiempo queda? –Me miró guiñándome un ojo-. Vale, te envío a alguien… -Rió-. No, eso después… -Volvió a reír-. Genial, luego te veo… adiós… -Rió negando y me miró-. Serán doscientos cuarenta y nueve con ochenta y uno… pero tendrás que darte prisa, el mostrador de facturación cierra en diez minutos.
-¡Claro! De acuerdo…
-¿Efectivo o tarjeta?
-Efectivo…

Saqué el dinero y ella me tendió los billetes indicándome la ubicación exacta del mostrador. Coloqué bien mi guitarra, aferré mi mochila y con la otra mano arrastré mi maleta echando a correr. El chico me sonrió amablemente quitando el cartel de cerrado que iba a poner.
-¿A Seattle?
-Sí… -Sonreí-. Creí que no llegaba…
-No te preocupes…

Sentí un gran alivio al ver mi maleta correr por aquella cinta… el chico me indicó dónde podía entregar la guitarra y dónde tenía que pasar el control de seguridad. Llegué a la puerta de embarque exhausta, apenas había dormido y correr de un lado para otro había agotado las pocas energías que me quedaban. Compré un par de sándwich y un café para repostar mientras esperaba a que abrieran la puerta de embarque. La gente comenzó a hacer fila y pagué con prisa para ponerme tras un grupo de chicos y delante de un señor trajeado. Comenzamos a entrar, aquellos chicos se sentaron a mi alrededor, no paraban de bromear y de decir algo sobre mí. Decidí que era hora de ponerme música y descansar… apenas fui consciente del despegue.

Miré a mi alrededor algo aturdida, uno de los chicos rió, me había zarandeado… habíamos llegado. Sonreí agradecida y me fijé en la hora… casi las once de la noche. Suspiré algo asqueada, seguramente no tuviera ningún autobús…
Esperé resignada la salida de mi equipaje, anduve sin muchas ganas por allí hasta que a la salida mi ceja se alzó. Una amplia sonrisa me recibió.
-¿Cómo ha ido el vuelo? –Su voz característica me hizo reír-. El chico que te ha despertado te ha estado mirando todo el viaje… ¿lo sabías?
-No… -Reí-. Aunque imagino que tú sí… -Asintió sonriendo y suspiré-. Debí haberlo imaginado… no puedo dar un paso sin que tú lo sepas…
-Bueno, en realidad… -Se encogió de hombros-. Te había visto desaparecer anoche, pero… luego volviste a aparecer perdida en el aeropuerto, esperando toda la noche… y después pude verme aquí esperando… creo que es mejor que tu otra opción, ¿no?
-Sí… -Suspiré-. Pero no estoy segura de lo que voy a hacer…
-Lo sé…
-Claro, tú lo sabes todo… -Rodé los ojos y me centré de golpe, mi cara cambió y ella asintió-. ¿No ha pasado nada, verdad?
-No, no de momento… Jasper está allí manteniendo un poco la situación con Nessie… -Negó-. Pero no puedo saber nada ahora. No con tantos híbridos y chuchos metidos en el asunto…
-Entonces… quizá deberíamos darnos prisa.
-Claro… -Me indicó el camino-. Había pensado en venir corriendo, pero después pude ver que te dormías en mis espaldas… así que, ya que vas a dormirte… es mejor que lo hagas en un 911, ¿no crees?
-Gracias… muy considerada –Reí-. Pero… ¿te importa que coma algo antes de irnos?

Ella negó y señaló la cafetería a la que nos dirigíamos. Me sugirió que cogiera algo para llevar, nos fuimos hacia la puerta y ella se quedó ida por un momento. Sonrió y cambió de rumbo, una tienda de recuerdos. La miré raro y cogió una libreta y una pluma, recuerdo de Seattle… Suspiré y asentí, me metí al coche comiendo, ella cargó mis maletas y comenzó a conducir. No habló en todo el camino, supuse que para darme algo de privacidad.

Terminé de comer y miré fijamente la libreta y la pluma, ella medio rió y yo rodé los ojos, busqué en la cajita y saqué aquel contrato… había que modificarlo. Lo reescribí de nuevo copiando algunas cláusulas y modificando otras. Podía oír las risitas de Alice en algunas ocasiones, pero no comentamos nada, sólo reímos. Cuando quedó de modo que me gustaba, lo firmé y doblé la hoja. Alice pareció complacida y yo me acomodé en el asiento. Era hora de dormir.

Abrí los ojos algo aturdida, todo estaba muy oscuro… sólo podía escuchar un arrullo que reconocí, las ramas meciéndose por el aire. Miré a mi alrededor de nuevo, mis ojos se iban acostumbrando a la oscuridad, una enorme ventana dejaba entrar la luz de la luna. ¿Dónde estaba? Me levanté de aquella imponente cama, pronto la puerta se abrió y ella entró corriendo para abrazarme.
-Bienvenida…
-Nessie… -La abracé con ganas-. ¿Qué hora es?
-Aún es de madrugada… Alice me dijo que estabas muy cansada y que no te despertara…
-Cuándo…
-Hace un par de horas, quizá tres… -Asentí y ella me miró fijamente-. No, él no lo sabe… Alice me dijo que tenía que venir con nuestros invitados… -Sonrió-. No, sólo nosotros. Jake se ha quedado allí para vigilarle con Vera… -Suspiró y asintió ante mis pensamientos-. Ellos están de acuerdo… y Jake ya no sabe que hacer, cree que Seth tiene razón y que es su decisión. Lo harán por la mañana –Cerré los ojos, una ligera rabia me invadió-. ¿Estás bien?
-¿Puedo verles?
-Claro… están abajo.

Suspiré asintiendo… comencé a bajar aquellas escaleras sintiéndome mucho más relajada, sonreí a todos y pude ver cómo aquel rostro que apenas recordaba me miraba con algo de miedo. Isabel, a su lado Fernando me miraba más bien curioso… Edith se levantó y me abrazó de un modo que me recordó a Nessie… sonreí un poco más confortada.
-Hola… -Les miré y ambos intentaron una sonrisa-. Yo… -Suspiré y ordené las palabras en mi cabeza-. No podéis acceder a su petición.
-Él se ha ofrecido… -Fernando se encogió de hombros-. Y tenemos la necesidad de conocer el potencial de nuestros poderes…
-No con él. Él no es humano.
-Pero… -Isabel entristeció-. No podemos hacerle algo así a otro humano…
-Sus razones son equivocadas…
-Parece tenerlo claro… -Fernando me miró serio-. Si él cambia de opinión, nos marcharemos… pero no podemos desaprovechar esta oportunidad. Ambos clanes podemos beneficiarnos del resultado.
-No con él… -Medio gruñí-. Retrasarlo.
-Tenemos que regresar dentro de dos días… si queremos asegurarnos tenemos que empezar hoy. Marco no permitirá que nos quedemos más tiempo…
-Yo… -Suspiré intranquila-. Dadme unas horas. Dejadme que hable con él… -Fueron a decir algo pero les corté-. Me lo debéis.

Ambos se miraron, Isabel apenada y Fernando más bien enfadado. Edward siseó, Nessie gruñó y Edith suspiró a mi lado. Se acercó a ellos, se acuclilló frente al sofá y noté que todos los Cullen cambiaban a posiciones más cercanas a mí.
-Fernando… -Él me miró con rabia, Edith se volvió con una mueca de disgusto y volvió a mirarle-. Sólo os pide unas horas…
-Hermano… tiene razón. Se lo debemos…
-No, no le debemos nada… ella vino a nosotros, ella lo pidió…
-Pero deberíamos habernos asegurado. Reconoce que nos confiamos, que me adelanté y creí tener todo bajo control…
-Ella te lo pidió…
-Y yo podía haberme negado. Pero… la curiosidad por las posibilidades nos pudo. Como dice Edith… son sólo unas horas…
-Marco nos necesita allí en dos días, lo sabes…
-Pero ahora no será tan difícil, ya sabemos controlarnos mejor… -Él resopló poco convencido-. Son sólo unas horas…
-Isabel… -Suspiró y me miró ferozmente-. Medio día. Iremos a verle cuando el sol esté en su zenit. Si no le has hecho cambiar de opinión… lo haremos aunque tú no quieras. Es su decisión. Como tú tomaste la tuya… y no es porque te debamos nada.
-Está bien… -Respiré aliviada-. Gracias…

Tragué y miré a Nessie, ella hizo una mueca y tomó mi mano tirando de mí. La seguí escaleras arriba hasta uno de los baños, sacó mi ropa que olía a limpia.
-Date una ducha… llamaré a Jake para que te lleve.
-Está bien…

Suspiré… ¿Qué iba a decirle para convencerle? Nessie llamó a la puerta y gritó un “ya improvisarás, date prisa”. Medio reí y le hice caso. Salí del baño y cogí las cartas, Jake me esperaba en la puerta principal. Ambos sonreímos y le abracé.
-¿Estás lista?
-Yo… -Suspiré-. ¿Cómo está?
-Decidido a hacerlo. Vera ha estado media noche intentando hacerle entrar en razón… piensa que se ha rendido porque le he pedido a Vera que se marchara a su casa… le he dejado solo… no sabe que estás aquí.
-Vale… -Asentí-. ¿Qué debo decirle para que no lo haga?
-No sé… -Negó y suspiró-. Hace días que no sé qué es lo que le pasa por la cabeza… -Asentí apenada y él sonrió-. Sonríe… -Le miré y agrandó su sonrisa-. Ya está bastante deprimido, si te ve mal… va a sentirse culpable… -Asentí y él se alejó-. ¿Lista?

Asentí de nuevo y esperé a que aquel lobo rojizo saliera de los árboles. Corrió y me dejó en la parte trasera de la casa, me bajé y miré a mi alrededor, desapareció y volvió con su pecho descubierto.
-Está en la parte trasera. En la oficina… -Le miré frunciendo mis cejas y él suspiró encogiéndose de hombros-. Quiere archivar sus recuerdos –Hice una mueca apenada y él suspiró-. Bueno… estaremos aquí un poco antes del medio día… intentaré entretenerlos para darte más tiempo. No quiero que haga algo por una decisión equivocada…
-Está bien, gracias…

Asintió pesadamente y se alejó. Comencé a caminar pensando en qué decirle. Al verle en aquella caseta, en aquel lugar rodeado de cajas… mi corazón se encogió. Quería echarme a llorar, pegarle por ser tan estúpido… arrodillarme y suplicarle que no lo hiciera… pero todo se esfumó cuando se giró a verme. Parpadeó una sola vez y me miró fijamente, mi mente se quedó en blanco por unos segundos, hasta que reaccioné. Hinché mis carrillos de aire y me acerqué a él decidida, poniendo cara de pocos amigos. Él soltó la caja mirándome algo aturdido, eché mano al bolsillo trasero de mi pantalón y comencé a hablar.
-Eres un idiota, ¿sabes? –Siguió mirándome aturdido, yo me encendí-. No puedes hacer eso, no puedes… -Me quedé sin palabras y él miró a otro lado-. ¡No! Mírame, ¿quieres? –Lo hizo, su mandíbula se tensó-. Dímelo… -Entrecerró sus ojos y le reté-. ¡Vamos!
-Lárgate… -Me quedé de piedra y él suspiró-. No es asunto tuyo, no… no tienes nada que ver en esto, no es tu decisión, no es tu culpa… y no eres responsable de mí. Así que… si te han pedido que vengas a pedirme que reconsidere mi decisión… te pido que te marches.
-¿Por qué lo haces?
-No es asunto tuyo… -Se giró sin mirarme-. Por favor… márchate.
-Eres… ¡Eres idiota! El ser más… ¡Mírame! –Se quedó paralizado y le grité-. ¡Mírame!
-¿Para qué? –Sus ojos destilaban rabia-. ¿Para que me digas que no lo haga? ¿Para que me supliques que no lo haga porque ellos te lo han pedido?
-No… -Alcé una ceja-. Porque yo te lo pido.
-No me hagas esto…
-No lo entiendes, ¿verdad? Quizá… sí, tú debes tomar tus decisiones, no eres mi responsabilidad… pero… -Suspiré-. ¿Has pensado en mí? ¿En qué pasará si algo te ocurre?
-No creo que te importe demasiado ahora… -Dijo girándose-. Así que, me pase lo que me pase, sé que tú estarás bien…
-¡Seth! –Se giró y suspiré-. Estaba enfadada… no lo dije pensando que… no sé. Que te lo creerías. Eres… lo más importante que tengo, ¿crees que habría vuelto si no fuera así?
-Sé lo que Claire te dijo… y…
-No tiene que ver con lo que Claire dijera… no tiene que ver con… la manada, o… con los vampiros, híbridos y demás seres mitológicos –Me miró perdido-. ¿No lo entiendes? Esto… es sobre nosotros. Sobre ti, sobre mí… sobre porqué siempre tenemos que estar sufriendo. He leído tantas cosas, te hice sufrir tanto y tú… sin embargo… -Sus ojos se enternecieron de repente, sonreí levemente-. No me has fallado nunca, a pesar de… que me hubiera ido de tu lado…
-Volviste…
-Y míranos… -Medio sonreímos-. Recuerdas… -Saqué aquel contrato antiguo y sonreí-. ¿Recuerdas esto? –Él lo miró y evitó sonreír más-. Creo… que bueno… -Suspiré acercándome lentamente-. He recordado muchas cosas estos días, ¿sabes? Cosas… de todo tipo. De mis padres, de mis amigos… de mi familia… de ti. Cosas nuestras… -Sonreí parando a dos pasos de él-. Cosas muy nuestras… -Él casi rió al ver mi énfasis en el muy, yo reí-. Y he estado leyendo este contrato una y otra vez… y creo que no me han gustado algunas cosas…
-Ya… -Rió-. Me alegra que… -Señaló el papel en mi mano-. No sé, que te hayas acordado de tantas cosas… pero… -Alzó una ceja-. ¿Qué cambia eso? –Tragué al ver que se ponía algo más serio-. Darlene… te he fallado. Y eso… no se puede cambiar.
-¿Qué me has fallado? –Dije incrédula-. Seth… -Suspiré y cogí su brazo, él me miró apenado y fruncí mis labios-. Vale… quizá… no sé… -Él frunció sus labios y miró al suelo-. Quizá no has sabido actuar… ni yo reaccionar bien a esto… pero… ¿quién hubiera sabido? –Me miró serio y yo sonreí-. Eso no quiere decir que tengas que… -Suspiré y pensé durante un silencio incómodo, estábamos angustiados y yo no sabía qué decir-. Estos días… he recordado muchas cosas. Pero también he tenido tiempo de pensar… pero hasta este momento no he comprendido qué nos pasa…
-¿Qué…? –Me miró confuso-. ¿Qué quieres decir?
-No hay manuales para la vida, mucho menos para las nuestras. Siempre hemos intentado seguir normas o… no sé, o pautas que el mundo dicta… pero… no somos como ellos.
-Pero… hay que hacer las cosas de alguna manera, hay que… darle sentido a las cosas.
-¿Y qué sentido tiene que estemos así? –Le miré con una media sonrisa-. ¿Qué sentido tiene que hayas estado sufriendo estos días? ¿O que yo me haya ido? Nos hemos equivocado en muchas cosas… todo por intentar hacer las cosas de una manera determinada…
-¿Y qué deberíamos hacer, entonces?
-Pues… -Sonreí y me encogí de hombros-. Tú pusiste unas pautas para unas maravillosas vacaciones… y fueron bien, ¿verdad?
-Para nosotros… -Lo meditó y cabeceó-. Sí. Fueron… -Medio rió-. Divertidas.
-Y creo que… algunas cosas más que otras, ¿no? –Reímos y él asintió, había captado a lo que me refería-. Quiero todo eso.
-Pero… -Sonrió tomando mis manos y alzando una ceja-. No estaría muy bien… -Yo alcé otra ceja y el entreabrió la boca, la cerró y suspiró-. No lo veo… correcto.
-¿El qué?
-Eso…
-¿Hacer el amor con tu novia? –Alcé una ceja y él rodó los ojos sonriendo y asintiendo-. ¿Por qué no? No veo que hay de malo… -Sacudí el papel-. Estaba en el contrato, ¿recuerdas?
-Pero… eso fue hace mucho tiempo. No es la misma situación…
-Lo sé… -Sonreí y solté sus manos, le tendí el nuevo y me miró curioso-. Lo he… modificado. Ligeramente.
-¿Ligeramente? –Asentí y él rió incrédulo-. No… -Inspiró y me miró-. No sé si voy a estar de acuerdo… tendré que revisarlo meticulosamente…
-Son nuestras nuevas normas… algunas se han quedado… y hay otras nuevas. Pero es que… -Reí-. El punto cinco de los extras me parece realmente interesante… -Él rió y me miró negando, sonreí y acaricié su rostro que se tornaba un poco triste-. ¿Puedo preguntarte algo? –Asintió-. Cual es la primera norma de tu lista… -Me miró confuso-. De… no sé, que es lo que nunca harías…
-Hacerte daño. No puedo perdonarme…
-Vale, vale… -Suspiré acercándole a mí y apoyando nuestras frentes-. Lo sé, pero… a eso me refiero. No quiero recordar esas cosas como algo pasado, no quiero saber que pude disfrutar de ti en todos los sentidos y que por esta endemoniada situación ahora me niegues lo que antes me regalabas…
-Darlene… -Le besé sin dejar que hablara, su beso fue voraz, sus brazos me acercaron lo más posible a él y fui acomodándome en su amplio hombro hasta que dejó de besarme para permitirme respirar. Sonreímos-. Eres una chantajista de primera. Pero… no sé si me convence el trato.
-¿Te ha dolido este beso? –Rodó los ojos y me miró evitando sonreír-. ¿Te ha parecido algo… inmoral o… que no deberías haber hecho?
-Rotundamente no. Pero no es lo mismo…
-Pero es injusto que no podamos sentir lo que sentíamos antes. No recuerdo bien las sensaciones… pero sé que me gustaba y que tú lo añoras. No quiero privarte de más cosas, has estado tanto tiempo sin si quiera besarme… por una tonta norma moral que no es aplicable a nosotros. No sabes cuánto deseaba que me besaras… -Se mordió el labio, sonreí triunfante-. Así que olvídate de todas esas estupideces… simplemente… quiero saber cómo se siente eso.

Mordió su labio de nuevo e inspiró. Me miró fijamente y se lanzó a mis labios, podía notar su ansia, sus manos me acariciaban de una manera suave y decidida, le abracé fuerte sin saber muy bien qué hacer. Comencé a notar que tiraba de mí, me levantó y me sentó en la mesa de la oficina, se separó de mí respirando con dificultad, como yo. Acarició mi pelo y me miró serio.
-¿Qué te ronda? –Le miré raro-. Te noto… -Suspiró-. No estoy seguro… y tú tampoco.
-Bueno… -Hice un mohín y él alzó sus cejas-. Es que… lo que recuerdo me gusta. Pero… me da un poco de miedo que… no sea como antes. Técnicamente… no es mi primera vez. Pero no sé si lo es en la práctica… quiero decir… -Suspiré-. No recuerdo si la primera vez me dolió, pero Hanna y Susan dijeron que a ellas sí… así que…
-Ya… -Sonrió-. Pues… -Suspiró y me miró de un modo tierno, acarició mi pelo y sonrió-. No recuerdo que te quejaras al respecto… -Rió un poco y yo con él-. Pero… tienes razón. Quizá no sea igual… y si no estás segura…
-Quiero hacerlo… -Alzó sus cejas y suspiré-. Pero… me da miedo que duela, sólo eso… no tengo dudas de que quiero hacerlo.
-No estoy tan seguro…
-Sólo… -Miré a mi alrededor y después a él-. No quiero sentirme incómoda con esto… y estoy empezando a sentirme mal… -Asintió alejándose un poco y le aferré-. Haz que cambie… sólo… -Arrugué mi nariz-. ¿Podemos hacerlo en otro sitio? –Rió y me miró prudente-. No me gusta la idea de que alguien nos vea…
-Vale…

Rió mordiendo su labio y me miró. Se acercó a mis labios y me besó despacio, me apoyé en su pecho y él acarició mis piernas colocándolas alrededor de su cadera, me estremecí y se alejó un poco sonriendo. Me aupó y me llevó hasta la puerta principal, sonreí al ver que me llevaba a un lugar más íntimo que la oficina. Dejé de sentirme confusa y le besé, noté que sonreía y me quitó la chaqueta dejándola tirada en el recibidor. Maila salió corriendo a recibirnos.
-Dile hola Maila… -Reí-. Ha venido a recibirte…
-Hola Maila… -La miré por un instante y volví a sus ojos-. Adiós Maila…

Él rió y le besé, noté que subíamos las escaleras, pero él no se separó de mis labios. Me sujetó con un brazo y abrió la puerta de mi cuarto, la cerró con el pie posando su mano libre en mi espalda, escuché a Maila ladrando en la puerta y reímos. Él se arrodilló en la cama y se tumbó sobre mí, comenzó a regalarme cortos y dulces besos por la cara y el cuello… yo le abrazaba.
-Tengo calor… -Dije sofocada-. Estás ardiendo…
-Lo sé… -Dijo medio riendo y quitándose la camiseta-. Lo siento…
-No… -Negué besándole-. Me gusta… he añorado tu calor…
-Me alegra oírlo…

Sonrió besando mi cuello y colando sus manos bajo mi camiseta. Suspiré y noté que sonreía, me besó en la boca y me levanté ligeramente para quitarme el jersey. Él me ayudó mientras seguía besando mi cuello, se alejó ligeramente mirándome, miró mis pechos y los acarició. Me mordí el labio suspirando y él sonrió volviéndome a besar tumbándose sobre mí.
Sus manos siguieron acariciando mis pechos, sentía un extraño hormigueo en mi vientre cuando él lo acarició, desabrochó el botón de mis vaqueros y se alejó para quitarlos. Saqué mis zapatillas como pude y él rió al verlo, yo sólo pude sonreír. Mi corazón se encogió al ver cómo sacaba lentamente mis pantalones, acarició mis piernas de una manera que me pareció sexy a la vez que dulce, se acercó de nuevo a mí y me sorprendí al notarle entre mis piernas. Él tragó en seco y besó mi cuello, sus manos en mis caderas fueron subiendo en una suave caricia por mi espalda, sus manos pasaron a mis hombros y recorrieron mis brazos con los tirantes de mi sujetador entre sus dedos.
Sus besos se dirigieron a mi tráquea cuando noté sus manos en mis pechos. Me estremecí al notarlo, enredé su pelo entre mis dedos con fuerza y él mordió ligeramente mi cuello haciéndome estremecer de nuevo. Se acercó más a mí y gemí al notarle entre mis piernas. Reí después, haciéndole reír a él mientras seguía besando mi cuello. Busqué sus labios con los míos y él me los ofreció, mis manos acariciaron su espalda mientras él me abrazaba. Tiré de su pantalón y él sonrió besando mi mejilla, una de sus manos pasó por mi escote y mi vientre hasta llegar a su pantalón, desabrochó el botón y tiré hacia abajo. Su mirada se cruzó con la mía y creo que me sonrojé.
-No corras tanto… -Dijo riendo y besando mi mejilla, se acercó a mi oído y susurró-. ¿Acaso tienes prisa? –Rió besando mi cuello y acariciando mis pechos a la vez. Gemí y él sonrió en mi cuello-. No sabes lo mucho que he añorado oírte así… cuando lo hacías en tus sueños no era ni la mitad de satisfactorio…
-Ya… -Suspiré-. Tampoco mis sueños se sentían así…

Medio reímos besando el cuerpo del otro, pero pronto sus labios se alejaron de mi cuello y se posaron en mis pechos. Cerré mis puños en su cuello y resoplé evitando gritar. Enredé una mano en su pelo y la otra la puse en mi boca. Él rió lamiendo uno de mis pechos y retiró mi mano haciendo que me escuchara. Sus manos acariciaron mis costados mientras seguía enredando su lengua en la cumbre de mi pecho, mis manos tiraban de su pelo con fuerza, pero él no se quejaba.
-Seth… -Grité cuando mordisqueó ligeramente y, como si intentara curarlo, besó en el mismo lugar-. Esto es… -Dije respirando como pude-. Es…
-Lo sé… -Besó mi cuello, cuando lo noté entre mis piernas esta vez fue mucho peor, grité y él se acercó más por mi grito mientras ronroneaba-. ¿Demasiado?

Asentí mientras él sonreía en mi piel, siguió besándome cuando su mano se posó entre mis piernas, tragué en seco y me abracé más fuerte a él mordiéndole en el cuello. Me acarició fuerte y grité, noté como gruñía en mi cuello.
-Seth… -Murmuró contra mi cuello acariciándome de nuevo y haciéndome gemir, mordí su oreja y susurré-. ¿Es normal que esté…?
-¿Húmeda? –Dijo sonriendo-. Sólo es el comienzo…

Me acarició fuertemente de nuevo y volví a gemir… me empezaba a desesperar, quería morderle, arañarle… y lo hice. Él contraatacó, me sorprendió notar cómo quitaba mi ropa interior y me rozaba con su piel, grité más fuerte que nunca y él gruñó aferrando mi muslo. Noté cómo sus dedos cambiaban de posición, el pulgar seguía en el mismo sitio, pero otros dos se deslizaron entre mi piel. Amortigüé mi grito en su hombro al notar cómo entraba en mí, mis ojos se abrieron de par en par y él se quedó estático mientras yo intentaba relajarme. Resoplé contra su piel y noté que sonreía mientras besaba mi cuello, besé su mandíbula y no tardó en girar su cara para besar mis labios. Se alejó un poco y besó mi mejilla cuando movió de nuevo sus dedos. Me estremecí de un modo extraño, dándole con mi talón en el trasero. Hice una mueca de disculpa y él sonrió negando y besando de nuevo mi cuello mientras se movía despacio. Cerré los ojos concentrándome en sentir sus caricias, temblaba a cada mínimo movimiento que él hacía, mi corazón latía errático.
Comenzaba a desesperarme, por algún extraño motivo a cada minuto que pasaba odiaba esa sensación, quería más… y en un momento de desesperación se lo hice saber. Él sonrió besando mi cuello y pude notar cómo se deslizaba saliendo de mí, suspiré y grité cuando recorrió el camino de vuelta. Él sonrió besando mi clavícula y deslizando sus manos por mis caderas, sus manos fueron bajando por mis muslos haciendo que mis rodillas se colocaran casi en sus costillas. Me besó en el hombro mirándome de reojo, tragué e intenté respirar tranquila, su mirada me inquietaba.
Siguió besando mi hombro sin perderme de vista, cerré mis ojos al sentirle y todo mi cuerpo se puso rígido. Él se alejó besando mi clavícula, mi cuello, mis labios… cuando mordió mi barbilla me relajé, él volvió a acercarse a mí y temblé ligeramente alejándome. Él gruñó en mi cuello.
-Lo siento…
-Tranquila… -Le miré algo aterrada y él sonrió-. Ven…

Me llevó con él, sus manos en mi espalda… se sentó sobre sus talones y a mí sobre sus piernas. Podía notar el frío entre las mías, tragué en seco ante su mirada, me tenía completamente hipnotizada. Suspiré acercándome un poco más a él, le besé temerosa y me decidí. Levanté mis caderas y él posó sus manos en ellas por mi indicación. Comencé a bajar despacio y él me guió. Clavé mis uñas en su espalda y mordí mi labio con fuerza cuando le sentí.
Su respiración era tan errática como la mía, pero estaba completamente estático. Me abracé más a él y besé su cuello, él nos levantó ligeramente y volvió al mismo sitio. Podía sentir cómo entraba más en mí, resoplé contra su hombro y él acarició mi pelo besando mi cabeza. Comenzó a mecernos, notaba su movimiento y era desesperante a la vez que excitante. Me levanté sobre mis rodillas levemente y me dejé caer, ambos gemimos levemente. Le miré y sonreímos, mi respiración era agitada como la suya, sus labios se estamparon en los míos y medio reí, él sonrió tumbándome de nuevo y besando mi cuello mientas subía y bajaba sus caderas rítmicamente. Empecé a perder la noción de todo, sólo me centraba en sentir sus movimientos, cada vez más rápidos, cada vez más excitantes. Reprimí varios gemidos en su hombro, él gruñó en mi cuello y susurró.
-No hagas eso…
-¿Qué?
-Aguantarte… -Mordió mi cuello y medio gruñí-. Me gusta oírte…

Le mordí yo a él haciendo que gruñera. Cada vez su ritmo avanzaba más rápido, le obedecí y no guarde ni uno de mis gritos, tampoco mis besos, muerdos o arañazos. Simplemente dejé fluir lo que sentía y que mi cuerpo reaccionara como quisiera a sus embestidas. Apenas era consciente de lo que me rodeaba, sólo cuando su cuerpo frenó y él besó mi frente abrí mis ojos para mirar alrededor. Él sonrió y pasó su mano por mi frente, yo la pasé por mi pecho empapado de sudor. Sonreí con ganas y él hizo lo mismo, besó mis labios y siguió besando mi cuerpo… yo simplemente me dejé querer.



Me giré ligeramente acomodándome sobre mi costado e intentando calmar mi respiración. Tomé sus manos, me di cuenta de que yo estaba temblando.
-Estoy temblando… -Él asintió sonriendo besando mi espalda y abrazándome-. ¿Qué hora es?
-Las diez… -Asentí-. ¿Tienes que ir a algún sitio?
-No… -Negué y me giré sonriéndole-. No hay lugar mejor que este…

Me acurruqué entre sus brazos y su pecho, él sonrió besando mi frente y abrazándome. Me di cuenta de que me estaba quedando dormida cuando me tapó con una fina manta y me abrazó más fuerte.
-No dejes que me duerma…
-¿Por qué no?
-Porque no quiero que te vayas, ni que hagas tonterías…
-Te despertaré antes de que tenga que irme… -Besó mi mejilla dulcemente-. Te lo prometo…
-No me engañes… -Él rió y negó-. Por favor…
-No te engaño, te lo prometo…

Besó mi frente y me acomodé allí. Era cálido, cómodo… era el paraíso, así que me dejé llevar por el sueño.
Me revolví ligeramente, noté sus labios en mi pelo de nuevo. Le abracé fuerte y ronroneé en su pecho, noté que reía y me devolvía el abrazo besando mi pelo. Apoyé mi mejilla en su pectoral y le miré… tenía una enorme sonrisa en su cara, casi tan grande como la mía.
-¿Qué hora es? –Frunció sus labios y se encogió de hombros, rodé los ojos y él rió tomando el reloj y suspirando-. Las doce… creo que ya es hora de que nos levantemos, de hecho… tú deberías estar en clase, jovencita…
-¿No es aquí? –Rodó los ojos y reímos, me acerqué para besarle y me mordí el labio-. Yo creo que he aprendido muchas más cosas aquí de las que podía haber aprendido en clase…
-Ya… -Rió acariciando mi espalda sin descanso, medio reía, pero me miró de reojo con una pícara sonrisa-. Y además de aprender… ¿lo has pasado bien?
-Bueno… -Arrugué mi nariz y reímos, él rodó los ojos mirándome divertido-. No sé, la verdad es que… no ha estado nada mal.
-¿Nada mal? –Entrecerró sus ojos bromeando y suspiró-. Bueno… quizá debería pensar en cancelar el programa de mis clases…
-Hombre… -Rodé los ojos-. No son tan malas…
-¿Han pasado de no estar nada mal a no ser tan malas? –Entrecerró sus ojos de nuevo y reí con él, de repente acarició mi pelo y suspiró-. Ahora… en serio… -Frunció un poco sus labios-. ¿Lo has pasado muy mal?
-No… -Negué y me avergoncé un poco-. Me ha dado un poco de terror… pero… -Me encogí de hombros-. La verdad es que… eres bueno… -Rió muy alto y yo con él-. No, de verdad… no ha sido tan malo como ellas decían, para nada…
-Bueno… -Pareció satisfecho-. Digamos que era un terreno que ya conocía…
-Ya… -Reímos y suspiré. Arrugué mi nariz y me preocupé ligeramente-. Pero eso suena a trampa… ¿sabes?
-No del todo… no sabía si reaccionarías igual… o si te seguiría gustando lo mismo… -Me sonrojé un poco y él sonrió-. ¿Ha sido como esperabas?
-Pues… -Mordí mi labio-. La verdad es que ha sido mucho mejor de lo que pensaba… -Reí y él conmigo-. Ha sido genial… -Recordé sus palabras y reí-. ¡Demasiado! –Reímos y él acarició mi pelo mordiendo su labio. Me preocupé un poco y él me miró ceñudo-. ¿Es muy diferente a lo que recordabas?
-Veamos… -Miró hacia el techo y frunció su gesto para después mirarme y sonreír. Rascó su cabeza y suspiró-. Es diferente… -Dijo finalmente-. No demasiado, pero… sí, distinto.
-¿Distinto? –Asintió y fruncí mis labios-. ¿Cómo de distinto?
-Pues… -Sonrió ampliamente-. No sé, ha sido… genial –Rió un poco y acarició mi pelo-. Tu voz es distinta al hablar, pero… no has cambiado en tus formas cuando… te descontrolas. Me ha sorprendido gratamente… ha sido la mejor sensación que había tenido…
-Ya… -Fruncí mis labios y rodé los ojos-. Claro…
-¡Oye! –Entrecerró sus ojos y yo le miré mal-. ¿Qué tienes ahí?
-¿Dónde? –Me miré el pecho y él siguió mirando fijamente-. ¿Qué?

Hizo un sonido gutural y señaló mi clavícula, le miré raro y se tiró sobre mí para empezar a morder mi cuello. Reí y pataleé, él sólo se quedó sobre mí y me miró sonriendo.
-Ojala pudieras… sentir o saber de alguna manera… -Entrecerró sus ojos y sonrió-. Puedo intentar hacerte sentir lo que he sentido…
-¿Ahora?
-Por ejemplo… -Dijo ronroneando contra mi cuello-. Pero debo avisarte que va a ser mucho más intenso que antes… -Cerré los ojos suspirando y me dejé llevar por su susurro-. Aunque igual debería hacerte esperar… no me gustaría cansarte demasiado el primer día…
-A mí no me importa… -Dije estirando mi cuello para que siguiera besándolo-. En absoluto…
-Lo sé… -Suspiró y se apartó un poco de mí-. Pero hay un problema… -Le miré frunciendo el ceño y él sonrió acariciando mis muslos haciéndome estremecer-. Que tienes que esperar para sentir lo que yo he sentido…
-¿Esperar?
-Todo lo bueno se hace esperar…
-Es injusto…
-Lo sé… -Besó mi frente y suspiró-. Tengo que darme una ducha… tengo que arreglar un asunto, pero puedes quedarte descansando si quieres…

Gimoteé viendo cómo se metía al baño y sonreí. Recordé algún detalle de aquel encuentro, pero entonces mi cabeza volvió a su sitio. Me giré para mirarle ligeramente asustada cuando salió del baño.
-¿Pasa algo?
-Has dicho que tienes que arreglar un asunto… -Hice un mohín-. ¿Con ellos? –Él suspiró y asintió-. ¿Qué les vas a decir?
-Pues… -Se encogió de hombros sentándose a mi lado y acariciando mi cara-. No mucho, simplemente dejaré que hagan su… cosa –Entrecerré los ojos-. Sólo espero que no duela mucho… y que no me deje en fase constante, no soportaría no poder estar contigo de nuevo…
-¿Vas a hacerlo? –Le miré perpleja-. Pensé que lo habíamos hablado y que habíamos decidido que no lo harías…
-No recuerdo esa parte… -Dijo mirándome con perspicacia. Suspiró y negó tomando mi mano-. Me alegra que estés aquí conmigo, pero di mi palabra de que lo haría. No puedo dejar que a alguien más le pase lo que a ti… no puedo permitirlo. Y… sinceramente, es algo ligeramente egoísta. Si esto saliera bien… hay cientos de posibilidades.
-Pero Seth… no eres humano.
-Claro que lo soy…
-No es lo mismo, el mismo Carlisle reconoce que es una locura…
-Cariño… -Suspiró tomando mis manos-. Todo va a ir bien. Y si algo pasara… la manada cuidaría de ti… y tú de mí.
-No quiero que nadie me cuide, sólo tú… y no quiero tener que cuidarte, no quiero que te pase nada… no puedes hacerlo –Suspiró y me miró fijamente. Pude verlo en sus ojos, estaba completamente decidido, más por sus hermanos que por él mismo… lo pensé y le miré fijamente-. No es por ti… es por todos, ¿no es así? –Me miró con cautela y asentí-. Lo sé, un día tomé yo esa decisión… y fue mía, ¿cierto? Puedo comprender eso… -Asintió-. Pero fue mía… no tuya. Así que… si alguien tiene que hacerlo, seré yo.
-De ninguna manera… -Rió-. Jamás lo permitiré.
-Yo no pierdo mucho… -Me encogí de hombros-. ¿Qué podría pasar, que perdiera la razón? –Dije con ironía-. Tú has sido mi memoria de seguridad… si me formatean de nuevo… puedes darme una sobredosis de información… Esta vez sé lo que puede pasar, sé que eres el único que puede cuidar de mí… yo no sabría por dónde empezar contigo.
-No pienso dejar que lo hagas.
-¿Vas a sacrificar al caballo en vez de al peón?
-No digas tonterías…
-No es ninguna tontería… -Me encogí de hombros-. Eres mucho más valioso para el mundo que yo, tienes tu fuerza, tu don… yo sólo tengo esto, la oportunidad de sacrificarme por ti. No me quites eso.
-No voy a dejar que lo hagas, es una locura.
-No… piénsalo bien… -Sonreí-. Estoy sólo a una casilla del final del tablero… es cuestión de estrategia, simple y pura estrategia. Será mucho más efectivo, después de ti siempre tendrían que usar a otro humano, no hace falta que te antepongas de escalón, Seth…
-Darlene… -Noté como temblaba-. No puedo permitirlo. Si viera cómo te tocan, cómo… -Tembló de nuevo y suspiró-. Está fuera de mi control… -Olfateó y cogió su ropa, me vestí con lo primero que encontré y le seguí escaleras abajo-. No puedo dejar que lo hagas.
-Ni yo tampoco… -Le agarré del brazo cuando salía de casa-. Deja que ellos decidan. Opinión neutral. Tú y yo jamás nos pondríamos de acuerdo… -Negó frunciendo sus labios-. Seth… piénsalo fríamente, es lo mejor.
-¿Fríamente? Contigo no puedo hacer eso… estás por encima de cualquier cosa, ¿no lo entiendes? No soy razonable cuando se trata de ti. Si no fuera porque Jake me lo prohibió habría cogido un avión y les hubiera exterminado aquel día…
-¡Qué decidido! –Nos giramos para ver a Fernando resoplar. Isabel iba de su mano y de la de Edith, Nessie y Jake al otro lado de Fernando-. ¿Estás listo o retiras tu promesa?
-No la retira –Dije-. Pero lo haréis conmigo.
-De ninguna manera… -Seth me miró fríamente-. Por encima de mi cadáver…

Se giró hacia ellos y miré a Nessie fijamente, ella entrecerró los ojos y rozó a Jake antes de dirigirse hacia Seth. Apenas pude ver un borrón, Nessie se subió a sus espaldas y le dio un codazo en la cabeza. Me quedé pasmada mirándole, Jake suspiró pesadamente y rodó los ojos. El resto, como yo… estábamos simplemente congelados. Ella me miró y suspiró encogiéndose de hombros.
-No hubiera atendido a razones, más fácil noquearlo. Jake, encárgate de él… -Me tendió la mano-. Lo haremos en la mansión, será más seguro si Carlisle anda cerca…
-Pero… -Me acerqué a él y ella suspiró-. Seth…
-Estará bien… -Nessie rodó los ojos-. Vamos, seguramente se despertará en diez minutos. Me odiará y querrá asesinarme, así que me gustaría estar algo más lejos para que se le pase un poco el cabreo antes de que me pille…

Capítulo LXXIIX: Descubriendo a Darlene McBrown (Parte III). Juego sucio.

Aquí está el siguiente capítulo... os vais a llevar una pequeña decepción... pero bueno... espero que os guste! :P


Silvy ^^



**************




-¿Qué haces aquí? Y no me digas que vienes para que vuelva, porque no lo vas a conseguir… no al menos ahora… necesito estar sola.
-Lo sé… -Sus labios se fruncieron-. Sólo… quería ver si estabas bien… si… no sé. Si nos echabas de menos… o… si necesitabas algo.
-Estoy bien… -Bajé un poco la mirada, mi enfado pasó ligeramente-. ¿Cómo has venido hasta aquí? ¿Cómo sabías que estaba aquí?
-Alice, Nessie… -Se encogió de hombros-. He venido en coche…
-¿En coche? –Asintió-. Pero… son muchas horas…
-Sí, unas cuantas… he salido esta mañana a primera hora, he parado sólo a repostar… y a comer… no quería que se hiciera de noche antes de llegar.
-¿Quieres… tomar algo? No tengo gran cosa, pero… puedo prepararte algo de cenar, o… no sé. Tengo pasta, cereales… -Reímos-. También tengo helado…
-Suena bien… -Sonreí y asentí-. ¿Es de chocolate?
-Por supuesto… -Me encogí de hombros-. ¿Quieres un bol de helado y un vaso de leche? Puedo calentártela si quieres…
-Está bien… yo… -Miró su reloj y suspiró-. Debería llamar a mi madre, estará… estará preocupada –Asentí y me dirigí al frigorífico, escuché un poco la conversación-. No, no te preocupes… estaré bien… Ya, lo sé… pero es que está realmente enfermo, mamá. Ya sé que mañana tengo clase… pero iré el martes… si se encuentra mejor. Sí, lo sé… yo también os quiero. Adiós mami… -La miré por un segundo y volvió a teclear-. ¡Hola! Ya he llegado… Sí, no te preocupes… pero prométeme que Jake le mantendrá de guardia… si se entera de que no voy a clase me matará… y si mi madre se lo encuentra, no te quiero ni contar… -Rió y asintió-. Sí, no te preocupes. Tú… -Me miró-. Sigue el plan. Espera a que volvamos… -Hice una mueca y ella otra-. Intentaré que sea lo más pronto posible… Sí, adiós… -Colgó y me miró con un gesto de inocencia-. Bueno, quizá tú no quieras volver, lo respeto… pero… yo tengo que, al menos, intentarlo…
-Claire… -Suspiré y le tendí el bol-. No me hagas esto, ¿quieres?
-¡Vale! ¡Perdona! –Me cogió de la mano-. A mí tampoco me parece justo todo lo que estás pasando… así que… si quieres preguntarme algo, cualquier cosa… prometo responderte –Alcé una ceja algo incrédula-. Lo que sea… tú fuiste importante para mí, de una manera que igual no alcanzas a sentir, pero… sigo siendo tu amiga.
-¿Y qué pasa con… ya sabes, Jake?
-Ha levantado el pacto de silencio… Y además… -Rodó los ojos-. No tengo obligación de cumplir sus órdenes, Quil sí, pero no yo…
-En realidad… -Medio sonreí-. Empezaba a echar de menos el hablar con alguien… -Ella asintió con una enorme sonrisa y me arrastró al sofá, se sentó y comenzó a comer mientras me miraba atenta-. Es que… estoy… no quiero ni verle, ni hablar con él…
-Estás cabreada… -Dijo saboreando el helado-. Y… puede que sea comprensible, pero no es algo… ya sabes. Él no haría nada que pudiera… hacerte daño. O… no sé.
-Mal tema… -Dije tensándome-. No quiero hablar de él. Ni… de ellos. Sólo… de mí. Y de ti. No sé… cualquier cosa, menos eso…
-Está bien… -Se acomodó con el bol-. Dime de qué quieres que hablemos…
-¿Está bueno? –Ella asintió y me levanté a por la tarrina, me senté a su lado y nos miramos disfrutando del helado-. ¿Cómo era yo… con mis padres?
-Pues… -Suspiró y lo meditó-. No es que… conociera tanto esa parte de ti. Pero… les querías mucho… de maneras distintas. A tu padre… a pesar de que siempre parecía el fuerte, lo querías de un modo muy protector, siempre hablabas de él orgullosa… pero, con un deje… que parecía que fueras tú la adulta… -Reímos-. Aunque… solías hacerlo con todo el mundo. Con tu madre… era diferente. Cuando hablabas de ella… era… -Lo pensó-. No sé…
-Ella sufría mucho, ¿verdad?
-Sí, al principio… pero, cuando todo mejoró… era… raro. Hablabas de ella con orgullo, como te decía… parecía que tú fueras la madre… -Rió un poco y yo seguí escuchando atenta-. Pero todo eso cambiaba cuando hablabas de tu prima… de tu tía Cyntia hablabas como si de una hermana se tratara… y creo que, en parte, la sentías más de esa manera… y por eso estabas tan unida a AJ…
-¿Me podrías guardar un secreto? –Asintió-. Estuve con ellas… -Ella me miró y tragamos a la vez-. Fue muy raro.
-¿Qué… les dijiste?
-No les dije que era yo… pero… -Negué-. Me sentí realmente extraña, quería coger a la pequeña y abrazar a Cyntia… me sentí realmente impotente de no poderles decir la verdad… ella no me reconoció ni nada, sólo me pidió que le dijera a mis padres que la llamaran…
-¿Para qué?
-Pues… -Me encogí de hombros-. No tengo ni idea, la verdad…
-¿No tienes curiosidad por saberlo?
-Un poco… pero… ¿Qué hago? ¿La llamo?
-Bueno… -Miró su reloj-. Creo que es un poco tarde… quizá mañana, si quieres… podría hablar yo con ella, no creo que recuerde mi voz…
-¿Harías eso por mí?
-Sí… -Asintió y me miró prudente-. ¿Puedo hacerte una pregunta a cambio? –Fruncí mis labios, pero asentí-. ¿Nos has echado de menos?
-Pues… sinceramente… -Fruncí mis labios-. Apenas he tenido tiempo de pensar en eso, he estado leyendo mucho mis diarios… y no sé. Había momentos en que sí… -Alzó una ceja y suspiré-. Sí, a él en especial… pero no hace que esté menos enfadada, ni que porque le añore a veces olvide todo y quiera volver…
-¿No has pensado en volver, llamarle o algo?
-Sí, bueno… no en volver, pero sí en llamarle o escribirle… -Suspiré pesadamente-. Pero no sabría qué decirle, así que…
-Simplemente lo que sientas, él lo agradecería…
-¿Cómo está?
-Pues… -Se puso triste-. Realmente… -Se mordió los labios-. Te echa mucho de menos. Demasiado… más de lo que puedas llegar a imaginar.
-No… -Negué-. No quiero hablar de eso…
-Está bien, de acuerdo… hablemos… no sé. ¿Cómo decidiste venir aquí?
-Pues… no lo sé muy bien. Me sentía… atascada –Alzó una ceja-. No sólo estuve con mi tía…
-Kevin… -Susurró-. Estaban algo nerviosos por eso…
-¿Alice? –Ella rió y asintió-. Bueno, pues no sé… -Suspiré profundamente y ella sonrió-. No sé… creo que, de alguna manera, me sentí atraída por él… -Alzó sus cejas y rió-. ¿Qué? ¿Tan descabellado es eso?
-No… bueno… -Bostezó ligeramente y negó-. Supongo que… estabas sola, con alguien con quien estuviste muy unida en un pasado… no creo que sea descabellado, pero sí gracioso… Creo que jamás me habías hablado de Kevin en esos términos… -Rió y yo con ella-. Era más como tu hermano, al menos… eso me decías a mí.
-No lo sé… -Suspiré-. Creo que en algún momento de mi vida pasada también había sentido algo como eso… o no sé… -Me encogí de hombros-. Creo que era muy especial para mí.
-No te lo voy a negar… pero… ¿Qué estuvieras atraída sexualmente por Kevin? Lo dudo…
-¿Tú crees? –Rió y asintió dejando el bol vacío en la mesita, bostezando de nuevo-. ¿Estás muy cansada? Si quieres… podríamos ir a descansar.
-Pues… -Chascó su lengua y se tumbó sobre mis piernas-. Sólo necesito estirarme… si no me pides un gran esfuerzo físico… podré seguir hablando… -Reímos y asentí-. ¿Qué?
-Me siento… -La miré y sonreí-. Me resulta raro, cuando estábamos allí… no me sentía tan… conectada.
-¿Conmigo? –Asentí-. Reconozco que en eso soy un poco culpable… -Hizo una mueca-. Me daba miedo acercarme demasiado, siempre tiendo a decir cosas inapropiadas… y no quería decir nada que pudiera herirte, así que… mantenía las distancias. Lo siento…
-No te preocupes… -Me encogí de hombros-. Intentaré borrarlo de mi mente, eso parece fácil para mí, al menos…
-Ya… -Reímos-. Echaba de menos tu humor sarcástico… -Sonreí con ella-. En serio, lo siento… en parte, es una de las razones por las que estoy aquí… sentía que te había defraudado, no quería fallarte en esto también, sentí que tenía que hacer algo al respecto… siento haber tardado tanto, pero…
-¿Pero…?
-Quil me dijo que no debía meterme, que es algo entre tú y Seth… pero… no podía dejarlo estar, eres mi amiga… y cuando… bueno, anoche discutimos… y esta mañana no ha podido impedir que viniera… yo sabía que debía hacerlo y al final lo entendió.
-¿Discutiste con Quil? –Asintió-. ¿Fue muy fuerte?
-Un poco… -Entristeció y se encogió de hombros medio sonriendo-. Pero sé que cuando vuelva me perdonará, al final lo entenderá… siempre lo hace.
-¿Tan fácil?
-Siempre es fácil con ellos… seguramente llegaré… y simplemente me abrazará. Todo habrá pasado. Estará tan asustado ahora que no estoy con él… que simplemente dejará todo correr al verme entre sus brazos… -Sonreí y asentí algo ida-. Oye, cambiando de tema… -La miré menos aturdida-. ¿Quieres saber el nuevo cotilleo de la reserva?
-¡Claro!
-Sue se va a mudar… Vera y Leah van a quedarse solas… creo que incluso hablaron algo sobre una boda, pero… no sé si al final se casarán.
-¿Sue y Charlie?
-¡Sí! Alice está emocionada… por lo que Nessie me dijo, están intentando convencer a Charlie para que le pida matrimonio y deje que Alice y Nessie organicen la boda…
-¿En serio?

Asintió aún sobre mis piernas. Empezó a contarme cosas también sobre el instituto, le pregunté sobre Hanna y Bryan, ella dijo que se les veía tímidos… que tampoco había visto muestras de cariño excesivas, no era como Dylan y Susan… me quedé de piedra al saber que se lo habían dicho a los padres de Dylan, pero al parecer estaban encantados con la idea. Poco después sus bostezos fueron muy seguidos, me dio pena después del viaje tan largo que había hecho por mí.
-Podemos irnos ya a dormir… mañana podremos seguir hablando…
-Claro… -Bostezó de nuevo y reí-. Voy al coche a por la mochila, he venido con un poco de ropa por si acaso…
-¿Por si acaso?
-Sabía que me iba a llevar tiempo convencerte… tenía una mínima esperanza de conseguirlo a la primera, pero eres dura de pelar…

Rodé los ojos y esperé a que entrara. Subimos a la habitación y le pedí tímidamente que se quedara a dormir conmigo. Ella asintió y se tumbó en la cama, saqué un coletero de mi maleta y entonces una pregunta surgió.
-Claire… -Ella me miró curiosa-. ¿Tú sabes qué es esto?
-Oh… -Sonrió cogiendo el cofre con sus manos y asintió-. Sí, lo recuerdo… es un regalo que Leah y Sue te hicieron, son esencias… -Se encogió de hombros y sonrió-. Ya sabes, algo así como aromaterapia… -Rió-. ¿No has abierto ninguno? –Negué-. Prueba, anda…
-A ver… -Ella rebuscó y me tendió uno, al abrirlo… suspiré-. Me recuerda… -Entrecerré los ojos y ella rió-. Ya… ahora lo pillo… -Reímos y ella se tumbó, yo cerré el bote y guardé el cofre-. Muy original, todo hay que decirlo…
-Ese regalo te encantó… -Dijo abrazándome-. Yo te regalé unos pendientes, me acuerdo que era un poco cría… pero, parecieron gustarte. Aunque creo que sólo era porque los había hecho yo…
-Seguro que me seguirán gustando… no como eso… -Me miró raro-. No me parecen muy útiles unos botes que huelan a él…
-¡Vamos, no seas tan dura! Seguro que lo echas de menos más de lo que quieres reconocer, al parecer, no sólo conservas tu sarcasmo, también tu tozudez…
-No soy tozuda…
-Pues vuelve conmigo mañana…
-¿Te irás mañana?
-La idea es que vengas conmigo… el martes tengo que ir a clase, debería irme mañana antes de comer para no llegar muy tarde a la reserva, me gustaría pasarme a por mi abrazo de perdón antes de que mi madre me castigue por una semana… y me gustaría ver la cara de Seth al ver que vienes conmigo…
-No voy a ir…
-Bueno, mañana hablaremos sobre eso…
-No me vas a convencer…
-Jugaré sucio…

Reímos un poco y ella se durmió al poco rato. Parecía tranquila… pero yo no. Tenía aquel olor metido en la nariz… y pensar que tenía a Claire en mi cama en vez de a él me producía un sentimiento extraño. La odiaba en una pequeña parte, odiaba que hubiera venido… ahora no podía dejar de pensar en él, en lo que había dicho sobre cómo Quil iba a perdonarla. “Siempre es fácil con ellos”… a mí no me lo parecía… pero ella… dormía apacible, con una sonrisa amplia… esa sonrisa que en ella parecía imperturbable, imborrable.

Tuve un sueño extraño, de nuevo soñé con él, era… una estampa un poco extraña. Él me abrazaba y me besaba al volver, pero después no era él, no era yo… eran Claire y Quil.
-¡Buenos días! –Ella rió zarandeándome un poco-. Hace un buen rato que ha amanecido… y he pensado que, ya que estoy en una especie de mini vacaciones, podríamos darnos un baño antes de que me vaya… ¿Te apetece?
-Claro… pero… -Miré a mi alrededor-. No he traído bikini…
-¡Vamos! ¿Qué más da? En ropa interior… nadie nos va a ver ahora… -Se encogió de hombros y rió-. Venga, que me apetece mucho…
-Dame unos minutos… necesito ir al baño…
-De acuerdo, yo iré preparando el desayuno para cuando salgamos del agua…

Asentí y cuando bajé ella dejaba las cosas en la mesa de la terraza. Puso un mantel de tela por encima, dejó unas toallas en las sillas y sonrió corriendo en ropa interior hacia el agua… sonreí y tuve un pensamiento demasiado extraño. Era como… si viera algo en ella demasiado infantil e inocente… aunque, supuestamente, ella era un año mayor que yo ahora… o lo que fuera. Sacudí mi cabeza y me quité la camiseta y los pantalones para correr tras ella.

Nadamos por un rato y nos salpicamos, apenas estuvimos media hora en el agua y salimos corriendo porque teníamos muchísimo frío. Nos envolvimos en aquellas enormes y esponjosas toallas, reímos desayunando y ella suspiró mirando al mar.
-Si ellos estuvieran aquí… -Rió-. Ahora mismo mis pies no se estarían poniendo azules por el frío… -Rió alto y yo con ella-. Le echo de menos…
-Tampoco hace tanto frío… -Alcé una ceja-. Pero sé lo que quieres decir…
-¿No te apetece hacer unos poco kilómetros para entrar en calor?
-Claire… -Rodé los ojos y negué-. Voy a recoger y darme una ducha… no quiero ponerme enferma…
-¿No has dicho que no hacía frío?
-No es por el frío por lo que podría ponerme enferma…

Ella rió y rodó los ojos, cogió mi mensaje… o al menos, eso creí. Recogí todo y ambas subimos hacia el baño, me relajé bastante con el agua cálida, pero inevitablemente un recuerdo en forma de fogonazo hizo que decidiera cambiar la temperatura del agua. Ella estaba sentada en la terraza mirando al infinito cuando bajé, sonrió y me senté a su lado.
-Apenas recordaba esta playa… hacía muchos años que no estaba aquí…
-Yo no la recordaba, directamente… -Reí y ella conmigo algo más débil-. Pero al parecer he estado aquí bastantes veces… -Hice una mueca al recordar uno de los tantos sueños que había tenido con él, la miré y humedecí mis labios para preguntar-. Eso… -Tragué cuando me miró y bajé la vista-. Yo… -Cogí aire y la miré-. Me gustaría preguntar algo más antes de que te vayas…
-Nos vayamos…
-Lo que sea… -Rodé los ojos y ella sonrió-. Alguna vez… te conté algo sobre… Seth. Algo… íntimo, quiero decir…
-¿Sobre sexo? –Tragué en seco y ella sonrió-. No os gustaba contarme esas cosas porque Quil se enfadaba… pero, según las bromas que a veces oía en el taller… era algo que os iba muy bien… -Rió ante mi sonrojo-. Ya sabes… ellos… hablaban en clave, pero ahora puedo entender la mayor parte de las bromas… -Sonrió-. ¿Por qué lo has preguntado?
-Porque a veces… he soñado con eso –Ella asintió seria-. Me angustia un poco… es… como si una parte de mí supiera, recordara cómo era y lo ansiara… pero la otra parte está atemorizada, es como… que me da miedo que no sea como lo recuerdo o como lo sueño…
-No sé, no te puedo ayudar en eso… -Arrugó su nariz-. Pero puedes hablarlo con él…
-Claire… -Suspiré y le miré molesta-. No voy a volver hoy… no sé si algún día querré volver allí, no me sentí cómoda la última vez.
-Pero… ¡es tu hogar! ¿Cómo puedes decir eso?
-No… -Negué-. La reserva no es mi hogar. Forks no es mi hogar… mi hogar está en Monroe… y en Seattle… y no puedo estar allí porque algo me pasó, algo que aún no llego a comprender, algo que me cambió y me alejó de esa vida. Así que no me pidas ahora que vuelva allí, porque lo único que siento es odio hacia ese lugar.
-No hablas en serio…
-Créeme que sí… no está en mis planes el volver…
-No puedo creerte… -La miré y ella tragó, humedeció sus labios y habló con tono aturdido-. ¿Hablas en serio? ¿Nunca?
-No lo sé… pero no ahora, no de momento, al menos… no por él.
-¿Sabes cómo está? ¿Sabes acaso todo lo que está pasando allí? ¿Te has preguntado acaso qué es lo que me ha traído hasta aquí?
-Supuestamente… -La miré alzando una ceja-. Amistad.
-Sí, eso es… -Me miró y se mordió el labio, se levantó y regresó tendiéndome una cinta-. También quería darte esto…
-¿Qué…? –Cogí aquella cinta-. ¿Qué es esto?
-Creo que deberías verlo, quizá así te des cuenta del error que estás cometiendo… ¿Sabes lo que ha supuesto que te vayas? ¿Has pensado en cómo está él?
-Ya me has dicho que no está muy bien, que está mal… pero no cambia nada… no va a hacer que me sienta mejor el verle ahora…
-Mal… -Suspiró-. ¿Crees que eso puede describir su estado? –La miré algo triste-. Está loco, no sabe… -Suspiró pesadamente y negó con los ojos cerrados-. ¿Sabes por qué he venido?
-Porque quieres que vuelva…
-Así es… pero yo también estaba huyendo. No es justo para nadie… y creo que ya sabes que todos sentimos muchísimo lo que te pasó. Pero… tienes que entender que no eres la única que está sufriendo. Sí, tú no recuerdas muchas cosas… pero nosotros perdimos parte de nuestra vida, Seth está perdiendo la cabeza… y va a conseguir que sus propios hermanos le maten –Alcé una ceja-. Es por lo que he venido, sólo tú puedes convencerle de que no haga alguna tontería, no te pido que vuelvas si no quieres, pero al menos llámale y pídele que entre en razón…
-¿De qué me estás hablando?
-Él quiere hacer algo… -Suspiró y negó. Me miró, su mirada estaba triste y cansada, no pude evitar acercarme y tomar su mano-. Van a acabar matándole. Si no se mata él mismo, harán que lo maten. No quiero que eso pase… nunca he visto a Quil así… y tampoco a Jake. E incluso los Cullen…
-Claire, no entiendo nada…
-Él quiere… que le hagan lo que a ti. Pero no entiende que si va a Volterra no llegaría ni a poner un pie en el castillo, le descuartizarían mucho antes y serviría de pretexto para que los vampiros dieran caza a toda la tribu… acabarían con cualquiera que pudiera poseer el gen… Alice ha visto que lo están esperando, quieren una excusa para esclavizarlos o exterminarlos.
-Él nunca pondría…
-Darlene… -Me miró con los ojos llorosos de nuevo-. Quil y Jake tuvieron que enfrentarse con él. Quil casi acaba con él, toda la manada está alterada… Jake intenta mantenerse imparcial, Vera le ayuda en eso… pero incluso Leah está dispuesta a atacar a su hermano antes de que ponga en peligro a toda la tribu. Quil lo ha visto en su cabeza… y todos piensan lo mismo.
-¿Quil y Jake le atacaron? –Ella asintió-. Y… ¿ahora?
-Ahora… Jasper intenta tenerlo bajo control, Vera y Jake le vigilan… pero ha pedido a Nessie que les llame, ella ha tenido que acceder… llamó a Edith y a Marta para que vinieran con sus hermanos, no les ha explicado las pretensiones de Seth… y va a intentar evitar que Fernando e Isabel se enteren… pero a Marco no le ha hecho ninguna gracia quedarse sin sus dos apoyos en Volterra, sospecha algo y si se entera de que han hecho algo así con la manada…
-¿Algo así?
-Marco no quiere que los dones de los híbridos se… malgasten. No estuvo de acuerdo con lo que hicieron contigo… y han hecho lo posible porque no se sepa… hay aquelarres pendientes de cada movimiento de la nueva alianza de los Vulturi, sólo están esperando que den un paso en falso para levantarse contra ellos… si esto se supiera…
-Y… ¿qué tengo que ver yo en esto?
-¿No lo entiendes? Él sólo quiere terminar lo que empezaste… -La miré raro-. Y en el intento, olvidarte. Pero ni siquiera Carlisle está seguro de que vaya a salir bien, podría acabar realmente mal… podría incluso perder la capacidad de entrar en fase, o mucho peor… no poder salir de fase nunca. Carlisle dice que con su naturaleza tan inestable no puede saber con seguridad qué pasara…
-¿Y qué quieres que haga yo?
-Tienes que hablar con Seth… tienes que convencerle de que…
-No voy a hacerle cambiar de opinión… -La corté-. Es mayorcito…
-Eres la única que puede hacerlo…
-Claire… -Me cubrí la cara con las manos y las pasé a mi cuello mirando al mar, una parte de mí gritaba que fuera… pero el dolor era más fuerte que eso-. No puedo hacerlo, Claire…
-¿Cómo que no? Sólo tienes que ir, pedirle que no lo haga…
-¿Y luego qué? ¿Quedarme allí con él? En el momento que necesite irme de nuevo él volverá a hacerlo… ¿Y si no es lo que yo quiero?
-¿Qué? –Me miró indignada-. ¿No ves que él se está jugando la vida por intentar olvidarte?
-No podría hacerle cambiar de opinión, aunque quisiera…
-¿Aunque quisieras? ¿Qué quieres decir?
-Que igual es lo mejor, que me olvide… no veo que puede tener eso de malo. Él podría seguir con su vida… y yo con la mía.
-¿Qué? ¿Y el resto de la manada? ¿Y su vida? ¿Acaso quieres que él pase por lo mismo que has pasado tú? ¿Quieres que no recuerde absolutamente nada?
-Sinceramente… -Me encogí de hombros-. Es libre de hacer lo que quiera. No me preocupa lo que haga, si ha tomado una decisión no voy a intervenir. No es cosa mía.
-¿Y si algo sale mal? ¿Y si tiene que abandonar la manada para siempre?
-No es cosa mía… -Me encogí de hombros-. No es algo en lo que yo pueda ayudar, él es testarudo… y si lo tiene decidido…
-No puedo creerte… -Me miró pasmada-. Espero… espero que te des cuenta pronto del error que cometes, que recuerdes quién eras tú… porque la antigua Darlene daría cualquier cosa por Seth… y por la manada. Ella jamás nos hubiera dejado en la estacada sin intentar hacer algo…
-Quizá ya no soy quien crees… quizá esperáis cosas de mí que no puedo dar, porque no soy la misma, por mucho que creáis…
-No puedo creerlo… -Me miró a los ojos y pude ver dos lágrimas por sus mejillas-. No vas a hacer nada, ¿verdad?
-Es su decisión, no la mía.
-Veo que… he venido para nada –Se levantó llorando y entró en la casa, cogió su mochila y me miró desde la puerta-. Espero que te vaya bien… y que si algún día decides volver a casa… aún tengas un sitio al que volver…
-Claire…
-Adiós, Darlene…

Cerró la puerta y yo cerré mis ojos. Pude oír el motor de nuevo… pateé la mesa que tenía delante de mí y la volqué. ¿Qué demonios pretendía? ¿Qué podía hacer yo? No podía ir y manipularle, no podía volver para convencerle y después volver a marcharme… era mucho más cruel que dejar que me olvidara… pateé la mesa de nuevo. Todo esto era realmente injusto… Me levanté y aventé la silla, quería destrozarlo todo, romper todo. Me aovillé llorando en aquella terraza… sus palabras resonaron en mi cabeza como ácidos disparos.
No era justo que por mi culpa todos perecieran, no era justo que hubiera un exterminio de la manada por eso… pero no era mi culpa. Era una decisión de Seth… Era decisión de Seth. Acabar lo que había empezado. ¿A qué demonios se refería con eso? Me levanté y recogí la mesa y la silla, no iba a conseguir nada pagándola con los muebles… Necesitaba pensar con claridad, pero tenía demasiadas cosas en mi cabeza, necesitaba desconectar… ahogar mis pensamientos… Miré al frente y obtuve una silenciosa respuesta.

Me quité la chaquetilla y la camiseta, después mis pantalones y comencé a andar. El agua helada tocó mis pies, pero no me importó y seguí caminando hasta que el agua me cubrió por completo. Me sumergí, si mis pensamientos no se ahogaban, me ahogaría yo… ¿Pero qué sentido tenía todo esto? Salí del agua y suspiré nadando de vuelta. Recogí mis ropas y pude ver aquella cinta bajo la silla… Abrí el mueble de la televisión, me sorprendió ver tantas cintas y DVD en aquel mueble… pero me enfoqué en mi objetivo, ver aquella cinta. Empecé a tener frío y subí a por una toalla, me envolví en ella y bajé algo confusa… Claire había venido para contarme todo… ¿Qué tenía que ver aquella cinta con el tema? Suspiré con ella entre mis manos, seguramente fuera algo sobre Seth… hice una mueca dudando.
¿Verla o no verla? Esa era la cuestión… la dejé sobre la mesa y la miré por un rato… seguro que era algún tipo de chantaje emocional de Claire, algo que me haría volver… no debía verla. La cogí y la dejé sobre la televisión cerrando el mueble. Debía quedarse allí. Me giré y decidí que había una manera mejor de pasar mi rato, podía leer, escuchar música… o tocar la guitarra. Fue mi opción.

Tomé la guitarra y salí a la terraza, estuve un buen rato practicando, me sorprendió que la luz perdiera intensidad a mi alrededor… había vuelto a perder la noción del tiempo. Suspiré acomodándome en aquella pequeña terraza… empecé a notar el frío. Entré en casa y dejé la guitarra con cuidado en su estuche, entonces miré a mi derecha… aquel mueble. Aquella misma sensación… como con la cajita. Cerré mis ojos negando, suspiré y me levanté para abrir aquel mueble y poner la cinta, pero gruñí y lo cerré de nuevo, no quería saber nada de aquello… no era asunto mío.
-¿Por qué estás tan enfadada, conejita?

Abrí los ojos aturdida… miré a mi alrededor, estaba sola. Ahora estaba sola, pero no aquella vez… sonreí y cerré los ojos al recordarlo, podía ver a una pequeña Darlene pateando la puerta de su armario, su padre acudió rápido y su madre poco después.
-¿Qué ha pasado? Me has asustado… pensé que te habías hecho daño.
-Hay un monstruo en el armario… él ha robado mi libro…
-No hay ningún monstruo…
-¡Sí!
-¡Ay, señor…! –Mi madre rió y lo abrió, buscó en lo alto del armario y me tendió el libro-. No hay ningún ser extraño en el armario, tu madre lo había escondido… Perdona…
-¿Por qué?
-Porque siempre que lo lees acabas llorando… y pensé que no te gustaba…
-Es mi preferido…
-No creo que debieras haberle comprado ese libro, Nick…
-Pero a ella le gustó, estaba en la sección infantil, no pensé que fuera tan triste…

Abrí los ojos riendo, había recordado algo que no había leído en ninguna parte… y ese libro… ese libro era uno de los que había visto en la estantería de mi cuarto. Lo pensé, quizá lo había traído y por eso me había acordado… rebusqué en la maleta pero no estaba…
Suspiré y medio sonreí, me sentía de algún modo orgullosa de mí misma, de haber recordado algo así sin ayuda. Visualicé los libros y comencé a respirar con dificultad, poco a poco iba recordando quién me lo había regalado o dónde lo había comprado. Lloré leyendo las reseñas de cada uno de ellos, pudiendo recordar mis tramos favoritos al hacerlo a pesar de que no los había leído. Aquella cajita volvió a brillar… la miré y la sujeté mientras me decidía, un escalofrío me recorrió. Subí a mi cuarto y me quité la ropa mojada, me puse el pijama y miré aquel cofre… Suspiré, una parte de mí tenía gran curiosidad, quería saber si era capaz de recordar más. Saqué uno de aquellos pequeños botes y bajé de nuevo encendiendo la música, comencé a leer las notas de la cajita mientras humedecía mi dedo pulgar con aquella esencia con una mano y con la otra sostenía una de las decenas de notas. Deslicé mi dedo por la cara interna de mi muñeca, dibujando círculos en ella mientras releía aquellas notas. Casi todas eran notas cortas de buenos días, pero había cuatro más largas… releí la que había leído en la terraza… y seguí.


No ha sido un sueño, esto da fe de ello… al menos espero que no lo haya sido y
si lo es… no me despiertes. Sería muy cruel… no tener tus besos, tus caricias…
no sentir tu respiración en mi pecho mientras duermes, no ver cómo tu cuerpo se
revuelve cuando me alejo de tu lado y sigues buscándome mientras duermes.
Realmente me duele ver lo mucho que sufres cuando me alejo, pero tengo que
hacerlo… me aterroriza que algún día cuando despiertes te enfades tanto conmigo
que no quieras volver a compartir tu dulzura conmigo… espero que el desayuno lo
compense… Estaré en el taller esperando a que mi dulce chica venga a decirme que
me perdona… Te quiero, leoncita. Firmado… un soñador despierto.

Leoncita… arrugué la nota entre mis manos recordando aquella vez que me había llamado así y que yo no había entendido el porqué lo hacía… me acuné con la nota arrugada entre mis manos, mis manos apoyadas en mi cabeza, era desesperante. La dejé a un lado y tomé la siguiente.


Estabas tan cansada que no te has enterado ni de cómo te subí a la cama, ni cómo
te puse el pijama… tampoco cuando ha sonado mi despertador, ni cuando ha llamado
Jake… o Kim. Me daba pena despertarte, así que espero que hayas descansado bien… estaré en el taller todo el día… si quieres puedes venir a comer con nosotros o
bien puedes llamar a Kim, que me ha dicho algo de que iba a quedar con Rebeca y
las chicas y que lo pasarías mejor con ellas…
Realmente preferiría comer contigo… pero si quieres ir con ellas lo entiendo y no me enfado… pero la hora de cenar es sólo mía... Es lo que establece el contrato, que por cierto no es susceptible de modificaciones… Espero que esté firmado antes de la hora de la cena… puedes dejarlo sobre mi cama si no prefieres entregarlo en persona… Te
quiero.


Sonreí recordando aquel contrato, el cual había leído tantas y tantas veces. Recordé aquel sueño, un sueño que era un recuerdo real, de cómo mis padres habían confiado en él para que pasara mis vacaciones con él.



Contrato de vacaciones en La Casa del Amor…
En el siguiente documento se establecen los términos y condiciones para que usted consiga las mejores vacaciones de su vida, las cuales son inmodificables a no ser una necesidad de fuerza mayor. Para su mejor entendimiento se dividen en los servicios
esenciales, obligaciones y extras que pueden ser beneficiosos para sus maravillosas vacaciones.
Servicios esenciales:
1. Cada día obtendrá, sin coste adicional, una pequeña dosis de amor, que puede ser ofrecido de distintas formas.
2. Régimen de comidas completo.
3. Cama cálida o fría, a escoger.
4. Caricias y besos diarios (Servicio indispensable).
5. Transporte, ya sea en coche o en un enorme lobo encantado de llevarla.
6. Notas a la cliente más apreciada de la casa.

Obligaciones:
1. Cada día debe al menos sonreír durante una hora (el máximo son 24 horas al día).
2. Cada noche debe despedirse del personal, mínimo con un buenas noches y un tierno beso en la mejilla (no hay máximos establecidos para este punto).
3. Cada día debe disfrutar al máximo de sus vacaciones.
4. Deberá cenar un mínimo de seis noches a la semana con su anfitrión.
5. Debe dejarse querer, no son válidas las malas caras ni los desprecios hacia una muestra de cariño, ni tampoco pueden ser rechazados ninguno de los piropos, halagos o zalamerías que se reciban.
6. El pago de los servicios será indispensable, éste se realizará en base a la satisfacción del cliente, estableciendo un mínimo de cuatro besos por día (no hay máximo) y un mínimo de un abrazo tierno por día (tampoco hay un máximo).
7. Deberá reclamar todas las muestras de atención que considere pertinentes… no hay opción a que el cliente se sienta insatisfecho en ningún momento del día… o de la noche.


Extras (usted puede solicitar cualquiera de estos servicios sin coste fijo adicional):
1. Masajes relajantes y spa personalizado.
2. Restaurante y chef personal.
3. Calefactor para noches frías.
4. Burlas y bromas (Este servicio puede ser adquirido sin haberlo solicitado, siendo en este caso recompensado si lo considera necesario).
5. Posibilidad de obtener un acompañante para cualquier ocasión, ya sea para una cena romántica, para un baile, una tarde paseando por la playa, alguien que vele por sus sueños… aunque también puede solicitar otros servicios, el anfitrión estará dispuesto a hacerle el amor si usted lo desea… (Servicios disponibles las 24h del día)
6. Usted puede burlarse del anfitrión, pegarle, morderle, arañarle e incluso apuñalarle sin que éste se queje y siga dispuesto a adorarla a cada minuto del día.

Este contrato puede ser ampliado a petición del cliente, añadiendo más servicios
adicionales o extras, pero sin posibilidad alguna de modificar los servicios
esenciales ni las obligaciones. Esperamos comunique su acuerdo con el presente
contrato estampando su firma y añadiendo además el deseo de que se cumplan todos
y cada uno de los términos del contrato, especialmente el punto 5 de los extras…
Atentamente el anfitrión de La Casa del Amor y su esclavo personal, Seth
Clearwater.

No podía evitar reír al leerlo, no podía evitar sentir una punzada enorme en el pecho, pensar en lo mucho que parecía quererme a través de esas notas… y no pude evitar llorar escuchando aquella canción. Me aovillé en el sofá llorando, con aquel contrato entre las manos…

La luz me daba en la cara, pero no molestaba. Mi espalda estaba fría, pero pronto unas cálidas manos la acariciaron. Abrí los ojos y su sonrisa me dio los buenos días.
-¿Qué haces aquí?
-¿Acaso crees que soy de los que huyen cuando las cosas se ponen feas?
-¿Estás enfadado?
-No… -Sonrió de ese modo, no pude evitar devolverle la sonrisa-. Sólo quería despedirme…
-¿Te vas?
-Tengo que irme, sí…
-No lo hagas…
-Me gustaría quedarme… te lo aseguro… -De nuevo aquella sonrisa me atontó por un segundo-. Pero tengo que cumplir… es mi obligación.
-Creía que tu obligación era hacerme feliz…
-¿No te hago feliz?
-No… si te vas no soy feliz –Alzó una ceja sin borrar su sonrisa, se acercó y me besó dulcemente-. Quédate… -Puse morritos y me aferré a él-. No tienes que irte…
-¿De verdad quieres que me quede? No pareces muy convencida… -Sonrió de nuevo-. Creí que me odiabas… y que por eso escapas de mí siempre a la menor oportunidad…
-No es eso, de verdad. No quiero que te vayas, no quiero perderte… -Le abracé fuerte-. No quiero que te hagan daño por mi culpa… no quiero que hagas tonterías porque yo ya no esté.
-¿Y qué más puedo hacer?
-Quédate conmigo, enséñame todas esas cosas que he olvidado…
-Tengo que irme… me hice una promesa a mí mismo, tengo que hacerlo…
-No… no te vayas… -Se levantó y besó mi frente-. Seth, no te vayas… -Me sonreía desde la puerta, la playa brillaba a sus espaldas-. Seth, espera… -Grité-. ¡No vayas!

Pasé la mano por mi pelo, miré a mi alrededor aturdida. Aquella estúpida canción seguía sonando y se había colado en mi sueño.




Me levanté de golpe… aquella canción. Suspiré y apoyé mi espalda en el sofá, respiré hondo y salí a la terraza algo atontada aún por aquel sueño.
Sus brazos me cogieron cuando traspasé la puerta e impactamos contra la pared riendo, mientras sus manos se posaban en la curva de mi espalda y me besaba despacio.
-¿Sabes cuántos días hace que no te hago el amor?
-Pues… -Lo pensé mientras él besaba mi cuello-. No tantos…
-¿No tantos? –Me miró sorprendido y se alejó un poco-. Vaya, yo pensé que era demasiado tiempo… -Hizo una mueca y se encogió de hombros-. Pues nada, iré a darme un baño y te dejaré dormir… -Besó mi frente-. Ahora subo…
-¿En serio vas a darte un baño y me vas a dejar sola? –Él hizo una mueca de disgusto y cogió mi mano llevándola a mi cara… estaba cálida, pero cuando llevó mi mano a su torso… ardía-. ¡Vaya!
-Sí… ¡vaya! –Rió y negó-. No tengo remedio, qué le voy a hacer… -Me besó de nuevo levemente-. Vale, me voy o no respondo de mis actos… -Reí y me aferré a su cuello, le besé y me elevó por los aires por unos segundos para dejarme después en el suelo-. Darlene…
-Vale… -Reí-. Te espero arriba… -Alcé una ceja y él cogió aire mirándome mal al ladear su cabeza, resoplando después-. ¿Qué? Si prefieres te digo te espero en la cama… -Él rodó los ojos-. Pero puedo decirte otras cosas, si quieres…
-¿Si?
-Sí… -contesté en el mismo tono juguetón y él echó la cabeza hacia atrás resoplando y me miró mal-. Oye, que no soy yo la que está medio desnuda… -Él alzó una ceja-. Así que me voy, te dejo que te des un baño en el mar mientras yo subo a darme una ducha… -Cerró los ojos y suspiró, por lo que me acerqué a su oído-. Luego escogeré un pijama corto, muy corto, y esperaré impaciente a que vengas a dormir conmigo… -Resopló de nuevo y reí al notar el calor impactando en mi cuello-. Pásalo bien…

Noté una sensación extraña en mi vientre, me apoyé contra aquella pared… la sensación de hormigueo en mi bajo vientre subió hasta mi garganta para convertirse en una especie de sollozo. “Él sólo quiere terminar lo que empezaste…”. Aquella frase resonó en mi cabeza de un modo extraño… lo que había empezado… Fruncí el ceño y entré aturdida a la casa, no entendía exactamente a qué se refería, quizá… suspiré con mala gana y abrí el mueble para poner la cinta.

Mi mueca de disgusto se borró en cuanto aquella chica apareció en pantalla, ojos llorosos, cara sonrojada e hinchada… y un pañuelo arrugado entre sus manos. Me senté en la mesa, no sentía que mis piernas fueran capaces de dar ni un solo paso.
-Yo… -Se limpió una lágrima-. Sé que no vas a estar de acuerdo con lo que voy a hacer… -Miró a cámara-. Te quiero, Seth. Eres lo mejor que ha podido suceder… no sólo a mí, en la vida de cualquiera. Sé que tú has estado dispuesto a darme todo, has renunciado a tantas cosas por estar a mi lado… y quiero compensarte. Sé que te sentirás culpable, siempre lo haces… -Sonrió levemente y negó-. Pero es mi decisión. Lo llevo pensando unos días, quería hacerlo por ti. Quería poder brindarte la oportunidad de hacer lo que más te gusta además de estar a mi lado, quiero que sigas con tus hermanos. Sé que es lo que te llena, lo que te apasiona y no te importa hacer… es la segunda parte más importante de tu vida. Tú me diste mi espacio, ese espacio que tú no quieres tener… así que la única manera es esta. Poder aprovechar cada momento a tu lado, poder alargar la única parte de mi vida que permanece intacta y me hace feliz. Era algo que ya había pensado, lo iba a posponer pero ahora ya no importa… -Negó-. Nada me importa ya excepto tú… y sé que no voy a volver a tener una oportunidad así, no voy a volver a estar tan cerca de ellos y tan lejos de ti. No me importa lo que pueda pasarme, aunque no llegara a verte de nuevo. Quiero que sepas que tú… tú has cambiado mi vida, Clearwater… -Sonrió limpiando sus lágrimas-. Y sólo quiero intentar compensarlo porque… -Su voz se rompió y volvió a limpiar sus lágrimas-. Te quiero. No lo olvides nunca… eres lo único que me queda. Y no veo otra razón mejor para hacerlo… Quizá con esto se descubra que todas pueden hacerlo… ¿Te imaginas? –Sonrió débilmente-. Podríamos ser algo así como Nessie, pero sin genes de vampiro… -Negó y secó sus lágrimas de nuevo, se acercó a la cámara y miró de nuevo sonriendo-. Te amo, te quiero… te adoro, Clearwater… no lo olvides.

La pantalla se quedó nevada. Mi corazón congelado. Aquella chica… aquella chica era yo. Era la chica de la que todos hablaban. La tarea pendiente de la que hablaba Claire, lo que yo había empezado… Noté mi cara arder, noté cómo se humedecía pero no podía reaccionar, apenas podía respirar, apenas podía moverme. Volví a repasar aquel discurso una y otra vez en mi cabeza, notaba la habitación moverse hasta que me di cuenta de que era yo misma la que se movía. Me acunaba a mí misma en un intento de tranquilizarme, pero no podía… Sujeté mi cabeza y me serené, me levanté y apagué la televisión subiendo de forma casi automática al tercer piso. Puse el tapón en la bañera y dejé el agua correr. Me desnudé y me metí allí, acurrucándome mientras el agua tibia caía sobre mí y la bañera se llenaba. De nuevo, sin darme cuenta, volvía acunarme a mí misma. Cerré el agua y allí me quedé, empapada, bloqueada… sin saber que hacer.
-¡Eh! –Me giré y él ya estaba cerrando la llave del agua y abrazándome-. Tranquila… -Me abracé a él-. Ya está…
-Lo siento…
-Tranquila… -me miró con una sonrisa, que salía en su cara forzada, intentando arrastrar la pena-.
Vamos… ven…

Me sacó de la bañera, cargó conmigo y cogió una toalla donde me envolvió. Me llevó hasta mi cuarto, sentándose en mi cama y acunándome mientras yo le pedía mil veces perdón. Cada vez que me disculpaba él se esforzaba por decirme que no estaba enfadado, o que todo estaba bien, o lo que a la parte más estúpida de mi cerebro más le gustaba. Estoy aquí.

Parpadeé y cerré mis ojos volviendo a acunarme. Aquel recuerdo, aquel fogonazo… suspiré abriendo en tapón de la bañera, me vestí de nuevo y cepillé mi pelo delante del espejo cuando mi estómago rugió. No había comido nada en todo el día. Bajé para prepararme algo de cenar… de nuevo cereales, no tenía ganas de complicaciones. Mascaba, más bien rumiaba mi cena, cuando una canción sonaba de fondo, no había apagado la música.



Sonreí levemente, era como si mi padre siguiera allí, ayudándome… me sentía reconfortada por él, como si lo tuviera a mi lado. Era una sensación realmente indescriptible.
Terminé mi cena y tomé el portátil comenzando a escribir… no sabía muy bien qué poner, así que me dejé llevar… escribí lo que quería.

Lo leí al terminarlo, casi reí… y entonces pensé en ella. Busqué mi móvil y marqué su número, cinco tonos y su buzón de voz.
-Yo… -Suspiré-. Sólo quería saber si habías llegado bien. Imagino que estarás durmiendo… porque es realmente tarde… -Pude ver cómo el sol comenzaba a salir-. O pronto, según se mire… -Medio reí-. La cuestión es que… bueno… espero que me perdones, no he sido muy amable… y no quiero quedarme con esta sensación… de verdad te agradezco que hayas venido. Y bueno… aunque no lo haya demostrado, te quiero. Gracias, de verdad… espero que… bueno, que me digas si estás bien. Un beso.

Suspiré y me acomodé en el sofá… podía escuchar los pájaros, como una suave nana…