Capítulo XLVI: Cómo enfurecer a Esme.

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Cuando pude salir de mi burbuja, esa que había creado con Jake, noté la tensión creciente en el ambiente. Me giré y observé mi alrededor, todos estaban estáticos, serios… incluso mi madre, que parecía estar pendiente de mi padre. Tomé una panorámica de la situación y tragué saliva, para luego mirar de nuevo al hombre que más amaba. Había bajado la mirada y parecía estar controlándose de algún modo.


Me miró y frunció los labios, mirando de refilón la panorámica que yo había tomado hace un segundo. Fue Seth, el que rompió toda aquella tensión. Dio una palmada en el hombro de Jake, que alzó la vista para mirar en dirección a mi padre, esperando la mayor reprimenda de la historia.


Mi padre miró a mi madre, pero su mirada era oscura, no mostraba ningún tipo de sentimiento. Seth hizo un ruido raro, como el de un coche intentando arrancar, al que mi padre contestó con una mirada curiosa y una leve sonrisa.


Ambos estallaron en carcajadas, dejándonos a todos algo desubicados. Seth me miró raro, posó sus manos en mis orejas y susurró algo al oído de Jake, que también comenzó a reír. Mi madre y yo os mirábamos confundidas, hasta que mamá propinó un ligero golpe a papá en el hombro.


-¡Au! –Dijo entre risas-. Seth tiene una mente única. Ha divagado desde el momento en que besó por primera vez a Darlene delante de su padre, el hombre se puso de un tono rojo y luego blanco. En ese momento pensó que si el padre de Darlene fuera un vampiro, como nosotros, querría arrancarle la cabeza, pero que como el señor McBrown era mucho más enclenque que él, no se atrevía a rechistar. Ha imaginado cómo iba a perseguir a Jake por todo el país, por eso le ha palmeado en el hombro. Imaginaba a Jake saltando a la pata coja, sujetándose el pie que le había mordido… -Seth y mi padre estallaron a carcajadas y mi madre volvió a golpear a mi padre-. ¿Qué? Tiene su gracia...


-Vaya… -Jake alzó las cejas, mirando a Seth mientras sus manos seguía acariciando la curva de mi espalda-. ¿Y aún te preguntas por qué prefiero a Leah como beta?



Los tres empezaron a reír, siguiéndoles el resto. En ese momento noté cómo la fiesta volvía a ser fiesta, conmigo incluida. Recordé cómo había imaginado mi vida sin problemas, esto se asemejaba bastante.



Pero no todo lo bueno dura para siempre, al menos no ahora. Tras una hora más de risas y ambiente festivo, un gesto bien conocido de Alice placó las ganas de fiesta de todos los presentes. Jake me soltó y se dirigió a la manada, puestos todos en un semicírculo, con Claire a hombros de Quil. El resto, los vampiros, se dedicaban miradas de despedida y amor, mientras Jasper se ponía a espaldas de Jake. Parecía que tenían todo planeado por partes.


-Todo está listo. Vendrán desde el norte, por lo que esperaremos en un claro, un par de kilómetros más arriba.


-Vladimir y Stefan están a cinco kilómetros, vienen seguidos de diez vampiros más. Los Vulturis vienen juntos, con Jane y Chelsea cubriendo a Marco… -suspiró-. No se fían de él. Vienen todos de nuevo, pero hay capas rojas que no consigo identificar…


-Hermanos de Nahuel –todos me prestaron atención, incluso la manada-. Adam llevaba una capa rojo vino, y el resto de hermanas algo más clara. Imagino que es una especie de distinción entre los híbridos y los completos…


-Eso nos lo pone más fácil… -Jasper sonrió-.


-¡No! –Marta me miró suplicante-. ¿No hay manera de evitar la lucha?


-Marta… -Edith puso una mano en su hombro-. Entiendo la unión con Isabel y Fernando, es parecida a la que yo tengo con Giselle o Erica…


-Intentaremos arreglar esto por vía diplomática… -Carlisle se puso al frente, con su hijo Jasper- pero dudo que esta vez sea tan fácil como la anterior. Podéis tomar la posición que queráis, incluso si queréis marchar en paz, tenéis esa posibilidad. Sabéis que nunca os he pedido, ni nunca lo haré, que luchéis de ese modo.


-En realidad… -Giselle carraspeó-. Esto no va con ninguno de vosotros, sólo contra ellos… -señaló al grupo de la manada-. Si estáis metidos en esto es por culpa de ellos…


El silencio se volvió incómodo, algunos de la manada temblaban sin entrar en fase, algo que me extrañó, hasta que capté un gesto de Jake que pedía calma a la manada. Mi abuela gruñó de un modo que me asustó, no había concebido algo así de mi abuela.


-Ellos sólo protegían a nuestra pequeña. Nahuel se equivocó, nadie le culpa por eso… pero Adam. Ese ser es odioso, si pudiera le mataría yo misma con mis propias manos. Alguien que intenta agredir a mi nieta o que atenta contra su felicidad va a ser mi enemigo. No sé que concepto de unidad familiar tenéis los híbridos, pero nuestro sentido de familia va más allá de lazos de sangre. La manada adora y protege a mi nieta, y siempre han ayudado a nuestra familia, incluso cuando no tendrían que haberlo hecho… mi nieta y mi familia los amamos. Si alguien atenta contra ellos, lo hará contra nuestra familia. Si no sois capaces de entender que ellos, aunque son de otra especie, son nuestra familia también, no sé bien qué hacéis aquí. Y digo esto aún a riesgo de que muchos os vayáis, pero no quiero que ninguno crea que ha sido engañado, es justo que conozcáis nuestras motivaciones a la guerra, defender lo nuestro.


Nadie movió un solo músculo. El arrebato agresivo, nada característico de mi abuela, hizo que todos quedasen sorprendidos, o quizá fuera el discurso… pero nadie se movió. Algo en mí gritaba por salir, Vanesa Wolfe se abría paso…


-Bien… -Jasper sonrió levemente-. Gracias por tu explicación, Esme. La táctica es la siguiente, Bella nos protegerá con su escudo, así que simplemente esperaremos a que ataquen… será defensa, más que un plan bien tramado. En caso de ataque, los principales objetivos son los que más daño pueden hacer, ya sean los híbridos o los vampiros. Por nuestro conocimiento los más peligrosos son Demetri, Alec, Jane, Chelsea, Rawa, Asiri y Yachay.


-No olvides a Izel… -Jasper me miró raro, al igual que el resto que me miraban sorprendidos, sobre todo la manada-. Es capaz de controlarte como una marioneta, mucho más potente que Guadalupe. No creo que hayas acertado en el criterio de elección.


-Te noto confiada… -Jasper me miró divertido-. Expón tu teoría, entonces.


-Creo que los primeros en caer deben ser Izel, Rawa y Chelsea. Adam aún no ha descubierto su potencial como “hombre cerilla”, pero aún así será uno de los objetivos secundarios, junto a Yachay, Alec, Jane y Demetri. Creo que Chelsea mantiene demasiados lazos en la guardia, posiblemente tantos que ni siquiera puede controlarlos bien… -miré hacia Félix y las hermanas de Nahuel-. Posiblemente sea algo que descoloque a todos, incluyendo a Aro, su muerte nos dará ventaja.


-¡Vaya! –Jasper pasó su brazo y me miró especulativo-. Has aprendido mucho en poco tiempo, me sorprendes cada día más… Está bien, seguiremos tus consejos, pero no quiero dar la oportunidad a Alec o a Jane de actuar, prefiero seguir incluyéndoles como objetivos principales.


-Quiero a Chelsea… -Mi voz sonó macabra, tanto que algunos de los presentes mostraron gran sorpresa-. Esa zorra es mía.


-Bella… -Jasper se puso serio-. Quiero que estés completamente centrada, ella está aquí y no podemos evitar que sea tan… impulsiva.


-Debemos salir ahora –Alice cogió de la mano a mi madre y revoloteó hasta mi posición, pasando un brazo por mis hombros-. Nos encontraremos con Vladimir, Stefan y el resto de la tropa en el camino.



Jake me guiñó un ojo para salir corriendo tras unos arbustos. Comenzamos a andar en un amplio abanico, uniéndose la manada en su forma lobuna a nosotros, perdiendo el efluvio de Quil y Claire. Un minuto y medio más tarde efluvios de unos veinte vampiros distintos se mezclaron con los nuestros, sin hacer apenas presentaciones. Mi padre sonreía ahora en dirección a Eleazar, posiblemente averiguando los curiosos dones de nuestros nuevos acompañantes. La curiosidad emergía en mí, pero no podía malgastar mi potencial en ellos.



Llegamos a aquel claro que había visto tantas veces en mi mente y en la de Alice. Los lobos tomaron posiciones en nuestra retaguardia, mientras Jacob seguía con nosotros, pegado a mi flanco derecho mientras mis padres iban a mi flanco izquierdo. Pronto el viento nos trajo sus efluvios, venían por el noreste, tal y como había aventurado Alice. Un gruñido a mi flanco derecho me hizo levantar la mano y posarla en aquel pelaje que tanto me gustaba acariciar. Pensar que horas antes acariciaba su cuerpo humano…


Un gruñido a mi izquierda me devolvió a la situación, mientras miraba a Jasper levantar las cejas y hacer una mueca. Analicé las posiciones, Alice estaba al lado de mi madre, seguida de Jasper y de los Denali. Al lado de Jake estaba mi abuela Esme, algo que me sorprendió, seguida de mi abuelo Carlisle, Em y Rose, para continuar con mis acompañantes europeos. No me fijé en el resto, sólo en Vladimir y Stefan, cada uno a un extremo distinto de aquel amplio abanico.


Como en mi sueño, allí aparecieron aquellas capas negras, mezcladas con más rojas de las que pensaba. Sólo había visto a tres hermanas convertirse en guardia, y dos de ellas estaban conmigo. Ahora eran diez capas rojas y casi un centenar de capas negras. Pero algo llamó mi atención, una de aquellas chicas de rojo no llevaba capa, simplemente sus vestimentas eran de ese color, y un tono distinto al resto. Analicé su rostro, aunque la distancia o me dejaba distinguir bien. Lo medité e intenté adivinar a quien pertenecía aquel rostro, miré hacia mi padre y asintió. Odamae. Me enfurecí por una extraña razón más de la cuenta, cerrando mi puño en aquel pelaje que seguía acariciando.



Tomaron posiciones y se abrió un abanico parecido al nuestro, pero mucho más amplio. El rostro de Aro mostraba cierta confusión, Cayo parecía pletórico, mientras Marco mostraba la más grave de las apatías. La mirada de odio de Adam me traspasó, a mí y a mi mano en el lomo de él, del hombre de mi vida. Del único.



Aro levantó una sola mano e hizo unas señas rápidas con sus dedos. Como el ejército bien adiestrado que era, Chelsea, Demetri, Alec y Jane se pusieron a su altura, pudiendo notar una ligera tensión en Félix. Mi madre se tensó soltando la mano de mi padre y dando medio paso al frente. Mi padre gruñía mientras la sonrisa sádica de Aro desaparecía lentamente para mi gusto, y la tensión en mi bando desapareció a la vez que él torció el gesto. Apenas dos segundo más tarde, aquel prado se vio rodeado de nómadas… testigos les llamaban ellos. Pude ver un gesto de alivio entre Vladimir y Stefan, algo que tampoco pasó desapercibido para Aro que levantó las cejas.


-Parece que fue ayer cuando estuvimos en una situación bien parecida con vuestra familia. Muchos de los testigos aquí presentes estuvieron entonces y están ahora, pudiendo ver el gran cambio de nuestra querida Renesmee. Pero lo que ellos quizá no saben, es que tras aquel descubrimiento pudimos encontrar más como ellos, más de los que nunca hubiéramos imaginado. Ahora esta nueva especie hibrida se ve amenazada por aquellos que no son como nosotros, aquellos que se parecen a los hijos de la luna. Ellos han asesinado a aquel que entonces salvó a Renesmee, mostrando que ella podía madurar y llegar a ser como él. También atacaron a nuestra nueva adquisición, nuestro apreciado Adam estuvo a punto de morir por aquel ser despreciable a la que nuestra Renesmee tanto ama, seres a los que los Cullen defiendes y al parecer sus acompañantes también. Querida Tania… ¿Acaso quieres defender la especie que tanto hizo sufrir a tu hermana Irina?



Los de Denali sisearon a la vez, incluido Garret, que aferró a Kate en un intento de que no atacase a Aro. Mi padre gruñó y dio un paso.


-Aro, no creo que usando esas cartas llegues muy lejos. Ellos bien saben lo que vienen a defender, no es una defensa de la manada, más bien es una defensa a la justicia y a la verdad. No veo justo que ataques a mi familia sólo dando a conocer como pretexto algo que sabes que no es del todo cierto.


-Edward… -Aro dio tres pasos y abrió sus brazos con gesto de disgusto-. ¿Acaso insinúas que estoy mintiendo?


-No lo expresaría así, realmente. Es cierto que ellos mataron a Nahuel y atacaron a Adam, pero bien conoces las razones de su actuación, sabiendo también que cualquier miembro de nuestra familia hubiera actuado de igual modo en esa situación. ¿Acaso estarías dispuesto a aniquilar a mi familia por defender a uno de sus miembros? ¿Acaso alguno de los presentes ha sido tratado así por emprender una batalla para proteger a su aquelarre o a su territorio? No veo el pecado cometido por los que tú llamas hijos de la luna… simplemente protegieron a mi hija, algo que todos los que están a este lado conocen y algo que los testigos deben conocer.


-Bueno, no veo qué relación tienen esos motivos con el hecho de que la raza híbrida se haya mermado por aquellos a los que defiendes…


-Aro… -mi abuelo negó bajando la cabeza y dio un paso. Levantó la cabeza solemne y miró a Aro- realmente me gustaría conocer los motivos por los cuales siempre acabamos enfrentados. No logro entender qué puedes ver en mi familia para que sea objetivo de tu guardia y hagas estos despliegues por nuestra causa. Realmente me siento ofendido, siento que realmente no me conocéis o yo no os conozco a vosotros. Sabes que de ningún modo incumpliríamos las normas.


-Carlisle, viejo amigo… supongo que el afán de tu familia por las causas perdidas es lo que nos lleva siempre a este punto. La especie a la que protegéis amenaza a nuestra especie de forma indirecta, hará que nuestro secreto sea desvelado. Créeme que el único propósito que nos lleva aquí es el de evitar esa situación. Nuestras nuevas incorporaciones, aquellos que traerán nuevos horizontes, son ellos los que quieren iniciar una guerra con vuestras… mascotas.


-No son mascotas –la voz de mi madre salía de las entrañas-.


-¡Vaya! –Aro levantó las cejas. Parecía divertido, mientras mi padre alargaba su brazo, evitando que mi madre avanzara-. Veo que la maternidad te ha hecho más agresiva, querida Bella.


-Aro… -mi padre miró vacilante-. Realmente veo innecesario este despliegue.


-Tanto como el vuestro, querido Edward.


-Odio tanta palabrería… -Emmett bufó y le miré divertida, mientras Aro le miró disgustado-. Todos sabemos qué es lo que queréis, os veis amenazados por nuestra familia, por la unidad que tenemos. Veo una estupidez que enmascaréis esa necesidad de aniquilarnos con tanta pomposidad, con tantas causas estúpidas que llegan a aburrir… Si lo que queréis es acabar con mi familia, espero que podáis cubrir las bajas que crearemos en vuestra guardia.


-Emmett… -Carlisle le miró a modo de reproche-.


-El impetuoso Emmett… tu fuerza y tu nobleza harían interesante tu unión a mi querida guardia, esa que tanto os empeñáis en destruir. Aunque creo que no la detestáis tanto cuando tenéis a alguien de mi guardia con vosotros…


-Aro… -Félix bajó la cabeza-. Sabes que mi intención ha sido siempre defender las normas, pero ni yo mismo entiendo tus pretensiones. Siendo justos me he posicionado donde creo, aunque mis hermanos crean que estoy completamente equivocado… -sus palabras apenas eran susurros. Levantó la mirada-. He estado siempre a tu lado, incluso cuando queríamos destruir a la pequeña Nessie. Pero ahora no puedo luchar con algo que hemos remediado muchas veces de un modo completamente distinto. Veo un castigo desmesurado para una familia que solo ayuda a quienes protegen a uno de sus miembros. Sabes bien que yo mismo aniquilé a aquellos que atentaron contra nuestra casa, que he aniquilado a personajes como Vladimir y Stefan… -los interpelados sisearon-. Volvería a hacerlo si la causa es justa, pero en este caso debo situarme junto a los rebeldes y afrontaré aquel castigo que queráis imponerme si es comedido… pero no pienso dejar que castiguéis a nadie de modo desmesurado. No va con mis principios.


-¿Tus principios? –Aro comenzó a reír-. ¡Vamos, Félix! Tus principios siempre han fluctuado dependiendo de la situación, siempre te has situado en el bando con más probabilidad a ganar y siempre hemos sido nosotros. ¿Acaso crees que nuestra efectividad se ha reducido?


-No Aro, no lo creo –mi madre se encogió y mi padre la aferró-. Estoy dispuesto a morir en esta batalla, defendiendo aquello que creo justo, así que no puedes decir que mis principios varían.


-Aro… -mi padre gruñó-. Dudo que debas comenzar a atacar cuando aún nada se ha decidido, cuando no habéis escuchado todas nuestras motivaciones.


-¿Motivaciones?


-Sí, como las vuestras. No creo que ninguno de los presentes sepa porqué mi hija sigue con vida, ni porqué tienes tanto interés en que la especie híbrida se mantenga… ¡Cuéntalo! ¡Cuenta la verdad!


-Edward… es algo secundario.


-¡No, Aro! puedo leer tus pensamientos, sabes bien que no has parado de pensar en un ejército compuesto por descendientes entre híbridos y vampiros. Bien sabes que eso que tu llamas horizonte es lo que llevas intentando hacer con Isabel desde que llegó a tu casa…



En ese momento Sulpicia se movió rápida y contundentemente. Pero Jane fue mucho más rápida y antes de que aplastara la cabeza de Isabel cayó al suelo rota de dolor. Comenzaban las fisuras mientras Chelsea se desconcertaba. Mi padre gruñó de un modo sin igual, algo que realmente me asustó. La guardia se puso en posición de ataque, al igual que mi bando. Yo me quedé estática preguntándome qué había ocasionado una reacción así.


-¡Aro! –Mi padre hablaba entre gruñidos-. Explícales los motivos reales de tu lucha.


-¿Realmente quieres oírlos?


-¡Aro!


-Está bien… -dio diecisiete pasos y se paró, quedándose en el centro de aquella especie de elipse-. Bien sabes que mi propósito es ese. Siento curiosidad por los poderes que pueden aportar a mi guardia aquellos descendientes de los más poderosos vampiros e híbridos. Isabel es interesante en cierto modo, su poder para rejuvenecer puede funcionar muy bien con los híbridos, pero no lo hace tan bien con vampiros. Sin embargo Fernando… tiene un gran potencial. Combinando los dos poderes, se crea un gran potencial como camuflaje. Pero ellos son hermanos, no hay posibilidad de que procreen.



Mi abuela siseó y se puso en posición de ataque, mientras Carlisle le rodeaba con sus brazos.



-Querida Esme, cálmate. Todo lo que quiero hacer es unir a Fernando y a tu nieta en un acto de amor… -Me aferré a Jake que gruñía ahora tal y como lo había hecho mi padre, toda mi familia gruñía pero Esme fue la que más me sorprendió-. Va a ser algo que ayudará a tu familia a camuflarse, si es que respeta nuestra justicia y nos deja trabajar… piénsalo. Poder llevar una vida normal por más tiempo en ciudades, rodeados de vuestros queridos humanos, haciéndoos pasar por aquello que no sois. Seguro que a Rose sería algo que le encantaría.



Mi abuela salió como un cohete hacia Aro, dispuesta a atacar, pero cayó rota de dolor a tan apenas diez pasos de mi posición. Solté a Jake y corrí hacia ella, llevándome el escudo de mamá conmigo. Me costó muchísimo controlarme, la dulce Nessie sufría por su abuela. Pero Vanesa Wolf se apoderó de mí en uno de esos instantes, así pude controlar el escudo de mamá y el poder de Jane, mandando un sentimiento parecido en dirección a Jane y a Cayo, quien se revolvió y se situó junto a Aro, dispuestos ambos a atacar.



-¿Osas atacar a mi familia? –Cayo siseó-.


-¿Estáis dispuestos a matarla ahora? –La cara de Aro y Cayo dejó ver que la respuesta era afirmativa-. Pues eso es lo que hicieron los chicos por mi nieta. Estoy orgullosa de ellos, orgullosa de que la defendieran y orgullosa de ella por no aceptar unirse a esa falsa familia que mostráis –yo sujetaba a mi abuela, que tras recuperarse del ataque de Jane volvía a querer atacar a Aro-. Odio vuestra casa, sí, lo digo, odio eso que llamáis justicia. Muchos se habrían podido salvar, nosotros mismos estuvimos dispuestos a ayudar a aquellos que pedían clemencia. Vuestro criterio cambia dependiendo de vuestro objetivo, si alguien es valioso para vosotros os mostráis bondadosos, pero no hay bondad en vuestros actos, sólo ambición. Es eso lo que os ha traído a destruir a mi familia, el miedo, la ambición. Queréis poseer a aquellos que forman parte de mi vida, intentando manipular su voluntad. Pero no pienso permitir que ataquéis a este ser que tanto amo, daré mi vida porque ella tenga libertad, porque sea capaz de elegir detestaros sin que queráis aniquilarla. Y bien sé que habéis estado dispuestos a matarla si no fuera por eso que tú llamas potencial, eso que ves en ella y ansías. Puedo comprender qué es lo que quieres de ella, quieres pisotear su voluntad y dejarla a merced de la tuya, algo que no consentiré. Daré caza a tu maldito aquelarre si no la deja en paz, y bien sé que vuestra ambición es grande, por lo que desde aquí hago un llamamiento a todos los que crean en mi causa más que en la vuestra a unirse a nosotros, a destruir vuestra maldita falsedad. ¡Muerte a los Vulturis!



Con aquel grito de mi abuela me quedé congelada por milésimas de segundo. Milésimas de segundo en los que Nessie y Vanesa luchaban por salir, dejando a Nessie relegada a la nada y a una Vanesa llena de ira que defendía a mi familia con toda su ansia. Milésimas de segundo en las que aquella reunión se volvió una batalla campal. La ira de Esme sorprendió a muchos de los testigos, haciendo que una treintena de ellos se quedaran y el resto huyeran.


Mi escudo seguía puesto en Esme, que ahora atacaba seguida de todo mi bando. Mi objetivo principal, Chelsea, me dejó claro que yo era también el suyo. Los lobos salieron de nuestra retaguardia uniéndose a mí, pudiendo ver a Seth luchando contra Alec. Mi madre estaba cerca de él, atacando ahora a Jane, mientras Félix atacaba a Demetri. Esme y Rose contra Guadalupe e Izel. Alice y Jasper contra Rawa y Asiri.


La lucha con Chelsea fue difícil, era más rápida de lo que imaginaba, pero los sentidos de Vanesa y el manejo que tenía de los poderes que había acumulado, hizo que cayera ante mis pies como hubiera hecho Jane. Una vez allí no fue difícil terminar con su vida. Algo que hizo que algo no fuera bien.



Sulpicia se abalanzó contra Isabel, mientras Marta, Erica y Edith la defendían. Fernando dejó su lucha con Vladimir para atacar a la esposa de Aro. Aro se abalanzó contra él, pero Marco le ayudó. Cayo se unió, enfrentándose contra Marco. Mi abuelo detuvo a Cayo, recibiendo un mordisco que hizo que gruñera dejándome helada. Esme retorció la cabeza de Guadalupe sin problemas, atacando ahora a Cayo. Stefan y Vladimir se unieron a atacar a Aro y Cayo, quienes se vieron protegido de repente por unos diez miembros de la guardia. Los lobos se abalanzaron contra la guardia, siendo Seth el primero tras arrancarle un brazo a Alec. Pero toda aquella lucha me dio igual en el momento en el que pude ver a Odamae y Adam acorralando a aquel lobo. Mi lobo rojizo. Mi lobito.