Capítulo XXXI: Dulces diecisiete: Rosa. ₪ Seth POV

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Dios… me estaba volviendo loco. Tenía que controlarme, tenía que separarme de ella por mucho que doliera si no quería acabar haciendo otra tontería como antes. Le besé despacio, mientras ella seguía aferrándose a mí con esa ansia que me volvía loco, no quería ofenderla, pero tenía que pararlo…


-Dar… -Susurré en un leve beso-. Tienes que comer algo, va a hacer veinticuatro horas, y ya te he dicho que no quería, harás que me enfade conmigo mismo…


-No quiero… -Gimió haciendo un puchero y besándome de nuevo-. Estoy mejor aquí, entre tus brazos… comiéndote a besos.


-Lo sé… -La besé despacio-. Pero tienes que comer.



Me incorporé un poco más dándole un beso en la frente y rodando por la cama para salir. Gimoteó cuando cruzaba la puerta y no pude más que volverme a verla patalear, lo que me hizo reír. Se quedó quieta y mi locura volvió a aparecer, ese vestido gris me dejaba ver más de sus piernas de lo que debería ser correcto… me perdía en ellas. Ella sonrió y se levantó, dándome un dulce beso mientras yo seguía parado allí… iba a acabar conmigo.


Bailoteó por el pasillo bajando las escaleras, dejándome completamente ido con la manera en la que saltaba radiante, feliz… suspiré al oír sus pasos bajar, imaginando sus piernas bajando las escaleras… ¡Para Seth! Golpeé mi cabeza con el marco de la puerta, intentando sacar la imagen que se había grabado a fuego, ella saliendo del baño, mostrando sus piernas… el tacto de su piel… como anoche, quedarse así delante de mí. Por un momento estuve a punto de reír cuando oí caer la toalla, pensando que era por su torpeza, pero no… lo había hecho a conciencia y me había provocado de un modo que en mi vida había sentido. Sacudí mi cabeza, tenía que parar de recordar todo aquello si quería mantenerme sereno…



Bajé las escaleras mientras ella danzaba feliz por la cocina, estaba preciosa y su cuello a la vista no hacía más que tentarme, hasta que no me resistí y la tomé por la espalda, besando su cuello lentamente, notando como su piel se estremecía bajo mis labios.


-Te adoro… -Ella ronroneó bajo mis palabras y estiró su cuello dejándolo de nuevo al alcance de mis labios, que lo recorrieron en una breve caricia que hizo que su cuerpo temblara… hora de parar-. ¿Qué va a ser?


-Pues… -Dijo en un largo suspiro que me hizo sonreír-. Me apetece más besarte que otra cosa… -Se giró y me besó, pero me aparté levemente mostrándole una mueca de desaprobación-. Vale… es una sorpresa, así que lárgate a poner la mesa.


-Sí señorita…



Reí y me dirigí al salón, poniendo la mesa y dejándola cocinar tranquila, aunque la miré escondido desde el marco de la puerta. Estaba preciosa, tarareando una canción que no lograba reconocer, aunque me hacía querer escucharla susurrándomela al oído…


Cuando terminamos de comer ella se puso a fregar, así que me situé detrás de ella, cogiendo sus manos y acompañándola en sus movimientos. Estiró de nuevo su cuello y no pude evitar besarlo, notando que sus piernas flojeaban, por lo que la aferré por los brazos, acariciándolos y notando como su suave piel temblaba bajo la mía. El plato cayó a la pila y resonó, momento en el cual ella se volvió y captó mis labios, llevándome a un frenético beso. Mis manos recorrieron sus brazos llegando a sus hombros, bajando después hasta sus caderas donde no pude evitar acariciar la parte más baja de su espalda. Ella tembló de nuevo, haciendo que mis manos bajaran un poco más y la aferraran con fuerza.


Suspiró, dejándome enloquecido y haciendo que mi cuerpo se agachara y mis manos acariciaran sus piernas hasta llegar a sus rodillas, elevándola y sentándola sobre la pila, donde se acomodó y enredó sus piernas conmigo dentro. Mis labios fueron directos a su cuello de nuevo y ella se alejó, dejándome ver su rostro feliz, sus ojos cerrados y cómo mordía sus labios. Mordí levemente su cuello y se estremeció, abriendo el grifo de la pila, mojándonos a ambos con agua helada.


-¡Mierda! –Gritó asustada mientras bajaba y cerraba el grifo. Eché mi cabeza hacia atrás riendo, y ella se apoyó en mi pecho-. Lo siento…


-Está bien… -Dije riendo y bajando mi rostro para besar su cabecita-. Deberías cambiarte… estaba muy fría…


-Da igual… -me besó de nuevo pero recordé lo que acababa de estar apunto de hacer, debía controlarme mejor-. Se secará rápido.


-Ya… -La separé levemente y sonreí-. Aún así, no creo que sea correcto que vengan y nos vean empapados a los dos… -la besé-. Yo me secaré rápido…


-Ya… -ella acarició mi brazo y me miró confusa-. Con esta temperatura… -Besó mi brazo-. Me gusta que seas tan cálido… -Me abrazó y la besé-. Aunque a veces me da la sensación de que yo soy hielo… ¿Siempre tienes la misma temperatura?


-Bueno… -No, no se lo expliques ahora…-. Casi siempre.


-Me gustaría ser tan cálida como tú… así no tendría que cambiarme ahora de ropa…



Rió y yo con ella, que me regaló un beso saliendo por el arco y dejándome al borde del infarto… me apoyé en la encimera y abrí el grifo, poniendo mi mano bajo el chorro, esperando que eso me ayudara. Terminé de fregar con el agua helada, esperando que eso hiciera efecto. Funcionó realmente, mi corazón se ralentizaba y mi temperatura bajaba suavemente. Cerré el grifo y pasé mi mano por la nuca, inspirando como la noche anterior y como hacía un rato, eso también ayudaba.


Bajó con unos pantalones cortos y una camiseta de tirantes… iba a darme algo, pero al menos los pantalones tapaban algo más de sus preciosas piernas. Me conformé y me ayudó a secar los platos, para luego apoyar su cabecita en mi hombro de un modo tierno, así que besé su cabecita mientras la cogía para guiarla al salón. Era mejor que viéramos una película, algo que me distrajera de ella y de sus piernas.


Me alegró que encontrásemos una película que realmente le gustaba, se acomodó a mi lado, abrazándome, regalándome algún beso de vez en cuando pero sin llegar al extremo, lo que me ayudó bastante a controlarme. Me encantaba verla así, era menos sofocante cuando su imagen era la de una dulce chica inocente a cuando me volvía rematadamente loco.



Sus padres llegaron y me invitaron a quedarme a cenar, pero Darlene puso una cara extraña, así que me negué educadamente, haciendo que ella pareciera aliviada. Reí en mi interior y me despedí de sus padres, notando una mirada extraña por parte de su padre. Ella me acompañó a la puerta y la volvió, escondiéndonos de las miradas de sus padres que nos siguieron a cada paso. La besé tiernamente y ella sonrió, dejándome con un sabor amargo a despedida. Le guiñé un ojo y acaricié su rostro, era cálida, a pesar de lo que dijera… me hacía sentir enormemente feliz y eso era cálido.



Caminé hasta casa de Bella y Ed, donde mi madre me miró sonriente al verme llegar y se acercó a darme un beso. Hice una mueca, haciéndola reír mientras cargaba el coche, así que cogí su bolsa y metí sus cosas en el coche de Charlie. Ella me miró agradecida, así que entramos en casa donde Nessie abrazaba a su abuelo fuertemente. Me quedé viéndolos marchar, mientras Nessie me empujaba juguetona y me miraba de un modo raro.


-¿Qué pasa, enana?


-¿Qué tal con Dar?


-Bien… -Sonreí y me encogí de hombros-. ¿Por qué?


-Porque vienes con otra ropa y hueles al jabón que ella usa… -Rió y yo me quedé helado. ¡Mi ropa! La había dejado al pie de la cama de Dar. Ed y Nessie rieron mientras me quedaba bloqueado-. Eres un desastre…


-Deberías avisarla… -Ed alzó una ceja-. Sus padres no creerán que hayas podido controlarte tanto si ven tus ropas…


-Genial… -Saqué mi móvil y la llamé-. ¿Dar?


-Dime…


-Sube a tu cuarto, anda… he dejado mi ropa al pie de tu cama y no creo que a tus padres les haga mucha gracia encontrarlas… esta noche pasaré a por ellas.


-Espera… -oí sus pasos subiendo a través del teléfono y una puerta cerrarse-. Y las notas… madre mía… menos mal que no les ha dado por subir… ¡El secador! Oye, voy a recoger esto, luego te veo… ¿A qué hora vendrás?


-No sé… pero tranquila, que me verás.


-Más te vale…



Colgó y reí, haciendo que Ed me mirase perspicaz. Las notas... toqué mi bolsillo, aún tenía guardada ésa en la que me decía que me quería más. Nos quedamos allí hasta que anocheció, así que a las once me dirigí hacia su casa, oyendo cómo ella daba las buenas noches a sus padres y subía las escaleras. Rodeé la casa y salté hasta la ventana del pasillo, viéndola entrar y cerrar la puerta de su cuarto. La abrí con cuidado mientras ella miraba su móvil, cerrándola del mismo modo. Puso una mano en la manilla del armario y la aferré por la espalda, haciendo que se asustara un poco mientras abría el armario y la metía conmigo allí.


-¿Estás loco? Algún día vas a matarme de un susto… -me miró furiosa, pero pasó en el momento que la besé-. Idiota…


-¿Me has echado de menos? –Ella negó amortiguando una sonrisa, así que besé su cuello-. ¿Ni un poquito? –Ella volvió a negar y rocé su cuello con la punta de mi lengua, haciendo que se estremeciera-.


-Sí… -Susurró casi sin voz, haciendo que mi corazón latiera de ese modo que intentaba evitar-. Demasiado…


-Vale… -Suspiré y tragué en seco, besándola levemente-. Me tengo que ir ya, no quiero distraerte, tienes que madrugar y debes descansar…


-Toma… -Se giró y me tendió la ropa-. ¿Sólo era una excusa para volver?


-Ojala pudiera decir que lo he hecho a posta… -Reí-. Bueno, me marcho… -Abrí el armario pero ella me sujetó para besarme de nuevo con ansia, noté mi piel más cálida y la frené un poco-. Dar… debo irme, cariño… -Besé su frente-. Te quiero…


-Y yo… -dijo haciendo un puchero y besándome-. ¿Cuándo te veré?


-Pronto… -Sonreí-. No puedo vivir demasiado tiempo sin mi chica, ya sabes… -Sonreí y la besé de nuevo-. Descansa…


-¡Espera! –Me aferró y en sus ojos había tanta tristeza…-. ¿Puedes quedarte hasta que me duerma? Por favor…



Hice una mueca y asentí, mientras ella se quitaba la camiseta y yo me obligaba a cerrar los ojos y a respirar hondo… iba a ser una noche difícil. Su mano tomó la mía y la llevó a la parte más baja de su espalda, pudiendo rozar con la punta de mis dedos su ropa interior. Sus labios me besaron temerosos, haciendo que mi otra mano dejara caer la ropa. Noté cómo dibujaba una sonrisa en sus labios mientras rozaba los míos y tomaba mi mano libre para ponerla junto a la otra. Cogí aire e intenté por todos los medios no moverme, no mirarla… pero ella me lo ponía difícil. Su cuerpo se acercaba al mío y mis manos empezaron a acariciar su espalda, notando cómo ella se ponía de puntillas para llegar a mis labios. La aupé un poco y ella enredó sus piernas en mi cuerpo de nuevo, parecía que era algo que le encantara… al igual que el hacerme sufrir. Sus besos se tornaron ansiosos, como su respiración y la mía, y no pude evitar abrir los ojos para verla sobre mí, con una mirada tan provocativa que tuve que cerrar los ojos de nuevo y respirar. Ella acarició mi rostro y me sentí obligado a mirarla, mientras sus ojos descargaban el deseo en mí. Recorrí su torso por un momento con mis ojos, no debía… pero no pude evitarlo. La besé de nuevo y ella parecía feliz, acariciando mis hombros que parecían arder.


Suspiré y me frené, tenía que pararlo. La besé en el cuello y la llevé a la cama, tumbándola con cuidado sin que ella me dejara escapar de su agarre, dejándome sobre ella mientras me miraba ahora algo más asustada. Sonreí y la besé con cuidado, alejándome de ella suavemente, evitando que notara todo lo que había provocado su simple mirada. Me incorporé dejándola tumbada, preciosa con un conjunto claro que resaltaba en la oscuridad de la habitación.


Me levanté y me dirigí a su armario, sacando un pijama y acercándome a ella, dejándolo en la cama mientras me miraba extrañada. La acerqué a mí y la besé dulcemente, poniendo sobre ella la parte superior del pijama mientras me miraba con gesto de desaprobación, provocando mi sonrisa. Ella tomó la parte inferior y se la puso, fulminando mi sonrisa con la mirada, provocando que se agrandara más.


Besé su frente y la tumbé a mi lado, comenzando con el ritual de caricias que había funcionado las últimas noches. Era la una de la madrugada cuando la arropé y besé su frente, provocando una mueca de dolor en su rostro que me hizo sentir culpable. Tomé un bolígrafo de su escritorio y me acerqué a ella, escribiendo en su mano derecha “Te quiero” y en su mano izquierda “Te extraño”.


Acaricié de nuevo su rostro y cogí mi ropa, saltando por la ventana y corriendo hacia casa de Ed, que me miró raro y me hizo pasar, mientras Jake subía a Nessie en brazos por las escaleras.


Pensé en cómo él soportaba tenerla tan cerca sin sentir todo lo que yo sentía, sin experimentar ese casi irrefrenable deseo por hacerla suya… pensamiento que cesó en el momento que Ed siseó.


-Lo siento…


-Ya… -Masculló-. Es difícil controlarse y no es que te lo ponga fácil… espero que ella tarde más tiempo en hacerle pasar lo que ella te hace pasar a ti…



Bajé mi cabeza algo avergonzado, me sentía mal por haber tenido ese extraño pensamiento… Cuando Jake bajó nos despedimos de Ed y Bella, saliendo disparados hacia casa, íbamos a tener sólo un par de horas para dormir…


Al día siguiente amanecí extrañado, hacía estado soñando con ella, pero de un modo diferente a cualquier sueño que hubiera tenido nunca con nadie. Toqué mi pecho, mi corazón estaba desbocado y mi piel abrasaba… me metí a la ducha y dejé que el agua helada me recorriese hasta que mi temperatura descendió.


Tenía que haber manera de frenar esto… no podía seguir así o acabaría con mi cordura y me haría sentir fatal… Cerré el grifo y salí, mirando mi móvil y viendo que era bastante temprano. Me vestí y bajé a desayunar, notando su olor antes de escucharla.


-Apestas a pañales sucios a distancia… -Reí y noté un manotazo en mi cabeza-. Buenos días hermanita…


-Tú hueles raro… -Le miré negando-. No, no es broma… -Reí-. Te hablo en serio, hueles… raro, como… no sé… -Me olfateó y me alejé-. Eres imposible… te lo digo en serio…


-Sí Leah… -ella bramó-. ¿No te quedas a desayunar?


-No, sólo venía a decirte que yo ya tengo su regalo… así que ya te puedes esmerar, porque es genial y va a dejar el tuyo a la altura del betún…


-Lo dudo… llevo preparándolo desde enero… así que… -Me miró raro-. No pienso decirte nada, así que lárgate…


-Vale… -Saltó a la encimera y la miré raro-. Ya me estás contando que ha pasado, hasta tu voz suena distinta… y tu estúpida sonrisa me dice que te escondes algo… -Olisqueó y rió-. Buenos días Jake.


-Buenos días… -Me giré asintiendo y él rió-. Me he despertado con una sensación extraña… y creo que tiene que ver contigo… -Le miré raro-. Ser el alfa tiene eso, que cuando alguno está angustiado no puedo dormir tampoco…


-No estoy angustiado, ¡qué pesados! –Leah y Jake rieron y me hicieron suspirar-. Vale, bien… os lo contaré, pero no quiero ni risas ni comentarios raros… -Me miraron sorprendidos-. Me pasa algo raro cuando estoy con ella, a veces… -Resoplé-. Me caliento… -Ambos abrieron los ojos de par en par y empezaron a reír-. Vale, no pienso contaros nada, lo juro…


-Pero… -Leah sacudió su cabeza-. ¿Por qué me cuentas eso?


-Porque es lo que me pasa, mi temperatura sube al menos dos grados… -Ambos me miraron sorprendidos y Jake rió-. No es gracioso, sé por lo que me pasa, he visto a Embry y Paul pensando en ello muchas veces… -Su sonrisa se borró y cambió a una mirada asesina-. Y a Sam y a Jared… pero no sé cómo controlarlo, me cuesta mucho no dejarme llevar… -Suspiré-. En serio, me supera…


-Piensa en otra cosa… -Dijo Jake mientras abría la nevera-. Es efectivo, la verdad es que es algo ridículo, pero funciona. Piensa en la cosa más extraña del mundo y se pasará…


-¿Village People? –Leah rió, recibiendo una mala mirada por parte de los dos-. Es que eso es… asqueroso… ¿sabes?


-Ya me lo dirás cuando tu pequeñín te torture de ese modo… -Jake bufó-. Me encantará ver en qué se te pasa por la cabeza para evitar robarle su inocencia…


-No creo que llegue a eso… Claire se la quitará antes… -Reí y Leah me dio otro coscorrón que dolió-. Estúpida…


-Bueno, me marcho, no quiero oír estas conversaciones… de todas maneras, deberías saber que el máximo son cinco grados… -Le miré raro y ella hizo una mueca de asco-. Kim es demasiado descriptiva a veces… habla con ella.



Se marchó y nos dejó mirándonos raro. ¿Qué quería decir con eso? ¡Genial…! Me iba a tocar hablar con Kim sobre el tema… seguro que me iba a sentir incómodo hasta el extremo. Jake empezó a sacar cosas de la nevera y comimos como auténticos cerdos, saliendo después hacia el taller tocando nuestras tripas… demasiado.


Recibí un mensaje por el camino al taller, haciendo que Jake me mirara divertido y echara a correr, dejándome solo.


Yo más… ha sido raro despertarme sin ti, pero mucho más abrir el armario y no encontrarte… hoy hace más frío… sólo porque tú no estás conmigo. Te quiero.



Trasladaré mi casa a tu armario si eso te hace feliz… he soñado contigo y no he hecho otra cosa que extrañarte desde que me separé de ti. Te quiero, pasa buen día, preciosa.



Sonreí y llegué al taller a la par que Quil, que venía mirando una carta algo extrañado. Empezó a balbucear algo de estafadores, hasta que me di cuenta que miraba la factura del teléfono.


-Deberías dejar de llamar a líneas eróticas gays… -Jake rió-. Voy a terminar poniéndome celoso, amorcito…


-Calla, que tengo aquí un día lleno de llamadas que no he hecho… ¿De quién son estos números? –Empezamos a mirarlos y correspondían a casa de Dar, a Kim, a Emily y Ness…-. No recuerdo haber llamado… mucho menos a esas horas y ese día…


-Pues tú dirás… -Dijo Jake-. ¿Quién va a llamar desde tu móvil? ¿Claire?


-Claire… -Nos miramos, ella era la clave… reímos y guardó la factura-. Esta cría va a acabar conmigo… -Rió y negó-. Tendré que regalarle un móvil, no para de pedírmelo para jugar… y ahora resulta que me lo quita para llamar…


-Va a ser una adolescente muy popular… -Reí-. Te tocará pasarlo mal…


-Da igual… -Se encogió de hombros-. Aún quedan al menos diez años para eso…


-¿Diez años? –Jake le miró raro-. Yo diría que en tres años ya te estará dando quebraderos de cabeza… pero no creas ni de coña que diez…


-¿Con trece? No… -Nos miró extrañado-. No, ¿verdad?


-Díselo a Seth… con dieciséis su novia lo está desquiciando… y Claire es más adelantada que cualquier niña de su edad… y está todo el día rodeada de Kim… que es una muy mala influencia, sobre todo porque no se corta en según qué temas…


-¡Buenos días! –Dijo Embry mientras saltaba al entrar-. ¡Qué buen día hace!


-Va a llover… -Le miré raro y él siguió saltando como si nada-. ¿A qué tanta felicidad?


-¡Ni lo mentes! –Jake le amenazó con el dedo mientras Embry se quedaba a medio hablar-. No quiero oírlo, ni pensarlo… ¡Ah! –Se agarró la cabeza-. Me largo…


-Pero… -Le miramos salir corriendo y entrar en fase en pleno salto, aullando como si estuviera herido-. No es para tanto… -Embry bufó-. Es algo natural… ¿no?


-Dios… -Quil hizo un gesto de asco-. Estáis todos salidos… me voy con él…


-Pero… -Embry se quedó perplejo al ver salir a Quil de modo parecido a Jake-. ¿Qué les pasa? No es nada malo… ¿no?


-Bueno… -Hice un gesto, no quería imaginarme de ninguna manera su felicidad, aunque me habían dado la oportunidad de preguntar-. Estamos un poco susceptibles con el tema… -Rasqué mi cabeza y él me miró raro-. ¿Puedo preguntarte algo? –Me miró raro-. Es sobre, bueno… -Carraspeé-. La temperatura…


-¿Te refieres a sexo? -¡Dios! Me parecía tener delante a la versión masculina de Kim-. Veo que sí… -Rió-. ¿Qué problema tienes?


-Pues, no es un problema como tal… aunque sí lo es…


-Seth… sin rodeos acabaríamos antes y podrías hacerles volver para empezar a trabajar, hoy tenemos jaleo…


-Vale, vale… el caso es que ella, bueno, a veces… me vuelve loco y no consigo controlarme, mi temperatura sube y me da miedo porque ha habido un par de veces que me ha costado mucho controlarlo… es como… no sé. Quiero controlarlo sin tener que esforzarme tanto.


-Piensa en otra cosa.


-¿Ese es vuestro maravilloso consejo? –Rió asintiendo-. ¡Genial…!



Negué y me dirigí a mirar qué coche me tocaba reparar hoy… era mejor eso que seguir pensando en que tendría que recurrir a Kim para que me aclarase algo del tema. Quil y Jake volvieron minutos más tarde, dedicando una mirada asesina a Embry que reía como un crío que acababa de fastidiar a sus amigos. Mi móvil sonó cuando estaba revisando el motor de un Chevrolet, número desconocido…


-¿Sí?


-¿Seth?


-Sí, soy yo…


-Hola… soy Nick… Nick McBrown.


-Hola… -Mi corazón se encogió-. ¿Algo va mal?


-No, no… todo está bien… es sólo que bueno, había pensando en un regalo para Darlene, aunque también en parte es un regalo para su madre… y bueno, no he encontrado nada de lo que buscaba… he pensado que quizá podrías ayudarme…


-Bueno, no sé… ¿Qué necesita?

-Había estado pensando en regalarles un coche, hay uno que sé que les encantará… pero no encuentro ninguno en Monroe… es un coche muy especial, así que dudo que pueda encontrarlo sin ayuda. Quizá tú puedas decirme…


-Espere… -Me senté en el ordenador-. Voy a buscar en la base de datos, si me dice el modelo lo busco y le digo donde puede encontrarlo…


-Un Cadillac Eldorado del 75.


-¡Vaya! –Me quedé noqueado-. Bueno, voy a ver… Aquí está, hay un par de sitios en Seattle, pero son… -Suspiré y me rasqué la frente-. Es gente dura, tendrá que revisar bien el coche y sacarle defectos si quiere que le rebajen algo el precio…


-Bueno, el precio no es problema mientras estén en buen estado… no quiero comprar algo que se caiga a trozos… lo va a llevar mi hija…


-Ya… Si quiere puedo hacerle una buena revisión antes de que lo compre, y arreglar lo que sea que vaya mal, no creo que estén reparados…


-¿Te importaría darme alguna noción de qué tengo que preguntar…?


-Bueno… son muchas cosas… Si quiere, bueno… podría acompañarle.


-Eso… eso sería estupendo… ¿Cuándo podríamos quedar?


-Si quiere podemos quedar… mañana por la mañana… si le parece bien. Podíamos reunirnos en… no sé…


-En casa de Cyntia. Grace irá mañana a una reunión… y Darlene estará en clase, será el momento perfecto… y me gustaría también la opinión de Cyntia… las conoce bien.


-¡Estupendo! -¿Seguro?...-. ¿A las once esta bien?


-Perfecto, a las once en casa de Cyntia, voy a avisarla… Lo único… no le digas nada de esto… quiero que sea una sorpresa…


-Tranquilo… no le diré nada. Hasta mañana.



Colgué y hablé con Jake, que me ayudó a cambiar los turnos para que pudiera tener al menos esa mañana libre, pues también habíamos planeado todo para dejarme el viernes y el sábado… Me tocaría hacer horas como un tonto a la semana siguiente para compensarles… pero ellos entendían mi situación… era genial trabajar allí con ellos. Al final, tuve que apuntarme a trabajar el sábado… pero no podía pedir más… había trabajo.



Al día siguiente fui al taller a primera hora, trabajando un rato y llevándome la grúa del taller sabiendo que era muy posible que tuviera que arreglar algo de ese coche. Cuando llegué Nick y Cyntia me esperaban en la puerta. Les indiqué dónde estaba el primer concesionario y nos encaminamos a él. El coche estaba en perfectas condiciones por fuera, pero había que cambiarle prácticamente todo el motor, por lo que sólo en piezas costaría más que si lo hiciera de cero. Nos acercamos al otro y el coche… daba pena. Estuve a punto de llorar al verlo, realmente la chapa no estaba mal, obviando algunas rayas en la pintura, pero el motor… Suspiré.


-¿Qué hago?


-No sé… -Suspiré-. Habría que cambiar prácticamente todo, pero al menos no se pasa tanto de precio como el otro…


-¿Costará mucho arreglarlo?


-Pues… -Asentí levemente-. Quizá podría tenerlo para el viernes por la tarde… si sólo trabajara en él… es posible.


-¿Y el otro?


-Bueno… el otro tiene la carrocería intacta, pero habría que cambiarle también el motor y tardaría más por miedo a hacer algún estropicio en la pintura… ¿Quieres que siga manteniendo el motor antiguo? –Me miró raro-. Si quieres que mantenga todo lo posible el motor original tardaría mucho más esperando las piezas… si lo que te gusta del coche es el chasis… puedo ponerle un motor algo más decente y que gaste menos.


-¿En serio? –Cyntia miraba el coche raro-. Yo prefiero el otro… este se ve demacrado… y no me gusta ese color…


-El color no es problema, tendré que reparar un poco la chapa y volvería a pintarlo de nuevo…


-O sea, que sería el motor de otro coche, metido ahí y con el color que te digamos… -Asentí-. Pero la forma no cambiaría… -Negué-. Sería perfecto.


-Parece el mismo… -Nick sonrió-. Lo imagino en rojo y es que… ¡Qué momentos! –Suspiró y yo le miré raro-. Fue el primer coche que tuve y a Grace le encantaba… cuando Darlene veía las fotos de pequeña decía que de mayor quería tener un coche así…


-En rosa… -Cyntia rió-. Tanto insistía que hasta Grace buscó un modelo así en rosa…


-¿Rosa? –Ambos me miraron y recompuse mi cara-. Rosa será…



Hablamos con el vendedor y regateé con él hasta que conseguí un precio razonable, dado que además iba a incluir unas fundas para los asientos, las cuales Cyntia escogió en blanco. Acerqué la grúa y cargamos el coche que parecía caerse a cachos. Tuve que atar el paragolpes trasero por miedo a perderlo por el camino. Nick puso mala cara al verlo al igual que su cuñada.


-No os preocupéis… estará perfecto para el viernes… no dormiré si es necesario para que ella pueda verlo antes de que te vayas…


-Gracias… -Asintió-. ¿Por fin me tuteas?


-Yo…


-Está bien… sólo que me sorprendía, Grace me dijo que a ella la tuteabas… -Rió-. Me sorprendía un poco que a mí no… prefiero que lo hagas. Si no parece que sea sólo un cliente al que aconsejas…


-No le des mucha confianza… -Cyntia hizo una mueca-. Te dirá que le tutees y luego te invitará a comer… y a dormir en su casa… y cuando duermas te apuñalará por robarle a la hija.


-Bueno… -Reímos-. Yo me dejaría apuñalar… -me miraron raro-. Da igual…


-Entonces… ¿Comes con nosotros? –Nick me miró de un modo raro, no podía rechazar la oferta-. Tranquilo, sólo quiero invitarte a comer por la ayuda…


-Está bien…



Dejamos la grúa aparcada en la puerta del concesionario y nos metimos en un restaurante que había en frente. Su tía me enseñaba cada cosa que veía rosa, intentando explicarme que tono le gustaría a Grace y cual le gustaría a Dar. La cosa pintaba mal, iba de un rosa pastel a uno fucsia… iba a tenerlo complicado en ese aspecto…


El padre de Darlene parecía querer preguntarme algo, me miraba curioso cada vez que Cyntia preguntaba algo sobre el coche intentando sonsacar algo sobre mí.


-¿En serio crees que vas a tenerlo acabado en tres días?


-Sí… eso espero.


-Eres muy confiado… ¿cierto? –Hice una mueca confirmándolo-. Te gustan los coches, eres confiado y conduces rápido…


-Bueno… -Empecé a notar el doble sentido de sus palabras y lo que ella buscaba-. Conduzco rápido porque sé que puedo controlarlo… conozco los coches bien, por lo que sé hasta donde me permiten correr… aunque tengo claro que si mi coche fuera delicado y valioso no lo conduciría así… no me gustaría estropear algo valioso y que significara tanto para mí.


-¿Aunque fuera un coche recién salido de fábrica no lo conducirías rápido?


-No… -Ella sonrió y empecé a sentirme incómodo, su padre me miraba como si supiera el doble sentido de nuestra conversación-. ¿Nunca has visto carreras de fórmula 1? –Ella negó-. Los coches que conducen son punteros, pero pasan miles de pruebas antes, cada coche se trata con sumo cuidado hasta que llega el momento de la carrera… -Nick inspiró por lo que decidí concluir la conversación-. Personalmente, nunca me arriesgaría a correr con un coche así…


-¿Nunca?


-No hasta que no supiera que el coche está absolutamente preparado para hacerlo.


-Ya… -Su cara mostraba diversión y satisfacción-. Entiendo…



Nick parecía pensativo, comimos y estábamos terminando cuando noté que Cyntia le hacia un gesto raro, le miré y él hizo una mueca.


-Me gustaría preguntarte algo… pero no sé cómo hacerlo… Realmente es algo que no te preguntaría, pero ahora que estás saliendo con mi hija, creo que me incumbe… -Asentí-. ¿Eso que me contaste del compromiso… qué pasa con él?


-Bueno… -Suspiré y sonreí-. Digamos que en el momento que conocí a tu hija supe que ella iba a ser la persona con la que iba a terminar. No se lo dije hasta hace poco, no tenía pensado decírselo hasta que pasaran unos años… pero las circunstancias han hecho que pase así… He sido su amigo y la he protegido lo mejor que he podido, cuidaré de ella siempre que ella me deje hacerlo… no hay nada más de complejo en esa situación. Siento que ella es lo que necesito en mi vida y ella… -Me encogí de hombros-. Ella parece feliz que tenerme cerca, así que mientras no me lo pida, no dejaré de cuidarla.


-Así que mi hija es tu chica… -Asentí y él parecía divertido, aunque me abstuve de sonreír-. Eso quiere decir que pretendes que sea tu futura mujer… ¿me equivoco?


-Si es lo que ella quiere…


-No me gusta cómo funciona lo vuestro. De algún modo me asusta cómo ejerces una influencia extrema en ella. No me gusta que no vea más allá de ti, quiero que sea independiente, que tenga amigos, una carrera… una vida aparte de ti.


-No veo ninguna pega en eso… ella sigue teniendo sus amigos, es muy independiente, algo que me gusta de ella y no cambiaría por nada, y por supuesto que quiero que tenga una carrera y sea una persona realizada, no quiero que deje de hacer lo que hubiera hecho si yo no hubiera aparecido en su vida… -Su mirada era seria ahora-. Nick, no pretendo cambiarla ni un ápice. Quiero lo mismo que tú para ella, no pienso impedir que estudie lo que ella quiera o que haga lo que ella vea oportuno.


-Nick… -Cyntia suspiró-. No agobies al chico, él tampoco puede presionarla… ella va a ser la que decida… -La miré confundido-. Nick está preocupado, quiere que vaya a la universidad, que estudie algo con futuro y ella no ha empezado a mirar nada…


-Aún le queda un año, ¿no? –Ellos asintieron poco emocionados-. Intentaré hablar del tema con ella, como quien no quiere la cosa, a ver si consigo averiguar qué es lo que quiere hacer…


-Te lo agradecería…



Asentí y terminamos de comer, saliendo y despidiéndome de ellos en la grúa y junto al coche de Cyntia, que decía tener que devolvérselo a su novio antes de la noche.


-Oye, no me importa cuanto cuesten las piezas, pero asegúrate de que sea… seguro.


-No hay problema con eso… -Le tendí la mano a él y a Cyntia-. Se supone que esto es secreto, ¿cierto? –Asintieron-. Bueno… intentaré acertar con el color… y el viernes lo traeré…


-Llámame cuando esté listo…



Asentí y subí a la grúa, conduciendo hasta el taller. Quil estaba solo y me miró asombrado cuando me vio descargar el coche.


-¿Vas a arreglar esa chatarra?


-Sí… voy a llamar para que me traigan mañana las piezas que necesito… lo desmontaré esta noche y veré si podemos guardar alguna pieza que valga…


-¿Vas a cambiarle todo el motor? –Asentí mientras me miraba pasmado-. ¿Qué motor piensas ponerle? Porque…


-Había pensado que le iría bien el motor Twincharger de cuatro cilindros, de 1.4 litros a gasolina… creo que podré ajustarlo… también quiero cambiar las ruedas y la dirección… aunque no me queda claro si le pondré una de cremallera o eléctrica…


-Para un modelo así yo le pondría de cremallera. Además le pondría unas llantas nuevas… tendrás que poner un tubo de escape nuevo… está completamente oxidado…


-Lo sé… y también habrá que arreglar el parachoques trasero… -Me miró asintiendo y rasqué mi cabeza-. Voy a tener que dejar de dormir… o no me dará tiempo.


-¿Cuándo pretendes dárselo?


-Su padre se va el viernes…


-¿Este viernes? –Dijo casi gritando-. No te da tiempo ni de coña, la pintura tarda tres días a secar, lo sabes… tendríamos que pintarlo como tarde mañana por la tarde… no te da tiempo a montar todo el motor y colocarlo en un día ni de coña… además habría que reparar la chapa…


-Lo sé… me doparé o algo… -Suspiré y él negó-. ¿Con qué estás ahora?


-Nada difícil… ve a llamar al proveedor… habla con Belinda, dile que es para mí y si te pone pegas recuérdale que me debe un favor… aún así no creo que llegue antes del medio día…


-No me gafes Quil… no me gafes.



Llamé y la chica se portó genial, diciendo que ella lo traería de propio al taller… así que me entró curiosidad de qué favor le habría hecho Quil para que la chica se tomara tantas molestias. Él rió y negó, hasta que conseguí sonsacarle que se había disfrazado de payaso para la fiesta de su hija, que era compañera de Claire. Me pegué toda la noche desmontando el viejo motor y comprobando qué piezas podían servir de recambio, aunque fueron bastante pocas. El problema vino con la dirección, no sabía por donde empezar, Embry era el mejor en eso… Me apoyé en el volante pensando que esto iba a ser un desastre, no me iba a dar tiempo y no sólo era para ella, si no que además era algo para su padre… iba a quedar fatal…


Un golpe metálico me sobresaltó, trayendo las risas de Quil y Embry mientras Jake les miraba mal. Me había quedado dormido encima del volante. Le expliqué a Embry el problema y me ayudó, opinando al igual que Quil en cuanto a qué sistema de dirección poner. Quil miró los rasguños y cargamos con el chasis hasta la sala de pintura, lijando toda la superficie y limpiándola con rapidez.


El móvil de Quil sonó y salió, para entrar y decirme que fuera preparando una bancada, Belinda venía de camino con el motor. Cuando llegó me sorprendí, era una chica joven, con unas gafas de pasta y el pelo recogido en una coleta algo desastrosa. Fue bastante simpática y me indicó que si tenía cualquier problema podía llamarla y ella me ayudaría. Cuando se marchó Quil la miró apenado, así que pregunté con la mirada.


-Es una chica increíble, en serio. Tiene veintiséis años. Se quedó embarazada con quince y aún con todo siguió adelante… su novio la dejó y ella se dejó la piel para conseguir una beca y trabajar a la vez que cuidaba de la pequeña… es la mejor en lo que a motores se refiere… y una madre y una persona excelente… me da pena que esté tan sola.


-¿Cómo alguien puede hacer eso? –Me miró confuso-. Esa chica es fuerte, inteligente… y es agradable. No entiendo cómo alguien puede hacerle eso, dejarla embarazada y desentenderse de ella así… veo imposible querer a alguien tanto y abandonarla así después.


-No creo que en realidad él la quisiera… estaba casado…


-¿Casado y liado con una quinceañera? Me entran ganas de patearle… encima la deja embarazada y sola… -Negué-. Pobre chica…


-Que no te oiga ella decir eso… -Rió-. Es capaz de tumbarte.



Reímos y Jake me ayudó a montar el motor, dejando de lado el coche en el que trabajaba mientras Quil se hacía cargo del suyo. Nos pegamos hasta bien entrada la tarde, cuando nuestros móviles sonaron. Nessie le llamaba y a mí Darlene.


Colgué tan rápido como pude sin parecer grosero, volviendo al trabajo de nuevo. Jake se alargó un poco más y me miró sonriente.


-Nessie dice que está todo listo… -bufó-. Estás como una regadera… no te va a dar tiempo a hacer todo…


-Si vas a decirme eso, mejor cállate… -Me miró raro-. Perdona… es el sueño… -Suspiré-. Todo lo que un Clearwater se propone, lo consigue… así que voy a lograrlo.



Asintió poco convencido y me ayudó a terminarlo, por la noche, ya estábamos metiéndolo en el chasis. Embry palmeó mi hombro y me mandó a casa, prometiéndome que él acabaría lo que faltaba y dejaría el coche metido en la sala para que Quil lo pintase a primera hora… no iba a dar tiempo de que se secara… me daba pánico no llegar a terminarlo.


Llegué a casa y Leah y mi madre estaban allí decorando la sala. Me tiré en el sofá negro y mi madre me acercó un plato lleno de comida, lo que agradecí.


-Va a ser el cumpleaños más genial de su vida, seguro… ¿Necesitas algo más? –Negué-. Descansa un poco… tendrás que estar despierto en la fiesta y también en el concierto…


-Lo sé… -La miré raro y la abracé, alejándome advirtiendo-. No te mal acostumbres…



El jueves fue un completo caos. Terminamos los últimos detalles del motor y preparamos todo para pintarlo… pero había que hacer la mezcla del color. Le expliqué a Quil lo que Cyntia había dicho y él resopló, así que cogí y mezclé varios colores saliendo un rosa un poco raro, pero decidí que era eso o nada… quizá demasiado oscuro, así que añadí más blanco obteniendo un color que me agradó.


Quil se puso a pintarlo mientras yo hacía todo el trabajo que había acumulado, tanto el mío como el de Quil. El coche estaba terminado y todos estuvimos un rato viéndolo… no había quedado nada mal… sólo faltaba montar la lona y la tapicería con las fundas blancas… pero habría que esperar a mañana.


Ese día acabé rendido, había trabajado trece horas casi sin parar… apenas sentía las yemas de los dedos. Me tumbé en el sofá y hablé un rato con mi chica, que me decía que me oía mal, así que le dije que había trabajado demasiado y que la echaba de menos.


Llamaron a la puerta y tuve que colgar. Cuando abrí me quedé de piedra…


-¿Qué haces aquí?


-Leah me ha dicho que andas un poco revuelto… y que tenías que hablar conmigo… pero que andas demasiado liado con la fiesta y el coche… -Hizo una mueca-. ¿Vas a tenerme en la puerta toda la noche, o qué?


-No, pasa, pasa… -Ella entró despreocupada y se tiró en mi sofá-. ¿Y Jared?


-Le he dejado en casa, no me apetece que esté aquí… se sonrojaría y se avergonzaría de lo que tengo que contarte… -Suspiró mientras me sentaba a su lado-. ¿Qué quieres saber?


-No sé Kim… es… -Suspiré-. No sé, me da miedo el que llegue un día en el que no pueda parar… es no sé… cuando empieza a subir mi temperatura me asusto… ¿no hay manera de evitarlo?


-Bueno… no sé. Yo sólo tengo claro que hay un punto de no retorno… cuando Jared sube más de cinco grados no hay manera de pararlo, ya puedo decirle que me da risa verle desnudo o lo que quiera… no para.


-Kim… no seas tan descriptiva, ¿vale? Sólo dime qué debo hacer… qué puedo hacer para parar eso… no quiero hacer nada que no quiera ella.


-Bueno, si es por eso… no debes preocuparte… -La miré raro-. Si no quieres que sea descriptiva, no puedo decirte nada más…


-No me des demasiados detalles, sólo los necesarios…


-Vale… -Rió y se ladeó para enfrentarme y yo la miré con pánico-. Mira, cuando Jared y yo… bueno, al principio sólo me sentía curiosa con eso de la temperatura, pero no sé… eso me dio ideas. Entonces me dio por comprar un termómetro de estos que a los dos segundos te dicen la temperatura…


-Kim…


-No me interrumpas, es importante… El caso es que bueno, descubrí lo de los cinco grados, pero también que cuando yo me ponía un poco… ya sabes… -hice un gesto para que parase y rió-. El caso es que cuando yo quiero sube y cuando yo quiero baja.


-Kim… eso suena fatal…


-Lo sé, pero es que no es sólo la temperatura… ya sabes… -me aferré la cabeza y tapé mis oídos, haciendo que ella riera-. Vale, vale… bueno, pues que si pasas de los cinco grados, será porque ella quiere… si ella no quiere, no llegarás a alcanzar esa temperatura…


-Pero me da miedo que eso pase, no quiero que ocurra… es muy joven, aunque sea mi novia y la deseé con todas mis ganas…


-Pues… piensa en otra cosa y apártate… -Le miré mal y ella se encogió de hombros-. No hay otra solución, Seth… pero yo que tú me dejaría llevar hasta los 3 o 4 grados… -Sonrió-. Es muy divertido…


-Kim… -me miró feliz-. Largo…


-Vale… -Se levantó contenta-. Pero si quieres hacerla feliz, hazme caso, al menos déjate llevar hasta los tres… con los dos la cosa se pone emocionante… pero el tres es el nivel más interesante… -Empecé a empujarla para echarla de mi casa y ella reía cuando le cerré la puerta-. ¡Al menos al tres, Seth!



¡Genial! Ahora iba a tener que estar pendiente de que mi temperatura no subiera más de dos grados… no quería saber qué era lo que ella definía como divertido. Me tumbé en el sofá y me quedé dormido, soñando con cómo la besaba y en un momento empezaba a llamear. Me desperté de golpe… no iba a poder pegar ojo ahora…


Subí a mi cuarto para preparar mi ropa, unos vaqueros claros y una camisa blanca… tenía que dar buena impresión…


Aún eran las cinco de la mañana, así que empecé a recoger mi habitación y a preparar la de Darlene. Una mueca se dibujó en mi cara, tenía que ir a casa de mi madre a por mi antigua cama… bajé corriendo y coloqué el cartel de feliz cumpleaños que se había caído. La sala estaba llena de globos y acordeones de papel, con una enorme pancarta para ella hecha por Claire y Ephraim.


Subí rápidamente y busqué en el cajón las entradas, mirando que la fecha fuera la que recordaba. Sábado 17 de mayo. Perfecto.


Desayuné un montón y empecé a pensar cómo iba a darle la sorpresa… El plan había sido montado sobre la marcha, pero parecía que todo iba retocándolo, haciendo que todo pareciera acabar perfecto…



Empezó a amanecer y fui a casa de mi madre, desayunando con ella y con Leah, la cual me ayudó después a llevar mi antigua cama a mi nueva casa. La puse en la habitación de Darlene y desentonaba un montón… Leah bufó y me dijo que me largara, que ella lo arreglaría…


No me quedo otra que fiarme de la tarada de mi hermana, así que salí corriendo hacia el taller. Cuando llegué Quil estaba en la sala de pintura, tocando unos botones… había dejado toda la noche funcionando un flujo de aire suave para que la pintura secara, pero aún no podíamos moverlo… y tenía aún que poner las fundas. Empezamos a trabajar y mi madre me llamó preguntando qué era lo más adecuado para hacer de cenar… así que le dije que ella era la madre y ella debería saber qué cocinar… luego le pedí perdón y me dijo que debería irme a dormir en vez de hablarle así… ¡Genial! Sue se había enfadado conmigo… Leah no tardaría a morderme.


Pronto apareció mosqueada y me dijo que debería controlar mi humor… así que llamé a mi madre de nuevo y la invité a comer a un restaurante en Forks. Ella me miró apenada cuando la recogí, aunque no veía un gran enfado. Comí con ella y le pedí a la camarera esa tarta que sabía que le gustaba, haciéndola sonreír.


-Lo siento… sabes que cuando no duermo… aunque no es escusa…


-Tranquilo… sé que estás nervioso y que llevas días sin dormir bien. Pero entiende que estamos ayudándote y no puedes hablarnos así… -La camarera trajo el pastel-. Aunque te perdonaré sólo por recordar cual era mi pastel favorito…


-Mamá… -Suspiré-. Gracias...



Cuando terminamos me pidió que le enseñara cómo Leah había decorado la habitación. Pero resultó que mi casa estaba ocupada por ella, Kim, Kira y Rebeca… ¿Acaso había puesto un cartel donde pusiera “Las taradas pueden entrar sin llamar”? Suspiré… cordialidad, me estaban ayudando…


Subí a mi cuarto y la verdad es que Leah se había esmerado… seguía desentonando… pero no tanto… no estaba nada mal. Me despedí agradecido a las chicas que estaban comentando qué música iban a poner en la fiesta y como montarla para que Grace no se asustara. Me fui corriendo al taller y puse las fundas corriendo, ayudado por los chicos a dar los últimos detalles al coche. Había sido un trabajo contra reloj, pero había merecido la pena. No estaba del todo mal…



Salí corriendo a cambiarme y volví para conducir aquel coche… las bromas fueron inevitables… estaba conduciendo un coche… rosa.