Capítulo LXVI: Flojeras. Seth POV.

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Siento si no está muy bien hecho, pero no estoy para muchas cositas hoy... espero que lo entendáis y bueno, disfrutar el capi y comentar...

Silvy





-¿Y qué vamos a hacer?
-¡Despertar a Seth!
-¿Y qué vamos a pedirle?
-¡Que nos dé de comer!
-¿Y cómo lo vamos a hacer?
-¡Sin despertar a Darlene!
-¡Muy bien! Ahora… bajar la voz mucho, mucho, mucho, como si estuvierais mudos… ya sabéis que tío Seth tiene el oído muy fino…
-¡Como tú! –William rió-. Pero tú eres mejor...
-¡Calla! Vamos a despertarlo antes de tiempo... –Protestaba Ephraim-. Quiero saltar sobre su cama y pisotearlo antes de que me escuche…

Sonreí y mantuve los ojos cerrados esperando a oírlos corretear por el jardín para luego pisar con sigilo el porche y subir de puntillas las escaleras. Inspiré hondo y noté cómo su aroma hacía que mi corazón latiera con fuerza, entonces lo pensé. Pude oírlos subir por las escaleras, ya no daba tiempo… ella se removió en mi pecho y no pude más que hacer que dormía y dejarlo correr. Pude escuchar dos fuertes corazones en la puerta y cuatro más rápidos. Pude oír cómo giraba la manilla y decidí abrir los ojos en un tonto impulso. Cuando la puerta se abrió me llevé los dedos a la boca para que no hicieran ruido, los gritos de los niños se apagaron al instante y los ojos de mi hermana estuvieron a punto de caerse al suelo. Vera estuvo a punto de reír, miró a Leah y estalló en carcajadas, haciendo que los niños empezaran a correr y subieran a la cama pisoteándonos a los dos. Darlene se despertó asustada mientras Ephraim venía directo a pisotearme, lo cogí en volandas y lo estampé contra la cama haciéndole cosquillas mientras Wendy abrazaba a Darlene y Jonás y William me atacaban por la espalda.
-¡Eh, eh! ¡Ayudarme alguna!
-¡Ah no…! –Leah rió-. Yo no me meto en peleas de chicos, la última vez casi me arrancan el… ¿collar? –Vera rió y recordé cuando nos intentó separar la última vez a Sean y a mí… acabé mordiéndole en el muslo… hice una mueca de asco cuando algo duro golpeó mi cabeza con fuerza-. ¡Eh!
-¡William! –Vera corrió a quitarle mi lámpara de la mano a su pequeño demonio-. ¿Qué hemos dicho…? ¿No lo recuerdas?
-Sí… -Ella le dedicó una mirada de reproche-. Lo sé… sois fuertes y parecéis de goma… pero no… -Gimió-. ¡Se va a curar en seguida!
-¿William?
-Jo... –Me miró apenado-. Perdona, Seth… -Me estampó un beso en la cara y Ephraim empezó a reír-. ¿Somos amigos?
-¡Qué tonto! ¡Le ha dado un beso a Seth!
-¿Te recuerdo que tú también se los dabas cuando no eras todo un machote?
-Yo también quiero darle un beso… -Wendy se rió con Darlene y yo acerqué mi mejilla, la niña se soltó del cuello de Darlene para engancharse al mío tirando a Jonás al colchón y me dio un enorme beso-. Ahora vosotras…
-¡Señor! –Leah se acercó a mí disgustada y puse mi mejilla riendo, no recordaba la última vez que mi hermana me había dado un beso-. Ni te lo creas…
-¡Me los da a mí! –Ephraim puso la mejilla y Leah empezó a regalarle un montón de besos-. ¿Ves? A mi me quieren más…
-De eso nada… -William corrió hasta Vera y se amarró a su pierna-. A ti Leah te quiere más, pero a mí Vera…
-¡Y a mí Seth! –Wendy se quedó colgada de mi espalda-. ¡A Jonás nadie!
-Claro que sí… -Darlene le abrió los brazos y el pobre Jonás aceptó el abrazo tan callado como siempre-. Ves, todos estamos ya emparejados…
-Algunos más que otros… -Fulminé a Vera con la mirada y ella rió-. ¿Nos vas a invitar a desayunar o no, primito?
-Sírvete tú sola… No son maneras de venir a desayunar, irrumpiendo así en mi casa como si fuera un bar… -Ella me sacó la lengua-. Venga, todos a por Vera para que os dé un buen desayuno, Leah seguro que le ayuda…
-¡A desayunar! –Wendy me dio un beso y bajó de la cama-. ¡Tonto el último que llegue a la cocina! ¡Seguro que es Jonás!
-¡No!

Darlene se levantó con el pequeño en brazos y salió corriendo mientras Leah retenía un poco a Ephraim, cuando lo soltó salí corriendo empujando a mi hermana e intentando retrasar a Ephraim… me encantaba hacerle rabiar. Cuando llegamos a la cocina Leah bufó al llegar la última y Ephraim empezó a reír, me miró y le puse las manos para que chocara.

Darlene y Vera empezaron a preparar la plancha y la masa de tortitas, mi hermana se puso a colocar a los críos como una sargento y yo decidí ponerme a exprimir naranjas para un regimiento. Por norma general, no me disgustaba tener a los pequeños por la casa, pero que me hubieran sacado de la cama justo hoy… me hubiera gustado tener cianuro a mano para cargarme a Vera o a mi hermana, seguro que había sido alguna genialidad de ellas…
-¿Qué tal has dormido? –Vera me miró tan preocupada como mi hermana, lo que hizo que mi cabreo se pasara-. ¿Más pesadillas?
-Un par… -Me encogí de hombros-. Ya se pasará…
-Papá nunca te hubiera dicho algo así… -El exprimidor se rompió en mi mano. La mano de mi hermana se posó en mi hombro y su mirada arrasó la calma-. Jamás. Sabes bien que nuestro padre estaría orgulloso de ti, muy orgulloso, de hecho… como lo está mamá o como lo estoy yo.
-Lo sé…
-Entonces deja de atormentarte por eso…
-No es eso lo que me atormenta, Leah –Dejé el exprimidor roto y salí de la cocina, necesitaba aire o iba a empezar a temblar hasta estallar. Vera salió a consolarme-. Ahora iré, necesito tomar aire…
-¿Soñabas con que tu padre te decía algo malo? –La miré sin más-. Deberías habérmelo contado, Seth. Yo misma te lo podría haber dicho… deja de atormentarte por eso.
-Ya te he dicho que no es eso… -Noté su aroma en una oleada y me callé-. Déjalo estar, Vera… -Noté el temblor en mis manos-. Déjame solo.
-¿Por qué no nos lo cuentas? Quizá podamos ayudarte con eso…
-¡Cállate!

Salté cuando lo noté, estallé en pleno salto y gruñí. Ella saltó y entró en fase gruñendo también, me arrepentí de haber hecho eso.
-¿De qué vas?
-¡Déjame! ¡Sal de fase!
-¡Oblígame! –El sueño pasó en mi mente y caí sobre mis patas. Mi padre se alejaba y un ancestro llegaba, me reprochaba todos mis actos, mis enfrentamientos con Sean, Quil y cualquier hermano que pensara en ella… incluso con Leah. Me anunciaba una prueba, una prueba en la que me arriesgaría a perderla, a que se marchara y huyera de nuevo-. Seth… es sólo un sueño.
-¿Y si no lo es?
-Los ancestros jamás harían eso, ninguno de ellos habría podido soportar lo que tú has soportado, es normal que estuvieras furioso y que te enfrentaras al mundo… -Lamió mi oreja y bramó-. Levanta, desayunemos…
-Oye…
-No puedo prometértelo, pero intentaré no pensar en ello. Ahora sal de fase y ve a desayunar, si realmente eso fuera a pasar, sería una estupidez que fueras perdiendo el tiempo y no lo aprovecharas con ella… arriba, ¡venga! O me sentaré en tu cabeza…
-Dame aire…

Me levanté y me alejé en dirección opuesta a ella adentrándonos ambos en el bosque, pude ver a Leah meterse en casa y esperé, escuché la voz de Vera pidiendo a los niños que entraran y pude escuchar las ramas bajo los pies de Leah. Se plató frente a mí y tiró mi ropa al suelo, se quitó su vestido sin muchos miramientos y entró en fase.
-Leah…
-¿Qué ha pasado? –Se lo mostré, iba a enterarse de todos modos…-. Bueno, Vera tiene razón. Ponte guapo y entra. Si es que puedes ponerte guapo… -Bufó-. Así que tenías calor con la camiseta… -Rió-. ¿Tan bajo se cae cuando son esos instintos los que te dominan?
-Ya me contarás, hermanita…

Salí de fase y cogí las bermudas y la camiseta… tenía razón, había caído muy bajo sólo por aumentar las probabilidades de que ella rozara mi piel.
Entré y ella me miró preocupada, le pellizqué la nariz y sonreí, lo último que quería era que se preocupara por mí ahora. Me puse a exprimir las naranjas con un tenedor, Leah empezó a ayudarme para acabar echándome, algo que agradecí cuando vi que Vera relevaba a Leah en la mesa y a mí me tocaba relevarla a ella al lado de Dar. La ayudé con las tortitas y me distraje un poco con su cuello. Llevaba un moño medio deshecho que tapaba el tatuaje de su nuca… lo agradecí. Simplemente pensarlo…

-¡Seth! –Me dio un manotazo y me fijé que mi mano estaba aboyando la pila-. ¿Estás bien? –Asentí como un bobo y ella no se lo tragó-. Ve a sentarte con los pequeños, anda…
-No… quiero ayudar…
-Pues… -Señaló un plato de tortitas-. Ayúdame llevándolo a la mesa, ¿vale? –La miré mal y ella sonrió-. No quiero que estropees mis tortitas… vas muy despistado y seguro que las destrozas…
-¡Gracias por la confianza! –Dije con ironía-. Muy graciosa…
-¿Cómo que yo pueda caerme por el hueco de la ventana?
-Tocado… -Rió por mi tono-. Lo dejaremos en tablas…

Ella asintió y pude ver de refilón ese dibujo que hacía que mi cabeza y mi corazón se ilusionaran. Me paré y controlé mis temblores y mis ansias, cogí el plato y lo dejé en la mesa, Vera me indicó que me sentara y me distraje con las conversaciones de los pequeños mientras ella ayudaba a Darlene. Escuché el ruido de la rasera apoyarse fuertemente contra la encimera, me giré asustado y ella pareció sorprendida.
Salió corriendo y los niños empezaron a gritar cuando vieron copos por la ventana. Salieron corriendo detrás de ella y Vera y Leah me miraron sorprendidas, salí corriendo y reí al ver a los niños corretear y reír, ella estaba parada mirando la estampa con ilusión.
-Como si nunca hubieras visto nevar… -Reí-. ¿Tienes cuatro años?
-Es que… -Negó riendo-. Creo que es la primera vez en años que puedo ver algo así…
-¿Acaso no ha nevado este año en Seattle? –Reí y ella rodó los ojos-. Es nieve, nada más…
-No es eso, ha nevado, pero no de esta forma tan abrupta, no con copos tan grandes y perfectos. Hacía tiempo que no tenía unas vistas tan preciosas, la nieve aquí es distinta. Es como si estuviera viéndolo con ojos de otro…
-¿De una niña de cuatro años? –Reí y ella suspiró riendo-. Aunque tienes razón, yo hacía mucho tiempo que no tenía unas vistas tan preciosas… -Me miró de reojo y siguió mirando la nieve, podía ver sus mejillas sonrojarse y realmente eso era mejor que la nieve-. Deberíamos ir esta tarde a la playa…
-Seth… -Me miró mal-. ¿No ves que está nevando?
-¿Y qué? Es precioso ver toda la playa nevada, creo que cuajará y es algo alucinante ver la playa llena de nieve, si te gusta esto… -Ella hizo una mueca y miró su coche, me acerqué un poco a ella y sonreí ampliamente-. No había pensado en algo con ruedas para llevarte…
-¡Niños! ¡A desayunar!

Los niños pasaron en tropel separándonos ligeramente y ella rió mirándome. Lo pensó y asintió débilmente para meterse en casa, me miró de nuevo cuando traspasó la puerta y cuando supe por sus pasos que estaba en la cocina golpeé mi cabeza contra la pared mordiendo mi labio.
-Primito… -Vera me palmeó en el hombro y rió-. Frena…
-No puedo evitarlo… -Suspiré-. Es…
-Lo sé… -Ella sonrió y señaló el camino a seguir-. Debes coger fuerzas si quieres corretear después hasta la playa…

Asentí y me arrastré hasta dentro, desayunamos y pusimos una película infantil para entretener a los niños mientras Vera se duchaba y se cambiaba. La verdad es que en el fondo disfrutaba tanto como ellos, Darlene se sentó en un rincón con Wendy a su lado, William junto a su hermana, Jonás en el centro y al lado el preadolescente de la casa. Leah le miraba siempre preocupada, siempre pensando que él sería el siguiente, tomando su temperatura cada día… cuando enfermaba no había manera de sacarla de casa de Sam y por supuesto, la gente ya había especulado con eso. Ninguno de la manada pensábamos en eso, sobre todo porque él no actuaba como los críos de su edad… imaginé que al igual que Claire iba más adelantada, él había sufrido un efecto similar pero opuesto.
Me senté al lado de Jonás imaginando que cuando Vera bajara querría estar entre los gemelos, aunque eso me dejaba bien alejado de ella… mi hermana me miró extrañada cuando gemí muy bajo, alzó una ceja y rió levemente abrazando a Ephraim.
-Ojala sea tan lento para todo… -Mascullé y su mano voló a mi nuca-. Deberías ver una película especial esta noche… -Gesticulé con mis labios-. Virgen a los cuarenta…
-¡Gilipollas…!
-Seth… -Darlene me miró como si estuviera riñendo a un niño y yo puse cara de bueno-. No discutáis o iréis uno a cada rincón… -Rió y se acomodó jugando con el pelo de Wendy-. Que pelo tan bonito tienes…
-Es muy fino… ¿verdad?
-Sí… no como el mío, es un desastre… -Wendy rió y Dar comenzó a hacer una trenza en su pelo-. Sólo espero que mi hija no herede mi pelo…
-¿Hija? –Leah se asomó asombrada-. ¿Acaso estás…?
-¿Qué? ¡No! Sólo… es una forma de hablar, Leah.
-Ah… -Mi hermana la miró raro y Dar suspiró molesta-. Como hace mucho que no te veo, quizá haya habido algo que yo no sepa…
-Leah… -Hizo una mueca de asco-. Vas a ir al rincón.

Mi hermana rió y Darlene también, yo me quedé dándole vueltas… hijos. Jamás la había escuchado decir algo así. Empezó la película y a los pocos minutos podía escuchar un sonido raro, como un tamborileo muy sutil mejor captado por mi oído derecho. Me giré y la vi acurrucada tapando a Wendy y William con una manta mientras ella se quedaba sin cubrir. Vera bajó y me levanté, ella me miró raro y le indiqué que se sentara entre William y Jonás. Me senté en el suelo apoyando la espalda entre los pies colgantes de Wendy y las piernas temblorosas de Darlene. Pronto dejé de oír el tamborileo que sus dientes habían estado provocando, la pequeña puso sus pies en mi hombro y empezó a tirarme de la oreja, soltaba, reía y volvía a tirar.
-¡Au! –Rió y la observé reflejada en el televisor, acercó su manita y giré para morder, apartó la mano y reí acomodándome. Volvió a acercar la mano más temerosa-. Te veo…
-No le tires de la oreja… -Darlene rió y le susurró al oído-. ¿Quieres ver algo muy divertido? –La niña asintió y ella puso la palma de su mano en lo alto de mi cabeza y empezó a mover sus dedos entre mi pelo… no pude evitar ronronear y ellas rieron-. ¿Ves? Además, así, le pidas lo que le pidas, te dirá que sí… no falla.
-¡Ah! Ya lo entiendo… –Darlene dejó su mano quieta y todos miramos a la niña-. ¿Así es como William siempre consigue lo que quiere de Vera…?

Todos estallamos en carcajadas y yo empecé a asentir como un tonto mientras Darlene aplaudía la ocurrencia de la niña. Nos acomodamos después y Darlene volvió a apoyar su mano en mi cabeza, resultaba tan relajante que apoyé mi brazo y mi cabeza en sus rodillas, quedando mi mano a la altura de su pantorrilla derecha, la cual empecé a acariciar inconscientemente.
Creo que me estaba empezando a quedar dormido de nuevo cuando escuché una risa inconfundible… me debía de haber quedado dormido por completo, no había escuchado entrar a Nessie, Jake y sus invitados.
-¿Estás cómodo? –Dijo Nessie retorciendo el cuello de una manera extraña-. ¿Cómo puedes dormirte así? Tiene que ser incómodo de narices…
-No… -Dije carraspeando-. No estaba dormido…
-¡Mentiroso! –Dijo Wendy desde los brazos de Jake, señalándome como si fuera un pecador-. ¡Estabas roncando tan alto que no he oído la película! –La misma tímida risa me hizo girarme, Jonás estaba tirado sobre ella, ahora era a él al que acariciaba-. ¿A que sí, Jonás?
-Es verdad… -Dijo el pequeño asintiendo-. Roncas más que mi papá… y ya es decir.
-No creo que sea posible roncar más que tu padre… -Miré a Jake que hizo una mueca-. ¿He roncado más que Jared?
-Hombre… -Miró a su sobrina que asentía-. Hay que reconocer que estabas muy cansado…
-Nos hemos dado cuenta de eso cuando Wendy te ha dado una patada en la cabeza cuando Jake la cogía y no te has enterado… -Darlene rió acariciándome la cabeza-. Menuda patada voladora… -Kevin empezó a reír muy escandalosamente y Darlene rió-. No te has despertado ni con su risa… -Negó riendo y señaló su pierna-. Ahora que estás despierto… ¿Dejas que me llegue la sangre a los pies?
-Lo siento… -Me levanté de golpe y ella negó acariciando sus piernas, apoyando sus pies en el suelo y pataleando-. ¿Se te han dormido?
-Un poco… -Rió-. Bueno, ¿avisáis al resto del paseo? –Nessie asintió-. Iré a ponerme ropa de abrigo… -Sonrió cuando Jonás se levantó de su regazo-. A ver, que paso…
-Sí… -Me aparté un poco-. ¿Dónde vamos de paseo?
-A la playa… ¿no?
-Yo que tú iría así… -Kevin rió y Cassy le dio una colleja-. Estás muy guapa con ese pijama de corazoncitos… muy adecuado.
-Sí… -Darlene pasó por delante y le golpeó levemente en la frente-. Ya me reiré cuando veas tu regalo… -Le sacó la lengua mientras subía un peldaño y se paró mirando a Nessie-. ¿Os adelantáis o me esperáis? Lo digo porque posiblemente tarde un poco… -Estiró su pelo trenzado y enmarañado y Wendy gimió-. Así podrás hacerme una mejor…
-Vamos a hacer ronda… -Nessie sonrió-. Los chicos pueden ir a avisar a Quil, Collin y Brady… -Jake asintió-. Nosotras iremos a por Sean y Kyle…
-Nosotras iremos a por las mamás… -Vera sonrió a William-. Así nos pasamos a ver cómo se encuentra Hilda, quizá pueda bajar a jugar…
-¿Qué le pasa? –Jake pareció preocupado-. Anoche estaba bien…
-Sí, pero al parecer se ha levantado un poco enfriada… -Vera se encogió de hombros-. Seguro que no es nada… -Jake hizo una mueca y Vera señaló a Darlene-. ¡Date prisa! Quedamos en el aparcamiento de la playa en… ¿Cuarenta y cinco minutos?
-Casi mejor…
-Una hora… -Dijo Nessie riendo mientras se disponían a salir-. No te olvides los pantalones de nieve y calcetines de repuesto…

Ella asintió subiendo las escaleras al trote, yo me quedé tirado en el suelo, apoyado en el sofá viendo cómo todos se marchaban mientras en la tele podía escuchar la canción de la sirenita.


Reí negando, ¿quién me iba a decir a mí que acabaría un sábado montando una guardería en mi casa y viendo la sirenita…? Subí a mi cuarto y miré mi pelo, también había acabado algo revuelto y mi cara reflejaba las malas noches que había estado pasando. Decidí meterme bajo la ducha, puse el agua helada para despejarme, tenía que hacer demasiadas cosas para la fiesta y seguro que volvíamos tarde de la playa… Apoyé mi frente en la pared de la ducha y dejé que el agua helada corriera por mi espalda. Salí y me puse una toalla alrededor de la cintura, me cepillé los dientes mientras abría la puerta del baño y encendía la radio.
Me vestí y empecé a recoger un poco mi habitación, más bien la de Vera… era un verdadero desastre. Fui a quitar una toalla que había en la silla y volví a dejarla encima al ver el montón de ropa que había debajo. Escuché crujir la madera del penúltimo escalón y un torbellino entró a la habitación.
-Justo con quien quería hablar… -Señalé el montón de ropa-. No vale taparlo con una toalla… quiero que pongas una lavadora ahora mismo…
-Claro, jefe… -Cogió el montón para desaparecer y volver-. ¿Necesitas que te lave algo? –Negué y señalé mi cubo-. Vale… -Rodó los ojos-. Iré a ver si Darlene necesita algo, maniático.
-No soy maniático…

Ella bufó, pero no tenía razón. Era completamente lógico y comprensible, no me sentía cómodo haciendo una colada con la ropa interior de mi prima ni que ella me hic
iera la colada a mí…
Apagué la radio e hice la cama, me dio por cantar la canción que se me había metido en la cabeza, odiaba cuando eso me pasaba… pero al oír su risa y ver su cara cuando abrió la puerta, mereció la pena aunque hiciera el mayor de los ridículos.
-Puedes seguir, si quieres… -Negué amortiguando otra risa y la observé hacer malabarismos con un montoncito de ropa mientras pensaba cómo mofarse de mí-. Sería curioso ver un lobo bajo el mar…
-¿Tanto como verte hacer malabarismos…?

Reí señalándola y ella me sacó la lengua, se alejó estirando el cuello como si la hubiera ofendido, negué y me acerqué al ver que algo se le había caído, la avisé y me acerqué para ayudarla, me acaloré al ver un sujetador negro… ella se sonrojó y yo tragué, lo cogió y se alejó sin decir una palabra, pero mi mente ya se había adelantado a cualquier proceso normal y mi temperatura se disparó al menos dos grados al recordar lo bonita que estaba en mi cama, entre mis brazos, con apenas su ropa interior.
-¡Nieve! –No vi venir la bola de hielo que Vera me lanzó-. ¡Uy! –Sacudí mi cara mientras ella hacía una mueca-. Estás realmente colorado… -Se acercó y me tocó-. ¿Estás bien? Si no fuera porque es imposible diría que estás enfermo…
-Os espero fuera, Vera… -Me miró preocupada-. Necesito que me de el aire…
-¿No será por los sueños de nuevo?
-No, os espero fuera.
-Qué borde…

La ignoré y salí al porche, me senté y noté cómo la nieve se derretía a mi alrededor, cuando las chicas salieron se rieron… sólo podía verse un círculo verde en todo el jardín, donde yo me había sentado. Finalmente fuimos en el coche de Dar, estaba emperrada en conducir pero apenas salimos a la carretera paró y me dejó conducir a mí.

Ella no paraba de mirarme en todo el viaje, miraba a Vera y sonreía, después miraba su móvil y me miraba a mí mordiendo su labio… ¿Es que acaso quería que me saliera de la carretera? Rió cuando tuve que corregir ligeramente la dirección.
Al llegar al aparcamiento bajó corriendo poniéndose la capucha del chubasquero rojo, recibiendo algún que otro bolazo de nieve por lo que ella empezó a quejarse por la desventaja. Sonreí desde el coche y Vera se asomó entre los asientos, levantó la ceja.
-¿Por qué la miras así? –Entrecerré los ojos y la miré, ella rió-. Me refiero… jamás había visto que la mirases así… ni en recuerdos del resto. Pareces…
-Acojonado… -Dijo Leah asomándose por la ventana del copiloto-. ¿Bajáis o queréis hacer una sauna en el coche nuevo de mi amiga? –Vera la miró y Leah le hizo un gesto para que saliera, me miró y asentí, pero ella negó-. No creo que…
-Acabaré sabiéndolo, quizá pueda aportar algo… -Me fijé en que Darlene miraba hacia aquí-. ¿Soy de la familia o no?
-Deberíamos ir a dar una vuelta por el bosque… -Ambas se giraron a mirarla y asintieron-. Sois muy disimuladas, ahora apenas sabrá que hablamos de ella… -Negué y salí del coche negando, le mostré las llaves y señalé el bosque, ella asintió mientras Hilda y Wendy tiraban de ella-. Señor…
-Seth… -Leah me cogió del cuello bromeando y rió-. Creo que he podido notar tus huevos ahí y es asqueroso… -Reí con ella-. ¿Qué va mal? Tu mirada es temerosa, llena de duda.
-Yo… -Negué y sacudí mi cabeza-. No sé que se supone que debo pensar. Puedo recordar perfectamente cuando dormir con ella no suponía mayor problema, cuando podía hacerlo sin torturarme o podía verla… -Suspiré-. Desde el día de Navidad me estoy volviendo loco, o antes quizá…
-¿Por las pesadillas? –Vera me miró apenada y asentí levemente-. ¿Hay algo más…?
-Él nunca ha estado bien del todo… -Leah revolvió mi pelo con una sonrisa-. Es algo que todos sabemos, siempre ha sido…
-Siempre ha sido él… -Jake se acercó con el resto de la manada, al completo, Sam iba a su lado derecho cuando andaban. Jake sonrió al ver mi mirada y señaló el acantilado-. Tenemos una reunión, como antaño. Es oficial.
-Aunque el asunto sea extraoficial… -Jared y Paul rieron, el resto no tardaron en unirse-. Entran ganas de entrar en fase para estar todos…
-No importa porque de vez en cuando preguntemos a los demás sin meternos directamente en su cabeza… -Jake sonrió-. Quizá al decirlo en alto, se decida mejor.
-No creo, sólo voy a odiarme más… -Negué y Vera y mi hermana hicieron una mueca-. Realmente, una parte de mí sólo quiere hacer locuras y tomar esa libertad que ella me ha estado dando… pero otra es como que… -Mordí mi lengua y negué-. En serio… tengo la sensación de que la voy a cagar si le sigo el juego. Y no sé si voy a poder soportar mucho más sin…
-¿Qué? –Vera me miró confusa-. No entiendo, si quieres besarla… hazlo.
-No es ése el problema, Vera… -Leah negó con una mueca-. Hay más cosas…
-¿Hablas de…? -Hizo un gesto que no nos gustó a ninguno-. ¡No soy tan niña! Además, ¿acaso no sabéis que veo todos vuestros pervertidos recuerdos?
-Yo no lo haría… -Jared hizo una mueca y negó, estaba hablando en serio-. Habéis dicho que su madre tuvo que medio obligarla porque estaba agobiada…
-Si está agobiada… no es bueno dar un paso cuando alguien está así, ya lo sabes… -Brady se encogió de hombros-. Yo preferiría quedarme así por siempre a dejar que la cosa vaya a más, preferiría ser el amigo al que puede acudir cuando está agobiada que el novio del que huye durante años…
-Muy amable… -Dije irónico-. ¿Y cómo controlas eso?
-No puedes… -Jake negó con una media sonrisa de dolor-. Tendrás que aguantarte o tomar la alternativa de arriesgarte por tener algo más…
-Pues yo creo que deberías lanzarte… -Collin se sentó en una roca-. Sabes que no te mira como a su mejor amigo…
-No eres precisamente su amiguita del alma… -Quil rió-. Tampoco te cuenta todo lo que piensa, se supone que es lo que hacen los amigos. A mi Claire me lo cuenta todo…
-No todo… -Sean rodó los ojos-. Se pegó años hablando con ella a espaldas de todos, así que tampoco digas eso.
-Yo creo que deberías esperar a que ella esté segura y dé el paso… -Kyle suspiró-. No ahora, claro está. Deberías disfrutar de tu mejor amiga, aunque no compartáis absolutamente todo, deberías dejar que ella te cuente las razones por las que anda tan preocupada y cuando las resuelva, quizá sea el momento. Ainhoa cree que es el momento…
-Pero tú no… -Él asintió-. ¿Ninguno lo creéis?
-Hermano… -Leah suspiró-. Siempre has sido un espíritu libre, quizá ella también lo sea. Quizá tengas que soportar eso siempre, quizá no seas el adecuado…
-¡Vamos Leah! –Sean bufó-. Sabes que somos lo mejor, no habrá quien haga más felices a…
-Os estáis preocupando demasiado… -Nessie apareció con una enorme sonrisa, Jake se la devolvió y besó su pelo-. Ella está realmente preocupada por… -Se quedó como ida y Jake la miró con preocupación-. ¡Guerra de nieve!

Salió corriendo y empezó a lanzar un copo tras otro, era realmente rápida, no podía apenas ver de dónde salían hasta que olfateé el aire… un olor dulzón hizo que mi nariz se arrugara, podía oler el aroma de los Cullen en algunas de las bolas, eso era trampa y empezamos una guerra épica, lobos contra vampiros… aunque no me quedaba muy claro de qué lado estaba Nessie, creo que iba contra todos.

Corrí mientras Edward me perseguía lanzándome con Bella cientos de bolas en apenas unos segundos, estaba entrando en su juego de caza, ambos dirigían mi camino hasta que la vi parada con las manos en la espalda, dejaron de lloverme bolas de nieve, por lo que me acerqué a ella. Su sonrisa me jugó una mala pasada, me quedé embobado y recibí como cincuenta kilos de nieve en menos de tres segundos con forma de copos, ella empezó a reír y se acercó a mí mientras yo salía del leve montón de nieve que me rodeaba, se acercó riendo y me tendió la mano envuelta con su guante, reí y la cogí, me estampó una bola en toda la cara, la nieve sabía como ella olía.
-Está rica… -Ella me miró riendo y empezó a reír más-. Sabes… -Me acerqué a ella y dio un par de pasos hacia atrás negando y suplicando-. Me está entrando hambre…
-¡Atacar! –Ella se cubrió pero no hubo ninguna respuesta, olfateé y escuché los susurros que me traía la suave brisa. Sonreí-. ¿Qué…?
-Tus refuerzos están alejándose, algo les ha distraído… -Dejó de reír y yo sonreí más-. Bueno… -Suspiré y cerré los ojos-. Veinte, diecinueve, dieciocho… -Pude oír sus pies hundiéndose en la nieve, corría o al menos lo intentaba. Se dirigió a mi derecha, siguió unos veinte pasos y torció a la izquierda-. Uno… -Empecé a correr en línea recta, la tenía entre mis brazos a los pocos segundos, la plaqué asegurándome de que no se hiciera daño y empecé a echarle nieve por encima-. ¿Contenta? –Empecé a hacerle cosquillas, sabía que iba a quedarse sin aire a los pocos segundos y paré para volver a enterrarla en nieve-. ¿Qué? ¿Me pides perdón?
-¡Lo siento! Pero me engañaron con su encanto… -Dijo riendo y la miré sorprendido-. Los vampiros son muy persuasivos… -Se encogió de hombros y rió-. Y también dan más miedo que los hombres lobo…
-¡Jo, jo! –Me quedé parado y la miré-. ¿Realmente quieres enfadarme para que te ataque?
-Jamás me atacarías… -Ella negó-. Tendrás mas fuerza bruta, pero no me das miedo… además no tienes colmillos tan afilados…
-Mis dientes pueden desgarrar la piel de un vampiro… ¿Lo sabías? –Rodó los ojos como si no fuera gran cosa. Me acerqué a su oído y sonreí-. Todo es cuestión de saber controlar la presión… -Mordí el lóbulo de la oreja despacio y ella suspiro, sonreí y lo solté-. Podría habértela arrancado sin que apenas lo hubieras notado… -Soplé un poco-. Con lo fría que estás, apenas te hubieras dado cuenta.
-No me das miedo, Clearwater… -Me miró y pude tener sus labios a dos centímetros de los míos-. Jamás podrás asustarme más… -Me quedé congelado, ¿eso era una indirecta? Ella sonrió y suspiró, lo que me enloqueció mucho más-. Ahora, si dejas de usar tu fuerza bruta, quizá pueda levantarme de la helada nieve y pueda preparar algo… -Sonrió y se acercó y a mi oído-. Como este año te estás portando bien, quizá tengas un regalo extra para que empieces a gusto el siguiente… -Ella me miró, no llegaba a recordar cuando una simple mirada me había trastornado tanto. Su ceja alzada, una sonrisa pícara y sus labios tan cerca de los míos… Creo que jamás había tenido tal cara de tonto-. Como sigas sobre mí, voy a acabar calada… -Intenté pensar con claridad… nieve y calor. Agua… agua que empezaba a mojar algunos mechones de su pelo pero que jamás podría calmar mi sed, mi sed de sus labios-. ¿Seth? –Cerré los ojos y parpadeé, ella se mordió los labios y me aparté, empezó a reír y se sentó sobre mi estómago tirando un montón de nieve a mi pecho-. ¿Ves como no puedes darme miedo…? –Sonrió y pellizcó mi nariz-. Con una carrera de unos pocos metros, tu corazón parece que vaya a estallar… -Negó, podía notar que ella sabía que no era por la carrera, su sonrisa me lo mostraba-. Sigues sin darme miedo, Clearwater… te falta coraje.
-¿Qué me falta coraje? –Reí y rodé, sujetándola por las muñecas y mordiendo su cuello algo más fuerte, la miré y sonreí al ver sus ojos cerrados-. Deberías dar gracias a que este bosque está demasiado concurrido… -Me miró riendo-. ¿Qué?
-Ni que fueras a matarme…
-¿Quién te ha dicho que no vaya a hacerlo? –Ella rió y negó-. Yo que tú procuraría tener siempre a alguien cerca, si hay testigos no puede haber crimen perfecto…
-¿Estás diciendo que debería temer estar a solas contigo? –Asentí y ella rió negando-. No me asustas, Clearwater. No conseguirás asustarme. Nunca…
-No sería la primera vez…
-Pero he aprendido… -Ella sonrió y yo empecé a plantearme de qué hablábamos realmente-. ¿Me dejas levantarme?
-Claro… -Me levanté y le tendí las dos manos para que se levantara, ella las tomó y la acerqué a mí, quería saber de qué me hablaba realmente-. ¿Qué es lo que se supone que has aprendido? –Acerqué mi cara a ella, mi nariz rozó con la suya y ella sonrió ampliamente-. ¿Tendría que tener miedo yo de ti ahora… o cómo?
-Pues… -Acercó su cuerpo a mí y alejó su cara-. Deberías correr. Puede que estén esperando que te distraigas para volver a atacar… ¿sabes?
-Ya… -Olfateé, sólo podía notar su aroma y eso no me ayudaba-. Yo creo que mientes, te estás haciendo la valiente pero sólo quieres salir corriendo…
-¿Yo salir corriendo? –Alzó una ceja y se alejó un poco más-. ¿No has oído lo que te he dicho? –Empezó a andar de espaldas-. He aprendido…

Me quedé parado como un gran gilipollas. No pude mover ni un solo músculo, era como si todo mi cuerpo estuviera paralizado por algún tipo de veneno y sólo pudiera notar calor por todo mi cuerpo y un vacío inexplicable en mi pecho que la reclamaba. Ella andaba ahora de espaldas a mí y se volvió riendo, me indicó con la cabeza que la siguiera y sacudí mi cabeza para hacerlo, ella rió alto, una risa que llenó por un instante
el vacío de mi pecho.
-¿Sabes? –Me sonrió cuando estuve a su lado-. Creo que va a gustarte mi sorpresa… -Alcé las cejas-. No es gran cosa… -Rodó los ojos-. No es nada material… quiero decir, que no es un objeto.
-¿Es algo sentimental?
-Algo así… -Sonrió y asintió apartándose un mechón de pelo cubierto de nieve-. Pero no sé… espero que te haga ilusión.
-No sé… me gustaría algo que pudiera tocar… -Ella me miró raro y yo quería golpearme a mí mismo por decir eso-. Quiero decir… -Ella rió-. Lo siento, no sé qué me pasa hoy…
-Bueno… -Se sonrojó mucho y miró su reloj-. Deberíamos ir con el resto, se hace tarde…
-Sí, creo que es hora de que vayamos a comer… ¿Tienes hambre?
-¿Eso también tiene doble sentido? –Empezó a reír y me empujó cuando me quedé en blanco, negó y siguió andando… iba a volverme loco-. ¿Vas a quedarte ahí parado?
-No… -Negué riendo y me acerqué a ella que me miró alzando sus cejas-. No tenía doble sentido y no, no iba a quedarme ahí parado…
-Ya… -Masculló y pude oír los gritos de los pequeños, ella me miró de reojo y se sonrojó cuando sonrió-. ¿Sabes? Creo que hoy estoy teniendo mucha suerte… -La miré curioso y me abrazó sin más-. Es genial estar rodeada de vosotros cuando hace frío…
-¿Gracias? –La miré y rió, la abracé y seguí caminando, estaba preciosa con un gorro blanco de lana y cubierto por nieve… retiré otro mechón congelado de su cara y ella me miró sonrojándose y apoyándose en mí-. Ya ves… hay quien nace con estrella, ¿no?
-Y hay quien se la encuentra por el camino… -Se encogió de hombros-. No creo en eso de la suerte de por vida, pero hoy parece que va a ser un gran día… nada más.
-Seguro… -La estreché ligeramente y ella sonrió, mirando al frente-. Parece que lo están pasando bien… ¿no?
-¿Acaso no lo has pasado bien conmigo? –Se alejó un poco y empezó a andar de espaldas, asentí-. No pareces muy convencido de eso… -Vi cómo se agachaba a coger nieve y reía-. ¿Estás seguro?
-Estoy seguro de que si me tiras esa bola, tendrás que correr mucho.

Lo pensó y rió, me miró fijamente y la lanzó. La esquivé y alcé una ceja, ella empezó a correr y la seguí, la plaqué de nuevo y rodamos en la nieve que sustituía a la arena, pronto tuve encima a la guardería al completo, tuve que soltarla porque las vigilantes, Leah y Vera, se pusieron de parte de los pequeños… cómo no. El caso es que acabé peleándome con Leah y Vera mientras Hilda y Wendy abrazaban a Dar y se sentaban cada una en una pierna, los chicos gritaban y me lanzaban algún que otro bolazo, así que acabé rindiéndome.
Emily nos llamó y acabamos comiendo en casa de Jake… al parecer lo habían hecho para no molestar a Leah, que aún seguía poniendo mala cara ante el ligero aroma que quedaba en la mansión Cullen debido a algunas fugaces visitas.

Nessie correteaba con sus sobrinos por la nieve junto a todas las chicas, aquello se convirtió en una pequeña guerra campal, las chicas y los niños contra Quil, Kyle, Sean, Kevin y Ryan. Jake sacó una caja de cervezas y nos sentamos en el pequeño portal para verlo.
-Voy a unirme… -Brady se levantó-. ¿Alguno viene?
-No… -Negué-. Ya he tenido mi ración diaria de nieve… con arena incluida, ¿sabes? Prefiero mirar… la verdad.
-Yo me apunto…

Collin se levantó con Brady y me fijé cómo corrían para revolcarse en la nieve con sus chicas… Darlene me dedicó una fugaz y sutil mirada, para después gritar y animar a los niños a que les lanzaran bolazos a los nuevos enemigos. Suspiré y cinco pares de ojos se posaron en mí, alcé las cejas y me apoyé en la barandilla para beber otro trago de mi cerveza.
-Si alguien me hubiera jurado que el pequeño Clearwater iba a perder la cabeza por una mujer… -Sam rió con el resto-. Tarambanas…
-Si alguien me hubiera dicho que mi hermana iba a acabar con tu hijo…
-Touché… -Dijo brindando conmigo-. Creo que si me lo hubieran dicho antes de saber todo esto… me hubiera vuelto loco –Rió-. Pero es lo que tiene…
-Sí… quitando Alice, nadie sabe qué pasará en esta vida… -Embry suspiró-. Tiene suerte.
-No si nos incluyes a nosotros… -Jake bebió y sonrió-. Se vuelve loca cuando le digo que voy a darle una gran sorpresa a Nessie y no sabe qué haré…
-Aún así… -Negué-. Si hubiera sabido todo lo que iba a pasarme, creo que hubiera intentado evitar cruzarme con ella antes de saber lo que se siente. Y hubiera perdido mucho…
-¿La hubieras evitado? –Jared me miró incrédulo-. No lo creo, hermano…
-¿Si antes incluso de conocerla me hubieran dicho todo? ¿Sin haber si quiera olido su aroma? ¿Sin haberla visto ni una sola vez y sentir cómo mi corazón se sentía vacío sin ella?
-No te engañes… -Sam rió-. Apuesto a que si alguien te hubiera dicho todo lo que iba a pasar, hubieras ido mucho antes a buscarla…
-No sé… -La miré y después los miré. Todos alzaron una ceja y yo reí asintiendo-. Creo que me hubiera atado con cadenas a ella… -Jake carraspeó y se irguió levemente, sacando una cerveza y tendiéndosela a ella, que venía riendo-. ¿Ya te rindes?
-Jamás… -Dijo cogiendo la cerveza y sentándose a mis pies-. Sólo me tomo un descanso en las trincheras… ¿Nos tenéis miedo o qué?
-Mucho… -Sam rió con el resto-. No hay nada peor que una mujer con ganas de pelea, es algo que he aprendido.
-Te equivocas… -Jake negó-. No hay nada peor que una híbrida con ganas de pelea…
-No sé… -Dijo Paul cuando reímos-. Creo que habría que dejarlo en que no hay nada peor que una imprimación con ganas de pelea… -Me atraganté cuando todos, incluida ella, rieron-. No excluyamos a mi hijo… mira a Vera…
-Vaya manada de metamorfos… -Darlene rió y se apoyó en mis piernas-. Sois unos flojeras, entiendo que Jake pueda tener miedo de Nessie… pero vosotros tenéis ventaja.
-Gracias… -Dijo Nessie riendo mientras se acercaba-. Lo tomaré como un cumplido… -Subió las escaleras y se tiró sobre la espalda de Jake, que le tendió un refresco-. ¿Para mí no hay cerveza?
-¿Qué edad tienes? –Nessie le mordió en el cuello y él cedió-. Vale, vale…
-Flojeras… -Mascullé, pero aún así todos me miraron y carraspeé mirando la pelea. Tosí y mascullé de nuevo-. Flojeras…
-¿Algo que decir? –Nessie alzaba una ceja y me mostró como su padre le había mostrado mi cara al verla en la persecución-. ¿Y bien?

Capítulo LXV: Rompiendo con lo salado.

16:34 0 Comments A+ a-

Hola hola... Hora local, 1.50... y nada, que he pensado que como esta semana sólo os hemos subido uno y que voy a andar muy liada y Gwen también... pues os lo subo ahora para que disfrutéis el fin de semana (se supone que este es el que teníamos que haberos puesto el viernes jejeje) Bueno, pues nada... que espero que comprendáis que vamos un poco mal de tiempo... pero que al menos lo intentamos!! jajajajajaja
Espero que os guste, este también es muy tierno, no sé si tanto como el otro... pero para mí mucho... jejejejeje El próximo será un Seth POV...
Disfrutadlo y comentarme :)


Silvy (K) ^^


Suspiré al ver partir a la señora Burton. El día estaba siendo excesivamente tranquilo, algo raro para ser viernes pero que me daba algo de respiro. Saqué aquel sobre que había estado guardando desde el miércoles, había tenido que engañar a mi madre y decirle que era para una reunión de la promoción… pero no. El señor Ventura entró corriendo, cogió un saco de fertilizantes y vino a mí con una sonrisa, tenía prisa. Le cobré y volví a sentarme a mirar ese sobre con el sello de la universidad… firmado por el señor Wilton.
Había venido hacía un par de semanas, no le di más importancia al ver a mi viejo profesor de botánica… reconozco que me sorprendió verle, pero no pensé… Suspiré y metí la carta, esa carta que me ofrecía un puesto en la universidad. Lo pensé… se había tomado demasiadas molestias. Había escrito una carta oficial sólo para pedirme que hiciera su master, quería que fuera a su clase y me uniera a su equipo, al parecer su esposa había estado merodeando por mi tienda, la señora que venía cada semana con un problema distinto con los fertilizantes… y yo pensando que simplemente tenía demasiado tiempo libre y muchas hectáreas de tierra…
Encendí la alarma de entrada y me dirigí al invernadero para montar algún ramo para exponer. Me dio por el color rojo y blanco, puse margaritas y azaleas blancas mezclados con crisantemos y claveles rojos.

Sonó la alarma, alguien había entrado a la tienda. Grité que enseguida iba, sólo me quedaban dos o tres flores para terminar y así podría exponerlo. Tocaron el timbre del mostrador y volví a gritar que ya acudía… puse la flor y volvieron a tocar. Maldije a los clientes impacientes y dejé lo que estaba haciendo para salir. Mi mandíbula se desencajó al verlas allí paradas
-¿Qué hacéis aquí? –Maca corrió a abrazarme como Ainhoa-. ¿Cómo no me avisáis de que ibais a venir antes?
-Íbamos a hacerlo… pero supusimos que Seth ya te habría dicho que volvíamos antes… -Las miré mal-. Nos ha invitado a su fiesta, no podríamos negarnos a ir…
-Además… -Maca suspiró-. Buenos Aires ya no me parece lo mismo ahora.
-Porqué será… -Reí con Ainhoa-. ¿Y tú?
-Creo que no lo diría de esa manera, pero ciertamente… aparte de mi familia, nada es lo mismo, os echaba demasiado de menos.
-Pues… me alegra que hayáis vuelto –Las abracé-. Vamos, estaba haciendo ramos, el día está muy tranquilo hoy… -Les indiqué que me siguieran-. Quiero que me contéis todo lo que podáis de vuestras vacaciones….

Estuvimos hablando de novedades en sus casas, de a qué fiestas habían ido, reuniones con viejos amigos y cómo echaban de menos que no estuviéramos allí.
-¿Pero saben Kyle y Sean que habéis vuelto?
-Calla… -Ainhoa negó-. No preguntes…
-¡Ha sido divertido! –Maca rió y las miré curiosa-. Seth sabía que volvíamos y ha ido a buscarnos… -Alcé una ceja, no sabía nada-. Al parecer les ha estado evitando esta última semana, quería darles una especie de sorpresa con nuestra llegada…
-Cuando les ha llamado y hemos hablado con ellos… se han puesto como locos y han dicho que iban a venir a buscarnos de inmediato… -Ainhoa negó-. Seth ha empezado a reír y ha cargado nuestras maletas en su coche, nos ha invitado a un café y ellos han aparecido en el Sea-Tac en algo así como una hora… ha sido un espectáculo verlos en bermudas y camisa cuando el resto iban con abrigos y bufandas… todo el mundo nos miraba…
-Sí que tenían ganas de veros… -Reí colocando las flores-. Son un encanto, han estado casi todos los días preguntándome si sabía cuando volvíais… ¡Vaya con Seth!
-Sí, vaya con Seth… -Maca señaló el ramo-. Muy emotivo, ¿no crees? Curiosa combinación de flores, ni que estuvieras locamente enamorada…
-¿Has conocido a alguien? –Ainhoa alzó una ceja y negué levemente-. Ya… Seth también es un encanto… -Alzó una ceja de nuevo y no pude evitar sonreír-. Desembucha…
-No hay nada que comentar. Cuando lo haya, lo sabréis.
-¿Cuándo lo haya? –Maca alzó el tono por la sorpresa-. ¿Eso es que estás planteándote que pase algo? –Me encogí de hombros-. ¡Desembucha!
-No sé… creo que es la Navidad, que me trastorna –Reí-. No sé, estoy algo nostálgica últimamente, hemos hablado mucho desde que os fuisteis y hemos quedado más… estuvo ayudándome, nada nuevo por una parte…
-Pero…
-Pues… -Ainhoa me hizo dejar las flores y suspiré-. Creo que también en parte es por mi prima, se han mezclado un montón de cosas últimamente que me hacen pensar en él…
-¿Tu prima? –Maca me miró confusa-. ¿Qué tiene que ver?
-Que cuando la veo y mi madre o mi tía me dicen una y otra vez lo buena madre que sería… jamás había pensado en ser madre, quiero decir, nada fuera de lo normal. Sin embargo, ahora, cuando tengo en brazos a mi prima y me planteo si sería buena madre, no puedo evitar pensar quién sería la persona que estaría a mi lado…
-¿Seth? –Miré a Ainhoa y asentí levemente. Ella rió y suspiró-. No sé a qué esperas… vas a volverme loca como sigas intentando evitar lo que quieres hacer desde hace años…
-Me estoy volviendo loca yo… -Reí y escuchamos el timbre de nuevo-. ¡Ya va!
-¡Ya venimos! –Ashley, Gabriela y Tara entraron corriendo a abrazar a las chicas-. Los chicos nos han dicho que estabais de vuelta… ¿Cómo no avisáis?
-Lo mismo que les he dicho yo… -Sonreí mientras saludaba a las chicas-.
-Estaba hablando con Collin y me ha dicho que había mucho revuelo… ¿Vais a deshacer las maletas o venís con nosotras directas a Forks?
-¿Os vais ya a Forks? –Maca la miró raro-. ¿Ya vais para la fiesta?
-Sí… -Gabriela suspiró-. Queremos pasar un fin de semana tranquilo, Aaron quiere hacer una fiesta continua desde esta noche hasta el martes en casa… van a estar todos los chicos y algunos amigos del trabajo, así que prefiero huir a casa de Brady…
-No lo entiendo… -Me miraron y reí-. ¿A qué llamas tranquilo?
-Cuando digo tranquilo, es tranquilo. Te equivocas de persona, la que no para ni media hora para respirar es ella…
-¡Oye! –Ashley rió-. Cada una tiene un concepto distinto de tranquilidad… no es culpa mía. Es inevitable cuando lo veo pasear sin camiseta por…
-¡Eh! –Levanté las manos-. No quiero saberlo…
-Ya… como si tú fueras…
-¡Ya! –Le tapé la boca-. Largaos a vuestro fin de semana de tranquilidad según conceptos, pero no queremos detalles.
-Vale... –Masculló en mi mano y la solté-. ¿Cuándo irás?
-Iré el martes, cuando cierre… aunque creo que me quedaré dormida nada más llegar…
-Seth no te dejará… -Ashley rió sacándome la lengua-. Bueno… nos vemos el martes, entonces. ¿Vais a venir vosotras?
-No… queremos pasar unos días en casa adecentando un poco todo…
-Como queráis…

Las tres se despidieron, Ainhoa y Maca no tardaron mucho en marcharse para ir a recoger un poco su casa. Al hacerse la hora de cerrar Maca vino a ayudarme y me dijo que tenía que ir a cenar con ellas, que Ainhoa había estado preparando algo especial para la cena.
Me quedé con ellas a cenar y cuando llegué a Monroe los chicos me llamaron para tomar algo, así que me fui de aguanta-velas con las dos parejitas. Me contaron que habían estado hablando con Nessie y que habían quedado en ir el sábado a comer…

¡Genial! ¿Es que todos iban a irse antes y me iba a quedar yo aquí? Al llegar a casa mi madre me miró preocupada, tenía un humor de perros y ella lo había notado. Agradecí que no viniera a atosigarme y me dejara reposar el
mal humor. Tanto lo reposé, que me quedé dormida.
Cuando me desperté miré el reloj y me levanté de golpe, las diez de la mañana… ¡horror! Cogí la ropa sin mirar, salí disparada hacia la ducha, me vestí en menos de dos minutos y bajé corriendo las escaleras para ver a mi madre apoyada en el marco de la puerta riendo y negando.
-Tómatelo con calma… Ainhoa me ha llamado al punto de la mañana para decirme que iban a ir ellas a abrir para darte tregua… -Me quedé algo sorprendida-. Al parecer es algo del jet lag, así que desayuna tranquilamente y ve cuando hayas reposado el susto…
-No deberían… -Suspiré-. Se supone que están de vacaciones. -Y se supone que tú te mereces un día de no despertarte a las seis de la mañana… -Me señaló el plato con mis magdalenas favoritas-. Venga, a ver si así se te termina de pasar el mal genio que trajiste ayer… ¿Qué te pasaba?
-Nada… -Me miró mal-. Que hay veces que me apetece coger y –hice un gesto con las manos-, no sé, revolver todo mi mundo. Me siento excesivamente atada a todo, no me gusta esa sensación.
-Bienvenida al mundo de los adultos, cariño…
-Lo sé… pero no es eso. Me gustaría poder tomarme un fin de semana largo de relax como hacen los demás… me apetece despejarme.
-Hazlo… -La miré mal-. Eres tu propia jefa, no creo que porque cierres estos días… -Suspiró-. Mira, sé que quieres ir a esa fiesta de Seth, así que no te voy a pedir que te quedes a cenar con nosotros.
-No sé… seguro que estoy tan cansada que me quedo dormida nada más llegar… -Mi madre rió y me acompañó en el desayuno hasta que me levanté-. Pasa buen día…
-Igualmente…

Pude ver la preocupación bajo la escueta sonrisa que puso. Le di un beso y sonreí, lo último que quería es que se preocupara por mí las primeras navidades medio normales que disfrutaba en años. Antes de ir al vivero paré y compré tres cafés y algo de desayuno para ellas, quería agradecerles el detalle. Se quedaron un buen rato, atendieron llamadas y me ayudaron hasta la hora de comer. Ainhoa se quedó conmigo aunque Maca dijo que iba a ir a recoger un encargo…

Empecé a recoger en la sección de fertilizantes cuando la vi. Sonrió ampliamente y yo hice una mueca amable, pero que denotaba que ya la había descubierto.
-Señora Wilton… -Sonreí-. ¿Alguna duda más sobre fertilizantes?
-No… -Negó riendo-. Esta vez vengo como la mujer del Dr. Wilton… -Asentí y ella se puso algo más seria, pero seguía con una escueta sonrisa-. ¿Te lo has pensado ya?
-No, aún no. Pero creo que no aceptaré finalmente, ya tengo demasiado trabajo con esto… aunque realmente me gustaría hacer ese master, me ayudaría, pero no creo que pueda.
-¿Sabes lo que supone que mi marido se haya acordado de ti? –Me quedé algo parada-. A veces sigue sin recordar el cumpleaños de su madre… -Alzó una ceja-. Algo tuviste que hacer realmente bien para que se acuerde incluso de tu nombre –Me sonrojé y ella sonrió-. Tiene gran interés en ti, cuando le dije que había una chica bastante experimentada y vino a verte, me dijo que ya te conocía. Me enseñó tus exámenes. Es raro que él guarde un examen más de dos años, pero cuando lo leí lo entendí… eres realmente brillante, como ya había comprobado.
-Gracias, pero…
-Está enfermo –Me quedé algo noqueada-. Cuando digo que realmente es raro que se acuerde de ti, no es por hacerte un cumplido. Tiene la enfermedad de Alzheimer, se la diagnosticaron hace tres años… no va a poder seguir dando clase. Le están tratando y va mucho mejor, pero no creemos que pueda seguir dando sus clases por mucho más.
-Vaya… lo siento.
-Yo… -Ella negó-. Es muy testarudo, llevamos tres años buscando alguien para su equipo, desde que nos enteramos. No quiere dejar su puesto vacante, no quiere dejarlo en manos de cualquiera… pero en estos tres años ninguno de sus alumnos le ha parecido lo suficientemente brillante, y los que recuerda ya están dando clases en distintas universidades del país… algunos incluso fuera.
-Yo…
-Sólo piénsalo. Si es porque no tienes tiempo para ir a las clases, no debes preocuparte, el curso no es presencial… ya llevan dos meses, pero él sabe que podrás ponerte a la altura con poco esfuerzo. Sólo tendrías que ir un par de días a la semana.
-Pero no…
-No quiero presionarte. Sólo venía a explicarte lo que supone que después de que hagas el curso formes parte de su equipo. Tendrías que dar el cincuenta por ciento de las clases que él imparta, después él va a jubilarse, si el Alzheimer no le obliga a hacerlo antes. Tú te quedarías con su puesto.
-Ya tengo un trabajo.
-Lo sé… pero cuando me explicaste todo sobre las necesidades del maíz me dejaste impresionada –Sonreí-. Fue sorprendente…
-Lo sabe cualquiera que trabaje unos meses aquí…
-Quizá del maíz… pero no de todas y cada una de las especies que te he preguntado… -Ambas reímos-. Tienes pasión por ello, como él. Por eso se lo mencioné. Creo que te gustaría el puesto, no pierdes nada por intentarlo y yo agradecería saber que él tiene lo que quiere mientras es capaz de usar la razón. Espero que al menos, lo pienses mejor.
-Lo haré… -Asentí algo apenada, parecía realmente desesperada-. Lo pensaré y le llamaré personalmente para decírselo…
-Hazlo… -Sonrió asintiendo-. Aunque sea para un no, agradecería la llamada. Felices fiestas…
-Igualmente…

Se marchó y yo me quedé pensándolo. Si ya tenía poco intentando tomar decisiones sobre mi vida personal y lo único de lo que estaba segura era de la profesional… ahora todo había dado una vuelta extraña en mi vida. Ainhoa preguntó con la mirada qué quería la señora y señalé los fertilizantes encogiendo los hombros.
Maca volvió a la hora de cerrar y para mi sorpresa no vino sola. Mi madre sacó una maleta y la guitarra roja del coche de Maca y las puso en el mostrador, la miré raro y Maca sonrió con Ainhoa, debían estar compinchadas y yo no me había enterado de nada.
-Vas a ir ahora mismo a casa de tus amigas, vas a darte un buen baño mientras nosotras cerramos. Después cogerás el coche y me llevarás hasta el ferry, tu padre estará esperando en el muelle de Seattle… -Sonrió-. Tus amigas harán mientras tanto las maletas, volveréis, pondréis el cartel de cerrado hasta el día dos y os iréis a disfrutar de un fin de semana de relax. ¿Entendido?
-Mamá… no puedo cerrar…
-Eres tu propia jefa, puedes hacer lo que quieras.
-En serio…
-Tienes que ir. Sé que no es sólo por la fiesta, sé que estás muy indecisa, así que ves y aclara tus dudas, no tengas prisa en hacerlo, pero hazlo. No quiero que acabes tan agobiada que tengas que volver a marcharte a la otra punta del mundo.
-Mamá, eres…
-Lo sé, la mejor madre del mundo… ahora hazme caso, ¿quieres?

Le di un abrazo enorme y ella rió. Ainhoa me dio las llaves de su casa y me preparé un baño relajante como mi madre me había indicado… me sentó genial. Empecé a darle vueltas a aquella carta, un puesto con el Dr. Wilton, como su ayudante. Sabía lo que suponía, tener menos tiempo del que ya tenía, además de pegarme un año estudiando de lo lindo… Pero quizá fuera una gran oportunidad, hacer equipo con él era como si… yo que sé. Como si Coco Channel saliera de su tumba y me ofreciera un cursillo rápido de glamour…
Cuando salí me puse unos vaqueros y una camiseta gris de tirantes, encima un jersey negro de cuello alto. Bajé y cogí mi abrigo, pude verlas cerrando y colocando el cartel. Suspiré y conduje en silencio con mi madre hasta el ferry, la abracé fuerte y le pedí que me despidiera de todos.
Cuando regresé a casa de mis amigas ya estaban cargando el coche de Maca, salimos ya de noche, fui yo delante. Paramos en Sequim, tomamos un par de refrescos y unos bocadillos para seguir hasta Forks. Tomamos la carretera hacia La Push. Reí al ver un cartel a los pocos kilómetros “Nueva reserva Quileute”. Medio kilómetro después había un cartel marrón rojizo, una flecha indicando el camino hacia casa de Nessie. Al otro lado un cartel igual en color gris, el camino hacia casa de Quil. El siguiente fue el cartel del taller, poco después un desvío con cuatro colores distintos. Puse el intermitente y cogí ese desvío por pura curiosidad. La primera casa era la de Collin, la siguiente la de Brady y al final había una bifurcación, de nuevo aparecía el cartel de Quil junto al de Kyle y hacia la otra dirección la de Sean. Paré el coche en medio y apagué el motor riendo, bajando del coche y dirigiéndome a las chicas.
-Creo que si gritáis un poquito, vendrán a daros la bienvenida… -Me miraron raro-. Voy a dar media vuelta… voy a pasar por casa de Quil, seguramente esté con Claire y quiero saludarla…
-¿Dónde irás después?
-A ver a Vera…
-A Vera… -Ainhoa rió-. ¿Te veremos antes de la fiesta?

Rodé los ojos y me metí al coche. Efectivamente, Claire estaba en casa de Quil, se emocionó muchísimo y me pidió que me uniera a jugar con ellos a la consola, pero le dije que quería ir a ver a Vera antes de que Seth la mandara a la cama.
Paré el coche al final del sendero, bajé y recorrí con lentitud los metros que me separaban de la puerta. Se abrió antes de que terminara de dar el tercer paso.
-¿Pero qué…? ¡Darlene! –Vera vino corriendo y me abrazó, me quejé por la fuerza-. Perdona… lo siento… ¡Pero me alegro mucho de verte! –Me abrazó de nuevo con más cuidado-. Ya verás cuando Seth vuelva, se va a volver loco…
-Seguro…
-¡En serio! Cree que no vas a venir a su fiesta, está algo extraño últimamente, lleva toda la semana rumiando y quitando ayer que fue a buscar a las chicas…
-¿Qué le pasa?
-No sé, pero me estaba empezando a preocupar, ha estado teniendo pesadillas y nos ha evitado a todos para que no sepamos de qué van… -Negó apenada-. Pero seguro que ahora se le pasa…
-¿Cómo van las clases?
-Un horror… -Suspiró-. Seth me obliga a ir a todas, no puedo ni picarme una clase como el resto… lo hice una vez y juro que no volverá a pasar… -La miré raro-. Si supieras la presión que hicieron todos en mi cabeza para que me sintiera mal… creo que aunque me picara una clase, estaría tan angustiada por la decepción de mis hermanos que no disfrutaría de las pellas.
-Vaya faena…
-Al menos está Claire, que por solidaridad, o quizá por no soportar después a Quil, se queda conmigo a la hora de comer, es un consuelo tener a alguien para desahogarse… -Ella alzó la cabeza y miró hacia el bosque, olfateó y rió cuando escuché un aullido-. Ya llegan…

Se alejó un poco y empezó a andar hacia la casa, la seguí hasta que empecé a escuchar unos ladridos. Cuando me giré Maila me saltó encima y me lamió la mejilla. Vera rió metiéndose a casa y mascullando algo así como “Espera al otro baboso”. Reí cuando vi a Seth salir abrochándose los pantalones, su sonrisa era… enorme.
-¿Qué haces aquí?
-¡Vaya! ¡Yo también me alegro de verte! –Grité de vuelta-. ¡Si quieres me voy!
-¡No, tontorrona! –Me abrazó fuerte y me dio un sonoro beso en la mejilla-. Claro que me alegro de verte, es sólo que no te esperaba… -Me miró algo confuso y disminuyó su sonrisa-. ¿Ha pasado algo malo? –Me sorprendí y él negó-. Lo siento…
-No ha pasado nada malo… bueno, mi madre se ha vuelto un poco loca y me ha obligado a venir… -Frunció el ceño y reí-. Quería que me tomara unos días libres así que se ha confabulado con Ainhoa y Maca… -Asintió como si estuviera molesto-. Bueno, como sabía que las chicas habían decidido tener un fin de semana de relax y que todos mis amigos estaban también aquí… -Me mordí el labio al ver su cara-. Vale, creo que lo estoy empeorando.
-Sí, un poco… -Dijo riendo-. ¿Quieres cenar o…?
-No, ya hemos cenado. Sólo venía a saludar a… -Su cara me hizo morder mi lengua-. A saludar.
-Vale, venías a ver a Vera… -Levantó las manos ofendido-. Os dejaré a solas…
-¡Qué tonto eres a veces! –Negué riendo con él-. No sólo venía a saludar a Vera… -Me miró de un modo que no pude reprimirme-. También quería ver a Maila… -Su cara me hizo estallar en carcajadas y él se metió a casa, le seguí y le abracé por la espalda-. Eso te pasa por intentar manipularme.
-¿Te vas a quedar a dormir aquí, Darlene? –Miré a Vera y después a Seth que lo pensó y asintió-. ¡Qué pena! –La miré raro-. Es que Leah me acaba de llamar y vamos a hacer una fiesta de pijamas para los pequeños en su casa, como Sue aún no ha vuelto… -Me abrazó y salió pitando-. ¡Mañana os veo! ¡Que paséis buena noche!

Me quedé sin poder mover ni un músculo, ni siquiera para contestarle o despedirme. Sólo me quedé mirándola correr y entrar en fase a pocos metros de mi coche. Seth suspiró a mi lado y le miré, seguí su mirada, Maila entró con pasos pesados y se tumbó, provocando que él empezara a reír de algo que no entendí, por lo que le miré mal.
-Una pena tu viaje, vienes a ver a Vera y se larga… y Maila se va a quedar dormida en dos minutos… -Rió alto y le pegué un revés en el estómago-. Dime que día vendrás expresamente a verme para hacer planes o preparar un sitio cómodo donde dormir…
-¡Serás! –Le empujé-. Pues nada, iré a casa de Nessie, seguro que ellos me reciben mejor… -Evitó una carcajada y se mordió los labios-. ¿Qué?
-Tardarías en encontrarlos… -Le miré raro-. Han pensado que estarían mejor en la mansión Cullen… -Empezó a reír-. Quizá Alice les haya avisado para que huyan…
-¡Cállate ya! –Reí tapándole la boca-. Deberías ser más cortés y ofrecerme algo… vengo cansada del viaje, ¿sabes?
-Vale… -Señaló el sofá-. Tome asiento, no quiero que la invitada sorpresa de Maila y Vera se sienta mal en esta casa…
-Ya, ya… -Rodé los ojos y me dejé caer en el sofá, él apareció en un instante con dos vasos de leche, la mía fría-. Gracias… -Él negó y se acomodó poniendo la tele-. ¿Ponen algo bueno?
-No sé… -Puso el menú y empezó a mirar la programación-. Basura, como siempre… -Bufó-. ¿Te gusta algo de lo que ponen?
-Pues… -Le arrebaté el mando-. ¿The Big Bang Theory? –Se encogió de hombros-. Pues vas a verlo porque a mí me gusta…

Bufó poco entusiasmado pero no se quejó. Puso los pies en la mesa y se acomodó, yo me quité las zapatillas e hice lo mismo, aunque llegó el momento en el que me escurrí y tuve que ponerme bien de nuevo. Él se empezó a reír por lo que le dí una pequeña patada, se quejó y después rió, así que fui a darle otra, pero me cogió el pie.
-¡Estas helada! –Negó teatralmente-. Peor que los Cullen… -Rió y quité mi pie de su mano-. Deberías ponerte unos calcetines más gordos…
-Lo sé… -Miré la tele y le observé, me miraba de vez en cuando como yo a él, cuando dejó de mirarme puse mis pies en su pierna y dio un respingo, empecé a reír-. Fría venganza…
-¡Dios! –Rió cogiendo mis pies-. En serio, tienes un grave problema con tus pies… -Asentí y él empezó a frotar uno para distraerse con la tele, momento que aproveché para ponerle el otro en el muslo, se limitó a mirar al techo-. ¡Jamás pensé que pudiera morir de congelación! –Empecé a reír y él cogió mi otro pie, así que me acomodé y me tumbé-. Voy a terminar cobrándote, si supieras la energía que tengo que gastar para reponer el calor que pierdo por calentarte los pies…
-No te quejes… comes como un oso, así que seguro que no es para tanto…
-Pero… -Me miró confuso-. ¿En qué quedamos? ¿Perro, cachorrito o un oso?
-Una mezcla… -Reí y él paró. Agité mi pié y lo señalé con la mirada-. Venga, no pares o me voy a morir por congelación, ¿quieres eso?

Él suspiró y se acomodó siguiendo acariciando mis pies. Empezamos a reír viendo la tele y después pusieron un documental de cómo se había hecho una nueva película… hasta que noté algo cálido en mi mejilla. Intenté abrir los ojos pero era imposible, pude notar sus brazos bajo los míos y bajo mis rodillas, su mejilla en la mía, que al parecer estaba congelada como lo habían estado mis pies.
Me dejó en la cama y le abracé suavemente, no quería que se fuera, demasiado cómodo
tenerlo cerca con este frío, aunque por otra parte esperaba que lo hiciera. Noté que ponía unas mantas sobre mí, no noté su presencia por unos segundos, cuando noté que me ponía algo en la cabeza, creo que un gorro porque empezó a reír. Se tumbó sobre mí y me abrazó, podía notar su aliento en mi mejilla, era tan cálido que agradecía que no se hubiera marchado.

Me desperté y apenas podía moverme, demasiadas mantas y mi nariz congelada. Metí la nariz bajo las ma
ntas y la froté intentando volver a sentirla, no entendía cómo podía hacer tanto frío… Escuché unos susurros y me levanté a regañadientes, parecía que estuviera en plena calle.
Me cubrí con un par de mantas y vi mi maleta en la silla. Me puse unos calcetines, la madera estaba congelada. Al rebuscar en la maleta encontré un pequeño álbum que había hecho mientras estaba en Londres, fotos de la orquesta, fotos son Sophie… Sonreí y suspiré cuando me vi en el espejo. Quité el gorro rojo que llevaba puesto, sonreí al recordar cómo había llegado a mi cabeza y guardé el álbum de nuevo, pensando en la razón por la que mi madre lo habría puesto en la maleta. Me arrastré tiritando y abrí la puerta… al salir al pasillo y ver a Vera mordiéndose las uñas mirando el cristal… la miré sorprendida.
-¿Qué ha pasado?
-Pues… -Suspiró-. He venido a cambiarme de ropa, como William no quería separarse me lo he traído con Wendy… han empezado a jugar y bueno…
-¿Los niños han roto la cristalera?
-No… -Bufó Seth subiendo asqueado-. La niña grande se ha puesto a jugar con ellos y le ha dado al balón tan fuerte que se ha cargado el cristal de centímetro y medio…
-Lo siento… -Vera agachó la cabeza muy apenada-. Lo siento mucho…
-Sí, lo sé –Seth suspiró mirando la cristalera… más bien el marco de la misma-. No te preocupes, ya he traído los plásticos… -La miró y cabeceó hacia las escaleras-. Márchate con ellos, sé que estás preocupada –Ella pareció a punto de llorar-. ¡Eh! No seas flojeras, ¿quieres?
-Ya, pero… -Estalló en lágrimas y Seth la abrazó riendo-. Lo siento.
-Oye, ya te he dicho que no me he enfadado, ¿vale? Sólo me apetecía meterme contigo, tonta. Si yo te contara todas las cosas que he roto por no medir bien la fuerza… ¿O no te acuerdas cuando rompí la fuente cuando la estaba fregando? –Vera empezó a reír limpiando sus lágrimas-. Venga, deja de llorar, ya lo arreglaré…
-¿Te ayudo a poner los plásticos? –Negó mientras le limpiaba las lágrimas-. ¿Seguro? –Asintió con una sonrisa realmente tierna y ella lo abrazó-. Lo pagaré, en serio…
-Tres sobresalientes por lo menos, ya lo sabes… -Rió y la despeinó mientras ella se marchaba y me despedía con la mano-. ¿Has visto qué pintas tienes?
-¿Qué? –Le miré algo aturdida y rió-. Ya… creo que no estoy muy elegante recién levantada, las mantas no ayudan… ¡pero tengo frío!
-Lo sé… -Hizo una mueca-. Hace mucho frío, creo que va a nevar…
-¿No lo hace ya? –Él rió negando-. Pobre Vera… se la veía muy preocupada, no seas duro con ella después, ¿eh?
-¿A caso lo he sido ahora? –Negué y él sonrió-. Estaba más asustada por lo que podía haber pasado que por romper el cristal, sólo quería distraerla de sus propios pensamientos… -Le miré raro-. ¿Te imaginas que le hubiera dado a alguno de los pequeños en vez de al cristal? –Hice una mueca-. Vuelve a la cama, voy a poner estos plásticos para que no entre tanto frío…
-¿Te ayudo?
-No, seguro que te das un martillazo… -Le miré mal-. Asúmelo, lo tuyo no es el bricolaje. No quiero que te caigas abajo… -Rió bajando las escaleras y yo me quedé algo paralizada. Le seguí y vi una montaña de plásticos y unos maderos-. Aquí abajo estarás mejor…

Me senté en el sofá y él subió en un viaje todo, incluyendo una caja de herramientas. Apenas cabía por la escalera y tuve que reír. Acaricié un poco a Maila y me levanté cuando desapareció, preparé un par de cafés y subí las tazas en la misma mano mientras con la otra sujetaba las mantas, cuando lo vi colocando el plástico con medio cuerpo fuera me paralicé. Él siguió martilleando mientras reía y colocaba uno de los plásticos en la fachada, me acerqué y me cogió una de las tazas.
-Gracias…
-Vas a caerte… -Alzó una ceja y rodé los ojos-. Te complicas mucho para poner un plástico…
-Quiero poner uno por fuera y otro por dentro, así estará mejor cerrado… -Pellizcó mi roja nariz y rió-. No quiero que cojas una pulmonía.

Me asomé y me fijé en que había cogido los plásticos con los maderos, clavándolos a la fachada. Cuando me di cuenta él estaba poniendo un plástico por dentro, dejándome a mí en medio mientras reía y taponaba con las manos los lados.
-Muy gracioso…
-Tú sí que estás graciosa, creo que te dejaré ahí metida hasta la fiesta, así me aseguraré de que no huyas… -Rodé los ojos y él abrió el plástico justo cuando sonaba el timbre-. ¿Puedes abrir tú?
-Claro… -Bajé murmurando y pude oír su risa cuando tropecé con la manta, seguro que había oído de alguna forma eso… abrí la puerta y Nessie me miró con una ceja alzada-. Buenos días…
-No puedo creerlo… -Negó-. Pensé que Seth estaba de broma, pero cuando te he olido… -Me abrazó y pude ver el todoterreno de Kevin y el deportivo de Jake-. ¿En serio Vera se ha cargado el cristal?
-No lo digas así… -Jake suspiró-. Se siente muy mal…
-Lo sé… -Nessie hizo una mueca-. Bueno, te traemos una estufa y amigos.
-¡Melona! –Kevin me abrazó-. Vaya maneras de abrir la puerta… Podías haber escogido otro modelito, no hace tanto frío… -Rió cuando le empujé-. Casi no me lo he creído cuando mi madre me ha contado lo que había hecho Grace…
-Sí… -Suspiré y él bajó la cremallera de su abrigo para volver a subirla-. ¿Por qué no te quitas el abrigo? No hace tanto frío…

Cassy rió y me abrazó, Ryan y Wanda hicieron lo mismo y Seth bajó con la caja de herramientas, saludó con la mano y se metió a la cocina, Jake le siguió y pude oír un sonoro chasquido. Nessie rodó los ojos cuando escuchó la conversación.
-Oye, que eso es acoso…
-Ya, tontorrón… -Jake rió y miré a Nessie, me mostró que Jake le había dado una palmada en el trasero y ahora cuchicheaban para que no los escucháramos-. ¡Dame de desayunar!
-No disimuléis… -Nessie se asomó por la cocina-. No voy a dejaros a solas, es mi marido, así que ni te pienses en robármelo, tío Seth…
-¿Tío Seth? Que viejo me haces sentir diciéndome eso… -Negó-. Eso de que me sigas llamando tío Seth ahora que ya no eres una mocosa… -Nessie le sacó la lengua abrazando a Jake-. Además… ha sido él quien ha venido a sobarme, quizá no le das lo que necesita…
-No me hagas hablar… -Nessie hizo una divertida mueca y reímos-. Hemos venido a invitar a Dar a comer, tú puedes quedarte y poner la estufa para calentar la casa antes de que vuelva… o si quieres te aceptaremos como su mascota si ella quiere…
-Es que… -Lo pensé-. Me iba a llevar a Maila como mascota, quizá pueda llevarle como la mascota de Maila… ¿Sí? –Nessie asintió y Seth rodó los ojos-. ¿No quieres ser la mascota de Maila?
-Recuerda esto cuando vayas a ver a alguien y se duerma o se largue…
-Voy a vestirme…

Cuando subí me quedé algo sorprendida, había puesto los plásticos de forma que dejaba una pequeña cámara de aire, tan tensos que podía verse con relativa claridad a través de ellos. Pero era algo que debía suponer… él lo hacía todo bien.
Abrí la maleta del todo y saqué todo lo que mi madre había puesto… sonreí al ver mis regalos de navidad, colgué el vestido con cuidado en el armario y cogí unos pantalones de pana color arena y un jersey de lana blanca. Fue una odisea cambiarse con tanto frío, me metí bajo las mantas para hacerlo sin pasar frío, la verdad es que era algo bastante difícil. Cuando bajé todos me miraron raro y se mofaron porque habían estado escuchando todos los saltos que había dado en la cama al ponerme el pantalón.

Comimos en aquella mansión que siempre me dejaba boquiabierta, después nos juntamos con todos los demás para hacer una ruta por las nuevas casas que yo aún no había visto… reímos cuando les conté lo poco que me costó adivinar el porqué de los colores de los carteles.
Vera miraba a Seth apenada, él empezó a pelear con ella como si tuviera cuatro años, realmente era divertido verlos intentando pegarse pero sin llegar a tocarse, cuando sin querer se daban el otro se preocupaba un montón y acababa en el suelo por alguna extraña llave que el otro le hacía. Empecé a bostezar cuando empezaba a anochecer, pero aguanté sólo para ir a la cena que Kyle había organizado… él se encargaba de la cena y Ainhoa de los postres.
Al llegar a casa de Kyle vimos la enorme nevera llena de comida, jamás pensé que vería algo así, creo que era la primera vez que veía que en una cena de la manada sobraba comida. Empezamos a recoger la mesa cuando hice una visión general. Nessie le regalaba un dulce beso a Jake, que le quitaba los platos de la mano para llevarlos él. Kyle y Ainhoa fregaban riendo y se miraban con gran complicidad. Vera, Claire, Quil, Leah y los pequeños correteaban en el enorme jardín de la casa de Kyle. Emily y Sam los miraban abrazados y comentaban con Kim y Paul, que estaban en una situación parecida. Rachel y Rebeca se mofaban de su hermano mientras Paul y Embry reían con sus bromas, al igual que Seth y Sean, este último haciendo cosquillas a Maca. Tara se me quedó mirando extrañada, alzó la ceja preguntando y negué aturdida.

Al entrar a la cocina Kevin, Ryan y las chicas me miraban preocupados, Collin y Brady distrajeron la preocupación de Ashley y Gabriela tomándoles el pelo. Tara se acercó a mí dejando unos platos al lado de los que yo acababa de dejar.
-¿Esto es así siempre? –La miré curiosa-. No me extraña que hayas estado tanto tiempo sin venir, me siento rara estando aquí… -Alcé una ceja-. Sí, es como… no sé. Tanto amor no puede ser sano. Pero en cierta manera…
-Te da envidia… -Asintió conmigo-. Yo también tenía mucha envidia cuando conocí a Nessie… ahora no sé, entiendo todo mucho mejor, sé que no pueden evitar ser tan…
-¿Entregados? –Asentí riendo-. Creo que cuando tenga un hijo se lo traeré a ellos para que lo eduquen tan bien como a ellos… -Reí con ella-. Realmente me dan ganas de echarme novio…
-¿Sabes que Kyle tiene un hermano mayor? –Ainhoa rió a mis espaldas-. Tiene…
-Treinta… -Dijo Kyle desde el fregadero-. Está soltero, aunque no me extraña… -Nos giramos las tres curiosas-. Es… -Arrugó la nariz-. Digamos que en carácter, se parece bastante a Sean…
-Vamos, que es la bomba… -Dijo el aludido columpiando a Maca en sus brazos-. Deberías conocerle, de hecho… ¿No va a ir a tu fiesta, Seth?
-Al menos le invité… -Dijo dejando más platos sobre los míos y guiñándome un ojo para mirar a Tara-. Seguro que si le cantas un poco acaba suplicándote por una cita… es tan arrastrado como Sean…
-¡Eh!
-Déjalo en paz… -Dijo Maca riendo-. No es culpa suya, el mundo le ha hecho así…
-¿Gracias? –Dijo Sean mientras ella reía por sus cosquillas-. Con amigas como tú… nadie necesita chupa… -Seth carraspeó y vi que Jake los miraba mal-. ¿Cómo se dice? ¿Lameculos o chupaculos?
-Creo que ambas acepciones son válidas… -Kyle rió-. De todas maneras creo que se dice que con amigos como tú, no hacen falta enemigos…
-Oye, que yo sé qué es lo que quería decir, ¿vale?

Reímos y yo bostecé de nuevo, Seth alzó una ceja e hizo un movimiento con la cabeza preguntando si nos marchábamos. Asentí y nos despedimos, al salir de allí me sentí extraña, le miré y él saltó la valla en vez de pasarla a mi lado.
-¿Es que no puedes comportarte como un chico normal?
-Bueno… si me lo dijeras por entrar en fase lo entendería… ¿pero por saltar una valla? –Rió y negó-. Anda, entra al coche…

Fuimos todo el camino en silencio, fue un viaje extraño porque empezó a sonar una canción romántica y la cambió, yo cambié la siguiente y así hasta que me decidí a apagar la radio.

Cuando llegamos su casa me fui directa a ponerme el pijama, bajé a darle las buenas noches y lo vi tirado en el sofá viendo un programa que me gustaba, así que me quedé con él a verlo. Poco después él hizo una mueca y miró por la ventana, le miré raro y negó. Un minuto después escuché unas llaves en la puerta, Vera entró arrastrando los pies y me dio un beso, se desplomó en el sofá en el hueco que había entre nosotros y se apoyó en el hombro de Seth, él palmeó su hombro un par de veces y dejó su mano ahí.
-Vaya asco de día, primito…
-Se te pasará, no es el fin del mundo. Sólo te has cargado la segunda mejor parte de mi casa, si hubieras destrozado la sala de fiestas, hubiera sido mucho peor…
-Idiota… -Suspiró-. Creo que me voy a ir a la cama…
-Sí, yo también… -Me levanté con Vera y ella le dio un beso en la mejilla, yo me quedé algo parada y la seguí-. Buenas noches, Seth…
-Que descanséis…

Vera me dio un beso antes de meterse en el cuarto de Seth, yo me metí en el mío y me alegré de que hubieran traído la estufa, había notado el cambio de temperatura de estar al lado de ellos a estar sola. Me tumbé y me puse un par de mantas, me acomodé y empecé a coger el sueño cuando unos gritos extraños me despertaron. Salí asustada al pasillo y vi la puerta de Vera abierta y las luces del salón encendidas, ya nadie gritaba.
-¿Se puede saber…? Seth, deberías hablar de eso…
-Estoy bien. Sólo son pesadillas, nada más. Siento haberte despertado, vete a la cama… -El teléfono sonó y lo cogieron al instante-. ¿Sí? Te la paso…
-¿Sí? –Hubo una pausa-. Vale, voy ahora mismo… -Escuché como colgaba-. ¿No te importa que me vaya? William no puede dormir y Rachel me ha llamado…
-Ve, estoy bien… en serio. No me mires así, ¿nunca has tenido pesadillas?
-No tan repetidas. No tan intensas. Si necesitas que me quede…
-Ve, seguro que William ha tenido una y por eso no puede dormir… llámame si no vas a volver, de lo contrario te esperaré para que me cuentes…
-Ya te digo que no voy a venir, mañana vendré a desayunar y te cuento…

Me metí a la habitación algo preocupada, ella me había dicho que estaba raro y que tenía pesadillas… pero no pensaba que estuviera tan preocupada como ahora podía ver. También podía ver lo muy unidos que estaban, me alegré de que tuviera alguien que le hiciera compañía y con el que se lo pasara tan bien cuando no estaba… conmigo. Suspiré al tumbarme y me dispuse a dormir de nuevo, pudiendo oír como él se metía a su habitación. Pensé un poco en lo de que Vera durmiera en su cama… lo más posible es que él durmiera siempre en la mía.
El sol estaba en lo alto, podía notar cómo los rayos calentaban mi piel y podía ver el cielo despejado a través de mis gafas de sol. Podía ver las ligeras hileras de arena que el aire movía… era una playa en la que ya había estado. Unos gritos me despertaron. Me levanté de golpe y abrí las puertas del tirón para verlo aovillado en la cama, gritando y gimiendo de dolor.
-¡Seth! –Le zarandeé-. ¡Seth!
-Perdóname… -Gimoteó-. Lo siento tanto…
-¡Seth, despierta, vamos! –Volví a zarandearle y pude ver que lloraba-. Seth, por favor…
-Lo siento muchísimo…
-¡Seth! –Grité y él se removió ligeramente-. Seth, estás… -Acaricié su frente perlada de sudor-. ¿Qué demonios te está pasando? –Negó-. Seth cuéntamelo, por favor.
-¿Puedes abrazarme?
-¿Qué…? –Le abracé y suspiré, se aferró a mí de un modo que me torturó-. ¿Qué demonios te pasa? Vera me dijo algo pero no pensaba…
-Estoy bien.
-No, no estás bien. Soy tu amiga y me preocupo, quiero que me lo cuentes.
-Estoy bien… -Aflojó un poco el agarre-. No es nada, en serio… -Le cogí el rostro y parecía estar sufriendo, eso me mataba-. ¿Podrías…? –Cerró los ojos y negó-. Estoy bien.
-¿Quieres que…? –Suspiré y miré sus ojos húmedos-. Te traeré algo de beber y me quedaré hasta que te duermas… -Negó-. No pienso hacerte caso, tendrás que usar la fuerza bruta si quieres que me vaya.
-No puedes quedarte, iría contra las reglas… -Dijo intentando reír y mirando su corcho-. No quiero que tengas que hacer una excepción… -Hice una mueca y él sonrió-. Siento haberte despertado… ve a dormir, seguro que ya no vuelvo a tener pesadillas…

Le di un beso en la mejilla y él sonrió, me marché algo preocupada… realmente preocupada. Me quedé en la puerta hasta que le escuché respirar de ese modo pausado que hacía muchos años me calmaba y me hacía dormir. Me encerré en mi cuarto y saqué mi móvil, sólo me hicieron falta tres palabras para que a los diez minutos ella entrara asustada por la ventana.
-¿Qué va mal?
-Seth… -Dije susurrando-. Tiene…
-¿Pesadillas? –Asentí y ella suspiró en mi mente, seguramente hurgó en mis pensamientos-. ¿Quieres que me quede hasta que tenga una pesadilla para que te lo cuente?
-El no ha querido contármelo… -Pensé-. Estoy preocupada y Vera también, quiero hacer lo posible por ayudar…
-Me matará si se entera…
-No le digas nada…
-¿Y qué le digo a Jake? Se ha quedado preocupado…
-Dile que tengo… no sé. Nostalgia, depresión o que me ha bajado la regla. Cualquier cosa vale mientras no se entere de la verdad…
-Depresión es muy fuerte y si tuvieras la regla dudo que fuera a mí a quien llamaras… -Sonrió-. Pero le diré que estás algo nostálgica por… ¿Algún amigo de Londres?

Asentí y ella sonrió sentándose conmigo en la cama, mandó un mensaje y me mostró que le había dicho que se iba a quedar a dormir. Esperamos en silencio y empezaba a dormirme cuando Nessie me zarandeó y me cogió de la mano.

Pude ver a un hombre, al parecer era Harry. Seth era mucho más joven, apenas un niño. Estaba subido en un árbol riendo cuando una rama se partió y cayó a plomo contra el suelo.
-¿Estás bien? –Harry parecía angustiado y Seth no paraba de reír-. ¿Estás bien?
-Ha sido genial…
-Estás loco… déjame verte el hombro…
-Estoy bien…
-Pero no lo estarás. ¿Te duele? –Asintió levemente-. Pues no es nada comparado con lo que tendrás que soportar. Te arriesgas demasiado, te entregas demasiado a todo lo que haces y eso hace que la caída sea mucho más fuerte.
-Son tonterías papá…
-¿Acaso no duele ahora? ¿Acaso no ha dolido estos últimos años? Si no te hubieras aferrado tan fuerte a la rama no se hubiera partido… Es tu manera de ser, yo era igual que tú… y tu hermana es como nosotros. Deberás protegerla y ella a ti. Siempre olvidáis todos mis consejos y por eso estás así.
-Pero papá…
-No me repliques… -Su padre se transformó en una figura extraña, como un enorme ente-. ¿No recuerdas aquello? –Ahora podía ver a Seth arrodillado-. ¿No recuerdas que te lo advertí? Lo que te pasa es culpa tuya, me has defraudado. No has sido capaz de mantener el premio más sagrado, tampoco has sido capaz de recuperarlo. No has seguido mi consejo y has caído del árbol más alto que jamás hubieras imaginado…
-Pero papá…
-Debo marcharme, Seth… créeme realmente cuando te digo que siento tu dolor, pero es una lección que debiste haber aprendido hace mucho tiempo…

No pude soportar más los gritos y corrí a la habitación para despertarle. Nessie saltó por la ventana cuando yo abría la puerta, abrí la del cuarto de Seth del tirón y le zarandeé, lloraba como un niño pequeño, era la pesadilla más cruel que podía haber para él.
-Ya está, Seth… estoy aquí –Me miró confuso-. Estoy aquí, contigo… -Sonreí-. Has vuelto a soñar algo malo… -Asintió-. Seguro que has comido dulces antes de ir a dormir... –Él intentó reír-. ¿Sabes que las pesadillas a veces nos muestras todo lo contrario de lo que queremos que pase?
-Es lo que más miedo da… ¿no? –Asentí-. No quería volver a despertarte, en serio, intento olvidar ese sueño pero…
-Tranquilo… -Sonreí-. Dame dos minutos y vuelvo, quiero enseñarte algo…

Me miró confuso y yo reí cuando salí corriendo y cerré la puerta. Bajé a la cocina y encontré una bolsa de patatas fritas, saqué un par de refrescos y subí corriendo dejándolo en la puerta. Entré a mi cuarto y busqué el álbum, lo cogí y cogí las patatas y lo demás para entrar a la habitación de Seth. Me miró extrañado, pero me gustó ver un atisbo de sonrisa en su cara. Me senté a su lado y le di un refresco y el paquete de patatas.
-Seguro que si comes algo salado no vuelves a tener pesadillas… -Reí comiéndome una patata y poniendo el álbum en mis piernas-. Esto… es algo que no pienso volver a enseñarte. Así que espero que estés bien atento, Clearwater…
-¿Qué es? –Dijo algo más animado apoyándose en el cabecero como yo-. ¿Un diario secreto o algún libro de hechizos?
-No, idiota… -Reí y suspiré mirándole-. Mi álbum de fotos favoritas de mi viaje… -Tragó y yo sonreí-. Sé que querías algo así, no son cuatro o cinco… no sé cuantos me regalaste exactamente… -Reí-. Sólo es uno, pero quiero que lo veas… si quieres verlo, claro.
-¿Se pueden comentar las fotos? –Lo pensé y asentí-. ¡Genial! Quiero ver si todos son tan feos como decía Gabriela… -Le miré raro-. Ella le contó a Brady que había tenido un lío… -Hizo una mueca-. No sé si puedo contártelo…
-Sé con quien fue, sé toda la historia y no te pienso contar nada, por cotilla… -Le saqué la lengua-. Ahora atento, evita comentarios que me ofendan sobre… -Rió al ver la primera foto, Ashley y yo con trencitas en la playa de Lido-. Evita cosas como esas, ¿vale?
-¿Qué...? Estás muy guapa… -Sonrió comiendo otra patata-. ¿Un verano loco?
-Mucho… -Reí-. Ese año fue raro, me tatué, me taladré el cuerpo, me hice unas horribles trencitas… -Suspiré-. Cosas que pasan…
-¿Te tatuaste? –Asentí-. ¿Dónde…?
-No pienso decírtelo… -Negué-. Jamás lo sabrás.
-Eso suena muy… -Rió y negó-. Así que ahí empezó tu afición por los tatuajes… -Alzó una ceja y suspiró-. Imagino que tendrías el mismo buen gusto para ese que para los otros dos…
-Vale, evita comentarios como ese también… -Rió y negó-. ¿No qué?
-Me gusta… te pones roja y eso me gusta… -Me sonrojé más y él hizo una mueca-. Creo que no vas a alcanzar el mismo tono que el día que te vi el tatuaje…
-¿Quieres ver más fotos o no?
-Claro… -Dijo masticando-. Pero también es divertido devolverte alguna…

Negué y empecé a enseñarle las fotos, yo le contaba alguna historia y él atendía a cada palabra y cada pausa. Reímos bastante y pareció distraerse de la pesadilla. Cerré el álbum y él tiró la bolsa y las latas de refresco, volviendo para tumbarse a mi lado y suspirar.
-Creo que hay que dormir… -Asentí y me tumbé a su lado-. ¿Quieres que me vaya yo a tu cama? –Reí negando-. No es necesario, estoy bien. Además he comido algo salado, seguro que así no tengo pesadillas…
-Seguro… pero me quedaré más tranquila si te vigilo más de cerca…
-No quiero que te veas obligada a hacer excepciones… -Rodé los ojos y me levanté arrancando la lista del corcho y rompiéndola. Él se quedó embobado-. ¿Y eso?
-Son unas estúpidas reglas que no necesitamos… -Me tumbé a su lado-. Ahora quiero que te duermas y te calles hasta que sean por lo menos… las nueve de la mañana.
-Sólo quedan tres horas…
-¡Cállate!
-Vale… -Suspiró y se quedó callado por no más de dos minutos-. ¿Por qué la has roto?
-¿No vas a callarte hasta que te lo diga? –Negó y pude ver que me miraba serio, así que suspiré-. Si fueras Kevin no tendríamos reglas, no las tengo con él ni con ningún amigo. Si las tuviera contigo, serías un amigo discriminado, así que no quiero que nadie pueda decirme eso, no quiero tener que estar mirando un estúpido manual o un reloj cada vez que te abrazo… ¿Te sirve?
-Sí… -Me dio un beso en la mejilla y sonrió-. ¿Sabes? –Volvió a darme un beso en la mejilla esta vez abrazándome-. Está genial saber que puedo abrazarte todas las veces que quiera… y que pueda hacer esto… -Se quitó la camiseta y rió-. Me estaba asando con ella…
-Vale creo que estoy empezando a arrepentirme de haberla roto… -Él rió tumbándose a mi lado-. Aunque no haya reglas, pienso apartarte si me agobias.
-Si algo te molesta, dilo en el momento… -Se encogió de hombros y bufó-. No creo que pueda dormir… me acojona cerrar los ojos.
-Anda, ven… -Me tumbé de lado y acaricié el puente de su nariz y sus párpados-. Es lo que le hago a mi sobrina y se queda dormida en un santiamén…
-No funcionará conmigo… soy más grande y mis sentidos son demasiado afinados como para que me duerma con tonterías de bebés…

Reí… mucho más cuando vi que empezaba a dormirse.

Capítulo XLIV: Espíritu navideño.

15:47 0 Comments A+ a-

Bueno pues aqui os le dejo sinto no haberlo puesto antes pero no me a sido posible bueno chiquetas que lo disfruteis!!!

Gwendylow

Mi padre revolvió mi pelo, me indicaba que ya era hora de la cena. Ayudé a mi tía a acostar a la pequeña Abi, mi madre y ella me miraron con cierta sorpresa y sonrieron casi a la vez al mirarse, las miré raro y ellas sonrieron más.
-Algún día serás una madre genial… se te da bien.
-No creo que… -Negué-. Jamás pensé que una criaturita tan pequeña pudiera hacerme sentir tanta confusión y admiración. Es raro.
-Es instinto maternal… -Mi madre sonrió-. Vamos a cenar…
Cenamos tranquilos, reímos y estuvimos viendo fotos del bautizo de Abi, del día en que nació y mi tía nos mostró el cuadro que le estaba haciendo a punto de cruz. Era un dibujo de Campanilla y su nombre, Abigail Judie. Miré el reloj, las diez.
Me levanté y saqué de mi bolso las cuatro entradas para el espectáculo de esa misma noche, me acerqué a ellos y me miraron sorprendidos.
-Sé que hace muchos días que no podéis disfrutar de una salida romántica… -Me encogí de hombros-. Y sé que mamá lo echa de menos, así que había pensado que una cita doble para ir al teatro la noche de navidad, sería buena idea…
-Es el pase de las once… -Michael sonrió y mi tía puso mala cara-. Volveríamos a las dos, como muy tarde… ella tiene razón.
-No te preocupes por Abi J, yo no tengo mejor plan que quedarme a verla dormir… así que quiero que cojas las entradas y te largues a disfrutar de una noche sin preocuparte más que de pasarlo bien… ¿vale?
-Si algo pasa…
-Tendréis que apagar el móvil, yo me encargo de todo. Son sólo unas horas… no pasará nada, ¿vale? Confía un poco en mí… sé donde tienes el número del doctor, cómo prepararle el biberón, dónde están los pañales… y está dormida. Déjame ejercer de madrina y darte una noche de descanso, ¿vale?
-Bueno… -Suspiró y miró el reloj-. Voy a ponerme mona…
-Vamos, corre…

Reí cuando Michael suspiró y lo tres me agradecieron el detalle. Me senté en el sofá cuando se marcharon, me acomodé y saqué el móvil de mi bolso, desplomándome de nuevo para leer los cuatro mensajes distintos que tenía, uno de Kevin y Cassy, otro de Nessie y su familia, otro de Ryan y Wanda… y otro de los chicos. Sean y Kyle estaban esperando a que Seth llegara a Seattle para que pudieran disfrutar de mi regalo, al parecer aún no sabía de qué iba la cosa.
Suspiré y les mandé un correo a todas las chicas, sabía que iban a estar en “Villa Lobos”, como me había dado por llamarle ahora a ese extenso terreno donde todos habían empezado a mudarse. Aunque era más una especie de aldea, todos sabían que Jake no estaría muy contento de estar rodeado, así que habían dispersado las casas lo máximo posible, con un mínimo de un kilómetro de separación cada una… aunque eso no suponía gran distancia para ellos.

Me removí y puse la tele, no hacían más que programas típicos de Navidad… pero no había otra cosa. Miré mi móvil unas diez veces en menos de dos minutos, me quedé algo paralizada al darme cuenta… me aburría mucho. Pensé en cómo estarían pasando la noche mis amigos, me imaginé que se habrían juntado todos en una casa para hacer una de las típicas cenas, a los gemelos, Jonás y Hilda correteando con Ephraim y Leah… Vera esperando a terminar la cena con sus padres para volver corriendo a ver a su William. Sean y Kyle haciendo fila para entrar al festival… Seth intercambiando regalos con la chupi panda… o parte de ella. Sólo con las víboras… ¡Para! No debía pensar así… eran sus amigas y estaban pendiente de él, era normal… y aunque buscaran algo más que eso, era lo que yo estaba esperando, lo que yo había deseado… o al menos una parte de mí. Mi móvil empezó a vibrar, mi corazón dio un vuelco y se paró cuando fui a ver quien era, pero era un número oculto.
-¿Sí?
-Te has pasado… -Su voz hizo que mi corazón latiera rapidísimo, se le notaba feliz y eso me hizo reír-. ¡Qué pasada! Me encanta el regalo, en serio…
-Me alegro… -Suspiré-. ¿Estáis ya esperando para entrar?
-Sí… la verdad es que acabo de llegar, había quedado con ellos en un bar y cuando estaba allí me han llamado y me han dicho que siguiera su rastro…
-Lo único que no sé si habré acertado con la talla de la camiseta, sino puedo cambiarla…
-¿Camiseta? –Murmuró-. ¡Ah! Vale… -Me quedé esperando, parecía estar hablando con los chicos-. ¿Me esperáis? Genial…
-¿Qué pasa?
-Que se han dejado el resto del regalo en el coche… -Rió-. Estoy yendo en su búsqueda, al parecer querían darme el resto del regalo después…
-¡Espera! –Lo pensé-. Es mejor como ellos dicen, hay más cosas y creo que será mejor que las veas después del concierto… ¿vale?
-Después de decirme eso… creo que has avivado las ganas de correr al coche. ¿Hay más cosas?
-Unas cuantas, pero en serio, no son más que tonterías…
-Vale, ¿sabes?, no puedo esperar a después del concierto, así que voy a colgarte para que no puedas decirme nada más y pueda ver mi regalo…

Miré el móvil, realmente me había colgado. No pude hacer otra cosa que suspirar y reír, aunque la verdad es que reía más por nervios que por otra cosa. Recordé cómo el día anterior había cerrado un rato antes para que me diera tiempo a prepararlo, compré una caja roja grande para llenarla con regalos y un lazo verde para cerrarla. Dentro había metido una camiseta, un pequeño cofre de Hugo Boss, su colonia favorita, un par de juguetes para Maila, un peluche de un corazón con brazos y otro igual más pequeño para el coche, una cajita con un reloj y un colgante a juego. Cerré la caja y había puesto un sobre con las tres entradas para los chicos con una nota… Recordé las palabras exactas que había escrito.

Un regalo para todo tipo de salidas, para tardes entretenidas con Maila, para noches de fiesta… y para una noche con dos buenos amigos disfrutando de tu música favorita. Espero que así los tres os lo paséis genial, olvidéis todo por unas horas y el resto de la manada disfrute sin vuestra molesta presencia… Gracias por ayudarme estos días, disfruta de tu noche. Con cariño, Darlene.

Recordé la sorpresa de Kyle y Sean cuando les había llamado para que vinieran ese mismo día, había comido con ellos y les había dado las tres entradas y el regalo mientras él estaba con sus amigas. Ambos estaban muy tensos, como si no supieran muy bien qué decir, cómo agradecerme que les eligiera a ellos y la cara que pusieron cuando les expliqué que era porque ninguno de los dos iba a pasar la noche con sus chicas…
-Gracias… es un gran detalle.
-Yo preferiría un billete a Buenos Aires… -Sean suspiró-. Pero también te lo agradezco…
-Sé que vais a conseguir pasarlo bien… -Kyle me sonrió-. ¡Vamos! Cualquier chico normal quiere una noche libre para pasarla de fiesta con sus amigos…
-Cualquier chico normal, pero no es que seamos normales precisamente… -Kyle rió-. ¿No has pensado que quizá él prefiera ir contigo?
-Pero yo no podría, tengo más cosas que hacer… -Suspiré-. Además no sería justo, quiero que los tres lo paséis bien y dejéis de molestar al resto… -Hicieron una mueca y reí-. Todos se angustian porque estáis muy amuermados desde que las chicas se fueron…
-Es algo que entienden… -Sean se encogió de hombros-. A ellos les pasaría exactamente lo mismo, así que…
-Bueno, pues seguro que ellas no querrían que estuvierais toda la Nochebuena así, por eso quiero que vayáis vosotros con él… pero nada de hablar de chicas ni cosas del estilo, sólo música y si acaso las chicas que os rodean… tenéis que prometérmelo o no intercederé por vosotros con las chicas…
-Eso es chantaje… -Sean bufó-. No es justo…
-Bueno, si vais y hacéis lo que quiero, prometo convencerlas a ambas de que tres y cuatro años de diferencia no es tanto… -Alcé las cejas-. O puedo hacer lo contrario.
-Vale, noche oficial de chicos… -Kyle palmeó y Sean hizo una mueca-. Venga, el espíritu es celebrar algo… podemos celebrar que queda un día menos para que las chicas vuelvan…
-Aún así… -Sean suspiró y yo alcé una ceja-. Prometo intentarlo… intentaré pensar que ya sólo quedarán trece tortuosos días para que vuelvan…
-¡Ese es el espíritu! –Dije riendo-. ¿Podréis darle el resto del regalo vosotros? No creo que pueda acercarme, estaré de niñera posiblemente…
-Entonces nuestra misión es de mensajeros y entretenimiento… -Asentí cuando Sean señaló el paquete-. Más te vale ser persuasiva con las chicas…

Mi móvil sonó de nuevo y me lancé a por él como si de una leona cazando se tratara. Descolgué rápidamente y no pude decir nada.
-Vale, te habías pasado con las entradas… pero esto es… -Rió-. ¿Nuestra molesta presencia? Pasaré eso por alto sólo porque es Nochebuena… pero que sepas que no me gusta que hayas comprado tantas cosas… seguro que te has dejado un montón…
-¡Calla! –Reí-. Lo dicho, vete ya a disfrutar de Lenny Kravitz y déjame seguir ejerciendo de niñera, ¿quieres?
-¿Niñera?
-Estoy cuidando a mi prima, mis tíos están en otra noche especial con mis padres… me ha dado por regalar noches especiales este año…
-Ya veo… -Rió-. ¿Y a qué hora terminas tus servicios como niñera?
-No sé, pero tampoco me importa.
-Bueno, pues cuando termines llámame… quiero agradecerte esto, es una pasada…
-De eso nada, es noche de chicos, así que no pienso dejar que interrumpas tu noche de juerga por agradecer nada, quiero que lo pases bien con ellos… -Suspiró-. ¿Qué?
-Que creo que me he quedado corto con tu regalo, tendré que hacer algo enorme para compensar la diferencia, ahora me siento fatal.
-Ni se te ocurra… siempre has sido tú el de los regalos extra fantásticos, déjame lucirme por una vez, ¿quieres? Ahora voy a colgarte, tienes que ir a la fila con los chicos y pasarlo genial. Buenas noches.

Colgué y me mordí el labio riendo, podía imaginar su cara a la perfección, una mueca extraña entre la molestia y la felicidad con una pizca de ilusión. Me dio rabia haberme perdido su cara, pero el llanto de Abi Judie me distrajo. La acuné un poco y se quedó callada, pero al ir a dejarla en la cuna empezó a llorar de nuevo. Tras cuatro intentos decidí llevármela al salón, me tumbé en el sofá y la puse sobre mi pecho, parecía mirar todo a su alrededor, era tan bonita… acaricié su naricita hasta que por fin se quedó dormida de nuevo y la dejé descansar tumbada sobre mí.
Mi mirada no volvió a desviarse a la tele, tenía algo mucho mejor que ver sobre mí, algo tan bello y tan inspirador que atraía mi mirada mucho más que cualquier cosa que pudiera mostrarme una caja tonta. Mucho mejor y mucho más alentador.

Pude oír pasos y murmullos, una mano fría quitando la mía de la espaldita de Abi Judie, abrí los ojos asustada y mi tía sonrió. Cogió a la pequeña con cuidado y empezó a llorar, la cogí yo de nuevo y la tumbé en la cuna, acariciando de nuevo el puente de su nariz mientras ella me miraba atenta. Mi tía la miró a mi lado, mi madre nos miraba desde la puerta.
-Vas a ser toda una madraza… no voy a cansarme de decirlo.
-No mejor que vosotras… -Sonreí y vi cómo la pequeña se dormía-. Bueno… -La arropé y mi tía sonrió-. Hora de irse…
-Espera… -Me cogió de los hombros guiándome al salón-. No te hemos dado tu regalo… -La miré raro-. No es un regalo como tal… es que el otro día estuve organizando el armario de la habitación de Abi y encontré algo que quizá quieras recuperar… -Empezó a reír alto y la miré mal, Michael empezó a reír también-. Voy a por él…

Cuando sacó aquella pequeña cajita… me llevé las manos a la boca e intenté no sonrojarme por todos los medios. Mi tía empezó a reír de nuevo y yo me limité a intentar cambiar de tema.
-Bueno… ¿nos vamos?
-¿No vas a abrirlo? –Mi padre me miró raro-. ¿Qué…?
-Vamos, dejadla en paz… -Michael se desplomó en el sofá y rió-. Es una caja secreta, con cosas de chicas…
-Déjame ver… -Mi madre fue a coger la caja y la escondí en mi espalda-. ¡Vamos! No puede ser tan malo… -Miró a mi tía y ella rió-. ¿Tú sabes lo que hay?
-Creo que no es para tanto, Darlene… -Mis padres me miraron como si estuviera portándome como una niña escondiendo un examen suspendido… pero esto era peor-. No sé porqué te has asustado tanto, es algo natural…
-Pero qué… -Mi padre me miró raro-. ¿Tan malo es?
-¡Es la caja donde tenía preservativos! ¿Vale? –La cara de mi padre se desencajó y mi madre se quedó algo paralizada-. Ahora… ¿Podemos irnos?
-Claro… -Mi padre parecía querer dar marcha atrás y no preguntar-. Vamos…
-Ven… -Mi madre me abrazó y yo me quedé extrañada-. Muy responsable por tu parte… Aunque ahora tendrás que cambiarlos, seguro que han caducado…
-¡Mamá! ¡Vámonos!
-Claro, claro…

Nos despedimos de mis tíos y yo los asesiné con la mirada mientras reían. La vuelta a Monroe fue realmente abochornante, mi padre miraba por la ventanilla y mi madre reía de vez en cuando desde la parte trasera. Aparqué en la puerta de casa y apenas entré, les di las buenas noches y me recluí en mi habitación. Estaba realmente cansada, así que no tardé a dormirme.
-Darlene… -Susurraron en mi oído-. Darlene… despierta.
-¿Qué…?
-Buenos días, conejita… -Mi madre sonrió enormemente-. Queremos darte tu regalo… Feliz Navidad… -Me tendió una cajita pequeña-. Espero que te guste…
-Aunque te va a parecer una tontería cuando veas el jardín… -Mi padre suspiró sentándose en la cama-. Feliz Navidad…

Abrí la cajita y me encontré un llavero de un osito de bolitas y una cartilla bancaria. Les miré raro y abrí la cartilla, un ingreso de quince mil dólares.
-¿Qué…?
-Es una ayuda… -Mi madre se encogió de hombros-. Sabemos que vas a hacer veintitrés, quizá quieras independizarte o quizá no… es simplemente una ayuda para tu negocio, para una hipoteca -Señaló el llavero- o para lo que quieras… Sabemos que vas a ser responsable con el dinero, así que es decisión tuya cómo usarlo…
-Esto es demasiado…
-No… -Mi padre señaló el pasillo-. Íbamos a esperar a que bajaras a desayunar para dártelo, pero alguien se ha adelantado… -Se encogió de hombros-. Así que queríamos dártelo antes de que vieras lo que te espera…
-¿Qué…? –Me levanté y ellos rieron, caminé por el pasillo hasta tener un ángulo del jardín trasero. Me paré en seco y reí, me acerqué lentamente riendo-. ¿Qué es eso?
-No sé… -Mi padre se encogió de hombros asomándose conmigo a la ventana-. Deberías bajar y averiguarlo, nosotros también tenemos curiosidad…

Reí y bajé corriendo las escaleras, abrí la puerta del tirón y corrí descalza por el césped hasta rodear la casa y llegar al jardín trasero donde un árbol de navidad albergaba una montaña de paquetes. Paré en seco a dos metros y reí, mi padre salió grabando con la cámara y yo volví a reír acercándome corriendo al paquete más grande, el que tenía pegado un sobre de color distinto al resto. Era enorme, al menos de un metro cada lado… cogí el sobre.

Feliz Navidad…

Reí al reconocer su letra en el sobre, lo rasgué y saqué la carta que contenía, mis manos temblaban y me senté en el suelo para leerla.

Bueno, el regalo de este año ya te dije que era pésimo en comparación, pero creo que ya es hora de que tengas todos los regalos que he estado guardándote… pensé que era una locura, pero ahora que has vuelto creo que es el mejor momento para dártelos… ¡Feliz Navidad del 2019… hasta 2016! Todos llevan la fecha correspondiente, así que ábrelos como te plazca… Te adjunto la invitación de la fiesta de fin de año… Con cariño, Seth.

Saqué la tarjeta de invitación, reí nerviosa al ver los distintos paquetes mientras mi padre seguía grabando y mi madre se sentaba a mi lado buscando un paquete.
-¡Deja de grabar!
-No pienso… -Mi padre rió-. Quiero devolverle el regalo, creo que es la primera vez que te veo tan emocionada en Navidad… y quiero que él lo disfrute tanto como yo…
-Creo que deberías empezar por este… -Mi madre me tendió el regalo de la navidad de 2016-. Vayamos por orden cronológico, ¿te parece?
-Sí…

Fuimos abriendo paquetes, navidad del 2016, la caja contenía un libro de botánica con unas bolsitas de semillas secas de distintos tipos de plantas y una agenda.
Cumpleaños 2017, había varios paquetes con esa fecha, fui abriéndolos uno por uno. Un jersey rosa claro de cuello alto y grueso, una boina francesa gris claro, un paraguas, unas chancletas con una toalla a juego… mi madre me tendió un sobre con esa fecha donde explicaba que, como no sabía donde estaba, quería que tuviera todos los tipos de clima cubiertos. Reí.
Navidad 2017, abrí la caja llena de álbumes de fotos, todos vacíos. Al fondo de la caja descubrí un sobre en el que explicaba que le gustaría tenerlos llenos con fotos de mis viajes.
Cumpleaños 2018, tres paquetes, uno de cada tamaño. En la pequeña caja una botella de vino carísima, una almohada de viaje en la mediana y una maleta dura con ruedas en color verde… cumplía mis 21 y me alentaba a disfrutar lo mejor que el mundo me ofreciera.
Navidad 2018, abrí el pequeño paquete, me quedé pasmada al ver fotos de Cádiz, fotos que no sabía que se habían hecho aquella noche…
Cumpleaños 2019… la caja estaba vacía. Mi madre y yo nos miramos raro y mi padre señaló algo que estaba fuera de nuestro ángulo de visión. Reconocí la forma de aquel paquete, quité el papel naranja a tirones y abrí el estuche para ver aquella guitarra roja… una nota entre las cuerdas. “Me recordó a un amanecer contigo…”. Estuve a punto de llorar. Mis padres intercambiaron miradas y no tuvieron que decir nada para que yo supiera lo que pensaban… Mi madre me abrazó y mi padre dejó de grabar para hacer lo mismo.
-Aún queda la última… -Mi madre sonrió señalando el paquete de este año, yo asentí limpiando una furtiva lágrima-. Vamos, Nick… graba que seguro que este chico se ha superado.
-Cuando deje de llorar… no quiero grabar eso.
-Son lágrimas de felicidad… -Mi madre sonrió acariciando mi pelo-. Vamos… ábrelo.
-Voy… -Suspiré y recogí mi pelo tras mis orejas-. No sé que puede ser… ya me espero cualquier cosa… -Reí con mi madre-. A ver…

Abrí la enorme caja y miré a mi madre, ella rió sacando los distintos paquetes. Cogí otro sobre que había pegado dentro de la tapa. 
 
Parte de mi regalo es evitarte el viaje y traer todos los regalos que han dejado en mi casa para ti… los habían dejado pensando en la fiesta, pero creo que es mejor que los tengas antes… aunque el mío se ha quedado en mi casa, así que si lo quieres… espero que vengas a la fiesta. Con cariño y algo de recochineo, Seth.

Empecé a abrir los regalos, un vestido perfecto, unos botines marrones a juego con el vestido, unos pendientes de madera, un colgante a juego con los pendientes atado a unas tiras de cuero… parecía que se habían puesto de acuerdo, seguro que Nessie estaba detrás de todo esto de los regalos.
Me levanté dejando a mis padres ahí, me metí algo aturdida en casa y cogí mi móvil, no me parecía bien llamarle… tecleé el número de Nessie.
-¿Tú sabías esto?
-Buenos días, Feliz Navidad… -Rió-. Pensé que nos verías los regalos hasta el día de la fiesta… ¿Te han gustado? –Afirmé-. Así que has ido a ver a Seth…
-No…
-¿Entonces…?
-¿No sabes nada? –Ella murmuró y negó-. Bueno, digamos que esta noche un hada mágica ha puesto semillas en mi jardín y ha crecido un árbol de navidad con regalos incluidos… -Reí-. Nunca va a dejar que le haga un regalo decente en comparación…
-¿En serio ha hecho eso? –Afirmé-. Bueno… si quieres devolverle el regalo, ponte ese vestido sexy que te he regalado y preséntate en su fiesta. Creo que eso le gustará.
-Pues… -Reí-. Creo que te haré caso. Bueno… feliz navidad para ti y para todos, ¿vale?
-Igualmente…

Colgué y marqué su número, pero no me atreví a darle al botón de llamada. Borré el número y bajé de nuevo para empezar a guardar todo lo que me había regalado. Cogí la nueva guitarra y la probé, era genial, pero no atinaba a encontrar una canción adecuada. Me mordí el labio y miré fijamente el móvil, tenía que hacerlo…
-Clearwater al habla…
-Te mato –Dije enfatizando cada sílaba mientras él reía-. ¿Cómo se te ocurre? No podías dejarme a mí por una vez hacer un gran regalo… ¿no?
-No es eso… -Rió levemente-. Es que me molestaban tantos trastos en la oficina… nada más.
-¿Esa oficina que nunca usas?
-Sí… -Rió-. Esa mismo…
-Te odio… -Suspiré-. Pero bueno, dime… ¿Qué tal se presenta tu día de Navidad? ¿Has vuelto a quedar con la chupi… con Ruth y las demás?
-Sí, he quedado con la chupi panda. Claire y Nessie también van a venir, nos vamos a ir a Seattle a hacer cosas nada navideñas…
-Suena genial…
-Sí, va a serlo. En especial cuando vea a Quil morderse las uñas, llevar a Claire a un bar y además vestida tal y como Nessie quiera, seguro que le da más emoción a la salida nada navideña… -Reí y suspiré-. Hemos quedado después de comer, Nessie quería quedarse en casa con Esme… vente.
-No sé… se supone que hoy hay que hacer cosas navideñas. ¿No vas a hacer nada absolutamente navideño hoy?
-No, mi cupo está completo después de montar un árbol de navidad en mitad de la noche… hoy toca marginarme con Maila y después hacer como que no es navidad…
-¿No vas a ir a ver a Leah o a tu madre?
-Pues… creo que iré a ver a Sue, pero no pienso quedarme a comer con ella y con los Cullen… sería raro que lo hiciera…
-¿Raro? Ni que fuera la primera vez que… -Me quedé sin palabras-. ¿Sería la primera vez en años que lo haces? –No hubo respuesta y suspiré-. Mira, Clearwater, tú quieres que vaya a tu fiesta de fin de año, así que yo quiero que celebres con Sue la Navidad. Sino no iré.
-Ese chantaje no vale, ya me has cambiado la fiesta por muchas cosas…
-Pues… ¿No querías que hoy fuera a tu quedada no navideña?
-Eres… -Bufó-. Vale, de acuerdo. Iré a ver a Sue… hemos quedado a las cuatro en Wild Rose Tavern. Más te vale estar allí…

Medio gruñó y me colgó. No pude evitar reír, me era muy desagradable manejarle así, pero no era por mi bien, si no por el suyo y por el de Sue…
Examiné mi armario, quería algo que despertara el espíritu navideño de Seth, saqué mi blusa roja, esa que había parecido gustarle. Mi madre entró y me miró algo picajosa, murmurando y riendo. Le pedí ayuda y me dejó una falda de tubo en un verde azulado muy oscuro.
-Se te ve bien… -Asintió convencida-. Muy sexy…
-Pero nada navideña… la idea es ir con espíritu navideño, no sexy…
-Pues entonces… -Mi madre rió poniéndome un gorrito-. Así estás perfecta, sexy a la par que navideña. Lleva un saco verde y una campaña si quieres… pero esa falda te queda genial, tienes que llevar esa o me harás muy infeliz…
-Mamá…
-Quiero nietos… -La miré mal-. Me da igual con quien los tengas, pero los quiero pronto.
-Por Dios… -La empujé-. Desaparece.

La saqué de mi cuarto y me miré en el espejo de nuevo, realmente ella tenía razón. Me puse de nuevo el pijama y dejé la ropa preparada para después ponerme a tocar esa belleza roja que me había regalado… sonaba genial.
Mi madre me llamó cuando mi tía llegó, bajé para ver a mi pequeña primita y para saludar, poco después nos pusimos a preparar la comida, momento en el cual mi móvil sonó.
-¿Sí?
-Darlene, querida… -Me paralicé ante aquella voz-. Feliz Navidad…
-Feliz Navidad… ¿Cómo le va?
-Pues… creo que es la mejor Navidad que he tenido en años. Por eso te llamo, quería darte las gracias… Seth me ha contado…
-No es nada, Sue. Espero que realmente disfrutes del día… -Mi madre me miró asombrada como mi tía y salí de la cocina-. Es lo justo, no sé cómo compensar todo lo mal que os lo hice pasar…
-Olvídalo… -Suspiró-. Mi hijo quiere hablar contigo… espero verte pronto, pasa un día de estos por casa, ¿vale?
-Prometido…
-Trae… -Seth bufó-. Me debes una salida no navideña y espero que seas puntual, no me hagas enfadar más. Hasta luego…

Miré el móvil. Me había colgado. Lo pensé, se fingía enfadado para que yo me preocupara y llamara, pero a ese juego sabía jugar mejor que él. Apagué mi móvil y sonreí para mis adentros. Cuando volví a la cocina las cotillas de turno preguntaron, pero no les conté nada y me dediqué a cortar verduritas mientras planeaba mi venganza.

Terminamos de comer a las tres de la tarde, mis tíos decidieron irse, ya que aún estaban cansados del día anterior. Mi madre me miró y preguntó a que hora había quedado, me miró raro cuando le dije que a las cuatro seguido de un “voy a darme un baño relajante”.
Estuve tres cuartos de hora en la bañera, salí y peiné mi pelo con calma, lo enrosqué en la toalla y salí a mi habitación. Lo sequé y maldije mi pelo extraño, decidí ponerme unos rulos para darle algo de forma y puse el secador un par de minutos en cada rulo. Miré el reloj, las cuatro y media. Encendí mi móvil, tenía tres llamadas suyas y tres mensajes.

No llegues tarde.

Estás llegando tarde…

¿Dónde te has metido? ¿Estás bien? Me estoy empezando a preocupar…

Lo pensé, había sido un poco cruel, quizá debería dar señales de vida… pero no me apetecía que supiera que estaba de camino, sólo que estaba bien. Le llamé y colgué al primer tono. Él volvió a llamar pero le colgué con una maliciosa sonrisa extendiéndose por mi cara. Finalmente me puse unos vaqueros y la blusa, fui soltando los rulos, acomodé mejor mi pelo y me maquillé en un tiempo récord. A las cinco menos cuarto estaba cruzando la puerta mientras ponía a saltos mis zapatillas a la par que atinaba a darle al botón para abrir mi coche.
Eran las cinco y media cuando conseguí aparcar justo a diez metros de la puerta del bar. Cuando traspasé la puerta pude verlo sentado de espaldas, todos me miraron menos él. Estaba segura que sabía que había llegado, mucho más cuando Claire salió disparada hacia mí gritando. Ella me hablaba atropelladamente, como siempre, pero mis ojos tabulaban entre ella y la nuca de Seth. Nessie se levantó y me abrazó, mostrándome la cara de ilusión que se le había puesto cuando “el aire se había llenado con mi dulce aroma”. Reí por sus palabras.

Quil y Jake se acercaron a saludarme, la chupi panda apenas me saludó con la mano sin hacer amago de levantarse, así que hice lo mismo. Claire golpeó una mesa de billar con un taco llamando la atención de todos, propuso una competición al billar.
-Vamos a ganar nosotras, pero queremos entreteneros un rato… -Señaló a Nessie-. Vas conmigo.
-Así cualquiera, tramposa… -Mascullé-. Me pido a Quil… -Me abracé a Quil y ella me miró mal cuando le saqué la lengua-. Seguro que así tengo alguna posibilidad…
-¡Yo con Seth! –Me giré ante tanto entusiasmo, Ruth cogía del brazo a un sonriente Seth-. Somos muy buena pareja…
-Pero Jake y yo vamos a puliros… -Jeannette sonrió tendiéndole el palo a Jake-. Aunque espero que luego su mujer no haga lo mismo conmigo…
-No te acerques mucho a él por si acaso… -Dijo Nessie riendo-. Podría morderte si le tocas más de la cuenta…

Jeannette rió pero yo no. Claire me miró atenta y captó el mismo mensaje que yo, tampoco reía. Empezamos a jugar por rondas y Quil y yo jugamos contra Claire y Nessie. Teniendo en cuenta que jugábamos contra Claire, no había sido buena idea escoger a Quil como pareja, le daba pena hacer buenos tiros porque ella ponía morritos… así que acabamos perdiendo. Fuimos a ver como iban los otros, pero eso no sentó nada bien a Ruth, ya que Seth pareció más torpe de lo habitual y perdieron. Reí al ver que se sonrojaba cuando Ruth le echaba la bronca. Me acerqué a él cuando ella se fue a pedir a la barra.
-¿Te has distraído por algo? –Me miró intentando parecer enfadado-. No me gusta que me cuelguen el teléfono… lo sabes.
-A mí tampoco que me chantajeen…
-Sé que no estás enfadado, así que deja de poner esa cara de mono… -Le golpeé en el puente de la nariz con el dedo índice-. Hoy es Navidad, es día de felicidad… -Él me miró confuso y siguió mi mirada cuando me quedé alelada por la situación de Claire y Quil-. ¿Quieres ver cómo hoy es un día especial? –Señalé el muérdago que estaba a dos pasos de ellos y él rió-. ¡Claire! –Ella me miró-. Ven un momento…
-¡Idiota! –Ella se acercó pero, como yo supuse, Quil le cogió de la mano-. ¡Déjame!
-¡Quietos los dos! –Grité y me miraron raro-. Tenéis que besaros…
-¿Qué?
-Mirar hacia arriba… -Seth rió al ver cómo se sonrojaban-. ¿Feliz Navidad?
-¡Vamos! ¡Demostrarle el espíritu navideño a Seth! –Le empujé levemente y rió-. Lo necesita… ¿Qué hay más navideño que besos bajo el muérdago?

Nessie rió y arrastró a Jake bajo el muérdago para darle un beso a modo de muestra. Claire se sonrojó y le dio un tímido beso a Quil en la mejilla, él se sonrojó muchísimo y la chupi panda, Seth y yo empezamos a reír. Justo aparecieron Kyle y Sean y se quedaron sorprendidos, hasta que les explicamos lo que había pasado y empezaron a reír.
Se acercaron a mí y me dieron un abrazo enorme cada uno, después me hablaron del concierto y pidieron una canción a la camarera con la que al parecer Seth se había emocionado. Nos sentamos a tomar algo y yo pedí ponche de huevo, Seth me miró raro y pedí otro para él.
-Esto es asqueroso…
-Es navideño… -Le amenacé con el dedo-. No protestes y bebe, o le diré a Ruth que te arrastre bajo el muérdago…
-Preferiría que lo hicieras tú, sería mucho más navideño…
-Más quisieras, guapo.
-Por eso te lo pido… -Rodé los ojos y me dirigí a la mesa mientras él reía-. Bueno, ¿Os han llegado a todos las invitaciones? –Todos asentimos-. Va a ser genial, habrá sorpresas especiales para todos y cada uno, que lo sepáis… -Su móvil sonó y masculló algo mientras salía a hablar, cuando volvió hizo una mueca y suspiró-. Tengo que irme… al señor Banner se le ha estropeado el coche a veinte kilómetros de Forks…
-¡Qué faena! –Ruth hizo un puchero-. ¿Quieres que te acompañe?
-No, tranquila.
-Oye, nosotros nos íbamos a ir en un rato… -Nessie se levantó-. Vamos nosotros, Jake se encargará… tómalo como un regalo de Navidad. Ahora que parece que le has vuelto a coger el gusto, no quiero que te la amarguen…
-No, en serio…
-Cállate y no desobedezcas a la jefa consorte… -Jake se levantó y puso una mano en el hombro de Seth obligándolo a sentarse-. Si se enfada, te morderá.
-¿Jefa consorte? –Nessie rió y Jake los miró mal, Seth levantó las manos en gesto de rendición-. No diré nada, sólo que gracias.
-Sí, ya…

Empezamos a reír y a hablar, la verdad es que estaba pasándolo genial cuando Sean y Kyle hicieron una especie de maullido y Seth rió. Los tres empezaron a corear la canción que habían pedido, Seth negó suspirando mientras Sean y Kyle le animaban a unirse con ellos. Me reí muchísimo, desafinaban un montón, pero entendí porqué le gustaba la canción al escuchar la letra.


Parecían pasarlo bien, así que no hice mención de aquello, simplemente me reí con la chupi panda y con Claire y Quil… reírme con la chupi panda era lo último que pensaba que haría esa tarde.
Estuvimos allí hasta tarde, los camareros empezaron a retirar algunas mesas para hacer sitio a la gente que empezaba a apelotonarse allí para contonearse con la música.

Empezamos a comentar cómo algunas parejas buscaban acercarse al muérdago, era divertido. Hubo una chica que cogió a un chico de la camiseta y lo arrastró literalmente hasta debajo del muérdago, miré a Seth y ambos nos empezamos a reír. Lo mejor vino en ese mismo momento, cuando un inconsciente de mi edad se acercó a la mesa y se acuclilló en el hueco que había entre Claire y yo.
-Creo que estas Navidades por fin alguien ha oído mis peticiones… -El chico le tendió la mano a Claire que se quedó algo embobada-. Me llamo Graham...
-Encantada… -Dijo algo titubeante-. Soy Claire…
-Claire… un nombre perfecto para la persona que va a iluminar mi vida a partir de ahora… -El chico le besó la mano y yo pude ver otras manos temblar y otras dos moverse rápido para posarse sobre las temblorosas-. ¿Te apetece bailar? Es lo único que te pide este humilde servidor, que promete ser tu esclavo para siempre…
-Oye tío…
-Darlene… -Ella me miró con una sonrisa y pude ver a Quil rojo de furia-. Verás… ¿Graham? –El muchacho asintió-. Siento decirte que no me apetece bailar contigo, ya tengo demasiados esclavos que me hacen la pelota… mira esta mesa. Pero realmente deberías creerme cuando te digo que, de no ser así, serías el último tío con el que bailaría en el mundo entero.

Al chico se le borró la estúpida sonrisa mientras en la de Claire se dibujaba una enorme. Todos la miramos embobados y ella rodó los ojos mientras el chico se alejaba al sorprendido.
-¿Qué? Señor… -Ella suspiró y le lanzó una bola de papel a Quil-. Relájate, ¿quieres? Creo que ése chico no va a volver y no creo que ninguno se atreva como te vean esa vena del cuello… -Quil no se calmó y ella se levantó, abrazándole por la espalda y besándole en el cuello-. No te enfades, sabes que después de criarme rodeada por vosotros he aprendido lo suficiente para cuidarme solita…
-Pero…
-¡Cállate! –Claire le miró fijamente-. Esto no habría pasado si me vieran bailando con alguien… así que haz algo por mí y sácame a bailar, ¿quieres?
-Claro…
-¡Cuidado con el muérdago! –Gritó Seth cuando se alejaban y ella le sacó la lengua-. Vaya con la pequeña Claire…
-Ha crecido… -Suspiré y nos miramos-. Parece que fuera ayer cuando vino corriendo por la playa para saludarme…
-Parecéis dos padres nostálgicos… -Sean bufó-. Es una adolescente…
-No sé como Maca te soporta… -Reí-. Bueno, creo que voy a irme ya, es tarde y quiero cenar pronto, mañana madrugo…
-Espera… -Seth se levantó a la par y me tendió la mano-. Concédeme un último baile navideño. No quiero que cuando salgas algún pedante te asalte…
-¿Un pedante como tú? –Puso cara de pena y suspiré asintiendo-. Una canción.
-No pido más… -Me cogió de la mano y nos metió entre la gente para bailar, justo empezaron a poner una lenta  y yo suspiré-. No has puesto reglas, sólo has dicho que una… 


 
-Ni se te ocurra arrastrarme debajo del muérdago, te juro que seré capaz de abofetearte en vez de besarte… -Él miró disimuladamente el techo y deshizo los dos últimos pasos que había dado-. Chico listo.
-No iba a hacerlo, pero gracias por la idea. Creo que pondré unos cuantos de esos por mi casa, quizá forre el techo con ellos… sería un puntazo que tuvieras que ir besándote con el que está al lado a cada paso que das, seguro que sería algo memorable.
-Me quedaré fuera… -Él alzó la ceja divertido y reímos-. Oye… -Le miré cuidadosamente-. Que sepas que aún con todo, sigo enfadada contigo, te has pasado… -Me miró confuso-. Los regalos…
-Ya te he dicho que los tenía guardados, así que no empieces a darle vueltas. Además, por eso has hecho que convenza a mi hermana a ir a comer con vampiros y has hecho feliz a mi madre… así que digamos que ha sido una manera de avivar el espíritu navideño, ¿vale?
-Vale, me conformaré con eso, aunque no pienso olvidarlo –Él asintió sonriendo, esa típica sonrisa suya, sexy y segura… Me mordí el labio sin poder evitarlo y él empezó a reír-. ¿Qué?
-¿Quieres que vaya hacia el muérdago? Lo tomaría como una tradición navideña, nada más –Le miré mal y empezó a reír, abrazándome más fuerte y obligándome a poner mi cabeza en su hombro-. Sé que no debería decírtelo y todo eso, pero voy a echarte de menos esta semana…
-Yo también… -Le abracé fuerte y le miré con una leve sonrisa-. ¿Intentas que te diga que des cuatro pasos a la izquierda? –Puso cara de ángel y reí, pensé algo y lo solté-. ¿Los hubieras dado si yo no te hubiera dicho nada antes?
-Pues, no sé, nunca lo sabremos… -Asentí y él me miró confuso-. ¿Realmente me hubieras pegado si lo hubiera hecho?
-Pues… no sé… ¿Nunca lo sabremos? –Reí cuando él rodó los ojos-. Puedes probar ahora… -Le empujé ligeramente a la izquierda y reí-. Ya sólo son tres pasos… -Di otro más y él tragó en seco-. ¿Dos?
-McBrown… -Se acercó a mi oído-. No juegues con fuego… -Me giró y me llevó a la derecha, abrazándome y susurrando en mi cuello-. No querrás que comience el mayor incendio de la historia en medio de un bar bajo un símbolo tan navideño… -Me mordió levemente y se alejó sonriendo-. Creo que tenías que irte, ¿no? –Rió cuando me di cuenta de que la gente empezaba a bailar otra canción distinta y me sonrojé-. Feliz Navidad…
-Sí, claro…

Me giré y cogí mi bolso y mi abrigo, me despedí de todos y Claire me dijo que me acompañaba hasta el coche, salió sin abrigo a pesar de que Quil le reprochara que así lo hiciera. Me miraba sonriente abrazándose a sí misma mientras andábamos hasta mi coche. Cuando llegamos me abrazó y me miró algo enfadada, curiosa.
-¿No vas a contarme qué ha sido eso?
-Un baile con un amigo…
-¿Un baile con un amigo? ¿Desde cuando los amigos bailan tan abrazados y se dan mordisquitos en el cuello? Eso no es…
-Vas a coger un pasmo… venga, largo.
-Tiene razón… -Quil le puso la chaqueta encima y ella lo fulminó con la mirada-. Tu madre y Emily acabarán conmigo como te enfríes…
-Aguafiestas…
-Pasarlo bien… -Le di un beso a Claire-. Nos vemos...
-¡Espera! –Seth se acercó corriendo-. Te dejas el móvil… -Me lo tendió mientras Quil y Claire desaparecían-. ¿Te veo el martes que viene?
-Lo pensaré… -Él hizo una mueca-. ¿Qué?
-No voy a decírtelo más… -Me dio un beso en la mejilla y la acarició-. Venga, métete al coche que estás congelada…
-Sí… -Negué y él me miró raro-. No…
-¿No qué? –Me acerqué y le abracé, le di un beso muy sonoro en la mejilla y le mordí el cuello levemente empezando a reír-. ¿Tablas?
-De momento… -Acaricié su mejilla y besé la otra-. Pasa buena semana, cachorrito.
-Cachorrito… -Masculló y suspiró negando-. Desaparece de mi vista, misina.
-¿Misina? –Alcé una ceja y él negó rodando los ojos-. Creo que hace mucho que no practicas eso de los golpes bajos…
-Lo sé, me han ablandado demasiado, debe ser eso del espíritu navideño que me ha dejado aturdido o algo… -Reí con él y suspiró mirándome-. Pasa buena semana, seguro que no estarás tan atareada como estos últimos días… -Le miré raro-. Es una intuición de cachorrito…
-Ya… -Reí y abrí la puerta del coche-. Cuídate.
-Y tú… -Me metí y cerró la puerta. Dio tres pasos atrás y abrí la ventanilla llamándole-. ¿No te arranca por el frío?
-No, sólo quería decirte algo que se me ha olvidado antes… -Me miró confuso y señalé su camiseta-. Te queda muy bien…
-Lo sé… -Señaló mi blusa-. No es tan sexy como eso, pero…

Rió y se alejó guiñándome un ojo. Lo vi mirar una vez más antes de entrar al bar, momento en el que arranqué notando esas mariposas que ahora mismo me desquiciaban.