Capítulo XLIII: Aeropuertos.

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-¿Qué han ido a Volterra?

-Sí, no han podido controlar su instinto protector, no han sido capaces de soportarlo y han llenado de ese miedo a todos los miembros de la manada. No ha habido forma de hacerles entrar en razón. La psique de la manada es muy complicada…

-¿Dónde están ahora?

-En la frontera. Les hemos llamado y avisado de vuestro regreso, pero Seth ha pensado que era una artimaña para que él volviera, que había sido cosa de su hermana…

-¡Dios mío! –Darlene se echó las manos a la cabeza-. ¡Todo por mi culpa!

-Tranquilas… -mi padre tomó mi mano-. Ellos dos no quieren salir de fase, pero Quil les ha convencido de que esperen al menos un par de horas… así que no volverán hasta que Quil os vea con sus propios ojos. Ha regresado y está en casa, esperando vernos regresar para hacerles volver o mandarlos atacar Volterra.

-¿Ellos dos solos?

-No… Embry, Jared, Paul, Sam, Collin y Brady van con ellos.

-¿Y Leah?

-Está en Londres, con tu abuelo –mis ojos se desorbitaron-. Tu abuelo y Leah te esperarán en Londres, debéis ir allí las dos, para dirigiros a Irlanda…

-No papá, no pienso ir a Londres… -mi padre miró rápido a Darlene, tenía razón, no podía dejarla sola ahora que tenían su efluvio-. Iré y volveré.

-No… debes ir y quedarte allí, si no quieres ir a Irlanda puedo entenderlo, pero no puedes dejar a Charlie solo… él te necesitará.

Crucé los brazos y fulminé la carretera, no podía dejarles solos, en eso mi padre tenía razón, pero odiaba quedarme fuera de la batalla, mucho más sabiendo que no iba a poder ver a mi lobito antes… lo odiaba.

El móvil de papá sonó y lo cogió, le informaban de que la paciencia de Jake había rebasado su límite y se había dirigido hacia Volterra con el resto de la manada, mientras que Seth había sido obligado a volver por la voz del Alpha.

En ese mismo momento la histeria me invadió. La manada se iba a enfrentar con bajas a un ejército de híbridas dirigido por la más malévola vampira que yo haya conocido. Comencé a llamar al móvil de Jake, pero no contestaba, comencé a desesperar más aún, por lo que mi padre aceleró mucho más. Podía ver una casa a las afueras con las luces encendidas, mi padre giró y aparcó al lado de unos árboles, bajé oliendo a Quil muy cerca y comencé a correr. Impacté contra él mientras lloraba.

-Quil dile que vuelva. Asegúrate de que vuelva –Comenzó a aullar, era un aullido de desesperación-. No pueden ir allí, les matarán a todos, deben regresar… deben volver…

-¡Nessie! –Mi madre corrió hacia mí y me abrazó, sollozando mientras yo lloraba como aquella primera vez, tiempo atrás, cuando quise que Jake me llevara lejos de todo el mundo-. Jake va a volver, tranquila, va a volver… Quil, transmítele que como no llame y regrese de inmediato, va a hacer sufrir a mi hija, por lo que le arrancaré las cuatro patas y tendrá que reptar toda su vida.

El estúpido lobo aulló, pero con eso no conseguía decirme nada.

-Han dado media vuelta –papá sonreía-. Jake llevaba ventaja, apenas podía contactar con Quil, pero Seth a servido de repetidor, al igual que Collin y Brady, que van más retrasados que el resto. Llegarán en menos de dos horas…

Abracé a aquel lobo, después a mis padres y me dirigí a la casa, para ser achuchada por mi tía Rose y mi abuela en la entrada, de un modo parecido al que lo había hecho mi madre. Mi abuelo Carlisle me besó la cabeza mientras me estrechaba entre sus brazos, mientras que Alice me miraba apoyada en la puerta.

-Has hecho que me haya vuelto loca. Mis visiones cambiaban a cada minuto, luego te he visto odiándonos y engendrando monstruitos de ojos rojos… -pasó de estar seria a abatida, para correr y abrazarme-. Nunca vuelvas a hacerme esto, jamás…

Un aullido se escuchó de fondo, mientras Quil venía con la lengua fuera y dando casi saltos. Mi padre le palmeó en el hombro y guiñó un ojo a Darlene.

-Tu lobo llegará en quince minutos… -Darlene se sonrojó-. Te sonrojarás más cuando llegue Seth… no sabe si gritarte como un loco o atarte a él con cables de acero…

-Quil… -Darlene acarició a Quil-. Dile que lo siento mucho, pero que no podía dejar que mi mejor amiga se perdiera el mejor de los destinos… el que me brindó a mí… -me miró sonriente, pero su mirada se fijó en Alice, que estaba con un mal gesto-. ¿Qué?

-Debéis marcharos en una hora… no creo que puedas despedirte de Jake, Nessie… el vuelo sale en hora y media, y no habrá más hasta mañana. No podemos dejaros permanecer aquí hasta mañana… tenemos que prepararnos y Chelsea está dudando en atacar o esperar a Aro. Si decide atacar, llegará mañana al amanecer… no podemos correr el riesgo.

Mi corazón se paró de nuevo, mientras mi padre y mi madre me llevaban hacia la casa. Rose comenzó a llenar una bolsa con mis objetos personales que tanto había amado, mi violín, mi portátil, el diario que me había regalado el abuelo… Esme nos sirvió algo de comida, mientras Félix, Zafrina, Marta y Giselle se unían a la conversación, planeando los posibles movimientos de Chelsea, posibilidades de defensa o un posible ataque sorpresa, emboscadas…

Alice tuvo otra visión, Chelsea atacando por el sur y el resto de los Vulturis atacando en dirección noreste desde Mónaco. Toda una emboscada.

-Debemos recurrir a Vladimir y Stefan, por poco que nos guste… -Carlisle cerró los ojos negando-. Odio tener que hacerlo, Edward, pero si mi familia va a ser atacada de ese modo, necesitaremos apoyos para defendernos, ellos siempre van a estar dispuestos a una guerra abierta contra los Vulturis.

-Recibiremos también apoyos de nuestros amigos Irlandeses… -Alice parecía animada-. Gracias Garret… -El mencionado hizo un gesto caballeresco-. Además Vladimir y Stefan tienen apoyos, no están de acuerdo con que ellos vuelvan al poder, pero sí con la destrucción de los Vulturis. Empiezo a ver posibilidades…

-¿Acaso dudabas de ellas, monstruito? –Emmett hizo un gesto burlesco-. Podría machacar a media guardia de los Vulturis yo solo…

-Además… -Félix sonreía-. Puedo enseñaros nuestras técnicas de ataque, teniendo a Bella como escudo, inhabilitáis la mayoría de los pasos habituales de Aro y Cayo… por lo que no tendrán más remedio que la batalla cuerpo a cuerpo…

-Esperemos no tener que llegar a eso… -Carlisle torció el gesto-. Aunque aprecio tu esfuerzo por apoyarnos.

Comencé a sentirme ansiosa, ellos parecían encantados con la batalla, pero yo sabía que alguno de ellos no iba a poder soportar un ataque tan brutal como el de los Vulturis, y cualquiera de los que estaban en esa casa, y la manada que estaba de camino, eran demasiado importantes como para sentirme orgullosa de cómo se enfrentaban a la situación.

Seth llegó minutos después, perdiéndose en los besos que daba a Darlene, para después de casi veinte minutos, reparar en mi presencia y abrazarme como un oso, regañándome por haber venido a Europa a intentar arreglar esto yo sola.

Comencé a repasar todo aquello que iba a necesitar para el viaje, esperando en vano que Jake llegara antes de mi marcha. Pero no fue así. Mis padres me llevaron al aeropuerto tras una larga despedida con mi familia y nuestros aliados, mientras que Seth y Darlene viajaban en el Jeep que conducía Emmett con Jasper de copiloto.

Llegamos al aeropuerto y teníamos que esperar veinte minutos a que el vuelo saliera. Mis padres me miraban apenados, sabiendo que no era tiempo suficiente para que Jacob llegara, mientras veían cómo Seth y Darlene se despedían emotivamente. Tuvimos que pasar a la sala de embarque, por lo que me despedí de mis padres y de mis tíos, pasando a manos de Seth mientras Darlene se despedía de mi familia. Después Darlene y Seth volvieron a besarse apasionadamente, dándome cierta envidia.

Darlene tomó mi mano mientras estábamos sentadas al lado de la puerta de embarque.

-Lo siento, es una pena que no hayas podido verle antes de que tuviéramos que marcharnos… os merecíais el reencontraros antes de…

-¿La batalla? –asintió apenada-. Lo que más rabia me da, es que estuve a punto de decirle que le quería, que quería que me pidiera algo más que amistad justo antes de salir de América, en el aeropuerto. Sin embargo él me dijo que me iba a esperar, que debía esperar a regresar para que habláramos…

-Fue lo mejor… -la miré sorprendida-. Bueno, ya sabes… a mí antes me costaba no ver a Seth, cuando éramos amigos… o algo un poco más que amigos. Pero ahora, estos dos días… han sido horribles. No quiero imaginar qué hubiera pasado si los dos hubierais sabido todo antes de que vinieras… tener lejos a tu mejor amigo es difícil, pero cuando tienes lejos a tu mitad… en serio, suena a cursilada y a locura, pero parece que cuando estoy lejos de Seth, mi corazón pierda el ritmo. Incluso ahora me cuesta, sabiendo que está detrás de ese cristal –saludó con la mano a Seth, que nos miraba atento como mis padres y mis tíos-. Es mejor así, créeme…

-Pero no me perdonaría nunca no haberle dicho todo lo que siento si algo… -Darlene cogió mi mano interrumpiéndome y negando con la cabeza-. Discúlpame…

Ella sonrió y cogí mi portátil, sería mejor distraerme… pero uno de los videos que me había mandado Wanda, de esos videos que le encantaban, canciones románticas que enviaba cada dos por tres… me llegó al alma




dejándome con los ojos a punto de rebosar lágrimas.

Seleccioné el video y se lo mandé a Alice, pues sabía que se había quedado en el ordenador con Félix estudiando el mapa de la zona, rogándole que se lo enseñara a Jake cuando llegase.

Miré el reloj, apenas quedaban diez minutos para que el vuelo saliera… así que terminé de leer lo poco que contaba Wanda en su correo. Sentí la necesidad de volver a ver el video, regocijándome en lo cruel de la situación y la acertada letra.

Darlene pasó su mano por mi espalda, intentando animarme. Iba a apagar el portátil cuando Alice me contestó al correo.

Bonito video… sí señor. Justo me lo has enviado cuando tu chucho irrumpía en la casa de malos modos, debes adiestrarlo mejor… más vale que no hayas embarcado y que leas el correo… porque el hombre que hay dentro de ese perrito, o tu lobito, como te gusta decirle, va para allá como un loco, sin saber qué es lo que había en el vídeo. Simplemente le he dicho que lo acababas de enviar y ha asumido que aún no habías despegado… así que tienes oportunidad de decírselo a la cara.

Mucha suerte.

Te quiere, tía Alice.

Mi corazón dio un vuelco. Me levanté nerviosa, mientras mi familia me miraba extrañados. La azafata comenzó a pedir las tarjetas de embarque, pero dejé pasar a la gente saliéndome de la fila. Darlene me miraba asombrada, como si de repente me hubiera vuelto loca. Les mostré a todos lo que acababa de pasar, el vídeo, el correo de Alice… todos comenzaron a mirar a los lados esperando verle.

Sólo quedaban dos pasajeros por embarcar, y Jake no aparecía. La azafata nos llamó la atención, amenazando con cerrar la puerta y dejarnos en tierra, algo que sinceramente era lo que más ganas tenía de hacer, pero la mirada de los presentes me obligó a darle mi tarjeta a la señora, mirando hacia todas las direcciones a través del cristal, viendo la cara de tristeza de todos ellos al ver que no podíamos despedirnos por apenas unos minutos.

La azafata me devolvió mi tarjeta, echando de nuevo la vista atrás, para despedirnos de nuevo. Darlene me tendió la mano, y justo en el instante en que la tomé, capté aquel maravilloso olor que me encantaba.

-¡Está aquí! –La azafata me miró como si estuviera loca, mientras Darlene y yo mirábamos como locas y mi padre señalaba en su dirección-. ¡Está aquí, le huelo! –La pobre azafata me miró como si tuviera algún tipo de trastorno serio que me impidiera montar en el avión, pero todo eso me dio igual cuando detrás de aquella pared de molestos humanos pude ver su rostro, sonriente para mí-. ¡Jake! –Tiré mi mochila al suelo mientras oía cómo Dar se disculpaba y pedía un minuto, me estampé contra el cristal, notando el calor de su mano a través de él-. ¡Lo siento!

-Está bien… no pasa nada… no estoy enfadado…

-Le he enviado un mensaje a Alice… yo…

-¡Señorita! –La azafata parecía más que molesta-. ¡Tiene que entrar ya!

-¡Vete! –Jake me sonreía, pero sus ojos mostraban tristeza y añoranza-. No quiero que te quedes en tierra… debes irte a vigilar a Leah…

-Jake, yo…

-¡Shh! Ten cuidado, ¿vale? Y no hagas más locuras… debes volver a Forks sana y salva… -le sonreí mientras lloraba-. ¡Shh! No llores, pequeña, en un par de días nos vemos…

-Te quiero Jake… -no sé como salieron las palabras de entre sollozos, pero él me sonreía aún, con el dolor en sus ojos-.

-Lo sé, y yo también pequeña… ¡vete! ¡Venga!

Darlene tomó mi mano y me fui llorando, mirándole única y exclusivamente a él, hasta que la puerta se cerró dejándome sin su rostro, lo que más quería ver y tener cerca en este mundo.

No paré de llorar en todo el vuelo, una reacción estúpida, pues Darlene estaba en una situación parecida y estaba serena, triste, pero no sollozando como si tuviera seis años… aunque era mi verdadera edad.

-Vamos Nessie… no llores más… estamos a punto de llegar a Londres y tu abuelo no puede verte así, no sería justo, lleva muchos días esperando a verte.

-Lo sé, Dar, lo sé, pero no puedo evitarlo, siento que quiero volver y abrazarme a él, me daría igual lo que pasara mientras estuviera en sus brazos…

-Sé de lo que me hablas, pero ellos tienen que estar ahí. Todas esperan en Irlanda por la misma razón, porque entienden que su naturaleza les lleva a estar allí, luchando contra aquello que amenaza a la tribu, a su familia. Y tú eres nuestra familia.

-Admiro tu fortaleza, estamos en la misma situación, sin embargo tú mantienes la calma mucho mejor.

-Para nada… -alzó las cejas de un modo que me recordó a la comprensiva y compasiva mirada de Esme-. No estás en la misma situación. Llevas días lejos de tu hogar, rodeada por monstruos que quieren acabar con tu vida, sin saber en quien puedes confiar y en quien no. Sintiendo cosas que nunca querrías haber sentido por culpa de esos maravillosos dones que os concede vuestro… estilo de vida.

-Pero todo eso no me está afectando ahora, sólo es por Jake.

-Sí… -rodó los ojos como si no creyera mis palabras-. Aunque sólo fuera por Jake, sigue siendo sin ser igual. Tú llevas mucho más tiempo con él que yo, pero aún no habéis podido aclarar vuestra situación. Esa ansiedad de no saber en que punto estáis… -suspiró-. Yo apenas estuve de ese modo con Seth unos meses, y por poco enloquezco. Tú llevas años y ahora… -su gesto se tornó a punto del llanto-. Tenemos que ser realistas, es posible que alguno de ellos no vuelva.

-Ni lo menciones.

-Pero es la verdad, por muy dura que sea. Tu ansiedad, a mi parecer, se debe a que sientes que no has podido expresarle todo lo que sientes, pero él ya lo sabe, no necesita que se lo digas. Lo siente del mismo modo que tú.

-Pero no por mí. Me mata eso. Quiero poder decirle que le amo, que quiero estar con él siempre, pase lo que pase… besarle sin que haya otro motivo que amarle, nada de miedo, ni dolor… sólo amor.

-No debes preocuparte por eso. Todo irá bien.

Nos abrazamos y nos preparamos para el aterrizaje. Cuando vi a mi abuelo no pude evitar llorar como una niña y correr hacia él, mientras Leah abrazaba a Darlene de un modo extraño.

-¿Puedo ir con ellos por fin?

-Seth no me ha dicho nada del tema… -Dar me miró cautelosa-. Quizá deberías llamar a Jake y preguntárselo directamente. Creo que las cosas están un poco difíciles, así que posiblemente acceda.

-¿De qué habláis?

-Quiero estar allí con ellos, Ness, no puedo quedarme apartada en una lucha en la que mis hermanos se juegan la vida, debo proteger a Seth, sé que Ephraim estará bien con vosotros… así que ahora debo reunirme con ellos, si es que tu… -dudó- Jake me deja.

-Sé la manera… -Darlene me miró divertida-. Dile que tiene que ir Leah, para enseñarle algo. Seguro que si tú se lo dices puedes convencerle… una vez allí, dudo que te haga volver.

Mi abuelo nos miraba con cara de “yo no quiero saber nada”, mientras me llevaba de la mano hacia un coche que Carlisle había alquilado, un Dodge Nitro, bastante amplio pero que me recordó de cierto modo a Nahuel. Leah se sentó de copiloto, dejándonos a Dar y a mí detrás. Era gracioso ver a mi abuelo intentando conducir al revés… algo complicado.

Nos alojamos en un hotel cercano a la estación de Paddington, comenzaba a amanecer, pero estábamos realmente cansadas, así que decidimos dejar el turismo para la tarde.

Llamé a mis padres cuando llegamos al hotel, poniendo en ambos lados de la línea el manos libres, mientras mi abuelo desaparecía de allí para darse una ducha con cara de “será mejor no escuchar”.

-¿Se sabe algo más sobre cuando van a atacar? –me sentía culpable por haberme ido-.

-Creo… -Alice enfatizó la palabra-. Creo que atacarán mañana o pasado. No puedo ver qué nos pasará ni cuando, pero puedo ver las decisiones que toman. De momento Chelsea esperará a que los Vulturis regresen a Volterra, algo que Aro ha decidido hacer para proteger de mejor modo a las esposas.

-Entonces… -Leah medio sonrió-. No hay riesgo de que ataquen ningún lugar sin que la sabelotodo lo vea, ¿cierto?

-Eso creo…

-Entonces, si algo se torciera aquí o en Dublín, daría tiempo para que alguien viniera desde allí a protegerlas…

-Las cosas de palacio, van despacio… -Félix resopló-. Es lo más posible.

-Leah… -Jake resopló. Mi corazón se congeló, no había hablado en todo el rato-. No vas a venir. Seth estará bien, sabes que no van a tocarnos ni un pelo… -volvió a resoplar-. Es mejor que te quedes allí, eres mucho más valiosa como protección. Posiblemente acabe enviando allí a Collin y Brady…

-¿Me vas a dejar de niñera como a Seth la última vez? –Leah bufó-. ¡Vamos Jake!

-¿Quieres que te recuerde que pasó la última vez? –Un tono solemne, que resonó a través del teléfono nos dejó paralizadas a Darlene y a mí, mientras que Leah parecía guardar un escupitajo a punto de ser lanzado-.

-Es injusto –acabó diciendo, como si se hubiera tragado el escupitajo-. La situación era diferente, pero sabes que lucho mejor que Seth, incluso.

-Entonces quizá, pero no ahora –parecía menos solemne, más Jake-. No voy a ponerte en riesgo Leah, debes entender mis motivos.

-Jake… -Dar y Leah me miraron-. Ella debe ir, tiene información valiosa que mostrarte. No hay necesidad de que se quede si van a regresar Collin y Brady. Además, no será la primera vez que se enfrente a ellos, por lo que sé.

-Por esa razón no quiero que venga. La última vez…

-Jake… -Sam le cortó-. Leah estaba infravalorada entonces, por eso cometió aquel error. No es justo que siga siendo así, los chicos podrán cuidar bien de la tribu… ¿Alice?

Pude imaginar la situación, la expectación hacia Alice era real a los dos lados de la línea. Podía incluso imaginar a todos sentados alrededor del teléfono ahora pendientes de una Alice con mirada perdida. Las tres nos pusimos en tensión al no haber sonido alguno.

-Chicas, debéis regresar a Dublín. Reuniros con el resto, enviaremos a Collin y Brady directos allí, ellos os explicarán la situación. Debéis ir rápido, sale un vuelo a las cinco de la tarde. Haré las reservas yo misma para que podáis descansar hasta entonces. No debéis preocuparos por nada…

-Pero Alice…

-Renesmee… -mi padre parecía angustiado, así que presté atención-. Debéis ir a Dublín, reuniros con el resto en el aeropuerto y no salir de allí bajo ningún concepto. Os informaremos cuando sepamos algo más.

-¿Van a atacar en Dublín? –Era el único motivo por el cual podían querer que hiciéramos eso. Leah estaba temblando, imaginando lo mismo que yo-. ¿Es eso?

-Eso parece. Demetri ha seguido nuestro rastro, lo que le conducirá allí. Vamos a avisar a Emily para que vayan todos al aeropuerto, así que no os preocupéis, estarán a salvo antes de que Demetri los localice en un lugar donde pueda hacerles daño.

-Renesmee… -mi madre habló apenada-. Cuida de Charlie, tened cuidado, por favor.

-Lo prometo. Mantenednos informadas… -mi voz se rompió cuando estuve a punto de llorar, Darlene y Leah tomaron cada una de mis manos-.

-Nessie, pequeña… -podía imaginar a Jake con el mismo rostro que mantenía en el aeropuerto-. Todo va a salir bien, en un par de semanas estaremos celebrando una barbacoa en casa, te lo prometo.

-¿Con helado de vainilla? –Pregunté entre lágrimas, haciendo un esfuerzo por que no sintieran mi angustia-.

-De vainilla y chocolate, como te prometí. Pero ahora debes ser fuerte y hacer caso de las instrucciones de Alice.

-Esperaremos a Brady y Collin en Dublín. Espero que nuestros asientos sean esta vez en primera, tía Alice…

-Eso está hecho, sobrinita… cuenta con ello.

La línea se cortó, por lo que me quedé sin una conversación en privado con mi lobito, algo que ansiaba. Las tres nos relajamos en aquellos sofás, mientras oíamos a Charlie tumbarse en la cama de su habitación. Me quedé mirando aquella habitación lujosa, con decoración exquisita. El saloncito tenía una puerta corredera a cada lado, una habitación de matrimonio con baño y otra con tres camas y un baño.

Leah se levantó y abrió la puerta, cayendo sobre la cama izquierda. Darlene se dirigió a su mochila y sacó el móvil, encerrándose en el cuarto de baño para hablar con Seth.

Saqué mi portátil, con la esperanza de que algo me distrajera, pero no fue así. Lo dejé encendido sobre la mesa, mientras sacaba mis manuscritos de la mochila. Martes, dos de septiembre… seguí completándolos con recuerdos, Jenner, el instituto, el baile de navidad…

Un sonido de mi ordenador captó mi atención, un correo de mi tía Rose.


He visto cómo Alice y Jake hablaban. He visto el vídeo que le has dedicado y la reacción de ese maldito lobo tuyo. Pero sé cómo le quieres, entiendo que estás sufriendo por no tenerle cerca y por no saber cómo se siente él respecto a todo esto.

Vas a pensar que soy cotilla, pero como tía sobre protectora que te quiere y te adora, no he tenido opción alguna. Él le ha pedido a Alice que no te cuente nada de lo que había pasado allí, ya que estaban los dos solos y he sido muy sigilosa… así que como sólo se lo ha pedido a Alice, voy a tomarme la libertad de narrarte qué es lo que ha pasado.

Te sitúo después de tu llamada, tu madre ha tomado la mano de Jake, que parecía un perro abandonado. Él se ha levantado intentando mostrar valentía y le ha encargado a Seth y a Sam que se ocuparan de la manada mientras pensaba un plan. Ambos han asentido solemnes, pero creo que los dos sabían, como el resto, que era porque no podía soportar el haberte escuchado tan triste, como nos ha pasado a la mayoría.

Alice ha torcido el gesto, pensando algo que nadie excepto tu padre, que le ha hecho un gesto de aprobación, hemos podido averiguar. Todos han comenzado a hacer cosas para distraerse o a hablar de la posible batalla, así que yo me he sentido en la obligación de hablar con Alice, quería darte una sorpresa y quería que ella me ayudase. El problema ha sido que no estaba sola en su habitación, Jasper me ha mirado mal mientras se alejaba de la habitación, pero yo me he quedado.

Jacob estaba acurrucado en un rincón, llorando de un modo que nunca creí ver en él. Incluso ha estado a punto de darme pena ese maldito perro. Bueno, la cuestión es que ha comenzado a explicarle a Alice que no soportaba escucharte de ese modo, que siempre había intentado retrasar el momento de vuestro “cambio de situación”, por miedo a que sufrieras, que luego cuando él te ofreció la oportunidad la rechazaste, por lo que él creyó que realmente querías esperar. También le contó que, a su parecer, estuviste a punto de pedir un cambio cuando viniste a Europa, pero él no quiso por miedo a que este cambio te hiciera sufrir más por su ausencia. Dijo que si hubieras dejado que te acompañase, él habría escuchado esa petición, pero quería evitarte sufrir pensando que volverías pronto. Cuando te ha visto hoy ha tenido la misma sensación, pero decía estar arrepentido, pues al escucharte ha pensado que si hubiera aprovechado esos momentos de debilidad, no estarías tan confusa… al parecer una conclusión a la que ha llegado hablando con el otro chucho afiliado a la familia, tu querido Seth.

Alice le ha mostrado tu video, y las lágrimas de felicidad que han caído por las prominentes mejillas de tu querido chucho, han traído una extraña risotada. Alice y yo hemos alucinado, hasta que ha explicado a Alice porqué se reía. Poco después de que tú nacieras, escuchó una versión de una canción que (palabras textuales) “Describía el momento en el que ese ser tan maravilloso me miró y cambió toda mi vida. Cada vez que recuerdo ese momento, esa canción pasa por mi mente”. Alice le ha pedido mil veces que le confesara cual era la canción, mientras tu chucho negaba enérgicamente. Al final, bueno, ya conoces a Alice… no hay nada que no consiga. El peludo le ha hecho prometer bajo un solemne juramento que no te contaría nada de la canción, pero yo no le he prometido nada ni a él ni a sus malas pulgas. Pero como sé que tú sufres incomprensiblemente por su amor… no puedo evitar hacer lo que sea por hacerte feliz, hasta traicionar a mis propios principios.

No sólo te envío una declaración de amor en forma de canción (la cual por cierto, debo decir que me parece hermosa y al parecer describe a la perfección los sentimientos del perro). También quiero hacerte llegar mi bendición con ella, deseando que llegue el día en el que consigas estar con él, que ambos seáis felices. Veo cómo podéis sufrir estando separados y he visto lo bien que estáis juntos… más le vale cuidarte bien… o ese chucho no tendrá lugar donde esconderse de mi ira.

El video es éste:




así puedes verlo tantas veces como quieras.

Espero que me guardes el secreto…

Nos vemos muy pronto, mi dulce sobrina. Te quiero.

Estaba a punto de llorar por la emoción de ver a mi tía Rose tan comprensiva hacia mis sentimientos, incluso había hecho algo por segunda vez que prometió nunca hacer. Ayudar a que Jake y yo estuviéramos juntos. Me sequé el par de lágrimas que caían por mi rostro y me dispuse a ver el video.

Mi corazón se encogió de un modo que no pude comprender, hasta que estalló e hizo a mis ojos segregar lágrimas sin freno, lágrimas de felicidad, haciéndome creer que mi nacimiento había sido el mejor día de su vida.

Mi abuelo se asomó por allí y me abrazó, besándome el pelo y consolándome en cierto modo. Le puse el vídeo a él, para que entendiera la razón de mis lágrimas, mientras apoyaba mi mano en la suya mostrándole las sensaciones que tenía al verlo.

-Todo irá bien, cariño. Estoy convencido de que veré el día en que te cases con él, estoy seguro de ello. Pero ahora debes de ser fuerte, descansar y prepararte para el viaje a Dublín… -le miré sorprendida-. Sue me ha dicho que nos encontraremos en el aeropuerto, que Sam había llamado…

-Está bien…

-Puedes echarte en mi cama, es enorme y yo no necesito descansar más… -acarició mi pelo-. Ve y date una ducha, después duerme tranquila, ¿de acuerdo?

-Vale… -le besé en la mejilla-. Gracias abuelo, te quiero.

-Y yo nena…

Me di una ducha relajante y me puse un pijama cómodo. Me tumbé sobre la cama y mi corazón dolía a cada latido, así que imaginé aquello que más me reconfortaba, sus caricias. Así conseguí dejarme llevar a un calmado baile en brazos de Morfeo.

Una cariñosa Darlene me despertó zarandeándome. Eran las dos del medio día, así que teníamos que salir directos al aeropuerto. Comimos en el hotel y nos dirigimos al aeropuerto, donde dejamos el coche alquilado. Abrí mi portátil para poder ver de nuevo aquel video, mientras Charlie hablaba con Sue con mi móvil, Darlene con Seth y Leah con Emily.

Estaba empezando a desesperarme cuando dieron el aviso para que pasáramos a la sala de embarque. Una vez allí, me senté de nuevo con el portátil en mis piernas, abrumada por un nerviosismo repentino. Mi portátil emitió un ligero sonido, una llamada en un programa que no recordaba haber instalado. Acepté la llamada y pude ver en pantalla la casa de Suiza, mis padres abrazados sonriéndome y saludando.

-Hola cariño…

-Hola…

-Tu tío Jasper te instaló este programa y como tu teléfono comunicaba… hemos decidido probarlo. ¿Con quién hablas?

-Es el abuelo, está hablando con Sue… estamos ya en la sala de embarque, dudo que tardemos mucho en coger el avión. ¿Cómo va todo? ¿Alguna novedad?

-Jake y Sam han llevado a los chicos al aeropuerto, imagino que ya habrán cogido el avión… -pude ver la puerta del fondo abriéndose, dando paso a dos hombres, aunque sólo me fijé en el que sentía que me pertenecía-. Aquí llegan…

-Cariño… -mi madre sonreía-. ¿Quieres hablar a solas con él? –Estaba sin habla, me limité a asentir mientras mi madre llamaba a Jake por señas, que se sorprendía al verme en la pantalla-. Están a punto de coger el avión… ¿Todo bien?

-Sí, han salido hace más de media hora, pero nos hemos entretenido en Zurich… -hizo una mueca y me miró, sonriéndome con un guiño-. ¿Qué tal, pequeña?

-Bien… -mi padre sonreía mientras se despedía, mi madre le dio un beso en la mejilla y le cedió la silla a Jake, que se sentó mirando la pantalla-. ¿Qué ha pasado?

-Nada grave… -torcí el gesto y él me imitó-. Vale, Alice vio cómo los Vulturis se dividían para atacarnos, algunos acudirán aquí, otros atacaban en Dublín. Al parecer Demetri rastreó a Emily por un soplo de Aro, dándole toda la información que había obtenido de ella en tu mente…

-¿Emily? –Me parecía algo confuso, creí que los rastreadores se moverían por el olor a sangre-. No recuerdo haber olido la sangre de Emily… -su gesto cambió, parecía que le había pillado engañándome-. No es Emily, ¿cierto?

-No… es Claire. Aro recordó su olor y se lo describió a Demetri… Quil está hecho una furia, quería ir allí, así que no he podido negárselo. Va de camino con Collin y Brady… -me entraron ganas de llorar, la pequeña Claire era objetivo de decenas de vampiros por mi culpa…-. Oye, mira, no es culpa tuya. Esas sucias sanguijuelas no juegan limpio, son criaturas creadas por el demonio que no merecen más que arder en él. Así que nosotros haremos el trabajo, te prometo que no voy a descansar hasta verlos arder.

-Lo sé…

-Todo irá bien –una sonrisa tortuosa se dibujó en su rostro, igual que la del aeropuerto-. Me gusta ese mechón que cuelga al lado de tu rostro… -toqué mi pelo y lo recogí detrás de la oreja, mientras su sonrisa parecía ser sincera-. Me encanta verte sonrojar, mucho más si es gracias a mí… -se carcajeó y me sonrojé más-.

-Eres un poco creído a veces… es que aquí hace mucho calor, nada más…

-Ya, claro… -su mirada volvió a llenarse de tristeza, sin modificar un ápice la sonrisa de su rostro-. Creo que tenemos que planear la barbacoa en casa, deberemos hacer una lista de invitados, no quiero que aparezca ninguna sanguijuela por allí…

-¿No estoy invitada?

-Nessie… -rodó los ojos-. Sabes que no eres una sanguijuela…

-Lo soy, igual que mi familia.

-Pero no, es distinto… -abrí los ojos, estaba diciendo que mi familia no era como los demás vampiros, algo que le desagradaba admitir-. Ya sabes. Quitando a la Barbie modelo, el resto puede llegar a ser buena gente…

-Jake… -odiaba que se metiera con Rose-.

-¿Sí? –Puso cara de ángel, que provocó que me mordiera el labio y él pusiera cara de bobo. Yo alcé las cejas y comencé a reír-. ¿Qué?

-Me encanta cuando pones cara de bobo, es muy tierno… -él rodó los ojos y negó-. Incluso te sonrojas, debajo de esa piel oscura puedo notar tu sonrojo… -sonreía feliz-. Y cuando sonríes así estás muy sexy –alzó las cejas sorprendido-. Realmente sexy.

-Ness… -parecía haberse quedado sin palabras-. Lo tomaré como un cumplido, pequeña, lo tomaré como un cumplido.

-Sabes que es mucho más que eso.

-Y tu sabes que no es bueno que me hagas esto… parece que quieras que tu padre me haga andar a tres patas para siempre…

-¿Village People? –Comencé a reír de modo un poco escandaloso-.

-Sí, sí… ríete de tu mejor amigo, el tonto de Jake… pero me las pagarás, sufrirás por esto…

-Eso espero… -me mordí el labio y él me miró de nuevo con cara de tonto, mientras un mensaje avisaba de que teníamos que montar en el avión-. Tengo que irme…

-Lo sé… -suspiró y me miró serio-. Nos veremos pronto.

-Jake…

-¡Shh! Nada de despedidas tristes –dijo sonriendo de ese modo triste-. Nada de cosas que no quieras decir ahora. Nos veremos en unos días, pequeña, lo prometo.

-Está bien… -asentí seria y apenada-. Nos vemos pronto…

Me despedí con la mano mientras él me miraba con esa mueca que comenzaba a odiar en él. Darlene y mi abuelo me tendieron sus manos, así que me ayudé de ellos para incorporarme y andar hacia el avión.

Una vez bajamos del avión, encontramos rápidamente a la “tribu”. Besos, abrazos y tiernos reencuentros me invadieron, para dejarme después desprotegida ante el horror, la mirada inocente de aquella niña que corría peligro por mi culpa.

-Tengo una sorpresa para ti, Claire… espero que te guste.

-¿Un regalo?

-Algo así… le he pedido a Collin y a Brady que me lo trajeran, me lo dejé en Zurich…

-¡Jo! ¿Tengo que esperar? –Asentí mirándola de forma tierna-. ¡Pues vaya! –Hizo un puchero y cruzó los brazos-. Quil nunca me haría esperar por un regalo… eres cruel.

Todos nos reímos ante aquella escena, mientras Leah miraba embobada los ligerísimos cambios de Ephraim, Charlie y Sue se perdían en sus miradas y Kim, Rachel y Rebeca vigilaban a la pequeña Claire mientras cargaban con Wendy y William.

Pasó hora y media hasta que el vuelo de los chicos llegó. Fue increíble ver a Claire, llorando de emoción mientras se abrazaba al cuello de Quil, que la había cogido en pleno salto.

-¡Mi pequeña Claire! ¡Cuánto te he echado de menos!

-¡Y yo! –me miró y asentí-. Gracias por el regalo Ness…

Decidimos que era hora de cenar, así que buscamos un lugar donde cenar por el aeropuerto siguiendo las claras instrucciones de no salir de allí. Mientras cenábamos puse el ordenador en la mesa, haciendo una llamada al número que me había llamado anteriormente. Todos nos saludaron y hablamos con ellos. Después me llevé el portátil lejos, a petición de Alice.

-Nessie… -Jake apareció por allí y ella rodó los ojos-. Tenéis que coger el siguiente vuelo a Nueva York. Vas a cruzarte con Demetri, él bajará del vuelo que llegará desde Roma, y tú estarás justo en su trayectoria, os encontraréis en pleno aeropuerto. Antes de que eso pase, debes comprar dos billetes más a cualquier destino, para que él no sepa qué rumbo vais a tomar seguro. Tira los billetes de los vuelos que no vayas a coger y muestra pánico, transmítele esa sensación.

-Gracias tía Alice…

-No debes dejar que los chicos se crucen con Demetri, si no, no podré saber qué rumbo va a tomar, y debéis estar en el otro vuelo que él vaya a tomar.

-Entonces, deben comprar tantos billetes para uno que para otro, ¿no? –Jake miró a Alice de modo extraño-. Incluso dividirse…

-No, nada de dividirse. Así sólo le damos ventaja. Haré la reserva de los vuelos… luego te llamo…

Colgó sin decir nada más. Poco después volvió a llamar, en compañía de Félix, Jake, Carlisle, Jasper y mis padres.

-Debes pasar por el mostrador de las compañías aéreas, por las tres. Te voy a mandar los correos con las claves para obtener las tarjetas de embarque. Son tres destinos, Nueva York, Sydney y Johannesburgo.

-Debes tener una táctica definida –Jasper torció el gesto-. Creo que será más prudente que tires dos de las tarjetas de embarque, no es tonto, así que sabrá que te hemos avisado de vuestro encuentro.

-Debes tirar dos, el de África y el de Australia… -Félix asentía-. Recoge más apresuradamente el de África.

-Será mejor que todos estéis esperando en la puerta de embarque con destino a África después de que os encontréis por primera vez, tras huir de él por primera vez. En el momento que él embarque en un avión, debéis correr, pero correr de verdad, hacia la puerta de embarque de Nueva York, que estará en la otra punta. No le dará tiempo de colarse en el avión de ningún modo. Puedo verlo… -Alice relajó su mirada-. Si cambia de opinión en algún momento te llamaré de inmediato. Debes tener el móvil conectado en todo momento, incluso en el avión. Me preocupa mucho más que Demetri se pueda colar a que el avión tenga problemas técnicos.

-Está bien, creo que lo tengo todo claro. Intentaré leerle la mente mientras tanto, por si acaso tu llamada es más lenta que mis reflejos.

-Ten cuidado, cariño… -mi madre tenía mal aspecto, mi padre la abrazaba buscando consolarla, mientras Jake y ella se tomaban de la mano-. Te queremos.

-Y yo a vosotros… envíame los datos, Alice. Iré antes al mostrador de la compañía del vuelo a Nueva York, mi efluvio se perderá con el del resto de humanos antes… así que es posible que ni siquiera lo detecte.

Así lo hice, me quedé con las tarjetas de embarque con destino a NY, guardándolas en el fondo de la mochila. El vuelo salía a las 14:55 del miércoles tres de septiembre. Nos sentamos en uno de esos bancos, ocupándolo casi por completo. Catorce personas esperando en el aeropuerto. Dormimos allí como pudimos, daba gracias a Alice por los vuelos en primera a NY, al menos podríamos dormir decentemente en el vuelo.

Cuando amaneció fui directa al mostrador de la compañía de vuelos a Australia, obteniendo los pasajes y repartiéndolos entre todos. Después fui a por los billetes para Sudáfrica, repitiendo la misma acción. Me fijé en la hora de salida, 14:50. Teníamos cinco minutos para recorrer medio aeropuerto. Tendríamos que cargar además con los pequeños. Nos sentamos a comer a las doce, una vez habíamos terminado me puse de pie, acercándome al centro de la mesa.

-No puedo contaros nada, pero haré una señal en la puerta de embarque -me pasé las manos por la cabeza-. Quiero que os alejéis de mí todo lo posible y estéis pendientes de mis actos. Cuando el peligro haya pasado correremos en otra dirección. Collin estará cargando a Wendy, Brady a William, Leah a Ephraim y Quil a Claire. Cuando empiece a correr quiero que me sigáis, que corráis lo más rápido posible. Tendremos que recorrer medio aeropuerto en menos de cinco minutos. Collin y Brady me seguirán a mí, y Leah y Quil iréis en última posición, asegurándoos de que nadie se queda atrás y que nadie se desvía. ¿Entendido?

Todos me miraron extrañados pero asintieron. Nos dirigimos a la puerta de embarque, entregando los pasajes para Australia. Una vez dentro, nos dirigimos a la puerta del vuelo. Pude olerle antes de poder verle. Cuando le localicé a más de cien metros, me eché las manos a la cabeza, haciendo que todo el grupo se apartara lo máximo posible. Demetri sonrió y se acercó a mí, así que yo me dirigí hacia él. Me choqué con una señora cuando estaba a un metro de él, tirando los dos billetes. Él me miró y me llené de pánico, cogiendo primero el billete a África y escondiéndolo en mi bolsillo, mientras él me devolvía con una sonrisa acusadora el billete a Australia.

-Qué bueno encontrarte de nuevo, pequeña Cullen…

-Siento no poder decir lo mismo, Demetri.

-Feliz vuelo, a ti y a todo tu grupo –dijo mirando hacia ellos-. Nos veremos pronto… más pronto de lo que crees.

Cerré los ojos y noté cómo pasaba a mi lado. Miré el reloj del panel, 14:35. Todo el mundo empezaba a embarcar y corrí hacia la puerta de embarque, seguida por mi grupo. Estaba a apenas un minuto, así que nos pusimos en la fila con destino a África. Les mostré que teníamos que repetir la acción, pero esta vez les haría una señal más evidente para que se apartaran. Demetri volvió a aparecer por allí, saludándome con el billete en la mano. Sacudí mi brazo para que mi grupo se apartara, acercándome a él, viendo que los billetes eran de primera clase, a diferencia de los que yo había comprado para África, que eran de clase turista.

Sonreí, eso nos daba cierta ventaja, ya que el muelle que tenía que pasar era distinto al nuestro. Leí su mente, había pensado que al ser descubiertos en el muelle de Australia correríamos a nuestra segunda escapatoria. 14:43, la azafata comenzó a hacernos pasar. Demetri dejó pasar a tantas personas como nosotros, así que les indiqué a mi grupo que pasaran, yo entraría en último lugar, a la vez que él. Así fue, entró a la vez que yo mientras que me sonreía desde la puerta del otro muelle. Mi cara mostraba angustia y pánico, el cual acababa de infundirme yo misma, algo que creyó, como pude leer en su mente, mientras imaginaba también cómo nos mataría en el avión sin que nadie se diera cuenta, y si lo hacían, sería capaz de estrellar el avión después de matarnos a todo el grupo.

Dentro del muelle corrí y paré a todo mi grupo, corriendo ahora en contra dirección, empujando a la gente lo menos posible para que no exclamaran nada que pudiera hacer sospechar a Demetri. Informé a todos del mismo detalle vía telepática.

Una vez fuera del muelle comencé a correr como nunca antes, mirando los paneles que marcaban ahora las 14:49. Miraba hacia mi retaguardia constantemente, mostrando a Leah que Demetri no debía seguirnos. Leí sus pensamientos mientras corríamos, sin ver evidencias de él.

La auxiliar de vuelo estaba cerrando la puerta del muelle cuando llegamos, dejándonos pasar cuando le hice un gesto con la mano. Saqué los pasajes del fondo de mi mochila, dándoselos a la señora que me miraba amablemente. Nos hizo pasar y subimos a la parte de primera clase, relajándonos allí, sin detectar ni un solo rastro de su efluvio. Recorrí el avión entero mientras el muelle de carga se alejaba de las puertas, preocupada por el hecho de que nos hubiera seguido. Ni rastro de él en todo el avión.

Un auxiliar me instó a que ocupara mi asiento y así lo hice, junto a Darlene. Poco después del despegue mi móvil sonó. Era Alice.

-¿Todo va bien?

-Sí, se ha vuelto loco al ver que no ibais en el avión, ha conseguido salir pero estabais despegando cuando ha intentado colarse en vuestro vuelo. Cuando consiga llegar a Nueva York no podrá saber qué vuelo habéis tomado, ya que salen como ocho vuelos de la misma puerta en la que vais a tomar el siguiente desde que aterricéis hasta que él consiga llegar. Os informaremos de vuestro siguiente destino cuando lleguéis a NY. Disfrutad del vuelo.

-Gracias tía Alice, eres la mejor.

Colgué mientras la auxiliar me miraba con muy mala cara. Les mostré a todos los de mi grupo que todo había ido bien, así que me relajé y me dejé levar por el cansancio.

Mi abuelo nos despertó a Darlene y a mí cuando estábamos a punto de aterrizar, fue un aterrizaje complicado, por lo que nos retrasamos ligeramente. Cuando bajamos del avión el móvil volvió a sonar.

-¿Qué tal el vuelo, sobri?

-Bien… pareces animada.

-Así es… no tenéis porqué huir de NY. Demetri se dirigió al avión equivocado, vuestro rastro lo desconcertó, había tantos efluvios allí y tantos rastros vuestros, que se confundió y volvió al avión de Australia. El avión que despegaba no era el de NY, si no el de Australia. Ahora está viajando camino a Sydney desde Londres.

-Entonces… ¿debemos quedarnos aquí?

-Sí, de momento sí. Nosotros estamos ahora en el aeropuerto, al parecer, como Demetri ha fracasado, toda la casa va a ir a Forks, exceptuando a Demetri que ahora se está sintiendo frustrado, porque Aro se ha resentido con él.

-Para, para, para… ¿Toda la casa a Forks?

-No te preocupes, estamos preparados. Tenemos todo planeado, no te angusties… acabará bien. Si tú supieras… -comenzó a carcajearse como el repicar de campanillas-. Quizá necesitemos ayuda de los chicos, pero eso lo sabré en un par de días.

-¿Cuándo piensan atacar?

-En principio en una semana… te informaré si hay cambios, pero ya no vamos a poder contactar mucho más, es posible que Demetri te intente rastrear, así que vas a tener que irte con Charlie lejos del resto… Deberías ir a la casa que tengo en la quinta avenida, tu abuelo tiene la llave. Los chicos irán a otra casa que tiene Tania en Rosedale, en Brooklyn. Es una casa bastante amplia, así que todos podrán estar allí. Bueno, espero que os vaya muy bien, volveremos a hablar en un par de días… voy a poner el manos libres para que te puedas despedir de todos…

En ese momento pude oír voces a coro decir mi nombre, mandarme mensajes de cariño que me hicieron sentir muy alterada. Pronto uno a uno se despidieron, siendo las despedidas más duras las que me dedicaron mamá, papá, tía Rose y la abuela Esme… y por supuesto Jake.

Cuando colgué las lágrimas brotaron sin poder evitarlo, por lo que todos mis amigos me abrazaron. Les expliqué la localización de la casa, mientras Emily sacó sonriente la llave que le había dado Alice, al igual que mi abuelo. Pude ver que ambos tenían una caja llenas de llaves con varias ciudades escritas en los llaveros, ciudades repartidas por todo el mundo. Me sorprendí, pero no pude evitar sentirme mal de nuevo al ver a mi abuelo despedirse de Sue.

Cogimos un taxi que nos llevo a la quinta avenida esquina con la 59, habiendo pasado una enorme tienda de Louis Vuitton. Cuando bajamos de aquel taxi, mi abuelo sacó la llave, donde ponía la dirección exacta con un nombre que me hizo sonreír levemente. Vanesa Wolfe.