Capítulo 35: Odiosa Navidad… genial Año Nuevo. ₪ Darlene POV.

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Y allí estaba yo, saliendo de aquella magnífica casa que se había convertido en mi refugio en los últimos días, protegida por ella, mi única verdadera amiga ahora. Casandra y Wanda eran unas chicas fantásticas, lo admito… pero echaba de menos a mis chicas. Meg… la conozco desde que tengo uso de razón, ahora ya no está. Mary y Allison, podían ser diferentes entre ellas, muy diferentes de hecho, pero siempre se complementaban y te proponían diversas soluciones, siempre te escuchaban e intentaban comprenderte al menos. Pero ahora sólo puede hacerlo ella…



Suspiré de camino a mi casa, iban a ser unas odiosas Navidades. No sé porqué la imagen de aquel chico, Seth, había venido a mi mente… su sonrisa me reconfortó de un modo extraño. Lo pensé fríamente, me sentí mal, pero realmente estaba ligeramente celosa de Ness. Entendía que se había quedado por mí, por no dejarme más sola aún de lo que voy a estar, algo que deberé agradecerle de alguna manera. Además me había planteado una opción que ni siquiera había barajado, la independencia. Era en parte una locura, irme a vivir yo sola…



Comencé a planteármelo seriamente tras aquel día odioso de Noche Buena. Sola, encerrada en casa con mi madre. Ryan y Kevin lejos de aquí, Wanda y Casandra… aquí, pero no iba a llamarlas, no iba a molestar a unas chicas que seguro estaban ya durmiendo. Pensé en ella, Ness… pero no era justo, debía dejarla disfrutar de sus vacaciones, no debía molestarla con mis tonterías. Parecía ahora feliz, en el fondo todos seguíamos recordando que nos faltaba alguien, cuatro personas importantes. Pero todos habían encontrado de algún modo a alguien que supliera esa falta, incluso yo creí haberlo encontrado con Omar.



Encendí mi ordenador, mirando antiguos correos que no había borrado, correos de todos mis amigos. Estuve horas leyendo, eran las tres de la madrugada y mi madre roncaba en la habitación de al lado. Un correo de hace mucho tiempo, uno donde había fotos de una casa muy hermosa, chicas vestidas de rosa, felices, me hizo sonreír. Un banquete y aquel chico tan perfecto trajeado con Ness, aquellos dos chicos, perfectos en todos los modos. Jake parecía feliz, abrazando a Ness. No entendía cómo podían resistirse a algo que ahora se me antojaba evidente.


Aquel chico, con la mirada perdida, una sonrisa dibujada pero un brillo nostálgico en los ojos.



Apagué el ordenador y me fui a dormir, quería que las vacaciones terminasen ya, y sólo acababan de empezar…



Unos estrepitosos ruidos en el piso de abajo me despertaron. Las doce de la mañana. Bajé a la cocina, mi madre estaba en pijama, cambiando todo de sitio, tropezando cada dos por tres. Me miró furiosa, demacrada…


-¿Qué?


-¿Qué haces?


-No soporto… -le costaba hablar, me fijé en la botella de tequila que había en la encimera, medio vacía-. No quiero tener nada de él, nada que me lo recuerde. Tu padre es un desgraciado, abandonarnos así… porque es lo que ha hecho, abandonarnos…


-Mamá, creo que deberías ir a dormir…


-¡No me digas lo que tengo que hacer! –rompió aquel jarrón de cristal que me encantaba, uno de tonos ocres y azules que refractaba la luz de una manera maravillosa, a mi parecer. Mi madre rompió a llorar-. No entiendo porqué…


-Mamá… -me acerqué y la abracé, mientras ella lloraba en mi hombro, desconsolada-. Mamá, hace tiempo que sabes que papá no soporta verte así… debes superarlo, debes dejar de hacerte esto… ya han pasado cinco años, debes superarlo…



Mi madre se derrumbó en el suelo de la cocina, aovillándose y llorando como siempre hacía tras horas bebiendo. Cada pocos días una escena similar se repetía, mi padre se había cansado de ver esta escena, había intentado ayudarla, pero no acudía a ninguna terapia y se negaba a ser ingresada.


Me senté a su lado, intentando consolarla. Tras una hora, se calmó ligeramente, así que le ayudé a levantar y la subí a su habitación, dejando que durmiera.



Así mi tarde de Navidad se convirtió en algo ligeramente habitual, horas recogiendo la casa, guardando cada cosa en un sitio distinto, para que ella no tuviera que hacerlo regocijándose en su dolor, en su asqueroso alcohol…



Mi apatía aumentó al abrir un cajón y encontrar una foto, de las que mi madre esconde por toda la casa, las fotos de aquel mes de julio, hace cinco años. Abrí la nevera, sin ganas de recoger nada más. Cogí un bol de helado, sentándome frente a la chimenea, mirando el fuego, cómo aumentaba y consumía aquella madera, mientras el helado se derretía en mi boca, dándome una ligera sensación de bienestar. Era la única manera que tenía de evadirme de todo aquello, mirar el fuego mientras mi lengua saboreaba distintos sabores, conocía texturas nuevas…



Miré aquel rincón donde habíamos puesto el árbol, lleno de regalos para alguien que jamás podría abrirlos, ni los necesitaría. No había regalos para mí, ni para mi padre, ni para mi madre… sólo para Abigail.


Estuve vegetando en aquel sillón durante toda la tarde, observando las lenguas del fuego, sin pensar en nada más que en eso y en el sabor de mi boca, vainilla y fresa, frambuesa, mora… Oí a mi madre entrar en la cocina, seguramente ahora estaría cambiando las cosas de nuevo, pero no me apetecía levantarme a comprobarlo. Suspiré cuando oí de nuevo aquel golpe sordo, ése que hace un vaso de chupito al chocar contra una mesa.



Media hora volvió a pasar, mientras oía los cada vez más seguidos tragos de mi madre, junto a sus sollozos. Entonces comenzó el desastre, pude oír cómo cristales se rompían, me estremecí ante el primero, pero no me sorprendieron los sucesivos. Miré el fuego, ahora borroso, esperando que algún día el dolor de mi madre se esfumara, volviera a ser como antaño, que su dolor se consumiera como los troncos de aquella maldita chimenea.



-¡Fue culpa vuestra! –Mi madre se plantó delante de mí, histérica, culpándome como había hecho durante cinco años con mi padre-. ¿Por qué?


-Mamá… no hagas esto. Sabes que nadie tuvo la culpa, ni tú, ni papá, ni yo…


-¡Siempre me habéis culpado!


-Mamá… nunca te ha culpado nadie, no empieces… -suspiré apática mientras mi madre tiraba la botella contra el suelo, rompiéndose en mil pedazos-. No pienso recoger nada de esto… -llevé una cucharada a mi boca, mirando ausente el fuego-. Será mejor que lo recojas, o al menos cálzate.


-¡Debes recogerlo! –negué apáticamente-. ¿Sabes? Eres una inútil, no haces más que vegetar en ese sofá, comiendo como una cerda. ¡Me das asco!



Mi madre salió furiosa, volviendo a la cocina donde pude oír más cosas rompiéndose. Mi helado se terminó, así que metí el bol en el lavavajillas, mientras mi madre me miraba atónita; salí como un fantasma de allí, encerrándome en mi cuarto y poniendo mi mp3 al máximo volumen.



Cuando desperté miré mi correo, papá me había mandado un mensaje, diciendo que había abierto una cuenta a mi nombre y había puesto su paga extra para mí. Pondría dinero en esa cuenta todos los meses, además de lo que le pasara a mi madre. Me echaba de menos, era algo que podía creer, pero no podía seguir aquí, con esa tortura constante. Me había pedido incesantemente que le acompañase, pero por algún extraño motivo me sentía atada a este lugar, sentía que debía pasar las navidades aquí…


Lo medité. Era una estúpida. Realmente lo que esperaba en estas navidades es que, como en mis fantasías más surrealistas, mi caballero andante viniera a rescatarme…



Suspiré y seguí leyendo el siguiente correo. Era de Kevin, preguntando muy preocupado por mi estado. Era el único, junto con Meg, que sabía que las cosas iban tan mal en casa. No había contado a nadie nada, no quería que conocieran esa parte macabra de mi pasado, aunque ahora también fuera mi presente, mi tortura.


Tuve serias tentaciones de confesarle a Ness mi verdadera situación, pero por algún extraño motivo me sentía poco confiada en ese aspecto. Odiaba que la gente conociera absolutamente todo de mí, menos aún cosas por las que pueden dañarte…



Así llegué al jueves, cuando salí para ver el gran desastre del siglo. Comencé a recoger, aún habiéndome prometido a mí misma no hacerlo más… pero no podía vivir rodeada de cristales y objetos rotos a diestro y siniestro. Mi madre apareció con una gran resaca, algo típico. Miró a su alrededor, comenzó a buscar por los muebles pero parecía realmente sorprendida. Abrió la nevera y cogió una botella de zumo, bebiéndosela casi de un trago. Entendí entonces que ya no quedaban vasos, platos ni nada de vajilla susceptible de romperse. Cogí las llaves del coche y me fui al centro comercial tras recoger y tirar toda aquella masacre de la vajilla.



Di vueltas, compré vasos y platos de plástico… al menos no se cortaría con ellos, si encontraba la manera de romperlos. Estaba cargando el coche cuando algo acabó con la poca felicidad que había conseguido tras salir de casa. Omar iba de la mano con una joven, no mucho mayor que yo, pero seguramente universitaria, de primer o segundo año como mucho.



Me monté resignada y deprimida en el coche, parando en aquella heladería que abría todo el año, comprando un helado distinto a los que tenía en casa, el preferido de mi madre. Paré el coche, antes de bajarme eché aquel medicamento que la hacía enfermar hace unos años cuando bebía más, no quería que volviera a lo mismo…


Fue mala idea, ya que nada más verlo comió, habiendo ingerido al menos, que yo pudiera comprobar, una botella de vino y unos cuantos chupitos de tequila. Se pasó toda la noche devolviendo, gritándome como una loca por haberla engañado, culpándome de su sufrimiento, su sufrimiento físico y, de paso, también del moral.



Aquella noche apenas pude dormir tres horas. El fin de semana pasó en relativa calma, ya que mi madre apenas bebió después de haberlo pasado tan mal aquella noche… al menos había servido de algo. Pero ahora yo no podía dormir, no paraba de tener pesadillas con Omar, con mi madre, con la muerte de Abigail, con la muerte de mis amigos… mi muerte. La noche del sábado fue la peor.



Cuando el domingo me levanté de la cama, apenas había dormido una hora, por lo que bajé y preparé un tazón enorme de café. Mi madre estaba apática, pero al menos no estaba furiosa, ni triste, ni borracha. Preparé algo de comer, sabiendo que mi madre no apreciaría el gesto, pero también sabía que, de no ser así, no comería.



Mi sorpresa fue mayúscula cuando, mientras comía, Ness me llamó para invitarme a Forks. La verdad es que no sé porqué estúpida razón me apetecía realmente ir, aún sin conocer apenas a nadie, quería estar allí mucho más que estar aquí, posiblemente fuera ésa la razón. Mi madre se opuso por completo, por lo que llamé a mi padre que accedió.


-Ni lo pienses, él no está ahora aquí, estás bajo mi responsabilidad.


-¿Bajo tu qué? –La miré atónita, mientras ella destilaba furia-. Mamá, no me hagas decir cosas de las que luego me arrepienta… voy a hacer las maletas… llama a tía Cyntia para que venga, si quieres…


-¿Tú también vas a abandonarme?



Obvié el chantaje emocional y subí a hacer las maletas, estaba cansada de escenas como éstas. Mi madre apareció en mi cuarto a los quince minutos, llorando y suplicándome que no la abandonara en estas fechas. Suspiré y bajé a la cocina, quería dejar todo limpio antes de marcharme al menos…


Observé que la botella de tequila había bajado considerablemente su contenido, pronto comenzarían los reproches y los gritos.


Como bien había previsto, a la hora mi madre me culpaba de ser una mala hija, de la muerte de Abby, de la marcha de mi padre… creo que no me culpó del agujero de la capa de ozono porque no se acordó. Una sonrisa se dibujó en mi rostro al pensar esto, humor negro, lo único que me quedaba. Eso me recordó a Allison, a ella le gustaba esa faceta de mí, algo que le sorprendió. Meg me regañaba, decía que me auto-flagelaba, que no era sano que bromeara así con estos temas.


El golpe que mi madre dio a la puerta me devolvió al mundo de los vivos, viendo la cruda realidad. Mi madre estaba fuera de sí, nunca antes la había visto así. Nuestras miradas se cruzaron en un largo y tenso momento, provocando una reacción que nunca hubiera esperado.


-Ve con tu amiga… -la miré atónita, parecía haber algo de lucidez debajo de todo-. Ve y pásalo bien, disfruta de unos días lejos de mí.


-¿En serio? ¿Me das permiso?



Asintió y la abracé, no sé porqué la felicidad me embriagó, llamé deprisa a Ness, comunicándole que iba a ir, esperando que ella viniera a recogerme… pero Jacob me informó que no podían, al parecer estaban muy ocupados en la casa de Seth, una especie de sorpresa. Lo mandarían de mensajero.



¡Pobre chico! Lo mandan a un viaje de cuatro horas o más, para que vaya a recoger a la amiga de la mejor amiga de un amigo. Y él aceptaba. Ése chico merecía un monumento al mejor amigo del mundo, al chico más aburrido o al más tonto. No quería ser mala, así que pensé en el primero.


Recordé aquel extraño pensamiento de esperar a un caballero andante que me recogiera, fantaseando inútilmente con que ése chico quisiera estar conmigo, quisiera salvarme…



Mi nube de fantasía desapareció con un golpe sordo en la habitación contigua, la de mi madre. Se había desplomado a causa de la borrachera. Llamé a urgencias y un médico muy amable la atendió, avisé a tía Cyntia, que acudió al cabo de una hora.


-Darlene, cariño… -mi joven tía me miraba apenada, con resignación y preocupación-, no sé cómo tu padre te ha dejado sola con esta carga.


-Tía… él no podía soportarlo más, son cinco años de reproches, de escenitas… le entiendo. Él quería que le acompañase, pero no podía alejarme de este lugar, tengo a los pocos amigos que me quedan aquí… no me apetece marcharme y empezar en otro lugar.


-Sigo sin comprender cómo te ha dejado sola después de todo lo que ha ocurrido.


-Yo lo comprendo, con eso me basta. Quiero que él sea feliz al menos… ya que ella no puede, no quiero que se lo impida a él.


-Cariño… vete tranquila, cuidaré de ella.


-Tía… -me miró apenada-. Creo que voy a pedir que la ingresen, es lo mejor…


-Lo sé… haré lo que pueda durante estos días para convencerla, creo que es mejor que te vayas y me dejes a solas con ella… Si no puedo convencerla… -me miró preocupada, sabía que podía pedir la incapacidad, pero eso me obligaría a marcharme con mi padre-. Haré lo posible para que entre en razón.



Me dirigí a mi cuarto cavilando una manera correcta para despedirme de mi madre, que ahora dormía, creyendo que lo que realmente necesitaba era pasar unos días con su hermana pequeña. Mi tía me miraba recelosa desde la puerta, especulando seguramente sobre mi situación, siguiéndome con la mirada mientras llenaba una maleta pequeña con mis cosas.


-¿Cuántos días te vas?


-No lo sé… -Suspiré mientras ella torcía el gesto-. ¿Cuántos días vas a quedarte?


-Tengo vacaciones hasta el día diez de enero. Si quieres puedes quedarte allí todo ese tiempo… -creó un intento de sonrisa en su cara, señalando mi maleta-. Así que será mejor que prepares algo más de ropa…



Saqué otra maleta algo más grande, la cual mi tía me ayudó a llenar, mirando mi desastroso armario. La observé mirar con cierto disgusto mi ropa, frunciendo el ceño mientras me observaba escoger prendas habituales en mí: unos cuantos vaqueros, pantalones negros, jerséis bastante simples…


Mi tía sacó una camiseta que me hizo sonreír, aquella que me habían regalado Ness y su tía, mientras una mueca especulativa se dibujaba en su rostro.


-Deberías llevarte algo así, seguro que para fin de año quieres estar deslumbrante… -su ceño se frunció y me dio la camiseta mientras desaparecía de mi habitación. Volvió algo más sonriente, con un par de billetes en la mano-. Ten… seguro que por allí hay alguna tienda en la que puedas comprarte ropa para fin de año… es mi regalo.


-Es mucho dinero, yo…


-No te preocupes, recuerda que yo tengo buen trabajo, y nadie mejor que mi sobrina en quien gastar dinero… -me dio un beso en la mejilla mientras seguía poniendo ropa en mi maleta-. Deberías llevarte también eso… -dijo señalando un neceser en el que había maquillaje y pasadores para el pelo-. Espero que te hagas muchas fotos y luego me las enseñes…



En menos de una hora mi maleta estaba preparada. Mi madre apareció por mi cuarto cuando mi tía me contaba su cambio de trabajo, del hospital de Seattle al consultorio privado de un prestigioso pediatra. Se quedó en la puerta mirándonos atenta, escuchando las historias que mi tía contaba.



Habían pasado poco más de tres horas desde que había hablado con Nessie, así que me decidí a comenzar a bajar las maletas, ayudada por mi tía. Mi madre se sentó en aquel sillón donde me quedaba mirando el fuego, ausente, haciendo ella lo mismo, mientras mi tía y yo nos dirigimos a hablar a la cocina.


Media hora más tarde pude oír un motor parándose frente a mi casa, dibujándose sin querer una gran sonrisa en mi rostro y lanzándome rápidamente a abrir la puerta. Cuando la abrí me quedé helada, aquel rostro, aquella sonrisa… me quedé sin respiración, hasta que pude escuchar un ligero carraspeo emitido por mi tía tras de mí.


-Creo que soy tu chofer… -asentí como una boba, sonriente y torpe, me tropecé mientras me dirigía a coger mis maletas-. Buenas tardes.


-Buenas noches, casi… -mi tía se mostraba amable, tendiéndole la mano, mientras mi madre miraba a Seth con una de sus miradas asesinas. Él hizo un gesto con la mano para saludarla, sonriendo como si fuera alguien conocido-. Es un poco arisca, no te ofendas… -Seth negó con una sonrisa, mirándome divertido al ver mis dos maletas, las cuales cogió en el acto-. ¿Cuánto tardaréis a llegar?


-Bueno, creo que en unas… cuatro horas estaremos allí. Espero llegar antes de las dos de la mañana…


-¡Vaya! –Mi tía alzó las cejas-. Es un viaje largo…


-Un poco, sí… -Seth se dirigió a su coche mientras mi tía le miraba pasmada, volviéndose a mí-.


-¿Ha conducido cuatro horas? –Asentí dudando-. ¿Va a conducir ahora otras cuatro? –Repetí el gesto-. ¿Y es sólo un amigo?


-Bueno… -dudé cómo contarle algo tan complicado-. La verdad es que es el mejor amigo del mejor amigo de mi mejor amiga. Vaya, que es amigo de mi amiga. Así que sí, creo que es mi amigo… -Mi tía me miró como si estuviera loca, torciendo el gesto de manera divertida-. Un poco complicado…


-Ya veo… pero no me refería a eso…


-¿Algo más que cargar? –Seth dio una palmada tras mi gesto de negación, tendiéndome el brazo para salir-. ¿Vamos?



Le dí un beso a mi tía, mirando a mi madre que giró el rostro, evitando mi mirada. Suspiré y mi tía hizo un gesto de disculpa, mientras cogía el brazo de Seth, que me miraba sonriente mientras mi brazo se entrelazaba en el suyo. Me sorprendió la calidez que desprendía su jersey, era agradable. Me acompañó y me abrió la puerta del coche.


Cuando me senté pude ver a mi madre asomarse a la puerta, así que bajé corriendo de nuevo mientras Seth se acomodaba en el coche, abrazándola fuerte.


-Cuídate mucho cariño, llama todos los días…


-Lo haré, lo prometo. Tú prométeme que te cuidarás, que harás caso a tu hermana en todo…


-Lo haré… -la miró sonriente-. Haré todo lo posible por cambiar, lo prometo… -la lucidez volvía a sus ojos como hace unas horas-. Quiero que te lo pases genial y no te preocupes de mí, no debes hacerlo, ¿de acuerdo?



Asentí mientras la abrazaba y las lágrimas salían de mi rostro, mi tía se unió al abrazo haciendo un gesto pronto, indicando que alguien me esperaba. Miré a Seth que me miraba preocupado desde el coche, dedicándole una sonrisa que me devolvió, dejándome sin aire. Tropecé mientras volvía al coche y él miraba divertido cómo rodeaba el coche para meterme.


Me despedí por la ventanilla mientras nos alejábamos, observando a Seth que miraba atento a la carretera. En la radio sonó una de mis canciones favoritas, “You can let go”, mientras miraba el paisaje por la ventanilla. Las lágrimas comenzaron a brotar y me miró preocupado.


-¿Estás bien? ¿Quieres que volvamos?


-No… no pasa nada…


-¿No estás segura de querer ir a Forks? No importa si quieres quedarte, en serio… estoy acostumbrado a los rechazos… -una sonrisa se dibujó en nuestros rostros-.


-No, quiero ir… pero se me hace difícil dejar a mi madre sola, estos días…


-¿Tu padre ya se ha marchado? –le miré sorprendida-. Bueno, la otra noche contaste que no sabías con quién quedarte…


-Sí, se ha marchado. Pero todo es más complicado que eso… -me miró preocupado-. Es una larga historia…


-Tenemos unas cuantas horas de camino… -una sonrisa se dibujó de nuevo en nuestros rostros, pero negué… por mucho que hubiera oído hablar de él, acababa de conocerle hace unos días-. Aunque si no quieres hablar del tema, lo entiendo…


-No, no sé… es que siempre soy yo la que habla y cuenta su vida a los desconocidos… -no debí haber dicho eso-. Aunque te conozca por lo que me cuenta Ness, no es lo mismo, no sé…


-Ya… bueno, no es lo mismo contar algo a un desconocido a que te lleve como chófer, ¿no? –Me sentí mal pero su risa se llevó el mal sentimiento-. Lo siento…


-No, no es eso. Aunque en verdad… no eres tan desconocido. Me da la sensación de que te conociera de hace años.


-Lo sé… -una sonrisa curiosa se dibujó en su rostro-. De todos modos puedo entender lo que dices, tengo muchos amigos con los que voy a fiestas, pero sólo unos poco que me conocen de verdad… cuesta el abrirse a alguien… Aunque en la reserva casi todos conocen mi historia, en Forks pocos la conocen…


-Y… ¿cuál es tu historia?


-Todo el mundo me ve como ese chico fiestero que va detrás de todas las chicas guapas del lugar, que es un… golfo –le miré raro, por lo que sonrió-. Es lo que más me gusta de estar con Ness, con ella y con mis hermanos y hermanas…


-Creí que sólo tenías una hermana…


-Sí, Leah. Es mi única hermana de sangre, pero para mí, mis amigos son mis hermanos, al igual que sus parejas. Ellos ven ambas partes de mí, el Seth fiestero y el Seth de siempre, con lo bueno y lo malo. Saben porqué no me gusta celebrar las vacaciones de Pascua, porqué soy… yo.


-¿No te gustan las vacaciones de Pascua?


-No… -Hizo una mueca seria-. Mi padre falleció en esas fechas.


-Yo… lo siento.


-No tienes porqué sentirlo… gracias a él soy como soy, soy un poco… especial –una sonrisa enorme se dibujó en su rostro, lo que levantó en mi la curiosidad-. Su marcha me trajo el descubrimiento de esa parte de mí, el dolor me convirtió en lo que soy… y yo no lamento lo que soy.


-Vaya…


-Lo sé, mis hermanos estuvieron preocupados por mí hasta que descubrieron que realmente me sentía bien con lo que había aprendido, siempre puedes sacar algo bueno de todo lo malo… -me miró divertido-. Y cuando no puedes verlo, compartir tu historia con desconocidos le puede dar un nuevo punto de vista… o con amigos, si lo prefieres…


-Gracias…


-No he hecho nada…



Una enorme sonrisa se dibujó cuando una canción “Lady” sonó en la radio.


-Habla de un flechazo, ¿cierto?


-Sí… algo así…


-¿Estas… -algo me hizo preguntarlo- enamorado de alguien?


-Algo así… la verdad es que pienso algo así de alguien, es preciosa… y me hace gracia la canción porque habla de que desde que la conoce no mira a más mujeres, algo como lo que me ha pasado a mí… -le miré curiosa-. Mis hermanos siempre me han hablado de que cuando ves a la mujer de tu vida nunca más ves a ninguna otra, al menos no de esa manera. Y es cierto, ahora lo sé.


-Me alegro… pero ahora entonces tu fama de fiestero…


-Seguirá siendo la misma, al menos de momento… creo que a ella le gusta esa parte de mí… Además no puedo dejar de ser un fiestero ahora, Nessie y tú lo necesitáis…


-¿Nessie?


-Bueno, digamos que está un poco… liada… -su risa retumbó y me sorprendió-. Va a volver loco a Jake algún día de estos.


-¿Por qué?


-Pues porque aunque a ojos del resto del mundo Ness es una jovencita adorable, para nosotros es nuestra niña, además es muy joven aún… -me miró curioso-. No es por ofender, creo que tenéis la misma edad, pero… Jacob tiene veintidós años…


-¿Sólo veintidós?


-Bueno, creo… -hizo una mueca-. ¿Tan viejo parece?


-Bueno… yo le echaba unos cuantos más… -levantó una ceja-. Veinticinco, mínimo.


-¡Vaya! Entonces… ¿yo? –le indiqué con la mano que imaginaba algo parecido para él-. Me siento viejo… -su risa me hizo vibrar-. Sólo tengo veinte.


-Entiendo… ¿sois todos tan grandotes en La Push?


-Pronto lo verás…



Me concentré en la radio, hice una mueca de disgusto hacia la siguiente canción, “White Horse”, por lo que Seth se echó a reír acercando su mano a mí. Me quedé paralizada, abrió la guantera y sacó un porta-CDs, tendiéndomelo para que buscara algo que me gustara. Pude ver varios CDs de Lenny Kravitz, así que puse uno, haciendo que sonriera.


-Te gusta mucho por lo que veo…


-Sí, bastante. Tiene canciones de todo tipo, todas muy buenas a mi parecer… mira… -Cambió la canción, buscando una-. Es genial… “I’m old enough to see behind me, but young enough to feel my soul. I don’t wanna lose you baby, and I don’t wanna be alone… Don’t wanna live my days without you, but for now I’ll have to be without you… I’ve got a pocket full of money, and a pocket full of keys that have no bounds, but then I think of loving, and I just can’t get you off of my mind…” ¡Yeah! –comenzamos a reír al ver cómo desafinaba-. Sí, lo sé, soy muy malo cantando…
-Malo se queda corto…

Nos pasamos el resto del viaje hablando sobre nuestros grupos musicales, sobre Nessie y Jake, ningún tema realmente profundo. Era muy tarde, pero pude oír las tripas de mi compañero de viaje rugiendo, por lo que cogimos un desvío.
-Esto es Port Ángeles… creo que a estas horas sólo podemos ir a un sitio… ¿Te apetece cenar?
Asentí, sabiendo que debíamos parar, ya que llevábamos tres horas en el coche, más las anteriores… Seth estaría muy cansado. Cuando llegamos a aquel pequeño restaurante me pareció un tugurio, pero al entrar mi perspectiva cambió. Una chica rubia muy sonriente palmeó al vernos entrar y comenzó a dar saltitos tras la barra. Me sorprendí de ver a alguien tan efusivo por clientes, hasta que Seth la saludo muy cariñosamente, como ella a él. Estuvimos cenando allí, sentándose con nosotros aquella efusiva camarera.

Seth me recordó que sería buena idea que llamara a casa para avisar de que habíamos parado y que no se preocupasen demasiado, aunque lo que me pareció fue una escusa para hablar con aquella chica, Kira. Tía Cyntia me contó que mi madre se había quedado dormida llorando, abrazando una foto de mi padre y mía con Abigail. Me sentí mal, realmente mal. Seth se acercó a mi preocupado, intentando consolarme. Dejó dinero en la barra y se disculpó a Kira.
-Tranquila, en una hora estamos en casa de Jake, quizá menos…

Me ayudó a entrar en el coche, arrancando y acelerando, mientras parecía realmente preocupado por mí, apagando la radio y palmeando mi rodilla de vez en cuando en un intento por consolarme.
-Lo siento… yo… es una larga historia.
-No importa, pronto verás a Ness, seguro que te sentirás mejor cuando se lo cuentes… ¿es grave? ¿Puedo ayudar?
-No… -hice una mueca y encendí la música, cambiando a la radio-. Pero creo que con una buena fiesta se me pasará…
-Eso está hecho, tengo que inaugurar mi casa…
-¿Tu casa?

Así nos sumergimos en una entretenida conversación, con una descripción detallada de su casa y de cómo le había dejado a Nessie decorar alguna habitación.

Pronto pude distinguir un cartel dando la bienvenida al Forks, pero no llegamos a entrar, cogimos un desvío, la 101. En menos de diez minutos giró y pude ver un enorme taller y Seth se metió por un sendero. Pronto pude ver aquella casa que conocía por las fotos.



Nessie salió corriendo y la abracé, Jake vino a saludarme y ayudó a Seth con mis maletas, algo que me resultó un poco incómodo. Ness cogió mi cara y me miró, podía notar que sabía que algo no andaba bien, así que dejé a mis lágrimas volver a fluir. Me arrastró hacia el interior de la casa, sentándome en el sofá, quedándose Seth y Jake algo aturdidos en la entrada, mirándonos.


-¿Qué va mal Dar?


-Todo… mi madre, mi padre, yo… -miré a los chicos y Jake hizo un gesto a Seth para que nos dejaran a solas, intentando no molestarnos-. Es una larga historia… os lo contaré a todos mañana…


-De eso nada, algo que te tiene tan… -Ness cogió aire e hizo una mueca-. Vamos, aunque veamos amanecer quiero que me cuentes qué ocurre…


-Veréis… -me froté la frente, comenzaba a tener un gran dolor de cabeza-. Hace cinco años tuve una hermanita, era preciosa y se llamaba Abigail. Tenía apenas cuatro meses cuando una mañana ella… -suspiré-. A veces les pasa a los niños pequeños, muerte súbita… eso dijeron los médicos –Seth se sentó a mi lado, prestándome toda su atención, como Jake y Ness. Jake se sentó en la mesita justo frente a mí, tomando la mano de Ness, que a la vez tomaba la mía. Seth pasó su brazo por mis hombros, ahora sabía a qué se refería Nessie cuando hablaba tan bien sobre aquellos chicos-. Mi madre se hundió, entró en una gran depresión junto a mi padre. Mi tía Cyntia estaba entonces estudiando enfermería, así que vino a pasar una temporada con nosotros, cuidando de mí la mayor parte del tiempo. Mi padre se recuperó, en cierto modo, nunca podremos olvidar a aquella personita… -sonreí ante aquel recuerdo-. Pero pronto se dio cuenta de que yo seguía allí, debía ocuparse de mí. Mi tía se quedó un par de semanas, pero debía volver a sus estudios, por lo que mi padre la animó a marcharse, prometiendo cuidar de mi madre. Tras unos meses mi madre seguía igual, mi padre intentó buscarle ayuda pero no accedía a asistir a las terapias…


-Debió ser duro para ellos… y para ti… -Seth me acarició el hombro, así que intenté una sonrisa como agradecimiento-. Lo lamento.


-Desde entonces nada ha sido lo mismo, mi madre pronto comenzó a beber, parecía haberse recuperado, pero hace año y medio que volvió a beber. Mi padre no podía soportar los reproches de mi madre, le culpaba siempre, aunque ninguno tuvimos la culpa… Después de un día como esos venían dos de depresión y otro de disculpas… pero mi padre ya no podía soportarlo más. Quería que me fuera, pero no me atrevía a dejarla sola… pero estos días ha sido complicado cuidar de ella, ya no sé que hacer, le he pedido a mi tía Cyntia que se quede estos días con ella, que intente convencerla de que debe hacer terapia, o ingresarla, no sé… algo. Odio verla hundida de ese modo, entiendo que algo así es difícil de superar… pero…


-Todo irá bien. Seguro que en estos días se da cuenta del error que está cometiendo…


-Eso espero Seth, eso espero.


-Lo lamento Dar… ¿por qué nunca me has contado nada de esto?


-No me gusta hablar del tema, además Meg y Kevin estaban al tanto de la situación, pero estos días sin Meg y con Kevin lejos… lo he pasado realmente mal. Te agradezco muchísimo que te quedaras hasta Nochebuena, en serio. Y mucho más que me hayáis invitado… -sonreí a Jacob-. Gracias.


-No hay de qué… no es una casa muy lujosa… pero mis desayunos no están mal… al menos los chicos no se quejan… -le hizo un guiño a Seth-.


-No, no hay queja alguna…


-Vamos, quiero enseñarte toda la casa… ¿recuerdas el balcón?



Ness se levantó tirando de mi mano, llevándome por todas las estancias de la casa, viendo aquel enorme armario, con baño incluido. Su habitación era genial, el balcón… la habitación de invitados era ligeramente más pequeña que mi cuarto de Monroe, pero con una cama muy cómoda.



Después nos sentamos en el sofá hablando sobre los planes del día siguiente y viendo la tele. Me sentía realmente cansada, por lo que me quedé dormida. Noté unos brazos cálidos llevarme, pero no tenía suficientes fuerzas para abrir los ojos.


Mi sueño fue maravilloso, una mezcla extraña de cómo imaginaba la relación de Jake y Ness, pero conmigo y con Seth. Desperté algo apenada, pues aunque sentía que aquel chico me trataba tan bien por Ness, era imposible que un chico así en realidad se preocupara por mí en tan poco tiempo.


Rodé por la cama escuchando ruido en la cocina, un olor a tortitas hizo que mi estómago rugiera. Me levanté y me miré al espejo, intenté arreglar un poco mi pelo, ahora demasiado corto, pero no hubo manera. Suspiré y salí de mi cuarto, pudiendo ver a Ness bajando por las escaleras. Me resultó muy gracioso ver a Jake cocinando de un modo tan… dulce. Me recordó a cuando hace años mi madre se despertaba los domingos mucho antes que nosotros para preparar un genial desayuno, para su pequeña y su marido, para las personas que más quería en el mundo.


-Buenos días chicas… -se giró con una gran sonrisa, mientras Ness le daba un beso en la mejilla. Me entraron ganas de hacer lo mismo, pero me abstuve-. ¿Qué tal habéis dormido?


-Bien, gracias… -Me miraba curioso-. ¿Y tú?


-Bueno, bastante bien… -De repente puso los platos en la mesa y se irguió olisqueando. Una sonrisa se dibujó en su cara, como si quisiera estallar en carcajadas-. Buenos días, Seth.


-Buenos días… -me giré y Seth estaba algo colorado, disimulado por su tono de piel. Rascó su pelo ligeramente más largo que el de Jake-. Odio a Leah…


-¿Qué ha pasado? –Ness le miraba ceñuda-. Seguro que algo le has hecho antes…


-No, no ha sido ella directamente. Ephraim se ha quedado a dormir en casa… todo un monstruito. Creo que va a ser peor que Claire… y que tú… -Ness le lanzó una servilleta mientras se reía sentándose a mi lado-. Necesitaba salir de casa…


-Ya, claro… ¿ahora dirás que no soportas tanto amor? –Jake se reía-. Sabes que ahora ya no puedes hacerte pasar por chico duro… menos delante de mí.


-Ya, bueno, bueno… ¿Iremos a mi casa hoy? Quiero preparar la fiesta para mañana… Ya será fin de año… -le miré raro-. La fiesta de inauguración de mi casa.


-Claro… -hice una mueca, no me apetecía mucho una fiesta, no conocía a nadie-.


-Tranquila… -Ness cogió mi mano-. Esta tarde iremos a la playa con los chicos, sé que no es día para bañarse pero creo que te gustará… Es como… una especie de bienvenida para ti.


-¿Para mí?


-Bueno… -Jake se sentó entre Seth y Nessie-. Ahora eres una más de la familia…



Me quedé algo pasmada ante aquella afirmación, parecía como si fuera una especie de secta, pero en plan familiar. Una cosa muy rara. Después de desayunar me di una ducha rápida y me vestí, para luego dirigirnos a la nueva casa de Seth. Me quedé de piedra al ver aquella enorme casa, con un cuarto de invitados tan grande como el de Seth, decorado por Ness, algo que se notaba mucho. Me encantó el juego de colores ocres y azules, daba a la habitación un toque muy acogedor, al menos para mí. Seth estaba emocionado con su casa, daba saltos al ver la sala de fiestas, una sala enorme con decorados de discoteca. Comenzó a gritar una onomatopeya extraña, algo así como “Woah” en repetidas ocasiones al ver el equipo de música. Salió corriendo hacia su coche volviendo con un maletín.


-He pensado que sería genial una especie de fiesta remember… canciones de los ochenta a los noventa… -Sacó un CD y lo introdujo en el equipo-. Will Smith, buen ritmo…



Comenzó a sonar la banda sonora de Men in Black, conectando a la vez el juego de luces, la habitación retumbaba ante la base, comenzó a bailar, se subió a una tarima haciéndonos reír, animándonos a subir a aquellos cubiletes. Ness subió a uno mientras Jake y yo les mirábamos muy raro, pero al final Ness me animó a subir con ella y nos pusimos a bailar juntas, bajando Seth de su cubilete y bailando a los pies del nuestro de un modo muy divertido. Miré a Jake que se apoyaba en la improvisada barra riendo, mientras Seth se palmeaba insinuante hacia él, lo que nos hizo reír un montón.



Después de aquello fuimos a casa del Doctor Cullen, una enorme mansión a las afueras de Forks… nada que jamás haya visto. Todos fueron realmente agradables, tuve una sensación extraña, como si no encajará ahí, algo que pronto se desvaneció dando paso a un sentimiento que no sentía hace mucho, como si allí estuviera en casa, protegida, con mi familia.



Después fuimos a casa de Charlie, el abuelo de Ness. Era un hombre bastante joven como para ser abuelo, pero trataba a Ness con un cariño propio de un abuelo. Cuando llevábamos un rato allí, el padre de Jacob llamó para decir que les necesitaban, así que nos llevaron a casa de los Cullen, donde Rose y Alice nos invitaron a dar un paseo por Port Ángeles.


Cuando llegamos fuimos al mismo restaurante, donde aquella chica, Kira, saludó de forma efusiva de nuevo a Ness. Comimos allí las dos, ya que sus tías al parecer ya habían comido y tenían que hacer unos recados para el Doctor Cullen. Kira se unió de nuevo.


-Así que Seth ya tiene su casa… ¡genial! Seguro que la fiesta de fin de año es brutal… ese chico sabe dar buenas fiestas…


-Sí… aún recuerdo la última… -Ness hizo una mueca-. Lo malo es que esta vez estará mi familia, por lo que me quedaré sin ese cóctel tan bueno…


-Tranquila, seguro que no se dan cuenta… es como batido… -me sentía perdida y aquella chica lo notó-. Haré un poco para que lo probéis mañana, seguro que te gusta.



Fuimos después a comprar, visitando muchísimas tiendas. Nessie acabó con un vestido rojo en raso, con forma de corazón, unos zapatos de tacón en negro con pedrería y una chaquetilla en terciopelo negro. Estaba preciosa, me recordó a las famosas que salen por las alfombras rojas de Hollywood, incluso andaba como ellas.


Algo completamente opuesto a mí, que me sentía realmente ridícula andando, pero no me veía nada mal. Llevaba un vestido dorado palabra de honor, nada ceñido y con mucho brillo, a conjunto con una americana negra. Las tres me decían que estaba preciosa, que estaría mejor con unas medias negras y unos botines. Sabía cuales ponerme, los que me regalaron para la fiesta del instituto.


Sus tías compraron además cuatro vestidos más, lo que me dejó algo noqueada, pero luego pensé en Esme y Bella, no habían venido, seguro eran para ellas… pero aún así, me parecía exagerada tanta compra. No dije nada y me metí en el coche de Ness, mientras que sus tías se quedaron un poco más por allí.


-¿Qué tal lo estás pasando?


-Bien, la verdad es que muy bien… -estaba emocionada, no sabía porqué-. Tengo muchas ganas de llegar… me habéis creado mucha curiosidad con eso de la bienvenida…


-Es estupendo, todos los chicos se juntan con Billy, es algo así como el jefe de la tribu… suena un poco anticuado, sí, pero es lo que mejor lo describe… cuenta algunas viejas historias, de donde provienen y todo eso… al parecer Seth quiere que conozcas toda la historia…


-¿Seth? –no sé porqué el corazón comenzó a correr como nunca-. ¿Por qué?


-Al parecer te ha cogido cariño… él es así… Parece un poco…


-¿Golfo?


-Sí… -ambas reímos-. Pero pronto te darás cuenta de que no tiene nada que ver lo que aparenta con lo que es…


-Lo sé, hablamos por el camino… -me sentí extraña al recordar esa conversación… Ness me miró curiosa-. Me sentí extraña con él, me has hablado tanto de él que pensé que le conocía, y también me contó muchas cosas… se sinceró conmigo, algo que, bueno, me descolocó.


-Sí, te entiendo…


-No, no creo, es como si fuera la persona que debería haber estado conmigo desde pequeños, como si tuviera la necesidad ahora de ser una niña para crecer a su lado… una gilipollez… -me eché a reír junto a ella-. No te sientas mal, pero te envidio, tú has tenido a Jake a tu lado siempre, a todos…


-Bueno, ahora los tienes tú también… -Me sacó la lengua y subió la radio, sonando una canción que me gustó mucho, “Ironic”-. A veces siento que toda mi vida es una oscura ironía…



Comenzamos a cantar la canción en el estribillo hasta el final, cantando las siguientes hasta que llegamos a un lugar desconocido para mí. Una playa de media luna, preciosa, con toda la arena húmeda… pude ver a los lejos un chico de gran tamaño con una niña, una chica bastante fuerte con un niño, una pareja… todos jugaban en la orilla, regañando a los niños que querían mojarse.


-¡Nessie! –la niña vino corriendo hacia ella y la abrazó-. ¡Hola! –La niña me sonrió muy contenta-. ¿Tú eres la chica nueva, verdad?


-Sí, así es. Tú debes ser la pequeña Claire, me han hablado mucho de ti… -la niña abrazó más fuerte a Nessie, mientras el resto se acercaban a nosotros. Pude imaginar quién era cada uno sólo por las fotos y recuerdos de Nessie-. En realidad creo que os conozco a todos, Ness no para de hablar de vosotros…


-Ni de vosotros… -Aquella mujer tenía la cara destrozada, era Emily-. Yo soy Emily, mi marido Sam, mi hijo Ephraim…


-Yo soy Leah… -la chica dejó en el suelo al pequeño, tendiéndome la mano muy sonriente, me resultó muy agradable-. Me alegra conocerte al fin…


-Él es Quil… -La niña se soltó de Nessie y abrazó al muchacho que le sonrió cariñosamente-. Es mi futuro marido…


-¡Vaya! Si que lo tienes claro… -todos nos reímos-.



Pronto un gran silbido nos distrajo, seguí la mirada del resto, pues no situaba muy bien de donde provenía, pero pronto unas figuras sobre un gran acantilado llamaron mi atención. Parecía que ellos los habían detectado mucho antes que yo, pues habían comenzado a andar hacia allí cuando por fin logré verlos. Seguimos un sendero que nos llevó a aquel acantilado, donde Jake abrazó a Ness nada más verla, parecía que le había echado de menos, algo que me hizo sentir extraña, pues al ver a Seth me entraron ganas de abrazarle del mismo modo. Él me miraba sonriente, mientras encendían una hoguera en lo que se había convertido un improvisado círculo, poniendo a Billy y a una señora de espaldas al acantilado.


-Bienvenida, Darlene. Soy Billy Black, ella es Sue, la madre de Seth y Leah –aquella señora me estrechó la mano de manera muy cordial, dirigiendo después un asentimiento a Seth-. Ella es Rachel, su marido Paul, mis nietos Wendy y William. Rebeca y su marido Embry… Y él es Jared y su mujer, Kim… creo que al resto ya los conoces.


-Encantada.


-Ven… -Seth hizo un hueco entre Ness y él-. Vamos a comenzar.



Aquel hombre comenzó a relatar una historia cargada de emoción, fantasía y amor… pero me produjo un ligero miedo, hablando de lobos y vampiros. Me pareció ridículo tener miedo por historias que sabía que eran inciertas, pero las contaba como si fueran tan reales… Amor entre humanos y lobos, entre vampiros y humanos… la realeza de los vampiros, niños mitad humanos, mitad vampiros… locuras.



Después de aquello los chicos comenzaron a asar carne en aquella hoguera, que iluminaba la noche cerrada. Me sentí realmente acogida, como si fueran ya parte de una extraña familia, una sensación que me recordó a la que tuve en casa del Doctor Cullen. Pronto el fuego empezó a extinguirse, recordándome a mi casa, mi hogar. Seth nos llevó a casa, aparcando su coche en la puerta de aquella valla blanca… me sentía en una ilusión, en un sueño.


-Tu padre realmente es asombroso…


-Lo sé… -Jake sonreía-. Es un gran hombre… ¿Qué te ha parecido la historia?


-Bueno… no quiero mofarme de vuestros supuestos orígenes… pero… -le miré mientras me miraba curioso, como Seth-. ¿Hombres lobo? ¿Vampiros? -Los tres se quedaron callados, mirándose los unos a los otros como si se sintieran ofendidos-. ¿En serio os creéis esas historias?


-Todas las historias tienen un motivo… -Seth me miraba serio-. Es una historia cierta…


-¡Vamos! –los tres seguían serios, así que desistí, no quería ofenderles-. Bueno… cada uno cree en lo que quiere… Pero a mi me parecen cuentos chinos para asustar a los niños…


-¿Qué? –Seth me miraba estupefacto, temblando ligeramente-.


-Seth… cálmate. No todo el mundo puede creer del mismo modo que lo hizo Bella… ella no ha visto todo lo que el resto han podido ver… -Seth seguía temblando a un metro de mí, Jake le empujó ligeramente apartándolo-. Seth…


-Yo… lo siento –ver a Seth así me hizo sentir realmente mal-. No te ofendas pero…



En ese momento Jake empujó fuerte a Seth, quien comenzó a temblar más fuerte aún, haciendo que Nessie tirara de mí con una fuerza que nunca había sentido. No creí lo que mis ojos veían, Seth había… ¿explotado? Saliendo de él un enorme lobo color arena. Sentí que me faltaba el aire y todo se nubló.



Abrí los ojos y estaba en una habitación conocida, la de Ness, con su mano sosteniendo la mía y con rostro de preocupación.


-¿Qué…? –Seth y Jake entraron por la puerta del balcón, Seth se sentó a mi lado en la cama-. ¿Qué ha pasado?


-Lo siento… sólo quería gastarte una broma… no pensé que te fueras a desmallar…


-Seth… -Jake le miraba reprochando-. No es muy normal que entres en fase así…


-¿Me estoy volviendo loca? –Todos me miraron divertidos. Unas extrañas imágenes se colaron en mi mente, como si estuviera viendo lo ocurrido desde los ojos de Ness. Ella me sonreía-. ¿Qué ha sido eso? –me sentía realmente asustada-. ¿Qué está pasando?


-Lo siento… creí que lo tomarías mejor… yo…


-Ness… déjala descansar, es lo mejor. Mañana será otro día, no la presionéis… -Jake le puso una mano en el hombro a Seth-. Vamos…



Nessie me miraba apenada, casi llorando, y yo a ella confundida. Acaricié su rostro, intentando quitar algo de pena en él, pero unas lágrimas cayeron por su mejilla.


-¿Por qué lloras? –ella negó-. Nessie…


-¿Puedo mostrarte algo?


-¿Cómo? –ella cogió de nuevo mi mano, mostrándome de nuevo lo mismo, mostrando cómo me había visto llegar, el día que me presenté a ella, imágenes que había visto y otras que no, como a ella con unos enormes lobos, uno color arena y otro rojizo de niña. La miré alucinada-. ¿Cómo… qué es esto?


-Yo… es mi poder. Siempre he querido contártelo, pero no sabía cómo. Seth pensó que si oías a Billy contar esas historias, estarías más susceptible a creértelas. Las historias que has oído hoy, Ephraim Black… Jacob es su descendencia.


-Pero…


-Son cambiantes de forma, cuando entran en fase se convierten en lobos gigantes. Sé que parece una locura, pero tú misma has visto lo que ha ocurrido.


-Y… ¿eso que has hecho?


-El vampiro enamorado de la humana… Edward no es mi cuñado, ni Bella mi hermana. Son mis padres… Mi madre fue la humana tan chalada que estuvo con un vampiro siendo humana…


-Tú… -me estaba empezando a acojonar-. Intentas decirme… ¿Qué eres hija de un vampiro y una humana? Eso es imposible…


-No lo es… Nahuel era como yo, por eso estábamos tan unidos… Él fue el que me salvó de la tortura de los Vulturi –su rostro se tornó muy triste-. Y no murió en un accidente de tráfico… fue otro tipo de accidente…


-Pero, cómo… si tú… ¿comes?... se supone que tomáis sangre… es…


-Es complicado, lo sé. Mi abuelo Carlisle fue el primero que empezó a ser… vegetariano, como nos gusta llamarle. No tomamos sangre de personas, sólo tomamos sangre de animales. Ellos no comen, pero yo sí puedo hacerlo, ya que mi cuerpo en parte funciona como el tuyo, aunque también necesito la sangre, ya que otra parte funciona como el de mi familia paterna.


-¿Charlie?


-No, Charlie es el padre de mi madre, de Bella. Él no sabe mucho de esto, sabe que hay algo raro, pero no quiere saber nada más. Está contento así.


-Esto… -me empecé a reír para su sorpresa-. Esto es una broma de bienvenida, ¿verdad? –Su rostro me contestó con una negativa-. Pero es imposible…


-Entenderé si no crees ni una palabra y quieres marcharte… sólo quería confiarte un gran secreto, como tú hiciste ayer. Todos queríamos… siento decepcionarte…



Pude ver lágrimas en su rostro cuando cerraba la puerta, me sentía realmente mal, me entraron ganas de llorar a mí. Esto debía ser un mal sueño, algo de lo que debía despertar… necesitaba a alguien normal, Kevin o Ryan, o cualquiera de los que no estaban… Comencé a llorar como una loca, por lo que Seth apareció por allí.


-Lamento esto, en serio. No quería hacerte sentir mal, perdóname.


-No… yo… necesito pensar, despertar de esto…



Me levanté y salí de aquella casa que se me antojaba tétrica ahora mismo. Comencé a correr por el bosque, me estaba perdiendo pero me daba igual, sabía que esto era un sueño. Oí algo moverse muy rápido a mi alrededor, pero en vez de asustarme me calmé. Comencé a andar y a andar, pudieron pasar cuatro horas fácilmente. Llegué a un claro y había algo muy raro. Era un árbol, pero enorme, con una puerta y unas escaleras camufladas en el tronco del árbol, toda una obra de arte. Sentí curiosidad y entré, subí las escaleras y una sala enorme se abría paso, con una decoración curiosa, que me recordaba a la de la casa de los Cullen, pero con tonos distintos. Parecía el escondite de una niña, había una mesa de dibujos, un armario lleno de chaquetas pequeñas… Abrí una de las carpetas que había en la mesa, unos dibujos de una niña con ese lobo rojizo que había visto en mi cabeza, me resultaba familiar… ¡Era el mismo que el cuadro de la casa de Jake! Encontré una especie de libro, con tapas de madera. Comencé a leer las anotaciones de las fotos, algunas de ellas las había visto, como las de casa de Jake y la boda, pero otras eran de cuando ella era más pequeña… las fechas no me cuadraban.



Mirando aquellas fotos me sentí extraña, la familia Cullen junta, demasiada perfección… los chicos, todos enormes y con el pelo corto, muy corto. Pude ver a Jake, ligeramente más joven. Fotos de hace más tiempo, donde una muchacha que se parecía a Bella abrazaba a un Seth muy joven, de mi edad, y a un Edward exactamente igual a mis recuerdos. Los ojos de aquella chica me recordaban a alguien… a Nessie. Solté el libro dejándolo caer en el suelo. Intenté calmarme, era imposible…



Decidí que sería mejor marcharme de aquel lugar, pero al bajar por las escaleras… me quedé sin respiración al ver aquella estampa. El prado se había llenado con la tribu de la fogata, excepto Seth, Jacob, Quil y Leah. Todos los Cullen estaban allí. Nessie acariciaba al lobo color rojizo y al color arena, mientras un lobo grisáceo acariciaba el lomo de… supuestamente Seth.


Me sentí extraña, bajé lentamente las escaleras, calmada ante aquella escena que hace unos momentos me había causado pavor. Nessie me sonrió ligeramente, y una extraña imagen se coló en mi cabeza. En ella pude ver lo que Nessie quería, que me acercara a ellos y les tocara, que la perdonara por todo, que acariciara a Seth, el cual se sentía muy mal. Así lo hice.



Me acerqué a ella y la miré curiosa, mientras ella parecía ligeramente avergonzada, Aquel lobo rojizo, Jake imaginé, dio un paso muy lento hacia mí, emitiendo un ligero sonido sordo. El lobo que estaba a su lado aulló ligeramente, lo que captó mi atención. El lobo gris se acercó a mí, olisqueándome, para alejarse después y encogerse, saliendo de aquel lobo gris una chica desnuda, Leah… El lobo arena corrió y la empujó, sacándola rápidamente del claro dejándome parada, mientras podía oír las risas de unos pocos.


De repente aparecieron los dos lobos de nuevo, saltando el uno sobre el otro como si pelearan, dejándome aún más confundida. Jake emitió un gruñido, lo que hizo que los dos lobos se quedasen estáticos, mientras Leah salía corriendo como lobo y volvía de nuevo, esta vez vestida.


-Sé que parece una locura, pero cuando lo asimiles te darás cuenta de que está muy bien… -miró a su hermano-. Es algo… bruto, al hacer las cosas… pero así es él… acabarás acostumbrándote.


-Lo lamento… -aquella señora, Sue, salió de entre los lobos-. Mis hijos no tienen mucho tacto al decir estas cosas… -hizo una mueca-. Créeme… sé de lo que hablo…



Aquel lobo color arena seguía alejado, miré sus ojos y pude ver una enorme lágrima formarse. Quizá fui algo hosca con Leah y Sue, pero no pude evitar correr hacia él y abrazarlo, era como un enorme peluche, suave y áspero a la vez, podía hundir mi mano en aquel pelo cálido. Aquel gigantesco peluche tenía vida, una mirada intensa… comenzó a saltar de una forma extraña, lo que me hizo reír, para poco después lamerme la cara para seguir saltando.


-¿Quieres ver algo alucinante? –Nessie se puso a mi lado ahora sonriente-. ¡Seth! –el lobo se volvió y miró fijamente a Ness… ¿sonreía?- No te asustes, ¿vale?



Se giró y yo me giré, la expectación se había reducido a Leah, Sue y Jake, sin apenas haberme dado cuenta. Nessie dio un salto enorme y subió al lomo de Jake, mientras Seth se tumbaba a mi lado.


-¿Quieres que me suba? –el lobo asintió, dejándome completamente noqueada-. Bueno… ya que me he vuelto loca del todo…



Fue emocionante, me subí a su lomo y se puso en pie, haciendo que yo me agarrara a él. Leah me sugirió que le agarrara más fuerte, y lo hice… menos mal. Comenzó a correr de una manera… increíble. El viento azotaba mi cara como si fuera en una moto a 200 kilómetros por hora sin casco… no pude más que reír y gritar ante tal subidón de adrenalina. Aquel lobo dio un salto enorme, posicionándose a la par que Jake y Nessie, llegando a la parte trasera de la casa de Jake. Los lobos se agacharon ayudándonos a bajar y refugiándose en el bosque.


-¿Dónde…? –Nessie comenzó a reírse y de un saltó llegó a su balcón, dejándome allí-.


Pude oír las risas de los chicos que ahora venían empujándose juguetones mientras se ponían la camiseta.


-Qué pasada, hacía un montón que no corría así…


-Claire se pondrá celosa… -Jake comenzó a reír-.


-Sabe que siempre será mi niña… como Ness… -me guiñó un ojo mientras me hacía un gesto para que les siguiera-. ¿Sorprendida?


-Un poco… Ha sido… interesante –no sé porqué me sonrojé al pasar por la puerta que Seth sostuvo para mí, al igual que él-. ¿Qué hora es?


-Las cuatro de la madrugada… -Jake se metió en la cocina-. ¿Tenéis hambre?


-Sí tío, podías hacerte un buen desayuno ahora…


-Podías invitarnos a desayunar a tu casa… -Jake se echó a reír-. ¿Ya has comprado todo para la cena de mañana? Las chicas han hecho un complot para no ayudarte a cocinar… ¿lo sabes, no?


-No, pero gracias por la información… Seguro que acabo convenciendo a Kira para que me ayude… sabes que le encantan esas cosas…


-Sí, bueno… me voy a ver a la pequeña… -Jake me besó la frente, algo que me descolocó-. ¿Tú también quieres un beso Seth? –Seth le tiró besitos al aire, mientras Jake salía riendo de la cocina-.


-Estáis locos…


-Cosa de lobos… -Seth comenzó a reír-. ¿Menos asustada? En serio, siento lo de antes… -parecía preocupado-. No creí que te fueras a desmallar…


-Bueno, no es muy normal que alguien estalle y pase a ser un lobo gigante… -los dos nos reímos-. Pero no sé… ¿no os duele? –Él negó con la cabeza y yo me estremecí-. ¿Eso era a lo que te referías con ser como eres? ¿Qué te gustaba?


-Sí, me encanta. Hay cosas estupendas en eso, aunque tiene sus desventajas…


-¿Cómo por ejemplo?



Comenzamos a hablar de lo bueno y lo malo que le veía al ser un hombre lobo, hasta que comenzó a amanecer…


-¿Tienes sueño?


-No mucho la verdad… ¿y tú? –negó-. Ya casi podíamos hacer el desayuno…


-Sí, bueno… -hizo una mueca y sonrió-. ¿Me acompañas a hacer unas compras? Comida para esta noche y esas cosas… así les dejamos tranquilos un rato… -miró hacia arriba-. Podemos desayunar en Forks y después comprar algo fácil de preparar… no soy muy diestro en la cocina.


-Ya… -me eché a reír-. Déjame darme una ducha y cambiarme…


-Te espero…



Salimos a la media hora, yendo a Forks a desayunar y después a comprar cosas para la cena. Decidí que sería buena idea ayudarle, no sé porqué pero intuía que lo iba a necesitar… no me equivocaba.


Cuando volvimos Nessie y Jake no estaban en casa, así que acudimos a casa de Seth. Comencé a ayudarle a preparar la casa para la fiesta, empezamos a trabajar en la cena y en la decoración del salón. Estaba todo casi preparado, me estuvo ayudando en la cocina, así que ya de paso hicimos algo para comer. Después de comer nos sentamos a descansar, viendo una película.


Estaba realmente cansada, me tumbé ligeramente en el sofá, notaba los ojos muy pesados. Poco tiempo después noté como unos brazos cálidos me llevaban, abrí los ojos y Seth me cargaba por las escaleras, llevándome a la habitación de invitados.


-Espera… -me sorprendió su fuerza, me sostuvo con un solo brazo mientras destapaba la cama y me metía en ella, arropándome-. Debes estar muy cansada, te despertaré un poco antes de la fiesta, ¿vale?


-Gracias… -me sentía un poco avergonzada-. ¿No vas a dormir nada?


-Sí… quizá me eche ahora un rato… -me miraba extraño, algo me hizo echarme hacia atrás para hacerle un sitio, abriendo de nuevo la colcha-. No sé si… quizá no descanses, me muevo mucho…


-No importa… -¿qué estaba haciendo?-.


-Vale… -cogió la ropa de cama y la puso en su lugar, tumbándose encima-. No necesito taparme… -me hizo un guiño y tocó mi cara, se notaba cálido-. ¿Tienes frío?


-Un poco…


-Ven…



Me abrazó y me arropó aún más si se podía, se estaba realmente a gusto así… por lo que me quedé dormida en poco tiempo. El sonido de mi móvil me despertó, al igual que a Seth que ahora parecía un niño pequeño murmurando que quería descansar un poco más. Hablé durante un rato con mi madre y mi tía, saliendo de la habitación para no molestar a Seth… pero cuando volví él me miro sonriente y palmeó la cama de nuevo, aún quedaba tiempo para la fiesta.


Soñé con aquellos lobos, aquella carrera. Noté cómo unos cálidos labios rozaban mi mejilla, pero sólo era un sueño, aunque se sintió real. Un murmullo se oía en el piso de abajo, al menos había cinco personas. Me levanté y Nessie me sonreía, al igual que todos… debía tener una pinta horrible.



Me quedé helada al ver a Alice Cullen… mi profesora vampira… Edward se empezó a reír ligeramente, cuando un flash por amabilidad de mi amiga medio-medio me mostró que leía mentes. Torcí el gesto mientras ella reía y me arrastraba al baño de aquel precioso cuarto en el que había dormido, había dormido en brazos de él. Ella me miró curiosa.


-Tienes cara de… -torció el gesto-. Me recuerdas a mí, en alguna ocasión pasada.


-¿Dónde habéis estado todo el día?


-Bueno… -torció el gesto-. Jake me ha llevado al bosque, hemos estado… comiendo –su tono fue extraño, pero entendí que quería decir, por lo que asentí-. Hoy va a haber mucha gente por aquí… no es bueno correr riesgos. He traído la ropa que querías ponerte… creo que no falta nada, sino siempre puedo volver a por ello…


-No, está bien… lo que no sé que es lo que voy a hacer con mi pelo…


-¡Tía Rose! –Apenas levantó el tono, la llamó como si estuviera en la habitación, pero aquella rubia imponente que destrozaba cada vez más mi autoestima, apareció sonriente-. ¿Puedes hacer algo con su pelo? Seguro que sabes mejor que nadie cómo recogerlo.


-Ness… -cogí su mano y la miré-. Tú aún tienes que arreglarte… y yo no tengo muchas ganas ahora, empieza tú, ¿vale? Necesito ponerme a tono, no me apetece mucho ponerme a arreglarme sin motivación…


-¿Necesitas el mp3? –asentí, por lo que un borrón se formó donde Nessie estaba, para volver con otro borrón y mi mp3 a los tres segundos-. Aquí tienes, iremos al baño de fuera para dejarte sola…



Me dejaron mientras conectaba mi mp3, hoy necesitaba algo bueno, mi humor estaba bastante bien, no entendía muy bien porqué. Comencé a escuchar a esa mujer que tanto me gustaba, Anastacia. The way I see it, fue mi primera canción escogida, me encantaba, por lo que me puse a cantar de un modo demasiado alto, hasta que acabó la canción y pensé que tenían un oído demasiado fino, seguro me habían oído. Nessie asomó la cabeza por la puerta riendo y asintiendo, por lo que me sonrojé. Ella entró y me quité los cascos, pudiendo oír ahora el equipo de sonido de Seth, sonando otra canción que me encantaba,


“Made for loving you”.


Nos pusimos a cantar ambas como locas, mientras me dio por subir a la cama, saltando y cantando como si estuviera en un escenario. Jake y Seth aparecieron divertidos por la puerta, por lo que me quedé helada y Nessie se subió a la cama conmigo, siguiendo con su actuación.



Finalmente la canción acabó, haciendo que Nessie bajara de la cama tirando de mí y cerrando la puerta en los morros de los chicos, llevándome al baño. Me tendió la ropa y me guiñó un ojo mientras cerraba la puerta, pudiéndola oír hablar con Rosalie y Alice en la habitación sobre mi pelo y mi maquillaje. Suspiré, ahora entendía a qué se sentía al estar en manos de sus tías…


Aunque la verdad el resultado fue estupendo, me veía más o menos bien, dentro de todo lo bien que me podía ver… suspiré, comparándome con aquellas bellezas sobrenaturales… no había comparación. Cuando bajé mi ego fue más pisoteado si cabe al ver a todas aquellas chicas, novias de los chicos, amigas de Seth… me dieron ganas de salir corriendo y esconderme bajo aquellas sábanas… esas que me habían hecho sentir tan bien…


-Dudo que fueran las sábanas… -Nessie se puso a mi lado, lanzándome otra imagen. Otro poder era robarles el de los demás, mostrándome todos los vampiros a los que había conseguido robar su poder. Di un respingo-. Así que puedo ver lo que piensas, estás guapísima, dudo que debas esconderte bajo las sábanas de tu cuarto… además allí no encontrarás lo que realmente quieres… -hizo un gesto señalando a Seth, poniendo una cara divertida-. Sé que te gusta.


-No… -torcí el gesto, no podía mentirle, no ahora que podía leer mi mente-. Aunque me gustase, él está enamorado y mira al resto de las chicas… déjalo estar, ¿vale? Me apetece disfrutar de la fiesta…


-¿Bailas? –Jake se acercó a mí sacándome a bailar y lanzando una mirada especulativa a Ness-. No te ofendas, pero deberías dejar de flagelarte y pasártelo bien…


-Lo haré…



La fiesta fue un éxito, la mesa estaba llena de aperitivos para cenar, todo el mundo estaba desperdigado por el salón comiendo, o en la cocina bebiendo, o en la sala bailando. Seth me llamó y acudí a su lado, al lado de aquel cubículo donde estaba todo el equipo de música. Puso un CD de Will Smith, dejando sonar varias canciones de él y arrastrándome a la pista, intentando hacerme bailar, pero me sentía un poco ridícula… Kira se acercó y comenzó a bailar con él, me dio envidia ver a aquella linda muchacha bailando tan bien… Leah se acercó con Claire y comenzamos a bailar, uniéndose pronto Quil, Nessie y Jake.


Leah me agarró y me llevó hacia la cocina, donde Rebeca y Rachel estaban con sus maridos, Sue y Charlie hablaban con Sam y Emily sobre Ephraim, que estaba sentado en la encimera. Leah preparó tres vasos, llamando a Nessie para que acudiera. Edward y Bella aparecieron por allí y la miraron mal, mientras preparaba tres vasos con licores de frutas y zumos.


-No os preocupéis, deberían beberse al menos diez de estos para que se empezaran a marear… es fin de año… -Leah ignoraba casi la mirada asesina de Edward y Bella, la cual me produjo cierto miedo. Alice entró de la mano de aquel novio fuertote que tenía, trayendo la calma con él-. Jasper… no intentes hacerme cambiar de opinión, sabes que Nessie puede manejarte mejor si quiere…


-Vamos… calmaros… -Nessie sonreía ahora, se notó una calma general en la habitación-. Es una fiesta, no me va a pasar nada…



La verdad es que pronto dieron las doce, momento en el que la fiesta se volvió una marea de besos, abrazos y felicitaciones de año. Kim se metió con Seth poniendo un CD de éxitos de Britney Spears, lo que me pareció un poco patético, hasta que todos comenzaron a corear las canciones y a bailar… me quedé descolocada, así que seguí a la marea y me puse a bailar. Después pasamos por cantantes de aquella época, bailando canciones que me parecían ridículas, pero que hacían que me lo pasara bien. Nessie me animó a subir a uno de esos cubiletes, en el de la otra esquina subió Kira y Kim, mientras Kim pedía a gritos una canción. Getting jiggy with it… Seth la puso y se dirigió directo a la tarima de Kira, bailando con ella mientras Jared bailaba algo desafortunado con Kim.


Nessie me cogió para bailar, haciendo que dejara de mirarles y bailara. Levantó una ceja y noté una creciente euforia, haciendo que me moviera de un modo que solo hacía encerrada en mi cuarto, ella podía saberlo… Pude ver cómo la gente hacía un círculo alrededor de la tarima, me aferré a Nessie para que no me abandonara, ella había creado esto, ella me seguiría. En el estribillo siguió mis pasos sin problema, y mientras girábamos pude ver a las chicas que estaba con Seth, los tres parados mirándonos. La vergüenza comenzó a crecer pero pronto fue reemplazada por la euforia. Seth se acercó y subió con nosotras para bailar, comenzando Wild, Wild West y siguiendo con Switch, donde Nessie me dejó sola.


Se me hizo algo muy extraño bailar así con Seth, pero me lo pasé realmente bien, podía notar la música llevándome de un lado a otro, casi siempre junto a él, que se acompasaba a mis movimientos de una manera perfecta.



Pasaron un par de horas, cuando Nessie y yo estábamos juntas de nuevo bailando en uno de esos cubiletes, cuando se quedó estática. Miró a su alrededor, buscando algo. Seguí su mirada. Alice estaba quieta, mirando al infinito, Jasper cogiendo su mejilla con cariño y preocupación. La gente seguía bailando, excepto la familia de Nessie y los chicos. Algo malo pasaba, podía notarlo.


-Nessie…


-Todo está bien, no hay ningún problema de momento… vamos a pasarlo bien, ¿vale?



La noche pasó como si no hubiera pasado nada, pero yo me sentía realmente preocupada. Nos quedamos a dormir allí, en casa de Seth. Cuando me desperté bajé al salón, Jake dormía en el sofá y Ness tumbada sobre él, abrazándolo y durmiendo. Recorrí los diez escalones que había bajado para dirigirme al cuarto de Seth. Noté cómo se removía y me miraba raro, haciéndome un gesto para que me tumbara a su lado, aferrándose a mí y abrazándome fuerte.


-¿Qué ha pasado?


-No lo sé… imagino que Alice ha tenido alguna visión… pero no quieren contarnos nada… -parecía enfadado-. Deberían contárnoslo.


-¿Por qué?


-Porque aunque sean nuestros enemigos naturales, los lazos que hay con Ness, que tengo yo con Ed y Bella… Carlisle y Esme… aunque sea una locura ellos no son mis enemigos, me preocupo por ellos y quiero saber qué es lo que anda mal. Quiero ayudarles, al igual que Jake… Ness es todo para él.


-Creí que no dormían ya juntos…


-Bueno… -alzó una ceja-. En el sofá no se considera… -se empezó a reír-. Jake está realmente enfadado, sabe que le ocultan algo y Ness ha intentado convencerle de que no es nada grave, pero…


-¿Os ha mentido? –Él asintió-. No sé… quizá sea verdad, quizá no sea nada por lo que debáis preocuparos…


-No sé…



El día pasó bastante tenso, pero por la noche Nessie se hartó.


-Mirad, era una estúpida sorpresa, nos vamos de viaje, ¿vale? Mis padres me regalaron un viaje a Disney World, es lo que vio Alice… íbamos toda la manada y las chicas… así que me habéis estropeado la sorpresa… Nos marchamos mañana por la tarde, así que haced las maletas.