Capítulo XXXIII: El momento adecuado.

7:21 0 Comments A+ a-

Los días pasaban tranquilos, sin apenas novedad. La rutina me resultaba familiar, desayuno con los chicos, día en el taller, noches de cenas con Charlie, Billy… alguna visita a Reich y a los mellizos, a Claire y Ephraim…

El viernes llegó, y con él mi extraño comportamiento. Jake avisó a los chicos que pasaríamos el día en casa, que iría si había alguna emergencia, pero que quería quedarse conmigo. Fuimos de caza, sobrealimentándome ligeramente. Leah vino a verme con Sue, cargadas de bolsas donde había helados, chocolate, galletas, zumos y carne.

Estuvimos en aquel sofá tiradas mientras Jacob desaparecía en el piso de arriba. Oía mucho jaleo, cómo si estuviera arreglando algo… me entró curiosidad pero Leah me distrajo hablándome de Ephraim. Después Sue me contaba las últimas trastadas de Seth, siempre camuflado por Leah. Me gustaba saber que se querían de ese modo, cubriéndose entre ellos, así que me sumergí de lleno en la conversación.

Después de media hora Jacob apareció algo contrariado, por lo que le miré por curiosidad y él se encogió de hombros, desplomándose a mi lado. Rebeca vino con Billy, que me trajo una maceta con una planta de menta, lo que me recordó aquel baño que Jake me preparó hacía un tiempo. Sue preparó comida y comimos allí, pero después me empecé a encontrar un poco mal, por lo que nuestros visitantes decidieron que era mejor marcharse.

Jake trajo una manta y una almohada, cambiándome de la silla al sofá sin apenas darme cuenta. Él se empezó a reír y se metió en la cocina, para salir con una caja de zumo y helado de vainilla y chocolate. Le miré divertida.

-Algo aprendí… -me sacó la lengua-. Ven… -me recostó sobre él, mientras ponía su mano en mi tripa, dándome calor. Después comenzamos a comer helado sin prestarle mucha atención a la tele-. Tenemos más sabores, si te aburren…

-¿Ciervo? –dije riendo, él me miró preocupado-. Tranquilo… no tengo sed.

-Bueno, ya sabes que cuando quieras podemos ir… pero preferiría que fuera de día… -me sentí mal por el recuerdo de la última vez-. No me apetece tener que asaltar a un ganadero… -se echó a reír-. Pero por si acaso Embry me ha ofrecido el rebaño de su padre…

-No tiene gracia…

-Vale, vale… perdona… -me estremecí por un pequeño pinchazo, por lo que él frotó mi abdomen-. ¿Estás bien? Ya sabes que puedes tomar algún calmante…

-No sé… no quiero estar drogada todo el día…

El desapareció y volvió con un vaso de agua y una pastilla, se sentó en la mesa y me miró alzando las cejas.

-No seas masoquista, no tienes porqué notarlo… -tomé la pastilla y él me sonreía satisfecho. Le saqué la lengua un poco enrabietada, no sé muy bien porqué. Él me imitó y se echó a reír-. ¿Sabes? Estás muy guapa cuando te enfadas… me recuerdas a Claire….

-Ja, ja… -le dí con la almohada lo que aumentó su carcajada, pero se sentó de nuevo tumbándome sobre él y dándome calor-. Odio que te metas conmigo así…

-A mi me encanta… sobretodo porque estás el doble de graciosa con la coleta medio desecha… -me despeinó más aún y se echó a reír mientras me levantaba a recogerme el pelo-. Déjalo, creo que eso ya no tiene arreglo…

-Jake…

-No te enfades… sabes que lo hago para picarte… -intentó arreglar mi pelo-. Estás guapa de todos modos… -no sé porqué pero noté una sonrisa estúpida en mi rostro, provocando una preciosa en Jake-. Será mejor que te tumbes pequeña, me da la risa cuando te veo así…

Le pegué flojo, tumbándome sobre él de nuevo. Una cosa extraña estalló en mi pecho, quizá felicidad, me había vuelto a llamar pequeña, un recordatorio.

Me desperté en mi cama, mientras una escasa luz envolvía el exterior. Una capa blanca cubría todo, salí a mi balcón para notar la nieve derretirse en mi piel. Inspiré profundo y un ligero pinchazo hizo que me estremeciera. Solté el aire de golpe y noté que había llegado de nuevo el momento. Me metí al baño, debía ducharme y sacarme este tentador olor. Me sorprendí al encontrar allí algo que no había visto nunca. Lo miré curiosa, era un cubo de metal, con un pequeño depósito más arriba y una cuerda colgando del depósito, del que salía un pequeño tubo. Lo miré extrañada y tiré de la cuerda, haciendo que un líquido saliera por el tubo que acababa a unos centímetros del cubo, que a la vez movía un pequeño brazo dentro del cubo, produciendo una chispa, que en contacto con el líquido provocó una llamarada.

Miré atónita aquel cachivache, esto debía ser lo que Jake había montado ayer… me sentí extraña ante aquel regalo… seguramente la gente pensaría que estaba loca por producirme esa sensación, era un aparato extraño, nada bonito, ni siquiera creo que pudiera llegar a ser caro, ni un regalo en condiciones, la gente pensaría que estaba loca por que ese cacharro produjera esa sensación en mí. Pero no era sólo un cacharro.

Era algo que sabía que me haría esto más fácil, algo a lo que él ni siquiera le había dado importancia, ni siquiera me había dicho que lo había montado. Recordé cómo se encogió de hombros al bajar… pero lo había hecho para mí, sin decir nada, evitando que pasara vergüenza al enseñármelo, pero sabiendo que iba a ser algo que me ayudaría durante estos días.

Me metí a la ducha y salí rápido, poniéndome un pijama que tenía. Era verde, con rayas a colores. Quité mi toalla del pelo, que ahora me daba un olor a menta que me encantaba. Puse la planta de Billy en el baño, era donde más lo iba a necesitar. Me sonrojé pensando que Billy pudiera conocer una situación así.

Me asomé al cuarto de Jake, que ahora dormía. Bajé y miré la nevera, quería prepararle un buen desayuno como agradecimiento. Preparé una fuente con fruta, unas tostadas y un poco de carne, me apetecía.

-¿Qué haces? –Jake me sorprendió mientras freía la carne-. Huele muy bien… ¿Y todo eso?

-Ya ves…

-No te he oído despertar… -besó mi cabeza-. ¿Has dormido bien?

-Sí, no recuerdo cómo llegué a la cama, pero imagino que debo darte las gracias… ¿no? –Él sonreía mientras se sentaba en la mesa-. Así que bueno, he preparado un desayuno para darte las gracias por eso y… -no sabía cómo definirlo, miré hacia el piso de arriba-, por eso también.

-Bueno… -se sonrojó un poco-. No es nada, me aburría… además creo que es más seguro eso que lo de la otra vez… -le miré avergonzada y él pareció divertirse-. No quiero que me quemes la casa… -rodé los ojos y me senté en la mesa, mientras él seguía sonriente-. Creo que podríamos ir de caza después, ¿te parece?

-No creo que sea mala idea…

-Lo sé, soy un genio… -volví a rodar los ojos-. No, pero si quieres ir, debemos hacerlo pronto, con este tiempo… va a ser difícil encontrar bichos dispuestos a donarte su sangre… -me sacó la lengua, como un niño. Estaba de un humor excelente. Se levantó y puso la radio, sonando una canción que recordé, aquella que cantó hace un tiempo en mi coche… “If the rain must fall”, comenzó a cantarla-. ¡Oh! Well dreams can come true, if you know inside you really want them to, or you can sit, you can wait, you can leave your fate in someone else’s hands…

-Cantas fatal, ¿lo sabes no?

-Sí… -comenzó a reír muy alto-. Pero seguro que soy más rápido que tú… -comenzó a comer, más bien a engullir, para salir corriendo con la boca llena-. Tefperaré fentado…

Cogí una galleta y subí corriendo a mi cuarto, cambiándome lo más rápido posible. Probé aquel nuevo artilugio de mi baño y después escogí unos pantalones grises con un jersey morado. Pero cuando bajé él me había ganado… me esperaba sentado. Me reí al verle sacar la lengua, había corrido mucho, aún le chorreaba el pelo. Me eché a reír.

-No vale si, aunque esperas sentado, vas chorreando… -acaricié su pelo húmedo mientras me miraba desde aquella posición, sentado, mirándome hacia arriba. Me sentí extraña y él se puso serio, quizá demasiado-. Además seguro que vuelvo antes que tú….

Comencé a correr riendo mientras él me seguía. Llegamos a una pequeña cueva donde encontramos a una pareja de jabalíes. Él se mantuvo distante, algo que de cierta manera me reconfortó. Después nos dirigimos al taller, donde Embry me indicó dónde estaba la granja de su padre. Al parecer estaba alejada de las casas, así que no habría ningún problema. Él le diría que las había vendido, así que si tenía algún tipo de urgencia podía recurrir a aquel lugar. Eso me consoló.

No quise estar mucho por allí, ya que aparecía de vez en cuando algún humano a llevar su coche, así que era mejor estar en casa. Por la tarde Seth trajo un paquete, diciendo que llegó al taller por mensajería, era de parte de Emmett.


Seguramente permanezcas en casa durante unos cuantos días, así que te envío algo que espero te distraiga… yo me he comprado uno igual, y ambos están “retocados” por tu tía Rose, para que podamos usarlo nosotros… así que espero una buena competición cuando regreses.

Te quiero pequeña. Besos de toda la familia.

Tío Em.


Abrí el paquete emocionada, con un Jacob curioso a mi lado. En la caja había una consola con un nuevo juego de deportes, llevaba una alfombra y unas cintas para atarlas en las articulaciones, registrando los movimientos. Nos pegamos la tarde jugando los dos, picándonos porque él me ganaba en unos y yo ganaba en otros.

Paramos de jugar porque el estómago de Jake rugía, así que se puso a preparar la cena. Le miraba curiosa mientras rebuscaba por los armarios y la nevera sacando ingredientes.

-¿Qué va a ser?

-Bueno… creo que algo que te gusta mucho… -me miró, dándose cuenta de que no tenía ni idea de lo que me hablaba-. Ayúdame…

Comenzó a lavarse las manos, después cogió un bol y puso mantequilla, añadió harina y comenzó a amasar. Me hizo un gesto para que añadiera agua, y después siguió amasando mientras me miraba divertido. Guardó el bol en la nevera y sacó carne y bacon, que comenzó a cortar en trozos muy pequeños, mientras yo me sentaba en la encimera. Me empecé a encontrar mal y él lo notó, dejando lo que estaba haciendo para traerme una pastilla y un vaso de agua.

-Me cuidas demasiado…

-¡Qué va! Pero esto para mí es… como unas vacaciones. Y no me apetece estar todas las vacaciones viendo cómo te retuerces de dolor… -Me sonrió divertido-. ¿Quieres ayudarme?

-¿Por qué te portas así conmigo?

-Bueno… tú lo harías por mí, o por Darlene, ¿cierto? –Asentí-. Pues ya está…

-Ya, pero dudo que Kevin o Ryan sean capaces de hacerlo… -le miré divertida, intentando imaginármelos tan sobre protectores como él o Darlene-. No puedo imaginarlo…

-Bueno, yo tampoco me imaginaba a Leah cuidando de un bebé… ni a mis hermanas… pero las cosas cambian…

-¿Me estás llamando bebé?

-No… -me miró divertido-. Aunque a veces lo pareces… -se echó a reír y le fulminé con la mirada-. Me refiero a que no lo puedes imaginar hasta que no lo ves, pero ellos cambiarán, maduraran un poco… ahora tienen demasiados pajaritos en la cabeza, créeme… lo sé…

-No, pero no es eso… -me quedé pensando, no era eso… él era diferente, era cuidadoso, cariñoso y atento, siempre lo había sido. Mi madre me había contado algunas cosas sobre él, de antes de que yo naciera… suspiré y le miré, seguía cocinando-.

-¿Me ayudas o no? –Bajé de la encimera y asentí-. Toma, sigue picando…

Me puse a cortar la carne mientras él picaba algo de cebolla, después limpió la encimera y la secó, tirando harina por allí. Le miré raro y él comenzó a reír. Volcó la masa en la encimera y la partió en dos. Me hizo un gesto para que la cogiera y me enseñó cómo amasar -se sentía genial entre mis dedos- y cómo hacer una pizza de carne “estilo Jake”. La pizza llevaba ternera, pollo, cebolla, tomate, mozzarella, bacon, orégano, y huevo. Me recordó a aquella que le ayudé a preparar en Jenner. Estaba buenísima.

Después de aquella cena nos pusimos a ver una película de miedo, la profecía… la verdad es que estaba realmente asustada, mientras Jake se reía y se burlaba de mí. Yo me aferraba a su brazo, mientras él estaba relajadísimo, como quien está viendo una película aburrida. De vez en cuando me estremecía y él se reía.

Cuando estaba acabando me di cuenta de que estaba quedándose dormido, así que lo sacudía de vez en cuando mientras suspiraba aburrido.

Cuando fuimos a dormir él fue a cerrar mi puerta, pero le pedí que la dejara abierta, al igual que la suya. La verdad es que me costó dormir y tuve una pesadilla, de la que desperté gritando.

-¿En serio te ha dado tanto miedo? –Asentí-. ¡Por favor! Si cualquiera de las cosas que ves a diario debería darte más miedo que eso… -me miró paciente-. Intenta dormir anda…

-¡Jake! –Le aferré del brazo-. ¿Puedes quedarte un rato?

Él rodó los ojos y se tumbó a mi lado, mientras yo me aferré a su cuerpo buscando sentirme segura. En seguida conseguí dormirme, pero una fría brisa me despertó. Salí al balcón para encontrármelo mirando unos planos con Seth en el silloncito.

-¡Buenos días! –Seth vino a abrazarme mientras Jake me sonreía-. Así que has tenido pesadillas… mira que darte miedo esa película…

-Seth… -Jake le lanzó una mirada recriminatoria, pero pronto se puso a sonreír-. Recuerda que sólo tiene cinco años… -los dos empezaron a reír, pero a mi no me hizo gracia-. Va venga Nessie… no te enfades…

-Muy gracioso… me voy a la ducha, creo que no os voy a soportar en todo el día…

Me metí en mi cuarto mientras pude oír un “Pues parece que se ha mosqueado un poco, ¿no?” saliendo irónico de boca de Seth. Después me senté con ellos, cogiendo el edredón de mi cama. Los dos me miraron riendo, ya que si no estuviera enfadada, me hubiera puesto entre ellos para refugiarme del frío. Miré los planos de los que hablaban, parecía una casa.

-¿De quién es esa casa?

-Mía, al menos lo será… -me sonrió-. Estoy un poco cansado de vivir con mi madre y Leah… me gustaría marcharme, pero creo que sería mejor hacerme una casa, como Jake, a comprar alguna ruinosa, como Embry… -Jake le miró mal-. En serio, está harto de tener que arreglar cosas… no sé cómo Rebeca no te dejó hacerle la casa…

-Es muy cabezota, quiere conseguir todo sola, se parece mucho a mi madre… más que Reich…

-Ya… -Seth medio sonrió-. Bueno, ya me contarás qué te parece la idea, no quiero comprárselo si no te parece bien…

-Seth… cómpralo –Seth le miró sorprendido-. Mira, sé que dije que no quería estar cerca de nadie cuando estuviera en casa… pero está suficientemente lejos de aquí y cerca del taller. No me importa tenerte como vecino, preferiría dos kilómetros, pero ese terreno es bueno y te lo deja a buen precio… un kilómetro es suficiente…

-Yo…

-Corre, llámale y empezaremos lo más pronto posible, sé que es difícil vivir con Leah… -Seth abrazó a Jake-. ¡Eh, eh! Déjate de muestras de amor…

Seth, me dio un beso en la frente mientras se iba emocionado seguido por la mirada de Jake. Le miré raro y él me sonreía.

-Estaba tan emocionado que ha subido sin molestarse a llamar… al parecer el padre de un colega suyo es el dueño de un terreno cercano al taller y quería venderlo…

-¿Seth viviendo solo?

-Sí… yo tampoco me imaginaba que diera un paso así… pero al parecer está frustrado de ver tanto amor en su casa, con tu abuelo y Ephraim por allí… y Leah lleva un tiempo demasiado protectora con él… siente que le da pena.

-Entiendo…

Abrió sus brazos y me tumbé con él, dejando mi edredón en mis pies. Estuvimos mirando el paisaje durante un rato y después nos fuimos de caza.

Así pasó casi la semana, entre comidas divertidas, bromas y piques con la consola, los cuidados de Jake…

Era día cinco de diciembre, jueves. Tocaba llamar a mis amigos a la hora de comer, para que me contaran novedades. Al parecer Wanda había tenido una cita con un chico de primero, Alan, con el que se había topado un par de veces en la biblioteca. Ahora iban mucho por allí, ya que Darlene estaba cada día peor en casa y Kevin y Ryan las acompañaban. Notaba cómo si ya no necesitaran que volviese, pero cuando hablé con Darlene noté todo lo contrario. Me puse a llorar como una tonta cuando me dijo que me añoraba muchísimo.

Jacob se pasó toda la tarde intentando animarme, recordándome que se acababa todo. Esa noche tuve pesadillas, soñaba con aquel día extraño, con aquel día en que Nahuel vino por mí. Cuando me desperté le dejé una nota a Jake, no quería despertarle. Me fui a pasear, acudiendo a aquel árbol, mi refugio. Algo captó mi atención fuera, un animal pequeño. Sentí la estúpida necesidad de seguirle, y así lo hice. Estaba en la playa cuando comenzó a llover a mares, el animalito se metió en una pequeña gruta y me guarecí en ella. Cuando la lluvia bajo su intensidad, ya era tarde, quizá demasiado.

Llegué a casa empapada, pero Jake no estaba, seguro que estaba buscándome. Le mandé un mensaje para decirle que estaba en casa, subí a cambiarme y no encontré nada que me apeteciera ponerme, así que opté por ponerme directamente el pijama. No tenía ninguno limpio, así que me puse un camisón rosa que llegaba por encima de mi rodilla, con topos en color chocolate. Dejé mi pelo suelto, para que se secara.

Bajé a la cocina para comer algo, pero en ese momento Jake abrió la puerta empapado. Empapado y furioso.

-¿Dónde demonios te has metido? –Comenzó a chillarme-. ¿Sabes el susto que me has dado?

-Jake… no es para tanto… he ido a dar un paseo, ya te lo he dicho.

-¿Qué me lo has dicho? ¡Una nota! –Sacudió un papel arrugado-. ¡Una nota para decirme que te ibas a dar un paseo! ¡He esperado una hora! Tiempo suficiente para un paseo… ¿Estás loca? ¿Un paseo de un día entero?

-Jake… cálmate…

-¿Qué me calme? –estaba temblando los chicos aparecieron y se despidieron sin entrar al verme… seguramente no querían presenciar la ira de Jake-. ¡Hemos estado buscándote durante horas! Seguimos tu rastro hasta la casa árbol, pero luego empezó a llover y perdimos tu rastro camino a la playa. ¿Dónde demonios has estado?

-Encontré un animalito… lo seguí…

-¿Un animalito? –parecía incrédulo, se sentó en el sofá abatido-. ¡Un animalito!...

-¡Sí, eso he dicho! Lo seguí hasta la playa y se metió en una cueva, así que como llovía a mares esperé a que cesara la lluvia… cuando amainó volví, no creí que te fueras a asustar tanto…

-¿Asustarme? –Suspiró, parecía más calmado. Me acerqué despacio, él puso sus manos en la cabeza, su pelo goteaba. Pasé una mano por su pelo, en un intento de secarlo y levantó la vista, ahora parecía frustrado-. Ness, en serio, no vuelvas a hacer algo así… -Le miré fijamente, sus ojos mostraban algo de desesperación. Su voz… Ness, había dicho. No Nessie, como siempre, ni Renesmee, como cuando se enfadaba-. Casi me vuelvo loco pensando que te podía haber pasado algo…

-Lo siento… -me miraba desde abajo, se echó para atrás intentando alejarse un poco de mí, pero aproveché para sentarme sobre él y abrazarme a su cuello. Él me rodeó con sus brazos-. En serio… lo siento… -Apoyé mi cabeza en su pecho, besé su cuello-. Espero que me perdones…

Cabeceó ligeramente intentando que dejara de besarle en el cuello, así que le besé en la mejilla. Se giró levemente y aproveché para besarle de nuevo más cerca de su boca, haciendo que él me devolviera un beso cargado de pasión y desesperación en la mejilla. Me miró a los ojos y pude ver el deseo en su mirada.

Volví a besarle de nuevo, en el mismo lugar, oyendo cómo inhalaba y presionaba su mejilla en la mía. Me acerqué apenas unos milímetros a sus labios, provocando la misma reacción. Se apartó ligeramente y suspiró. Le sonreí y él me devolvió media sonrisa. Atajé unos milímetros más, besando la comisura de sus labios.

Cuando volvió a mirarme el deseo era más fuerte en su mirada, ganas de besarme, amor, precaución… podría estar años mirando esos ojos. Me acerqué lentamente, buscando sus labios. Él se quedó estático, apoyando su frente en la mía después. Busqué sus labios de nuevo, con la misma reacción. Me desesperé y le volví a besar, pero esta vez con mayor pasión y desesperación por su negativa. Él me devolvió un ligero beso, que no era lo que yo buscaba.

Me senté a horcajadas, haciendo que su mirada me observara cauteloso desde unos centímetros más abajo. Busqué sus labios de nuevo, haciendo que esta vez respondieran algo más frenéticos. Sus manos se posaron en mi cintura intentando separarme, pero pude mitigar su intento de alejarme. Se levantó con mis piernas y mis brazos encaramadas a él, dando un par de tumbos y llevándome a la cocina mientras me besaba dulcemente. Mi lengua pidió paso a través de sus labios, pero éstos denegaron el acceso, mientras su dueño me sentaba en la encimera de la cocina. Sus besos dulces se tornaron menos urgentes, así que lo aferré más a mí, pero ahora él tenía más fácil escapatoria.

Apoyó sus brazos en la encimera, estaba temblando, pero de un modo que no había visto nunca. Me besó dulcemente para apoyar su frente en la mía, devolviendo suaves besos a los míos, ahora ansiosos. Miré sus ojos, cerrados frente a los míos. Suspiró y le imité.

-Pequeña… -abrió sus ojos y me miró, ya no era la misma mirada de antes, ahora había pena en sus ojos. Cerré los míos y noté que algo húmedo recorría mis mejillas. Él recogió mis lágrimas con besos-. Yo… -le miré y parecía apenado-. Lo siento. Siento esto… siento haberte gritado.

-Jake…

-¡Sh! Soy yo el que la ha cagado… -besó mi frente despacio. Después se alejó y se apoyó en la encimera pareciendo abatido-. Creo que será mejor que vayas a dormir, ha sido un día largo…

-Jake yo… -bajó la mirada, no quería escucharme-. Lo siento en serio… -me bajé de la encimera y cogí su brazo, él me miró-. Lo siento.

-Lo sé… -intentó sonreír-. Ve a descansar, será lo mejor…

Asentí, girándome para encaminarme a mi cama. Me sentía mal, le había obligado a dar un paso que hace días dijo que aún no quería dar. Al parecer, yo creía que éste estaba siendo el momento adecuado, pero no era así. Me giré cuando llegué a la puerta para mirarlo, esperando que se volviera.

Cuando se giró su rostro mostró pánico, preocupación. De repente todo se desvaneció y caí sobre algo cálido… sus brazos imaginé.

-Tranquilos… debéis calmaros… -La voz familiar de mi abuelo Carlisle captó mi atención, pero no podía moverme-. Se pasó todo un día sin comer, sin beber, es normal que le haya pasado esto…

-¡Es por su culpa! ¡Maldito perro!

-¡Bella! –mi padre contenía a mi madre, algo que me extrañó-. No le tortures más, sabe flagelarse él solito bastante bien… -hubo un ligero gruñido de su pecho-. Efectivamente deberías haberte contenido mejor…

-¡Edward! –Otra dulce voz que me alegró escuchar se alzó a mi lado-. Jake, no te tortures… ya has intentado evitarlo durante mucho tiempo… -pude oír unos pasos corriendo por las escaleras-.

-¿Qué ha pasado? –Charlie híper ventilaba-. ¿Qué le ha pasado a mi pequeña? –hubo un silencio tenso-. ¡Qué alguien me diga algo!

-Abuelo… -noté una brisa con todos sus olores, como si se aproximaran a mí-.

-Nena… -su mano cálida acarició mi frente, pero me sentía débil para hablar-. Lo sé, tranquila, no importa… no hace falta que hables…

-¿Quieres algo de comer? ¿O de beber? –Carlisle hizo un ligero cambio de tono cuando dijo “beber”, lo que me hizo sonreír-. Vale… dejaré que descanses…

-Cariño… -mi madre acarició mi cara e intenté abrir los ojos, parecía realmente preocupada-. ¿Qué tal te encuentras? –miré a mi alrededor, Jake en un rincón y mi padre en otro, mis abuelos y mi madre apoyados en mi cama, pendientes de mí. Miré a mi padre, parecía disgustado y Jake parecía abatido-. ¿Renesmee?

-Estoy bien, en serio, no sé porqué habéis venido todos… -acaricié el rostro de mi abuela y de mi madre-. ¿Cómo están los demás?

-Preocupados… -mi abuelo sonreía-. Querían venir todos, pero les avisé de que seguro que no era nada grave… debiste haberte alimentado…

-Lo siento… -su voz ronca desde el fondo de la habitación apenas hubiera sido perceptible con unos oídos normales. Pero todos nos giramos, mientras pude usar el poder de mi padre para ver que la escena de nuestros besos se repetía, mi padre podía verlo, mi madre ya no le cubría-. Debí haber pensado en ello… -Noté cómo mi madre apretaba las sábanas rabiosa-.

-Jake… -mi madre me miró rabiosa, yo le retiré la mirada y le miré a él, parecía avergonzado-. Estoy bien, no pasa nada… -le sonreí mostrándole que era real, que no tenía ningún dolor ni nada extraño, sólo ganas de descansar-. Sólo me apetece descansar…

-Antes deberías comer algo… -Charlie se sentó a mi lado-. ¿No Carlisle? –mi abuelo Carlisle asintió sonriente-. ¿Seguro estás bien? –Asentí-. Si necesitas cualquier cosa dímelo, te lo traeré… debo irme a la comisaría… hoy hay mucho jaleo… -le miré raro-. Al parecer anoche hubo una fiesta…

-¿Seth? –le miré divertida y asintió-. ¿Otra vez ha dado una fiesta?

-No, sólo acudió… pero aún así cuando han ido los chicos esta mañana seguía de juerga… han tenido que llevárselo y Sue esta histérica…

-¿Otra vez en el calabozo? –Comencé a reír, lo que animó a todos menos a Jake-. Deberías dejarlo un par de días… a ver si aprende…

-Lo pensaré, créeme… -me dio un beso en la frente-. Si necesitas algo… -asentí-. Adiós pequeñas… -tomó la mano de mi madre que ahora sonreía, pero en el momento que él salió volvió la furia-.

-¿Por qué te escapaste? Y tú… -miró a Jake furiosa-. ¿Cómo no nos avisaste antes?

-Mamá, Jake no tiene la culpa. Me desperté un poco triste, necesitaba un paseo y relajarme… ¿vale? Él y los chicos estuvieron buscándome todo el día… -le miré-. Sois todos muy exagerados respecto a mí, ya te dije que sólo iba a dar una vuelta, al igual que era lógico que pensaras que simplemente estaba cansada… no hacía falta tal despliegue de medios para esto… demasiados riesgos… -me levanté y bajé a la cocina, seguida de todos. Me giré molesta-. ¿Voy a tener guardaespaldas para la eternidad?

-Nessie… -mi abuela Esme me miraba apenada-. Entiende que todo esto es porque nos importas demasiado…

-Lo sé, abuela, lo sé… pero a veces… sois un poco paranoicos… demasiado. Me agobiáis –me miraron raro, apenados-. Lo siento, no quiero… -Suspiré-. No me hagáis caso, ¿vale? Estoy… agotada, rara, no sé, necesito… -miré a Jake, necesitaba estar a solas con él. Mi padre gruñó bajito-. Papá… ¿vienes de caza conmigo? Creo que algo de aire y alimento no me vendrá mal…

-Vamos… -mi padre arrastró a mi madre, posiblemente no la quería dejar a solas con Jake… mi padre asintió y dejamos solos a Jake y a mis abuelos-. Estará bien, ellos no le odian como nosotros…

Estuvimos de caza casi toda la mañana, había dormido durante toda la noche. Mi madre parecía ligeramente más relajada, al igual que mi padre. Decidí que estaba saciada y que quería volver.

-Antes de llegar… -me paré frenando a mis padres que me llevaban de las manos-. Sé que lo sabéis, sé que estáis furiosos, pero no le culpéis a él… -les mostré que fui yo la que comenzó todo-.

-Pero él debió haber sabido parar…

-Mamá… -alcé una ceja-. ¿Cuántas veces me has dicho que no le hiciera sufrir? Que le costaba ya contenerse… además paró, lo sabes. Me rechazó, fue sólo un lapsus momentáneo de ambos, algo provocado por mi culpa y por lo que me debo disculpar…

-Nessie, dudo que eso sirva de algo… -mi padre me miró apenado-. Si todo ha cambiado…

-Nada ha cambiado, sólo fue un ataque de hormonas incontrolado, lo sé, al igual que él… no es nuestro momento, los dos lo sabemos. Pero no podemos cambiar eso, lo hecho está hecho… pero debo intentar arreglarlo.

-No… -mi padre se adelantaba a mis pensamientos-.

-Papá, por favor…

-No, no pienso arriesgarme. Eres aún una niña, por más que a veces te empeñes en ser más mayor… no sabes de lo que estás hablando, no sabes qué difícil será…

-No lo será, con él todo es natural…

-Me ha costado contenerme de pegarle, sabiendo que lleva días así… me ha dado pena por un momento de flaqueza, no se lo puedo reprochar. Pero si dejo que te quedes el resto de la semana será mi culpa… y la tuya. No quiero que sea así…

-Papá… es mi decisión, no pienso volver aún… sé que os está costando estar aquí conmigo… aún no ha terminado, lo sabéis…

-Si te quedas, lo harás con Charlie –mi madre estaba dudosa-.

-Mamá, sabes que seré un peligro para él, ¿vas a ponernos a él y a mí en esa situación? Nada ha cambiado, ¿de acuerdo? Además, aunque cambiase, aunque estuviéramos juntos es algo que no podéis impedir y sabéis que pasará… -me miraron furiosos-. ¡Aunque no ahora, claro…!

-Nessie… -mi padre suspiró profundamente, mirándose con mi madre. Sabía que estaba teniendo una pequeña conversación y esperé paciente-. ¿Estás segura?

-¿Puedo?

Mi padre asintió y me arrojé a sus brazos, le quería muchísimo. Volví a casa mientras mi abuela Esme consolaba a Jake. Les mostré a todos que iba a quedarme, que iba a quedarme con mi mejor amigo. Me miró raro y repetí en su cabeza que me quería quedar otra semana de vacaciones con mi mejor amigo, sola con mi amigo. Él reprimió una sonrisa y asintió.

-Sólo… -me miró serio, y miró al resto de mi familia-. Te prometo que soy capaz de ponerte un rastreador como vuelvas a escaparte… -sonreí y me tiré a sus brazos, sabiendo que ese gesto no gustaría a mis padres-. Si no soy capaz de mandarte al calabozo con Seth… -Rompí a reír mientras le miraba, nos sonreíamos y asentí. Él suspiró-. ¿Puede quedarse?

-Sí, puede Jacob. Pero… -mi padre suspiró-. Creo que no debo de…

-Ya, ya, Edward, lo sé…

-Jake… -mi madre me acarició el pelo y le miró seria-. Te aseguro que otro espectáculo así y te arranco la cabeza… -los dos sonrieron, parecían más calmados que esta mañana-. Cuida de ella, cuídala incluso de sí misma… -me miró con la advertencia en los ojos y asentí ante las risas de mis abuelos-. Volveremos el sábado que viene…

-Mamá, espera… ¿Os podéis quedar a cenar al menos?

-Claro… -miró a Jake- no saldremos muy caros…

Jake avisó a Billy, Charlie y Sue para que vinieran a cenar… cena en familia. Después me despedí de todos y me quedé sola de nuevo con Jake, que se tiró en el sofá y pasó las manos por su rostro, parecía cansado, pero me miró poniendo sus manos detrás de la cabeza, de un modo que se me antojó sexy… Pero debía evitar esos pensamientos… me tiré sobre él, mientras él suspiraba y me abrazaba, besando mi cabeza.

-¿Qué voy a hacer contigo…? –le miré y parecía preocupado. Me apoyé en su pecho y le miré, poniendo cara de angelito, haciendo que él riera y apartara mi pelo de la cara. Me mordí el labio reprimiendo la ansiedad que me producía el querer besarle de nuevo. Él alzó una ceja-. Pequeña…

-Lo sé, lo sé… -rodé los ojos y retiré la mirada, no iba a soportar mucho más el encanto de sus ojos-. Lo siento, yo…

-Mira, será mejor que lo olvidemos, ¿vale? –Asentí contra su pecho-. No debes pensar en eso ahora… ¿Puedo preguntar porqué te escapaste así?

-Nahuel… soñé con él y necesitaba estar sola. Fui a la casita, no sé porqué motivo… y un animalito extraño captó mi atención…

-Un animalito… -Jake se reía-. Vaya susto nos llevamos cuando no te encontrábamos… y cuando te desmayaste… llamé a Leah y entró en fase, todos entraron en fase y vieron lo que había pasado, lo que yo le había contado a Leah…

-Ellos saben…

-Sí, perdí los nervios cuando vino tu familia, como estabas con ellos me fui a calmarme… cuando entré en fase estaban todos, incluso Seth… -le miré raro-. Se fue de fiesta para celebrarlo…

-Seth… -los dos nos reíamos-. ¿Hará otra fiesta para des-celebrarlo?

-¡Seguro!

Estuvimos tumbados riendo durante un rato, luego puso la tele y estuvimos viendo una serie rara sobre médicos. Él se quedó dormido y le dejé, mirando cómo dormía. Me frustraba saber que si mi padre estuviera podría ver sus sueños… pero parecía feliz, eso era lo que me importaba.

El sonido de un matasuegras me despertó, abrí los ojos rápido, incorporándome empujada por Jake, seguíamos en el sillón.

-¡Buenos días parejita! –Seth llevaba un gorrito de fiesta y un collar hawaiano. Le miré mal-. Gracias por proponerle a tu abuelo dejarme allí un par de días… me perdí la fiesta de anoche… -nos miró de manera pícara-. ¿Mucha celebración?

-Seth… -me estaba poniendo dolor de cabeza-. ¿Aún tienes ganas de fiesta?

-Seth… -Jake le miró con cara de sueño, supongo que como la mía-. ¿Sabes que hora es? –Seth nos mostró el reloj, las siete de la mañana-. Apúntala, porque será la hora de tu muerte mañana… -Jake cayó de espaldas al sofá de nuevo, cerrando los ojos. Le miré divertida-. ¡Largo!

-Creía que el amor te pone de buen humor… ¿Tanto jaleo hubo anoche? –No vi de donde lo sacó, pero el mando de la televisión voló hacia Seth-. ¡Qué agresividad!

-Seth, no es lo que piensas… -me miró divertido-. En serio. Nada va a cambiar, aunque en ese momento estuviéramos… confundidos –Seth me miró raro-. Mira, fue una cosa rara, momentánea, pero sigue siendo mi amigo y nada más… como lo podéis ser vosotros…

-A mi no me da esos besos…

Jake se levantó sin apenas moverme, estampándole un beso a Seth en todos los morros y sacándole de casa. Me quedé atónita, mirando la escena. Seth empezó a bailar en el jardín haciendo sonar el matasuegras, y gritando como un loco.

-Este chico no se cansará nunca… -Jake se reía mientras iba a la cocina-. ¿Qué quieres desayunar? –le miré desganada-. Puedo enviar al perro a buscar comida si te apetece algo que no haya… -hizo un gesto señalando el jardín-. Sabes que lo hará.

Me asomé por la ventana y Seth seguía bailando sólo, sin música, dando palmas incluidas y brincando. Jake se asomó y empezamos a reír. Me asomé por la ventana y me miró sin parar de saltar.

-¿Puedes traer algo rico de desayunar? –Preguntó con un gesto, mientras seguía dando palmas-. Lo que te apetezca, ven a desayunar con nosotros… pero deja las drogas ¿vale?

El sonido del dichoso pito sirvió como afirmación.

Volvió poco después con un bizcocho enorme, batido de chocolate y café. Seguro que había saqueado el desayuno de su madre… Suspiré al pensarlo.

No paramos de reír en todo el desayuno mientras nos contaba la fiesta, y la que organizaron después en el calabozo…

Pasamos el día con él, la noche con los chicos en una barbacoa que organizamos en casa de Jake. Pronto se marcharon todos y volvimos a quedarnos solos, estando menos tensos que ayer.

-¿Una partida? –dijo mirando la consola. Lo dudé pero luego asentí-. Vas a perder… no puedes contra mí, soy más fuerte…

-Ya veremos…

Estuvimos jugando hasta que nos caíamos de sueño. Por la mañana Seth y Quil vinieron a desayunar. Yo me encontraba mucho mejor, así que fuimos al taller, donde estuvimos todo el día. Embry acudió directamente allí, ya que ahora apenas venía a desayunar, prefería quedarse con Rebeca.

Comimos todos juntos allí, en la sala de reuniones que hacía función también de comedor. Por la tarde estuve viendo cómo Seth y Quil pintaban un coche que acababan de reparar, un Ford bastante viejo que un hombre quería regalar a su hijo. Los chicos lo arreglaron y lo pintaron de color azul intenso, con unas franjas blancas a lo largo del coche.

Seth se marchó antes para ir a hablar con el dueño del terreno, se había decidido a comprarlo. Apareció una hora más tarde dando saltos de alegría, con unos papeles en la mano.

-¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! –Me dio un enorme beso en la mejilla-. ¡Tito Seth ya tiene su terreno! ¡Alejado de todo! ¡Podré montar las mejores fiestas del mundo!

-Seth… -Jake le miró raro-. ¿Sabes que ahora toca trabajar duro, verdad?

-Sí, lo sé, sé que ahora tenemos que ponerle mucho tiempo y esfuerzo… ¡pero no me importa! Porque va a ser mi casa, ¡mía! –Todos nos reímos ante su efusividad-. ¡Venga chicos! Quiero enseñaros mi casa…

-Dirás el terreno… -Embry se reía-.

-Bueno, da igual… ¡vamos!

La verdad es que no había mucho que ver, pero Seth rebosaba felicidad, saltaba de un lado para otro explicándonos cómo quería que fuera su casa. Me aferré al brazo de Quil mientras Jake y Embry comentaban las dificultades del terreno.

-Seth… -Jake le miró serio, pero pronto se dibujó una sonrisa en su rostro-. Espero que tengas ganas, porque mañana comenzaremos…

-¿En serio? –Seth parecía un niño grande-. Jake…

-Mira, tú me ayudaste con la casa árbol, el taller, la casa… porque cerremos un par de tardes el taller no creo que pase nada…

-Bueno… -Quil parecía avergonzado-. Yo no puedo contribuir mucho a la casa, pero puedo quedarme todas las tardes en el taller, de guardia. Pero eso sí… vosotros se lo explicáis a Claire…

-Tranquilo Quil… creo que en un mes puede estar listo… Seguro que quiere dar una fiesta de Navidad… ¿cierto? –Jake miró divertido a Seth que comenzó a saltar como afirmación-.

-Vendré antes de que esté acabada –me solté de Quil y me acerqué a Seth, que me miró raro-. Creo que un toque femenino en la decoración no vendrá mal… ¿no?

-Nessie… no te ofendas, pero…

-Seth, hazme caso, al menos déjame colaborar en algo…

-Bueno, te esperaremos para pintar y dejaré que decores… -lo pensó-. La sala de fiestas y el jardín… -le miré mal-. Oye, que la sala de fiestas es algo muy importante…

Todos nos echamos a reír y los chicos comenzaron a poner palos y cuerdas por doquier, dibujando una especie de plano sobre el terreno.

Y así pasó la semana, mañanas en el taller, comidas con los chicos y tardes con la manada en el terreno de Seth. Jared, Sam y Paul se apuntaron a ayudarles, por lo que el viernes el terreno estaba llano, los cimientos echados y comenzaban a poner los pilares y los muros de carga, casi podía imaginar la casa.

Mis padres acudieron sonrientes al terreno, dando la enhorabuena a Seth que seguía eufórico. Cenamos en casa de Charlie, con Sue, Leah, Seth, Billy y Jake.

Nos quedamos hablando y recordando anécdotas hasta la tres de la mañana, cuando me quedé dormida entre Seth y Jacob. Me desperté en la cama de mi madre, desayuné con mi abuelo y con Sue, que al parecer se había quedado también a dormir.

La despedida fue horrible, todos vinieron a casa de mi abuelo a despedirse, pero me costó muchísimo esfuerzo separarme de los brazos de Seth y Jake. Sólo lo hice porque sabía que Charlie esperaba a ser el último, por lo que me aferré a él con la misma intensidad. Después cogí la mano de Jake y la de mi abuelo, mirando a los tres hombres que amaba de forma tan distinta. Charlie, querido abuelo; Seth, gran amigo; Jake… simplemente Jake. No encontré palabras para definir cómo o cuánto lo amaba.

Los miré por la ventanilla mientras nos alejábamos, rumbo de nuevo a Monroe, rumbo a otra mitad de mi vida.