Capítulo XXXIV: Sorpresa de Navidad.

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Lunes dieciséis de diciembre, día de clase y día de reencuentros. La noche anterior había dormido en casa de mi abuelo, tras mis rutinarios análisis y los rutinarios tornados de besos y abrazos que me otorgó mi familia. Estuve jugando con mis tíos al juego aquel que Emmett me había mandado. Al parecer toda la familia había practicado y se habían enganchado al juego.

Pude ver a Wanda, que me abrazó y me presentó a Alan, estaba realmente feliz. Pero Darlene… no podía creer cómo había empeorado. Parecía algo más animada, pero sus ojeras y los kilos de más dejaban claro que su sonrisa era falsa, postiza.

A la hora de comer entendí la razón. Wanda ya no se sentaba con nosotros, se ponía con los chicos de primero y con su novio, algo lógico, pero que había deshecho la poca alegría que podía haberse creado en nuestra mesa a su llegada. Ryan parecía abatido, malhumorado… y Kevin había sucumbido a esa tristeza, dado que yo era la única que captaba esa necesidad que él tenía de animar a todos.

Debía hacer algo y rápido. Sólo quedaba una semana para las vacaciones de navidad, por lo que tenía que mejorar los ánimos de todos, ya que Ryan no volvería tras las navidades. Iban a ser unas vacaciones duras, sabiendo que faltaba medio grupo y se iba una cuarta parte del que quedaba.

-Ryan… ¿Estás seguro de querer irte? –El martes sentí la necesidad de preguntarlo, llevaba toda la mañana ausente y miraba cada rincón con nostalgia-. No creo que sea buena idea que te marches ahora…

-Lo sé, me había planteado quedarme, por Wanda, por Meg… pero… -suspiró y miró la mesa de los de primero-. No creo que ella necesite de mis cuidados ahora.

-¡Vamos Ryan! –Darlene torció el gesto-. Si ella está con ese chico es porque creyó que nunca querrías estar con ella… cuando estábamos en la biblioteca no parabais de mirar a las de último curso, hablabais de lo buenas que estaban y todas esas burradas… normal que la chica se asustara y se sintiera inferior… no sabéis cómo tratar a las mujeres, es lo único que me ha quedado claro… -me miró apenada-. ¿Por qué Jake no tiene un hermano pequeño igual que él?

-¡Vamos Darlene! –Kevin le miró aburrido-. Si lo único que te gusta de ese montón de músculos es eso… ¡sus músculos! Reconócelo…

-Jake es mucho más que eso –me estaba ofendiendo-. Al menos sabe cómo tratar a una chica, no os podéis hacer a la idea de cómo es…

-¡Déjales! Están celosos… -Darlene parecía más animada-. Ya sabes, su ego está dañado porque ya no son el referente de las chicas…

Comenzamos a bromear de esa guisa con Kevin, pero Ryan seguía ausente mirándola. Me sentía realmente mal, posiblemente si me hubiera quedado o hubiera vuelto antes, no hubiera cambiado nada. Odiaba los cambios, era algo evidente…

El miércoles fue un día parecido, pero el jueves… el jueves fue un desastre. Darlene estaba furiosa, dolida, casi se echa a llorar en la comida. Sus padres se iban a divorciar, estaban hartos el uno del otro, así que Darlene debía decidir con quien vivir. Pero su padre se marchaba lejos, así que si quería quedarse, como en parte quería, debía quedarse con su madre. A Kevin se le había muerto el perro que tenía desde los cinco años. Y Ryan… se estaba desesperando al hacer las maletas, una parte de él quería quedarse aquí. Para más INRI el viernes había un baile de despedida, al parecer el director quería hacer una fiesta en honor a nuestros amigos… más dolor.

El viernes por la mañana apenas dimos lecciones, ya que ningún profesor tenía ganas de trabajar con las vacaciones tan cerca… ninguno, excepto Alice. En la clase de literatura nos hizo escoger de nuevo, como el año anterior, un par de libros de una lista. Yo los había leído todos, o me los habían leído mis padres, así que escogí a dedo. En francés hizo algo que entristeció a mi grupo al principio…

-Bien, étant donné que je vois qu'il n'y a pas d'intentions de donner une classe, je vais proposer une espèce de jeu. Tous savez que cette nuit il y a une fête dans l'institut, une fête dédiée aux compagnons qui manquent. Par cela je veux que vous me racontiez une anecdote, quelque chose de curieux que vous avez vécu avec Mary, Sullivan, Allison ou Meg. Qui est-ce qui veut commencer?

Todos nos quedamos helados, pero pronto un compañero contaba una gamberrada de Allison, otro un debate en el que Mary se posicionaba en contra de todos, una chica contó cómo Sullivan le había explicado muy amablemente unas cosas sobre biología, sin apenas haber hablado nunca con él, se portó de maravilla. Otra chica contó cómo un día, cuando eran más pequeñas, Meg la ayudó a defenderse de Ryan, que se metía con ella.

La mayor parte de las cosas eran tonterías, anécdotas que destacaban su personalidad, que nos recordaron cómo eran ellos, que nos hicieron sonreír finalmente. No fue tan mala idea.

El timbre sonó pero ninguno se movió de la silla, todos esperaron a que nosotros contáramos algo, algo sobre nuestros amigos.

-Bueno… -Kevin nos miró con cautela, todos le prestamos atención-. Recuerdo un día de verano, antes de nuestro viaje a Jenner. Estábamos paseando por el centro comercial, buscando un juego nuevo. Vimos a una niña sentada en un banco, con su hermana que tendría nuestra edad, ignorándola por completo. La niña estaba feliz, lamiendo un helado, lo que nos hizo ir a por uno para nosotros. Cuando salimos la niña miró nuestros helados… -sonreía-. Eran mucho más grandes, así que la niña intentó captar la atención de su hermana, que cuchicheaba con sus amigas. La chica se volvió con tan mala suerte que le tiró el helado a la niña, que se puso a llorar como una loca. Sullivan se acercó a la chica y le dio el helado a la pequeña, ni siquiera lo había probado, ni compró otro, ni me pidió del mío. Simplemente se quedó satisfecho viendo a la niña sonreír mientras se comía su helado…

-Yo recuerdo… -Ryan sonreía- la semana de tu fiesta de cumpleaños… -me miró-. Recuerdo que estaban emocionados, que Meg se volvió loca pensando el regalo adecuado, cada detalle de la fiesta… ella estaba emocionada por intentar hacerte sonreír aquel día, estuvo dos semanas preparándolo e ideándolo sólo para ti… quería que fuera el cumpleaños más especial de tu vida…

Todos nos miramos sonriendo, recordando aquella noche…

-Recuerdo… recuerdo aquella noche. Fue la primera fiesta en la que Mary estaba más calmada… -Darlene levantó la mirada, todos nos reímos-. Siempre se ponía histérica con el qué ponerse, cómo peinarse, maquillarse… pero sabía exactamente cómo arreglarse, al parecer Sullivan le había dicho en una de sus “citas secretas” –hizo las comillas en el aire- que estaba muy guapa con un vestido, así que se vistió igual que aquella cita… por el contrario la que estaba histérica esa noche era Allison… -me miró sonriente-. Quería estar perfecta para esa noche…

-Y lo estaba…-su recuerdo dolió ligeramente, pero no tanto como antes-. Recuerdo aquel día que vino vestida por Mary… recuerdo su cara de amargura, incluso puedo imaginar a las dos discutiendo… siempre había vestido de manera radical, nunca le gustaba ir como el resto, siempre a su aire… pero lo que ella no sabía, es que vistiera como vistiera, siempre… siempre estaba preciosa, siempre daba su toque especial a todo, aunque vistiera exactamente igual a su hermana sería diferente…

-Siempre le daba a todo un toque macarra… -Kevin nos hizo reír a todos-.

-Bon... la classe a fini il y a dix minutes... vous pouvez partir. J'espère vous avoir fait les rappeler d'une manière joyeuse, comme sûr ils désireraient. Passez-le géniale cette nuit. Des vacances heureuses.

Salimos rápido, ya que debíamos volver a las ocho a la fiesta. Cuando llegué a casa un coche muy conocido estaba en la puerta, mi abuelo había venido. Pero había otro coche no tan conocido… lo había visto en el taller, un coche que había visto reparar a Jake en los ratos muertos, estaba también allí. Un BMW Alpina B6, del 2008. El color había cambiado de rojo a azul marino, pero era el mismo coche.

Me quedé allí parada, observando el coche. La puerta se abrió dejándome ver dos caras sonrientes, una satisfecha y la otra… radiaba felicidad.

-¿Te gusta mi coche, nena? –Me eché a reír y corrí hacia él, sabiendo que me cogería en brazos. Me dio un beso enorme, de esos suyos, en la mejilla, mientras nos hacía girar-. ¿Vienes a dar una vuelta en el nuevo coche de tito Seth?

-¿Qué? ¿Tu coche?

-Regalo del mejor amigo del mundo… -miró a Jake que se acercaba sonriente-. En serio, tienes que ver cómo corre… hemos llegado en tres horas…

-Seth… recuerda que el jefe Swann lleva las esposas… -Jake se reía, mientras mi abuelo aparecía ceñudo por la puerta-. ¿Qué tal Nessie?

-Bien… -le abracé-. ¡Abuelo! –Corrí a darle un beso y él me abrazó-. ¿Cómo habéis venido? Creo recordar que íbamos a ir nosotros mañana…

-Sí… -Seth me miraba ceñudo-. ¿No vas a invitar a tu tito Seth a la fiesta del instituto?

-Seth… -Jake puso una mano en su hombro-. En serio, ella tiene una buena reputación… no puede dejar que te vean de fiesta con ella…

Todos nos reímos y entramos en casa, pasamos el poco tiempo que tuve buscando un vestido adecuado. Mi madre me ayudaba, hasta que vino Alice. En el salón, los jueces: papá, el abuelo, Seth y Jake; aprobaban o descartaban. Al final dimos con el vestido ideal, aunque no aprobó, me lo puse de todos modos. El único que me apoyó fue Seth, Jake no dijo nada, pero mi padre y Charlie insistían en que era demasiado corto. Un vestido rojo, de manga larga que llegaba a medio muslo, con unas media negras y botines negros de ante.

Tía Rose apareció y me llevaron al baño para que me hicieran un recogido y me maquillaran. Cuando salí Seth y Jake se habían cambiado, al parecer ellos también se iban de fiesta, aunque no al instituto. Me llevaron en el nuevo coche de Seth, dejándome en la puerta.

-En serio, no hace falta que os quedéis… allí viene Kevin.

-No, me apetece saludar a Darlene… -Jake me puso su americana por encima-. Sería de mala educación irme sin saludarla, además… me cae bien.

-Lo sé… a ella también le caes muy bien…

Kevin se acercó, después acudió Ryan, quienes miraban el coche de Seth. Él bajó, se presentó y comenzó a contarles las maravillas del coche y los arreglos que Jake había hecho, el cual quitaba importancia a su hazaña. Ryan se quedó mirando al infinito, hasta que pude comprender que miraba a Wanda. Venía de la mano de Alan, con un vestido morado sin mangas y una chaqueta de cuero negra.

-Está muy guapa, ¿verdad? –me miró curioso-. No creo que debas darle tantas vueltas… sabes que a Meg le hubiera gustado verte feliz…

-¿Te gusta esa chica? –Seth sonreía, mientras Kevin asentía y Ryan aparentaba dureza-. ¡Vamos! No hace falta que te pongas así… es normal que te gusten las chicas, son nuestra debilidad… yo que tú iría directo, es muy guapa… -Ryan se molestó por el comentario-. No creas que… ¡vaya! Es muy joven para mí… me gustan más mayores…

-Sí, lo sabemos Seth… -miré a Jacob que se reía-. Más mayores y morenas, altas y de ojos verdes… ¿Cómo se llamaba la última?

-Leslie… -suspiró-. Esa mujer es… una diosa…

-No Seth… -Jake alzó una ceja-. Aún no has encontrado a tu diosa… recuérdalo…

-Bueno, sigo creyendo que yo debo ser el soltero del grupo –capté sus mensajes indirectos-. Imagino que debo ser yo el que rompa las reglas… No me apetece atarme de ese modo…

-Ya, claro… -Jake rodó los ojos-.

Kevin comenzó a preguntar de nuevo por el coche, mientras se sumergían en descripciones que no alcanzaba a comprender del todo. Mi móvil sonó, era Darlene.

-Nessie… no voy a la fiesta…

-¿Estás loca? ¿Cómo no vas a venir?

-Mi pelo…

-¿Qué le pasa a tu pelo?

-Estaba harta del pelo largo, he intentado cortarlo… -suspiró-. Un desastre. No voy a ir, no pienso salir de casa hasta que pueda arreglarlo, hasta que crezca…

-¡Vamos! No importa, seguro que estás preciosa… -Jake me miró raro-. Darlene se ha cortado el pelo y no le gusta…

-¿Con quien hablas?

-Jake, ha venido con Seth y me han acercado, estaban esperando porque Jake quería saludarte… así que vente para aquí…

-No… no me apetece…

-Mira, si quieres puedo ir a recogerte… -Seth hizo un gesto de desesperación, quería irse de fiesta-. Seth me dejará en tu casa, llamaré a mi tía Rose, es buena peluquera… ¿Te parece?

-No Nessie… da igual… me voy a la cama…

-Ni se te ocurra, iré a buscarte… Ahora nos vemos.

Colgué antes de que me dijera que no. Seth me acercó a casa de Darlene, dejándome en la puerta y acelerando cuando puse mis dos pies en el suelo… ¡Macarra! La verdad es que el pelo de Darlene estaba muy alborotado y más corto de lo habitual, nada que no se pudiera arreglar. Llevaba unos pantalones pitillos negros y una camiseta bastante ancha, desgarbada. Acudimos a casa de tía Rose andando, que vivía un par de calles más abajo. La miró raro y nos hizo pasar. Comenzó a cortar su pelo, dejándolo bastante corto, a la altura de la barbilla. Lo rizó y recogió la parte del flequillo hacia atrás, cortó un poco más a la altura de la nuca, estaba guapa. Ella no parecía muy satisfecha, pero Emmett apareció por allí aplaudiendo el trabajo de Rose, lo que pareció modificar ligeramente el pensamiento de Dar.

Después me puse a maquillarla, mientras Rose buscaba algo en su habitación, después bajó por las escaleras al sótano, que hacía las veces de almacén. Volvió a subir con una camiseta dorada, con una manga larga y la otra al aire; una chaqueta negra de terciopelo y unos botines dorados.

-Creo que te gustará más con esto, pruébatelo, es lo que me acaban de traer para la tienda…

-No, en serio… seguro que es muy caro y…

-No pasa nada, es un regalo de navidad… ¿de acuerdo?

Tía Rose le tendió la ropa insistente, Darlene dudaba así que yo la cogí y se la di.

-Es mi regalo de Navidad, ¿vale? Así que hazme el mío, vístete y vamos a la fiesta… Emmett nos llevará…

Emmett nos dejó en la puerta y pasamos dentro. Saludamos a todos nuestros compañeros, bailamos un par de canciones y el director subió al escenario, parando la música tras la última canción.

-Me gustaría decir muchas cosas, cosas que quisiera que escucharais todos, incluso los que no están. Pero no quiero convertir esto en una amarga despedida, aunque me veo en la necesidad de hacer una mención especial para los que nos faltan… -hizo un gesto a un hombre que conectó el vídeo. Volvieron a salir todas aquellas fotos, con esa canción que me provocó un ataque de histeria en el funeral. Alice apareció de la nada cogiéndome la mano, con un vestido negro parecido al mío, pero más largo. Darlene cogió mi otra mano, abrazada por Kevin. Me giré para soltar a mi tía con la disculpa en la mirada, cogiendo a Ryan por los hombros. Así, juntos esta vez, vimos aquellas fotos de nuestros amigos, de Allison… todos juntos ante la atenta mirada de casi todo el instituto. Wanda apareció para tomar la mano de Ryan, la cual soltó para agarrarla del mismo modo que a mí. El video acabó con aquella foto de grupo y una gran ovación-. Ellos se merecían un homenaje así, ellos y los que quedan… esta fiesta es por vosotros, chicos, queremos brindaros todo nuestro apoyo en estos días de recuerdos… Espero que vuestras vacaciones vengan cargadas de alegres recuerdos y momentos felices. Disfrutad de la fiesta.

El director bajó, dando paso a la música. La verdad es que poca gente se atrevió a bailar la primera canción, tampoco la segunda… pero ellos hubieran querido vernos bailar, así que agarré a Darlene en la tercera, coincidiendo con una de las canciones que me recordaban a ella de una manera alegre “Rich girl”, de Gwen Stefani. Pronto los chicos se unieron a nosotros, haciendo el tonto.




Creo que era la primera vez que bailaban en una fiesta, al menos de ese modo. Siempre estaban muy cohibidos, o hablando entre ellos, o mirándonos bailar. Eso me animó y me puse a bailar con Kevin, por otro lado Darlene y Wanda con Ryan.

Pasaron como unas diez canciones, cuando Wanda se quedó helada. Alan estaba tonteando con una chica de su clase, mirándola a ella con desprecio. Ryan se dio cuenta de ese detalle, su mirada se llenó de furia y se lanzó, pero le retuve con fuerza, sorprendiéndose de mi agarre.

-No vayas a él… él no merece ni siquiera eso… no es eso lo que debes hacer… -Ryan la miró, miró cómo Darlene y Kevin se la llevaban fuera, consolándola-. Vamos con ella.

Salimos juntos a buscarlos, estaban en nuestro banco, los tres sentados. Ryan se arrodilló frente a ella, cogiendo sus manos mientras ella lloraba amargamente.

-En serio, ese chico no merece la pena. Es un estúpido si tontea con otra teniéndote a ti al lado… No sabe lo que está perdiendo… seguro que se arrepentirá. Créeme cuando te digo que duele aprender esa lección… -ella sonrió apenada-. Ahora sé que duele perder a alguien de verdad…

Ella le abrazó, todos los miramos y decidimos que era mejor dejarlos solos, que hablaran de sus cosas sin tenernos a nosotros. Acariciamos el pelo de nuestra pequeña Wanda, más joven que nosotros pero igual de querida que el resto.

Entramos al baile de nuevo, seguidos por la mirada de una de las chicas de primero. Me sonaba, estaba segura de haberla visto en algún sitio… intenté recordar y la situé. Entre todo aquel caos de personas, fue la chica que puso una manta a una Darlene destrozada en la orilla del lago. La chica no dejó de mirarnos durante toda la canción, hasta que me di cuenta que realmente miraba a Kevin.

Intenté mofarme de él, diciéndoselo, por lo que se puso rojo y sonreía como un bobo. Tuvieron que pasar cinco canciones hasta que la chica se atrevió a acercarse, dado que no habían dejado de cruzar miradas desde que volvimos. Acabaron bailando juntos un par de canciones, hasta que la chica finalmente se armó de valor y le estampó un beso a Kevin, dejándolo descolocado. Darlene y yo comenzamos a reírnos, cuando Ryan entró con Wanda de la mano, echándose a reír cuando vieron la misma escena. Los nuevos tortolitos se pusieron a bailar, así que Darlene y yo nos quedamos solas mirándolos.

Después de un par de canciones unos conocidos olores impactaron en mi nariz. Alice venía hacia mí, sonriendo como una niña con zapatos nuevos.

-Tengo una sorpresa… el director me ha dejado a cargo de todo esto, así que he colado a los chicos… seguro que así os animáis… -la miré raro-. ¿Qué? ¡Me encanta ver de fiesta a Seth!

-¿Seth? –Darlene se acercó a nosotras y mi tía asintió-. ¿El de la fiesta? ¿El del móvil? ¿El mismo de las fotos que me enseñaste? –Asentí riendo-. Si es tan marchoso como parecía… seguro que lo pasas bien…

-Las dos lo pasaremos bien…

-No… -hizo una mueca-. Seguro que ni llega a bailar contigo una pieza entera… con la de chicas que hay aquí… seguro que las del último curso acaban ligándoselo…

-Bueno, es posible… -nos echamos a reír-. Pero no te preocupes, bailará más de una y más de dos con nosotras…

-¡Es adorable! –Alice parecía emocionada-.

Entonces los encontré, Seth y Jacob subiendo al escenario con una pila de CDs, los CDs de las fiestas de Seth. Me eché a reír al verlos y Seth se acercó al micro.

-Bueno, veo que estáis un poco amuermados… -Se oyó la risotada de Jake-. Como os veo muy pastelosos, os voy a dejar una canción más, que por cierto dedicaremos a mi encantadora sobrinita Nessie… -me miró y se quedó estático. Jake le miró raro y volvió a reír-. Bueno, esto… sí, la pastelada…

Seth parecía perdido, mientras Jake le golpeaba amistosamente y se reía… me miró y me hizo un gesto como que me dedicaba la canción. Asentí agradecida, mientras sonaba uno de los cantantes favoritos de Seth, Lenny Kravitz. “Little girls eyes” fue la canción escogida, lo que me hizo torcer el gesto. Salí corriendo arrastrando a Darlene y abracé a Seth, mientras Jake saludaba a Darlene.

-¿Qué tal estás? –Jake sonreía de un modo raro a Darlene-. ¿Todo bien?

-Eso creo… -parecía aturdida-. ¿Tú eres el famoso Seth? –Él asintió-. ¿El fiestero?

-Sí, bueno… Veo que te han hablado bien de mí… -Una sonrisa pícara se dibujó en su cara-.

-¿Bailas? –Jake me tendió el brazo mientras los miraba a los dos y reía. Le miré curiosa-. Cosas de Seth…

Y cómo no, tras la “pastelada” vino un ya repetitivo “Lala song”, con el consecutivo baile de Seth y Jake. Darlene y yo no parábamos de reír, pero me quedé boquiabierta cuando mi tía Alice, tan pequeña, se metió entre aquellos dos lobos siguiendo su ridículo baile medio minuto después de empezar la canción, animándonos a seguirla.

Me costó arrastrar a Darlene a bailar, un minuto de la canción y la arrastré fuerte, poniéndose coloradísima cuando Seth la cogió para hacerla bailar, más aún cuando los tortolitos vinieron a animarnos.

Jake y mi tía bailaban, mientras Seth nos cogía a las dos para bailar, se me hacía raro ver a Jake bailando tan cercano a Alice.

Dieron las doce de la noche, así que la fiesta se acabó. Seth condujo a casa de Darlene, la cual parecía reacia a bajar del coche. La miré curiosa.

-No me apetece entrar… mañana mi padre se marcha, aún no he decidido con quién me quedo… no sé ni siquiera qué voy a hacer para navidad…

-Haz un viaje sola… -sugirió Seth-.

-¿Dónde voy a ir? Ojala pudiera irme de viaje, en serio, un viaje para relajarme… -Jake se bajó del coche, dejando la puerta abierta. Alice descendió tomando la mano de Jake, aunque sabía que no la necesitaba. Darlene me abrazó-. Pásalo bien… nos vemos a la vuelta.

-Te quiero Dar…

-Y yo Ness… y yo –Suspiró y bajó ayudada por Jake, que sonreía-. Gracias… -se sonrojó ligeramente y se volvió a Seth-. Gracias por traerme.

-No hay de qué, preciosa. No te preocupes, seguro que todo acaba saliendo bien…

-Gracias de nuevo…

Seth nos llevó a casa de mis abuelos, donde ellos y Jasper nos esperaban. Nos tiramos en el sofá, cansados, yo en medio de mis dos lobos preferidos. Esme nos sacó algo de comer, mientras Alice se sentaba en el suelo junto a Jasper, cogidos de la mano y mirándonos curiosos.

-¿Preocupado? –Jasper miraba divertido a Seth, que se quedó estático-. Puedo notarlo, ¿sabes? –Jake comenzó a reír-. Incluso Alice puede…

-Nessie… -Alice me miró algo seria-. Creo que deberías quedarte un par de días, mientras nos instalamos en Forks por Navidad… Darlene te va a necesitar…

-¿Se va a quedar?

-No… creo que no… -hizo una mueca, mi tía rara vez usaba el creo-. Hay más soluciones de las que ella cree, puede pedir vivir sola, tiene dieciséis y es bastante madura… sólo que no tiene independencia económica…

-¿Ella lo sabe?

-No, por eso creo que deberías quedarte, pasar unos días con ella y distraerla, quizá solas en casa. Piénsalo… no es mala idea, además siempre puede ir a vivir con un adulto… -sonrió sin desviar la mirada-. Propónselo.

Nos quedamos a dormir en casa de mis abuelos, al día siguiente llamé a Darlene y quedé con ella y con los chicos para almorzar. Ryan apareció de la mano de Wanda, lo que me emocionó, al igual que Kevin apareció de la mano de aquella chica, Casandra. Ryan nos contó que finalmente se quedaba, que había decidido quedarse aquí por Wanda y por nosotros, como había querido antes de que Wanda saliera con Alan.

Yo le propuse a Darlene pasar unos días en mi casa, y así lo hizo. Estuvimos todo el día primer jugando a la consola, bailando, hablando… Ella dormía en lo que se suponía era mi cuarto, el cuarto de invitados, y yo en la habitación de mis padres.

El domingo llamamos a Wanda y a Casandra, que se unieron a lo que acabó siendo una fiesta de pijamas de dos días. El martes por la mañana todas se despidieron, era el día de Noche Buena y había que pasarlo en familia… lo que no le hacía mucha gracia a Darlene. Se quedó un poco más, así pude proponerle la solución que me había contado tía Alice.

Por la tarde llegué a Forks, viendo aquella imponente casa que habían levantado en apenas un par de semanas. Era de dos plantas, con porche y un jardín enorme. Habían creado un recibidor con una puerta acristalada a la izquierda que daba a una sala enorme. Al frente había un arco que dejaba ver un salón-comedor bastante grade, con unas escaleras pegadas a la pared de la izquierda. En el recoveco que se creaba con el recibidor había un sofá enorme, con una mesita y delante una tele apoyada en un pequeño mueble. En medio de la pared derecha de la casa había una chimenea, con otro pequeño sofá en medio de la habitación. La cocina sobresalía, dejando otro hueco donde había una mesa de comedor con sillas a juego. La cocina era enorme, con un arco de entrada que se repetía para facilitar el paso a la estancia de la puerta acristalada. Cuando subías las escaleras te encontrabas con una puerta, la del baño, que se situaba pegado a la fachada. Cuando me giré aluciné, la otra pared del pasillo era una cristalera enorme donde podías ver el bosque. Me recordó a mi balcón. La habitación de la derecha era la de Seth, con una decoración muy personal, por supuesto. Tenía un baño bastante grande, nada extraño viendo su tamaño. La otra habitación estaba vacía, también tenía cuarto de baño pero estaba sin terminar.

-Esta habitación quiero que la decores tú… -Seth parecía satisfecho-. Va a ser… -miró a Jake que sonreía-. Espero que sea la habitación de alguien especial… -se sonrojó-. No creo que haya nadie que la pueda decorar mejor que tú… es la última habitación que queda, ésta y la sala de fiestas…

-¿En serio has hecho una sala de fiestas?

-Sí… aunque imagino que con el tiempo tendrá otro uso… pero de momento será mi sala de fiestas. Aquí nadie puede protestar…

-Relájate… -Jake comenzó a reír-. Estamos a poco más de un kilómetro… así que puedo venir a acabar con tu fiesta…

Cenamos todos juntos el día de Noche Buena y también pasamos juntos el día de Navidad. El jueves estuve contándoles a los chicos cómo quería el baño de la habitación, y por la tarde se pusieron manos a la obra mientras yo observaba la habitación vacía. Una ventana enorme daba al mismo bosque, pero le faltaba algo… el suelo era cemento, debía decidir qué poner. Mi madre y Esme aparecieron para ayudarme, así que empezamos a tomar decisiones. El viernes les eché de la casa, para que mi madre, Esme y yo trabajáramos tranquilas.

Decidimos poner el suelo de madera clara, como en el resto de la casa. Pintamos las paredes de colores suaves, la pared del baño era de color ocre suave, el resto de un ocre un par de tonos más oscuros y la pared de la ventana la dejé en un azul suave y el techo del mismo ocre que la pared del baño. Ahora sólo faltaba escoger los muebles.

El sábado por la mañana fuimos a comprarlos, mi familia decidió que iba a ser el regalo de Navidad de Seth. Escogimos muebles en tonos marfil, una cama con dosel, una cómoda y un espejo encima, y un armario de dos puertas pegado a la pared adyacente al baño. La cama la pusimos en el centro, con una colcha en color tierra claro, a juego con una espesa alfombra. Quedó preciosa.

Por la tarde llamé a Jake, que acudió y quedó impresionado con la habitación. Le pedí ayuda para pintar y decorar la “sala de fiestas”, por lo que me comentó cómo la imaginaba Seth. Con ello fuimos a comprar los materiales, para el domingo trabajar allí. Me quedé a su casa a dormir, emocionados por comenzar a trabajar en la casa de Seth.

Amanecí en aquella habitación que Jacob había hecho especialmente para mí, perfecta en todos los sentidos posibles. Enrosqué el edredón en mi cuerpo, saliendo a aquel maravilloso balcón, sentándome a observar el paisaje.

-¿No quieres desayunar? –Jake estaba adormilado, bostezó de una manera exagerada sentándose a mi lado, en pantalón corto y camiseta de tirantes… me daba frío sólo de verle-. ¿Qué?

-Es curioso que no pases frío… -me miró sonriente, abrazándome. Puse mis manos en su brazo, haciendo que diera un respingo-. Perdón…

-No pasa nada… -miró mis ojos, curioso y ligeramente preocupado-. ¿Vamos de caza mejor?

-Sí… hace días que no voy de caza… voy a cambiarme…

Él se marchó también, me esperaba con unas bermudas vaqueras y una camiseta negra de manga corta. Me miré, con mis pantalones vaqueros, botas de montaña y un jersey de lana grueso. Era ridículo…

Cuando terminamos de cazar fuimos a casa de Seth. Montamos el suelo de tarima en color negro, lo que nos llevó casi una hora. Comencé a tener calor y me quité las botas, quedándome en calcetines mientras Jake se reía. Su cara cambió ligeramente cuando me quité el jersey y me quedé con una camiseta blanca de tirantes.

-¿Qué?

-Nada… -hizo una mueca extraña y suspiró, mirando ahora los cubos de pintura-. Será mejor que cubramos en suelo, por si acaso…

-Sí, tienes razón…

Pusimos los plásticos y empezamos a pintar la habitación. Comenzamos por la pared que daba a la cocina, que iría en negro.

-Creo que la habitación le va a encantar… -me miró apenado-. Siempre me superáis con los regalos… incluso con Seth…Estaba emocionado con el coche… pero los chicos han decidido regalarle la sala de fiestas, han comprado un equipo de sonido alucinante… las chicas han comprado lo demás…

-Pero un coche…

-Bueno, esto ya está… -suspiró y se giró, mirando el resto de la habitación. Parecía realmente triste-. Creo que deberíamos pintar antes la del ventanal, después el resto…

-Sí, estoy de acuerdo… -Comenzamos a pintar de color rojo intenso la pared de la ventana, acabando en media hora. Noté que me miraba y suspiró cuando le pillé. Parecía cansado ahora-. ¿Un descanso?

-Sí, necesito comer y tomar el aire… -sacudió su cabeza y salió fuera. Le seguí-. ¿Sabes algo más de Darlene?

-No… la llamaré esta noche…

-¿Por qué no la invitas? La semana que viene, bueno… es fin de año, puedes invitarla a la fiesta de Seth… -sonrió de un modo raro-. No creo que le importe…

-No sé si es buena idea meterla en casa con toda mi familia…

-Nessie… -me miró como si olvidara algo. Suspiró-. Podéis pasar esos días en mi casa, hay una habitación libre… sabes que no me importa…

-¿En serio? –Asintió como si fuera una ofensa que preguntara-. ¡Gracias Jake! –me lancé a sus brazos y saqué mi móvil-. ¿Darlene?

-Hola Ness… -parecía triste-. ¿Qué tal todo?

-¡Genial! Estoy en casa de Seth, estamos terminando su “sala de fiestas” y he estado hablando con Jake… ¿Tienes plan para esta semana?

-Pues… aparte de quedarme encerrada con la histérica de mi madre… no.

-¡Genial! ¡Vente a Forks!

-¿Qué? No… no quiero molestaros…

-¡En serio! Jake me ha dicho que podemos estar esos días en su casa, que no le importa… además ya sabes que allí tengo una habitación para mí, y tú puedes dormir en la habitación de invitados… ¡En serio! Me encantaría que vinieras…

-No sé… -parecía más animada- le preguntaré a mi padre y a mi madre… ¿vale?

-¡Perfecto! ¡Espero noticias!

Cuando me giré Jake parecía contento, ilusionado… como yo. Leah apareció por allí con una bolsa llena de comida y una radio… y para ver cómo estaba quedando la casa. Le hice prometer que no entraría en fase hasta que Seth viera la casa, mientras comíamos los tres juntos. Después se marchó a casa de Sam y Emily, mientras Jake y yo entrábamos de nuevo a aquella sala enorme.

Pusimos la radio y comenzamos a pintar el techo y las dos paredes que quedaban con un rojo claro. Pusimos un pequeño andamio, aunque Jake no lo necesitaba, yo sí… lo que hizo que se riera de mí.

-En serio, no sé cómo, pero has salido tan pequeñita como tu tía Alice… -me miraba gracioso mientras yo torcía el gesto-. Enana…


-¿Sí? –le miré retándole, trazando mi plan. Él asintió muy orgulloso de su broma, así que me agaché para untar el pincel, mientras él seguía pintando riendo, le pasé la brocha por la cara-. ¡Toma! –Me empecé a reír y él se giró con la boca abierta y ya podía verle las intenciones…-. No Jake… ¡No! ¡Ni se te ocurra!

Me pintó toda la frente con el rodillo, mirándome satisfecho. Comencé a salpicarle con los restos de pintura de la brocha, mientras él bajaba de un salto y comenzaba a hacerme cosquillas, comencé a patalear, ahora en el aire, mientras él me bajaba poco a poco al suelo, quedando él de rodillas y yo tumbada sobre el suelo pataleando.

-¿Ahora qué? ¿Eh?

-¡Jake, para, por favor!

-No, no… ahora te aguantas… -intenté zafarme de él, pero no podía-. ¿Qué te rindes?

-¡No! –Dije gritando entre risas. Las cosquillas fueron entonces más intensas y casi me ahogaba de la risa-. ¡Vale me rindo! ¡Me rindo!

-No señorita… -paró de hacerme cosquillas y se puso sentado a horcajadas sobre mí, sujetándome los brazos-. ¿Cómo se dice?

-¡Púdrete! –Él se hizo el sorprendido durante unos segundos, suficientes para que reconociera la canción que sonaba ahora en la radio, “Breathless”… entonces comenzó de nuevo su tortura con cosquillas, mientras intentaba pintarle más con la brocha. Acabó robándomela, no sé muy bien cómo y pintándome la cara y el cuello-. ¡Para!

-No, no… ahora la que se va a pudrir bajo la pintura vas a ser tú… -Puso sus rodillas en mis muñecas, sin hacerme daño pero no dejando que me moviera, para coger el cubo de pintura-. Vas a ver…

Cogió la brocha y comenzó a pintarme toda la cara, el cuello, los hombros… mientras tarareaba feliz, dando la segunda capa de pintura. Yo intentaba resistirme, pero sólo conseguía mancharme más de pintura. Pintó todos mis brazos y volvió al cuello, quedándose parado cuando se dio cuenta, al igual que yo, que ahora sólo podía pintar mi escote, no había nada más. Se puso rojo, muy rojo… la fuerza de sus rodillas se hizo menor y pude liberarme, ante su atónita mirada. Su mirada, nuestras miradas…

Puse mis manos en su camiseta, atrayéndolo hacia mí, pero él no cedió. Metí mis manos debajo de su camiseta, lo que hizo que diera un respingo porque las tenía heladas, produciendo una extraña risa malévola en mí. Él alzó una ceja y dio un brochazo a mi nariz, la cual se arrugó de manera extraña. Mi mano derecha salió de aquel abrasador torso, cogiendo la mano de su pincel, acercándola a mi hombro. Él me miró extrañado y una media sonrisa amortiguada se dibujó en su rostro.

Bajé el pincel por mi clavícula, lento hacia la única parte que quedaba por pintar, pero él opuso algo de resistencia y negó. Soltó su mano de la mía y dejó el pincel en el suelo, haciendo amago de levantarse… pero tiré de su camiseta atrayendo su atención. Cogí el pincel mientras me miraba divertido y le pinté de nuevo la cara.

Él se quedó paralizado, así que volvió a hacerme cosquillas y atrajo el pincel, ahora sí, hacia ese lugar que faltaba de pintar, comenzó a poner tantas capas, que la pintura chorreaba por mi cuerpo. Cuando por fin se cansó de hacerme cosquillas y pintarme, yo estaba híper ventilando. Él reía vencedor, y yo le saqué la lengua. Él alzo la ceja con la brocha en la mano.

-¡No serías capaz de pintarme también la lengua…!

-¿Qué no? –se acercó peligrosamente a mí, con el pincel el la mano-. ¿Estás segura de eso? –asentí mientras su rostro estaba acercándose más, justo a un palmo del mío-. A ver, valiente…

Me impulsé ligeramente y le di un lametazo en los labios, dejándole congelado, encima de mí, a sólo unos centímetros… Su mirada ahora era como la de aquella noche… se acercó a mí despacio, pero hizo algo que no me esperaba.

Se tumbó sobre mí, poniendo su cara al lado de la mía, podía notar el calor de su mejilla a través de la pintura, cuando se giró suavemente, despacio, a mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

-No me hagas esto, pequeña… -Inspiró-. Por favor… -Se levantó y me miró, ahora había algo de preocupación en su rostro. Seguía sentado sobre mí, mirándome atento. Su dedo se posó en mi nariz, para después bajar y tirar de la comisura de mis labios. Intenté sonreír, pero él notó que estaba molesta. Su dedo bajó a través de mi cuello hasta mi escote, donde noté que retiraba la pintura con el dedo, dibujando un corazón. Hice una mueca de resignación-. Sabes que no puedo… no debo.

En ese preciso momento mi móvil sonó, él se levantó y me ayudó a levantarme. Descolgué sin mirar apenas quien era, pero una emocionada Darlene me decía que sí podía venir, que necesitaba salir de esa casa ya… al parecer su padre le dejaba pero su madre no, y habían empezado a discutir, cuando finalmente cedió ante la petición de venir de viaje. Estaba feliz de nuevo, Jake me miraba curioso y le indiqué que Darlene venía. Me pidió el teléfono y se lo pasé.

-¿Te importa que vaya a buscarte Seth? Ness y yo estamos un poco liados en su casa… -hizo una mueca ante el doble sentido de su frase, por lo que aclaró-. Tenemos que terminar de pintar la habitación y colocar los muebles… pero si quieres puede ir ella… -hubo una pausa-. Vale, le llamo y se lo digo… no creo que le importe hacerme ése favor… -su sonrisa cambió, no sabría decir porqué-.

Jake llamó a Seth, el cual no pareció molesto por la petición. Después llamó al resto de los chicos para que trajeran los muebles, mientras terminábamos de pintar la habitación. Todos miraban raro mi nuevo tono de piel, tatuaje incluido, pero ninguno hizo ningún comentario.

Montamos aquel espectacular equipo de sonido, un pequeño mueble bar y unas banquetas, un sofá negro bajo la ventana y un juego de luces con bola de cristal incluida… todo lo que componía la decoración de la sala. Añadieron también unos cubículos de plástico, a modo de tarimas o mesillas en dos rincones de la habitación.

Jake me llevó a su casa para que me quitara la pintura, cosa que no fue nada fácil. Me vestí con unos pitillos negros y un jersey gris de cuello vuelto. Cuando bajé Jake alzó una ceja y se acercó divertido a mí, rascando mi mejilla.

-Ah, estás colorada… -le miré extrañada mientras él se reía-. Pensé que aún tenías pintura… -rompió en una gran carcajada mientras le pegaba-. ¡Vale, vale!

-No tiene gracia…

-¿Segura?

-¡Ojh! A veces eres peor que Claire… -Le devolví el “golpe” y él puso una divertida cara de ofensa-. Lo digo en serio…

-Ya, claro… -cogió un mechón de pelo y lo puso tras mi oreja-. Anda… vamos antes de que tu familia venga a matarme…

Jake estaba muy tenso cuando entramos a casa de mis abuelos. La verdad es que mi padre le miraba con cara de asesino en potencia, mientras Jasper hacía algo parecido. Intenté manejar sus poderes a la vez, pudiendo comprobar que mi tío Jazz había notado algo de miedo en Jake, haciéndolo crecer y mi padre leía la mente de Jake, que ahora yo también leía.

Genial… Entre la mirada de Edward y las de Jasper, creo que voy a morir en menos de cinco minutos… no quiero pensar en… bueno, me imagino sanguijuela, que ya sabrás que Darlene viene de camino, que Ness se queda en mi casa… de nuevo… -Una especie de gruñido salió del pecho de mi padre, le miré mal y le intenté calmar por mediación de Jasper-. Vale, vale… mejor dejo de pensar en eso, Village People, YMCA… Seth bailando en la tarima…”

No pude evitarlo y estallé en risas, ante la mirada atónita de toda la familia.

-Bueno, Darlene viene de visita, nos quedaremos las dos en casa de Jake, será más cómodo para vosotros y para nosotras… sobre todo para Dar…

-Deberías habernos consultado antes…

-Papá… -su mirada hizo replantearme mis palabras-. Vale, vale… otro día aviso antes, lo prometo, pero ha sido algo que ha surgido sin planearlo, en serio… no creí que os enfadaríais.

-Lo sé… -miró a Jake de un modo raro, divertido-. No es mala idea… Pero deberíais haberla ido a buscar vosotros… -suspiró-. Bueno, pero quiero que vayas de caza al menos antes de que llegue, ¿vale?

Asentí y subí a recoger algo más de ropa, ya que apenas tenía un par de mudas en casa de Jake. Después fuimos de nuevo a su casa, me ayudó a colocar todo en el armario y nos fuimos de caza, algo rápido ya que habíamos ido ya por la mañana.

Cuando volvimos él se tiró en el sofá, estirándose de modo que el sofá se le quedaba pequeño, de un modo que me provocaba una sensación extraña, familiar. Me miró extrañado y debió pensar que me había molestado su acto, ya que hizo un hueco para mí en el sofá, sentándose. Negué con la cabeza y me miró raro, mientras le subía de nuevo las piernas al sofá, tumbándole de nuevo. Solté mi pelo y él se puso tenso, mientras yo me sentaba en el pequeño hueco de sofá que quedaba, tumbándome y acurrucándome en sus brazos. Cogí una de sus manos, entrelazando sus dedos con los míos, mirando las diferencias en el tono de piel, el calor, el tamaño…

Creo que él también observaba esos detalles, porque acabó con cara de concentración, algo parecida a la que imaginaba que yo tendría. Sonreímos cuando le mostré cada pequeño detalle que había notado, cada detalle que nos diferenciaba y nos complementaba.

-La verdad es que mis manos son quizá un poco grandes… pero las tuyas… -hizo una mueca-. Creo que Claire las tiene más grandes… -rompió en una carcajada y le pegué-. ¿También debemos enseñarte, como a Claire, que no se pega?

-Sí… bueno…

-Oye… -cogió mi barbilla y me miró. Rodó los ojos y comenzó a negar con la cabeza mientras se dibujaba una sonrisa extraña en su rostro-. No te piques por eso…

-Olvídalo, estoy un poco rara… -Su gesto se tornó apagado, preocupado-. No sé, creo que… bueno, estoy muy cansada, y eso me pone de mal humor…

-Vale, lo siento… -hizo una mueca triste y acarició mi mejilla con su dedo índice-. Aunque sean las más pequeñas del mundo, son las más bonitas… -rodé los ojos y él sonreía ahora-. En serio, no hay nada que yo no hiciera por esas manos –besó uno a uno mis dedos, haciéndome sonreír. Puso mi mano en su mejilla y miró mis labios fijamente, para después suspirar y cerrar los ojos-. Las cosas que me han mostrado, sueños, deseos, recuerdos… -abrió los ojos y me miró fijamente- tus manos son las más poderosas del mundo, pequeña.

Acaricié su mejilla, mientras unas mariposas revoloteaban en mi estómago al escuchar ese “pequeña”, que había pasado de ser la palabra más odiosa, a la más sexy del mundo en sus labios. Mis dedos comenzaron a acariciar su rostro, siguiendo el recorrido de los mismos con mis ojos, notando los suyos clavados en mi rostro. Pudo pasar fácilmente media hora, mientras seguía acariciando su rostro, mientras lentamente su mano acariciaba mi espalda, mientras nos mirábamos fijamente el uno al otro, analizando ahora nuestros rostros.

Una luz de los faros de un coche elevó ligeramente la iluminación de la habitación. Haciéndonos cerrar los ojos a ambos, dejando que mis manos mostraran lo bien que se había sentido todo ese tiempo allí, analizándonos. Sentí su mano rodear mi muñeca, sus labios besar de nuevo mis dedos y por último mi frente, mientras se levantaba dejándome delicadamente tumbada en el sofá, para dirigirse a recibir a nuestra invitada.

Me asomé por la ventana para verla, encontrando una ligeramente demacrada Darlene, con cara de cansancio, sonriente pero con una gran preocupación en la mirada. Salí por la puerta corriendo hacia ella, abrazándola con una gran sonrisa. Jake se acercó para saludarla y después ayudó a Seth a entrar las maletas, mientras cogía la mano de Darlene que estaba realmente preocupada. Tomé su rostro para mirarla fijamente, el intercambio de miradas dio como fruto unas lágrimas en sus ojos.