Capítulo LXV: Rompiendo con lo salado.

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Hola hola... Hora local, 1.50... y nada, que he pensado que como esta semana sólo os hemos subido uno y que voy a andar muy liada y Gwen también... pues os lo subo ahora para que disfrutéis el fin de semana (se supone que este es el que teníamos que haberos puesto el viernes jejeje) Bueno, pues nada... que espero que comprendáis que vamos un poco mal de tiempo... pero que al menos lo intentamos!! jajajajajaja
Espero que os guste, este también es muy tierno, no sé si tanto como el otro... pero para mí mucho... jejejejeje El próximo será un Seth POV...
Disfrutadlo y comentarme :)


Silvy (K) ^^


Suspiré al ver partir a la señora Burton. El día estaba siendo excesivamente tranquilo, algo raro para ser viernes pero que me daba algo de respiro. Saqué aquel sobre que había estado guardando desde el miércoles, había tenido que engañar a mi madre y decirle que era para una reunión de la promoción… pero no. El señor Ventura entró corriendo, cogió un saco de fertilizantes y vino a mí con una sonrisa, tenía prisa. Le cobré y volví a sentarme a mirar ese sobre con el sello de la universidad… firmado por el señor Wilton.
Había venido hacía un par de semanas, no le di más importancia al ver a mi viejo profesor de botánica… reconozco que me sorprendió verle, pero no pensé… Suspiré y metí la carta, esa carta que me ofrecía un puesto en la universidad. Lo pensé… se había tomado demasiadas molestias. Había escrito una carta oficial sólo para pedirme que hiciera su master, quería que fuera a su clase y me uniera a su equipo, al parecer su esposa había estado merodeando por mi tienda, la señora que venía cada semana con un problema distinto con los fertilizantes… y yo pensando que simplemente tenía demasiado tiempo libre y muchas hectáreas de tierra…
Encendí la alarma de entrada y me dirigí al invernadero para montar algún ramo para exponer. Me dio por el color rojo y blanco, puse margaritas y azaleas blancas mezclados con crisantemos y claveles rojos.

Sonó la alarma, alguien había entrado a la tienda. Grité que enseguida iba, sólo me quedaban dos o tres flores para terminar y así podría exponerlo. Tocaron el timbre del mostrador y volví a gritar que ya acudía… puse la flor y volvieron a tocar. Maldije a los clientes impacientes y dejé lo que estaba haciendo para salir. Mi mandíbula se desencajó al verlas allí paradas
-¿Qué hacéis aquí? –Maca corrió a abrazarme como Ainhoa-. ¿Cómo no me avisáis de que ibais a venir antes?
-Íbamos a hacerlo… pero supusimos que Seth ya te habría dicho que volvíamos antes… -Las miré mal-. Nos ha invitado a su fiesta, no podríamos negarnos a ir…
-Además… -Maca suspiró-. Buenos Aires ya no me parece lo mismo ahora.
-Porqué será… -Reí con Ainhoa-. ¿Y tú?
-Creo que no lo diría de esa manera, pero ciertamente… aparte de mi familia, nada es lo mismo, os echaba demasiado de menos.
-Pues… me alegra que hayáis vuelto –Las abracé-. Vamos, estaba haciendo ramos, el día está muy tranquilo hoy… -Les indiqué que me siguieran-. Quiero que me contéis todo lo que podáis de vuestras vacaciones….

Estuvimos hablando de novedades en sus casas, de a qué fiestas habían ido, reuniones con viejos amigos y cómo echaban de menos que no estuviéramos allí.
-¿Pero saben Kyle y Sean que habéis vuelto?
-Calla… -Ainhoa negó-. No preguntes…
-¡Ha sido divertido! –Maca rió y las miré curiosa-. Seth sabía que volvíamos y ha ido a buscarnos… -Alcé una ceja, no sabía nada-. Al parecer les ha estado evitando esta última semana, quería darles una especie de sorpresa con nuestra llegada…
-Cuando les ha llamado y hemos hablado con ellos… se han puesto como locos y han dicho que iban a venir a buscarnos de inmediato… -Ainhoa negó-. Seth ha empezado a reír y ha cargado nuestras maletas en su coche, nos ha invitado a un café y ellos han aparecido en el Sea-Tac en algo así como una hora… ha sido un espectáculo verlos en bermudas y camisa cuando el resto iban con abrigos y bufandas… todo el mundo nos miraba…
-Sí que tenían ganas de veros… -Reí colocando las flores-. Son un encanto, han estado casi todos los días preguntándome si sabía cuando volvíais… ¡Vaya con Seth!
-Sí, vaya con Seth… -Maca señaló el ramo-. Muy emotivo, ¿no crees? Curiosa combinación de flores, ni que estuvieras locamente enamorada…
-¿Has conocido a alguien? –Ainhoa alzó una ceja y negué levemente-. Ya… Seth también es un encanto… -Alzó una ceja de nuevo y no pude evitar sonreír-. Desembucha…
-No hay nada que comentar. Cuando lo haya, lo sabréis.
-¿Cuándo lo haya? –Maca alzó el tono por la sorpresa-. ¿Eso es que estás planteándote que pase algo? –Me encogí de hombros-. ¡Desembucha!
-No sé… creo que es la Navidad, que me trastorna –Reí-. No sé, estoy algo nostálgica últimamente, hemos hablado mucho desde que os fuisteis y hemos quedado más… estuvo ayudándome, nada nuevo por una parte…
-Pero…
-Pues… -Ainhoa me hizo dejar las flores y suspiré-. Creo que también en parte es por mi prima, se han mezclado un montón de cosas últimamente que me hacen pensar en él…
-¿Tu prima? –Maca me miró confusa-. ¿Qué tiene que ver?
-Que cuando la veo y mi madre o mi tía me dicen una y otra vez lo buena madre que sería… jamás había pensado en ser madre, quiero decir, nada fuera de lo normal. Sin embargo, ahora, cuando tengo en brazos a mi prima y me planteo si sería buena madre, no puedo evitar pensar quién sería la persona que estaría a mi lado…
-¿Seth? –Miré a Ainhoa y asentí levemente. Ella rió y suspiró-. No sé a qué esperas… vas a volverme loca como sigas intentando evitar lo que quieres hacer desde hace años…
-Me estoy volviendo loca yo… -Reí y escuchamos el timbre de nuevo-. ¡Ya va!
-¡Ya venimos! –Ashley, Gabriela y Tara entraron corriendo a abrazar a las chicas-. Los chicos nos han dicho que estabais de vuelta… ¿Cómo no avisáis?
-Lo mismo que les he dicho yo… -Sonreí mientras saludaba a las chicas-.
-Estaba hablando con Collin y me ha dicho que había mucho revuelo… ¿Vais a deshacer las maletas o venís con nosotras directas a Forks?
-¿Os vais ya a Forks? –Maca la miró raro-. ¿Ya vais para la fiesta?
-Sí… -Gabriela suspiró-. Queremos pasar un fin de semana tranquilo, Aaron quiere hacer una fiesta continua desde esta noche hasta el martes en casa… van a estar todos los chicos y algunos amigos del trabajo, así que prefiero huir a casa de Brady…
-No lo entiendo… -Me miraron y reí-. ¿A qué llamas tranquilo?
-Cuando digo tranquilo, es tranquilo. Te equivocas de persona, la que no para ni media hora para respirar es ella…
-¡Oye! –Ashley rió-. Cada una tiene un concepto distinto de tranquilidad… no es culpa mía. Es inevitable cuando lo veo pasear sin camiseta por…
-¡Eh! –Levanté las manos-. No quiero saberlo…
-Ya… como si tú fueras…
-¡Ya! –Le tapé la boca-. Largaos a vuestro fin de semana de tranquilidad según conceptos, pero no queremos detalles.
-Vale... –Masculló en mi mano y la solté-. ¿Cuándo irás?
-Iré el martes, cuando cierre… aunque creo que me quedaré dormida nada más llegar…
-Seth no te dejará… -Ashley rió sacándome la lengua-. Bueno… nos vemos el martes, entonces. ¿Vais a venir vosotras?
-No… queremos pasar unos días en casa adecentando un poco todo…
-Como queráis…

Las tres se despidieron, Ainhoa y Maca no tardaron mucho en marcharse para ir a recoger un poco su casa. Al hacerse la hora de cerrar Maca vino a ayudarme y me dijo que tenía que ir a cenar con ellas, que Ainhoa había estado preparando algo especial para la cena.
Me quedé con ellas a cenar y cuando llegué a Monroe los chicos me llamaron para tomar algo, así que me fui de aguanta-velas con las dos parejitas. Me contaron que habían estado hablando con Nessie y que habían quedado en ir el sábado a comer…

¡Genial! ¿Es que todos iban a irse antes y me iba a quedar yo aquí? Al llegar a casa mi madre me miró preocupada, tenía un humor de perros y ella lo había notado. Agradecí que no viniera a atosigarme y me dejara reposar el
mal humor. Tanto lo reposé, que me quedé dormida.
Cuando me desperté miré el reloj y me levanté de golpe, las diez de la mañana… ¡horror! Cogí la ropa sin mirar, salí disparada hacia la ducha, me vestí en menos de dos minutos y bajé corriendo las escaleras para ver a mi madre apoyada en el marco de la puerta riendo y negando.
-Tómatelo con calma… Ainhoa me ha llamado al punto de la mañana para decirme que iban a ir ellas a abrir para darte tregua… -Me quedé algo sorprendida-. Al parecer es algo del jet lag, así que desayuna tranquilamente y ve cuando hayas reposado el susto…
-No deberían… -Suspiré-. Se supone que están de vacaciones. -Y se supone que tú te mereces un día de no despertarte a las seis de la mañana… -Me señaló el plato con mis magdalenas favoritas-. Venga, a ver si así se te termina de pasar el mal genio que trajiste ayer… ¿Qué te pasaba?
-Nada… -Me miró mal-. Que hay veces que me apetece coger y –hice un gesto con las manos-, no sé, revolver todo mi mundo. Me siento excesivamente atada a todo, no me gusta esa sensación.
-Bienvenida al mundo de los adultos, cariño…
-Lo sé… pero no es eso. Me gustaría poder tomarme un fin de semana largo de relax como hacen los demás… me apetece despejarme.
-Hazlo… -La miré mal-. Eres tu propia jefa, no creo que porque cierres estos días… -Suspiró-. Mira, sé que quieres ir a esa fiesta de Seth, así que no te voy a pedir que te quedes a cenar con nosotros.
-No sé… seguro que estoy tan cansada que me quedo dormida nada más llegar… -Mi madre rió y me acompañó en el desayuno hasta que me levanté-. Pasa buen día…
-Igualmente…

Pude ver la preocupación bajo la escueta sonrisa que puso. Le di un beso y sonreí, lo último que quería es que se preocupara por mí las primeras navidades medio normales que disfrutaba en años. Antes de ir al vivero paré y compré tres cafés y algo de desayuno para ellas, quería agradecerles el detalle. Se quedaron un buen rato, atendieron llamadas y me ayudaron hasta la hora de comer. Ainhoa se quedó conmigo aunque Maca dijo que iba a ir a recoger un encargo…

Empecé a recoger en la sección de fertilizantes cuando la vi. Sonrió ampliamente y yo hice una mueca amable, pero que denotaba que ya la había descubierto.
-Señora Wilton… -Sonreí-. ¿Alguna duda más sobre fertilizantes?
-No… -Negó riendo-. Esta vez vengo como la mujer del Dr. Wilton… -Asentí y ella se puso algo más seria, pero seguía con una escueta sonrisa-. ¿Te lo has pensado ya?
-No, aún no. Pero creo que no aceptaré finalmente, ya tengo demasiado trabajo con esto… aunque realmente me gustaría hacer ese master, me ayudaría, pero no creo que pueda.
-¿Sabes lo que supone que mi marido se haya acordado de ti? –Me quedé algo parada-. A veces sigue sin recordar el cumpleaños de su madre… -Alzó una ceja-. Algo tuviste que hacer realmente bien para que se acuerde incluso de tu nombre –Me sonrojé y ella sonrió-. Tiene gran interés en ti, cuando le dije que había una chica bastante experimentada y vino a verte, me dijo que ya te conocía. Me enseñó tus exámenes. Es raro que él guarde un examen más de dos años, pero cuando lo leí lo entendí… eres realmente brillante, como ya había comprobado.
-Gracias, pero…
-Está enfermo –Me quedé algo noqueada-. Cuando digo que realmente es raro que se acuerde de ti, no es por hacerte un cumplido. Tiene la enfermedad de Alzheimer, se la diagnosticaron hace tres años… no va a poder seguir dando clase. Le están tratando y va mucho mejor, pero no creemos que pueda seguir dando sus clases por mucho más.
-Vaya… lo siento.
-Yo… -Ella negó-. Es muy testarudo, llevamos tres años buscando alguien para su equipo, desde que nos enteramos. No quiere dejar su puesto vacante, no quiere dejarlo en manos de cualquiera… pero en estos tres años ninguno de sus alumnos le ha parecido lo suficientemente brillante, y los que recuerda ya están dando clases en distintas universidades del país… algunos incluso fuera.
-Yo…
-Sólo piénsalo. Si es porque no tienes tiempo para ir a las clases, no debes preocuparte, el curso no es presencial… ya llevan dos meses, pero él sabe que podrás ponerte a la altura con poco esfuerzo. Sólo tendrías que ir un par de días a la semana.
-Pero no…
-No quiero presionarte. Sólo venía a explicarte lo que supone que después de que hagas el curso formes parte de su equipo. Tendrías que dar el cincuenta por ciento de las clases que él imparta, después él va a jubilarse, si el Alzheimer no le obliga a hacerlo antes. Tú te quedarías con su puesto.
-Ya tengo un trabajo.
-Lo sé… pero cuando me explicaste todo sobre las necesidades del maíz me dejaste impresionada –Sonreí-. Fue sorprendente…
-Lo sabe cualquiera que trabaje unos meses aquí…
-Quizá del maíz… pero no de todas y cada una de las especies que te he preguntado… -Ambas reímos-. Tienes pasión por ello, como él. Por eso se lo mencioné. Creo que te gustaría el puesto, no pierdes nada por intentarlo y yo agradecería saber que él tiene lo que quiere mientras es capaz de usar la razón. Espero que al menos, lo pienses mejor.
-Lo haré… -Asentí algo apenada, parecía realmente desesperada-. Lo pensaré y le llamaré personalmente para decírselo…
-Hazlo… -Sonrió asintiendo-. Aunque sea para un no, agradecería la llamada. Felices fiestas…
-Igualmente…

Se marchó y yo me quedé pensándolo. Si ya tenía poco intentando tomar decisiones sobre mi vida personal y lo único de lo que estaba segura era de la profesional… ahora todo había dado una vuelta extraña en mi vida. Ainhoa preguntó con la mirada qué quería la señora y señalé los fertilizantes encogiendo los hombros.
Maca volvió a la hora de cerrar y para mi sorpresa no vino sola. Mi madre sacó una maleta y la guitarra roja del coche de Maca y las puso en el mostrador, la miré raro y Maca sonrió con Ainhoa, debían estar compinchadas y yo no me había enterado de nada.
-Vas a ir ahora mismo a casa de tus amigas, vas a darte un buen baño mientras nosotras cerramos. Después cogerás el coche y me llevarás hasta el ferry, tu padre estará esperando en el muelle de Seattle… -Sonrió-. Tus amigas harán mientras tanto las maletas, volveréis, pondréis el cartel de cerrado hasta el día dos y os iréis a disfrutar de un fin de semana de relax. ¿Entendido?
-Mamá… no puedo cerrar…
-Eres tu propia jefa, puedes hacer lo que quieras.
-En serio…
-Tienes que ir. Sé que no es sólo por la fiesta, sé que estás muy indecisa, así que ves y aclara tus dudas, no tengas prisa en hacerlo, pero hazlo. No quiero que acabes tan agobiada que tengas que volver a marcharte a la otra punta del mundo.
-Mamá, eres…
-Lo sé, la mejor madre del mundo… ahora hazme caso, ¿quieres?

Le di un abrazo enorme y ella rió. Ainhoa me dio las llaves de su casa y me preparé un baño relajante como mi madre me había indicado… me sentó genial. Empecé a darle vueltas a aquella carta, un puesto con el Dr. Wilton, como su ayudante. Sabía lo que suponía, tener menos tiempo del que ya tenía, además de pegarme un año estudiando de lo lindo… Pero quizá fuera una gran oportunidad, hacer equipo con él era como si… yo que sé. Como si Coco Channel saliera de su tumba y me ofreciera un cursillo rápido de glamour…
Cuando salí me puse unos vaqueros y una camiseta gris de tirantes, encima un jersey negro de cuello alto. Bajé y cogí mi abrigo, pude verlas cerrando y colocando el cartel. Suspiré y conduje en silencio con mi madre hasta el ferry, la abracé fuerte y le pedí que me despidiera de todos.
Cuando regresé a casa de mis amigas ya estaban cargando el coche de Maca, salimos ya de noche, fui yo delante. Paramos en Sequim, tomamos un par de refrescos y unos bocadillos para seguir hasta Forks. Tomamos la carretera hacia La Push. Reí al ver un cartel a los pocos kilómetros “Nueva reserva Quileute”. Medio kilómetro después había un cartel marrón rojizo, una flecha indicando el camino hacia casa de Nessie. Al otro lado un cartel igual en color gris, el camino hacia casa de Quil. El siguiente fue el cartel del taller, poco después un desvío con cuatro colores distintos. Puse el intermitente y cogí ese desvío por pura curiosidad. La primera casa era la de Collin, la siguiente la de Brady y al final había una bifurcación, de nuevo aparecía el cartel de Quil junto al de Kyle y hacia la otra dirección la de Sean. Paré el coche en medio y apagué el motor riendo, bajando del coche y dirigiéndome a las chicas.
-Creo que si gritáis un poquito, vendrán a daros la bienvenida… -Me miraron raro-. Voy a dar media vuelta… voy a pasar por casa de Quil, seguramente esté con Claire y quiero saludarla…
-¿Dónde irás después?
-A ver a Vera…
-A Vera… -Ainhoa rió-. ¿Te veremos antes de la fiesta?

Rodé los ojos y me metí al coche. Efectivamente, Claire estaba en casa de Quil, se emocionó muchísimo y me pidió que me uniera a jugar con ellos a la consola, pero le dije que quería ir a ver a Vera antes de que Seth la mandara a la cama.
Paré el coche al final del sendero, bajé y recorrí con lentitud los metros que me separaban de la puerta. Se abrió antes de que terminara de dar el tercer paso.
-¿Pero qué…? ¡Darlene! –Vera vino corriendo y me abrazó, me quejé por la fuerza-. Perdona… lo siento… ¡Pero me alegro mucho de verte! –Me abrazó de nuevo con más cuidado-. Ya verás cuando Seth vuelva, se va a volver loco…
-Seguro…
-¡En serio! Cree que no vas a venir a su fiesta, está algo extraño últimamente, lleva toda la semana rumiando y quitando ayer que fue a buscar a las chicas…
-¿Qué le pasa?
-No sé, pero me estaba empezando a preocupar, ha estado teniendo pesadillas y nos ha evitado a todos para que no sepamos de qué van… -Negó apenada-. Pero seguro que ahora se le pasa…
-¿Cómo van las clases?
-Un horror… -Suspiró-. Seth me obliga a ir a todas, no puedo ni picarme una clase como el resto… lo hice una vez y juro que no volverá a pasar… -La miré raro-. Si supieras la presión que hicieron todos en mi cabeza para que me sintiera mal… creo que aunque me picara una clase, estaría tan angustiada por la decepción de mis hermanos que no disfrutaría de las pellas.
-Vaya faena…
-Al menos está Claire, que por solidaridad, o quizá por no soportar después a Quil, se queda conmigo a la hora de comer, es un consuelo tener a alguien para desahogarse… -Ella alzó la cabeza y miró hacia el bosque, olfateó y rió cuando escuché un aullido-. Ya llegan…

Se alejó un poco y empezó a andar hacia la casa, la seguí hasta que empecé a escuchar unos ladridos. Cuando me giré Maila me saltó encima y me lamió la mejilla. Vera rió metiéndose a casa y mascullando algo así como “Espera al otro baboso”. Reí cuando vi a Seth salir abrochándose los pantalones, su sonrisa era… enorme.
-¿Qué haces aquí?
-¡Vaya! ¡Yo también me alegro de verte! –Grité de vuelta-. ¡Si quieres me voy!
-¡No, tontorrona! –Me abrazó fuerte y me dio un sonoro beso en la mejilla-. Claro que me alegro de verte, es sólo que no te esperaba… -Me miró algo confuso y disminuyó su sonrisa-. ¿Ha pasado algo malo? –Me sorprendí y él negó-. Lo siento…
-No ha pasado nada malo… bueno, mi madre se ha vuelto un poco loca y me ha obligado a venir… -Frunció el ceño y reí-. Quería que me tomara unos días libres así que se ha confabulado con Ainhoa y Maca… -Asintió como si estuviera molesto-. Bueno, como sabía que las chicas habían decidido tener un fin de semana de relax y que todos mis amigos estaban también aquí… -Me mordí el labio al ver su cara-. Vale, creo que lo estoy empeorando.
-Sí, un poco… -Dijo riendo-. ¿Quieres cenar o…?
-No, ya hemos cenado. Sólo venía a saludar a… -Su cara me hizo morder mi lengua-. A saludar.
-Vale, venías a ver a Vera… -Levantó las manos ofendido-. Os dejaré a solas…
-¡Qué tonto eres a veces! –Negué riendo con él-. No sólo venía a saludar a Vera… -Me miró de un modo que no pude reprimirme-. También quería ver a Maila… -Su cara me hizo estallar en carcajadas y él se metió a casa, le seguí y le abracé por la espalda-. Eso te pasa por intentar manipularme.
-¿Te vas a quedar a dormir aquí, Darlene? –Miré a Vera y después a Seth que lo pensó y asintió-. ¡Qué pena! –La miré raro-. Es que Leah me acaba de llamar y vamos a hacer una fiesta de pijamas para los pequeños en su casa, como Sue aún no ha vuelto… -Me abrazó y salió pitando-. ¡Mañana os veo! ¡Que paséis buena noche!

Me quedé sin poder mover ni un músculo, ni siquiera para contestarle o despedirme. Sólo me quedé mirándola correr y entrar en fase a pocos metros de mi coche. Seth suspiró a mi lado y le miré, seguí su mirada, Maila entró con pasos pesados y se tumbó, provocando que él empezara a reír de algo que no entendí, por lo que le miré mal.
-Una pena tu viaje, vienes a ver a Vera y se larga… y Maila se va a quedar dormida en dos minutos… -Rió alto y le pegué un revés en el estómago-. Dime que día vendrás expresamente a verme para hacer planes o preparar un sitio cómodo donde dormir…
-¡Serás! –Le empujé-. Pues nada, iré a casa de Nessie, seguro que ellos me reciben mejor… -Evitó una carcajada y se mordió los labios-. ¿Qué?
-Tardarías en encontrarlos… -Le miré raro-. Han pensado que estarían mejor en la mansión Cullen… -Empezó a reír-. Quizá Alice les haya avisado para que huyan…
-¡Cállate ya! –Reí tapándole la boca-. Deberías ser más cortés y ofrecerme algo… vengo cansada del viaje, ¿sabes?
-Vale… -Señaló el sofá-. Tome asiento, no quiero que la invitada sorpresa de Maila y Vera se sienta mal en esta casa…
-Ya, ya… -Rodé los ojos y me dejé caer en el sofá, él apareció en un instante con dos vasos de leche, la mía fría-. Gracias… -Él negó y se acomodó poniendo la tele-. ¿Ponen algo bueno?
-No sé… -Puso el menú y empezó a mirar la programación-. Basura, como siempre… -Bufó-. ¿Te gusta algo de lo que ponen?
-Pues… -Le arrebaté el mando-. ¿The Big Bang Theory? –Se encogió de hombros-. Pues vas a verlo porque a mí me gusta…

Bufó poco entusiasmado pero no se quejó. Puso los pies en la mesa y se acomodó, yo me quité las zapatillas e hice lo mismo, aunque llegó el momento en el que me escurrí y tuve que ponerme bien de nuevo. Él se empezó a reír por lo que le dí una pequeña patada, se quejó y después rió, así que fui a darle otra, pero me cogió el pie.
-¡Estas helada! –Negó teatralmente-. Peor que los Cullen… -Rió y quité mi pie de su mano-. Deberías ponerte unos calcetines más gordos…
-Lo sé… -Miré la tele y le observé, me miraba de vez en cuando como yo a él, cuando dejó de mirarme puse mis pies en su pierna y dio un respingo, empecé a reír-. Fría venganza…
-¡Dios! –Rió cogiendo mis pies-. En serio, tienes un grave problema con tus pies… -Asentí y él empezó a frotar uno para distraerse con la tele, momento que aproveché para ponerle el otro en el muslo, se limitó a mirar al techo-. ¡Jamás pensé que pudiera morir de congelación! –Empecé a reír y él cogió mi otro pie, así que me acomodé y me tumbé-. Voy a terminar cobrándote, si supieras la energía que tengo que gastar para reponer el calor que pierdo por calentarte los pies…
-No te quejes… comes como un oso, así que seguro que no es para tanto…
-Pero… -Me miró confuso-. ¿En qué quedamos? ¿Perro, cachorrito o un oso?
-Una mezcla… -Reí y él paró. Agité mi pié y lo señalé con la mirada-. Venga, no pares o me voy a morir por congelación, ¿quieres eso?

Él suspiró y se acomodó siguiendo acariciando mis pies. Empezamos a reír viendo la tele y después pusieron un documental de cómo se había hecho una nueva película… hasta que noté algo cálido en mi mejilla. Intenté abrir los ojos pero era imposible, pude notar sus brazos bajo los míos y bajo mis rodillas, su mejilla en la mía, que al parecer estaba congelada como lo habían estado mis pies.
Me dejó en la cama y le abracé suavemente, no quería que se fuera, demasiado cómodo
tenerlo cerca con este frío, aunque por otra parte esperaba que lo hiciera. Noté que ponía unas mantas sobre mí, no noté su presencia por unos segundos, cuando noté que me ponía algo en la cabeza, creo que un gorro porque empezó a reír. Se tumbó sobre mí y me abrazó, podía notar su aliento en mi mejilla, era tan cálido que agradecía que no se hubiera marchado.

Me desperté y apenas podía moverme, demasiadas mantas y mi nariz congelada. Metí la nariz bajo las ma
ntas y la froté intentando volver a sentirla, no entendía cómo podía hacer tanto frío… Escuché unos susurros y me levanté a regañadientes, parecía que estuviera en plena calle.
Me cubrí con un par de mantas y vi mi maleta en la silla. Me puse unos calcetines, la madera estaba congelada. Al rebuscar en la maleta encontré un pequeño álbum que había hecho mientras estaba en Londres, fotos de la orquesta, fotos son Sophie… Sonreí y suspiré cuando me vi en el espejo. Quité el gorro rojo que llevaba puesto, sonreí al recordar cómo había llegado a mi cabeza y guardé el álbum de nuevo, pensando en la razón por la que mi madre lo habría puesto en la maleta. Me arrastré tiritando y abrí la puerta… al salir al pasillo y ver a Vera mordiéndose las uñas mirando el cristal… la miré sorprendida.
-¿Qué ha pasado?
-Pues… -Suspiró-. He venido a cambiarme de ropa, como William no quería separarse me lo he traído con Wendy… han empezado a jugar y bueno…
-¿Los niños han roto la cristalera?
-No… -Bufó Seth subiendo asqueado-. La niña grande se ha puesto a jugar con ellos y le ha dado al balón tan fuerte que se ha cargado el cristal de centímetro y medio…
-Lo siento… -Vera agachó la cabeza muy apenada-. Lo siento mucho…
-Sí, lo sé –Seth suspiró mirando la cristalera… más bien el marco de la misma-. No te preocupes, ya he traído los plásticos… -La miró y cabeceó hacia las escaleras-. Márchate con ellos, sé que estás preocupada –Ella pareció a punto de llorar-. ¡Eh! No seas flojeras, ¿quieres?
-Ya, pero… -Estalló en lágrimas y Seth la abrazó riendo-. Lo siento.
-Oye, ya te he dicho que no me he enfadado, ¿vale? Sólo me apetecía meterme contigo, tonta. Si yo te contara todas las cosas que he roto por no medir bien la fuerza… ¿O no te acuerdas cuando rompí la fuente cuando la estaba fregando? –Vera empezó a reír limpiando sus lágrimas-. Venga, deja de llorar, ya lo arreglaré…
-¿Te ayudo a poner los plásticos? –Negó mientras le limpiaba las lágrimas-. ¿Seguro? –Asintió con una sonrisa realmente tierna y ella lo abrazó-. Lo pagaré, en serio…
-Tres sobresalientes por lo menos, ya lo sabes… -Rió y la despeinó mientras ella se marchaba y me despedía con la mano-. ¿Has visto qué pintas tienes?
-¿Qué? –Le miré algo aturdida y rió-. Ya… creo que no estoy muy elegante recién levantada, las mantas no ayudan… ¡pero tengo frío!
-Lo sé… -Hizo una mueca-. Hace mucho frío, creo que va a nevar…
-¿No lo hace ya? –Él rió negando-. Pobre Vera… se la veía muy preocupada, no seas duro con ella después, ¿eh?
-¿A caso lo he sido ahora? –Negué y él sonrió-. Estaba más asustada por lo que podía haber pasado que por romper el cristal, sólo quería distraerla de sus propios pensamientos… -Le miré raro-. ¿Te imaginas que le hubiera dado a alguno de los pequeños en vez de al cristal? –Hice una mueca-. Vuelve a la cama, voy a poner estos plásticos para que no entre tanto frío…
-¿Te ayudo?
-No, seguro que te das un martillazo… -Le miré mal-. Asúmelo, lo tuyo no es el bricolaje. No quiero que te caigas abajo… -Rió bajando las escaleras y yo me quedé algo paralizada. Le seguí y vi una montaña de plásticos y unos maderos-. Aquí abajo estarás mejor…

Me senté en el sofá y él subió en un viaje todo, incluyendo una caja de herramientas. Apenas cabía por la escalera y tuve que reír. Acaricié un poco a Maila y me levanté cuando desapareció, preparé un par de cafés y subí las tazas en la misma mano mientras con la otra sujetaba las mantas, cuando lo vi colocando el plástico con medio cuerpo fuera me paralicé. Él siguió martilleando mientras reía y colocaba uno de los plásticos en la fachada, me acerqué y me cogió una de las tazas.
-Gracias…
-Vas a caerte… -Alzó una ceja y rodé los ojos-. Te complicas mucho para poner un plástico…
-Quiero poner uno por fuera y otro por dentro, así estará mejor cerrado… -Pellizcó mi roja nariz y rió-. No quiero que cojas una pulmonía.

Me asomé y me fijé en que había cogido los plásticos con los maderos, clavándolos a la fachada. Cuando me di cuenta él estaba poniendo un plástico por dentro, dejándome a mí en medio mientras reía y taponaba con las manos los lados.
-Muy gracioso…
-Tú sí que estás graciosa, creo que te dejaré ahí metida hasta la fiesta, así me aseguraré de que no huyas… -Rodé los ojos y él abrió el plástico justo cuando sonaba el timbre-. ¿Puedes abrir tú?
-Claro… -Bajé murmurando y pude oír su risa cuando tropecé con la manta, seguro que había oído de alguna forma eso… abrí la puerta y Nessie me miró con una ceja alzada-. Buenos días…
-No puedo creerlo… -Negó-. Pensé que Seth estaba de broma, pero cuando te he olido… -Me abrazó y pude ver el todoterreno de Kevin y el deportivo de Jake-. ¿En serio Vera se ha cargado el cristal?
-No lo digas así… -Jake suspiró-. Se siente muy mal…
-Lo sé… -Nessie hizo una mueca-. Bueno, te traemos una estufa y amigos.
-¡Melona! –Kevin me abrazó-. Vaya maneras de abrir la puerta… Podías haber escogido otro modelito, no hace tanto frío… -Rió cuando le empujé-. Casi no me lo he creído cuando mi madre me ha contado lo que había hecho Grace…
-Sí… -Suspiré y él bajó la cremallera de su abrigo para volver a subirla-. ¿Por qué no te quitas el abrigo? No hace tanto frío…

Cassy rió y me abrazó, Ryan y Wanda hicieron lo mismo y Seth bajó con la caja de herramientas, saludó con la mano y se metió a la cocina, Jake le siguió y pude oír un sonoro chasquido. Nessie rodó los ojos cuando escuchó la conversación.
-Oye, que eso es acoso…
-Ya, tontorrón… -Jake rió y miré a Nessie, me mostró que Jake le había dado una palmada en el trasero y ahora cuchicheaban para que no los escucháramos-. ¡Dame de desayunar!
-No disimuléis… -Nessie se asomó por la cocina-. No voy a dejaros a solas, es mi marido, así que ni te pienses en robármelo, tío Seth…
-¿Tío Seth? Que viejo me haces sentir diciéndome eso… -Negó-. Eso de que me sigas llamando tío Seth ahora que ya no eres una mocosa… -Nessie le sacó la lengua abrazando a Jake-. Además… ha sido él quien ha venido a sobarme, quizá no le das lo que necesita…
-No me hagas hablar… -Nessie hizo una divertida mueca y reímos-. Hemos venido a invitar a Dar a comer, tú puedes quedarte y poner la estufa para calentar la casa antes de que vuelva… o si quieres te aceptaremos como su mascota si ella quiere…
-Es que… -Lo pensé-. Me iba a llevar a Maila como mascota, quizá pueda llevarle como la mascota de Maila… ¿Sí? –Nessie asintió y Seth rodó los ojos-. ¿No quieres ser la mascota de Maila?
-Recuerda esto cuando vayas a ver a alguien y se duerma o se largue…
-Voy a vestirme…

Cuando subí me quedé algo sorprendida, había puesto los plásticos de forma que dejaba una pequeña cámara de aire, tan tensos que podía verse con relativa claridad a través de ellos. Pero era algo que debía suponer… él lo hacía todo bien.
Abrí la maleta del todo y saqué todo lo que mi madre había puesto… sonreí al ver mis regalos de navidad, colgué el vestido con cuidado en el armario y cogí unos pantalones de pana color arena y un jersey de lana blanca. Fue una odisea cambiarse con tanto frío, me metí bajo las mantas para hacerlo sin pasar frío, la verdad es que era algo bastante difícil. Cuando bajé todos me miraron raro y se mofaron porque habían estado escuchando todos los saltos que había dado en la cama al ponerme el pantalón.

Comimos en aquella mansión que siempre me dejaba boquiabierta, después nos juntamos con todos los demás para hacer una ruta por las nuevas casas que yo aún no había visto… reímos cuando les conté lo poco que me costó adivinar el porqué de los colores de los carteles.
Vera miraba a Seth apenada, él empezó a pelear con ella como si tuviera cuatro años, realmente era divertido verlos intentando pegarse pero sin llegar a tocarse, cuando sin querer se daban el otro se preocupaba un montón y acababa en el suelo por alguna extraña llave que el otro le hacía. Empecé a bostezar cuando empezaba a anochecer, pero aguanté sólo para ir a la cena que Kyle había organizado… él se encargaba de la cena y Ainhoa de los postres.
Al llegar a casa de Kyle vimos la enorme nevera llena de comida, jamás pensé que vería algo así, creo que era la primera vez que veía que en una cena de la manada sobraba comida. Empezamos a recoger la mesa cuando hice una visión general. Nessie le regalaba un dulce beso a Jake, que le quitaba los platos de la mano para llevarlos él. Kyle y Ainhoa fregaban riendo y se miraban con gran complicidad. Vera, Claire, Quil, Leah y los pequeños correteaban en el enorme jardín de la casa de Kyle. Emily y Sam los miraban abrazados y comentaban con Kim y Paul, que estaban en una situación parecida. Rachel y Rebeca se mofaban de su hermano mientras Paul y Embry reían con sus bromas, al igual que Seth y Sean, este último haciendo cosquillas a Maca. Tara se me quedó mirando extrañada, alzó la ceja preguntando y negué aturdida.

Al entrar a la cocina Kevin, Ryan y las chicas me miraban preocupados, Collin y Brady distrajeron la preocupación de Ashley y Gabriela tomándoles el pelo. Tara se acercó a mí dejando unos platos al lado de los que yo acababa de dejar.
-¿Esto es así siempre? –La miré curiosa-. No me extraña que hayas estado tanto tiempo sin venir, me siento rara estando aquí… -Alcé una ceja-. Sí, es como… no sé. Tanto amor no puede ser sano. Pero en cierta manera…
-Te da envidia… -Asintió conmigo-. Yo también tenía mucha envidia cuando conocí a Nessie… ahora no sé, entiendo todo mucho mejor, sé que no pueden evitar ser tan…
-¿Entregados? –Asentí riendo-. Creo que cuando tenga un hijo se lo traeré a ellos para que lo eduquen tan bien como a ellos… -Reí con ella-. Realmente me dan ganas de echarme novio…
-¿Sabes que Kyle tiene un hermano mayor? –Ainhoa rió a mis espaldas-. Tiene…
-Treinta… -Dijo Kyle desde el fregadero-. Está soltero, aunque no me extraña… -Nos giramos las tres curiosas-. Es… -Arrugó la nariz-. Digamos que en carácter, se parece bastante a Sean…
-Vamos, que es la bomba… -Dijo el aludido columpiando a Maca en sus brazos-. Deberías conocerle, de hecho… ¿No va a ir a tu fiesta, Seth?
-Al menos le invité… -Dijo dejando más platos sobre los míos y guiñándome un ojo para mirar a Tara-. Seguro que si le cantas un poco acaba suplicándote por una cita… es tan arrastrado como Sean…
-¡Eh!
-Déjalo en paz… -Dijo Maca riendo-. No es culpa suya, el mundo le ha hecho así…
-¿Gracias? –Dijo Sean mientras ella reía por sus cosquillas-. Con amigas como tú… nadie necesita chupa… -Seth carraspeó y vi que Jake los miraba mal-. ¿Cómo se dice? ¿Lameculos o chupaculos?
-Creo que ambas acepciones son válidas… -Kyle rió-. De todas maneras creo que se dice que con amigos como tú, no hacen falta enemigos…
-Oye, que yo sé qué es lo que quería decir, ¿vale?

Reímos y yo bostecé de nuevo, Seth alzó una ceja e hizo un movimiento con la cabeza preguntando si nos marchábamos. Asentí y nos despedimos, al salir de allí me sentí extraña, le miré y él saltó la valla en vez de pasarla a mi lado.
-¿Es que no puedes comportarte como un chico normal?
-Bueno… si me lo dijeras por entrar en fase lo entendería… ¿pero por saltar una valla? –Rió y negó-. Anda, entra al coche…

Fuimos todo el camino en silencio, fue un viaje extraño porque empezó a sonar una canción romántica y la cambió, yo cambié la siguiente y así hasta que me decidí a apagar la radio.

Cuando llegamos su casa me fui directa a ponerme el pijama, bajé a darle las buenas noches y lo vi tirado en el sofá viendo un programa que me gustaba, así que me quedé con él a verlo. Poco después él hizo una mueca y miró por la ventana, le miré raro y negó. Un minuto después escuché unas llaves en la puerta, Vera entró arrastrando los pies y me dio un beso, se desplomó en el sofá en el hueco que había entre nosotros y se apoyó en el hombro de Seth, él palmeó su hombro un par de veces y dejó su mano ahí.
-Vaya asco de día, primito…
-Se te pasará, no es el fin del mundo. Sólo te has cargado la segunda mejor parte de mi casa, si hubieras destrozado la sala de fiestas, hubiera sido mucho peor…
-Idiota… -Suspiró-. Creo que me voy a ir a la cama…
-Sí, yo también… -Me levanté con Vera y ella le dio un beso en la mejilla, yo me quedé algo parada y la seguí-. Buenas noches, Seth…
-Que descanséis…

Vera me dio un beso antes de meterse en el cuarto de Seth, yo me metí en el mío y me alegré de que hubieran traído la estufa, había notado el cambio de temperatura de estar al lado de ellos a estar sola. Me tumbé y me puse un par de mantas, me acomodé y empecé a coger el sueño cuando unos gritos extraños me despertaron. Salí asustada al pasillo y vi la puerta de Vera abierta y las luces del salón encendidas, ya nadie gritaba.
-¿Se puede saber…? Seth, deberías hablar de eso…
-Estoy bien. Sólo son pesadillas, nada más. Siento haberte despertado, vete a la cama… -El teléfono sonó y lo cogieron al instante-. ¿Sí? Te la paso…
-¿Sí? –Hubo una pausa-. Vale, voy ahora mismo… -Escuché como colgaba-. ¿No te importa que me vaya? William no puede dormir y Rachel me ha llamado…
-Ve, estoy bien… en serio. No me mires así, ¿nunca has tenido pesadillas?
-No tan repetidas. No tan intensas. Si necesitas que me quede…
-Ve, seguro que William ha tenido una y por eso no puede dormir… llámame si no vas a volver, de lo contrario te esperaré para que me cuentes…
-Ya te digo que no voy a venir, mañana vendré a desayunar y te cuento…

Me metí a la habitación algo preocupada, ella me había dicho que estaba raro y que tenía pesadillas… pero no pensaba que estuviera tan preocupada como ahora podía ver. También podía ver lo muy unidos que estaban, me alegré de que tuviera alguien que le hiciera compañía y con el que se lo pasara tan bien cuando no estaba… conmigo. Suspiré al tumbarme y me dispuse a dormir de nuevo, pudiendo oír como él se metía a su habitación. Pensé un poco en lo de que Vera durmiera en su cama… lo más posible es que él durmiera siempre en la mía.
El sol estaba en lo alto, podía notar cómo los rayos calentaban mi piel y podía ver el cielo despejado a través de mis gafas de sol. Podía ver las ligeras hileras de arena que el aire movía… era una playa en la que ya había estado. Unos gritos me despertaron. Me levanté de golpe y abrí las puertas del tirón para verlo aovillado en la cama, gritando y gimiendo de dolor.
-¡Seth! –Le zarandeé-. ¡Seth!
-Perdóname… -Gimoteó-. Lo siento tanto…
-¡Seth, despierta, vamos! –Volví a zarandearle y pude ver que lloraba-. Seth, por favor…
-Lo siento muchísimo…
-¡Seth! –Grité y él se removió ligeramente-. Seth, estás… -Acaricié su frente perlada de sudor-. ¿Qué demonios te está pasando? –Negó-. Seth cuéntamelo, por favor.
-¿Puedes abrazarme?
-¿Qué…? –Le abracé y suspiré, se aferró a mí de un modo que me torturó-. ¿Qué demonios te pasa? Vera me dijo algo pero no pensaba…
-Estoy bien.
-No, no estás bien. Soy tu amiga y me preocupo, quiero que me lo cuentes.
-Estoy bien… -Aflojó un poco el agarre-. No es nada, en serio… -Le cogí el rostro y parecía estar sufriendo, eso me mataba-. ¿Podrías…? –Cerró los ojos y negó-. Estoy bien.
-¿Quieres que…? –Suspiré y miré sus ojos húmedos-. Te traeré algo de beber y me quedaré hasta que te duermas… -Negó-. No pienso hacerte caso, tendrás que usar la fuerza bruta si quieres que me vaya.
-No puedes quedarte, iría contra las reglas… -Dijo intentando reír y mirando su corcho-. No quiero que tengas que hacer una excepción… -Hice una mueca y él sonrió-. Siento haberte despertado… ve a dormir, seguro que ya no vuelvo a tener pesadillas…

Le di un beso en la mejilla y él sonrió, me marché algo preocupada… realmente preocupada. Me quedé en la puerta hasta que le escuché respirar de ese modo pausado que hacía muchos años me calmaba y me hacía dormir. Me encerré en mi cuarto y saqué mi móvil, sólo me hicieron falta tres palabras para que a los diez minutos ella entrara asustada por la ventana.
-¿Qué va mal?
-Seth… -Dije susurrando-. Tiene…
-¿Pesadillas? –Asentí y ella suspiró en mi mente, seguramente hurgó en mis pensamientos-. ¿Quieres que me quede hasta que tenga una pesadilla para que te lo cuente?
-El no ha querido contármelo… -Pensé-. Estoy preocupada y Vera también, quiero hacer lo posible por ayudar…
-Me matará si se entera…
-No le digas nada…
-¿Y qué le digo a Jake? Se ha quedado preocupado…
-Dile que tengo… no sé. Nostalgia, depresión o que me ha bajado la regla. Cualquier cosa vale mientras no se entere de la verdad…
-Depresión es muy fuerte y si tuvieras la regla dudo que fuera a mí a quien llamaras… -Sonrió-. Pero le diré que estás algo nostálgica por… ¿Algún amigo de Londres?

Asentí y ella sonrió sentándose conmigo en la cama, mandó un mensaje y me mostró que le había dicho que se iba a quedar a dormir. Esperamos en silencio y empezaba a dormirme cuando Nessie me zarandeó y me cogió de la mano.

Pude ver a un hombre, al parecer era Harry. Seth era mucho más joven, apenas un niño. Estaba subido en un árbol riendo cuando una rama se partió y cayó a plomo contra el suelo.
-¿Estás bien? –Harry parecía angustiado y Seth no paraba de reír-. ¿Estás bien?
-Ha sido genial…
-Estás loco… déjame verte el hombro…
-Estoy bien…
-Pero no lo estarás. ¿Te duele? –Asintió levemente-. Pues no es nada comparado con lo que tendrás que soportar. Te arriesgas demasiado, te entregas demasiado a todo lo que haces y eso hace que la caída sea mucho más fuerte.
-Son tonterías papá…
-¿Acaso no duele ahora? ¿Acaso no ha dolido estos últimos años? Si no te hubieras aferrado tan fuerte a la rama no se hubiera partido… Es tu manera de ser, yo era igual que tú… y tu hermana es como nosotros. Deberás protegerla y ella a ti. Siempre olvidáis todos mis consejos y por eso estás así.
-Pero papá…
-No me repliques… -Su padre se transformó en una figura extraña, como un enorme ente-. ¿No recuerdas aquello? –Ahora podía ver a Seth arrodillado-. ¿No recuerdas que te lo advertí? Lo que te pasa es culpa tuya, me has defraudado. No has sido capaz de mantener el premio más sagrado, tampoco has sido capaz de recuperarlo. No has seguido mi consejo y has caído del árbol más alto que jamás hubieras imaginado…
-Pero papá…
-Debo marcharme, Seth… créeme realmente cuando te digo que siento tu dolor, pero es una lección que debiste haber aprendido hace mucho tiempo…

No pude soportar más los gritos y corrí a la habitación para despertarle. Nessie saltó por la ventana cuando yo abría la puerta, abrí la del cuarto de Seth del tirón y le zarandeé, lloraba como un niño pequeño, era la pesadilla más cruel que podía haber para él.
-Ya está, Seth… estoy aquí –Me miró confuso-. Estoy aquí, contigo… -Sonreí-. Has vuelto a soñar algo malo… -Asintió-. Seguro que has comido dulces antes de ir a dormir... –Él intentó reír-. ¿Sabes que las pesadillas a veces nos muestras todo lo contrario de lo que queremos que pase?
-Es lo que más miedo da… ¿no? –Asentí-. No quería volver a despertarte, en serio, intento olvidar ese sueño pero…
-Tranquilo… -Sonreí-. Dame dos minutos y vuelvo, quiero enseñarte algo…

Me miró confuso y yo reí cuando salí corriendo y cerré la puerta. Bajé a la cocina y encontré una bolsa de patatas fritas, saqué un par de refrescos y subí corriendo dejándolo en la puerta. Entré a mi cuarto y busqué el álbum, lo cogí y cogí las patatas y lo demás para entrar a la habitación de Seth. Me miró extrañado, pero me gustó ver un atisbo de sonrisa en su cara. Me senté a su lado y le di un refresco y el paquete de patatas.
-Seguro que si comes algo salado no vuelves a tener pesadillas… -Reí comiéndome una patata y poniendo el álbum en mis piernas-. Esto… es algo que no pienso volver a enseñarte. Así que espero que estés bien atento, Clearwater…
-¿Qué es? –Dijo algo más animado apoyándose en el cabecero como yo-. ¿Un diario secreto o algún libro de hechizos?
-No, idiota… -Reí y suspiré mirándole-. Mi álbum de fotos favoritas de mi viaje… -Tragó y yo sonreí-. Sé que querías algo así, no son cuatro o cinco… no sé cuantos me regalaste exactamente… -Reí-. Sólo es uno, pero quiero que lo veas… si quieres verlo, claro.
-¿Se pueden comentar las fotos? –Lo pensé y asentí-. ¡Genial! Quiero ver si todos son tan feos como decía Gabriela… -Le miré raro-. Ella le contó a Brady que había tenido un lío… -Hizo una mueca-. No sé si puedo contártelo…
-Sé con quien fue, sé toda la historia y no te pienso contar nada, por cotilla… -Le saqué la lengua-. Ahora atento, evita comentarios que me ofendan sobre… -Rió al ver la primera foto, Ashley y yo con trencitas en la playa de Lido-. Evita cosas como esas, ¿vale?
-¿Qué...? Estás muy guapa… -Sonrió comiendo otra patata-. ¿Un verano loco?
-Mucho… -Reí-. Ese año fue raro, me tatué, me taladré el cuerpo, me hice unas horribles trencitas… -Suspiré-. Cosas que pasan…
-¿Te tatuaste? –Asentí-. ¿Dónde…?
-No pienso decírtelo… -Negué-. Jamás lo sabrás.
-Eso suena muy… -Rió y negó-. Así que ahí empezó tu afición por los tatuajes… -Alzó una ceja y suspiró-. Imagino que tendrías el mismo buen gusto para ese que para los otros dos…
-Vale, evita comentarios como ese también… -Rió y negó-. ¿No qué?
-Me gusta… te pones roja y eso me gusta… -Me sonrojé más y él hizo una mueca-. Creo que no vas a alcanzar el mismo tono que el día que te vi el tatuaje…
-¿Quieres ver más fotos o no?
-Claro… -Dijo masticando-. Pero también es divertido devolverte alguna…

Negué y empecé a enseñarle las fotos, yo le contaba alguna historia y él atendía a cada palabra y cada pausa. Reímos bastante y pareció distraerse de la pesadilla. Cerré el álbum y él tiró la bolsa y las latas de refresco, volviendo para tumbarse a mi lado y suspirar.
-Creo que hay que dormir… -Asentí y me tumbé a su lado-. ¿Quieres que me vaya yo a tu cama? –Reí negando-. No es necesario, estoy bien. Además he comido algo salado, seguro que así no tengo pesadillas…
-Seguro… pero me quedaré más tranquila si te vigilo más de cerca…
-No quiero que te veas obligada a hacer excepciones… -Rodé los ojos y me levanté arrancando la lista del corcho y rompiéndola. Él se quedó embobado-. ¿Y eso?
-Son unas estúpidas reglas que no necesitamos… -Me tumbé a su lado-. Ahora quiero que te duermas y te calles hasta que sean por lo menos… las nueve de la mañana.
-Sólo quedan tres horas…
-¡Cállate!
-Vale… -Suspiró y se quedó callado por no más de dos minutos-. ¿Por qué la has roto?
-¿No vas a callarte hasta que te lo diga? –Negó y pude ver que me miraba serio, así que suspiré-. Si fueras Kevin no tendríamos reglas, no las tengo con él ni con ningún amigo. Si las tuviera contigo, serías un amigo discriminado, así que no quiero que nadie pueda decirme eso, no quiero tener que estar mirando un estúpido manual o un reloj cada vez que te abrazo… ¿Te sirve?
-Sí… -Me dio un beso en la mejilla y sonrió-. ¿Sabes? –Volvió a darme un beso en la mejilla esta vez abrazándome-. Está genial saber que puedo abrazarte todas las veces que quiera… y que pueda hacer esto… -Se quitó la camiseta y rió-. Me estaba asando con ella…
-Vale creo que estoy empezando a arrepentirme de haberla roto… -Él rió tumbándose a mi lado-. Aunque no haya reglas, pienso apartarte si me agobias.
-Si algo te molesta, dilo en el momento… -Se encogió de hombros y bufó-. No creo que pueda dormir… me acojona cerrar los ojos.
-Anda, ven… -Me tumbé de lado y acaricié el puente de su nariz y sus párpados-. Es lo que le hago a mi sobrina y se queda dormida en un santiamén…
-No funcionará conmigo… soy más grande y mis sentidos son demasiado afinados como para que me duerma con tonterías de bebés…

Reí… mucho más cuando vi que empezaba a dormirse.