Capítulo LXXa: Flash Back.

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Lo prometí, lo sé... y he tardado un día más, pero es que realmente estoy muy pero que muy estresada y casi no tengo tiempo ni de dormir... pero aquí está.
Ya le he comentado a Gwen... habrá que acabar censurando el blog, pero es que no me resisto... ¿No os gustaría un Seth así, o qué? Ains... xD
Bueno, disfrutad del capi, la primera parte del final alternativo A... seguramente no sea tan romántico como esperábais, o no sé... quizá os decepcione, pero ya me daréis opiniones :D El final B tengo previsto subirlo más adelante, como regalo de Año Nuevo... XP

Un besazo!! Silvy ^^

Aparqué el coche y suspiré. Apagué el motor y pude ver el coche de Leah parando en la puerta, escondí la bolsa en la guantera cuando vi salir del coche a Ephraim. Pareció reír mucho por alguna broma de Leah, ella negaba y reía dentro del coche indicándole que entrara al instituto. Me miró de refilón y levanté mi mano provocando una sonrisa en mi rostro, ella saludó y a cambio hizo una mueca de preocupación.
Leah, no… no lo hagas Leah… no, no, no… Vi cómo aparcaba el coche y bajaba para acercarse al mío, sería mejor bajar. Por favor, que no haya hablado con Seth, que no…

-¿Cómo vas, cuñada?
-Bien… -Sonreí y cerré la puerta del coche con llave-. Todo bien. Veo que has venido a traer a Ephraim… -Sonreí-. ¿Va todo bien?
-Claro… -Sonrió ampliamente y le miró, después sacudió su cabeza y me miró extrañada-. ¿Llevas el móvil encima? –Abrí mis ojos de par en par-. Mi hermano te ha estado llamando, me ha dicho que te has ido antes incluso de que se despertara y no le contestas…
-Estaba corrigiendo exámenes… -Ella entrecerró los ojos-. No puedo concentrarme con tu hermano cerca… ¿sabes?
-¡Eh! –Puso cara de asco-. Bueno, llámale… estaba algo preocupado… -Asentí-. Por cierto, feliz aniversario…
-Gracias… -Sonreí y asentí-. Imagino que esta noche haremos una barbacoa o algo…
-Estaría bien… te veo luego…

Asentí y me di la vuelta. Muchas cosas habían cambiado en mi vida… más aún de las que yo pensaba que serían posibles… y ahora esto. Entré algo preocupada al instituto y al abrir la puerta se me cayeron los exámenes… ¡Genial!
Ephraim se acercó a recogerlos con una sonrisa y me miró atento, le sonreí y cuando recogimos todo me miró curioso.
-¿Tan despistada el día de tu aniversario? –Reí y asentí-. ¿Haréis algo?
-Ya le he dicho a Leah… imagino que como cada año…
-Genial… ¿Qué tal me ha salido el examen, por cierto?
-Anda… -Señalé el pasillo-. Ve a clase o llegarás tarde, ya hablaré contigo de eso después… -Me miró asustado-. Ya te vale… resulta que has descubierto un nuevo elemento… -Me miró espantado-. ¿Fluoro? ¿Qué es eso? Creo que deberías investigar más, quizá te den un Nobel… -Se sonrojó tanto que reí-. A clase… luego lo verás.
-Vale… hasta luego…

Suspiré viéndolo marchar, negué y entré a secretaría para fichar y dirigirme a mi despacho. Dejé los exámenes y me senté mirando la foto de aquel día en casa de mis padres… reí al recordar porqué Seth salía con esa cara de sorpresa.

Nunca olvidaré ese día. Empezó como un viernes normal, viernes 15 de mayo del 2020.
Estaba en el vivero de Seattle tras un examen. Las chicas se habían marchado ya y yo estaba a punto de cerrar. Seth apareció con una camisa negra y unos vaqueros oscuros… estaba realmente sexy, mucho más con aquella sonrisa. Me besó dulcemente y estuvo ayudándome hasta que cerré. Le dije que tardaría un poco más, que tenía que preparar ramos para el siguiente día y que podía ir con los chicos si quería, habíamos quedado a cenar en casa de Maca y Ainhoa. Él negó y me dijo que me ayudaría, se quedó cerrando el TPV y haciendo caja mientras yo hacía unos ramos. Sus manos taparon mis ojos y yo reí, me giré para encararlo y me besó dulcemente.
-Hoy estás especialmente guapa… ¿Lo sabías?
-¿Tú crees? –Asintió besándome-. No creo que esté muy sexy con un delantal verde manchado de tierra… pero tú mismo.
-Preciosa… -Acarició mis muslos sobre la falda y sonrió-. Me encanta esta falda… -Acarició con un dedo el borde de mi camisa y quitó un botón-. Y la camisa más…
-Ya… -Reí y me giré para evitarle-. Zalamero…
-Estás sexy… -Susurró besando mi nuca, temblé sin poder evitarlo y le imaginé sonriendo mientras besaba mi tatuaje-. He preparado algo especial para el domingo… -Le miré y sonreí-. ¿Pensabas que iba a olvidar tu cumpleaños? No puedo olvidar el cumpleaños de mi chica… mucho menos si es alguien tan sexy…

Me abrazó fuerte y pude notar su excitación en mi muslo, no bromeaba, estaba claro. Me mordí el labio pensándolo, nunca lo habíamos hecho en el invernadero y era algo que siempre había pensado… acaricié su nuca mientras él besaba mi cuello y dejé las flores. Tomé su mano y la llevé a mi vientre, acaricié su brazo y giré mi cara para besarle, él sonrió.
-¿Sabes hace cuantos días que no te veo?
-Sólo cinco… -Sonreí-. Tenía que estudiar… -Asintió-. ¿Sabes lo que me ha costado aprenderme el temario y lo estoy olvidando todo por tu culpa?
-¿Sabes que en cinco días he empezado a tener dudas sobre tu anatomía? –Reí y negué-. ¿Me dejas que repase? No me gustaría suspender… -Reí mientras me besaba y desataba mi delantal-. Déjame ver si recuerdo todo bien… -Sacó mi delantal y lo tiró sobre la mesa-. Casi olvido esa minúscula pequita de tu labio… -Lo besó-. Sería una pena… me gusta especialmente…
-Ya…

Le besé sonriendo y volvió a posar sus manos en mi cintura, una subió hasta alcanzar mi pecho y otra acarició mi vientre despacio. Poco a poco fue desabrochando mi camisa y coló una de sus manos bajo mi sujetador haciéndome suspirar, él gruñó y se pegó un poco más a mí, clavé mis uñas en su nuca.
-Seth… deberíamos irnos.
-No se van a molestar… -Me besó apasionadamente y olvidé mi réplica, me giró bruscamente y se acercó más a mí, acariciando mi muslo y subiendo mi rodilla a su cadera-. ¿Tú te vas a molestar? –Negué y suspiré al notar su cálida mano levantar despacio mi falda mientras acariciaba mi muslo-. Lo suponía… -Rió y besó mi cuello-. No tardaremos mucho… lo prometo.

Le recriminé dulcemente que nos hiciera llegar más de media hora tarde, él se encogió de hombros abrochando su camisa y me besó, ayudándome después a abrochar la mía para acariciar mi cuello y mis pechos suavemente.
-Clearwater… -Dije con retintín-. Tenemos que irnos…
-¿Diez minutos más? –Suspiré y me besó, me subió de nuevo a la bancada de trabajo hasta que recobré la cordura y le aparté-. ¿Cinco?
-No… -Abroché el par de botones que él ya había desabrochado y sonreí-. Aguántate hasta después… -Puso cara de pena y reí-. No es tanto… -Miré mi reloj-. A las dos podemos ir a casa… -Alcé una ceja-. Y parar por el camino.
-Queda mucho…
-No… sólo cinco horas… ¿No eres capaz de aguantar ni cinco horas? –Reí y él negó-. Quiero que te comportes… estaremos con mis tíos y no quiero que… -Señalé su pantalón-. No quiero que seas demasiado evidente…
-Dame cinco minutos para arreglarlo… -Me abrazó de nuevo y me besó, yo reí y negué-. Cruel… chica cruel…
-Seth, hablo en serio… -Le señalé y le miré intentando permanecer seria-. Nada de escapadas al guardarropa, ni al baño… no –Me mostró su labio inferior y suspiré-. Son sólo cinco horas…
-Cinco horas… que no sean dos días que luego se convierten en cinco –Sonreí y asentí-. Haces conmigo lo que quieres…
-¿Y lo que te gusta? –Reí cuando me besó asintiendo-. Veo que no vas a aguantar…
-¿Me estás retando? –Asentí y él suspiró-. ¿Qué te apuestas a que puedo aguantar hasta… mañana a estas horas?
-Si consigues aguantar tanto… -Reí-. Soy capaz de casarme contigo… -Su cara cambió y yo sonreí-. Hasta el sábado a las nueve…
-¿Hablas en serio? –Asentí riendo-. ¿Mañana a las nueve?
-Tengo tanta fe en que no lo conseguirás… -Reí y él rodó los ojos-. Si eres capaz de aguantar hasta mañana a medio día, dejo que me lleves a Las Vegas para casarnos en el acto –Noté que temblaba y reí-. No vas a conseguirlo… -Le besé despacio-. Me encargaré de eso… -Acaricié su bajo vientre y tembló gruñendo-. Si gano yo… tendrás que pedir una semana de vacaciones para que nos vayamos a Jenner… -Sonrió y le miré alzando una ceja-. Semana en la cual tendrás que satisfacer todas y cada una de mis necesidades… -Tembló y cerró sus ojos, cerré mis piernas alrededor de sus caderas y lo acerqué a mí-. Hasta la más mínima fantasía…
-Haremos ese viaje… -Mordió mi oreja y sonreí-. Justo después de que te conviertas en la señora de Clearwater… -Me embistió ligeramente y gemí-. Hasta mañana a las nueve… -Besó mi cuello y se alejó sonriendo-. No sabes lo que has hecho…
-Voy a jugar sucio… -Le acerqué de nuevo a mí y él tiró su cabeza para atrás, suspiró y apoyó sus manos en mis muslos, me miró y los acarició despacio, sonriendo-. Serás mío a las dos en punto.
-Te repito… no sabes lo que has hecho. Si hay algo que podía ansiar más que hacerte el amor… era hacerlo contigo como mi esposa –Me besó dulcemente y sonrió-. Disfruta de tu última noche como soltera, señora McBrown…

Se alejó riendo y dejándome con las ganas. Me asusté realmente al verlo tan decidido, cenamos y estuve toda la cena intentando provocarle, pero no hubo manera de que perdiera demasiado el control. Decidí pedirle que me llevara a casa, quería cambiarme para ir al Luxury.
Saludamos a mis padres y subimos a mi habitación, busqué en mi armario y encontré lo que quería, un con
junto de lencería de tres piezas que me había regalado mi madre por mi cumpleaños. Abrí la caja y se lo enseñé, él tensó su mandíbula y reí por su mueca. Plegué con cuidado el camisón y lo guardé de nuevo en la cajita, la cual metí en mi bolso mientras le miraba. Parecía que iba a estallar de un momento a otro, temblaba y sus puños estaban cerrados como su mandíbula.
-Mejor lo guardo en el bolso… -Me acerqué a él y le besé-. Al menos cuando pierdas, quiero que tengas un buen motivo para que no te sientas culpable…
-No pienso perder… -Medio gruñó-. Guárdalo para tu noche de bodas…
-Seth… -Susurré en su oído y paseé mi mano sobre su camisa, colocando con la otra su mano en mi cintura-. El problema es que no sé si yo podré soportarlo… -Mordí el lóbulo de su oreja y sonreí cuando gruñó temblando-. Voy a ver qué me pongo… ¿Esperas a que me dé una ducha? –Asintió tenso y sonreí de nuevo-. Una pena que mis padres estén abajo… podrías colarte sin que se den cuenta y ducharte conmigo… ¿No te apetece?
-Escoge algo bonito… -Besó mi mejilla muy tenso y me soltó-. Iré a hablar con Grace… -Se alejó y negué-. ¿Qué?
-Deberías esperar si quieres hablar con mi madre… -Señalé su pantalón con la mirada y reí-. Creo que a Nick no le gustaría que hablaras así con ella…

Le besé apasionadamente y me alejé cuando empezó a gruñir, me dirigí a mi armario y él se tiró en plancha en mi cama, parecía realmente perjudicado. Escogí el vestido de navidades, sabía que le encantaba. Cogí la lencería con descaro y me marché a la ducha. Me relajé un poco, a decir verdad yo también estaba sufriendo por no poder hacer lo que más deseaba.
Cuando salí de la ducha sequé mi pelo y lo recogí dejando mi nuca a la vista, eso le sacaría de sus casillas. Me puse el vestido y me maquillé ligeramente, puse el brillo de labios de frambuesa que tanto le gustaba y bajé las escaleras despacio. Al asomarme al salón vi cómo aferraba la almohada que tenía sobre sus piernas y tensaba la mandíbula. Me alegré de que mis padres estuvieran distraídos alabándome y no vieran lo tenso que estaba Seth.
-Estás preciosa…
-Muy elegante…
-Bueno… -Seth se levantó y sonrió ampliamente, más relajado… hice una mueca que le hizo suspirar y reír-. No sé qué decir, estás… -Suspiró-. ¿Nos vamos ya?
-¡Espera! –Mi madre corrió hacia los cajones-. Quiero haceros una foto antes de que os marchéis… estáis muy guapos…
-Claro… -Seth se puso a mi lado mientras mis padres buscaban la cámara y se acercó a mi oído-. Sonríe… posiblemente sea la última foto que te hagas como soltera…
-Seguro… -Rodé los ojos y negué-. Sonríe antes de perder la calma…

Me aferró por la cintura y yo le abracé, colocando mi mano en su trasero el cual pellizqué mientras salía el flash. Reí y me acerqué a ver la foto, reí al ver sus ojos más abiertos de lo normal, por lo que pedí que repitieran la foto…
Nos marchamos y él estuvo intentando evitarme toda la noche, yo intentaba llamar su atención y parecía que estuviera hecho de hielo, empezaba a desquiciarme. Me puse a bailar con él y me acerqué más de lo que solía, besé su cuello mientras él suspiraba resignado en el mío.
-Seth… -Le miré y sonreí, le besé y volví a mirarle-. Creo que me he dejado algo en el bolso… ¿Me acompañas a cogerlo al guardarropas? –Tensó su mandíbula y alzó una ceja-. En serio, quiero enseñarte algo… no es broma…
-Vamos… -Suspiró pesadamente-. Pero olvídate de ganar… -Le arrastré hasta el guardarropas y Handy rió al vernos entrar con relativa urgencia. Rebusqué en mi bolso y saqué el neceser donde solía guardar los preservativos, los conté mientras él me miraba raro-. No vas a convencerme…
-Sólo quiero contarlos… -Alcé una ceja-. Sólo hay diez, tendremos que comprar unos cuantos más cuando vayamos a Jenner… -Le cogí de las manos y las coloqué en mi trasero mientras yo subía por sus brazos para juguetear con mis dedos en su cuello-. ¿Cuántos crees que necesitaremos? –Sonreí cuando se mordió el labio, estaba perdiendo…-. Yo creo que quizá con cuatro o cinco cajas…
-Darlene… -Rió besando mi hombro-. Mejor que sean diez… -Reí y le mordí en el cuello-. No sigas cariño, no quiero que te sientas rechazada…
-¿Rechazada? –Acaricié su pantalón y gruñó temblando-. Sólo con verte así ya me siento satisfecha… -Mordí su cuello y lo lamí despacio para besarle apasionadamente, temblaba y jadeaba, no quedaba mucho-. Aunque me gustaría más que hicieras lo que más estoy deseando…
-Darlene… -Gruñó empotrándome contra la pared mientras me besaba ferozmente, coloqué mi rodilla en su cintura y él acarició mi muslo-. Lo haré cuando estemos casados… -Me quedé completamente helada, no sabía cómo, pero estaba logrando controlarse más de lo que jamás creí-. Y recuerda que todo lo que me hagas pasar ahora te volverá elevado a la décima potencia… cuando estemos casados y en Jenner.

Se acercó más a mí y gemí. No pude evitarlo, estaba realmente desquiciada y él tensó su mandíbula para después relajarse y sonreír mientras yo le miraba atónita. Él jamás hubiera aguantado algo como eso, nunca lo había logrado y en su mirada podía verlo, iba a tener que esperar. En el mismo momento me di cuenta de que estaba completamente loca, quería a ese hombre como a nadie, nadie en el mundo provocaba sentimientos tan profundos en mí, ni ingleses, ni franceses, ni españoles, ni italianos, ni holandeses… sólo el Quileute que tenía delante, sonriéndome como si estuviera viendo lo más precioso del mundo, dedicándome la única mirada que hacía que hasta la última de mis células se sintiera amada y deseada. Fue mi momento de inspiración.
-Vámonos ya –Él entrecerró sus ojos y sonrió-. Quiero que nos vayamos ahora, sin decirle a nadie nada, simplemente quiero que me dejes coger mis cosas y salgamos de aquí. Deja el coche, deja todo… sólo llévame al bosque y entra en fase.
-¿Qué?
-Hazlo, sácame arrastras y llévame a Las Vegas. Ahora –Me miró pasmado y le dediqué una dulce sonrisa-. No puedo esperar más, así que más te vale que seas rápido.

Su sonrisa llenó mi pecho, le besé dulcemente y me miró aún atónito. Le abracé y seguí besándole dulcemente hasta morderle, momento en el que gruñó y me miró serio. Sonreí y asentí, él cogió mi mano y mis cosas para sacarme corriendo de allí. Handy nos miró sorprendida y me despedí con la mano riendo mientras Seth salía encenegado hacia el parque colindante. Me dio la chaqueta y me la puse mientras andábamos deprisa, paró en su coche y sacó una bolsa de viaje pequeña, me miró y empezó a reír, parecía tan emocionado como yo. Me dio el bolso y seguimos andando mientras él se desabrochaba la camisa, me la tendió y la cogí mientras se quitaba los zapatos y los pantalones, no pude evitar medio gruñir al verlo desnudo, él se limitó a sonreír y a alejarse para entrar en fase. Recogí su ropa en la bolsa y me monté en él riendo. Estaba realmente cálido, posiblemente empezaban a fluir todos los gestos que había tenido con él esa noche…
Le abracé fuerte y besé a aquel lobo, era una estupidez, pero sabía que estaba besándole a él, me aferré fuerte y disfruté del viaje. Pasaron más de tres horas, miré mi reloj mientras él no paraba de correr, eran casi las cuatro de la mañana. Estaba emocionada y le abracé fuerte, empecé a besar su pelaje, me encantaba y quería que sintiera las ganas que tenía de llegar. Frenó en seco y bramó, bajé sorprendida y salió de fase mirándome contrariado.
-¿Ya hemos llegado?
-No… estamos llegando a la frontera con Nevada… aún queda mucho.
-¿Necesitas descansar?
-¿Por qué haces esto? –Le miré confusa-. No quiero… -Suspiró y cogió mis manos sonriéndome, yo alcé la ceja curiosa porque hablara-. Si lo haces sólo por tenerme… -Negó y empezó a besar mi cuello, me perdí en sus besos y susurró-. Hagámoslo ahora.

Dejé caer la bolsa a mis pies, quería acariciar sus hombros, su espalda… cada centímetro de su piel. Sus manos no tardaron en encontrar el camino correcto para desnudarme, me tumbó y empezó a acariciarme, me encantó cuando me di cuenta de lo que pasaba. Estábamos perdidos en medio de la nada, en plena naturaleza sintiendo los instintos más básicos. Empezó a temblar y a gruñir, posiblemente recordando todo lo que le había hecho pasar y me hizo el amor de un modo realmente pasional y salvaje. Noté su calor dentro de mí con nuestro último suspiro compartido, me miró y empezó con el ritual de besos y caricias que acostumbraba.
-Perdóname… -Susurró contra mi hombro mientras lo besaba-. No pensaba con claridad… -Besó mi cuello y después mis labios para sonreírme-. Mi chica preciosa…

Besó mi mejilla y cada centímetro de mi cara, con uno de aquellos besos y caricias me quedé profundamente dormida.
El sol me molestaba en los ojos, miré a mi derecha y descansaba sobre mi hombro, acaricié su mejilla y sonreí. Él me devolvió la sonrisa y besó mi hombro, acaricié su pelo y le miré por un largo rato, finalmente suspiré y él sonrió.
-¿Volvemos a casa ya? –Le miré raro-. Creo que descansarías más en tu cama… -Rió-. Además creo que necesitamos una ducha… -Miró su pecho, la forma de mis manos dibujadas con barro-. Será difícil de explicar…
-Vamos a un hotel… -Él alzó las cejas y rió asintiendo-. ¿Queda mucho hasta Las Vegas? –Entrecerró sus ojos-. Eran más de las dos…
-¿Quieres ir allí?
-Sí… -Sonreí y le abracé, tumbándome sobre su pecho-. Quiero ir y casarme allí.
-Darlene… -Rió y besó mis manos negando-. No pienso hacerlo… -Me quedé algo helada, él sonrió como si no pasara nada y me besó-. Vámonos a casa…
-Pero yo…
-Tú has hecho una estúpida apuesta que me ha hecho perder la razón, pero no es motivo para que nos vayamos a hacer una locura de la que dentro de unos días puedes arrepentirte…
-Ya… -Suspiré y me senté sobre él, el cual flexionó sus piernas para darme respaldo-. Veamos… -Miré cómo nuestras manos jugueteaban en el aire y sonreí-. ¿No quieres casarte conmigo? –Él bufó y yo reí-. Entonces… vístete, busca un hotel donde pueda ducharme… y nos casaremos. Cuando lo hayamos hecho, y sólo cuando ya sea tuya de todas las formas posibles… llamarás a Jake y le dirás que no vas a volver en una semana… -Lo pensé-. Mejor en dos… -Él empezó a reír y me escuchó atentamente-. Si te pregunta un motivo dile que tienes que hacerle el amor urgentemente a tu esposa y que no puedes dar más explicaciones…
-Suena muy bien, ¿sabes? –Reí y asentí, me acerqué a besarle y apoyé mi espalda en sus rodillas-. Pero tengo que rechazar la oferta. No quiero que te arrepientas…
-No lo haré…
-Ya… aunque así fuera. ¿Una boda en Las Vegas? –Negó y me miró-. Te mereces algo más que eso… además, ¿imaginas el berrinche de Alice, Nessie, Claire…? ¿Nuestras familias?
-Seth… -Suspiré y lo pensé, le miré y sonreí-. ¿Realmente te preocupa eso?
-Quiero que tengas lo que te mereces… nada más.
-Vale… -Sonreí y le miré-. Voy a decirte algo, quiero que me escuches muy atentamente… -Él asintió con mirada curiosa-. Hace casi exactamente cuatro años… tuve el mejor regalo de cumpleaños de mi vida… me volví loca poco después y te dejé, estuve huyendo de ti porque me daba miedo mi futuro, no estaba segura de nada… pero hoy he visto claro algo. He estado en mil sitios, he conocido a cientos de personas y ninguna de ellas me hace sentir una mínima parte de lo que tú me haces sentir… -Sonrió ampliamente y suspiré-. Suena cursi, pero cada célula de mi cuerpo se vuelve loca cuando me miras.
-Cada célula de tu cuerpo me vuelve completamente loco a mí… -Se encogió de hombros sonriendo-. No puedo evitarlo…
-Lo sé… y por esa misma razón me preocupa poco o más bien nada que se enfade la gente, que no tenga una boda a lo grande… -Negué-. No necesito eso, lo único que necesito es lo que no he podido dejar de mirar en toda la noche, lo único que no he podido olvidar desde el primer día que te vi en aquel estúpido baile de Navidad… -Sonreí-. Sólo te necesito a ti –Se quedó tan paralizado que le miré, estábamos serios y sonreí levemente-. ¿Puedo preguntarte algo? –Asintió algo confuso-. ¿Realmente tú necesitas una boda por todo lo alto? –Sonrió levemente-. ¿Quieres eso?
-Sólo quiero que todo sea perfecto.
-Pues no estropees nuestro momento… -Le besé y sonreí a un centímetro de sus labios-. Lo más perfecto es que ahora mismo me lleves al sitio más cercano y nos casemos… que me regales una boda impulsiva y espontánea por mi cumpleaños…
-¿Hablas en serio? –Asentí sonriendo-. Creo… -Acarició mi espalda-. Creo que primero voy a asegurarme de que tengas una buena despedida de soltera… -Rodó y se puso sobre mí-. Quiero asegurarme de que no olvidarás cómo son las relaciones prematrimoniales…

Reímos y empezamos a besarnos para acabar haciendo el amor calmadamente. Después me vestí y él entró en fase, cuando llegamos a Las Vegas era casi la hora de comer. Paramos a las afueras y él se vistió, fuimos paseando hasta un hotel de la periferia donde nos dimos una larga ducha. Pedimos que nos subieran la comida a la habitación y comimos juntos, después le miré con una sonrisa y él asintió.
-Dame dos horas… -Asentí-. Quiero buscar un sitio bonito dentro de lo posible, un anillo y hacer todo esto en condiciones…
-Seth… -Miré por la ventana-. Quiero que sea por la noche.
-¿Alguna petición más?
-Sí… -Le besé despacio-. Asegúrate de disfrutar de esta tarde… quiero que hagas todo lo que quieras, ves a los sitios que más te apetezcan, no pienso enfadarme… es tu despedida.
-¿Crees que quiero ir a algún club o algo por el estilo? –Rió cuando me encogí de hombros-. La única mujer que quiero ver bailando desnuda la tengo delante… -Abrí mi boca riendo y él rió besándome la mejilla-. Me marcho… si finalmente te arrepientes, avísame.
-Tardaré, pero llegaré…
-¿Tardarás?
-Sí, lo haré a posta… quiero que el novio esté nervioso y ansioso por verme… -Me encogí de hombros-. Siempre me ha gustado eso en las películas…
-No hace falta que me hagas esperar, estaré ansioso por verte nada más que traspase la puerta… -Me besó y pareció quedarse pensando en algo. Me miró confuso y rió-. ¿Tú quieres ir a un club o algo?
-¿Qué? –Empezamos a reír y negué besándole, me tumbé sobre él pero parecía curioso o angustiado por eso-. No necesito ningún musculitos bailando en tanga… es antierótico, ¿sabes? –Le besé-. Y sería muy estúpido por mi parte siendo que tengo al hombre más atractivo y caliente del planeta…
-¿Lo de caliente…?
-Caliente en todos los sentidos… -Reí besándole-. ¿En serio tienes que irte ya? –Puse cara de pena-. Déjame disfrutar una vez más de los placeres de la soltería…
-Si lo pides así…

Reímos y volvimos a las andadas. Empecé a preguntarme si esto era normal, era pura obsesión por él… suspiré cuando vi cómo se vestía, me tapé con la sábana y me sonrió besándome el pelo. Cuando fue a salir me guiñó un ojo y me dijo que me vendría a recoger para cenar. Sonó mi teléfono y era mi madre, realmente no me apetecía hablar así que corté la llamada y le escribí un mensaje, seguramente sólo necesitara saber que estaba bien… y es lo que le dije.
Miré mi vestido y lo pensé… necesitaba unas urgentes compras. Me puse el vestido ya que no tenía otro y bajé con algo de prisa preguntando por una tienda de ropa. El señor con una sonrisa algo petulante me indicó donde podía ir. Era una tienda normal y corriente, lo que necesitaba ahora. Compré una falda negra y una camiseta morada, añadí unas bailarinas negras para mi tarde de compras. Volví al hotel y me cambié, me fui viendo como el mismo recepcionista parecía divertido al verme. Realmente, se había quedado de piedra cuando llegamos, parecía que habíamos sido asaltados en mitad del desierto.

Paseé buscando un vestido perfecto, hasta que lo encontré. Un vestido blanco
muy sencillo. Lo peor vino después, con los zapatos. Me costaba mucho encontrar los adecuados, todos tenían demasiado tacón o eran demasiado planos… no quería hacer el ridículo cayéndome por el camino… hasta que los encontré. Después me dispuse a buscar algún conjunto bonito para la boda, quería algo azul. Encontré un conjunto de dos piezas de encaje azul claro con la liga a juego, era perfecto.

Volví al hotel de nuevo, satisfecha con mis compras y me sentí un poco nerviosa, era una tontería… pero no podía evitarlo. Le llamé algo ansiosa y no me contestó, algo muy raro en él…
Diez minutos después llamaron a la puerta, la abrí corriendo con una sonrisa y él alzó una ceja, llevaba una bolsa de traje en la mano y unos pantalones negros con camisa blanca.
-¿Estás lista? –Asentí nerviosa, no podía hablar. Él me besó en la frente y me miró ilusionado-. Tenemos mesa en el Binion's Ranch Steakhouse. Creo que te gustará… -Le abracé y asentí-. ¿Estás bien? –Asentí en su pecho y él pasó a la habitación cerrando la puerta y mirándome-. Oye, si no quieres…
-Sólo… -Me encogí de hombros sonriendo-. Estoy nerviosa. Es normal… ¿no? –Asintió y me besó-. ¿Tenemos que irnos ya?
-¿Necesitas coger algo? –Asentí y cogí las bolsas, él intentó mirar pero las escondí en mi espalda-. Voy a verlo luego…
-Pero no le quites emoción… -Le empujé-. Vámonos…

Rió y asintió, paseamos cargando con las bolsas por la ciudad hasta que llegamos a aquel maravilloso restaurante. Re
almente me quedé embobada, era perfecto, precioso y muy romántico. Noté que me miraba satisfecho y con una enorme sonrisa, me acompañó hasta la mesa y me ofreció la silla como buen caballero, reí y le miré aún más nerviosa.
-Este sitio es perfecto… -Le miré y negué-. Seguro que es muy caro, Seth…
-Oye… -Suspiró-. No le quites la magia al momento, ¿quieres? –Reí y asentí-. Estás preciosa, no necesito mirar por la ventana para tener las mejores vistas de la ciudad… -Me sonrojé y me mordí el labio, como si fuera la primera vez que lo decía-. Bueno… ¿Qué vas a querer cenar?

Cenamos algo nerviosos y emocionados, la gente allí iba vestida realmente bien… me sentí mal por no haber pensado en esto, iba con la misma ropa con la que me había ido de compras. Disfrutamos de una cena exquisita, reímos, charlamos y nos dedicábamos alguna que otra mirada que delataba lo nerviosos que estábamos. Cuando nos sirvieron el postre él cogió mi mano y sonrió, empezamos a comer y al terminar pagó pidiendo como colofón dos copas de champagne, reímos cuando brindamos y él me miró mordiéndose el labio.
-¿No crees que falta algo? –Le miré raro-. No sé… -Se levantó e hincó una rodilla en el suelo, puse una mano en mi frente mientras me sonrojaba, algunos se volvieron y realmente estaba avergonzada aunque nadie me conociera, él reía-. Ya que no vas a tener una boda decente… al menos quiero que tengas una pedida decente… -Reí negando-. Darlene McBrown… -Negué y él rió-. ¿Querrías hacerme el ser más afortunado del planeta casándote conmigo?
-Seth… ya sabes que…


Me quedé sin habla cuando abrió la cajita de terciopelo negro. No sabía qué hacer, era perfecto, tenía que haberlo imaginado. Mis manos y el resto de mi cuerpo empezaron a temblar, no sabía si gritar, reír, llorar o tirarme a sus brazos. Sólo pude llevarme una mano a mi boca y mirar cómo él reía al verme emocionada.
-No he encontrado los anillos de boda perfectos, pero al menos quería que tuvieras un buen anillo de pedida –Reí-. ¿Qué me dices?
-Que te quiero… -Le besé dulcemente-. No hay nada que más ansíe que casarme contigo… -La gente empezó a aplaudir y yo quería morirme-. Y que te odio un poco por hacerme esto…
-Lo sé… -Rió besándome y le abracé-. Te quiero Darlene, en mi vida jamás he estado seguro de nada salvo de esto… -Puso el anillo con delicadeza y sonrió-. Quiero que seas mía para siempre.
-Para siempre…

Le besé y pasé el momento más vergonzoso y más feliz de mi vida hasta el momento. Bebí de la copa y me levanté con él, salimos de la mano y me llevó paseando lentamente hasta una capilla. No me dejó ver nada, me tapó los ojos y me pidió que los mantuviera cerrados. Escuché una puerta cerrarse y su leve risa. Cuando me destapó me quedé sorprendida.
Era una sala preciosa, dejé caer las bolsas a mis pies y le miré, él sonrió y me besó despacio, acariciando mi rostro con dulzura.
-Te espero fuera… -Sonrió nervioso-. No tardes…
-Vale… -Asentí y le besé-. ¿Estarás ahí? –Alzó sus cejas y asintió feliz-. Más te vale… no quiero salir y quedarme sola… sería ridículo.
-Tonta… -Me besó con dulzura-. Jamás haría eso. Voy a ponerme un poco más elegante… -Alcé una ceja y él rió-. ¿Estás segura? Podemos volver y organizar algo…
-Seth… ve a cambiarte y espérame allí.

Él asintió nervioso y se marchó, mi estómago se retorcía, estaba re
almente histérica. Me miré al espejo y recogí mi pelo en un moño lo más perfecto que pude. Retoqué suavemente mi maquillaje y me puse el vestido muy nerviosa. Llamaron a la puerta y una señora de unos cuarenta años pasó con una sonrisa, me miró algo sorprendida y yo me asusté.
-Soy Rose… -Me tendió la mano-. Voy a ser vuestra testigo junto a Chris…
-Hola…
-¿Nerviosa? –Asentí y reímos-. Tranquila… -Tocó mi pelo y colocó bien un par de mechones-. Estás preciosa… él ya está esperándote, muy nervioso, he de decirlo… -Sonrió y me miró algo confusa-. Supongo que tú eres Darlene… -Asentí y ella asintió como si no lo creyera-. Es un chico muy guapo… -Asentí y ella dejó un ramo en el brazo del sillón con una sonrisa-. Te esperamos fuera…
-Vale…



Suspiré y me miré al espejo. Seguramente no esperaba verme a mí, esperaría alguien tipo Halle Berry o del estilo… Suspiré y negué, sabía que él era para mí y al parecer… yo para él. Suspiré de nuevo y noté mis manos temblar, cogí el pequeño ramo, eso lo disimularía.
Abrí la puerta y un hombre bajito y calvo me sonrió, imaginé que era Chris. Me tendió el brazo y lo cogí temblando, me dedicó alguna palabra agradable, pero apenas lo escuché, ya que antes había dado una señal al pianista que hizo sonar una preciosa canción.

Respiré hondo y recorrimos calmadamente el pequeño hall. Me quedé sin habla al ver por las cristaleras la terraza, pero cuando le ubiqué debajo de aquel arco… se giró y su sonrisa fue realmente abrumadora, sus ojos brillaban y apenas pestañeó, no pude evitar sonrojarme. Me concentré en mis pasos, no quería caerme y dudaba de la fuerza de Chris para soportar un traspié. Cuando estuve a dos metro de él… mi corazón dolió al encogerse de alegría, él suspiró y me ofreció su mano, la cual tomé rápidamente haciendo reír a Chris y Rose. Besó mi mano con dulzura y sonrió, me ayudó a subir el pequeño desnivel y besó mi mejilla delicadamente.
Dijimos nuestros votos casi en un susurro, nuestras manos no se separaron en la media hora que duró la ceremonia, creo que apenas miré al hombre que la oficiaba… Seth tampoco.

Los pelos se me ponían de punta cada vez que recordaba aquel día… suspiré y dejé la foto en su lugar. Me quedaba media hora para la siguiente clase, me daba tiempo. Salí y saludé por el pasillo a la señora Cope, éste era su último año aquí y parecía ansiar la jubilación.
Llegué a mi coche y saqué la bolsita de mi guantera, entré a los baños del profesorado y me encerré. Suspiré y abrí la caja para sacar el test, suspiré algo nerviosa y me lo hice, me senté allí esperando sola recordando un momento bien diferente.
Llamaron a la puerta y recogí todo, tuve que esconder el test en el bolsillo y salí sonriendo, Gabriela me miró raro.
-¿Te encuentras bien…? Estaba en mi despacho y he visto que tardabas…
-Estoy bien… -Sonreí-. ¿Esta noche vendréis, verdad? –Asintió algo confusa y suspiré-. Voy a mi despacho, tengo que terminar de corregir unos exámenes…
-Claro…

Me miró de ese modo. Sí, ese modo cuando alguien que te conoce sabe que te pasa algo y que no se lo quieres contar, esa mirada de… sé que algo va mal. Cerré la puerta de mi despacho con el pestillo y dejé el test sobre la mesa, justo mi teléfono sonó.
-¿Sí?
-¡Ey! ¡Qué bien que te pillo…!
-Siento haberme ido esta mañana así… es que tenía que corregir los exámenes, en serio…
-Tranquila… lo sé, no pasa nada. Sólo te llamaba para decirte que esta noche a partir de las doce tendremos la casa para nosotros solos… -Remarcó la palabra “solos”-. Tú y yo…
-Seth… -Reí-. Tengo que terminar, aún me quedan un par de exámenes por… -Miré el test-. Seth… tengo que dejarte.
-¿Algo va mal?
-No… -Tragué-. ¿Pasáis a buscarme por el vivero a última hora?
-¿No vas a venir a comer?
-No… no puedo. Tengo una reunión… -Pensé rápido-. Cosas de orientación, para los de último curso… -Eso dejaba a Gabriela libre-. Lo siento, de verdad… pero prometo que a las siete soy toda vuestra… ¿de acuerdo?
-Vale… -Suspiró-. Te veo luego…
-Seth… -Suspiré-. En serio, lo siento. Prometo compensároslo… sé que te hacía ilusión que comiéramos los cuatro juntos…
-Tranquila… -Pude imaginarle sonriendo-. A las siete pasaremos a buscarte.

Suspiré y examiné el test con detenimiento, el teléfono volvió a sonar y no reaccioné hasta el cuarto tono, en el cual descolgué.
-¿Sí?
-¿Qué tal está la profesora más sexy del mundo? –Reí-. ¿Estás ocupada?
-¿Vas a tardar mucho en contarme tu nuevo logro? –Reí y él bufó-. Cuéntame, Kev… sabes que para ti siempre tengo tiempo libre…
-¡Nos vamos a Nueva York! –Oí las risas de Cassy-. Me han destinado allí, es genial… ¡Voy a tener mi propia sección de deporte en las noticias!
-¿Qué? –Reí-. ¡Enhorabuena! Eso es… ¡estupendo!
-Sí… ya he hablado con Ryan, nos deja quedarnos en su casa hasta que encontremos algo… ¡Empiezo el lunes!
-¡Fantástico! –Reí-. Oye, dale muchos besos a Wanda y a Ryan de mi parte…
-Tenemos que celebrarlo…
-Por supuesto… -Miré el reloj-. Kev, tengo que colgar, tengo que ir a clase…
-Claro… luego te llamo, ¿vale?
-Genial… un beso.

Colgué y puse los exámenes en la carpeta, miré de nuevo el test y lo tiré a la papelera suspirando. Salí de mi despacho y observé el pasillo vacío. Aún recuerdo el primer día que llegué para sustituir al señor Reynold… después de terminar el curso mis ganas de estudiar crecieron, me incorporé algo más tarde al curso, pero acabé graduándome en Químicas mientras nuestro negocio crecía. Fueron cuatro caóticos y duros años, mi relación con Seth fue complicada hasta el extremo, alquilamos una casa a cuatro manzanas de mi tía Cyntia, él tenía que correr un mínimo de tres horas todos los días para ir al trabajo, tuvo que pedirle a Jake reducir sus horas de trabajo para estar más en casa mientras yo estudiaba, atendía el negocio… todo hasta febrero de 2024.

Seth se enteró de la jubilación anticipada del señor Reynold y me pidió que probara suerte, era mi oportunidad de trabajar en algo para lo que había estudiado. Nuestra familia se lo merecía, sería mucho más fácil para todos que nos trasladáramos, teníamos una casa, por lo que nos íbamos a ahorrar el alquiler de la de Seattle… además era mucho más grande. Vera, Leah y Sue estarían más cerca para ayudarnos, aunque mis padres y amigos estarían algo más lejos… aún así no me lo pensé mucho, él había estado tres años sacrificado por mí… mucho más que eso.
Las chicas lo pensaron, habíamos abierto a lo largo de los años dos viveros más en el norte y en el sur de Seattle… no era demasiado arriesgado abrir otro en Forks. En julio inauguramos el nuevo recinto de nuestro negocio, ya teníamos cuatro viveros abiertos, redistribuimos al personal más cualificado por las tiendas para asegurarnos y tanto Maca como Ainhoa se trasladaron conmigo a Forks.
Ashley seguía en el vivero original, Collin seguía trabajando con mi tío… y Gabriela encontró su hueco en el instituto sustituyendo a la señora Liverpool, la antigua orientadora del instituto de Forks.

Gabriela… suspiré y llamé a su puerta, cuando entré ella hizo una mueca, ese tipo de mueca que me decía que me esperaba. Le expliqué la situación y le dije que teníamos coartada para la hora de comer, ella llamó a Brady para explicarle que teníamos una reunión… aunque no era para lo que habíamos dicho.
Me dirigí a mi clase y el día pasó lento y tedioso, cuando se hizo la hora Gabriela me esperaba en la puerta del despacho. Condujimos hasta Kalaloch, cuando vi aquella casa enorme algo se removió en mis entrañas… Alice me esperaba con una sonrisa.
-Te he visto… -Me abrazó y saludó a Gabriela-. Carlisle te espera arriba… -Sonrió levemente y se encogió de hombros-. Enhorabuena.
-Oye…
-Tranquila, no le hemos dicho nada a Nessie. Seguro que prefieres contárselo tú… no te preocupes –Asentí-. Si quieres… -La miré y ella sonrió-. Han organizado tu fiesta de cumpleaños, sería un buen momento para decirlo…
-Gracias por el apunte, Alice…

Subí y Carlisle sonrió al verme. Me hizo una ecografía y el miedo me invadió, me alegré mucho cuando Jasper apareció en la habitación y me calmó.
-Pensé que ya no podría…
-Todo está bien. No debes preocuparte.

Asentí y me marché con Gabriela tras degustar una deliciosa comida a la que Esme nos invitó. Cuando llegué al vivero empecé a darle vueltas al tema, no podía dejar de estar feliz, pero a la vez preocupada. Pasaron las horas lentamente, estaba siendo un día realmente largo. Las chicas me preguntaron pero no quise decirles nada, me puse a hacer un ramo distraídamente.
-¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami! ¡Mami!

Me giré sonriendo, Seth la dejó en el suelo y vino corriendo a mí, se abrazó a mi pierna y yo la cubrí de besos… Meg, la razón por la que había tardado en empezar el curso de Químicas. La razón por la que había decidido mudarme, por la que moría cada día, por la que el diecinueve de diciembre ahora era una fecha remarcada en mi calendario. El fruto de aquella pasión en medio de la nada… o al menos lo que quiero creer, una niña tan preciosa tuvo que ser concebida en ese preciso momento, un momento perfecto. Nació un par de semanas antes de lo esperado, tuvieron que hacerme una cesárea y ella tuvo que pasar un par de días en la incubadora. Fueron los peores dos días de mi vida.
-¡Te he echado de menos, mami!
-Lo sé… -La abracé fuerte olvidando aquellos horribles días y volviendo al dulce presente-. Yo también a ti, princesa… -Acaricié su rostro y sonreí-. ¿Cómo ha ido el día? ¿Te has portado bien?
-¡Claro! –Ella asintió feliz-. La tía Vera me ha llevado con la yaya Sue, después he ido al cole y me he pegado una hora entera pintando… después hemos hecho muñecos de plastilina, jugado a polis y cacos… ¡y nos han leído un cuento!
-¿Ah, sí?
-¡Sí!
-¿No vas a contarle qué has comido? –Seth se acuclilló con nosotras y me miró sonriente-. Hola preciosa… -Me dio un dulce beso y sonreí-. ¿Todo bien?
-Sí…
-¡Papi! –Meg protestó-. Que me aplastáis… -Seth rió y se apartó un poco de mí, sujetándola mientras ella se sentaba en su rodilla-. Pues la tía Vera ha preparado un estofado riquísimo… la receta era de la yaya Sue, pero le ha salido buenísimo…
-¿No hay besos para las tías? –Ainhoa apareció riendo y Meg se tiró a sus brazos-. Hola, encanto… ¿Vienes conmigo? Tengo algo para ti…
-¿Dibujos para colorear? –Ainhoa asintió riendo y mi hija gritó-. ¡Bien!
-¿Pasa algo? –Seth me miró y me ayudó a levantar, yo negué-. ¿Seguro? –Me miró ceñudo-. Estabas muy pensativa, demasiado…
-No… -Negué y sonreí-. Te he echado de menos… -Le besé-. Siento lo de la comida… -Él hizo una mueca seria de preocupación-. ¿Va todo bien?
-Sí… -Asintió serio y me miró-. ¿Dónde habéis ido? –Me quedé paralizada y él suspiró-. Quil estaba de ronda cuando ha visto tu coche, creía que teníais una reunión…
-Sí… -Suspiré cuando entró un cliente-. Voy a…
-Dar… -Me miró apenado y yo hice una mueca de frustración-. Ve… luego hablamos.

Cuando nos fuimos de allí y llegamos a casa Meg me arrastró hasta su habitación. Seth y yo nos habíamos trasladado a mi habitación y la suya se había convertido de una habitación azul a una rosa… no pareció importarle en absoluto. Vera se había ido a vivir a una casa un kilómetro más al norte, algo que nos había ido muy bien, nos ayudaba mucho con Meg como en su día nos ayudaron mi madre y mi tía.

Meg empezó a enseñarme el cuento que habían leído en clase, Seth nos miraba con aire preocupado sentado en la cama, bostecé enormemente y Meg me miró preocupada.
-Mami, ¿tienes sueño o te aburro?
-No… -Reí-. Tengo sueño…
-¿Me cuentas el cuento para dormir? –Asentí y ella corrió a nuestra habitación-. ¡Yo en medio!
-Vale… -Reí y miré a Seth, seguía serio-. Oye… -Me senté sobre él e intenté sonreír-. ¿Qué te parece si dormimos un poco hasta que la casa se llene de gente?
-Creí que íbamos a hablar…
-Esta noche, cuando estemos solos –Intenté sonreír de nuevo-. ¿Vale?
-¿Tan cansada estás? –Bostecé sin querer como respuesta y él rió-. Vale…

Asintió y me llevó en brazos hasta la habitación, Meg empezó a reír y él sonrió tumbándose a su lado y yo al otro. Las dos nos acurrucamos a su lado y él empezó a leer, creo que Seth se llevó de vuelta a su habitación a Meg, al menos su voz se iba alejando con su calor.

Me removí en la cama, él murmuró a mi lado y sonreí algo frustrada. Me acurruqué entre sus brazos y él me besó dulcemente… como los últimos cuatro meses.
-Buenos días, preciosa… -Me besó dulcemente y sonrió dirigiéndose a mi abultado vientre y lo besó-. Buenos días, pequeña Meg…
-Buenos días, papi… -Reí y me besó-. ¿Tienes que ir a trabajar hoy?
-No… -Negó besándome-. Jake me ha dado este fin de semana libre… -Alcé una ceja-. Seis semanas seguidas sin poder disfrutar de un sábado contigo es realmente tortuoso, ¿sabes? –Sonreí algo raro y él me miró curioso-. ¿Qué te apetece hacer? ¿Tienes que ir hoy al vivero?
-No… -Negué-. Tenemos todo el día para nosotros…
-Suena genial… -Ronroneó besándome y sonrió-. ¿Te apetece que vayamos a escoger las cortinas para el cuarto de Meg? –Suspiré pesadamente y asentí-. Si estás cansada… vamos por la tarde, no hay prisa… -Sonrió y me besó-. ¿Qué te apetece desayunar?
-Me da igual… -Me encogí de hombros-. Voy a la ducha… -Me miró de esa forma-. No me mires así, Seth.
-No te he mirado de…
-¡Seth! –Le tiré una almohada y él rió-. ¡Qué bien!

Salí de la pequeña habitación y me dirigí al baño. Mi vejiga no tenía la misma capacidad que hace cuatro meses… muy sexy. Me metí a la ducha y salí a los cinco minutos empapada… miré mi vientre en el espejo y dibujé con mi mano la misma curva. Seis meses de embarazo, cuatro desde que se lo dije… momento en el que dejó de mirarme como antes lo hacía. La noche que se lo dije fue la última que habíamos estado juntos… me miré y realmente lo entendía. Mis pechos inflamados, mi vientre parecía a punto de estallar… Seth se asomó algo despeinado por el baño y yo tapé mi cuerpo con la toalla, bajando mi mirada y escabulléndome de lo que seguro iba a ser una situación lacrimógena.
-Lo siento… -Hizo una mueca y suspiró-. No sé qué he hecho, pero seguro que lo tengo merecido… -Intenté cerrar la puerta pero él se coló dentro antes de que la cerrase-. ¿Ha sido por las cortinas? Oye, si no quieres hacer eso…
-¡Seth!

Le empujé y salí del baño, me metí en la habitación y cerré la puerta. Por alguna estúpida razón empecé a llorar… aunque ya me habían advertido, cuando me di cuenta de que todo era por las hormonas ya era tarde. Salí y Seth ya no estaba en casa, me sentí peor y lloré sobre la cama.
-¡Ey! –Vino a mí corriendo dejando una bolsa y un ramo de flores en el suelo-. Venga… -Me abrazó y lloré, creo que intentó por todos los medios no reírse-. He ido a por tus magdalenas favoritas… -Besó mi pelo-. Vamos, sécate el pelo y a desayunar… -Negué en su pecho y él rió-. Pues lo haré yo…
Me cogió en brazos y me llevó hasta el baño, cogió el secador y un cepillo y cargó conmigo de vuelta a la habitación. Reí y él me miró raro.
-Vaya tontería. Podías haberme evitado el viaje… y a ti el peso extra…
-No importa… -Sonrió-. No quería separarme de ti… y he conseguido que rieras. Así que no ha sido una tontería… ¿Vas a contarme qué ha pasado por tu cabecita? –Negué-. Vale… pues no pienso decirte lo que me ha pasado en el mercado… -Me dio un beso rápido y rió conectando el secador, fue delicado y me sentí mejor-. ¿Desayunamos aquí?
-No seas vago… -Reí-. Ahora no tienes que bajar escaleras para ir hasta la cocina… sólo tienes que salir y cruzar un arco… -Alzó una ceja y yo hice una mueca-. ¿Eres feliz aquí?
-No podría serlo más… -Sonrió y me besó-. Sí, mi casa ahora es mucho más pequeña, no tiene dos pisos… pero eso me hace feliz, no tengo que andar tanto para encontrarte si quiero abrazarte… -Me abrazó y yo me crispé ligeramente de nuevo-. ¿Qué?
-Vamos a desayunar… creo que es mejor que llenes tu bocaza de comida…
-¿Pero qué he dicho aho…? –Se quedó callado-. Da igual, vamos a desayunar…
-Voy a vestirme antes…

Bufé abriendo el armario y cogiendo un vestido de premamá. Seth salió y
colocó las flores y el desayuno mientras me miraba entrar al baño. Cerré la puerta y me puse la ropa interior… sujetador extra grande para mis… ahora, ubres extra grandes. Hice un mohín al verme de nuevo en el espejo donde vi a Seth reflejado, me miró como si hubiera entendido todo y se acercó para abrazarme por la espalda. Hice otro mohín y él rodó los ojos negando, besó mi cuello y sonrió acariciando mi vientre.
-Estás preciosa…
-Sí, lo sé… -Medio bufé-. Preciosa pero embarazada… -Me miró raro y yo bufé-. Debe ser que ahora no soy tan manejable.
-Espera… -Seth se irguió y me miró con cara rara, como si pensara que no podía ser verdad lo que estaba pensando-. ¿Con eso te refieres a…?
-Sí. Sexo. Eso que hace cuatro meses que no tenemos –Alzó sus cejas y puso una mueca de incredulidad, podía ver a sus labios luchando por reír-. Y no te preocupes, lo entiendo… no estoy en mi mejor momento, pero…
-Cállate… -Me besó y sonrió-. ¿Tengo que pensar en descartar lo de las cortinas? –Le fulminé con la mirada y él rió besándome-. Perdón, perdón… -Dijo riendo y apoyándose en mi hombro-. Realmente no pensaba que tú quisieras… -Suspiró y noté su piel algo más acalorada-. Como después de decírmelo estuviste algo esquiva, pensé que… -Se encogió de hombros-. Después siempre parecías tan cansada que no quería molestar…
-Da igual Seth… -Intenté separarme pero él siguió abrazándome. Suspiré con desgana-. ¿Vamos a desayunar?
-Pues… -Llenó sus carrillos de aire y lo soltó negando, me besó sonriendo y yo rodé los ojos-. Es que ahora la verdad que no me apetece desayunar… -Rodé los ojos de nuevo y él me detuvo de mi intento de escape. Cogió mi cara y me obligó a mirar el espejo, dos lágrimas corrieron por mis mejillas-. Preciosa… -Besó mi cuello mientras me miraba en el espejo-. ¿Por qué lloras?
-No hace falta que finjas, Seth…
-Ya… -Se acercó a mí y sonrió levemente cuando me rozó-. ¿Crees que puedo fingir eso? –Rió pero yo me quedé inmóvil, no sabía qué decir. Se apartó un poco y me abrazó-. Verás… -Acarició mi vientre-. Más vale que vayas mentalizándote de que cuando ella nazca, su habitación no va a tener cortinas… -Reí sin poderlo evitar y él sonrió-. Ahora que sé que me deseas tanto como yo a ti, no va a haber minuto libre que no te haga sentir lo mucho que me gustas…

Sonrió de tal modo que no pude evitar sonreír. Me giró y limpió delicadamente las dos lágrimas de mis mejillas, las besó y yo le abracé fuerte. Reí y él me miró algo raro.
-Creo que algo nos separa… -Reí cuando me besó sonriente-. Siento lo de antes, yo…
-Oye… -Me besó y suspiró-. Hay algo que llevo queriendo hacer desde hace muchos días… he de confesarte que el otro día quise hacerlo mientras dormías, pero me sentí culpable y tuve que darme una ducha de agua helada… -Reí con él y me miró-. ¿Puedo?

Me encogí de hombros y asentí. Él me cogió de los muslos y me subió besándome, puso su brazo firme para que me sentara allí y me sostuvo mientras otra mano se deslizaba por mi espalda para quitar mi tapa-ubres. Me sonrojé y negué cuando él me miró a los ojos con una sonrisa de pícaro que me hizo reír. Me besó y después posó su boca en mis pechos. Me aferré a él mientras él parecía desfogarse por todas las veces que no lo había hecho. No paró hasta hacerme suspirar, cuando me besó delicadamente y me llevó hasta la habitación. Empezó a acariciar cada parte de mi cuerpo con sumo cuidado, acarició mi vientre con una sonrisa haciendo un mohín divertido.
-Más vale que se tape los oídos ahí adentro… -Me besó riendo conmigo-. Y más vale que los vecinos hagan lo mismo…

Reí y me besó dulcemente para regalarme todas esas caricias que solían enloquecerme, solo que todo parecía intensificado por la hipersensibilidad de mi piel y el ansia de los meses sin ellas. Me fijé en que él estaba temblando y gruñendo, me aferré a su espalda buscando lo que ansiaba, pero era algo difícil por la curva de mi vientre. Gimoteé de rabia y él se puso de rodillas sentándose sobre sus pies. Me arrastró con él y me acomodé sobre él, se flexionó ligeramente hacia atrás dejándome el espacio que necesitaba y me besó mientras yo tomaba las riendas de la situación. Noté su desesperación cuando tomó mis caderas para guiarlas, no pude más que susurrar su nombre dulcemente cuando llegué al paraíso. Sus besos y caricias se prolongaron hasta que noté una gran patada, él alzó una ceja.
-Vaya… -Rió, la había notado por la proximidad de nuestros cuerpos-. ¿Crees que se habrá enfadado conmigo por alterarte tanto?
-Puede…
-Pues… -Frunció sus labios y sonrió-. Más vale que vaya acostumbrándose…

Empecé a reír sin poder evitarlo, le abracé fuerte y él me acunó mientras besaba mi hombro y ayudaba con sus caricias a que mi corazón se calmara.

-Darlene… -Noté sus dedos acariciándome el pelo-. Dar, cariño… -Abrí los ojos y le vi mirándome algo preocupado-. No es que a mí me moleste, pero deberías dejar de gemir así mi nombre cuando tu hija está a punto de dormir…
-¿Qué? –Me senté en la cama mientras él me miraba divertido-. ¿Qué hora es?
-Pronto… -Sonrió-. Acaba de dormirse… nos tienes preocupados a los dos… -Me miró curioso-. ¿Qué estabas soñando? –Negué y él hizo una mueca-. Si necesitas algo… -Me besó y sonrió-. Siento que últimamente no hayamos tenido tiempo para…
-Ha sido culpa mía. He estado muy liada con el trabajo y me siento culpable por eso… -Negó y me besó dulcemente-. Cuando has dicho que esta noche estaríamos solos…
-Sí, Vera y Leah han pensado en hacer una acampada… -Sonrió-. Se han ofrecido amablemente a llevarse a su sobrina…
-¡Paso, paso, paso, paso! –Nessie entró como un torbellino con Alice en la habitación-. Seth, lárgate… Jake te espera abajo…
-¿Qué hacéis…?
-Vamos, mala amiga, a la ducha… -Nessie empujó a Seth fuera y me miró raro, mandándome un mensaje mental-. Ya te vale… ¿Se lo dices a Gabriela y a mí no? No te mereces mi regalo… ¡A la ducha!