Capítulo LXVIII: Un minuto por una hora

19:47 2 Comments A+ a-

Y aquí está el capítulo número 68... espero que os guste y bueno... comentarme y esas cosas. Para no perder la costumbre que tengo últimamente, os informo de la hora local, 6.40... :D
Bueno, pues nada... ya me comentaréis.
Os quiero!!


Silvy (K) ^^






Cuando llegué a casa mi madre me miró asustada, mi padre se acercó a mí y me miró sujetando mis mejillas. Estallé en llanto y me abrazó, no quise contarles lo bajo que había caído. Él tenía razón… había usado todo lo que sabía que iba a provocarle sólo para conseguir lo que yo quería y ni me había molestado en explicarle nada, quería coger lo que llevaba años rechazando y lo quería ya, sin tener en cuenta lo que él pudiera sentir. Había sido una egoísta… la reina de las egoístas.

Nessie me llamó poco después, empezamos a hablar y me dijo que Jake le había mostrado lo que había pasado.

-¿Tan mal lo he hecho?
-No… -Ella suspiró-. Ambos estáis equivocados… no lo ha hecho por orgullo, simplemente sabe que es lo mejor. No era el mejor momento…
-Estoy hecha un lío…
-Lo sé… por eso te llamo. Deberías tomar distancia para ver mejor las cosas, puedes ir a Jenner, o si quieres puedo dejarte el apartamento de Nueva York… tómate unas vacaciones.
-No me apetece, pero gracias… -Me limpié las lágrimas-. Gracias, en serio…
-Bueno… tengo que ir a comer con los chicos… Claire te manda un beso.
-Un beso para todos, ¿vale?
-Claro… cuídate.

Bajé a comer con mi familia, mi tía y Michael se rieron de mí y me dijeron que yo tenía la culpa… eso ya lo sabía, pero no me ayudaba para nada escucharlo. Les conté lo del Dr. Wilton, se sorprendieron mucho y me dijeron que aprovechara la oportunidad, aunque mi padre no estaba muy contento con la idea.

Al día siguiente abrí la tienda y cuando las chicas llegaron me abrazaron directamente, al parecer Kyle y Sean ya les habían contado… Les conté mi versión y ambas intercambiaron una larga mirada. Me entretuve haciendo tareas y Ainhoa apareció sacudiendo la carta con mala cara.
-¿Qué es esto?
-Yo… -Suspiré-. Quería contároslo, pero no sé que voy a hacer aún… no creo que finalmente acepte, sería injusto y egoísta… no quiero dejaros tiradas con la tienda.
-¿Qué pasa? –Maca nos miró preocupada y Ainhoa le dio la carta con una mueca-. Vaya… ¿Vas a dejarnos para hacer un cursillo?
-No… -Suspiré-. En serio, chicas. Tendría que habéroslo dicho, pero no creo que acepte, por eso no os lo había dicho.
-Pues… -Ainhoa negó-. No sé qué pensar.
-Aquí pone que es semi-presencial… ¿Cuántas horas serían a la semana?
-Creo que… cuatro o cinco. Pero aún así…
-¿Sólo? –Ainhoa pareció sorprendida y miró a Maca-. Si sólo son esas horas… podrías hacerlo, siempre nos vendría bien, luego tú podrías enseñarnos a nosotras lo que aprendas…
-De eso va la cosa… -Suspiré-. Si me meto en eso… posiblemente tenga que dar algunas clases el próximo año… así que no aceptaré, no quiero dejaros colgadas…
-¿Estás loca? –Maca me miró confusa-. Es… a ver, vas a cobrar tres veces más dando cuatro clases que estando aquí el triple de horas…
-Pero no me importa eso, no quiero…
-Irás. Ya está decidido… -Ainhoa me dio la carta-. Llama ahora mismo a ese hombre, queda con él y dile que aceptas la propuesta.
-Pero…
-No hay peros… -Maca sonrió con Ainhoa-. Ve…
-Pero estáis de vacaciones, no deberíais ni estar aquí…
-Hemos vuelto antes, así para verano nos quedarán más días… -Maca sonrió-. ¿Le llamas tú o tengo que hacerlo yo?

Suspiré y me dirigí al teléfono. La Señora Wilton se alegró muchísimo de escucharme, le dije que no lo tenía aún muy claro, pero que me gustaría reunirme personalmente con el Dr. Wilton para que él me explicara todo. Quedamos al día siguiente a primera hora en la universidad.

Las chicas me cambiaron el turno para que pudiera ir, me levanté y me puse lo más decente posible, estaba como un flan y volver a la universidad fue realmente difícil, me vinieron a la cabeza tantos recuerdos que a punto estuve de salir corriendo.
Caminé por mis antiguos pasillos y vi a las niñas de primer curso mirando emocionadas sus notas, unas se alegraban y otras se lamentaban. Sonreí y llamé a la puerta, el Dr. Wilton me abrió y dibujó una enorme sonrisa al verme.
-Llega pronto… ¿Señora o Señorita?
-Ni una ni otra… -Sonreí y le tendí mi mano-. Llámeme Darlene, Dr. Wilton.
-De acuerdo, sólo si tú me llamas Alfred… -Asentí-. Siéntate, por favor… -Él rodeó la mesa del gran despacho, se sentó y sonrió-. Me alegró mucho saber que estabas considerando la oferta seriamente. Mi esposa me dijo que tenías algunas dudas…
-Sí, bueno… -Suspiré-. Tengo un negocio, no es que trabaje para alguien, es decir, no puedo dejarlo como si nada… -Asintió-. Realmente me agrada la oferta, pero no sé si realmente podría compaginar ambas cosas. No quiero engañarle, el curso me atrae muchísimo, como la oferta de trabajo. Pero también tengo que ser realista y ser clara, no puedo dejar mi negocio.
-Las clases será fácil, sólo son un par de horas dos días a la semana… el único problema que podrías encontrar es para ponerte al día, pero creo que tus conocimientos son superiores a los del resto, por lo que dudo que tengas mayor problema. Yo te ayudaría si tuvieras alguna duda.
-Pero… ¿y después?
-Tendrías que dar algunas de mis clases. Ahora mismo he estado reunido con el decano, hemos estado arreglando los horarios del año que viene, hemos puesto el mismo número de horas por la mañana y por la tarde, lo he hecho así pensando en que el que me sustituya podrá escoger el turno que mejor le venga o, incluso, podríamos intercambiarlos cada semana.
-¿De cuántas horas estamos hablando?
-Una o dos horas al día, no más. Si realmente tienes el potencial que creo y acabas cubriendo mi puesto, serían veinte horas de clases semanales y cuatro de tutorías. Quizá no podrías tener un turno a jornada completa en tu negocio, pero tendrías tiempo de echarle un ojo…
-Ya… -Suspiré y sonreí-. Respecto al temario… ¿Han avanzado mucho?
-Espera… -Se levantó y se dirigió a la estantería, sacó un archivador y lo dejó en la mesa con una sonrisa-. De momento, es todo lo que hemos dado, incluyendo lo que voy a dar esta semana.
-¡Vaya!
-Sí… -Sonrió-. Es un curso intensivo… -Asentí pesadamente y él hizo una mueca-. Debes pensarlo rápido. En dos semanas será la primera prueba, si quieres hacerlo deberás presentarte a ella, ya que es oficial y no puedo retrasarla ni hacértela aparte. Tendrías que decirme algo a finales de esta semana, como tarde el martes de la semana que viene.
-Yo…
-Sé que podrías aprobarlo… y con nota. La mayoría del temario lo conoces, mi esposa lo ha comprobado –Sonrió-. Sólo tendrías que darle un repaso…
-¿Qué día es el examen?
-El viernes que viene… -Miró el calendario-. Día diez, exactamente.
-Vale… -Sonrió-. No sé, son sólo ocho días…
-Lo conseguirás. Estoy seguro de ello.
-Yo… -Suspiré-. Me leeré el temario y le diré algo este mismo viernes. Tengo que hablar con mis socias y pensarlo un poco… -Asintió-. Le agradezco su tiempo…
-Para cualquier duda… -Buscó en un cajón y me dio una tarjeta-. Llama a cualquier hora.
-Gracias…

Salí y me senté en uno de los bancos. Empecé a mirar el temario cuando una chica a lo lejos se paró y me miró fijamente
, sonriéndome. Se acercó y entonces la reconocí.
-¡Lucy! –Me levanté para saludarla-. ¡Qué sorpresa!
-¡No sabía si eras tú! –Me abrazó-. Pero… ¿no estabas en Londres?
-Sí, pero he vuelto… -Reí-. Pensé que ya te habías graduado…
-Y lo hice, ahora estoy dando un curso de posgrado… ¿Te acuerdas del Dr. Wilton?
-¡No! –Reí-. Estoy pensando en hacer ese curso yo también… -Ella pareció sorprendida-. La verdad es que… no sé muy bien, estoy algo indecisa.
-Deberías hacerlo… -Ella asintió-. Merece la pena, créeme… -Sonrió y miró su reloj-. Oye, siento no tener tiempo para un café, pero… -Sacó un cuaderno y apuntó su número, dándomelo con una sonrisa-. Llámame y quedamos para ponernos al día.
-Me parece genial…
-Bueno, me marcho que sino llegaré tarde a clase. Me alegra mucho haberte visto.
-Igualmente… -Le mostré el papel-. Te llamaré…

Ella asintió y se alejó corriendo, caminé hasta mi coche y fui al vivero. Les expliqué a mis compañeras lo que me había dicho y me dijeron que tenía que hacerlo.
-No me da tiempo… -Señalé el archivador-. Es demasiado, sólo tengo ocho días…
-Bueno… -Maca lo ojeó-. Creo que deberías ponerte a ello ahora mismo.
-Vete a casa… -Ainhoa suspiró-. Tómate hasta el día diez de vacaciones, te las descontaremos de las de verano… -Rió-. Nosotras nos hacemos cargo de todo, tú dedícate a estudiar y a sacar una buena nota para el examen… ¿Sabes el prestigio que nos daría tener una profesora de universidad como asesora? ¡Todo Seattle vendría a comprarnos!
-Venga… -Maca cogió el archivador y me lo estampó en el pecho-. Lárgate a estudiar… tus vacaciones empiezan a contar desde ya… así que no pierdas el tiempo…
-Chicas yo… -Suspiré y dejé el archivador para abrazarlas-. ¡Os quiero!

Ellas rieron y salí corriendo con el archivador. La señora Burton me saludó y me preguntó, le dije que me iba de vacaciones y me instó a que lo pasara bien y no dedicara todo el tiempo a estudiar.
Cuando llegué a casa hablé con mi madre, me dijo que debería ponerme a estudiar en ese mismo momento y así lo hice. Cuando mi padre llegó no pareció muy contento, pero me dijo que me apoyaría en todo lo que yo decidiera.

Estuve todo el jueves estudiando, me terminé de leer el temario a las dos de la mañana, no me parecía muy complicado. Me fui a dormir y me puse el reloj a las ocho, nada más despertarme hablé con mis padres y me apoyaron para que aceptara la propuesta. Desayuné y llamé al Dr. Wilton, se alegró de que aceptara y me preguntó si tenía dudas, le expliqué lo que me parecía más complicado y me dijo que estaría toda la mañana en su despacho por si necesitaba algo.
Cogí mi coche y me fui a la biblioteca de la universidad, me hice resúmenes de los diez primeros temas, aún me quedaban diez más, pero decidí ir a ver a Alfred. Le pregunté algunas dudas y él me lo explicó a la perfección, lo comprendí rápidamente y me dijo que el martes había una clase de nueve a once de la mañana y después estaría en su despacho hasta las dos.

Al salir del despacho decidí llamar a Lucy, ella estaba por allí y comimos juntas para después quedarnos toda la tarde estudiando. Repasé los temas que había comentado con Alfred y al terminar miré mi móvil, tenía un mensaje de mi madre, cena en casa de tía Cyntia. Quedé con Lucy para estudiar la mañana del sábado y nos despedimos en la entrada.

La cena fue extraña, les conté las novedades pero parecían algo preocupados, sabía el porqué. No había vuelto a hablar del tema Seth, sólo habían pasado dos días… pero era raro. Terminamos de cenar y fuimos a casa, la verdad es que le di muchas vueltas y estuve tentada de llamarle, pero pareció tan enfadado conmigo y tan dolido, que me dio miedo.

Me desperté temprano, desayuné y llegué antes de la hora. Cuando Lucy llegó empezamos a hablar y decidimos tomarnos un descanso. Me contó que tenía unos planes geniales para esa noche, iba a irse de fiesta y me invitó, pero tenía demasiado que estudiar como para irme de fiesta…
Pasé la tarde estudiando, cuando llegué a casa mi madre me dijo que iban a salir a cenar, yo no tenía ganas, así que me eché a dormir sin cenar. No podía dormir, así que empecé a navegar, vi algún video de risa, algún video musical… uno me llegó hondo.

Me derrumbé y empecé a llorar. Mi madre me despertó, me había quedado dormida llorando sobre los apuntes. Me miró preocupada y yo negué, no quería hablar del tema, no había solución posible.
-Hay veces que cuando hieres mucho a una persona, hay que hacer algo grandioso para que te perdone…
-No va a perdonarme…
-Yo también pensaba lo mismo de tu padre… y míranos ahora –Sonrió-. Me costó mucho, pero también le había hecho mucho daño. Todas esas cosas… -Suspiró-. Es como una herida real, no es lo mismo un rasguño que un corte grande… -Acarició la cicatriz de mi brazo-. En el primero vale con una tirita, pero con los grandes cortes, hay que dar puntos, uno por uno… y esperar un poco más a que cure.
-¿Quieres decir que tengo que hacer algo enorme para curarle?
-Sí… -Sonrió-. Quizá no necesitas algo espectacular, simplemente ser honesta con él y contigo. Después, dale tiempo. Cuando la confianza se rompe, hay que dejar que siga su curso, hay que volver a confiar y eso es difícil…
-Creo que él siempre va a pensar que voy a volver a irme…
-¿Puedes asegurárselo? –La miré y ella alzó una ceja-. Sabes que no puedes… pero puedes hacerle ver con el día a día que estás ahí. Al final, es lo que cuenta. Los detalles enormes, como lo del árbol, son cosas que siempre vas a recordar. Pero te aseguro que a lo largo de los años, no es lo que más echas de menos…
-Su abrazo… -Mi madre alzó las cejas-. Cuando dormíamos… siempre me abrazaba. Jamás pasaba frío y no he podido volver a dormir tan bien como cuando dormía con él…
-Es una de las cosas que más se suelen echar en falta. Cuando te acostumbras a dormir con alguien, tener una cama vacía es odioso… -Sonreímos y ella acarició mi pelo-. Si realmente estás segura, ve a por ello. Dalo todo y déjate la piel en el intento. Pase lo que pase, vas a salir ganando…
-Puedo perderle…
-Lo dudo… -Sonrió-. Ese chico te miraba… y sigue mirándote de esa forma tan especial. Además, no se montan regalos así para una simple amiga. Simplemente está herido y tiene miedo. Algo lógico. Y si lo perdieras, sólo puedo decirte que realmente no valía la pena.
-Vale la pena…
-Entonces será listo y no te dejará escapar… -Sonrió y besó mi frente-. Descansa, cariño…
-Gracias mamá… -La abracé-. Gracias por todo.
-Buenas noches…

Me metí a la cama y soñé con él. Me desperté temprano, cogí mi guitarra y empecé a tocar, sólo me venía a la cabeza aquella canción que me había hecho llorar. Me pegué toda la mañana tocando, mi madre me trajo el desayuno a mi cuarto y sonrió, apenas se quejó por estar escuchando una y otra vez la misma canción. Comimos con mi padre y después me puse a estudiar de lo lindo, o al menos lo intenté, pero no había manera de concentrarse.
Cenamos con mis tíos y cuando se fueron intenté ponerme a estudiar, pero de nuevo no podía, escribía y leía, pero no retenía ni una sola palabra.
Bajé a la cocina y preparé una tila, mi madre me miró y notó lo desesperada que estaba, me puse a estudiar de nuevo pero me cabreé y bajé, le dije que iba a ir a dar una vuelta. Cuando llegué al parque y llegué a mi antiguo refugio, di media vuelta. Al llegar mi madre alzó una ceja.
-Creo… -Suspiré-. Creo que voy a irme…
-Está bien…
-Voy… -Señalé las escaleras-. ¿Hago bien?
-¿Sale de ti? –La miré raro-. ¿Es lo que quieres? –Asentí-. Si es lo que tu corazón te dice, hazlo. Pero te aviso que no es tan fácil, posiblemente te rechace de nuevo.
-Me da igual… pero no sé si él tiene claro que todos estos años he estado intentando evitar quererle sin conseguirlo… quiero que sepa que le he extrañado cada día de mi vida, cada día que no estaba con él e incluso cuando estaba con él.
-Entonces… debes ir.

Corrí escaleras arriba y me vi en el espejo, estaba realmente horrible. Me miré y pensé en ir tal cual, pero había estado dos días estudiando encerrada… necesitaba una ducha. Me duché corriendo, me puse unos vaqueros gruesos y claros, una camiseta de tirantes de color rojo, un jersey rosa de cuello alto encima y cogí el abrigo de plumas.
Miré mi armario, escogí mi guitarra roja… era lo mejor. Bajé al coche con mi bolso y mi guitarra. Mi madre me besó, mi padre hizo lo mismo pero mirándome como si me faltara un hervor. Posiblemente, así fuera.

¡PARA! ¡PARA! ¡PARA! ¡PARA! Lo siento.... no me he resistido a interrumpir el capi... Ahora sigue... en un ratito te molesto de nuevo jajajaja


Metí la guitarra en la parte trasera, encendí el coche y empecé a conducir… paré en un semáforo de Seattle, la calle estaba desierta. Miré el reloj, las dos de la madrugada… estaba como una cabra, entendía la mirada de mi padre.
Paré en Sequim, en el mismo bar de siempre. Llené el depósito y me bebí un café doble, empezaba a tener sueño y tenía que llegar despejada. Seguí el camino y empezaba a amanecer cuando pasé Port Ángeles. El sol ya había salido tímidamente cuando llegué a Forks. Seguí hasta ver el cartel, giré por el sendero y paré antes de llegar.

Empecé a caminar despacio, cargando únicamente con mi guitarra y dejando las huellas en la nieve. Pude ver unas huellas de patas menos profundas que las mías, posiblemente tapadas por la poca nieve que caía. Estaba a unos veinte metros cuando la puerta se abrió. Vera miró dentro de la casa y salió cerrando la puerta, me acerqué despacio y me crucé con ella.
-Está durmiendo… está mal. No ha salido de la cama desde el día uno, si vienes a darle malas…
-No… -Negué-. Vengo a disculparme.
-Entonces… -Señaló a sus espaldas-. Yo iré a ver cómo están los pequeños…

Asentí y caminé hasta las escaleras. Dejé el estuche en la nieve, sabía que si pisaba la madera él lo escucharía. Me senté en el último escalón y acomodé mi guitarra, empecé a tocar y busqué mi voz, sabía que andaba por algún sitio y la encontré.











No llevaba ni un minuto cuando él abrió la puerta. Sólo llevaba puestos unos boxer y su cara estaba seria y compungida. Se quedó serio, sólo hizo una leve mueca cuando escuchó de nuevo el estribillo. Se apoyó en la puerta con sus brazos cruzados, yo simplemente le miré mientras cantaba, él apenas esbozó una leve sonrisa y negó.
Hice una mueca y guardé mi guitarra, cuando me giré él me tendía una mano para ayudar a levantarme. La tomé y me levanté, él se agachó y cogió el estuche, me llevó dentro y dejó la guitarra en el suelo de la entrada, cogió mi otra mano y se apoyó en la puerta, cerrándola con su espalda y arrastrándome con el impulso a su pecho, poniendo nuestras manos entre él y yo.
-Tienes las manos congeladas… -Sonrió débilmente y yo estuve a punto de llorar-. Hace mucho frío para que te pongas a tocar la guitarra en la puerta, ¿no crees?

Me quedé literalmente sin palabras, él sonrió y me abrazó. Apoyé mi frente en su cuello y él dejó mis manos en su pecho para rodearme con sus brazos, besó mi pelo dulcemente y suspiró cuando le abracé más fuerte. Empecé a llorar en su cuello, no quería hacerlo, pero realmente no pude evitarlo. Él intentó consolarme con arrullos, acarició mi espalda despacio y me acunó, entonces noté que se quedaba sin voz. Le miré y él lloraba también, limpié sus lágrimas y besé sus mejillas intentando borrar el rastro de dolor que veía en su rostro. Apoyó su frente en la mía y besó mi nariz, después mi frente y me miró, sonrió levemente y me ayudó a quitarme el abrigo para abrazarme, estrechándome fuertemente.

No podría decir cuánto tiempo estuvimos abrazados, sólo sé que ambos llorábamos y nos desahogábamos. Me recargó completamente en él y se apoyó en la puerta, sujetándome con un brazo mientras pasaba una mano por su pelo y me miraba. Acarició mi cara apartándome un poco el pelo y pellizcó levemente mi mejilla.
-No has dormido nada, ¿cierto? –Negué, él suspiró negando-. Estás loca.
-Sí… -Reí levemente-. Creo que mi padre ha pensado lo mismo cuando ha visto que me iba a las dos de la mañana de casa… -Rió un poco conmigo y negó-. No podía dormir, ni estudiar…
-¿Estudiar? –Asentí y él hizo lo mismo luciendo satisfecho-. Así que has aceptado…
-Sí… -Acaricié su cara-. Pero me he dado cuenta de que me daba igual todo. Era una tontería aceptar algo así si no podía contártelo o celebrarlo contigo. Tú eres mi prioridad, por mucho que intente negarlo… y mandaré todo al infierno si tú me lo pides. Quiero demostrarte que realmente sólo quiero estar contigo, que lo que tanto he intentado evitar sólo nos ha hecho sufrir a ambos… estaba equivocada y haré lo que me pidas para curar tus heridas…
-Bueno… -Sonrió-. Sigues teniendo estrella… -Rió-. Me curo rápido, ¿sabes? –Reí y me apoyé en su pecho abrazándole-. Pero si te empeñas en hacer algo por mí… -Le miré y él besó mi frente, después me miró fijamente y sonrió-. ¿Te importa dormir conmigo?

Asentí y me incorporé, él cogió mi mano y yo abracé su espalda, no quería separarme de él ni un milímetro. Subimos las escaleras y al llegar al final me giró para abrazarme por la espalda. Abrí la puerta de mi cuarto mientras él besaba mi cuello, me giré y me abracé a él para tirarme de espaldas a la cama, él amortiguó la caída y sonrió, besó mi mejilla, me quité las deportivas mientras él quitaba las sábanas y nos metía entre ellas.
Me acomodé a su lado y él empezó a acariciar mi cara, yo acariciaba su brazo y no pude evitar sonreír, aunque él estaba algo más serio de lo que esperaba. Le abracé fuerte y besé su pecho, fue entonces cuando sonrió de verdad. Me acomodé allí y le miré, acaricié su cara levemente y se movió para que le alcanzara mejor.
-Te estás poniendo realmente roja… -Dijo sonriendo ampliamente-. ¿Lo sabías?
-Sí… -Suspiré y reí, me removí y me quité el jersey. Rió y volví a acomodarme-. Tenía un poco de calor… pero no me importa.
-Bueno… -Quitó el cobertor y sonrió-. ¿Mejor? –Asentí-. Aún quedan dos mantas por quitar, además de las sábanas… -Sonrió-. Y si quieres puedo poner un ventilador…

Negué riendo y me acomodé de nuevo, sus dedos empezaron a acariciar mis hombros y poco después me quedé dormida. Cuando desperté estaba boca arriba, completamente destapada, su brazo cubría mi estómago y el otro seguía en mi hombro. Sonreí al verlo dormir tan plácidamente.
Empecé a acariciar su brazo y él abrió levemente sus ojos para volver a cerrarlos. Reí y me intenté levantar, pero no me dejó.
-¿Me dejas? –Dije riendo, pero él negó-. Dos minutos…
-No… -Me abrazó fuerte-. No quiero que te vayas de aquí, ni siquiera dos minutos.
-¿No puedo pagar un precio por cada minuto que esté lejos? –Él pareció pensarlo y sonrió-. ¿Qué estás pensando?
-Me han dicho que estás de vacaciones… -Asentí-. Cada minuto que estés lejos, tendrás que devolverme una hora…
-Hecho…

Rió y se apartó, rodando un poco para quedar boca arriba, dibujando una placentera sonrisa mientras se acomodaba, sabía que no tardaría mucho más en dormirse y reí al bajar. Cuando miré mi móvil me di cuenta… era el día de Reyes. Me metí a la cocina y cogí una caja de zumo, dos vasos y galletas, no me apetecía perder más tiempo preparando desayunos complicados, prefería estar con él.
Cogí una bandeja y subí con los zumos y las galletas, abrí la puerta y él estaba ahora boca abajo abrazando la almohada.
-Me debes trece horas y media a mi lado… -Me miró y alzó una ceja-. Bueno, por traer comida te perdono dos horas y media…
-¿Gracias? –Reí y me senté, empezamos a comer en la cama y acaricié su nariz mientras comía, era la cosa más tierna que veía en años-. Estás realmente tierno cuando te despiertas… -Alzó una ceja y sonreí-. Once horas… -Él asintió bebiendo y yo bebí despacio, mirándole y sonriendo-. ¿No son muchas horas? –Él alzó de nuevo una ceja-. ¿Tengo descansos?
-Bueno… -Lo pensó-. Puedes tenerlos, pero el reloj parará cada vez que pidas uno…
-Ya… -Arrugué la nariz y me terminé el zumo-. ¿Cuándo empezamos a contar?
-Veamos… -Miró su reloj-. Son las ocho menos cuarto, ¿a las ocho?
-¿No tienes que ir a trabajar, verdad? –Negó-. ¿Quién está de guardia hoy?
-Embry… Quil quería pasar el día de Reyes con Claire y Jake se ha ido con Nessie a Olympia… -Asentí y él se terminó el zumo-. ¿Por qué lo preguntas?
-No sé… -Me encogí de hombros-. Curiosidad, supongo.
Él quitó la bandeja y se la llevó, me acomodé en la cama y le observé volver, cerró la puerta con cuidado mirándome raro, sonrió y se acercó a la cama, gateó hasta ponerse a mi lado y yo me tumbé con él. Estuvimos abrazados durante un largo rato, le miré y él notó que tenía algo que preguntar.
-¿Qué te ronda?
-Pues… -Suspiré-. Creía que sería distinto… -Me miró confuso-. ¿Cuántas horas llevamos juntos, desde que he llegado?
-Unas… tres o cuatro. ¿Por qué?
-No sé… -Alcé una ceja y él me miró algo confuso, me acerqué más y él sonrió-. Echaba de menos tus abrazos, no me había dado cuenta hasta hace poco… es lo que más me gustaba de ti.
-¿Sólo mis abrazos? –Se acomodó un poco mejor y suspiró-. Pensé que mis besos también te gustaban, de hecho, iba a besarte… pero si sólo quieres abrazos…
-Qué tonto… -Negué y me acerqué, me quedé a un centímetro de sus labios y él sonrió-. También echo de menos tus besos… y mucho.
-No sé… -Sonrió-. No pareces muy entusiasmada con la idea… -Él sonrió y alzó una ceja, yo rodé los ojos y suspiré riendo. Nos miramos y estuvimos así por unos segundos-. O me besas ya, o te aseguro que te arrepentirás.
-¿Por qué tengo que besarte yo? Bésame tú…
-¿Segura? –Asentí y él rodó, tumbándome delicadamente sin separarse de mí ni un milímetro-. Te aseguro que si empiezo, soy capaz de pegarme las once horas seguidas besándote…
-No me importa…

Alcé una ceja y él otra, se acercó despacio a mí y rozó mis labios suavemente, apenas una leve caricia que hizo que mi corazón se estremeciera. Se quedó parado a un milímetro de mis labios y sonrió cuando suspiré. Volvió a hacer lo mismo, rozó mis labios despacio mientras acariciaba mi mejilla con cuidado, se separó por un segundo y me besó con algo más de ansia, mis labios se movieron con los suyos y yo posé una mano en su hombro y otra en su pelo. Se separó de nuevo y sonreí con él.
Besó mi mejilla, después mi nariz y mi otra mejilla, me miró y me besó de nuevo lentamente y, esta vez sin separarse, empezó a besarme de nuevo apasionadamente. Su lengua rozó mi labio y mi lengua salió a su encuentro, nuestros labios siguieron unidos mientras su cálida respiración me daba el aliento que necesitaba. Me regaló besos tiernos, caricias y besos más intensos, yo sólo podía devolverle lo mismo que él me daba.
-Seth… -Besó mi mejilla varias veces y me miró sonriente-. ¿Puedes prometerme algo?
-Lo que sea…
-Si algún día, espero que no, pero… -Suspiré-. Por favor, te lo suplico. Si algún día me vuelvo loca de nuevo y quiero volver a alejarme de ti, átame a tu cama hasta que recobre la cordura –Sonrió débilmente y asintió con cautela-. Por favor…
-No sé si podré atarte a mi cama… -Hizo una mueca-. Prefiero atarte a mí, quizá si te beso durante el suficiente tiempo, no quieras irte jamás… parece que mis besos te hacen entrar en razón…
-Eres… -Reí con él y le miré fijamente. Cogí su mano y la llevé a mi pecho-. Pase lo que pase, aunque pierda la cabeza. No olvides que mi corazón siempre ha sido y será tuyo.
¡PARA DE NUEVO! jajajajaja Ahora viene un trocito algo calenturiento, no podía avisároslo al principio del capi... porque si no le quitaba toda la gracia, evidentemente... pero vaya, que si quieres seguir leyendo, ya es cosa tuya... jajajaja Pero me veo en la obligación de avisarlo... ¡¡Comentarme!! :D

Tragó y me miró fijamente, se lanzó a mis labios desesperadamente y me besó como si lo necesitara más que el aire, sus labios me dejaron respirar y empezaron a besar mi mandíbula y mi cuello, me aferré a su pelo y a su hombro cuando lo hizo y cogí aire. Sus manos se colaron en mi camiseta mientras besaba mi cuello y temblé al notar su calidez. Puso una rodilla a cada lado de mis muslos y empezó a besarme en los labios mientras me incorporaba, me aferré a su espalda para ayudarle y tiró de mi camiseta, sacándomela y mirándome fijamente. Me regaló un beso y me miró de nuevo.
-No sabes lo que acabas de hacer… -Me besó de nuevo y acarició mi espalda, besó mi cuello y susurró-. Dime que pare ahora mismo…
-Seth… -Le abracé y él me miró, besó mis mejillas y me miró atento-. Intento buscar las palabras adecuadas, pero… no las encuentro. Y decir te quiero o te amo… se queda corto…

Sonrió enormemente y me besó de nuevo en los labios. Se separó y sonrió de nuevo, empezó a darme un beso tras otro mientras me tumbaba. Sus labios se deslizaron por mi cuello y mi clavícula mientras sus manos se colaban bajo mi sujetador. No pude reprimir un suspiro cuando sus cálidos dedos rozaron mis pechos. Fue entonces cuando sus dientes y sus labios rozaron mi cuello tan sutilmente como sus dedos se pasearon por mi piel.
Acaricié su espalda y besé su cuello, su clavícula, su hombro… todo lo que podía alcanzar. No me fijé cómo lo hizo, pero acabé viendo mi sujetador en el suelo y sus labios descendieron a proporcionar a mi piel el refugio del que él le había despojado. Mi pecho produjo un sonoro suspiro que le hizo morder levemente provocándome otro. Acaricié su pelo mientras sus labios volvían a mi cuello, noté sus cálidas manos descender por mi cadera, acarició mis muslos y puso sus rodillas entremedio, para luego dirigir sus manos al botón de mis vaqueros. Me besó en los labios mientras lo desabrochaba y se alejó mirándome con una enorme sonrisa. Acarició mis piernas hasta mis pies, sonrió y yo con él, estaban congelados y comenzó a templarlos. Me reí y tapé mi cara, pude oír su risa.
-Oye… -Una mano cálida tiraba de mi muñeca-. No hagas eso… ya estuve demasiado sin verte, ¿no crees? –Alzó una ceja y sonrió, asentí débilmente-. Me encanta mirarte…

Me encogí un poco y él se acercó sonriendo, me besó dulcemente y empezó a besar después hacia mi ombligo. Se separó y levantó mis caderas para quitarme el pantalón. Me torció un poco y empezó a besar mi muslo derecho mientras iba bajando el pantalón. Me tensé un poco, él paró y me miró, entonces reparó en mi tatuaje. Se quedó boquiabierto y lo acarició, examinándolo con cuidado, me miró de nuevo completamente confuso.
-Te dije que me había hecho un tatuaje en Londres… -Me encogí de hombros-. Te echaba de menos… -Tragó en seco y lo miró-. Lo siento, yo…
-¿Qué lo sientes? –Se quedó como ido y se acercó para besarme, después sonrió-. No… -Se alejó y me quitó los vaqueros rápidamente, volviendo a mis labios-. Aún no sabes lo que has hecho…

Me besó con ansia y reí levemente, él sonrió besando mi cuello, sus dedos se deslizaron por mi piel sin detenerse, se colaron por lo poco que me quedaba de ropa y grité cuando me rozó, él me mordió y volvió a acariciarme. Mis uñas se clavaron en su piel y volví a gritar.
Sus manos se deshicieron de la tela, volviendo a regalarme caricias que me dejaban sin respiración, me volví completamente loca, le mordí, le arañé y creo que hasta le pegué. Pero todo eso pareció nada cuando me dio lo que mi mente y mi cuerpo pedía a gritos, él mordió mi cuello suavemente cuando entró en mí y yo tensé todo mi cuerpo por puro instinto.

Empezó a besarme sin apenas moverse, parecía saber que realmente necesitaba un respiro o moriría allí mismo por falta de aire. Cuando recobré un poco la razón, comencé a besar su cuello, su hombro… crucé mis piernas en su espalda y elevé mis caderas haciendo que esta vez fuera él el que gruñera en mi oído. No pude evitar sonreír ante eso y él pareció querer una revancha. Empezó a besar mi cuello, subiendo por mi mandíbula mientras marcaba un ritmo frenético que no me dejaba ni pensar. Sus labios se juntaron con los míos y los mordí en repetidas ocasiones.
Parecía como si él estuviera manteniendo el control en todo momento, acaricié sus labios con mi lengua y suspiró volviendo a mi cuello, mordió levemente y yo lamí su cuello, fue entonces cuando perdió el control y aceleró, mis suspiros le reclamaban y eso pareció hacerle enloquecer por completo, me mordió, me besó y acabó gruñendo cuando yo llegaba al paraíso. Me aferré a él y le abracé, no quería que se separase y él parecía recordar eso. Bajó sus caderas con cuidado con las mías sin separarse de mí y comenzó a besar suavemente mi cuello, acercándose a mi oído.
-Creo que se me olvidaba algo… -Mi corazón se paró cuando noté sus dientes en el lóbulo de mi oreja y cómo parecía haberse recuperado en el instante-. Jamás he dejado de quererte, de amarte... –Besó mi mejilla, mis labios y me miró-. Jamás lo haré, pase lo que pase –Me besó de nuevo y se dirigió a mi oreja de nuevo-. Nunca voy a dejar de desearte…
-¡Seth! –Él sonrió en mi cuello cuando bajó más sus caderas. Se quedó parado mientras besaba mi hombro-. Creo… -Reí-. Creo que las once horas… van a ser entretenidas.
-No lo sabes bien…

Dicho esto comenzó a besarme de nuevo y a hacerme el amor de ese modo que sólo él sabía. Fueron cuatro maravillosas horas en las que disfruté de sus caricias, de sus besos, de cada centímetro de su cuerpo. Estábamos besándonos mientras yo recobraba la respiración cuando él se quedó algo parado, me besó dulcemente y sonrió cubriéndonos. Besó mi cuello y mordió el lóbulo de mi oreja despacio.
-Ni te muevas… -Sonrió y me besó-. Vuelvo en dos minutos, preciosa…
-Tendrás que devolverme dos horas…
-¿Sólo dos horas? –Sonrió y me besó tiernamente, rodó y me dejó sobre él-. Te daré absolutamente todas las horas que tú me pidas… -Sonreí y le besé, me abrazó fuerte y susurró-. Ahora, sólo te pido unos minutos…
-Vale… -Le besé-. Los contaré…

Me tumbé a su lado y sonrió, volvió a ponerse sobre mí y me besó apasionadamente para acabar regalándome tres dulces besos. Arrugó su nariz, parecía disgustado por irse. Se puso unos pantalones y salió, se asomó y me hizo un gesto para que guardara silencio.
Me levanté y me puse mi ropa interior, cogí mis pantalones y vi que estaban rasgados… ¡genial! Suspiré y reí a la vez, me asomé al pasillo y no escuché nada, me colé en su habitación y le robé una camisa poniéndola sin abrochar, bajé corriendo, sabía que me había escuchado corretear.
-¿Qué has cogido de mi cuarto? –Se giró y me quedé congelada, Vera y Leah giraron la cara y yo me tapé, él se limitó a hacer una mueca y negar riendo-. Bueno, al menos…
-Sí, podemos imaginarlo… -Leah rodó los ojos y me miró-. Bueno, sólo estábamos preocupadas porque no sabíamos si… -Negó y empezó a reír-. Pero ya nos vamos…
-¡Sí! –Vera corrió y me dio un beso-. ¡Lo sabía! ¡Me alegro mucho, en serio! –Bajó corriendo y besó a Seth-. ¡Ya os dejamos…! ¡Pasadlo bien!
-¿Acaso lo dudas? –Leah rió negando y sonrió-. Recuérdale a Seth que tenéis que beber algo, no quiero que te deshidrates, cuñada…

Quería morirme de la vergüenza. Lo juro. Tapé mi cara y Seth se acercó negando, empezamos a reír y me besó despacio, me alejé un poco y volví a reír.
-Tienen razón… ¿quieres algo de comer o beber?
-Por supuesto… -Le besé-. Quiero litros y litros de tus besos… y toneladas y toneladas de tus caricias… ¿Puedes dármelo?
-¿Lo dudas? –Alzó una ceja y sonrió, me besó y suspiró-. Ven… -Se giró y me hizo montar en su espalda-. De momento, veamos qué podemos comer... y beber.
-Ya te he dicho qué quiero… -Dije riendo y abrazándole-. Seguro que no puedes ofrecerme nada mejor… así que ni lo intentes.
-Vale… -Me sentó en la encimera y le atrapé con mis piernas, se giró y me besó-. Al menos, déjame intentarlo… -Se estiró para abrir la nevera y reí-. Veamos… ¿Refrescos, zumos, leche…?
-¿No hay besos?
-Darlene… -Alzó una ceja y rió, arrugué la nariz y me besó-. Hablo en serio…
-Yo digo… -Lo pensé-. ¿Zumo?
-¿Zumo? –Asentí y él frunció sus labios-. Yo iba a decir besos, pero… -Cogí su cara bruscamente y lo besé mientras reíamos-. Vale, después de eso quiero refresco… -Reí y él sonrió, bebió un poco de refresco mientras yo bebía y lo dejó para acariciar mis piernas-. ¿Otro día me harás caso cuando te diga que no salgas?
-Lo prometo… -Reí y bebí, él arrugó sus labios y su nariz-. ¿Qué pasa?
-Que ahora me has dado más trabajo… -Le miré raro-. Tendré que volver a desvestirte y eso me quitara como…
-¿Tres segundos? –Rió y asintió-. Te los cambio por tres minutos, si quieres…
-¿Tres minutos? –Pareció pensarlo y asentí-. Eso puede dar para mucho… -Alcé mis cejas y sonreí asintiendo, justo mi estómago rugió-. Aunque creo que antes de usar esos tres minutos, deberíamos comer algo… -Hice una mueca y sonrió-. Aunque deberías ponerte algo más decente, no creo que pueda concentrarme en cocinar… -Se fijó en mi muslo y respiró hondo, alcé una ceja y acaricié sus brazos, cerró sus ojos y tembló-. ¿Quieres dejar de distraerme, por favor?
-Oye… -Lo acerqué más a mí y cogí su cara-. ¿Puedes mirarme, por favor? –Abrió sus ojos y me miró directamente, yo sonreí-. Si no hubieras roto mis vaqueros favoritos, quizá tendría algo que ponerme… -Hizo una mueca de disculpa y reí-. Además, yo no hago nada, ni te he rozado… -Noté un cosquilleo por todo mi cuerpo y suspiré, él dejó caer su cabeza hacia atrás y suspiró-. Si me dijeras que te estaba provocando a posta… -Vi su cuello y no lo resistí, lo besé y mordí con cuidado, él gruñó-. Haciendo algo así… por ejemplo.
-Vas a matarme… -Suspiró y me miró, parecía serio y le miré preocupada, él acarició el tatuaje de mi muslo y lo miró por un segundo para mirar mis ojos de nuevo-. Esto es una provocación. Lo sabes, te dije que el de tu cuello me volvía loco… y encima descubro que tienes otro, uno que te hiciste mucho antes, y que está en un lugar de tu cuerpo que me gusta especialmente…
-Pero no es culpa mía…
-Ya… ¿Fue casualidad que te lo hicieras justo ahí, o es que simplemente le dijiste que eligiera sitio? –Alzó una ceja y mordí mi labio-. No me distraigas…
-¿Por morderme el labio? –Él alzó una ceja cuando volví a hacerlo-. Ven… -Lo atraje a mí con las piernas y reí cuando echó su cabeza para atrás-. No seas exagerado…
-No me hagas esto, anda… -Me miró y se alejó un poco, yo hice un puchero y él suspiró mirándome de un modo que me sorprendió-. Ochocientos setenta y cinco días… -Le miré raro-. Así que déjame decirte que es normal que esté un poco hipersensible…
-Eso… -Le miré raro-. ¿Qué fecha fue hace todo ese montón de días?
-La última vez que habíamos estado juntos –Me sorprendí y él asintió-. Son muchos días, demasiados…
-¿Tantos días…? -Alcé las cejas-. Pero habrás tenido algún lío que no me quieres contar, seguro… -Negó y yo me empecé a asustar-. Pero tú te… -Volvió a negar-. ¡OH-Dios-Mío! –Hizo una mueca mostrando algo de vergüenza y arrepentimiento por habérmelo dicho. Tapé mi boca evitando una risotada y le miré-. Eso… eso es mucho.
-Sí, han sido ochocientos setenta y cinco días realmente largos, créeme.
-¡Madre mía! –Reí y él rodó los ojos-. No puedo creerlo… -Rodeé su cuello con mis brazos y sonreí-. A ver… -Empecé a pensar-. Normalmente estábamos juntos dos días a la semana, a veces tres… tomaré un dos con cinco como media… bueno, un tres, porque había muchos días de fiesta y visitas nocturnas… eso son cuatro. Sí, cuatro es buen número… eso sería, aproximadamente la mitad de una semana, ¿no? –Me miró raro-. Bueno, teniendo en cuenta que… -Empecé a calcular y sonreí-. Atendiendo a ese ritmo que teníamos… te debo… cuatrocientos treinta y siete y medio… redondeando por lo alto, porque te lo mereces… pongamos cuatrocientos… ¿cuarenta?
-No sé de qué estás hablando… -Rió-. Me he perdido cuando has empezado a morderte el labio en plan intelectual sexy… -Se apoyó en mi hombro riendo-. No tengo remedio…
-Básicamente estaba calculando cuantos encuentros hemos dejado de tener por mi culpa… -Me miró sorprendido-. Cuatrocientos cuarenta.
-Eso es mucho, ¿no? –Dijo divertido y asentí besando su cuello-. No me importaría nada…
-¿Cuántas horas serían?
-Pues… -Pareció pensarlo-. Creo que… ¿muchas?
-Déjalo… -Dije riendo y besándole-. No importa las que sean, pero si son muchas… ¿no deberíamos empezar ya?

Alcé una ceja y él se quedó algo embobado mirándome, le besé y pareció darse cuenta, reí y cargó conmigo hasta la cama, cuando mi estómago volvió a rugir ya sólo le debía cuatrocientos treinta y ocho. Bajamos a cenar y miré mi móvil, mi madre me había llamado y me había mandado un mensaje, la llamé y le dije que estábamos negociando algo así como una reconciliación… realmente tampoco habíamos hablado demasiado. Cuando colgué y entré a la cocina Seth me miró, le abracé por la espalda y besé su hombro.
-¿Negociando una reconciliación? –Rió y yo rodé los ojos-. ¿Cómo es eso?
-¿Prefieres que le diga que el novio de su hija la tiene tan entretenida que no han podido ni hablar? Puedo llamarla y decirle…
-¿Novio? –Alzó sus cejas divertido y vi por dónde iba-. No hemos hablado de eso, ¿no?
-Como quieras llamarle…
-¿Amigos especiales? –Sonreí y asentí-. Suena bien… aunque creo que era… ¿Amiga especialmente cariñosa? –Reí y besó mi pelo-. Sea lo que sea… -Su mirada me obnubiló por completo-. Lo único que me importa es que estás aquí… nada más.
-Hombre… también debería importarte que no se queme mi comida… -Reí y él sacó el filete negando-. Oye… -Me miró algo más distraído y sonreí-. Gracias… -Me miró confuso y le besé-. Has sido mi mejor regalo de Reyes…

Me besó y se alejó, arrugó un poco la nariz e hizo una mueca, alguien venía. Subí corriendo las escaleras, busqué un pantalón en el armario para mí y otro para él. Me puse unos vaqueros y cogí unas bermudas, salí abrochando la camisa de Seth que ya llevaba puesta, el cual sonrió al subir y ponerse sus pantalones. Me besó en el pasillo y justo oímos la puerta.
-¡Hola familia! –Vera subió corriendo y nos mostró una bolsa-. He traído comida, por si acaso… por si acaso. Es una de estas bolsas…
-¿No se supone que cenábamos en casa de Emily?
-Sí… pero Collin ha tenido la genial idea de regalarle una caja de petardos a Ephraim… -Negó-. Emily casi se muere cuando ha visto su pollo relleno estallar…
-¿En serio? –Seth empezó a reír muy alto cuando ella asintió riendo-. ¡Este crío me matará un día de estos! ¿Le han castigado o algo?
-Emily le ha dicho que limpie la cocina, le ha dado una escalera y le ha prohibido a Leah entrar en casa, para que no le ayude… había relleno por todo el techo…
-Mi hermana debe estar… -Rió y yo con él-. Señor, quiero entrar en fase sólo para verlo…
-¿Vamos…? -Me miró curioso-. Seguro que quieres ir… -Abracé a Seth y miré a Vera y gesticulé-. Y seguro que esos filetes están malísimos…
-¡Eh! –Me apartó un poco-. Ya te vale… -Arrugó su nariz-. Creo que voy a esconderme en algún sitio, huelo revolución… -Vera rió y Seth volvió a olfatear-. ¿Tan rápido viene?
-¡Darlene! –Nessie estuvo abrazándome a los tres segundos-. Acabo de llegar y Leah me ha dicho… -Miró cómo le cogía y nos abrazó-. En realidad, lo he visto en su cabeza… Ya sabía yo que no podían tener una imaginación tan genial… -Me abrazó de nuevo-. ¿Vienes a cenar, no?
-Sí, eso estaba pensando… pero, ¿qué hora es? Mañana tengo clase…
-Las nueve…
-¿Tan tarde? –Suspiré y vi la mueca de Seth-. Bueno, me iré nada más terminar de cenar… -Vera y Nessie me abrazaron-. ¡Alto, alto…! Cenar y marchar, no quiero que me liéis…
-Conduzco yo… -Seth salió corriendo escaleras abajo y yo rodé los ojos, volvió a asomarse y me miró curioso-. ¿No me lo discutes?
-No… Voy a tener que conducir después cuatro horas, no voy a discutir eso… -Sonreí y pasé mis brazos por su cuello-. Así que disfruta de tu viaje…
-¡Me pido la derecha! –Vera rió empujando juguetona a Nessie y Seth cargó conmigo bajándome en sus espaldas mientras Vera y Nessie intentaban pasarle-. ¡Vamos! Deja pasar…
-Vaya prisas… -Se apoyó en la pared y ambas salieron corriendo-. ¿Quieres coger algo?
-Creo que llevo todo lo que necesito… -Sonrió y besé su mejilla-. ¿Vamos?

Asintió y bajó conmigo, me llevó así hasta el coche donde bajé y me senté de copiloto, Seth se volvió para ver a las dos reír en la parte trasera, encendió el motor y empezó a conducir, se saltó el desvío de la casa de Quil y le miré raro, le mencioné que íbamos en dirección contraria y se limitó a guiñarme un ojo y yo reí negando. Me quedé algo paralizada cuando paró en aquel árbol, apenas lo recordaba. Nessie bajó riendo y subió, la verdad es que me entró curiosidad y la seguí.
-Pensé que esto estaría peor… -Ella sonrió y negó-. ¿Sigues viniendo aquí?
-A veces… -Se encogió de hombros y buscó en un armario-. Aquí está… -Me mostró una caja y sonrió abriéndola-. ¿Te gusta? –Asentí al ver un cuadro pintado de una foto de su boda-. No sé si me ha quedado bien…
-Parece una foto… -Sonreí-. Está genial… y estabas preciosa. Creo que no habrá una novia más guapa en la historia, realmente lo que recuerdo siempre me conmueve… -Sonreí y un pensamiento cruzó mi cabeza, la miré y ella entrecerró sus ojos-. ¿Crees que irá bien?
-Creo que ya lo sabes… -Sonrió y me guiñó un ojo-. ¿Vamos? Seguro que Seth ya se está impacientando…

Cuando llegamos al coche Seth y Vera peleaban, tuve que mediar y les regañé a ambos, Seth puso morritos y negué, señalando el contacto. Él cogió un CD de la guantera y puso una canción sonriendo y guiñándome un ojo.


Sonreí levemente escuchando la canción, las chicas cuchicheaban en la parte trasera y yo me concentraba en no sonrojarme demasiado mirando por la ventana. Él me miraba de reojo cada dos segundos, intenté amortiguar mi sonrisa y apoyé mi mano en la rodilla con la palma hacia arriba. No tardo ni dos segundos en cogerla. Cuando llegamos a casa de Emily me bajé del coche y, aún siendo que Nessie iba cargada, Vera salió antes que yo por el lado de Seth, el cual se acercó y cerró la puerta mientras me besaba en la mejilla y me guiñaba un ojo. Le acaricié el brazo y él empezó a andar, corrí ligeramente para alcanzarle y tomé su brazo, me miró y después tomé su mano entre las mías. Algunos de los que estaban en la puerta entrecerraron sus ojos y medio sonrieron, pero pronto lo que parecía no haber sorprendido a nadie, hizo que ella empezara a gritar como una loca.
-¡Eh! –Señaló nuestras manos y me miró abriendo los ojos, yo sonreí mientras parábamos en la puerta-. ¿Estáis juntos de nuevo? –Quil sonrió al girarse para verla-. ¿Sí? –Asentí riendo y ella me abrazó para girarse molesta hacia Quil-. ¿Tú lo sabías y no me has dicho nada?
-Yo no sabía si era verdad realmente… -Se encogió de hombros y Claire puso sus brazos en jarra-. Podían habérselo inventado esas dos…
-Vaya un novio… -Negó dramática-. Hay que cotillear, jo… -Arrugó su nariz y dio una patada al suelo, reí con Seth y Quil, el cual le hizo un hueco entre sus piernas. Ella se sentó en el escalón de abajo y volvió a refugiarse del frío entre sus brazos-. ¿Cómo no me lo has contado antes?
-Pues porque… -Me encogí de hombros-. Te lo acabo de decir, ¿no?
-Habíamos pensado en llamarte esta mañana, a las seis de la mañana, cuando ella ha llegado a mi casa, así podrías haber sido testigo… –Le empujé levemente y le dediqué una mirada recriminatoria-. Pero vaya, que era muy pronto…
-No importa… -Ella abrazó la rodilla de Quil y apoyó allí la cabeza-. El caso es que me alegro de veros juntos de nuevo…

Pasamos una cena realmente divertida, estuvimos viendo el desastre de la cocina de Emily, estuvimos viendo a Leah regañarle a petición de Sam, reímos contando cotilleos de Año Nuevo… era como si todo volviera a antes de que lo hubiéramos dejado, era realmente cómodo pero raro a la vez. Al final… me dieron las once y miré a Seth arrugando mi nariz.
-Al final me habéis liado… Tengo que irme –Él imitó mi mueca y asintió rezongando-. Tengo que coger mi coche y eso…
-Sí… -Miró a Vera-. Y tú mañana tienes clase… -Hizo un gesto con la cabeza-. Vamos, te quiero en el coche en dos minutos…

Ella asintió molesta y se metió a despedirse de los peques mientras yo me despedía de todos. Cuando entré al coche ella entró antes que Seth y me sonrió. Fuimos todo el viaje callados, me daba pena marcharme, me daba miedo despertarme mañana en mi cama y que todo hubiera sido sólo un sueño. Al llegar Seth bajó y Vera me dio un beso en la mejilla antes de entrar corriendo a casa. Seth abrió mi puerta y me ofreció ayuda, salí y cerró la puerta del coche cercándome contra ella con una sonrisa que me hizo reír.
-Quédate esta noche… -Respiré hondo y negué con una sonrisa-. No me apetece que te vayas ahora, es tarde… llegarías allí demasiado tarde y estaría preocupado, es mejor que te vayas mañana por la mañana, me quedaría más tranquilo…
-Seth… -Suspiré-. Me tendría que levantar a las cuatro de la mañana, así que tendría que conducir igualmente de madrugada… y ya lo hice anoche, no pasa nada…
-Pero anoche no lo sabía, sino yo hubiera corrido para que no tuvieras que conducir tú sola tantos kilómetros y de noche… -Rodé los ojos y le miré sonriente-. Sólo esta noche, mañana te llevo yo mismo a clase, con que te despiertes una hora antes…
-¿Y tu trabajo? –Hizo una mueca, seguro que no lo había pensado, así que reí-. Mira, me marcho y ya está… además seguro que si me quedo… -Suspiré-. ¿En serio crees que dormiría algo?
-Me portaré bien… -Sonrió acechándome un poco más y negué riendo-. Pues… yo entro a las siete, si salimos a las seis me da tiempo de ir y volver…
-¿Y mi coche? –Reí de nuevo y suspiré cuando puso cara de pena-. El viernes, si tengo ganas, vendré… o puedes venir tú a verme, si quieres…
-¿El viernes? –Asentí-. ¿Estás de vacaciones, no?
-Ni lo pienses… -Reí-. Ten en cuenta que, aunque esté de vacaciones, el viernes tengo un examen importante y si vengo antes sé lo que pasará… -Puso tal cara de pena que me arrepentí de haberlo dicho-. Bueno… -Le besé despacio-. Eso no quiere decir que no quiera hacerlo… ¿Lo sabes, no?
-Lo sé… pero aún así, como el viernes no vengas… -Me besó-. Te aseguro que sabrás lo que es sufrir, pienso estar sin hablarte al menos…
-¿Cinco minutos?
-¡Oye! –Reí con él y pareció pensarlo-. No creo que durase tanto… -Rió conmigo y le abracé-. ¿Te he dicho hoy que te quiero? –Negué-. Pues no pienso decírtelo, así, si quieres oírlo, tendrás que venir antes… -Reí y asentí besándole-. Te acompaño hasta el coche…
-Vale… -Caminamos cogidos de la mano hasta mi coche y me abrió la puerta, entré y la cerró con cuidado, yo bajé la ventanilla y se agachó asomándose, aproveché para besarle y le miré sonriente-. Pues yo no pienso esperar hasta el viernes… -Me miró confuso y le besé-. Te quiero –Sonrió enormemente y me besó de nuevo, haciendo un gesto de disgusto mientras sacaba su cabeza de mi coche-. Intentaré sacar tiempo para venir y recordártelo…
-Eso espero… últimamente se me olvidan demasiadas cosas…

Se alejó con una sonrisa y yo arranqué, le miré y realmente era extraño. No quería separarme de él, a pesar de saber que debía hacerlo. Le despedí con la mano de nuevo y giré para salir a la carretera.

Cuando llegué era realmente tarde, casi las cuatro de la mañana. Mis padres se asomaron al pasillo en pijama, me disculpé por haberlos despertado y mi madre sonrió, aunque creo que mi padre me odió por unos instantes.
-Mañana hablamos… -Mi madre me guiñó un ojo-. Me gusta tu nueva ropa… un poco masculina ¿no crees? –Me sonrojé un poco y ella rió-. Tienes cara de no haber descansado, pero se te ve feliz… -Rió y yo asentí odiándola-. Buenas noches, tomatito…
-Sí, buenas noches…

Me encerré en mi cuarto y me tumbé en la cama. Lo pensé, hacía veinticuatro horas no tenía ni idea de lo que iba a ser de mí, si me atrevería realmente a decirle todo… aunque realmente tampoco le había dicho gran cosa. No habíamos hablado mucho, definitivamente.
Empecé a darle vueltas al tema, quizá habíamos demostrado mucho más las cosas que si las hubiéramos hablado, pero aún así, al menos por mi parte, quedaban muchas cosas por preguntar y por decir. Suspiré y cogí mi móvil.

Acabo de llegar ahora mismo. Le he estado dando vueltas al tema, realmente no es que hayamos hablado mucho que digamos y no sé si eso es bueno. A pesar de todo, te pido que pospongamos la conversación al sábado… pero tenemos que hablar.

Me sentí mal al ver que pasaban los minutos y no obtenía respuesta. Imaginé que se habría dormido y no le dí más importancia hasta que mi móvil vibró. Si había tardado tanto, es que había tenido que pensar…

No sé muy bien cómo tomarme eso. Me lo podías haber dicho antes de irte… ¿Acaso te arrepientes? Bueno… el sábado hablaremos. Tomo nota.

No es que me arrepienta… es sólo que no hemos hablado. Sé que seguramente hemos dicho más cosas en silencio, pero no quiero que nos quedemos con cosas por decir, hay que hacerlo bien. Realmente, estoy más preocupada porque no haya pasado y esté soñando que por cualquier cosa que podamos hablar o discutir… siento no habértelo dicho antes de irme, pero tampoco quiero que pienses que me arrepiento. No lo haría jamás. ¿Tú sí?

Me sentí bastante mal, tenía razón, debería haberlo pensado antes de volver y no decírselo ahora… seguro que le daba vueltas hasta que lo hablásemos y eso no me gustaba, era hacérselo pasar mal de nuevo… y podía, de nuevo, jugarme mi futuro con él… Mi móvil vibró, esta vez me llamaba.
-Vamos a ver… -Suspiró-. ¿Quieres que me de algo?
-Oye, lo siento. Olvídalo, no he dicho o escrito nada, ¿vale?
-No, no… ahora no recules –Rió-. ¿Quieres explicarme tus mensajes? Realmente vas a volverme loco… quieres hablar pero no ahora, ¿cierto?
-Sí… no debería habértelo dicho, podía haber esperado al sábado directamente, así que si pudieras olvidar que lo he dicho…
-Pues no, no puedo. Pero ese no es el punto… ahora sólo tengo una pregunta y espero que me la contestes antes del sábado… -Rió-. De hecho, si pudiera ser ahora, me quedaría más tranquilo…
-Claro…
-Algo de lo que ha pasado en las últimas veinte… no, veintidós horas exactamente. ¿Algo de lo que ha pasado te ha hecho pensar que yo me arrepentía? ¿O que iba a hacerlo?
-No sé… puede que ahora que me he ido hayas cambiado de opinión. No lo sé…
-Pues tatúatelo si quieres… -Rió-. No me arrepiento de nada. Sólo de haberte dejado marchar a estas horas, seguro que el viaje y el cansancio han hecho que le des vueltas a la cabeza… ¿me equivoco?
-No… -Suspiré medio riendo-. Siento haberte disgustado…
-No, así me has dado la excusa perfecta para llamarte… me apetecía oírte, después de los mensajes mucho más, evidentemente, pero…
-Lo siento… es el sueño, en serio. Estando contigo no me ha dado tiempo a pensarlo fríamente y ahora sí, aunque eso no es excusa, no debí haberte escrito nada.
-No, está bien… me gusta saber que hay algo de lo que quieres hablar, pero ahora no es el momento… tienes que dormir.
-Y tú… lo siento, en serio…
-¿El viernes te veo?
-El sábado… creo que el viernes estaré demasiado cansada, no quiero decirte que iré el viernes y luego no poder ir…
-No tendría que haber dejado que te marcharas esta noche… -Rió-. Me mandas mensajes raros, me pospones un día el regreso… -Suspiró riendo-. Descansa, mañana tendrás mucho que estudiar.
-Sí… -Mascullé-. Mañana te llamo y si no lo hago llámame tú… seguramente, cuando me despierte, creeré que ha sido una alucinación o algo así y no me atreva a llamar…
-¿Una alucinación? –Rió-. Anda… duérmete.
-Vale… buenas noches.
-Buenas noches, preciosa.
-¡Seth! –Hizo un sonido gutural-. Que… -Suspiré-. Te quiero.
-Lo sé… -Pude imaginar esa sonrisa enorme en su cara-. Pero no me lo creeré hasta que me lo digas cuando hayas descansado –Reímos-. Te llamo mañana…
-Hasta mañana…

Suspiré cuando colgué, notaba algo tensas mis mejillas… era esa estúpida sonrisa de quinceañera que se dibujaba en mi cara sin poder evitarlo. Rodé y abracé la almohada para intentar dormirme cuando mi móvil volvió a vibrar… era rápido.

Sí, ya, bueno… no he dicho nada de escribirlo, así que te mando el mensaje para que no creas que ha sido un sueño ni una alucinación. Ninguna de las dos cosas son tan buenas como lo que me has hecho sentir hoy. Y como no te he dicho nada sobre escribirlo y me he quedado con las ganas de decírtelo dos veces, aquí va… Yo no es que te quiera,
es que te amo. Descansa, preciosa.

Mordí mi labio y noté mis mejillas más tensas todavía. Dejé el móvil en la mesilla para leer su mensaje nada más despertar… iba a ser una larga semana.


2 comentarios

Write comentarios
lari_costa
AUTHOR
5 de diciembre de 2010, 12:16 delete

Me encanto aunque me saco algunas lagrimas igual me ha gustado el capi...
Ay1 me encanto que estuvieran los dos juntos otra ves...chulina
Muy bueno
Besos

Reply
avatar
Gwendylow
AUTHOR
27 de diciembre de 2010, 11:12 delete

Tu lo que quieres es matarme de un infarto un sincopee o vete tu a saber!!! no???

que sepas que me e emocionado... dioooos e lloradoooo!!!!!

y siii tienes razón voy a tener que censurar el blog porque tu imaginación hot hot ejem.... esta llegando a niveles muy altos XD

chiquetaaa nos leeemoooos :D bs

Reply
avatar