Capítulo XLVI: Cuestión de química.

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Casi medio año… medio año e iban a celebrarlo yéndose al Amazonas… y yo aquí, encerrada en una habitación de colores con un escritorio lleno de miles de folios y una cama llena de partituras y letras de canciones para la actuación. La otra cama… todo un desorden de fotos desparramadas, todos pensamos que dado que se van y no saben cuando regresarán, tardarán bastante… la idea salió sola, había que regalarles un álbum de fotos… eso sí, todas están casadas y con hijos, demasiado atareadas para hacer un maldito álbum… mejor que lo haga Darlene… que como le sobra tiempo
Cogí un par de fotos y sonreí al ver una de los dos pequeños en la playa, Ephraim y Claire fueron los únicos dispuestos a ayudarme… pero se redujo a plasmar sus manos pintadas de colores por las páginas y las tapas, como las de los gemelos y también Jonás y Hilda.
Me hacía ilusión hacerlo, quería hacerlo… pero cada vez que me sentaba en la cama del “ocio” tenía en frente “la cama del grupo” y el escritorio con todos los apuntes…

Una semana y dábamos nuestro primer concierto “serio”. Bueno, serio, serio… íbamos a tocar en el cumpleaños de la prima de Tara, pero al menos nos iban a pagar la merienda y nos habían prometido propina… y es obligatorio actuar al menos un par de veces más en la universidad para que te cuenten los créditos… ¡¡Y los exámenes!!
Tiré las fotos en la cama y me puse con unos apuntes de legislación… ¡¡Genial!! No había nada mejor que parrafadas y parrafadas de leyes estúpidas que no sirven más que para adornar un libro, porque la mitad se contradicen unas a otras y la otra mitad no las cumple nadie…
-Cariño, quieres…
-¡No!
-Vale… -Mi tía hizo una mueca y yo otra de disculpa-. Creo que iremos a cenar fuera mejor… -Sonrió y se acercó a mí abrazándome-. No te agobies, todo va a salir bien, ya verás…
-No sé, yo creo que no me va a dar tiempo a todo, tía… -Suspiré y señalé mis apuntes-. Tengo que aprenderme todo eso para dentro de dos semanas, más luego las canciones… creo que ya no va a caber nada más en mi cabeza…
-Duerme un poco… te sentará bien… ¿Seguro que no quieres venir con nosotros? Quizá si te da un poco el aire…
-No… me haré un sándwich y un café… no te preocupes…
-Bueno… te traeré algo rico del restaurante, ¿vale? –Asentí ante la enorme sonrisa de mi tía, mientras Michael se asomaba y me guiñaba un ojo-. Luego nos vemos…
-Pasadlo bien…

Suspiré al escuchar la puerta. Miré mi móvil, hacía cinco días que no le veía y no hablaba con él desde la noche anterior… me había llamado cuatro veces a lo largo del día y no me había dado tiempo a contestar… o simplemente no tenía ganas. Suspiré de nuevo y marqué su número.
-¡Ey! Ya estaba preparándome para ir a verte… me tenías preocupado…
-Tranquilo… aún puedo respirar entre tantos folios…
-Hoy tampoco ha sido un buen día… ¿me equivoco?
-Estoy rodeada por miles de folios, de veinte partituras distintas con sus respectivas letras y de un álbum que no se va a hacer sólo… y se van pasado mañana…
-Sí… ya estamos planeando la fiesta de despedida… -Rió-. Hemos llenado la nueva monovolumen de Paul entera, no cabía ni una sola botella más… hemos comprado muchísimo alcohol… Kira ha dicho que hará ese cóctel que os gusta…
-Seth, no cuentes conmigo…
-¿No vas a venir a la fiesta?
-Seth, ¿has oído algo de lo que te he dicho? Iré para despedirme, pero no pienso quedarme a la fiesta, ya tengo bastante con pegarme un viaje de dos horas sólo para despedirme… como para perder además más rato en una celebración absurda…
-Como quieras…
-Oye Seth… -Su voz había sonado tan triste…-. Lo siento, en serio… estoy muy agobiada, entiéndeme… haremos una fiesta cuando vuelvan, cuando no tenga exámenes y te prometo que seré la más marchosa…
-Vale, tranquila… no importa.
-Seth, tengo que colgar, tengo mucho trabajo… -Suspiré-. Te recompensaré, lo prometo… pero tengo que terminar el álbum esta noche… y tengo al menos que aprenderme hasta el tema diez de legislación…
-¿Por cual vas ahora?
-Pues… -Suspiré-. Por el uno…
-Vale, señorita McBrown, deje de hablar por teléfono, dese una ducha rápida para despejarse y póngase a estudiar como nunca lo ha hecho… no quiero que tengas que hacer ningún examen en septiembre, quiero tenerte todo el verano libre para mí… -Reí y él también-. Venga, preciosa… nos vemos pronto…
-Seth…
-¿Sí?
-Te quiero mucho… muchísimo…
-Lo sé… y yo a ti más, fierecilla… -Pude imaginarle sonriendo-. Venga, no seas remolona y ponte a estudiar a destajo… no quiero que mañana me digas que no puedes venir…
-Seth… en serio, no sé si me va a dar tiempo… iré para despedirme, pero olvídate de la fiesta… ¿vale? No quiero que te enfades pero…
-Mira, hacemos una cosa, voy a buscarte yo. Déjalo todo en mis manos, te prometo que podrás estudiar y que no gastarás más tiempo del que tenías pensado…
-Seth…
-Confía en mí, por favor…
-Vale… -Mascullé suspirando-. Pero aún así, no me quedaré a la fiesta.
-Bueno… ya lo hablaremos… ahora ponte a estudiar, ¡venga!
-Hasta mañana…
-Hasta mañana, preciosa.

Empecé a estudiar, me organicé los apuntes y ya había pasado media hora. Mi tía volvió y me ofreció un sándwich que me comí en menos de cinco minutos junto a una lata entera de coca cola. ¡Manos a la obra! Empecé a organizarme en mi cabeza, los rotuladores de colores organizados para los distintos artículos según su importancia, naranja los más importantes, verdes las ampliaciones de los artículos y amarillo las fechas de aprobación. Ocho y media de la noche.
Dos y media de la madrugada, tema seis… ¡¡Tema seis!! Empecé a rebuscar, juraría haberlo visto, pero no aparecía por ningún sitio… me levanté y rebusqué sin dar con él… miré mi móvil con pocas ganas y tenía un mensaje.
Vas a matarme… espero que no necesites tu tema seis, creo que ayer en la biblioteca me lo quedé sin querer y ahora tengo un duplicado… si lo necesitas llámame… voy a estar toda la noche en la biblioteca cuatro calles más al sur de casa de tu tía… ¡¡Lo siento!!

¡¡Mark!! Rodé los ojos, y me puse a repasar el tema siete… duplicado. ¡¡Genial!! Las tres de la mañana, llevaba más de cinco horas sin parar… empaqueté mis cosas y escribí una nota para que mi tía no se preocupara, bajé muy sigilosa y cerré la puerta con llave. Caminé las cuatro calles, suplicando porque no se hubiera ido y corriendo porque realmente caminar a esa hora sola por la calle me aterraba.
Cuando abrí la puerta me quedé parada, estaba más llena de lo que pensaba, pero pronto vi un brazo asomar por una de las mesas del tercer piso. Sonreí y subí las escaleras, viendo como había acaparado para él solito una mesa de cuatro… siempre hacía lo mismo… pero era una ventaja para mí, siempre tenía sitio.
-¿Por qué tema vas?
-Por el diez…
-Ya… -Me asombré-. ¿Te has mirado todos?
-Claro… -Sonrió y se estiró muy orgulloso de sí mismo-. Soy un máquina… no hay artículo que no se me resista… me los sé todos…
-¿Incluso los del tema siete? –Reí tirando sus apuntes en la mesa y su cara se desencajó-. Serás fanfarrón… -Empezamos a reír y las chicas de la mesa de al lado nos miraron mal-. Bueno… empecemos…
-Espera, acompáñame a la puerta… necesito tomar el aire…
-Ya…

Rodé los ojos y dejé mis cosas mientras él bajaba. Me disculpé con una mueca a las chicas, que rodaron los ojos y asintieron un poco molestas por el ruido. Bajé las escaleras y salí a la puerta donde Mark me asustó.
-Qué miedica eres…
-Hombre… teniendo en cuenta que es de madrugada…
-Exagerada… -Rodó los ojos-. Seguro que has venido corriendo y muerta de miedo… -Me sonrojé un poco y rió-. Si me hubieras dicho que venías, hubiera ido a buscarte… -Negué mientras él se agachaba a buscar en su mochila-. ¿Un café?
-¿Llevas café en la mochila?
-Y leche… y azúcar… creo que los hielos no hacen falta esta noche… -Rió, realmente hacía frío-. ¿Un cigarro?
-Sabes que no fumo… es malo, eso mata, ¿sabes?
-Hay muchas cosas que matan en este mundo… -Rodé los ojos-. Y me lo dices tú, que siempre cruzas las calles sin mirar… eso también podría matarte…
-Anda, dame un café de esos que tienes y cállate un poco…

Sirvió dos vasitos de café y nos sentamos en uno de los bancos de la entrada, realmente era todo un lujo ir con él a la biblioteca, además de los miles de apuntes siempre llevaba una mochila llena de cosas impensables, desde un termo con café, hasta la chocolatina más rara que pudieras llegar a imaginar, chicles, galletas… su mochila parecía una tienda de autoservicio especializada en necesidades para estudiantes de última hora… pero no me esperaba que sacara una mantita fina, que abrigaba muchísimo. Empezamos a hablar de las posibles preguntas de examen mientras nos cubríamos con la manta. Me fijé en el bordado, G. O…
-Es de mi padre, de cuando estuvo en Irak… son las mantas militares, pesan poco pero abrigan una barbaridad…
-Se está calentito aquí… -Asintió-. ¿Cómo lleváis el concierto de fin de exámenes?
-No sé… me estoy hartando, ahora han dicho que no quieren hacerlo… que es mucho jaleo con los exámenes… como dos de ellos están en último curso…
-¿Se quedarán en el grupo cuando acaben?
-No lo creo… tendremos que buscar a otros dos… o buscarnos otro grupo… -Suspiró-. Y bueno, ¿cómo va el concierto para mini Hanna Montana?
-Calla, calla… creo que sus padres van a gastarse en la fiesta más de quince mil… -Abrió los ojos de par en par-. Han alquilado toda una discoteca para ella y sus amigos… barra libre, de refrescos, eso sí… nada de alcohol… más además un catering para servir canapés en la discoteca…
-¿Están locos?
-No… tienen mucho dinero. Y su única hija acaba de cumplir los dieciséis…
-No quiero saber qué van a regalarle… -Negó sorprendido-. Seguro que le regalan un cochazo último modelo con una cilindrada exagerada…
-Bueno, es lo típico, ¿no? –Me miró asombrado-. A mi mejor amiga su novio… bueno, su ahora marido le regaló un Mazda MX5 para su dieciséis cumpleaños… y mi coche lo hizo mi novio de cero para mi madre y para mí…
-Es que lo que no haga tu novio… -Rió y yo con él-. ¡No estás enamorada ni nada!
-¿Cómo no estarlo?
-Yo también lo estaría… -Alcé una ceja-. Si fuera tú… o si fuera tía… pero así no me va… una versión de él en chica estaría bien…
-Ya… si encuentro una así te la mando… -Reí y me apoyé en el banco mirando el reloj-. ¡Tío! Son las cuatro… las clases empiezan en cuatro horas…
-Vamos… hay que seguir estudiando…

Entramos y estuvimos allí hasta las seis y media, a pesar de los tres cafés que había tomado mis ojos se cerraban y las líneas de los apuntes se cruzaban… era hora de irse y él me acompañó hasta la esquina de mi calle.
-¿Vas a ir a clase? –Rió al verme bostezar-. Vale, eso creo que es un no…
-Quiero ir… dormiré media hora o así y acudiré a primera hora…
-Yo voy a tomar una bomba e iré a clase…
-¡Dios! Una bomba… qué asco… -Él rió, su “bomba” consistía en mezclar una lata de coca cola con un vaso de café y bebérselo de golpe…-. Algún día vas a ponerte malo con eso…
-No sé… me despeja y aguanto seis horas más, lo justo para ir a las cuatro clases de mañana y llegar a casa para desplomarme en la cama… si ahora te duermes, seguro que no vas…
-Claro que iré…
-Ya… no me lo creo, así que me despido hasta dentro de… ¿Tres días?
-¡Oye! –Reímos y le empujé levemente-. Voy a pedirle a Michael que me acerque a la universidad, así que me despertará…
-¿No vas a conducir?
-No creo que pueda… se me cerrarán los ojos… -Suspiré-. Un momento… ¿Tú vas a ir conduciendo?
-Como siempre… -Se encogió de hombros-. Si quieres puedo llevarte, igual en el viaje te despejas, con el aire en la cara y esas cosas…
-No… no quiero que tu nueva amiguita se enfade…
-¿Karen? –Asentí-. Tiene claro que no estoy enamorada de ella… sólo es un… entretenimiento. Una manera de quitarse el estrés…
-Ya… -Asentí y negué a la vez-. No me extraña que te haya escogido, seguro que eres su proyecto de fin de curso o algo parecido… deberías ser estudiado por psicólogos.
-Bueno… te paso a recoger, así no haces que Michael de toda la vuelta a la ciudad… -Me abrazó fuerte y rió-. Creo que te esperan, guapa…
-¿Qué? –Me giré y Seth esperaba sentado en las escaleras del portal… Fulminé a Mark con la mirada, seguro que por eso me había abrazado-. Muy gracioso… pero no vas a conseguir ponerle celoso…
-No me mira muy bien que digamos…
-Porque eres una mala influencia… -Reí-. Bueno, ¿Pasas por mí a las siete y media?
-No te duermas… siempre que está él y te paso a buscar te duermes… -Hizo una mueca y rió-. O lo que sea…
-Vale, ahora ya sí… ¡Adiós!

Empezó a reír y se encaminó para bajar las dos calles que le faltaban para llegar a su casa, yo me encaminé hacia mi chico, que esperaba con rostro cansado.
Le abracé y él hizo lo mismo, noté su nariz en mi cuello, era lo que hacía últimamente después de estar unos cuantos días sin vernos, como una especie de ritual. Besó donde había posado su nariz con dulzura, como siempre, para luego acercarse a mi oído y susurrarme lo de siempre.
-Te he echado de menos, leoncita…
-Yo también… -Le besé con una sonrisa-. ¿Has venido a desayunar conmigo?
-Bueno… -Hizo una mueca-. Había venido a dormir… estuve preparando algo después de tu llamada… me habías preocupado, aunque veo que estás de mejor humor…
-Ya me sé hasta el tema diez…
-Eso es genial… -Sonrió de un modo raro y acarició mi pelo-. ¿Has estado toda la noche en la biblioteca? –Asentí-. Ya… -Hizo una mueca-. Bueno, tengo que irme… -Me dio una bolsa-. Son algunas fotos que he encontrado que le harán ilusión, por detrás llevan algunas cosas anotadas… por si quieres ponerlas en el álbum…
-¿No te quedas un rato? –Alcé una ceja y él puso una mueca-. ¿Pasa algo?
-No sé si es buena idea… si me quedo… no puedo prometer que duermas mucho…
-No suena mal…

Reí y abrí el portal, subiendo y teniéndolo besando mi cuello mientras abría la puerta del piso. Mi tía alzó una ceja mientras ponía el desayuno en la mesa y Michael salía de su cuarto ya vestido. Estaba muy guapo, todo trajeado y con el pelo engominado, mi tía sonrió al verle así y desayunamos con ellos.
Michael me dijo que no iba a poder llevarme, así que me alegré mucho de haber quedado con Mark. Tenía una reunión con el hombre que les iba a vender la nave que usarían para poner la discoteca. Estaba cerca de Timberlake Park, por lo que era una zona bien comunicada y el local era bastante amplio y lo suficientemente alejado de las casas como para no causar problemas de ruido a los vecinos.

Michael y mi tía se fueron cuando terminaron de desayunar, así que nos dejaron solos y pude abrazarme a él sin que se apartara, algo que hacía cuando yo me acercaba demasiado en presencia de mi tía o de Michael. Me sentó en su regazo y me miró mientras me sostenía, acaricié su rostro y sonrió de un modo que mi corazón quería estallar. Le besé y él rió, levantándose conmigo y llevándome a mi cama.
-Tienes que dormir un poco… no me gustaría que te quedaras dormida en clase…
-No te preocupes, podemos dormir después…
-Tu amigo Mark pasará a buscarte en menos de una hora… -Dijo mientras le besaba, aunque no se apartaba-. No puedes dormirte… ya le has oído.
-Me da igual… -Me puse sobre él y rió mientras le besaba desesperadamente-. Quiero aprovechar cada minuto contigo, me siento mal por como te traté ayer… así que cállate y déjame recompensarte…
-Sí, señorita…

Dijo riendo y besándome de un modo apasionado. Me encantaba en cierto modo estar alejados, el reencuentro siempre era perfecto, ansioso y pasional, irracional… después la ternura se abría paso y siempre dormía aferrada a su cuello, mirando lo más bonito que podían ver mis ojos antes de cerrarse por el cansancio.
Un pitido nos despertó con sobresalto. Me asomé a la ventana y Mark rodó los ojos echando el humo de su cigarro. Le grité que bajaba en dos minutos, me volví y Seth ya estaba sacando mi ropa del armario y tendiéndome la toalla. Salí como una bala y me enjaboné antes incluso de abrir el agua, que me quemó y me heló, no llegué a encontrar el punto exacto pero tampoco tenía tiempo. Cuando salí Seth rodó los ojos y me tendió una rosquilla besando mi frente.
-Somos un desastre…
-Venga, no le hagas esperar más…
-Te quiero… -Le besé pero mis labios no querían separarse. Él hizo un sonido gutural-. Te quiero, te quiero, te quiero…
-Lo sé… lo sé, lo sé, lo sé… -Me besó despacio-. Yo más… pero lárgate o se enfadará… iré a recogerte a la salida, ¿vale?
-Perfecto…
Bajé corriendo y Mark volvió a rodar los ojos esta vez riendo y señalando mi blusa… el primer botón en el segundo ojal… y así sucesivamente. Abroché la cremallera de mi abrigo y alcé una ceja, haciendo que riera más y pisara el pedal para arrancar la moto. Me monté y me pasó el casco integral, me lo puse y salió pitando, no pude más que volverme para ver a Seth asomarse por mi ventana con gesto raro y algo en la mano. Cuando llegamos a la universidad me acordé… el álbum.
Le mandé un mensaje y me contestó que por eso me había llamado… y que como no le había hecho ni caso se lo había llevado él para terminarlo… le contesté que lo sentía, pero que con el casco y los oídos de una burda humana no le había escuchado… su siguiente mensaje… me hizo suspirar.

No eres una burda humana… eres una leoncita un poco despistada, jeje. No te preocupes por nada, yo lo termino… tú estudia y olvida todo lo demás, incluso a mí… concéntrate que yo me ocupo de todo lo demás. Te quiero, fierecilla.


-Dios… ¿Vas a estar todo el día así? –Le miré raro-. Estás en las nubes… entiendo que tengas que felicitarle el día de los enamorados a tu novio… por eso te he perdonado el retrasillo, porque lo entiendo… pero si no prestas atención a las clases… ¡No pienso dejarte mis apuntes!
-Ya… -Le miré mal, siempre era él quien me los pedía-. Creo que me apañaría mejor con lo poco que atendiera que con tus apuntes…
-Serás… -Revolvió mi flequillo y rió, sabía que odiaba que me despeinaran el flequillo-. Ahora tendrás que ir al baño a arreglarlo, parece que no te hayas peinado…
-Idiota… no me da tiempo… -Aplané un poco mi revuelto flequillo mientras caminábamos y me paró antes de darme contra una señal, quedándose al borde de la carcajada-. Te quedaras sin dientes como te rías… -Intentó reprimir la risa pero no pudo, así que yo le seguí-. Anda, vamos, que aún llegaremos tarde a sociología…


Al entrar nos sentamos en el mismo sitio de siempre, éramos algo así como los apestados, nos sentábamos en el extremo de la tercera bancada, teniendo un espacio de dos asientos alrededor… Sandy me saludó desde el otro extremo, como Karen, Lucy y Walter.
Sandy era la hermana pequeña de Walter, Lucy era amiga suya desde la infancia. Karen y Walter estudiaban en cursos superiores de psicología, pero habían rellenado su cupo de créditos con asignaturas de primero de Medioambiente para acompañar a Sandy y Lucy. Cuando no estaban ni Karen ni Walter, solían sentarse con nosotros… aunque ahora que Mark y Karen se habían… “aproximado”, parecían un poco más distantes.
Al parecer, Walter estaba enamorado de Karen desde que se conocieron en la universidad, por lo que Sandy la trataba como si ya fuera su cuñada… aunque no fuera el caso. Además a Lucy, a mi parecer, le gustaba bastante Mark… así que cuando se besaron en plena fiesta prenavideña… fue un caos.
Total, que a pesar de estar en la universidad me sentía un poco como en el instituto… tenía a Mark que era casi tan payaso como Kevin, a chicas agradables… y seguía teniendo a mi maravilloso novio… inmejorable. Bueno, sí, mejorable… si no hubiera tanto que estudiar, sería muchísimo mejor.

Las clases pasaron algo tediosas, en Economía Sandy y Lucy se pusieron en la fila trasera, por lo que tenía el ángulo perfecto para ver como la pobre Lucy suspiraba por Mark… incluso dibujaba corazoncitos en los apuntes. Tendría que pedírselos después para comprometerla un poco…

Decidimos que quedarnos a Geografía era una soberana estupidez, así que nos dirigimos a la cafetería a comer uno de esos sándwich tan ricos que preparaba Robert, el camarero. Era un hombre gordito y afable, que siempre tenía una buena palabra o piropo para dedicarte cada mañana… eso alegra a cualquiera…
Reposamos un poco y comentamos las posibles preguntas que había recalcado el profesor de Economía, haciendo que la pobre Lucy se sonrojara mientras escondía sus apuntes. Me acordé de las chicas y las llamé, Wanda y Cassy estaban en la hora de la comida, por lo que hablé con ellas casi un cuarto de hora. Me dijeron que habían quedado con los chicos para ir a la mega fiesta de San Valentín que iba a dar Seth… ¡Mierda! Me despedí de las chicas y llamé a mi novio, con tanta tontería y tanto examen, me había olvidado por completo que no le había dicho nada.
-¡Lo siento! No me acordaba en que día estábamos…
-Tranquila… lo imaginé, por eso no te he dicho nada…
-Y yo emperrada en que no iba a ir a la fiesta… lo siento muchísimo… -Suspiré-. En serio, te prometo que voy a hacerte el mejor regalo…
-No quiero regalos, me basta con verte… así que sigue estudiando un montón… por cierto… ¿No deberías estar en clase?
-Nos hemos tomado una hora libre…
-Darlene…
-Era geografía… y esto es la universidad. Es normal que dejes de ir a una clase para almorzar… la cafetería está llena…
-Ya… -Rió-. Dura la vida del estudiante…
-¡Eh! Que tenemos muchísimos exámenes y muchas cosas que estudiar… además de las horas de prácticas…
-Vale, en eso te doy la razón… hablando de clases… ¿A qué hora tengo que ir a recogerte?
-Pues… -Miré el horario-. Ahora tengo dos horas de prácticas de químicas y después una hora de Botánica…
-Vale… en tres horas te veo, entonces.
-Oye, si no puedes venir…
-Tranquila… ya lo he apañado con Jake… no te preocupes.
-¡Perfecto! Te veo luego…
-Hasta luego, preciosa.

Cerré mi móvil y mis amigos se levantaron, parecía que estaban esperando a que terminara de hablar para levantarse. Cogí mis cosas rápido y entramos al laboratorio, como de costumbre nos pusimos los cuatro en la misma bancada por parejas… aunque siempre era yo la que tenía que hacer los cálculos para los cuatro.

Terminamos la práctica media hora antes, por lo que tomé prestado una hoja de papel de filtro, quinina, alcohol etílico, hojas de las plantas del laboratorio. Mis compañeros me miraron raro, pero me ayudaron a conseguir mi objetivo. Machaqué las hojas verdes en un mortero con alcohol etílico y filtré el líquido para que no se quedasen restos de hojas, obtuve la cantidad que creía conveniente y lo pasé a un contenedor de plástico para guardarlo en mi mochila. Cogí la quinina y la diluí levemente con agua destilada, guardándolo en otros dos contenedores y metiéndolos en la mochila con cuidado. Me acerqué al armario de colorantes y tomé un gramo de rodamina, la diluí en metanol y lo filtré, metiéndolo en otro contenedor de plástico, cogiendo de paso una caja de cartón que iban a reciclar.
-Me das miedo, ¿sabes? –Mark me miró raro y se asomó a ver si el profesor seguía distraído-. ¿Vas a hacer una bomba?
-Algo así… -Le saqué la lengua-. Vigila, tengo que buscar dónde llevarlo todo…
-Usa un cartón de los del café… -Le miré raro y él se acercó a la mesa del profesor, donde había un corcho con cuatro huecos para los vasos de café-. Profesor Riso… ¿Puedo reciclar también esto? Hay que ser consecuentes y dar ejemplo…
-Claro, Oldraw, recíclelo…
-Perfecto… -Se acercó a la bancada mientras miraba que el profesor siguiera con las de la primera bancada-. Toma… así no se moverán…
-Gracias… es buena idea…
-Lo sé, soy un genio… -Asentí sin prestarle mayor atención mientras ponía los contenedores en los huecos de los vasos envueltos con varias vueltas de papel de filtro. Metí la bandeja en la caja de cartón y lo llené con papel industrial gracias a las chicas, que cogieron un par de vueltas de rollo. Cerré la caja de cartón y la metí con cuidado en la mochila-. ¿Vas a decir para qué demonios quieres todo eso?
-Para una fiesta… -Sonreí-. ¿Vamos ya a botánica?
-Das miedo…

Asentí y cargué mi mochila con cuidado. Cuando llegamos a clase Mark dejó un sitio de separación donde puse la mochila. Sandy y Lucy tardaron un poco más, pero me sorprendió cuando llegaron, ellas habían pasado a ver a Dylan, un amigo que estaba en microbiología y les había dado cuatro recipientes herméticos. La profesora nos miró raro así que esperé a que acabara la clase para meter los contenedores de plástico en los herméticos.
-¿Vas a decirnos ahora para qué es?
-Sí… -Dije sonriente-. No recordaba en que día estábamos… así que es para hacerle una sorpresa a Seth… para la fiesta.
-¿Vas a contaminar las bebidas?
-Mark… -Suspiré-. Bueno, si puedo hacerlo como quiero, os enseñaré fotos…
-¡Perfecto! –Sandy aplaudió despacito y reímos-. Me intrigas mucho…

Me despedí de mis amigos cuando vi a mi novio apoyado en la valla de metal, su sonrisa se ensanchó y me miró raro al verme caminar con mucho cuidado por mi carga. Dejé mi mochila en el suelo con cuidado y él me miró más raro aún, le abracé y le besé, pero siempre con un ojo en la mochila, hasta que alzó una ceja y preguntó.
-¿No vas a decirme que llevas ahí que la tratas con tanto cuidado?
-Como siempre…
-¿Cómo siempre? De normal ni te la hubieras quitado, hubieras corrido y me hubieras golpeado con ella al abrazarme… -Alzó una ceja-. ¿No será una mascota?
-No… es una sorpresa… -Sonrió y negué-. No pienso decir nada, sólo que tienes que ir con mucho cuidado… ¿Vamos a ir en coche, no?
-Sí… iba a venir corriendo… pero he supuesto que si íbamos en coche podrías estudiar mejor que si te tienes que ir agarrando a mi pelo… -Rió y asentí-. Lo he dejado aparcado afuera… ¿Quieres que cargue yo con la mochila?
-Pero no la vuelques, ni la agites… siempre en horizontal.
-¿Qué llevas? ¿Nitroglicerina?
-No… o sí… -Levanté una ceja y después me puse seria-. No lo olisquees ni lo vuelques, por favor…
-Vale, vale… -Tomó mi mochila con cuidado y la cogió con las dos manos riendo, sabía que podía cargarla con una pero lo hacía por mi insistencia. Caminamos hasta su coche y lo puso en el asiento trasero-. ¿Hace falta que le ponga el cinturón? –Bromeó y al ver mi cara se sorprendió-. En serio, ¿qué llevas?
-Toma… -Me quité mi chaqueta y la puse debajo intentando parecer seria, puse el cinturón a la mochila y mantuve mi rostro lo más serio posible-. Nada de acelerones ni frenadas, o tu coche volará por los aires… -Me miró con gesto de burla y yo seguí seria-. Va en serio… -Su rostro cambió a miedo-. Conduce con calma…

Se quedó completamente pasmado. Rodeé el coche y me metí intentando por todos los medios no reír, pensando en que iba a necesitar algo donde meter el líquido… recurriría al taller. Saqué mis apuntes y me puse a estudiar, Seth me miraba cada pocos segundos, como siempre hacía cuando conducía. Su mano se posó en mi pierna y la cogí distraídamente mientras con la otra sujetaba los apuntes. Empecé a acariciar su mano y él sonrió.

Repasé dos hojas y pude notar que mi mano sudaba, estaba achicharrada. Le miré y él parecía concentrado en la carretera, pero a la vez incómodo. Fue entonces cuando me di cuenta de que aún llevaba la blusa mal abrochada, dejando ver parte de mi sujetador. Alcé una ceja.
-¿Problemas de concentración…?
-Muy graciosa… -Soltó mi mano y la puso en el volante, sonriendo después-. ¿No te has quitado la chaqueta en todo el día? –Negué-. ¿Y ahora sí?
-Contigo en el coche no me hace falta chaqueta… -Alcé una ceja y él asintió, sonriente, complacido… mordí mi labio sin poderlo evitar-. Podrías ir… no sé… -Me miró curioso-. Parando con precaución… -Alzó una ceja-. Si quieres…
-No quiero que pierdas el hilo… vuelve a estudiar… -Asentí y volví a mis apuntes, pero no podía quitarme la idea de la cabeza así que, disimuladamente, desabroché el primer botón de la blusa. Noté cómo deceleraba hasta que giró bruscamente y paró diez metros después-. ¿Quieres que nos matemos?
-Si frenas así… es posible… -Alcé una ceja mirando hacia atrás y él suspiró-. Pero ya que has parado…

Tiré mis apuntes sobre el salpicadero y me abalancé sobre él. No había otra opción. Mi corazón ahora latía frenético y en mi cabeza sólo cabía él, no más apuntes, no más leyes, no más química… sólo la que había entre nosotros.

Cuando emprendimos la marcha intenté estudiar de nuevo, pero no había manera, mis ojos no querían separarse de los suyos, aunque él me indicaba con la mirada que debía estudiar. Estábamos llegando a Forks, así que toqué su pierna y saqué su móvil del bolsillo, a lo que él me miró como si quisiera parar de nuevo. No pude evitar reír y llamé a Quil.
-¿Cuándo llegas?
-Pues… -Reí-. Te tengo que pedir un favor.
-¡Ah! Hola, Darlene… pensé que… bueno, ¿qué favor?
-Pues… ¿estás en el taller?
-Ahora mismo no, estoy en casa de Claire… está algo enfadada porque quiere ir a la fiesta… pero no creo que sea buena idea…
-¡Llévala! Creo que habrá algo que le gustará… además, es el día de San Valentín, ¿vas a dejar tirada a tu niña? Eso está muy feo, Quil…
-Ya… -Suspiró-. Intentaré convencer a sus padres… voy a llamar a Emily para que venga a ver si ella los convence…
-¡Perfecto! Pero yo necesito que vayas ahora al taller…
-¿Ahora?
-Sí… Seth va a dejarme allí y necesito tu ayuda… -Seth me miró mal-. ¿Podrás?
-Claro… ¿Seth está contigo? –Afirmé-. Entonces, seguro que está rabioso… -Rió-. Estoy en el taller en cinco minutos, en cuanto llame a Emily y me despida de la peque.
-¡Perfecto! –Colgué y Seth me miró confuso-. Necesito que me dejes a mí y a mi bomba en el taller… por favor.
-Genial… -Masculló-. Ahora tienes secretos con todos menos conmigo…
-¡Tontorrón! –Acaricié su rostro riendo y él mostró media sonrisa-. Es para un trabajo de clase, si vienes a ayudarme tú… jamás lo terminaremos… verte con el mono… -Gruñí levemente y él alzó una ceja-. Por eso necesito a Quil…
-Mejor… no podría soportar ayudarte en algo así… verte en plan estudiante concentrada me desconcentra a mí… -Me sacó la lengua-. Preciosa.
-Calla, o tendremos que parar otra vez…
-Si quieres…

Alzó una ceja y rodé los ojos, empezando ambos a reír. Me tendió de nuevo la mano y la cogí, el la besó fuerte y yo hice lo mismo. Frenó esta vez más despacio y me dejó en el taller, bajando mi mochila con cuidado, dejándola en una de las bancadas y girándose para tomarme por la cintura. Me besó despacio hasta que un carraspeo nos separó.
-Quil…
-Parejita… -Seth bufó algo que no llegué a oír y me dio un leve beso desapareciendo del taller-. Y bien… ¿Qué necesitas?
-¿Tienes algún tubo de plástico que no sea excesivamente rígido?
-Sí… montones… ¿Blanco, negro, azul…?
-¿Trasparente? –Hice una mueca-. Y si no es mucho pedir, que no sea excesivamente ancho… ni fino… -Me miró confuso-. Algo como… no sé…
-Espera… -Suspiró y abrió un armario, sacando un tubo de un centímetro y medio de diámetro, con paredes gruesas y trasparentes-. ¿Algo como esto?
-¡Es perfecto! ¿Un embudo?
-¿Desechables sirven?
-Por favor… -Asentí feliz y abrí mi mochila-. Iba a lavarlos, pero si tienes de plástico desechables es mucho mejor… -Los dejó a mi lado y miró cómo sacaba la caja, empezaba a sacar papel y después los botes, frunció el ceño levemente-. Necesito algo para cerrar los tubos…
-Espera… -Cogió un pequeño soplete y pegó el extremo doblándolo-. ¿Te vale?
-¡Perfecto!

Abrí los recipientes herméticos y me alegré de que me los hubieran conseguido… el tape de rosca no había sido suficiente. Cogí el tubo y los dos botes de quinina, calculé la longitud que podría llenar con los botes mientras Quil me miraba como si estuviera loca y le pedí que fuera cortando trozos de tubo. Le pedí que fuera soldando cada pieza por uno de los extremos y que buscara otra solución para cerrar el extremo opuesto, alcohol y fuego no son buena combinación.
Cogí unos guantes de plástico fino para empezar a llenar el primer tubo, Quil se puso otros guantes y me ayudó a cerrarlo, pizcando a dos centímetros del extremo y echando un pegamento de contacto en la punta, girándola levemente. Comprobamos que no se saliera y repetimos la operación con cada trozo de tubo hasta que se acabó la quinina. Seguí añadiendo la mezcla de hojas y alcohol, para terminar con un trozo de tubo más largo y dos más cortos llenos de rodamina.
-¿Algo más?
-Un soporte… -Hice otra mueca-. El tubo es fino, creo que con alambres servirá…
-Bueno… explícame como hacerte el soporte, qué quieres hacer y yo lo hago… me tienes intrigado con tanta sustancia química… -Arrugó su nariz-. Apesta a alcohol.

Reímos y se dirigió a la nevera, sacando un par de bebidas mientras dibujaba lo que quería. Él rió levemente y asintió, cogiendo unos listones de metal y doblándolos con la mano de una manera asombrosa, como si fueran de plastilina… y además de una manera limpia y perfecta. Fuimos atando los tubos a los listones con un poco de alambre, pegamento y paciencia.
-Esto me recuerda a las horas de juegos con Claire… -Rió-. A ella le encantaría hacer estas cosas… me tiene ahora todo el día haciendo marquetería… hemos hecho hasta un móvil de cuna para Jonás… es muy mañosa… pero ahora le ha dado por la cerámica… creo que ha hecho ceniceros para una cadena de restaurantes completa… -Reímos-. Los primeros eran… no eran feos…
-Pero eran de principiante, ¿no?
-Sí… pero ahora no veas… dice que quiere aprender a hacer jarrones… el otro día intentamos uno y se enfadó conmigo…
-¿Por qué?
-Pues… -Se sonrojó un poco-. Me pidió que hiciera rollitos de arcilla… el problema es que se secaba enseguida y se ofendió porque pensaba que lo hacía a propósito…
-¿El calor? –Asintió y yo reí-. Bueno… se moja y ya está…
-Eso pensó ella… por lo que me puso con el torno… estaba casi terminado cuando ella se cortó con el cuchillo… -Hizo una mueca y suspiró, así que le miré curiosa-. El caso es que yo me angustié, se quejó de un modo que pensaba que era algo grave y me puse tan nervioso… que cerré la mano y destrocé el jarrón entero…
-¿En serio? –Asintió apenado y no pude evitar empezar a reír, él se sonrojó un poco y finalmente rió-. Bueno… se empieza de cero y ya está…
-Ojala pudiera… -Le miré raro y rió de nuevo-. Se enfadó tanto conmigo que me dijo que no quería que me acercara a ella ni a sus manualidades nunca más… aunque luego cuando la curé me dijo que me perdonaba… pero que no me acercara más a la arcilla… me ha nombrado encargado de marquetería, me tiene todo el día al lado con la sierra… pero me ha relegado del puesto de ayudante con la cerámica…

Reímos mientras terminábamos, apilamos los tubos y los cargó en una carretilla, tapándolos con una lona negra, aunque yo la quité y le dije que me adelantaría para despejar la sala de fiestas. Cuando llegué Seth me miró curioso. Me acerqué a Nessie y Jake y les abracé, echándolos al salón. Quil me ayudó a colgar los tubos en la pared y después salimos a saludar al resto de la manada. Volví a la sala y cogí los dos corazones pequeños, escondiéndolos bajo mi blusa y subiendo veloz hasta mi cuarto. Coloqué uno en cada mesilla y bajé de nuevo.
Un coche aparcó fuera y salí corriendo al ver el todo terreno nuevo de Kevin. Les abracé fuerte, les echaba de menos. Nessie también pareció extrañarles, no les habíamos visto desde septiembre… momento en el que les contamos la increíble versión de los hechos. Les habíamos hecho creer que Jacob había muerto en un accidente de moto, se estrelló y cayó al río… pues increíblemente había sobrevivido y una pequeña tribu había cuidado de él hasta que recobró el sentido… algo que en parte era verdad.
Aún con todo, los chicos siempre que le veían le miraban intentando buscar alguna marca o cicatriz, algo que indicara que realmente había sufrido un grave accidente… pero no había nada.

Entraron a casa y empezamos a hablar, poniéndonos un poco al día. Cassy se había decidido a hacer la misma carrera que yo, Wanda estaba pensando en hacer periodismo en la misma facultad que Ryan, mientras Kevin estaba realmente apasionado con sus asignaturas de Turismo, tanto que algunos profesores le habían propuesto ir a Europa a hacer el siguiente curso.
Estuvimos hablando hasta que algunos protestaron intrigados por lo que había montado en la sala, así que encendí la luz de la sala y los entretuve unos minutos más, para después hacerlos pasar. Rieron al ver el cartel de tubos, arriba “Feliz día”, en medio un corazón y abajo “San Valentín”. Claire miró a Quil que asintió, así que la niña se encaramó a su cintura y sonrió viendo las letras. Seth me abrazó por la espalda y puso sus labios junto a mi oído.
-Bonito cartel… -Me giré y sonrió-. Es precioso…
-Una fiesta de san Valentín necesita algo que la identifique, ¿no crees? –Asintió y le miré algo preocupada-. ¿De verdad te gustan?


-No… me encantan… es perfecto.
-Y aún no has visto lo mejor… -Sonreí y apagué la luz. Todos balbucearon y Claire y Ephraim aplaudieron al ver la luz que daban los tubos. Encendí la luz de neón y aún brillaron más. “Feliz día” en verde, el corazón en rojo y “San Valentín” en azul claro-. ¿Os gusta?
-¿Cómo lo has hecho? –Seth me miró asombrado-. Es genial…
-La luz azul la da la quinina, la verde la clorofila de las hojas de las plantas y el rojo rodamina, un colorante para tinciones luminiscentes… -Seth me miró asombrado y yo alcé una ceja satisfecha-. Cuestión de química…

Me besó de un modo pasional, aunque después de los carraspeos de Nessie y Quil se contuvo un poco más y fue más dulce… aunque cuando la fiesta acabó y vio los corazoncitos rojos en la habitación dejó salir toda la pasión… y es que nuestra pasión era más fuerte, más rápida y más brillante que cualquier reacción química…