Capítulo LII: El video.

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El agua caía helada por mi cuerpo mientras me resignaba a haber pasado mi última noche en su casa, con todos mis amigos, con Kevin riendo como un bobo, con Wanda y Cassy bailando como locas y con Ryan de mal genio porque Wanda bailaba mucho con Collin.
Todos habían empezado a desaparecer, algunos como Kevin y Cassy se habían quedado durmiendo en el sofá. Ryan y Wanda habían aprovechado la invitación de Nessie para ir a su casa. Claire me había regalado su peluche favorito de cuando era niña, una tarjeta con su correo colgando del pequeño collar del perrito. Maila se había emocionado al ver el peluche de un perrito marrón, pero Seth lo había guardado en mi armario para que la perrita no lo destrozara.
Maila… ella me había despertado tras caer derrotada en mi cama, había subido borracha como una cuba, con ayuda de Seth, y me había desplomado en la cama llevándolo conmigo. Me había dormido en sus brazos…

Cerré el grifo como pude, aún seguía algo perjudicada. Mi boca sabía a una mezcla extraña de refresco de cola con un toque amargo… estaba pastosa. Cepillé mis dientes mientras veía una versión algo demacrada de mí misma… se movía demasiado. Seguía borracha. Genial
Observé mi cuerpo desnudo en el espejo mientras me cepillaba los dientes. Tomé mis pechos y los levanté un poco, pero cuando los soltaban volvían a su posición original… tendría que comprarme unas manos que los sujetaran un poco más arriba de donde estaban de manera natural, eran más bonitos cuando los sujetaba. Miré mi trasero en el espejo. Respingón, más bien diría gordo… dejé de cepillar mis dientes e hice una mueca a la chica del espejo. Me devolvió la mueca. Escupí la espuma de mis dientes y enjuagué mi boca… ahora sabía algo mejor.

Tomé la toalla y me envolví en ella… mejor cubierta. Cepillé mi pelo con calma, despacio… los movimientos que realizaba la chica del espejo parecían reproducidos a cámara lenta. La miré fijamente y se tambaleó. No era ella… bueno sí, era yo… seguía borracha.
Me sujeté al lavabo y dejé el cepillo. Mejor sería volver a la cama… no había muchas posibilidades de que mi cuerpo siguiera más de cinco minutos de manera perpendicular al suelo… y si iba a caer de manera horizontal, prefería hacerlo en la cama. Salí dando tumbos a mi cuarto y Seth me miró con los ojos entrecerrados. Le había despertado.
-Per… ¡hip! –Alzó una ceja-. Perdón… ¡hip!
-¿Estás bien? –Se sentó en la cama y me miró divertido. Asentí… pero eso me mareó y ralenticé el asentimiento sujetándome a la puerta-. Ya… -Se levantó-. Déjame ayudarte, McBrown…
-Clearwater… -Levanté mi dedo y algo en él captó mi atención, estaba morado. Lo examiné mientras él me cogía de la cintura le miré y estaba a punto de reír-. Clearwater… ¿Qué le ha pasado a mi dedo? Está… morado.
-Suele pasar cuando te golpeas el dedo con la puerta del armario… -Rió y yo le miré extrañada-. ¿Qué? ¿No lo recuerdas?
-Claro que… ¡hip! -Alzó las cejas-. Claro que no… Eso no pasó… te estás riendo…
-Es que me ha costado recordar cual de todos los golpes fue… -Le miré raro-. Te golpeaste el dedo, te caíste por las escaleras… te caíste del taburete…
-Dios… cállate, Clearwater, me das dolor de cabeza… -Quité sus manos de mi cintura y le señalé con el dedo de nuevo-. Puedo yo sola, sólo son… tres pasos. O cuatro… o cinco… no sé.
-Vale… -Me dejó paso y me tropecé. Me cogió antes de que besara el suelo y me ayudó a ponerme recta de nuevo riendo-. Ya veo… -Le miré mal y le señalé, mi dedo sangraba y lo chupé, mientras él lo sacaba de mi boca-. ¿Te duele?
-No mucho… sólo un poquito… -Hice un gesto, juntando mi dedo índice y pulgar y él rió-. Creo que sobreviviré…
-¿Crees? –Rió-. Déjame ver…

Cogió mi dedo con cuidado y lo examinó atentamente con mueca divertida. Le restó importancia con otra mueca y lo besó con cuidado. Su mirada me encandiló y tuvo que sujetarme para que no me cayera de nuevo. Me acerqué y le besé. Me miró algo confuso y le besé de nuevo. Apoyó su frente en la mía y suspiró negando. Le besé de nuevo, sus labios más cálidos que antes.
Me tambaleé y apoyé mi espalda en la pared para no caerme de nuevo, cogiéndole por el cuello. Atraje sus labios a los míos y le besé a conciencia, quitando su camiseta con urgencia. Nuestros labios sólo se separaron un instante, antes de volverse a unir en un pasional beso, durante el cual, con algunas dificultades, logré desabrochar su pantalón.

Él terminó el trabajo, quitándoselos y pisoteándolos mientras seguía besándome. Subió levemente mi toalla hasta las caderas, me levantó y enrosqué mis piernas en su cadera. Era nuestra despedida, nuestra forma de decir adiós.

Podía sentir sus manos en mis caderas, mi cabeza pegada contra la pared… sus labios rozando mi cuello mientras susurraba mi nombre… sus ronquidos. ¿Ronquidos?

Entreabrí los ojos, la mesita de café al lado de mi cara, estaba en el duro suelo y notando algo en mi cabeza. Me giré, una mano colgaba del sofá de donde salían aquellos ronquidos. Mi boca sabía a rayos, me alejé de esa mano y me incorporé levemente. Yo estaba completamente desnuda y él también… y no era nada digno de ver, para ser sinceros.

La puerta del salón se abrió y Gabriela abrió los ojos de par en par. Me miró y se tapó la cara cerrando la puerta. Podía oír sus risas en dirección a la cocina. Me levanté y me resbalé con la manta del suelo, la mesita de café se quedó a centímetros de mi cara. Cogí la manta y la enrosqué en mi cuerpo, saliendo al pasillo a toda velocidad, entrando a la cocina donde Gabriela reía apoyada en la encimera.
-No es gracioso… es culpa vuestra…
-No… yo sólo quería que olvidaras el día D… -Hizo una mueca de asco-. Pero no así… ¿Era bueno al menos?
-Pues…
-¡Señor! ¿Cuánto bebiste anoche? –Intenté recordarlo… pero nada-. Ya… demasiado. Yo que tú lo echaría antes de que se despierten las chicas… se asustarán mucho…
-Ayúdame… -Supliqué y ella me miró con las cejas alzadas-. ¿Por favor? Es culpa tuya… sabes que no quería…
-Vale, vale… -Cogió su taza de café y alzó una mano-. Espera… -Abrió la puertecita corredera de la barra americana-. Mira y aprende a echarlos…
-Sé amable…
-¿Lo dudas?

Rió y supe que la iba a liar… me agaché mirando por la barra, ella apareció en el salón con la taza de café y cruzó sus brazos, empezando a chascar su lengua de forma muy audible. Como no funcionaba empezó a silbar, los ronquidos cesaron levemente pero no despertaba. Ella resopló y emitió una especie de “Wehe” intercalado entre los chasquidos y los silbidos. Me recordó a los pastores con sus rebaños. El chico se levantó de golpe y yo me metí debajo de la barra. Maca, Ainhoa y Ashley aparecieron corriendo por la cocina y me miraron. Se asomaron a la barra algo alucinadas y divertidas.
-Buenos días, preciosa…
-Ya… largo.
-¿No vas a ofrecerme nada de desayunar? -¿Me había liado con un capullo?-. Preferiría que me trajeras esa taza pero con algo menos de ropa… -Sí, un capullo que iba más borracho que yo-.
-Sigue soñando. Mi amiga está asustada por tus ronquidos… -Me asomé ligeramente entre las chicas y la barra. El chico se levanto y Gabriela extendió el brazo con la mano abierta-. Vale, vístete, no me apetece ver cómo tu soldadito me da los buenos días… te agradecería que cogieras tu ropa y te largaras antes de que termine mi café… si es que no lo vomito antes…

Puso cara de asco y salió del salón, entró a la cocina satisfecha y las chicas reían y me miraban. Yo sólo podía seguir aovillada bajo la barra esperando a oír la puerta. Cuando se escuchó escondí mi cabeza en mis rodillas y todas empezaron a reír.
-¿Pero estás loca?
-¿Qué mosca te ha picado?
-Es culpa vuestra, ¿sabéis? –Me levanté y subí las escaleras hasta el segundo piso, entré a mi cuarto y todas entraron en tropel riendo-. Ya… dejadlo…
-A ver… -Maca se sentó en la cama, a sus diecinueve años la curiosidad era enorme-. ¿En qué estabas pensando? ¿Estabas muy borracha?
-Pensábamos que salir un poco te animaría… llevas unos días un poco… -Ainhoa hizo una mueca y suspiró-. Mustia.
-Sí… lo siento, chicas… no es mi mes favorito…
-Pues… -Ashley rió-. Creo que ahora tampoco va a ser el mes favorito de ese chico… -Estuve a punto de reír-. Anda, deberías vestirte… tenemos que ensayar esta tarde…
-Vale… tranquila. Estaré lista…
-Más te vale… -Alzó la cabeza-. ¿Te apetece venir a correr? Voy a dar una vuelta por Hyde Park… si quieres…
-Iré más tarde… tengo que ducharme y… escribir a Claire…
-Vale…

Se marcharon y me tumbé en la cama… no estaba muy segura de si era algo que debería contar a Claire… me revolví en la cama y miré la foto de mi mesilla, una foto que habíamos sacado hace año y medio antes de volver a nuestras casas en Navidad. Ainhoa fue la primera en llamar para la habitación libre… se quedó la que estaba al lado de la mía… Vivimos las tres solas hasta que llegó Maca, al mes siguiente… se quedó la tercera habitación del segundo piso… Ese mismo mes yo encontré un grupo de música que me gustó… y allí conocí a Ashley… creo que tardó tres días en mudarse a la pequeña habitación del primer piso…

Y sin pensarlo, ya llevaba casi dos años en Londres. Recuerdo que cuando volví para las vacaciones de verano a Seattle no duré allí ni dos semanas. Convencí a mis amigos para ir a Jenner… pero cuando Wanda avisó a Nessie… fue un jarro de agua fría. Los echaba de menos y seguía queriendo a mi amiga… pero verla me recordaba todo lo que había estado intentando olvidar…
Al llegar a Seattle estuve con mi familia recluida en Monroe, apenas quedé con mi antiguo grupo un par de días y ya me moría por volver a Londres. Fue algo que no sentó bien en mi casa, pero les dije que iba a hacer un curso de botánica, me informé sobre eso y les dije que era algo que no podía hacer en Seattle, que si el destino me había mandado a Londres quizá fuera por eso…

No sé cómo, pero coló… mis visitas a partir de entonces se limitaron bastante… de hecho este año sólo había ido para dos días en Navidad y no había ido para las fiestas de Pascua. Mi curso había acabado oficialmente, algo de lo que no estaban al tanto en mi casa. No tenía ganas de volver, había creado mi propia familia aquí…

Me puse a escribir un correo para Claire. Le conté que por fin había acabado mi curso de botánica ornamental y que ahora estaba pensando en hacer el de botánica forestal… era el único que me quedaba ya por hacer… también le dije que ese mismo sábado era la primera actuación realmente seria de la orquesta…. Mi grupo empezó a ampliarse y ahora teníamos un saxofonista, un trompetista, una violinista… vaya, que incluso teníamos un manager con experiencia y nos había conseguido un concierto en Kensington Gardens… por lo cual estaba bastante nerviosa.
Me sorprendió que me contestara al momento, aquí eran las ocho de la mañana… por lo que allí sería tarde… de noche. Me dijo que debía estar tranquila, que no quería que hiciera el curso, sólo quería que volviera y estuviera para su décimo cuarto cumpleaños.
Le contesté que ojala pudiera, pero que esa misma semana teníamos otra actuación en el Electric Cinema… pero que prometía enviarle un regalo estupendo…
Ella me dijo que prefería que mi regalo fuera una visita, que tendría suficientes regalos…

Suspiré y no supe qué contestarle… así que apagué mi ordenador y miré mi agenda. Viernes ocho de junio de 2018. Reunión con la orquesta en nuestro bar a la hora del té… Reí para mis adentros.

Me di una ducha y salí del baño. Ainhoa y Maca se iban… les había gustado mucho mi curso de botánica e iban a apuntarse para hacerlo al año siguiente. Subí las escaleras hasta la buhardilla y entré sin llamar. Gabriela levantó su vista del libro y sonrió.
-Mañana es el día D… y ya la has liado hoy…
-Lo sé… -Me tumbé en la cama a su lado y ella dio una palmada en mi trasero-. Soy un desastre… lo siento…
-Tranquila… te entiendo –Cerró su libro y sacó un sobrecito-. Por eso mami te va a dar un premio… La Fontaine me ha regalado cinco entradas para ir a ver a James Morrison… es esta noche, en un local de Paddington… es un concierto exclusivo…
-¿En serio?
-Sí… a Ashley le emocionará… creo que La Fontaine está excesivamente amable con ella… por eso no se ha atrevido a dárselas directamente él…
-¿En serio crees que está colado por ella?
-No lo sé… pero reconoce que la trata de manera especial…
-Pero si tiene… ¿Cuántos? ¿Cincuenta? Podría ser su padre… Ashley sólo tiene diecinueve…
-No sé… quizá sólo sea una especie de paternalismo excesivo… -La miré raro-. Él conoce su historia… sabe lo sola que ha estado… y él tiene una hija de su edad que se ha quedado en Francia… pero no la mira con ojos muy fraternales, que digamos…
-Es que… estamos hablando de Ashley…
-Sí… -Rió-. Poca gente la mira con ojos fraternales… incluso a mí me cuesta…
-Es lo que tiene el mestizaje… -Suspiré-. Creo que tenemos que pedirle de nuevo que nos explique su árbol genealógico… es demasiado complicado…
-Lo que no entiendo es lo de sus ojos… son tan claros…
-Son preciosos…
-¿Quiénes son preciosos? –Dijo con algo de sobrealiento y tumbándose a los pies de la cama de Gabriela-. ¿Interrumpo algo?
-Escogí la buhardilla por la intimidad, ¿sabéis? –Miré a Ashley y nos reímos-. Hablábamos de tus ojos, cotilla… son bonitos…
-Es por mi abuelo alemán y mi abuela británica…
-Bueno… creo que deberías hacernos un dibujo con tu árbol… -Reí y ella se levantó cogiendo un lápiz y dibujando en una hoja-. A ver… lo conservaré para cuando tenga dudas…
-A ver, te lo dibujo, es fácil…


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Empezó a explicarme quien era quien y sus viajes, entendía su mezcla extraña, su piel marrón chocolate y sus ojos claros penetrantes, sus curvas y sobre todo… su extroversión. Había recorrido tantos países desde que era niña que dominaba el inglés, el francés y el holandés además del español.
Cuando acabé de comprender la historia de su familia, las chicas aparecieron por la buhardilla. Gabriela bufó molesta y reímos cuando nos echó a empujones de su buhardilla. Le recordé que habíamos quedado en nuestro bar y ella masculló que ya lo sabía.

Decidimos preparar nosotras la comida para que no se molestara por invadir su buhardilla, ella rodó los ojos y agradeció el gesto. Sabíamos que no le molestaba, sólo protestaba porque es lo que hacían las madres… y ella era la mayor y ejercía ese papel…
Después fuimos a nuestro bar… ese bar donde pasábamos las horas muertas, con el suelo lleno de arena y decorado como si estuvieras tomando algo en un chiringuito de la playa. Ashley siempre decía que le recordaba a Ibiza, que teníamos que ir de vacaciones allí.

Nos preparamos para el ensayo, fuimos al local de La Fontaine y Ashley se marchó con él y con una par más mientras nos quedábamos tocando. Cuando volvió parecía emocionada y dijo que nuestro manager había conseguido un cazatalentos y que iban a quedar por la mañana para ensayar un par de canciones que haría en solitario… parecía emocionada y no era para menos.

Cuando Gabriela le dio las entradas… saltó y gritó de emoción, le encantaba James Morrison. Fuimos a casa y nos cambiamos de ropa, todas estábamos algo emocionadas, era un concierto exclusivo… por lo que apenas habría trescientas personas allí…
Cuando llegamos la fila daba la vuelta a la esquina, pero La Fontaine nos esperaba en la puerta y pasamos con todos los de la orquesta. Estábamos emocionadas… verlo en directo era algo grandioso… pero sus canciones no eran muy buenas para mí… sus letras quemaban como ácido en mi corazón y miré mi reloj. Cuando dieron las doce dio paso a una canción que me hizo querer salir de allí corriendo.
 Love is hard

Cuando acabó todo el mundo se levantó y empezó a aplaudir y a silbar, yo salí de ese momento de tristeza y les imité, pero no podía sonreír, no me nacía… él agradeció la entrega del público y dijo que iba a tocar su última canción. Agradecí al cielo que fuera la última, no iba a poder soportar más canciones del estilo sin empezar a llorar… pero la canción me desmontó por completo.
 

Me levanté antes incluso de que acabara y salí del local, sentía que me faltaba el aire y no podía hacer nada. Ni llorar, ni gritar, ni reír… ni siquiera respirar. Gabriela salió corriendo tras de mí y me indicó cómo debía respirar, me miraba preocupada y las chicas salieron corriendo tras nosotras.
Gabriela paró el primer taxi que pasó y me llevó a casa, dejando a las chicas preocupadas por mí. No sabían nada de lo que había pasado… ni de lo que seguía pasando a pesar de que yo no quisiera reconocerlo. Me tiré en el suelo del pasillo, el frío de las baldosas calmaría mi angustia. Gabriela acarició mi pelo y fue a la cocina por una jarra de agua, se sentó a mi lado y apoyó su cabeza en la pared.
-Feliz día D… -Hizo una mueca al hacer la broma y yo asentí reprimiendo las lágrimas-. Deberías llorar. No es malo…
-Gabriela… -La abracé y lloré, las chicas entraron un poco después y se sentaron a mi alrededor-. En serio, no era necesario que…
-Tonterías… -Ainhoa acarició mi pelo-. ¿Qué te ha pasado?
-Que quizá una amiga le diera un mal consejo hace años… -Gabriela me miró apenada-. Lo siento… yo…
-No fue un mal consejo… sabes que no… -Todas me miraron extrañadas y me apoyé en las escaleras, Maca se sentó en el tercer peldaño y empezó a trenzar un mechón de mi pelo, Ainhoa se sentó en el primero e hizo lo mismo, sabían que eso me relajaba. Ashley se encendió un cigarro y me miró expectante-. Hoy hace dos años que lo dejé con un chico… -Me miraron algo sorprendidas-. Fue mi novio, mi amigo… desde que le conocí no nos separamos. Mucha gente creía que estábamos predestinados o algo así, él cambió su vida por mí y yo la mía… éramos felices pero todo empezó a complicarse cuando fui a la universidad. Estaba tan enganchada a él que dejaba de ir a clases, de estudiar… y él incluso se iba del trabajo para verme.
-Que romántico… -Maca suspiró-. ¿Qué pasó?
-Pues… por muy romántico que parezca… con el tiempo me di cuenta de que él estaba dejando de ser él… y yo de ser yo… mutilábamos partes de nuestra vida para contentar al otro… y quizá eso fuera bien para otras parejas… pero a mí me dolía ver todo lo que él dejaba por mí… así que lo dejamos…
-¿Sin más? –Ainhoa me miró extrañada-. ¿Sólo porque estabais demasiado bien juntos?
-Había alguien que se ajustaba más a su manera de ser que yo… pero él no quería verlo… estaba ciego en ese sentido, decía que yo era su destino y que le daba igual todo, sólo me necesitaba a mí…
-Eso es un poco… -Ashley hizo una mueca-. Es bonito… pero agobiante, ¿no?
-Sí… quizá… no sé. Para mí era perfecto, pero mis padres y mis amigos se dieron cuenta de que no estaba muy centrada… y cuando vi las cosas claras… intenté mantener amistad con él, pero era imposible. Sus amigos eran los mismos que los míos… casi todos. Sus amigos me llamaban, me invitaban… incluso Claire, la conocí por él… nos mandamos correos a espaldas de todos… incluso de la que era mi mejor amiga… sabe que nos escribimos… pero ella no pregunta y Claire no le cuenta. Kevin, mi mejor amigo me habla de ella… cada vez menos porque sabe que me duele. Pero el resto del grupo no alcanza a entender los motivos reales por los que vine aquí…
-Empezar de cero… -Gabriela suspiró-. Quizá deberías haberte quedado con él… quizá yo estaba equivocada. Nunca he visto a nadie sufrir tanto…
-Pero él es feliz ahora… Claire me dice que sale de fiesta, que saca de paseo a Maila con Kira… y que se pega el día con ella…
-¿Ella es la chica que tú querías para él? –Maca me miró y yo asentí-. Vaya…
-Les escribí una carta a ambos, a ella le expliqué que quería que ella fuera la que cuidara de él, que sabía que estaba enamorada de él y que realmente esperaba que llegaran a estar juntos.
-¿Por qué no vuelves? –Ashley me miró confusa-. Si tanto le quieres… y él te quiere igual…
-No creo que sea lo correcto. Sé que si vuelvo él… quizá me equivoque, pero me da miedo volver y que se vuelva loco… no quiero hacer desdichada a Kira, ya la dejó una vez por mí… sería injusto darle una carta como la que le di y luego volver y hacerle daño…
-¿Están juntos?
-No lo sé seguro… Claire no dice mucho, sólo lo justo… pero intuyo que sí, que Kira por fin a conseguido estar con él… es injusto, no tengo derecho a que me moleste…
-Pero te molesta… -Ainhoa me miró apenada-. Sigues loca por él…
-No sé… creo que necesito una noche de sueño reparador y se me pasará… -Me levanté y ellas me miraron apenadas-. Estoy bien… mañana después del concierto nos iremos por ahí y estaré bien…
-¿Volverás a liarte con un estúpido buscándole a él?
-Espero que no, Gabriela… espero que no…

Al día siguiente le escribí a Claire, realmente no sabía qué contarle, le dije que el concierto había sido genial y que esperaba le gustara el regalo que iba a mandarle. Saqué la cámara de video y avisé a las chicas. Les conté mi idea y les pareció genial. Salí a la calle y enfoqué la fachada verde de mi casa, enfoqué el tejado y fui bajado hasta la puerta. Me enfoqué y sonreí.
-Siempre estás pidiéndome fotos… creo que esto va a ser mucho mejor… -Abrí la puerta y entré al salón, las chicas sentadas en los sillones-. Bueno… ella es Gabriela, ya la conoces… -Gabriela saludó-. La siguiente en llegar fue Ainhoa, como ya sabes…
-¡Hola Claire! –Saludó efusivamente y rió-.
-Ella es Maca… la más joven del grupo… -Maca saludó riendo-. Y ella es Ashley… la futura estrella de la música… -Me enfoqué-. Esta noche vendrá un cazatalentos… así que si se hace famosa podrás presumir en el instituto de que ya la conocías… -Reímos y enfoqué el pasillo-. Bueno… ahora voy a enseñarte mi cocina… tenemos una barra americana –Abrí la ventana-. ¿Ves? Así andamos menos cuando tenemos una cena de las nuestras… Y este… -Encendí la luz del baño de la primera planta-. Es el baño principal… y esta puerta de al lado es la habitación de Ashley… -Subí las escaleras-. Ahora voy a enseñarte el baño del segundo piso… es más pequeño… pero me gusta más que el principal… y luego está mi cuarto… -Abrí la puerta-. Es el segundo más grande… ahí es donde te escribo los correos y donde estudio… -Enfoqué mis libros y mis macetas-. Este es un bonsái de manzano… estas son violetas africanas y las rositas son begonias… -Me enfoqué de nuevo-. Mis amantes secretos… -Reí y enfoqué su peluche-. Y aquí está el peluche que me regalaste… duermo con él cada noche…

Dejé la cámara en mi escritorio y me senté en la cama, suspiré y sonreí levemente. Iba a ser una abierta declaración… y debía prepararme.
-Quizá esto te suene raro… y creo que en el fondo lo sabes. Me está costando cada vez más volver a Seattle… no encuentro motivos que me retengan allí y aquí hay cientos de cosas que me gustan… y que no me lo recuerdan. Creo que ambas sabemos el motivo real por el que me fui, al igual que ambas estamos puliendo las verdades para no hacernos daño. Te lo agradezco… pero creo que es hora, ya que cumples catorce, que conozcas la historia real de mi vida aquí… no es un camino de rosas. Es angustiante. Cada noche me agobio más… he tenido que quitar mi caza sueños y aún así… -Suspiré-. Rezo cada noche para no soñar con él. Pero cada mañana me despierto sobresaltada porque he soñado que estaba a mi lado y que volvía a aquella casa con él… pero sigo aquí… estancada. Congelada. Y no porque no lo intente… me atareo, me divierto, conozco gente… incluso he tenido alguna noche extraña en la que me he ido con un chico… pero lo único que consigo es deprimirme más. Porque ninguno de esos chicos, ninguno de esos momentos felices que paso… en nada de mi vida aparece él. Creí que era lo que quería… pero me he dado cuenta de que no es así… -Suspiré y estuve a punto de llorar, era la primera vez que lo decía en alto-. Sólo estaba huyendo, Claire… podía haberlo solucionado de otro modo, pero me daban miedo tantas cosas… me daba miedo que al darle esa libertad acabara dándose cuenta de que no era lo que él quería realmente… que aunque estuviera atado a mí de ese modo tan intenso… no sé. No quería casarme a los dieciocho… eso ayudó a que saliera espantada… -Reí-. El caso es… que mi vida tiene sentido sin él… aunque le eche de menos y deseara que él lo compartiera conmigo. Mi vida aquí tiene sentido, a pesar de la angustia, de estar sin él, de notar su ausencia a cada momento… aquí encuentro cosas que me retienen y en Seattle sólo hay cosas que me hacen querer huir… no es un adiós definitivo, al menos espero que no. Quizá el año que viene, o cuando seas mayor y tengas coche… puede que algún día aparezca de vacaciones por Seattle y podamos vernos… realmente espero que así sea. No quiero que te pongas triste el día de tu cumpleaños… así que te diré que me alegra mucho que en tu clase tengas tantas amigas, es un punto a favor. Me alegra leer lo molesto que te resulta Quil a veces, porque es normal… las personas a las que más queremos y las que más nos quieren a veces resultan molestos… pero él es un gran chico. Es un gran amigo… así que no te enfades con él cuando te regañe porque quieras ir a las fiestas de tus amigos o te saque de ellas… -Reí imaginándolo-. Es normal que lo haga, allí pasan muchas cosas que no debes ver, oír… -Alcé un dedo-. Quiero que dejes de ir a esas fiestas, ¿vale? Aunque te parezcan muy divertidas… no me gusta que fumen esas cosas delante de ti… si te sirve de consuelo, yo también te sacaría de allí y sería mucho más escandalosa que Quil… -Negué-. No tengas prisa en crecer… espero que disfrutes de tu cumpleaños, Osita… un besazo enorme…

Apagué la cámara y me senté de nuevo en la cama. Lloré sin saber muy bien la razón… supongo que porque echaba de menos mi antigua vida, porque siempre se añora lo bonito del pasado. Saqué la cinta de video y la metí en una caja junto a unos zapatos de tacón de color beige. Cerré la caja y me dirigí a la oficina de correos para enviarlo. Dudé y finalmente no puse el remitente.
Cuando llegué a casa le escribí otro correo, le dije que le llegaría un paquete sin remitente, que era mi regalo y que no quería que lo compartiera con nadie…

Las chicas me avisaron de que se hacía la hora y me cambié, Gabriela bajó y me miró con una mueca, no debía de tener cara de ser la persona más alegre del planeta precisamente. Bajé y las chicas hicieron una mueca parecida, intenté sonreír.
El parque estaba empezando a llenarse cuando hacíamos las pruebas de sonido. La mayor parte de la gente parecían turistas… así que La Fontaine parecía contento por “abrirnos las puertas a otros países”… creo que iba algo borracho…

Estaba bien que fuera tan fantasioso, se gastaba sus miles de libras en nosotros, nos regaló instrumentos nuevos, nos buscaba locales para actuar… decía que éramos su bebé, por lo que nos tenía que mimar como tal.
Me gustó mucho cómo sonó, yo ahora me dedicaba a tocar la guitarra y hacer los coros… no era gran cosa, pero era lo que me permitía pasarlo bien arriba sin pasar demasiada vergüenza. Terminamos el concierto en parte, ahora quedaban las canciones que iba a interpretar Ashley. Me miró e hizo una mueca, se había pasado la mayor parte del día ensayando…
-Vamos a tocar unas canciones… son de una de las que considero mejores artistas… escogí esas canciones porque me he sentido en cierto modo identificada con ellas… -Me miró-. Aunque no es algo que haya experimentado en primera persona… Espero que les gusten…
My hands
Homeless

No pude soportarlo, la segunda canción me hizo soltar un par de silenciosas lágrimas. El público estaba entregado, se los había metido en el bolsillo y todo estábamos orgullosos de ella… así que fuimos a celebrarlo.
Bebí… y mucho. Nos cerraron el bar y seguimos de fiesta en el parque, mis amigas parecían cansadas pero animadas de verme con tantas ganas de pasarlo bien… lo que nos llevó a que unos policías nos llamaran la atención y nos mandaran a casa… pero en vez de eso cambiamos de parque.
Vimos amanecer en una barca del lago de Regent’s Park. Le pedí un cigarro a Ashley y me quedé mirando como el humo ascendía… ella reía por verme fumar.
-No te pega…
-Tú vas a estropearte la voz con eso… -Asintió-. ¿No has pensado en dejarlo?
-¿No has pensado en dejar de torturarte y enfrentar la situación? –Me miró alzando las cejas y yo fumé ignorándola-. Creo que deberías volver a Seattle… ir a verle. Será lo mejor…
-Yo creo… que necesitamos más whisky… y a un tatuador…

Todas me miraron raro, pero me acompañaron. Bebí más para evitar el dolor, mis amigas pensaban que estaba loca… no entendían qué quería… le enseñé mi anillo al de la tienda e hizo una réplica en papel, para luego dibujarla en la cara interna de mi muslo y empezar con las agujas. Mis amigas no entendían qué hacía, así que les dije que yo amaba las flores… y quería demostrarlo así…

Cuando me desperté, con resaca incluida… dolía a rabiar. Las chicas se rieron al verme bajar arqueando las piernas, me dijeron que estaba loca y Gabriela volvió a preguntar por el dibujo.
-Es una especie de ritual… es como las chicas de la tribu les demuestran a los Quileute su amor eterno… -Rodé los ojos y las fulminé con la mirada-. No deberíais haberme dejado hacerlo…
-Pensábamos que era tu amor por las flores…
-Genial… -Negué y soplé en el tatuaje…-. Duele.
-Se pasará en unos días… estarás bien para el concierto, tranquila…

El día del concierto llegó. La Fontaine parecía muchísimo más nervioso, sudaba de una manera preocupante y nos reunió antes del concierto.
-Yo… -Suspiró y se secó el sudor, sentándose en una silla. Parecía al borde del infarto-. Esto es muy difícil… pero… -Resopló-. Va a ser el último concierto en el cual os represente… -Todos nos miramos algo preocupados-. Tengo que dejaros, os prometo que os enviaré a los mejores del gremio para que se hagan cargo de vosotros… pero debo dejar esto…
-¿Qué ha pasado? –Ashley parecía angustiada-. No puedes dejarnos así ahora…
-Me han ofrecido un contrato. Un contrato serio… con un grupo que ya tiene dos discos. Su manager les estafaba y alguien les ha hablado bien de mí… así que…
-¿Abandonas a tu bebé por una adolescente con futuro, no? –Gabriela le acusó con la mirada-. Genial… no te necesitamos.
-Oye… no es eso… pero, he gastado mucho en vosotros y es una manera de compensar las pérdidas. El negocio es así, no os dejo en la estacada, el otro día estuvieron cazatalentos y hoy les he pedido que vuelvan… es lo máximo que puedo hacer… sé que os irá bien sin mí…
-Genial… -Gabriela parecía cabreada-. No puedo creerlo… -Le dio una patada al sillón y salió de la sala. Pudimos oír lo último que dijo al salir-. ¡Cabrón!

No entendíamos nada, La Fontaine parecía más nervioso todavía y salimos para hablar con Gabriela, no era normal que se hubiera puesto así… ella era experta en manejar esas situaciones…
-Chicas… no quiero hablar ahora…
-Está bien… -Me senté a su lado-. ¿Feliz día D? –Ella rodó los ojos y asintió-. ¿Qué ha pasado?
-Pues… -Suspiró-. No me regaló las entradas por casualidad… -Rió levemente y negó-. Debí habérmelo imaginado… ¡Qué tonta, dios mío!
-¿Pero que pasa? –Ashley parecía perdida y entonces lo entendí-. Me he perdido…
-No era Ashley a la que mimaba tanto… -Gabriela cerró los ojos-. Era como una tapadera, para que nadie se fijara, ¿cierto?
-Sí… no sabía cómo explicároslo y pensaba hacerlo la noche del concierto… pero cuando estabas así no pude decirlo. Le dije que mirase a otra, que si se fijaba tanto en mí durante los ensayos iba a ser algo muy cantoso… pero no esperaba esto.
-No se va con otro grupo, ¿verdad?
-Sí… se va pero no con un grupo. Con una cantante de dieciocho años recién cumplidos… a la cual se estaba tirando a la vez que a mí. Debí haberlo imaginado… él lo ha dicho… “El negocio es así”… renovarse o morir… y ya que renuevas, ficha a una más joven y hazle tú mismo el rodaje…
-Vamos… -La abrazamos-. Tranquila… no es el indicado…
-Pensaba que sí… era mayor, centrado… estaba empezando a creer de nuevo en eso del amor… por eso me di cuenta de que me había equivocado contigo. Quizá simplemente no sea para mí…
-No reniegues del amor… no quieras ser una dama de hierro.
-Hasta el hierro al calor se derrite… -Ashley sonrió-. Creo que deberías entrar, tengo dos canciones preparadas para hoy… pero creo que puedo cambiar una por otra que os gustará más… ¿Me ayudáis?

Entramos y reunimos al grupo, excluyendo a La Fontaine. La canción era fácil, grabamos la base en el piano y simplemente era soltarla y dejarla sonar mientras Gabriela y yo le hacíamos los coros.
Cuando el concierto oficial terminó, hicimos la reverencia oportuna y Carl, el pianista, dejó salir la base.  


Aplaudimos y después Ashley me tomó de la mano, se acercó a mi oído y me dijo que la había escogido para mí especialmente. Me senté en el taburete a su lado y ella hizo una señal a la orquesta, soltaron de nuevo una suave base y ella empezó a cantar.

I got you