Capítulo LIII: Coma azucarílico.

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Bueno, pues éste sí es... :S:S:S
No me matéis jajajajajajaja
Va dedicado especialmente a Ainhoa, la que patentó lo del coma azucarílico... jajajajajajaja te pagaré derechos de autor, no te preocupes...
Espero que os guste...

Silvia



-¡No te olvides del bikini! ¡Las playas del Lido son de lo mejor!
-Oído cocina… -Reí ante el entusiasmo de Ashley-. ¿Y si dejamos los bikinis y los compramos en Paris? Creo que deberíamos llevarnos la maleta vacía…
-¡Es mejor idea! –Vi como Maca volcaba su maleta en el suelo-. Sólo el neceser… y un par de prendas más…
-¿Estás loca? –Ainhoa salió con los ojos abiertos al escuchar el ruido-. Después de pegarte cuatro días haciendo la maleta…
-¡No pasa nada! ¡En París hay de todo! –Cerró su maleta tras meter el neceser y un par de prendas más y tiró la bolsa por las escaleras-. Ya estoy lista…
-¿Pero qué estáis haciendo? –Gabriela se asomó riendo por las escaleras-. Madre mía… creo que van a ser unas vacaciones moviditas…
-No lo sabes bien… -Reí-. Bueno… yo me llevo también lo justo… darme diez minutos…

Cerré la puerta de mi cuarto y me puse a escribir a Claire. Le dije que no iba a poder escribirle en unas semanas… intentaría buscar tiempo, pero no era muy probable que lo tuviera… así que le deseaba un feliz mes de julio.
Me contestó al momento, me dijo que ella también se iba de vacaciones, que los chicos habían planeado un viaje para ella y que estaba encantada, que estaba esperando a Quil y al resto para que la llevaran a no sabía donde… era un viaje sorpresa.
Le contesté que esperaba un informe detallado y que lo pasara muy bien, que esperaba que no les diera por llevarla a algún parque infantil… eran capaces.
Ella me contestó que si hacían eso cogería el primer vuelo a Londres y vendría conmigo… así que crucé los dedos para que tuvieran un plan mejor, ella era capaz de hacerlo y los chicos de seguirla.

Apagué mi ordenador y cogí mi maleta, bajándola y dejándola junto al resto en la puerta. Cenamos a toda prisa y reímos repasando el plano de París. El local donde íbamos a tocar… todo. Al final la traición de La Fontaine nos vino bien. Dejamos la orquesta y nos quedamos con Carl y Frank, pianista y guitarrista. Había sido algo positivo, Frank nos dijo que iba a hacerse cargo de nosotros… y lo había hecho. Nos había conseguido actuaciones en locales de media Europa, era lo bueno de ser el hijo del propietario de un hotel… conocer mucha gente de muchos lugares.
Salimos corriendo, llegábamos tarde. Cogimos el metro y lo dejamos en la estación de Victoria, encontrándonos con los dos chicos angustiados por nuestra tardanza. Empezamos a correr por toda la estación y llegamos al tren por los pelos. Una vez sentados nos relajamos y yo miré por la ventana. Recordé que un día, años atrás, había tenido una imagen de mí en una situación parecida.

Me relajé tanto que creo que me dormí. Cuando llegamos a Paris era noche cerrada, así que fue bastante complicado llegar hasta el hotel. Tuvimos que coger dos taxis… y las vueltas que dieron fueron asombrosas, el taxi en el que iban Carl, Frank y Gabriela tardó quince minutos menos que el nuestro.
El hotel… bueno. Era más o menos decente. Eran apartamentos pequeños, para cinco personas. Nos metimos las cinco juntas y dejamos a los chicos en otra.

Íbamos a pasar una semana entera en París… así que el primer día, jueves, hicimos una visita obligada, fuimos a Disney Land. Eso fue una pequeña bofetada, recuerdos de otro Disney venían a mi cabeza al ver a los enormes peluches acercándose para que nos hiciéramos fotos con ellos. Pero las atracciones fueron geniales.
Empezaba a hacerse de noche cuando volvimos al hotel. Me di una ducha rápida y nos relajamos viendo la tele en francés… llegué a comprender algo, pero sólo algo. Ashley nos traducía y era más cómodo… reímos pensando que si ella se perdía, íbamos a acabar muy mal sin saber casi nada de francés.

Al día siguiente nos recorrimos toda la zona del Moulin Rouge, visitamos el local en el que íbamos a tocar y la verdad, era un poco cochambroso… pero gracias a eso las vacaciones iban a salirnos algo más rentables.

El dueño nos invitó a comer en un restaurante cercano y nos dijo que el mercado de Les Halles era bastante popular… era curioso de ver. Nos dirigimos allí y paseamos por el mercado, pero pronto nos decidimos a visitar Notre Dame.
Antes de que se hiciera tarde regresamos al hotel por nuestros instrumentos. Gabriela se sentía mal por tener que tomar prestada la batería del local… pero cuando llegamos pareció satisfecha con lo que había. Estuvimos ensayando y haciendo pruebas de sonido hasta la hora de la cena.

Después de cenar tocamos, el ambiente del viernes por la noche no era tan bueno como esperábamos, había gente… pero no demasiada. El dueño nos dijo que el sábado era mejor, así que asentimos y lo dejamos correr.

El sábado decidimos visitar el Louvre, también vimos los jardines que lo rodeaban y yo me sentía realmente en otro mundo. Mi boca no se cerró en todo el paseo e incluso se abrió más al visitar “Les Champs Elysées”. Comimos por allí y después visitamos los jardines de Luxemburgo, otra maravilla para mí. Decidimos regresar al local para preparar la actuación de esa noche mientras soportaba las pullas de mis compañeros… al parecer estaban cansados de tanto jardín…

El sábado noche fue verdaderamente bueno. Apenas había gente, pero era como si un aura festiva se hubiera apoderado de todos los presentes, todos bailaban reían y cada vez el local se llenaba más. Fue tan bueno, que incluso repetimos tres canciones más por quedarnos sin repertorio.
El dueño del local nos pagó y nos dio quinientos euros más por haber llenado tanto el local, al parecer habían llenado como otros días, pero la gente había consumido más y había dejado buenas propinas… nos sorprendió su generosidad y lo aceptamos de buen gusto.

El domingo apenas teníamos ganas de nada, pero decidimos que sería buena idea ir al recinto de la Expo de Paris. Decidimos cenar en un restaurante algo mejor de lo que acostumbrábamos debido a la propina extra. El camarero nos invitó a una ronda de copas y nos dijo que venía de parte de la pareja de la mesa ocho… pero cuando miramos ya no estaban allí. Mis amigos lo tomaron como una equivocación, pero eso empezaba a olerme bastante raro. Era algo que me inquietaba bastante, demasiadas coincidencias en dos días… empecé a ponerme nerviosa y les pedí que nos fuéramos.

El lunes amaneció muy nublado, mis amigas dijeron que querían ir de compras y después a la Torre Eiffel. Así que nos pegamos el día recorriendo tiendas carísimas, sin comprar nada y apenas sin tocar nada por miedo a estropear algo…
-Me encanta este vestido… -Dijo Ashley-. Es como… no sé… -Lo miró un poco-. Precioso.
-Rojo, ceñido… con una flor… -Dije riendo-. Y sólo vale diez mil euros… tranquila, te lo regalaré para tu cumpleaños… pero creo que me he dejado la cartera de la calderilla en casa, no compres nada de menos de cincuenta mil…
-Vamos chicas… -Gabriela estiró el cuello-. Vámonos de esta tienda llena de baratijas…

Empezamos a reír y seguimos nuestro recorrido por las tiendas con el mismo plan, e incluso en el restaurante hicimos lo mismo…
-¿Gambas a doscientos euros el kilo? –Ainhoa negó-. Yo creo que serán de baja calidad… al menos deberían costar… ¿Cuatrocientos?
-Quinientos… -Aseguró Maca-. No pidáis nada que baje de quinientos… yo invito.
-Vaya pedazo de tío… -Ashley se quedó embobada y sacudió su cabeza-. Qué ojazos… no había visto unos ojos así en la vida… -Maca miró-. ¡No le mires ahora! Nos ha visto…
-Está acompañado…
-Lo sé… afortunada…
-Es muy guapa… -Dijo Ainhoa-. Como no sé… se marchan… -Cerré los ojos, quería girarme y saber si mis temores eran ciertos-. ¡Vaya culo!
-¡Tía! –Gabriela le tiró la servilleta y empezamos a reír-. Menos mal que estaba lejos y no te ha oído… si no…
-Tampoco me hubiera entendido…

Reímos y me giré, pero ya no estaban. Debería haberme girado antes, ahora iba a estar paranoica durante los dos días que me quedaban…
Las nubes nos dieron tregua por la tarde, así que imaginé que eso me daría algo de paz. Terminamos de ver las tiendas y compramos en algunas más normales para después dirigirnos a la Torre Eiffel. Subimos hasta arriba y el viento era asombroso. Cuando bajamos empezaba a anochecer y decidimos quedarnos para ver la torre iluminada… era algo precioso. Frank y Carl aparecieron y se quejaron, querían su
bir y Ainhoa, Maca y Gabriela los acompañaron de nuevo arriba. Yo me quedé abajo con Ashley, maravillándonos con las luces. Se encendió un cigarro y carraspeó.
-La parejita de antes…
-¿Dónde?
-Por tu izquierda… -Me puse nerviosa pero pronto pasó-. Se acercan…
-Donne une très belle soirée, vous ne pensez pas?
-Oui… -Ashley se quedó algo boquiabierta-. Aussi sont des touristes?
-No… -Me levanté del banco y la abracé. No sabía muy bien qué decirle, pero no podía dejar de sentirme cómoda y él alzó una ceja-. Jasper… Alice…
-¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? –Dijo con voz angelical y muy alegre-. No esperaba encontrarte…
-Claro… -Reí y negué-. Estamos… de vacaciones. ¿Vosotros?
-Pues… ¡Es París! –Rió-. Hemos venido de luna de miel… te perdiste nuestra boda –Dijo algo molesta-. Así que Jasper ha pensado que sería genial traerme de compras a Paris… ya llevamos como… ¿Dos semanas?
-Sí… así es…
-El tiempo pasa volando en París… -Sonrió y torció su cabeza-. Deberíamos tomar café mañana. Creo que debemos ponernos al día… -Algo en su mirada me dio a entender que no era una mera formalidad-. Tengo muchas cosas que contarte…
-Claro… -Vi a mis amigos acercándose-. ¿Ya habéis subido?
-Está cerrado… -Hicieron una mueca-. Volveremos mañana…
-¡Genial! –Alice sonrió y miró a Jasper, se quedó como ida y me miró feliz de nuevo-. Nos veremos aquí a las seis de la tarde… ¿Te parece bien?
-Genial…

Nos fuimos de vuelta al hotel y me preguntaron sobre ella… así que no se me ocurrió otra cosa que decirles que había sido una compañera de instituto… una de esas con las que hablas muy poco pero te alegras de ver. Sería difícil de explicar que era una vampira tía adoptiva de mi mejor amiga, que por cierto también era mitad vampiro… Mejor dejarlo así…

Cuando llegué a la Torre Eiffel al día siguiente ella ya estaba allí bajo un paraguas de color marrón. Sola. Me saludó y me acerqué corriendo a ella, no me apetecía mojarme más. Mis amigos dijeron que me esperarían allí a las siete… una hora era más que suficiente.
Nos sentamos en uno de las lujosas cafeterías de alrededor y ella torció el gesto cuando me senté… no me gustaba esa mirada.
-No te ofendas… pero prefiero este lugar… es más privado que las terrazas abarrotadas de turistas… -Sonrió amablemente y me ofreció la carta-. Pide lo que quieras, no te preocupes.
-¿Desde qué día estáis siguiéndome? –Ella hizo una mueca-. Hay cosas que no pasan por casualidad nunca… y que te pasen tres de esas en dos días…
-Te vimos el día que paseabas por el Jardín de Luxemburgo. Es mi lugar favorito después de ir de tiendas… así que… no pude evitar seguirte. Siento decirte que sin poder evitarlo, a veces veo algunas de tus decisiones… pero no sabía que ibas a estar en París. Aquella mañana tuve una visión, sabía que estarías allí… y tuve curiosidad…
-¿Y lo del local?
-Eso… eso fue Jasper. Fuimos a verte y él decidió que os iría bien algo más de vidilla… no lo hizo con mala intención… lamento si te molestó.
-Mis amigos se fueron contentos…
-Pareces feliz con ellos…

Asentí y el camarero nos tomó nota. Permanecimos en silencio hasta que volvió con mi café con leche, Alice pagó y me sonrió.
-Sé que no tienes planes inmediatos de regresar a Seattle… pero te veo allí. Te veo sola –Asentí entendiendo sus palabras-. Y para ser sincera… preferiría que no fuera así.
-Alice…
-No me refiero a Seth. No he venido a hablar de eso. Pero tu marcha no sólo le afecta a él o a Claire… Nessie lleva un año bastante deprimida. Jake hace todo lo posible… ya sabes. Pero te echa de menos. No tiene con quien compartir muchas cosas… siempre que me llama me dice que te echa de menos y me pregunta qué veo sobre ti… -Me alarmé-. Tranquila… nunca le cuento nada.
-Yo… es difícil Alice. No soy como vosotros… no soy buena con las mentiras. Creo que mis amigos en cierta manera saben que les he mentido, no vistes como una antigua compañera mía de clase… no se me da bien ocultar cosas.
-Lo sé… -Asintió-. Pero a la gente tampoco le importa demasiado. Sólo quieren saber lo justo y necesario, no hace falta que expliques demasiadas cosas… -Sonrió-. Si lo haces, se nota que estás mintiendo o que te importa demasiado –La miré extrañada y sonrió-. Recuérdalo…
-¿Es una advertencia?
-Un consejo… y acompañando al consejo, viene la petición. Cuídate mucho, veo que has hecho alguna locura y se te van a presentar oportunidades pronto… sé lista en tus elecciones. Te veo confusa… por lo que espero que hagas lo correcto.
-Me dices eso, pero no piensas decirme nada más… ¿cierto? –Ella sonrió-. Genial…
-No debo quitarle la emoción a la cosas… -Se encogió de hombros-. Si contara todo lo que veo… sería muy aburrido.
-Ya… pero hay quien tiene ventaja… -Ella hizo una mueca y no pudo evitar reír-. ¿Ella está bien? ¿Sabe que yo…?
-No, no sabe que estamos ahora juntas. Pero lo sabrá. Vendrá a verme la semana que viene a Volterra con sus padres y Jacob. Será difícil ocultárselo a ambos… pero si te sirve de algo lo intentaré.
-Por favor… -Sonreí y bebí del café-. ¿Puedo preguntarte algo? –Asintió-. Si… -Suspiré-. Dices que me ves volviendo a Seattle… pero ahora no veo razón para volver, siendo sincera.
-Lo sabrás cuando llegue el momento… -Sonrió-. Pero no tardarás mucho a saber la razón de tu vuelta… no sé seguro la razón, pero por lo que he visto, puedo imaginar qué te hará volver…
-Y… -Alzó una ceja y se quedó callada-. Me voy a quedar como estoy… ¿cierto?
-No le quieras quitar emoción, quizá al final pasa algo que cambie tu destino y no vuelves… todo es muy relativo…
-Alice… dame un porcentaje…
-Si tuviera que apostar… creo que las probabilidades serían de un 70%... pero quizá pase algo este tiempo que te retenga aquí… ya sabes que mis visiones no son totalmente fiables. Tienen muchas lagunas…
-Ya… -Suspiré-. ¿Vais a volver a Volterra pronto? –Asintió-. Y ella no tardará a llegar cuando tú estés de regreso… -Negó y yo suspiré-. Sé que… esto es raro, ¿sabes? Me fui huyendo de vosotros y en la otra punta del mundo os encuentro…
-Es la magia de París…
-Ya… -Bebí de mi café y la miré de nuevo-. Echo de menos cosas como esta… las rarezas de vuestra familia… de Nessie…
-No sólo nuestra familia tiene rarezas…
-¡Ah! –Reí-. Eso es un golpe bajo, pero me lo merezco… -Ella rió de esa manera que te alegraba el alma-. Echo de menos eso… pero en cierto modo… siento que ya no es necesaria mi presencia en vuestras vidas. A todo el mundo le gusta sentirse imprescindible… pero para mí, en parte, ha sido un consuelo que no sea así.
-Que algo sea prescindible, no quiere decir que no sea querido… -Sonrió y se quedó algo ida, sus ojos se entrecerraron y me miró con una mueca-. Debo irme.
-Yo… -Suspiré-. Dile a Nessie que… no sé. Mejor no le digas nada… intenta que no sepa que hemos estado juntas, ¿vale?
-Yo… -Mordió su labio-. Lo intentaré, pero… creo que el rojo te irá bien… -Alcé una ceja y sonrió-. Buena suerte…
-Ya… ¿Tendré que adivinarlo? –Me levanté con ella y salimos de la cafetería-. Al principio creía que no diría esto… pero…
-Lo sé… -Sonrió y me abrazó-. Yo también me alegro de verte.

Me giré y mis amigos me esperaban, me alejé mirándola, realmente era toda una dama, pequeñita, pero preciosa… elegante en cada movimiento, refinada…

Nuestro viaje seguía, nuestro siguiente destino era Berlín. Lo recorrimos durante cinco días, aunque apenas pudimos hacer turismo porque estuvimos tocando todas las noches.
El último día acabamos el concierto y empezamos a beber para celebrar que habíamos ganado cuatro mil euros en sólo cinco días… acabamos en un local de tatuajes, pero esta vez dejé que fueran los chicos los que se tatuaran… estuvimos esperando y algo me contagió.

Empezamos a mirar los pendientes, vi uno de un delfín para la nariz, no pude resistirme y me taladré la nariz. Mis amigas reían al ver cómo me quejaba, incluso el chico que me lo estaba haciendo se reía. Le dije que quería otro más y él me miró preocupado por mi cordura.
-Uno de estos… -Señalé el pendiente en el cartílago de la oreja que colgaba y se unía al pendiente del lóbulo-. Me gusta…
-Ya sólo te faltarían unas rastas… -Gabriela empezó a reír-. Si Tara te viera… estaría emocionada con verte así…
-Creo que diría que estoy loca, que le gusta que esté dejando mi lado remilgado… -Ella asintió-. Llámala… quizá sigan en Seattle… -Le di mi móvil-. Dile que no puedo hablar…
-¿Tara? –Empezó a reír-. Sí… ¿tan tarde? Bueno… sólo llamaba para ver qué vida lleváis… -Gabriela abrió los ojos-. ¿En serio? ¿Y no vais a venir a vernos? –La miré raro-. Ya… ¿En serio? –Ella parecía sorprendida-. Vale, pues ahora le llamo… nosotras vamos a llegar allí mañana por la mañana… así que sería genial verle… Pues… no sé, estaremos en el Lido, me imagino… ¡Vale! ¡Jo, que alegría me das…! Ya os podíais pasar por Londres… un par de días al menos… -Hizo una mueca-. Ya… bueno, te dejo dormir… un besito…
-¿Qué pasa?
-Voy a llamar a Aaron… Tara me ha dicho que ha ido a Venecia con Mark y dos chicas más… -Se encogió de hombros-. No sé, si están allí…
-¡Genial! ¡Ah! –El hombre empezó a reír como mis amigas, había aprovechado mi momento de distracción para taladrar mi oreja-. Esto se avisa…
-Ya está… tendrás que darte una pomada especial, para que no se infecten… -Asentí-. ¿No quieres otro más?
-No, no… creo que por hoy ya es suficiente…

Empezaron a reír y nos asomamos a ver cómo iban los chicos. Era nuestro último día en Berlín y la verdad es que lo estropeamos… no era buena idea hacerse tatuajes en un viaje, menos en el gemelo…
Pasamos el día en el apartamento, llamamos a Aaron y nos dijo que había alquilado con Mark un apartamento en el centro de Venecia, que estaban con Sandy y Lucy. Me quedé algo sorprendida pero en parte me alegraba, iba a ser raro verlos fuera de Seattle… pero eso no quería decir que fuera a ser nada malo. Gabriela parecía tan emocionada como yo… Aaron y ella siempre habían estado muy unidos con Tara… habían vivido mucho tiempo juntos.

El viaje hasta Treviso se hizo largo… muy largo. No podía dormir, cada vez que daba una cabezada el pendiente se me enganchaba con el pelo… un fastidio. Paramos en Lido y fuimos al hotel, habíamos pedido tres habitaciones… así que decidimos dormir toda la mañana y dejar la tarde para ir a la playa a bañarnos.

Ashley nos despertó alborotada, tenía ansias por ir a la playa, cogimos los bártulos y fuimos a bañarnos, era una playa distinta a las que había visto siempre… más soleada y el agua era más cálida.
Decidimos descansar un poco de sol y acercarnos a los puestos que había en el paseo, Ashley se animó a llenarse el pelo de trencitas y al ver que se las recogían hacia atrás… me animé yo también. Tiraban muchísimo… pero cumplían su función, mi pelo no se enredaba con el pendiente y era lo que pretendía…
Esa misma noche cogimos un vaporetto y fuimos a Venecia… desembarcamos en Rialto y allí estaban los dos chicos riendo al vernos. El reencuentro fue genial, estábamos nerviosos y emocionados, hacía mucho tiempo que no les veía… y Gabriela más. Lucy y Sandy estaban muy morenas, nos dijeron que habían estado semanas antes en Ibiza.
-No nos avisaron… si no… -Mark rió-. Aún así iremos en agosto… aunque hemos pensado ir mejor a Menorca, Ibiza dicen que está demasiado llena…
-¿Cómo venís aquí y no nos avisáis?
-Pensábamos que estaríais en Seattle… por eso. ¿Vais a estar en agosto en Londres? –Nos miramos y asentimos-. ¿Porqué no os apuntáis? Será genial ir todos juntos de vacaciones…
-Habíamos pensado en un barco… -Aaron suspiró-. Pero salía muy caro para tres personas. Si alquilamos un barco es mejor que una casa, además podríamos ir a Ibiza de fiesta… había encontrado el barco perfecto, pero para que salga bien tendríamos que ir… media docena mínimo.
-Pues… -Gabriela sonrió-. ¿Qué semana de agosto? Igual llenamos el barco…
-La segunda semana… o la tercera. La última sería mucho jaleo…
-La tercera es perfecta… -Afirmé-. Maca y Ainhoa estarán de regreso la segunda semana… así que… lo llenaríamos hasta la bandera…
-Suena genial… -Dijo Aaron emocionado-. ¡The Flattery cabalga de nuevo!
-Gracias por dejarme fuera… -Mark le miró mal-. Qué mal amigo…
-Bueno… -Reí-. New Experience cabalga de nuevo…

Nos invitaron a cenar al pisito que tenían alquilado, estaba a un par de calles del puente de Rialto. Se nos hizo tarde y se nos escapó el último vaporetto, por lo que tuvimos que quedarnos a dormir allí. Pasamos muchísimo calor, el piso era pequeño y la verdad es que me sentí algo culpable.
Me levanté temprano y fui en busca de algo para desayunar y no sentirme tan culpable. Mark me dijo que no era necesario… pero que si me empeñaba, había un mercado en el que había unas frutas hermosas cruzando el puente de Rialto. Reí y salí, recordándole que me abriera cuando regresara.

Paseé por las calles hasta que salí de nuevo al puente de Rialto. Estaba lleno de turistas, empecé a cruzarlo y me fijé en las tiendas, en su mayoría joyerías bastante caras. También había puestos de recuerdos a lo largo del puente, sobre todo al principio. Compré fruta y regresé algo más rápido, ya llevaba casi media hora por allí y no me había dado cuenta.
Cuando estábamos desayunando nos avisaron de que el resto de nuestro grupo quería visitar Venecia, así que les indicamos qué vaporetto coger y dónde dejarlo.

Cuando les recogimos parecían asustados, la verdad es que más que autobuses-barco parecían pateras de lo llenos que iban. Empezamos bromeando, y al final se quedaron con el apelativo de patera-bus. Visitamos la plaza de San Marco y cruzamos las cinco corriendo los dos pilares de la mano, nos hicieron una foto y reímos al verla. Las cafeterías estaban relativamente vacías, sus precios escandalosos nos ahuyentaron. Decidimos sacar el bono de patera-bus para tres días, cogimos uno y nos fuimos hasta uno de los mercados más famosos, el que estaba al lado de la Galería de Arte.
Por la tarde visitamos el Lido, volviendo a nuestro hotel, Des Bains, donde íbamos a tocar por dos noches. Cenamos allí y actuamos, nuestros amigos se quedaron para vernos y tomamos algo con ellos antes de que tuvieran que coger el último patera-bus de regreso a su apartamento.

El siguiente día visitamos Murano, los chicos parecían aburrirse así que volvimos a Venecia, quedando con nuestros amigos y recorriendo el canal principal en patera bus, viendo los maravillosos puentes. Comimos con ellos en una pizzería, la pizza era del mismo tamaño que la mesa… impresionante. Nos comimos dos, para luego dar un paseo y probar unas crepes mientras nos maravillábamos del encanto de aquellos pequeños canales con casas tan distintas, cada una bonita a su manera.

Regresamos de nuevo al Lido para la actuación, esta vez nuestros amigos decidieron irse de fiesta por Venecia, por lo que nos sentimos un poco más solos tocando allí.

Amanecimos en nuestro penúltimo día, llamé a Mark y quedamos con ellos en Punta Sabbioni, haríamos un poco de turismo para despedirnos.
Pasamos un día genial, pero l
a despedida… las odiaba. Dijeron que para que fuera una buena despedida teníamos que brindar, convencieron a Gabriela para que fuera con ellos a Venecia… las chicas me animaron a que fuera con ellos, no iban a molestarse porque fuera una noche con amigos a los que hacía tiempo no veía.

El brindis se alargó… volvimos a perder nuestro patera-bus, por lo que se rieron de nosotras. Nos quedamos de nuevo a dormir allí y Gabriela acabó bastante mal, parecía echar de menos realmente a Aaron… por la mañana aún tenía los ojos hinchados del berrinche de la noche anterior. La desperté con cuidado y le dije que iba a ir a dar un paseo, que cuando estuviera preparada me llamara y acudiría a la parada de Rialto.


Paseé por las calles ligeramente más vacías que otros días. Apenas se veían grupos de turistas asiáticos como días atrás… o quizá era yo, que sólo me fijaba en las parejas que paseaban acarameladas por las calles.
Me acerqué al puente de Rialto, el primer puesto que vi era de figuritas de cristal de Murano. Hoy tenía tiempo, así que me entretuve ojeándolas. Sentí algo extraño al ver animalitos de cristal… un lobo. Suspiré y lo dejé donde estaba, la dependienta parecía querer vendérmelo de manera desesperada, pero negué y seguí cruzando el puente. Cuando llegué a lo alto atravesé el arco y me asomé, quedándome en lo alto de la escalinata, justo el centro. Los patera-bus pasaban por allí, como alguna lancha privada y góndolas, la gente señalaba el puente y lo miraban con admiración. Me sentía como si estuviera en la cima del mundo, el sol picaba levemente en mi piel pero no era nada desagradable, todo lo contario.

Me sentí plena de alguna manera extraña, calmada y feliz. Sonreí al aire y suspiré, bajando la escalinata lentamente para llegar al otro lado del canal. Me acerqué a los puestos, llenos de frutas variadas y de colores intensos.
Compré una manzana… de esas rojas como en el cuento de Blancanieves. La miré y reí por el pensamiento, mordiéndola y degustándola con calma. El tendero me miró curioso y sonreí asintiendo y señalando la manzana. Me giré y volví por la escalinata, parando al quinto escalón.

Por alguna extraña razón había sentido temor. Me giré, algo angustiada pero no veía nada, una relativa calma se apoderó de mí aunque sabía que estaría nerviosa si no fuera por…
Me giré y miré. No era posible, el día era demasiado soleado para ellos. Subí corriendo la escalinata mirando para atrás, paré de nuevo en la parte más alta del puente y me giré intentando ver algo. Me asomé al centro y no veía nada, ni un solo destello. Suspiré y miré la manzana… sí, quizá estaba envenenada y me había vuelto paranoica.

Salí de nuevo a la escalinata y tiré la manzana en la papelera… no quería más alucinaciones… bajé despacio y empecé a notar sensaciones extrañas. ¿Me estaba volviendo loca? Miedo, confusión… indecisión. Me giré de nuevo, debería llamar a Gabriela antes de volverme loca. Saqué mi móvil y empecé a bajar deprisa.
-¿Sí?
-Dime que estás ya… tengo que salir de aquí… -Me apresuré y me planté en la entrada de la plataforma-. Estoy en el patera-bus… pone que viene en quince minutos…
-¿Qué te pasa?
-Yo… -Una imagen de mí misma corriendo escaleras abajo… me giré asustada y no veía nada. Me estaba volviendo loca, me estaba dando un ataque de histeria o algo parecido-. No sé… yo… -Me quedé paralizada. Su mirada me traspasó y no sabía si correr en su dirección o huir-. No importa… me había asustado... pero estoy bien.
-¿Seguro?
-Sí... luego te llamo...

Colgué sin apartar la vista, sin pestañear. En cierto modo tenía miedo de que esa imagen desapareciera y en cierto modo quería que lo hiciera. Tragué cuando su figura se acercaba a mí tal y como la recordaba. Ni un solo cambio.
-No… -Parecía tan confusa y miedosa como yo-. Pensé que estabas en París… no sabía si eras tú… -Sonrió-. Me gusta lo que te has hecho… -Acarició mis trencitas y sonrió más-. Si no fuera por tu olor, pensaría que estaba viendo un fantasma… estás realmente pálida…
-¡Nessie! –La abracé y empecé a llorar. Ella reía y yo también, pero mis lágrimas eran más evidentes que las suyas-. ¿Qué…?
-No quería asustarte… me daba miedo que te enfadaras… no sabía que estabas aquí, pero cuando hemos notado tu olor… no sé. Tenía curiosidad por verte… Cuando Alice recordó cómo estabas en París… ¿Te has hecho esto en esta última semana?
-Sí… -Dije riendo y llorando a la vez-. En Berlín… allí me puse los pendientes y el otro día en la playa de Lido… -Señalé mi pelo-. Tu estás… -La miré y mordí mi labio-. Estás tan preciosa como siempre… en serio.
-Gracias… -Tocó mi rostro y entrecerró los ojos levemente-. Tú estás muy distinta… incluso tu aura… es distinta. Bueno… ¿Y qué haces aquí?
-Pues… ya le dije a tu tía… ya sabes, estamos tocando en algunos bares y así nos salen más baratas las vacaciones… -Reí tomando su mano-. Oye… yo…
-Lo sé. No hace falta que digas nada, entiendo en parte que no quisieras verme… -Hice una mueca de disgusto pero ella la borró con una caricia-. Me alegra verte bien.
-Bueno… -Suspiré-. ¿Cuántos se incluyen en el hemos?
-Sólo Jake… -Ella se volvió hacia el puente y en el punto más alto un chico enorme… era él-. Estamos... no sé.
-¿De luna de miel todavía? –Ella asintió riendo-. Se te ve feliz… -Ella le miró y me miró-. Creo que él también estará igual…
-No sabe muy bien si bajar… -Miré de nuevo a aquel chico y tragué. Suspiré y asentí-. Oye si no quieres… él no se ofenderá…
-No… está bien.

Ella se giró y le hizo una seña, seguro que él la había visto. Empezó a bajar las escaleras y Nessie tomó mi mano para ir a su encuentro, él besó su frente cuando se encontraron y ella se aferró a su cintura mientras me miraban, Nessie algo apenada y Jake con una escueta sonrisa.
-Me alegra verte… -Asentí y bajé la mirada. Le miré de nuevo y le abracé sin pensarlo. Añoraba el calor y fue un dolor intenso y un alivio a la vez-. ¡Eh! –Me abrazó y soltó a Nessie, que acarició mis trenzas mientras lloraba-. Como sigas llorando vas a hacerme enfadar… y seguro que no quieres que eso pase, ¿verdad?
-No… -Reí y sequé mis lágrimas-. Es sólo que… no sé. Hacía mucho tiempo que no os veía… y aunque no quiera reconocerlo la mayor parte del tiempo…
-Nosotros también te echamos de menos… -Dijo Nessie con una sonrisa-. Deberías… no sé. Hacerme un resumen de todo lo que te ha pasado… apenas sé de ti, Alice me oculta sus visiones…
-Pues… -Me mostró que Claire tampoco le contaba nada emocionante… Reí-. No sé… no hay nada excesivamente emocionante… he estado estudiando, tocando… vivo con cuatro chicas maravillosas… -Me encogí de hombros-. La de las historias fantásticas siempre has sido tú… Cuéntame…
-No hay mucho que contar… no hemos podido viajar mucho desde… -Se quedó callada y yo hice una mueca al ver que Jake miraba el suelo y me miraba de nuevo-. Han cambiado algunas cosas…
-Seguro que sí… Claire estará ya hecha toda una mujercita… -Una imagen de una preciosa Claire se coló en mi mente. Sonreí al ver algunas imágenes y otras me resultaron confusas-. ¿Quiénes…?
-Creo que eso debe contártelo el jefe… -Nessie le empujó juguetona y me miró-. ¿Tienes tiempo para tomar un helado?
-Pues… -Suspiré-. Claro…

Nos metimos en la primera heladería que vimos, justo en frente de la parada del patera-bus. Pedimos un par de granizados y Nessie fue a recogerlos mientras Jake me miraba curioso.
-Me siento un poco… -Él retiró la mirada y reí-. ¿Tanto he cambiado que me miras de ese modo, como si no fuera yo?
-Siendo sincero… has cambiado bastante. Estás distinta a… -Se quedó algo parado-. Estás distinta a como te recordamos…
-Tu pelo está mucho más largo… -Dijo Nessie sentándose en medio-. Se nota que has perdido algo de peso, además tus gestos son algo distintos, la manera incluso de andar… tus mejillas están más afiladas que antes, como tu barbilla… tus cejas, las llevas distintas… además de los pendientes y de la nueva peca que tienes junto a la oreja… y tus ojos…
-Vale, creo que lo he captado… -Reí con Jake y moví la pajita por el granizado-. Esto me pasa por preguntar… -Suspiré-. Pero hay algo que no has notado… -Le saqué la lengua-. Y no pienso decírtelo… -Me miró cuando empecé a tararear en mi mente, concentrándome en la primera canción que me vino a la cabeza-. ¿Ahora te gusta Lenny Kravitz?
-Eh… -Eso había dolido y ella hizo una mueca-. No sé… es la primera canción que se me ha pasado, no quiero que veas lo que he cambiado… -La miré ceñuda-. Me enfadaré mucho, lo sabes… y soy capaz de no volverte hablar… hasta al menos dentro de otros dos años…
-Eso es un golpe bajo…
-Quien se pica… -Reí y ella bufó-. Oye… ¿Qué ha cambiado tanto para que tengáis que permanecer allí? –Cruzaron las miradas-. Bueno… a parte… ya sabéis.
-¿A parte de que Seth se volviera loco y atacara a Leah? –Le miré paralizada y él se alarmó-. ¡No fue culpa tuya! No quería… son cosas de hermanos. Ya sabes lo impetuosa que es Leah y cómo se le da de bien molestar… así que… se juntaron el hambre y las ganas de comer…
-Él…
-En serio. Fue por culpa de Leah… no te preocupes por eso… -Hizo una mueca-. El caso es que al estar todo bastante más calmado, Sam, Paul, Jared y Embry… cumplieron su año sin entrar en fase y nos quedamos “flojos de personal”. O eso debió de parecerles a los ancestros… porque un chico nuevo entró en fase.
-Sean… -Nessie me mostró una imagen clara de él y su color marrón oscuro-. Le costó bastante… creo que Kyle tardó menos que él en dominarse y entró más tarde…
-¿Kyle?
-Sí… -Nessie me enseñó una imagen de él y su pelaje negro y marrón claro mientras Jake seguía-. Con Seth y Leah alborotados, Collin y Brady trabajando… Quil y yo tuvimos que hacernos cargo prácticamente solos… -Suspiró-. Pero al menos tenemos la zona cubierta… y puedo cuadrar las rondas sin hacer coincidir a los Clearwater…
-¿Ella está enfadada conmigo?
-No es por ti… -Nessie suspiró-. Es complicado… son cosas de familia. Pero por lo demás todo sigue igual, hace poco estuve con los chicos en Monroe… habíamos pensado en ir a Jenner en agosto… Kevin iba a llamarte.
-Iré a Monroe la primera semana de agosto… pero no creo que sea adecuado ir a Jenner, mi familia se enfadará si lo hago…
-¿Sólo estarás una semana? –Asentí y ella miró a Jake-. ¿La primera?
-Eso creo… aunque todo depende de los planes que haga con las chicas, queríamos hacer otro viaje antes de empezar el nuevo curso…
-¿Vas a estudiar este año?
-No lo sé… realmente no tengo claro qué haré… supongo que también tendré que buscarme algo para trabajar… pero no sé… no quiero planear nada…
-Sí que has cambiado… -Nessie rió-. ¿Tú y no planear?
-Sí… -Asentí riendo-. Lo sé, todo es más complicado ahora, no tengo tiempo ni de planear así que… -Suspiré-. Me siento extraña haciendo locuras que nunca había pensado… ¿Sabes? Jamás pensé que dejaría a mi pelo crecer tanto… ni que taladraría mi cuerpo…
-¿Cómo lo soportas? –Nessie me miró de un modo extraño y Jake mordió sus labios-. ¿No te duele? ¿No nos echas de menos? ¿No le añoras? Yo me volvía loca si estaba más de un mes lejos de él… y tú llevas fuera dos años…
-Nessie… -Jake hizo una mueca y me miró-. Creo que deberíais ir a dar un paseo mientras yo voy al hotel…
-Yo… -Mi móvil sonó-. Un segundo…

Gabriela me dijo que ellos se iban, quería despedirme de mis amigos y volver con Gabriela, pero por otro lado quería quedarme allí con Nessie… me mostró que me acompañaría y dejaría que Jake se marchara, quería preguntarme demasiadas cosas que sabía que yo no contestaría delante de él.
Quedé con los chicos y Gabriela me miro raro al ver a Nessie, me despedí de mis amigos y cogieron un patera-bus para ir a la estación de tren, Gabriela me miró y me dijo con una mirada prudente que me esperarían en el Lido.
Me quedé a solas con Nessie y nos sentamos en las escaleras del puente de Rialto, al lado de una pequeña fuente y alejadas prudencialmente de los turistas. Me fijé en su piel, tenía un brillo especial, como si se hubiera untado en aceite solar… ella sonrió y giró su brazo levemente para que me recreara en su brillo, lo acaricié y sonreí.
-Eres muy rara…
-¿Yo soy la rara? –Alzó una ceja-. No has contestado a mi pregunta…
-Preguntas… -Sonreí-. Han sido unas cuantas… -Ella hizo una mueca al ver que cambiaba de tema-. ¿Si te contesto de manera sincera, lo harás tú?
-Claro…
-Lo llevo como puedo. La distancia ayuda, el salir de casa y poder pasear por sitios en los que jamás he estado con él… aunque cuando paseo por Paddington siempre recuerdo aquel viaje contigo… así que evito esa zona…
-¿Pero…?
-¿Él ahora es feliz? –Hizo una mueca-. Ya me entiendes…
-Sobrevive… ahora acaban de volver de Hawai, se habían ido allí con Rebeca. Quería enseñarle a Embry como vivía antes, su casa de divorciada y todo eso… -Rió-. Claire estaba emocionada cuando fuimos a recogerla… besó a Quil como veinte veces seguidas y abrazó a Seth saltando… -La miré raro-. Tienes una pequeña amiga que hace un gran trabajo cuidando de Seth…
-¿Pero…? –Ella alzó sus cejas y sonrió, tenía que darle algo a cambio-. No dejo de soñar con él… no hay una noche que no lo haga, me despierto cada mañana de la misma manera… y rezo cada noche para que cuando me duerma no sueñe con él, aunque no sirve de nada.
-A él le pasa lo mismo. Jake viene bastante deprimido cuando hace ronda con él, tiene muchos pensamientos, pero tu imagen está como un ruido de fondo en su mente, su desesperación es realmente contagiosa… aunque ahora la domina un poco más…
-No sé cómo preguntarte…
-Sí. Kira se la dio… y la lee cada día... –Asentí y ella suspiró-. ¿Nos echas de menos?
-Cada día… -Asintió-. Oye… sé que no tengo derecho a preguntarlo pero…
-Ella está cada día llamándole. Va a verle, incluso a veces consigue que se quede con ella en Port Ángeles… pero no creo que la cosa cuaje –Asentí frustrada-. Quieres que pase… no puedo creerlo.
-En parte… no quiero. Pero… sí. Es algo…
-Te entiendo… -Asintió con una sonrisa-. Si te soy sincera yo también pensé en ella como una alternativa para Jake cuando era más cría…
-¿Me estás llamando cría? –Reímos y ella negó-. Es una chica estupenda, creo que él debería haberse imprimado con ella… no conmigo. No… -Suspiré-. No veo que tengamos cosas en común… no sé. Es genial estar con él… pero…
-Tenéis algo en común… -Sonrió-. Me tenéis a mí… tenéis a Maila –Rió y yo con ella-. Me preguntó algo que no terminé de entender al respecto… quería saber qué me habías contado, que parecías mosqueada cuando la compró hasta que te dijo que yo no le había dicho nada.
-Es que… cuando te conté lo del cachorro… y él justo escogió ese cachorro y además ese nombre… es como…
-¿Nombre? No recuerdo que me dijeras ningún nombre…
-¿No? –Ella sonrió y negó-. Tenía dos pensados…
-Pues no los mencionaste… -Sonrió y algo vibró en mi bolsillo, aunque no me moví-. Creo que te llaman a ti…

Rió y yo salí de mis recuerdos para coger el teléfono. Aaron me llamaba, no podían volver hasta mañana, habían cancelado su vuelo por un problema climático y lo habían retrasado a mañana. Me alegré en parte y dijeron que venían de nuevo, que habían hablado ya con Gabriela y ella les había conseguido una habitación en nuestro hotel para esa noche…
-Habíamos pensado en… bueno, hay un karaoke… quizá esta noche…
-¿En serio?
-Sí… a mí me apetece muchísimo… me apetece rememorar viejos tiempos… ¿Contamos contigo, o vas a quedarte con tu vieja amiga?
-Pues… -Miré a Nessie y me mostró que quería verme actuar-. Creo que se apuntan al plan… voy a coger un patera bus ahora mismo para preparar todo…
-Genial… te veo en un par de horas, nosotros estamos saliendo ahora de Treviso…
-Perfecto… -Colgué y Nessie me miró sonriente-. ¿Qué?
-¿Se apuntan?
-Bueno… pensé que querrías ir con él… -Me encogí de hombros y suspiré-. Si a él no le apetece y no quieres…
-Estaremos allí. No te preocupes… pero creo que sería mejor si tú misma se lo dijeras… si se lo digo yo va a pensar que tú no quieres realmente que vaya… que sólo lo has dicho por no quedar mal y me dirá que no quiere forzar las cosas…
-Vale… -Suspiré y me levanté-. Vamos a buscarlo…

Debí habérmelo imaginado. Paseamos hasta la plaza de San Marco y pasamos las dos por las columnas, aunque fue una jugarreta cuando me mostró una imagen de Seth al pasar
. La miré mal y se disculpó, pero no sonó muy sincera que digamos… seguimos paseando y mi boca se cayó al suelo.
Hotel Danieli… todo lujo. La entrada, los ascensores… pero cuando llegué a la habitación… Nessie abrió y Jake rió al ver mi cara.
-Esto es… -Suspiré e intenté pensar algún calificativo-. Esto es…
-Demasiado… -Bufó Jake-. Regalo de mi suegro… le odio…
-No le odias… -Nessie negó y le abrazó tumbándolo en la cama-. Te encanta esta habitación… así que no reniegues de mi familia… ¿quieres?
-Bueno… -Carraspeé y Nessie rió sentándose a un lado mientras Jake parecía algo incómodo-. Creo que –Señalé la puerta-. Conozco el camino hasta la parada… pero quería invitarte personalmente. Mis amigos al final no han podido coger el vuelo, se lo han cambiado a mañana... así que hemos quedado para improvisar algo en el karaoke del hotel… no será gran cosa… pero…
-Sería genial… -Jake sonrió levemente-. Aunque no esperes que yo cante…
-No… -Nessie rió-. No queremos que lluvias torrenciales estropeen mis vacaciones…
-¿Tus? –Jake alzó una ceja-. Pensaba que eran nuestras…
-Yo… -Suspiré-. Creo que esto va a producirme un coma azucarílico… -Me miraron raro-. Como sea… que me voy ya para allí... os veo esta noche, ¿vale?

Asintieron y me marché antes de ver cómo se acaramelaban más. Sonreí cuando entré al lujoso ascensor pero su imagen se coló en mi mente… ella me lo había mostrado con esa enorme sonrisa que me dedicaba siempre que iba a besarme…
Cuando salí del hotel no quedaba rastro de mi sonrisa, sólo un dolor intenso en mi pecho que me llevó a echar a correr hacia la parada para evitar la histeria.