Capítulo LXL: Su sonrisa. Seth POV.

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Hola chicas!!!! Bueno... antes de que leáis el capítulo... quizá no es lo que esperábais, ni si quiera es lo que yo esperaba, pero como estáis tan ansiosas... lo subo. Seguramente habría hecho cientos de cambios y ninguno me hubiera gustado... porque lo que empezó como un proyecto de unas 90 páginas a terminado siendo uno de 90... capítulos. Así que bueno, digamos que han sido casi... dos años. Casi dos años escribiendo esto... y todo este tiempo, incluso antes, con CE... ha sido un tiempo con vosotras. Un tiempo en el que he intentado evadirme de mis cosas... un tiempo que he dedicado a escribir para que vosotras pudierais disfrutarlo... así que gracias por el apoyo. Sin vosotr@s leyendo... esto no hubiera sido posible. Ainhoa, Gibu, MMT, Lari, Maca... ¿Qué puedo decir? Nada más que un enorme GRACIAS que se queda corto. Un enorme GRACIAS a aquellos que lo han leído y no han comentado, un enorme GRACIAS a esos anónimos que me dejan sus comentarios... y un enorme GRACIAS por vuestro tiempo y cariño.


No sé cuando volveré a subir algo... pero estaré pendiente de esto para tener noticias de vosotr@s ... y lo que sí os puedo decir que tengo muchos proyectos en la cabeza y que espero pronto estén listos para ser mostrados. Así que elevo una petición para que nos os olvidéis de mí, para que no os olvidéis de la ilusión que me habéis producido todo este tiempo... y que, por favor, sigáis comentando porque sois una de las mejores cosas que tengo... y sé que suena a locura, pero es así... os siento cerca cada vez que comentáis... y me encanta. Así que bueno... me despido con el último capítulo de Inconfundible... y con mis mejores deseos para vosotras. Espero que, ya que pronto empieza Navidad... paséis buenos días rodeados de gente que os quiera... y a ver si este año nos traen un lobito, ¿eh, chicas? Me pasaré por aquí para felicitaros el Nuevo Año... y espero que el 2012 venga lleno de proyectos y cosas maravillosas para tod@s... OS QUIERO!!!


PD: Al final del capítulo hay una canción que hace poco subtitulé yo... el video está hecho con mucho cariño y espero que os guste... es una canción que me encanta y que bueno... me gustaría dedicársela a mi propio Seth... especialmente la última parte de la canción... jejeje

Espero que os guste...


Silvy ^^

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Me dolía la cabeza. Podía notar como el hueso de mi cráneo se iba fusionando y mi pecho emitía un gruñido feroz. Alcé la mirada y Jake sólo torció el hocico, me envaré y me lancé sobre él. Lo derribé y seguí corriendo incesante, no podía parar de correr. Aquel tufo a vampiro me hizo gruñir como nunca antes, me enfrenté a Edward y lo empotré contra un árbol. Salí de fase y corrí dentro de la casa para verles. Nessie estaba parada, mirándome en shock.
-¿Dónde está?
-Lo siento…
-¿Dónde está? –Casi gruñí-. ¿Dónde está ella y esos chupasangres?

Un ruido en el segundo piso me alertó. Subí las escaleras envarado, no podía pensar en otra cosa que no fuera ella. Ella. Yacía en el suelo, su color pálido, un rostro más aniñado… los malditos chupasangres me miraron asustados, pero sólo podía mirarla a ella. Tumbada en el suelo. Inmóvil.
Acaricié su pelo gruñendo, los malditos chupasangres iban tomando distancia de mí. Acaricié su cuello, jamás lo había notado tan frío. La abracé, su cuerpo seguía inmóvil… noté rápidos movimientos a mi alrededor, habían empezado a correr. No iban a tener planeta suficiente para hacerlo. Iban a morir.

Gruñí y la cogí en mis brazos. La saqué de aquella casa que olía a ellos, corrí con ella hasta dejarla en un lugar seguro, nuestra cama. Acaricié su rostro, su pelo y noté una lágrima cayendo por mi mejilla. El dolor y la rabia me cegaron, corrí abatiendo a todos los lobos que intentaron frenarme, ya todo me daba igual. Sólo quería correr para capturarlos, para arrancarles los miembros y quemarlos. Iba a aniquilarlos. Aunque en ello me fuera la vida. Entonces un intenso aroma parecido al de ellos me invadió. No era conocido, pero tampoco desconocido. Era ella. Ella.

Ella con su cuerpo inmaculado, con un tono de piel mucho más claro, brillante, reluciente… hipnotizante. No podía creerlo.
-No… no puedes ser tú. No… -Gruñí-. ¡No!
-¿Por qué no?
-¡No! –Grité y ella me miró asustada sentándose en la cama. Respiré y tragué ante su mirada, blanca como la cal y con los ojos como platos-. Lo siento…
-Bueno… vale –Medio sonrió-. No me pondré tu camisa, no importa…

Me quedé allí como un verdadero gilipollas. Dichosas pesadillas. Caí sobre la cama e intenté calmar mi respiración y los ligeros temblores. Puse una mano en mi pecho, estaba ardiendo y mi corazón latía desbocado. Suspiré y me levanté, cogí la camisa que ella había dejado en mi cama y crucé el pasillo, se la tendí intentando sonreír.
-Yo… -Me miró con tal sonrisa que no pude más que balbucear-. Lo siento.
-No importa, me pondré otra cosa…
-No quería gritarte, de hecho… ya sabes que puedes coger lo que quieras, no me importa y no es necesario que me lo preguntes.
-Lo sé… -Se encogió de hombros y sonrió abrochando el último botón de su blusa. Me miró algo preocupada-. ¿Otra vez pesadillas?
-Estoy bien…
-No te he preguntado eso… -Alzó una ceja y suspiró-. Bueno, si no quieres hablar de ello… -Se encogió de hombros-. Iré a sacar a Maila, así puedes darte una ducha y quizá te dará tiempo a desayunar conmigo antes de irte a trabajar…
-Vale…

No dije nada más. Aún podía sentir en mi pecho la presión, los coletazos de esa pesadilla que se repetía constantemente cuando dormía alejado de ella. Cada vez que ella se marchaba, mi pesadilla personal acechaba y me despertaba… pero jamás le había gruñido. Me odiaba a mí mismo por haberlo hecho. Controlé mi fuerza al notar que el metal de la puerta se amoldaba a mis dedos como si fueran mantequilla. Una ducha. Eso quizá lo arreglaría.

Bajé a desayunar realmente molesto, arrugué la nariz al ver que ella aún no había vuelto. Iría a su encuentro, debía disculparme. Ella me esperaba en el porche, me quedé pasmado y no supe que decir de nuevo, ella me miró de modo pícaro.
-Has tardado mucho… -Asentí como un tonto y ella sonrió tendiéndome la mano. Me costó algo de esfuerzo pero no podía rechazarla, la cogí con mucha concentración-. Parece que… tengas algo metido por el trasero, ¿sabes?
-¿Qué? –Me reí con ella y me relajé, era el efecto que su risa causaba en mí, pero pronto cerré los ojos y negué-. Lo siento, no debí haberte gruñido.
-Estabas dormido… -Rodó los ojos-. Siento no haberte despertado antes, pero… para un día que no tenías que irte antes que yo, pensé que dormir un poco más te sentaría bien… -Alzó una ceja-. Porque hoy es mi último día de clase…
-Lo sé… -Sonreí-. Y estás realmente guapa, por cierto.
-Lo sé… estaría mejor con tu camisa, pero…
-No, en eso te equivocas… -La acerqué a mí y sonreí-. Estarías mejor sin nada…
-¿Tú crees? –Asentí y ella rió-. Entonces… -Jugueteó con su dedo en mi pecho-. ¿Debería ir desnuda a clase? Con todos esos chicos…
-No… -Me perdí en los recuerdos de horas anteriores. Medio gruñí-. Clase no. Casa. Tú. Yo.
-Ya… -Rió, se había dado cuenta de lo obvio, como yo-. Creo que deberíamos entrar a desayunar… tus neuronas están empezando a fallar.
-¿Cama? –Rió y negó-. ¿Cocina?
-Sí, pero para desayunar… -Intenté adecentarme y ella alzó una ceja-. ¿No?
-No.

Fue todo. Un segundo después estaba arrojando su camisa al suelo y besando su boca como si me fuera la vida en ello. Me iba la vida en ello. Ella era mi vida. Estaba claro.
-Clearwater… -Dijo cuando la acunaba sobre mi pecho-. Voy a llegar tarde al cole… -Me miró algo pícara-. ¿Vas a hacer que me retrase también el último día?
-No hay que perder las buenas costumbres… -Dije mientras reíamos y la besaba-. Por cinco minutos… no te vas a perder mucho.
-Me gusta la idea… -Me abrazó más fuertes-. Tampoco por diez…
-Por diez sí… cinco minutos es aceptable. Diez… es pasarse.
-Entonces… me debería ir ya.
-No… -Negó y la besé con cuidado-. Tenemos que desayunar algo…
-Entonces no llegaré, conduzco como una abuelita, ¿sabes?
-Lo sé… pero no vas a conducir tú… -Le tendí un trozo de bizcocho y lo mordió, mordí el otro extremo y sonreímos-. Te llevo yo.
-Llegarás tarde a trabajar…
-Sobreviviré a eso… -La besé despacio-. Pero no sin esto…

Sonrió y seguimos desayunando, ella sentada en la encimera conmigo entre sus piernas. Ya empezaba a ser una costumbre… y eso me encantaba. Conduje algo rápido, pero en el semáforo de siempre pude notar una mirada altamente lasciva. La correspondí ojeando su falda.
-Me gusta que lleves falda.
-Lo sé… -Alzó la ceja-. Y cuando me baje del coche, te gustará mucho más…

Gruñí y arranqué. Me salté el semáforo, tenía que dejarla ya o íbamos a llegar realmente tarde. Ella rió al ver mi reacción, así que me relajé un poco, mucho más cuando frené en la puerta del instituto. Todos estaban entrando o a punto de entrar, ella me miró y le di un beso suave. Por supuesto y como empezaba a ser costumbre, ella aferró mi pelo y me dio un beso frenético hasta que medio gruñí. Ya no me importaba que lo hiciera, pero esta vez no paró ahí, se acercó a mí mucho más y mordió mi labio de una manera realmente sensual. Ya no había sangre en mi cerebro. Ella sonrió y bajó del coche haciendo que su falda se balanceara de un lado a otro, medio gruñí e intenté serenarme antes de llegar al taller. Todo eso se fue al cuerno cuando bajé del coche. Tuve que meterme de nuevo y golpearme contra el volante.

La odiaba. La odiaba por tanto desearla y por provocarme tan descaradamente. Miré aquella prenda que había caído de mi bolsillo al salir… estaba completamente chalada. Y me volvía a mí un completo gilipollas, ahora no iba a poder pensar en otra cosa en todo el día. Suspiré y escondí su ropa interior bajo mi asiento, salí casi arrastrándome, no quería trabajar. Sólo quería volver al coche, ir hasta el colegio y sacarla arrastras mientras la besaba. Ni eso. Iría corriendo si hiciera falta.

¡Demonios! Debía controlarme. Sacudí mi cabeza mientras saludaba a mis hermanos. Se avecinaba un día largo. Ellos fueron a decirme algo sobre mi impuntualidad, pero vieron algo en mi cara que les dejó claro que no era el momento más apropiado. Suspiré y me cambié para mirar después el panel de tareas, un escalofrío me recorrió al ver el primer coche que tenía que revisar. Un Ford Kuga. Jake hizo una mueca y suspiró a mi lado.
-Si quieres puedo cambiártelo…
-No… -Negué y tragué-. Puedo con ello.

Él entendía bien mi cambio de humor. Cuando me dirigí hacia aquel coche un destello de mi mismo chafando uno idéntico me noqueó. Suspiré y empecé a arreglarlo, pero mis temblores me hacían imposible el trabajo. Jake puso una mano en mi hombro y miró hacia la puerta. No necesité nada más, salí a la parte trasera del taller ya desnudándome y estallé. Comencé a correr, recordando que no hacía mucho más de medio año la ira me había cegado hasta tal extremo que no reparé en el coche hasta que lo chafé. Tampoco me paré a ver qué le había hecho, tenía algo más importante que hacer.
Recordé el momento exacto en el que abrí los ojos, aturdido por el golpe y notando como mis huesos se iban fusionando. Como la ira me invadió, la manera en la que salté y entré en fase corriendo como un loco, siguiendo aquel tufo a vampiro mezclado con el olor de mis hermanos. Como la presencia de ellos en mi cabeza me pedía que parase, la manera en que los ignoré y seguí corriendo hasta que derrapé a escasos metros. Mis patas se habían parado ante la atronadora voz del alfa. De la misma forma que lo había hecho casi siete meses atrás, frené en ese instante.

Medio reí al verla frente a mí, sus dientes al descubierto. Me quedé quieto y ella saltó sobre mí para correr hacia un ciervo desafortunado. Bufé al verla beber de su yugular con tanta ansia. Seguro que había tenido una noche entretenida. Ella siseó hacia mí por aquel pensamiento y reí. Seguí caminando algo más tranquilo, me pasé por casa antes de regresar al taller, me había entrado hambre.
Su olor invadía toda la casa… y la sensación que eso provocaba en mí era indescriptible. Una amplia sonrisa se dibujó en mi cara al ver la cama aún revuelta. Como un yonqui de su olor, me tiré sobre la cama y respiré lo más profundo que pude. Eso me relajó en cierta manera y me angustió en otra. Necesitaba verla, pero al menos sabía que sólo era cuestión de horas. Trabajar me distraería hasta que tuviera que ir a recogerla.

Jake me señaló con la barbilla el coche que tenía que revisar. Se lo agradecí con una mueca y él medio sonrió, Nessie salía sonriente mordiendo una manzana. Al revisar de nuevo mi tarea me di cuenta de que me había cambiado las tareas, sólo revisiones rutinarias. Seguramente Nessie le habría informado de mis pensamientos, Quil palmeó mi hombro mirando su lista de tareas.
-¿Otra vez has tenido pesadillas, eh?
-Si quieres que te cambie…
-No, me apetece estar más entretenido, odio las revisiones rutinarias… hoy necesito algo más fuerte que eso.
-Último día de clase, ¿eh?
-Sí… -Ambos reímos y suspiramos casi a la vez-. Espero que esta noche no tengas pesadillas… porque yo mañana libro.
-Ya… -Reí con ganas-. ¿Celebraréis su graduación, no?

Se limitó a alzar las cejas y reír. Suspiré dirigiéndome al siguiente coche, casi odiándole por haberme ganado en la rifa de los días libres… pero al menos tendría todo el fin de semana para ella. Ocho revisiones después, respiré aliviado. Cerré el capó del último coche, firmé el informe y lo archivé, Jake rodó los ojos al verme correr para cambiarme, pero no podía culparme.

Entré al coche sin pensarlo, pero su olor invadía el aire de mi coche… y temblé algo desquiciado. Mordí mi labio comenzando a planear mi venganza. Arranqué y estuve pensando durante todo el camino mil y una formas de devolvérsela, pero al verla salir sólo pude temblar mientras la sangre me hervía. Intenté mantener la compostura, su mirada se clavó en mis ojos nada más salir. Caminó altiva hasta mi coche, subió con descaro y me miró alzando una ceja.
-¿Qué tal el día?
-Bien… -Mi cara se desencajó un poco al recordar mi pequeño desliz, ella me miró preocupada y sonreí-. Un poco rutinario…
-¿No ha habido nada especial en tu día?

Su sonrisa pícara me hizo hervir la sangre. Arranqué mientras ella reía, intenté concentrarme mientras conducía. No hablamos en todo el camino, paré el coche y bajé como si nada, la miré de reojo y pude ver su cara, me miraba algo confundida. Sonreí para mí mismo y abrí la puerta, me giré cuando ella traspasaba el umbral y la sujeté, cerré la puerta y la empujé con delicadeza. Su espalda topó con la puerta y mi sonrisa pareció reflejarse en la suya. La miré fijamente y acaricié su muslo subiendo su falda a la vez. Gruñí al notar el calor entre sus piernas, ella cerró los ojos apoyando la cabeza en la puerta. Besé su cuello con una mano entre sus piernas y otra en su cintura, su respiración empezaba a ser agitada, mordí su cuello cuando gimió dulcemente en mi oído. Calmé un poco mi respiración en su cuello y la miré, sonrió mirando mis ojos, la acaricié de nuevo y amortiguó un grito.
-¿Sabes que he estado a punto de volver para hacer esto?
-¿Sabes que he estado toda la mañana esperando verte entrar? –Su mirada me hizo gruñir-. Estaba deseando que aparecieras, no he dejado de fantasear en todo el día contigo… -Gruñí de nuevo, lo había notado nada más tocarla-. No sabes lo mal que lo he pasado…
-No… -Sonreí-. Aún no sabes lo que es pasarlo mal… -La besé con cuidado mientras volvía a acariciarla, gimió en mis labios-. Espero que tengas claro que no vas a dormir hasta que me vaya…
-Estaba deseando oírte decir eso…

Sonrió besándome, desabrochó mi pantalón y la hice mía en ese mismo momento. Después cargué con ella hasta la cama, anochecía cuando noté que necesitaba un respiro. Suspiró en mi pecho y acaricié su espalda y su pelo.
-¿Cansada? –Dije riendo con sorna mientras ella negaba-. Ya, claro…
-Cinco minutos… -Alzó una ceja sonriendo casi dormida-. Y porque sé que lo necesitas…
-No te engañes… -Susurré en su pelo-. Volvería a hacerte mía en este mismo instante, pero no creo que tu corazón lo soporte…
-Ya… -Rió y me miró de una forma increíblemente dulce-. ¿Sabes que es lo que mi corazón apenas puede soportar? –Alcé las cejas y ella sonrió-. Quererte tanto.

No pude más que besarla de la manera más dulce que pude. Sentí cómo mi cuerpo entero se derretía por aquellas palabras, cómo mi cerebro estaba completamente desarmado ante aquella declaración. No había palabras que pudieran expresar todo lo que la amaba. Poco después se quedó dormida, yo comencé a repasar cada segundo que había pasado intentando recordar cómo habíamos acabado tumbados al revés, con la cabeza a los pies de la cama. Ella pateó la almohada rodeándome con sus piernas heladas. Sonreí cogiendo el edredón y cubriéndola como pude. Besé su frente mirándola, no sé cuanto rato estuvieron mis ojos posados en su feliz rostro. La abracé con ganas y fijé mis ojos en el cuadro que había encima del cabecero de la cama.
-¿Vas a volver a repasarlo? –Dijo suspirando-. Lo vas a desgastar…
-No… para algo lo enmarqué… -Sonreí con ella y me abrazó más fuerte-. Duerme un poco más, anda... –Reí con ella-. Cuando tengas ganas, bajaremos a cenar…
-¿Habrá postre?
-¿Acaso lo dudas?

Reí besándola de nuevo y la acaricié hasta que volvió a dormirse. Seguí paseando la yema de mis dedos por su brazo mientras mis ojos recorrían aquellas líneas.



Contrato de asilo en La Casa del Amor…
En el siguiente documento se establecen los términos y condiciones de asilo, las cuales son inmodificables por parte del hospedador. Para su mejor entendimiento se dividen en los servicios esenciales, obligaciones y extras que serán beneficiosos para una
convivencia pacífica entre la huéspeda y el hospedador.


-Servicios esenciales:
1) Cada día obtendrán, sin coste adicional, una pequeña dosis de
amor ofrecido de distintas formas.
2) Régimen de comidas completo.
3) Cama cálida o fría, a escoger.
4) Caricias y besos diarios (Servicio indispensable).
5) Notas a la huéspeda de la casa.


-Obligaciones:
1) No se harán reproches.
2) Deberán ser sinceros el uno con el otro.
3) Cada noche deben despedirse, mínimo con un buenas noches y un tierno beso en la mejilla (no hay máximos establecidos para este punto).
4) Ambos firmantes deben dejarse querer, no son válidas las malas caras ni los desprecios hacia una muestra de cariño, ni tampoco pueden ser rechazados ninguno de los piropos, halagos o zalamerías que se reciban.
5) El pago por hospedaje será indispensable, éste se realizará en base a la satisfacción de la huéspeda.
6) Se deberán reclamar todas las muestras de atención que consideren pertinentes… no hay opción a que los firmantes se sientan insatisfechos en ningún momento del día… o de la noche.


-Extras (se pueden solicitar cualquiera de estos servicios sin coste fijo adicional):
1) Masajes relajantes y spa personalizado.
2) Restaurante y chef personal.
3) Calefactor para noches frías.
4) Burlas y bromas (Este servicio puede ser adquirido sin haberlo solicitado, siendo en este caso recompensado si lo considera necesario).
5) Posibilidad de obtener un acompañante para cualquier ocasión, ya sea para una cena romántica, para un baile, una tarde paseando por la playa, alguien que vele por sus sueños… aunque también pueden solicitarse otros servicios, los firmantes deberán estar dispuestos a hacer el amor si alguno de los dos lo desea… (Servicios disponibles las 24h del día)
6) Las huéspeda puede burlarse del anfitrión, pegarle, morderle, arañarle e incluso apuñalarle sin que éste se queje y siga dispuesto a adorarla a cada minuto del día.

Los abajo firmantes comunican su acuerdo con el presente contrato estampando su firma con el deseo de que se cumplan todos y cada uno de los términos del contrato, especialmente el punto 5 de los extras…
Firmado…
Darlene McBrown.
Seth Clearwater.

Podría recitarlo de memoria. La miré de nuevo y no dejé de hacerlo hasta que abrió los ojos. Su sonrisa fue espectacular, imaginé que como la mía.
-¿Vamos a cenar?
-¿Qué te apetece?
-Algo rápido…

Reí asintiendo y me levanté, ella me abrazó intentando que no me fuera, la besé y la dejé en la cama mientras se estiraba. Abrí la nevera buscando algo para rellenar un par de sándwich, ella bajó poco después con mi camiseta a modo de vestido.
-¿No hay nada mejor? –Me señalé a mi mismo y ella rió negando, se coló entre mis brazos y la abracé mientras ella revisaba la nevera-. Mañana tendré que ir a comprar…
-¿Quieres que vayamos cuando salga de trabajar?
-No… -Dijo mirándome con mala cara-. Hay cosas mejores que tendrás que hacer cuando salgas.

Reí asintiendo, tenía toda la razón. Terminé de preparar la cena mientras ella se sentaba en el sofá. Cuando salí… fruncí mis labios ante su sonrisa, movía sus rodillas de lado a lado, tirada en el sofá y con los pies sobre la mesa. Dejé el plato y me tumbé sobre ella para besarla.
-Vas a hacer que me vuelva loco…
-No te engañes, Clearwater… -Alzó una ceja y sonrió-. Ya te tengo loco…
-Cierto…

Besé su cuello rápidamente y nos acomodamos para cenar. Después decidí ver un rato la tele, parecía demasiado cansada para un nuevo asalto. Se durmió al poco rato, así que me quedé allí acariciando su cara, recordando el momento en el que la vi. Me mecí sin querer en un sueño, un sueño de algo que ya había vivido. Cómo me desperté de aquel golpe en la cabeza, la manera en la que corrí… como un poseso, como un loco… todo por intentar impedir lo que ya habían repetido hasta la saciedad. Mi corazón se encogió al verla tan cercana a Fernando, caí de rodillas y ella me miró… aquellos ojos me traspasaban como siempre, ella intentó sonreírme y llevé una mano a mi pecho para intentar respirar.
-¿Ya no te gusto tanto? –Dijo con una voz más profunda de la habitual-. ¿Tan mal estoy? –Me quedé petrificado y ella suspiró-. ¿Estás bien? Estaba preocupada… -Seguí sin hablar hasta que se arrodilló frente a mí con gesto de súplica-. Dime algo…
-Yo… -Acaricié con algo de miedo su rostro, su piel no tenía la tersura habitual, pero seguía siendo suave… casi reí-. Estoy acojonado.
-¿No te gustan mis arrugas? Si quieres… -Se encogió de hombros-. Sólo llamaremos a Isabel, así nunca estaré arrugada… -Rió y yo suspiré-. ¿Qué?
-Yo… -Bajé mi mano a su pecho, su corazón latía como el mío… sonreí-. Me da igual… -La besé despacio-. Sólo quería saber si estabas bien… nada más. No tendrías que haber hecho esto, tenía que haber sido yo quien…
-Calla… -Dijo silenciándome con sus dedos-. Estoy bien. Todo está bien…

Se levantó y tomó la mano de Isabel, un espasmo enorme recorrió mi espalda, incluso gruñí. Pude ver como una especie de halo resplandeciente la rodeaba, cómo sus arrugas se difuminaban y su gesto se hacía más juvenil. Cómo la piel de sus manos se hacía más tersa, sus dedos parecían alargarse, su cabello se aclaraba ligeramente.

Algo me hacía cosquillas en la nariz, abrí los ojos y ella rió moviendo un poco más el pañuelo, se lo quité y la puse sobre mí para besarla.
-Buenos días… deja de soñar, que tienes que irte a trabajar…
-¿Qué hora es?
-Tarde… Me han llamado Susan y Hanna, seguramente nos vayamos de compras para el baile de mañana… -Asentí y ella rió-. ¿Me estás escuchando? -Miré el reloj e hice una mueca, la miré a ella y alcé una ceja-. Es tarde.
-Seré rápido…

Ella rió y rodó los ojos negando, pero no pareció enfadarse cuando le regalé cientos de besos y el resto de mi ser. Me dijo que pasaría el resto del día con las chicas, eso fulminaba mi plan de atarme a ella durante el resto del día… una verdadera pena. Cuando salí de trabajar la llamé, me dijo que estaba en casa de Emily, le prometí ir a buscarla en menos de media hora… pero la cosa se complicó cuando un chupasangre cruzó la frontera. No nos costó mucho darle caza… pero llegué tarde y ella parecía molesta.
-Llegas tarde…
-Lo sé, lo siento… hemos tenido…
-Lo sé, pero no es excusa, ¿sabes? He tenido que esperarte casi una hora… no está bien hacer esperar a alguien tanto rato sin avisar…
-Lo siento… -Medio reí por su gesto altivo-. ¿Podrás perdonarme de alguna manera?
-Bueno… -Frunció sus labios-. Tendré que pensarlo…

Reímos ligeramente y la llevé a casa. Estaba tan cansado que apenas me di cuenta de cuando se sentó sobre mí casi desnuda. ¿Qué me pasaba? Ni que estuviera muerto… lo intenté pero ella rió negando y tumbándose sobre mí.
-Esta noche toca descansar… ¿no?
-No tiene porqué…
-Sí, tenemos que dormir… -Me miró dulcemente-. Anoche apenas dormiste… has trabajado todo el día y no quiero que mañana vayas a mi baile de fin de curso con ojeras… así que a dormir.
-¿De verdad? –Hice un puchero y ella asintió firmemente-. ¿No me vas a dar ni media horita para que me perdones por llegar tarde?
-Ni eso… y si te pones pesadito, pienso irme al otro cuarto…
-Vale… -Dije con renuencia-. Pero mañana no te escapas…
-Dejaré que me ates a la cama…

Tuve un sueño muy extraño sobre aquello, la idea de atarla hizo que me despertara más cariñoso de lo habitual, pero ella seguía durmiendo, así que me aguanté e intenté volver a dormir.

Domingo… eran las once de la mañana y seguíamos en la cama. Me encantaban los domingos. La miré y ella sonrió, se levantó casi bailando, estaba radiante y eso me encantaba. Me colé en el baño, ver su silueta tras el cristal, el agua cayendo por su piel… me puse malo. Gruñí y ella rió sintiendo ya mis labios en su espalda… había echado tanto de menos las duchas matutinas con ella a mi lado que jamás me cansaría de ellas. El olor de su piel, sus labios rozando los míos con ansia mientras el agua resbalaba entre ellos, no podría aborrecer jamás esa sensación. Pasamos el día riendo, escuchando música mientras ella bailoteaba emocionada por toda la casa. Cuando llegó la hora de cambiarse para el baile… jamás podría sacarme aquella imagen de ella bailando en ropa interior.

Aparqué en el instituto, cientos de adolescentes merodeaban la zona, pero ni juntando todas sus hormonas en uno solo podrían sentir lo que yo sentía al verla a ella con aquel vestido de gasa tan claro. Algunos padres me miraban raro, pero ya no me importaban mucho sus miradas o sus críticas. Disfrutamos de la velada. Pronto comenzó a anochecer, la fiesta siguió hasta bien entrada la noche, pero no acabó allí. La mayoría decidieron ir a la playa para seguir con la fiesta, alguien de último curso estaba solo en casa, así que decidí seguir a la marabunta con los amigos de mi chica.

Al amanecer aún seguíamos allí, la mañana empezaba a avanzar cuando aparecieron Vera, Yeray, los gemelos, Jonás… mi hermana con Ephraim, Josh y Cora. Me acerqué a saludarles, me quedé algo parado al ver cómo Darlene se abrazaba con Josh. El chico pronto quedó prendado de una chica más bien bajita, morena y con rasgos dulces, Darlene parecía disfrutar de verle tontear con ella… yo simplemente me senté en la arena. Mirándola. Disfrutando de aquella vista. Disfrutando de lo que tantas veces había estado a punto de perder, de mi mejor momento con ella. Sin normas. Sin miedos. Sin mentiras. Sin sombras. Sólo de la luz, la luz que ella me daba. La única cosa que necesitaba en mi vida.







Su sonrisa, su mirada… miré a mi alrededor. Ella nos había salvado a todos. Había salvado años de sufrimiento para muchos, quizá ese había sido nuestro propósito, sufrir durante un tiempo para que el resto pudieran seguir siendo felices… y merecía la pena. Ella se había ido una vez, pero trajo a mi vida y a la de mis hermanos aquellas partes que nos faltaban. Maca, Ainhoa, Ashley, Gabriela… y ahora ella. Ella había vuelto a mí, había vuelto a nosotros con grandes posibilidades para todos, para mis hermanos… para mí mismo. La valentía de ir a Volterra, el sufrimiento que me causó sería mil veces recompensado con su infinita presencia, con su casi eterna juventud gracias a aquellos chupasangres que en algún momento odié. No había rencor en mi ser. No podría haberlo jamás mientras su sonrisa me obnubilara de esa manera… esa sería mi imagen preferida para el resto de mi vida. Su sonrisa.