Capítulo LXXIIIb: Anchorage.

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Aquí está el esperado capi, siento realmente el retraso, pero entre cosas personales, estudios, trabajo y que he estado malita... no tenía muchas ganas de escribir, la verdad. Espero que esta semana sea mejor y os pueda poner otro capi :)

Gracias por todo!!!
Silvy ^^



Había sido un momento extraño, me había sentido realmente rara. Terminamos de hacer la cena y cenamos en silencio, propuso que viéramos un rato la tele pero le dije que estaba algo cansada… no se opuso a que me fuera a la cama, no me insistió como otras veces emocionado porque hoy echaban algo realmente bueno. Él también parecía extraño.
Me puse el pijama y empecé a darle vueltas… ¿Por qué me había sentido así? ¿Eso era lo que veía en las películas…? Pero no podía ser, seguramente hubiera sido un momento raro, él era mi mejor amigo, le sentía más como si fuera mi familia… de hecho, él era mi única familia.
Suspiré y me tiré en la cama, él se había dado cuenta seguro, no le había bombardeado con preguntas sobre aquella mujer… y no me importaba normalmente incomodarle porque él siempre era sincero y comprensivo… nunca le había visto tan descolocado, era algo que le afectaba realmente. Tendría que preguntarle a Nessie sobre eso.

Me removí en la cama y me tapé, empecé a pensar en todo lo que había pasado en los últimos dos meses… había sido todo tan confuso. Apenas podía recordar ni cómo aparecí en la otra punta del planeta, me lo habían contado… pero cada vez que intentaba recordar algo sobre eso me estancaba en una sola imagen, en un solo sentimiento, una sensación. Su mirada extraña, sus manos posadas en mi rostro mientras cerraba los ojos y una corriente pasaba por todo mi cuerpo, su cara de miedo y horror. Cómo me soltó y me desplomé en el suelo.
La confusión cuando me vi rodeada de todos ellos en un castillo horrendo, terrorífico. El alivio que sentí al ver a Nessie, de algún modo sabía que ella era buena, que la conocía… fue mi ángel salvador. Me revolví en la cama de nuevo, ella me había mostrado tantas cosas aceleradas, me había explicado tantas cosas que se suponía debía saber para mis clases y para mi día a día… pero era demasiado moderada respecto a mi pasado, cuando acechaba alguna pregunta siempre me desconcertaba con imágenes sobre geografía, aritmética, literatura, biología… Me aturdía con tanta información que acababa olvidando mi pregunta. Era injusto…

Volví a cambiar de posición, tenía que pensar en ella, en esa mujer. Tenía que mostrársela a Nessie y no dejar que me aturdiera, de verdad quería saber qué se traía esa mujer con Seth, porqué él parecía tan alterado… y ella. ¿Por qué me miró de ese modo? Era como si no le hubiera caído bien a pesar de no haber dicho ni una palabra… quizá debí haberla saludado, ¿debería haberme presentado? Quizá pensó que era una maleducada… ¿Pero por qué me preocupa tanto? Gruñí y salté en mi cama, aporreé la almohada y me acomodé sobre ella abrazándola, tenía ganas de llorar y no sabía porqué. ¿Siempre iba a ser así? ¿Siempre iba a sentirme tan confusa respecto a todo? Dos lágrimas cayeron a la almohada y sorbí mi nariz abrazando más fuerte la almohada. Llamaron a la puerta y limpié mi rostro con la sábana en un gesto rápido.
-¿Sí?
-¿Puedo? –Dijo asomándose tímidamente-. ¿Estás bien?
-Sí…
-¿Estás llorando?
-No… -Limpié una furtiva lágrima y reí-. Estoy bien… se me pasará en serio, no te preocupes, que no lloraba.
-Mentirosa… -Dijo sonriendo y tumbándose sobre mí, me miró y besó mi mejilla-. ¿Puedo hacer algo? –Negué y él frunció sus labios-. Si es por lo de antes… -Negó angustiado-. Puedes preguntar lo que quieras, no quiero que te hagas ideas equivocadas o que pienses que… no sé.
-¿Por qué te has angustiado tanto? Parecías tener miedo, nunca te había visto así… no quiero que me lo cuentes si vas a sentirte mal.
-¿Me dirás por qué llorabas si te lo cuento? –Asentí y él suspiró pesadamente-. Tenía miedo, realmente estaba acojonado… -Tragó-. Era… -Me miró y parecía que las palabras no le salían, se quedó como atascado-. Realmente me gustaría contártelo, pero tiene que ver con la manada y tengo órdenes estrictas de no decir nada. Si fuera algo… sólo personal… no dudaría en contestar.
-¿Por qué pareces tan… angustiado?
-Porque… -Se quedó mudo y cerró los ojos, suspiró y volvió a mirarme-. Si me equivoco en algo, si hago algo mal… haré sufrir a muchas personas. Así que me siento un poco atado, no puedo hacer todo lo que quiero y eso me angustia.
-¿Tan malo es lo que no puedes contar? –Frunció sus labios-. ¿Vais a tener otra batalla pronto? ¿Por eso estás tan raro?
-No… -Sonrió y acarició mi pelo-. Haré lo posible porque eso no pase, pondría en peligro a demasiada gente que no se lo merece… podría ponerte en riesgo a ti y jamás podría perdonarme eso. Me odiaría toda mi vida si eso ocurriese.
-¿Tienes miedo… de que me ocurra algo malo? –Me miró fijamente y acarició mi pelo asintiendo-. Eso… es bonito. Pero no quiero que estés angustiado.
-Yo tampoco quiero que tú estés angustiada… -Sonrió-. ¿Vas a contarme por qué llorabas ahora que te he dicho más de lo que me dejan?
-Me siento muy torpe. Todo es demasiado confuso para mí, pero tú siempre lo has arreglado, siempre me has ayudado. Verte tan angustiado… me ha entristecido mucho. No quería hacerte daño preguntando demasiado –Pareció sonreír y besó mi pelo de nuevo-. No me gusta verte así.
-¿Sabes? –Dijo mirándome y acariciando mi pelo-. Eso también es muy bonito, pero… -Suspiró-. No quiero que vuelvas a hacerlo, no quiero que te sientas mal por mí, no quiero que te preocupes tanto como para llorar. Si quieres preguntar algo, hazlo. Sabes que a mí no me importa responderte a cualquier cosa, aunque me duela. Intentaré contestar a todo lo que pueda…
-¿A todo que no tenga que ver con la manada?
-Eso es… -Sonrió y yo asentí-. ¿Estás mejor? –Sonreí y asentí de nuevo-. ¿Vas a dejar de dar vueltas en la cama?
-Sí… -Reí-. Lo siento, no pensé que tu oído fuera tan fino…
-Descansa…

Se fue dando un salto y cerrando la puerta despacio, mirándome antes y guiñándome el ojo. Creo que me sonrojé por eso, no entendía muy bien la sensación, pero me sentía mucho mejor. Sonreí abrazando de nuevo la almohada y suspirando, ¿oiría mis suspiros? Era realmente intrigante, me daba miedo moverme sólo por molestar a sus oídos, reí débilmente y susurré.
-Perdón, pero estoy un poco incómoda y tengo que moverme… -Me giré y oí su risotada-. Buenas noches, Seth…

Me pareció oír un “buenas noches” de vuelta. Nessie entró como un torbellino, empezó a abrir la ventana, tiró de mis sábanas y me quitó la almohada sonriendo.
-Venga, hoy va a ser tu último día de clase… quiero que estés bien atenta y que tomes buena nota, porque después vendrán Claire y Vera para ayudar a prepararte para tu primer día…
-¿Tú no estarás?
-No… me voy a Jenner… -Sonrió y sacudió mi pierna-. Venga, no me hagas enfadar… te espero abajo… ¡Seth! ¡Vas a llegar tarde!
-¡Ya voy…! –Apareció despeinado por su puerta mientras Nessie bajaba como un tornado por las escaleras, se rascó la cabeza y me miró sonriente-. Está loca… -Susurró-. Seguro que Jake la ha echado de casa por no aguantarla…
-¡Te he oído! –Gritó ella, yo reí con él, que le hizo la burla-. ¡Y te estoy viendo!
-Ya va, ya va… -Se giró y se metió en su cuarto gritando-. ¡Loca de los cojones!

Reí con ganas y suspiré estirándome, miré por la ventana, era un día claro, no muy brillante, pero tampoco gris. Me levanté y me di una ducha, cuando bajé Seth y ella peleaban, Nessie le apuntaba con un bote de nata mientras él llevaba su mano llena de mermelada, se quedaron parados mirándome y reí. Me senté y Nessie aprovechó para rociarle con un poco de nata, él se removió y le pringó la cara.
-¡Idiota…!
-¿No es tu favorita? –Rió y Nessie le hizo la burla soltando algo más de nata que no llegó a darle-. La próxima apunta a la boca… -Me miró y empezó a reír-. A tu amiga no le gusta que se tire la comida… -Me sacó la lengua y creo que me sonrojé, Nessie cogió su mandíbula y le metió el bote de nata presionando el botón, empecé a reír al ver cómo casi se ahoga con la nata-. Muy gracioso… -Dijo con la boca llena-. ¿Te ríes? –Asentí riendo y se levantó para pasarme su boca por la mejilla manchándome, gruñí y él rió-. Ahora ríete con motivo…
-Idiota… -Murmuré limpiándome-. Eres un guarro.
-Ves, no soy la única que lo piensa… -Nessie se sentó a mi lado y me guiñó un ojo-. Si no te das prisa Jake va a patearte…
-Ya me voy, ya me voy… -Se levantó cogiendo una tortita y la miró-. ¿Os vais después? –Ella asintió comiendo-. Bueno… pues buen viaje, sobrinita… -Besó su mejilla y ella sonrió, me besó a mí y me quedé algo parada-. No seáis demasiado malas, eh…
-Soy mitad demonio, ¿recuerdas? –Nessie rió con él mientras yo me quedaba algo paralizada, tomó mi mano y sonrió-. Date prisa, tengo mucho que mostrarte…
-Claro…

Tras una intensiva hora empecé a sentirme confusa, por lo que ella me dio un respiro. Cuando le pregunte respecto a su marcha ella me explicó que cada cierto tiempo se iba con Jake a Jenner, donde tenía una casa. Le pregunté si era algo así como un viaje de aniversario y ella dudó, pareció reacia a decir algo más y cuando me lo mostró lo entendí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Seguimos con las clases hasta la hora de comer, Vera y Claire vinieron y nos fuimos las cuatro juntas al taller, nos despedimos de Nessie y Jake y decidimos pasar la tarde en la playa con los pequeños. Me encantaba estar allí, creo que era mi lugar preferido… recordé haberlo visto antes. Intenté pensar, le di muchísimas vueltas hasta que Claire me dijo que era el lugar favorito de Nessie. Fue la primera imagen que me mostró y sonreí al ser capaz de recordar eso.

El sol estaba empezando a acercarse a la línea que dibujaba el mar en el horizonte, me quedé algo pasmada al sentir algo así, por más que ella me lo hubiera mostrado era completamente diferente verlo en directo, sobrecogedor.
-¡Nos vamos chicas! –Me despedí de las gemelas y de Kim con la mano, el resto se acercaron a mi posición y se tiraron en la arena empapadas-.
-Bonito, ¿eh? –Asentí hacia Maca que rió-. Te pasabas las horas muertas aquí con Seth… -Ainhoa le dio una colleja, la miré confusa-. Perdón…
-¿Vosotras…? –Dudé-. ¿Sabéis cosas de mi pasado?
-Olvídalo, soy un poco bocazas… -Maca hizo una mueca-. A veces estar contigo es… como si no hubiera cambiado nada.
-Ya irás recordando… -Ainhoa me sonrió mientras Gabriela suspiraba sentándose a mi lado-. No te angusties, todo irá bien.
-Lo estás haciendo bien… -Gabriela me miró sonriente-. Date tiempo.
-Siempre decís eso… pero preferiría que me contaseis algo sobre mi pasado, ya sé cómo os conocí… pero veo tantas lagunas, faltan tantas piezas…
-Poco a poco… -Gabriela tomó mi mano-. No quieras correr antes de caminar… -La miré raro-. Primero… céntrate en el presente, estabilízate, haz una vida normal. Poco a poco madurarás y podrás ir sabiendo más cosas.
-¡Chicas! –Gritó Ashley mientras corría hacia nosotras-. ¡Nessie me manda besos para todas, acabo de hablar con ella…! -Me miró y sonrió-. Me ha dicho que vas a necesitarnos cerca… ¿qué ha pasado? ¿Alguna novedad?
-No gran cosa… -Sonreí negando-. Mi mente sigue estancada… soy inútil completamente… me siento… estúpida.
-No digas eso… -Gabriela me empujó levemente-. No es verdad…
-Y que Seth no te oiga… -Vera suspiró rodando los ojos-. Nos culpará porque lo pienses, así que no vuelvas a decirlo…
-No es culpa vuestra, es mía… debería recordar tantas cosas, al menos es lo que siento la mayor parte del tiempo, como si todos esperaseis algo más de mí, que recuerde algo importante que hayamos compartido. Esa sensación me persigue siempre.
-Anda, alegra un poco esa cara, que vienen para aquí… -Ashley sonrió-. Se pasará, en serio. Pocas sensaciones duran para siempre…
-No es sólo eso… me estoy acostumbrando a ella pero… pensé que Nessie iba a estar conmigo el primer día de instituto. Me va a resultar raro estar sola ese día…
-¿Y esa cara larga? –Seth me cogió de los hombros y me miró con una graciosa mueca-. ¿Tengo que morder a alguna de ellas?
-No… -Sonreí y negué-. Un pensamiento tonto… -Él alzó una ceja y suspiré-. Pensé que Nessie iba estar mi primer día de instituto… pero no va a ser así y estoy algo preocupada, me hubiera gustado que estuviera cerca para ayudarme con las pruebas y con la gente…
-No necesitas a Nessie… -Gabriela sonrió-. Lo harás bien, lo sé…
-Ya, pero me hubiera gustado… -Me encogí de hombros y noté cómo Seth me rodeaba-. Me hubiera gustado algo de apoyo moral… -Seth me estrujó entre sus brazos y acaricié su muñeca para agradecerle la muestra de cariño-. Sólo eso.
-Lo tendrás… -Besó mi pelo y me miró-. Seguro que puedo hacer algo para librar ese día… te prometo que estaré contigo, ¿vale? –Asentí débilmente y él sonrió-. Irá bien…
-¿Vamos al agua? –Gabriela se levantó-. Me apetece un último baño… Tengo que quitarme toda esta arena…
-Y yo…

Se levantaron y se alejaron, Seth me miró y yo negué, le pedí que fuera con ellos pero él se negó quedándose conmigo, a mi lado. En cierto modo me reconfortaba saber que él estaría ese día, que se quedaba conmigo ahora… que siempre estaba cuando le necesitaba. Apoyé mi cabeza en su hombro y él suspiró colocando su mejilla en mi pelo.
-¿Esto te trae recuerdos? –Le miré y pareció sorprendido-. Me han dicho que veníamos muchas veces, que era nuestro lugar favorito… -Hizo una mueca y yo otra-. Me gustaría haberlo recordado por mí misma, lo siento…
-No importa… -Sonrió y revolvió mi pelo-. No hay mucho que recordar, siempre te quedabas embobada mirando la puesta… -Rió y yo con él-. Hablábamos de nuestras cosas, solías suspirar cada pocos minutos… -Sonrió, parecía nostálgico y suspiré sin querer. Me miró y rió abrazándome, me sorprendí ligeramente cuando mi corazón se aceleró, besó mi pelo y reaccioné abrazándole-. Deja de preocuparte, estás preparada… Nessie me hubiera advertido de no ser así… -Le miré y sonrió-. Disfruta de la puesta y deja de darle vueltas al asunto, ¿vale?
-Vale…

Le abracé más fuerte y suspiré al ver desaparecer el sol, nos miramos y reímos ante aquel suspiro, era una muestra del alivio que sentía por tenerle cerca. Era realmente extraño sentirme así, como si nada malo pudiera pasarme en ese mismo momento, como si todo lo malo que pudiera pasar en el mundo quedase obnubilado del mismo modo que nosotros por esa puesta de sol y no pudieran ni moverse.

Los días fueron pasando… y aquel lunes nueve de septiembre se iba acercando. No había manera de frenar el tiempo… tiempo. Una cuestión que realmente me obsesionaba. A veces, cuando estudiaba y repasaba para los test iniciales, era como si las manecillas del reloj fueran reacias a moverse, era angustioso… hasta que el reloj marcaba las siete y dos minutos, momento en el que sabía que Seth aparecería por la puerta y yo cerraría mi mente a los libros.

-Estás en babia… -Dijo riendo-. Deja de pensar en el lunes… y sigue estudiando –Señaló mi libro, abierto físicamente, aunque yo prestaba más bien poca o ninguna atención a ese maremágnum de letras-. ¡Venga!
-Sólo quedan… -Miré el reloj-. Treinta y siete horas. Bueno, treinta y siete y media… -Él rió negando y cogiendo una cerveza, le miré algo embobada, sonreía aún cuando se sentó a mi lado en la mesa y bebió-. Seguro que hago algo mal. Seguro que me equivoco en algún test, o se me escapa algún detalle de los vuestros… no quiero meter la pata.
-Vale… -Dejó la cerveza en la mesa y cogió mis manos, me miró y me quedé sin respiración, hinché mis carrillos y él rió-. Estás demasiado angustiada. Si te equivocas en un examen, no pasa nada, sólo quieren saber qué nivel tienes… es puro trámite, así que deja de angustiarte. Lo harás bien sin que Nessie tenga que mostrarte las respuestas, estoy seguro.
-¿Y si preguntan algo de mi antiguo instituto? ¿O de mi supuesta familia? ¿Y si les digo algo sobre vosotros que no tengo que decir?
-Creo que… -Miró el reloj-. Sí, llegaremos –Se levantó y tiró de mí, alcé una ceja y volvió a tirar. Suspiré pesadamente y me levanté-. Ve a tu cuarto, coge lo imprescindible y sal a la puerta… -Sonrió-. Creo que necesitas relajarte, así que nos vamos de excursión.
-¿Excursión? ¿Dónde?
-¡Ah! Es una sorpresa… -Sonrió empujándome hasta las escaleras, le miré raro y se acercó mucho a mí, quizá demasiado. Su sonrisa creció y su mirada me traspasó, mi corazón se aceleró y pareció por primera vez que el tiempo a su lado se hiciera pesado y molesto, lento como su acercamiento. Mordió mi nariz y rió-. Date prisa, anda…

Me quedé paralizada mientras le veía, volvió a la mesa y se bebió la cerveza en dos tragos, fue a la cocina a tirar la botella vacía y al salir alzó una ceja canturreando un “¿Pero aún estás ahí?” y echó a reír cuando sacudí mi cabeza y subí corriendo las escaleras. Excursión… bien, tenía que coger las botas de montaña, las metí en una mochila junto a un par de mudas limpias, unos pantalones de pana y un par de camisetas. Bajé corriendo y salí saltando los tres escalones de la entrada. Reí al ver un lobo color arena tumbado, parecía aburrido.
-No he tardado tanto… -Pareció rodar los ojos y reí-. Soy humana, ¿sabes? No tengo súper velocidad como vosotros…

Me subí como pude y él se irguió de golpe, tiré de su pelo para no caerme… seguro que lo había hecho con intención, así que volví a tirar de su pelo con más fuerza como venganza, él salió disparado haciéndome gritar. Me acomodé, era realmente extraño ir allí, había visto a gente en películas montar a caballo, pero no sabía si esto era algo parecido, los caballos no parecían poder correr tanto.
Realmente estaba eufórica, no tenía ni idea de a dónde íbamos… pero mi corazón latía emocionado con la idea de viajar… apenas me había movido de Forks desde que llegué. Quizá íbamos a Seattle, quizá a Nueva York… empecé a darme cuenta de que me daba igual, como si me llevaba al fin de mundo. Reí y me abracé a él mientras notaba sus patas moverse con rapidez, el lobo aulló y suspiré acomodándome en su pelaje, quería que esa sensación jamás acabase.

La espesa vegetación que estaba viendo desde un principio empezó a cambiar, el color verde que nos rodeaba empezó a cambiar por uno con ligeros matices blancos, todo helado y nevado. Me incorporé sorprendida del cambio acaecido en apenas dos horas, el lobo empezó a ir más despacio hasta llegar a frenar, su cabeza se giró y su ojo derecho se clavó en los míos. Bufó.
-¿Podemos parar aquí unos minutos? –Noté un movimiento en sus hombros, ¿se habían encogido?-. ¿Podemos? –El lobo se arrodilló y bajé con cierta dificultad, mis piernas estaban algo entumecidas. Dejé caer la mochila y di unos ligeros pasos, el lobo se movió-. ¿Dónde vas? ¿Aquí es dónde veníamos? –Bufó y yo fruncí mis labios-. Sabes que no tengo ni idea de lo que intentas decirme, ¿verdad? –Bufó de nuevo y se alejó-. ¿Vas a dejarme aquí sola? –Se giró y bramó de nuevo-. Genial… si lo que querías era matarme de frío podías haberme metido en un arcón… -Suspiré y me acerqué al río congelado-. Aunque me hubiera perdido unas magníficas vistas…
-Tonta… -Rió abrazándome y colocándome un anorak-. No quiero que te mueras de frío, sólo que parecías interesada en hacer un descanso aquí… -Asentí y me acurruqué un poco más, él rió y me abrazó más fuerte con sus brazos desnudos, los cogí y abrí mi boca-. ¿Qué?
-Me da frío sólo verte así… -Negué y él rió acogiéndome de nuevo en sus brazos-. La verdad es que esto está genial… ¿dónde estamos?
-Pues… a pocos kilómetros de Juneau… -Alzó una ceja sonriendo-. ¿Sabes dónde está eso?
-¿Estamos el Alaska?
-A sólo unos pasos de la frontera… -Sonrió ampliamente y tomó mi mano-. Ven, quiero que veas algo… -La tomé y le seguí hasta casi el borde del saliente, un pequeño acantilado que me mostraba una ciudad en la lejanía-. Ahí tienes Tulsequah… y si te giras… detrás de aquellas montañas, creo que incluso podríamos llegar a ver Juneau…
-Dirás que quizá tú podrías… -Reímos y suspiré-. Que contrastes, blanco, azul, verde… gris. Es precioso… -Le miré-. Gracias por traerme, realmente apenas he pensado en el lunes…
-Esto sólo es una parada en el camino… -Sonrió cerrando mi anorak-. Voy a sacar al animal que llevo dentro… -Reí con él, cuando subí mi mirada me sentí extraña. Cogió mis mejillas con cuidado y sonrió-. No te congeles en un par de segundos, ¿quieres?
-Lo intentaré…

Asentí y suspiré al ver cómo se marchaba, me giré a contemplar el paisaje y pronto el lobo arena se colocó a mi lado, me subí en él y empezamos a andar despacio. Hacía frío, así que me acerqué lo máximo posible a su cálido pelaje. Me reí mucho cuando paró a la orilla del río y bebió, realmente bebía como un perro, me recordó
a Maila y bramó cuando se lo dije.

Tres horas después, tras mucho frío y un largo paisaje blanquiazul paramos en lo que parecía una bahía. Me bajé más entumecida de lo que podía creer posible, pude imaginar una enorme risotada por parte del humano que había dentro del lobo que bufaba incesantemente. Le dediqué una mirada cargada de odio mientras me estiraba. Desapareció y me quedé algo extrañada, me sentía observada. Busqué a mi alrededor, me sentía algo asustada y empecé a seguir los pasos de Seth, no quería tenerle demasiado lejos… casi grito cuando una pareja apareció cogidos de la mano y sonriendo.
-Mary Ann Darlene Wilson… -La mujer sonrió ampliamente y me quedé algo paralizada-. Bienvenida a Anchorage…
-¿Cómo? –Me giré y vi a Seth sonriendo, se acercó a mí y el hombre le lanzó un anorak, Seth asintió como agradecimiento-. ¿Dónde…?
-Eleazar, Carmen… -Seth los señaló y yo me quedé algo paralizada hasta que reí-. ¿No querías saber algo más sobre tu supuesta casa?
-Te enseñaremos todos aquellos lugares dignos de ver… -Carmen me sonrió ampliamente-. Verás tu casa, podréis venir cuando os plazca… hay habitaciones de sobra.
-Podrías hacer fotos… -Sugirió Eleazar-. Un buen álbum fotográfico que puedas enseñar a tus compañeros sobre lugares característicos, te contaremos mil historias sobre esta ciudad…
-Eso… -Sonreí y miré a Seth que parecía satisfecho-. Suena genial… -Sonreí de nuevo y reprimí un bostezo, Seth rió-. Perdón…
-Bueno, empezaremos por enseñarte la casa… -Eleazar rió-. Podrás descansar allí…
-Espero que te guste tu cuarto… -Carmen sonrió-. He estado toda la tarde preparándolo…

Cuando llegamos a aquella casa a las afueras de la ciudad me quedé encantada, sabía que iba a ser una casa fabulosa, estaba acostumbrada a que todos ellos por sus distintas formas de vida tuvieran grandes casas alejadas de los centros urbanos. Pero aquella casa era descomunal. El recibidor era tan grande como mi habitación en casa de Seth, el salón me recordaba en gran medida al que había en la casa de los Cullen, cuando Nessie me llevaba. En la pared del fondo, una imponente estantería captó mi atención, dos pisos de libros y una escalera de caracol para ascender al pequeño pasillo del segundo piso, ambos llenos de libros.
-¿Te gusta leer?
-No me ha dado tiempo a leer gran cosa… -Sonreí y me encogí de hombros-. Sólo para estudiar y cuando no puedo dormir… pero creo que me gustaría tener una biblioteca como la vuestra…
-Siempre que quieras, va a seguir ahí… -Eleazar sonrió y me invitó a subir la escalera-. Coleccionamos libros muy distintos, Tania y Kate tienen gustos muy dispares… -Señaló el último estante-. También tenemos diarios y mapas detallados de distintos lugares del mundo… aportación de un gran explorador…
-Garret documenta realmente bien sus expediciones… -Carmen sonrió negando y mirando el estante, bajó su mirada y me sonrió-. Debes estar cansada, no queremos aburrirte, mañana podrás ver todo, pero creo que ahora quieres ver tu habitación… -Sonreí y Seth se rió a mi lado, le pegué y Carmen me miró de un modo que me recordó a Esme, comenzó a subir las escaleras que había junto a la puerta y la seguimos-. Me he tomado la libertad de comprar un par de pijamas, la habitación era de Kate y Tania, pero la he redecorado ligeramente para que parezca más juvenil…
-No era necesario…
-Estaba aburrida de la decoración… -Sonrió-. Espero que te guste… -Se paró en la habitación del fondo, una puerta doble debió indicarme la magnitud de aquella habitación-. Los pijamas están en la mesilla, si preferís dormir separados, puedes usar nuestra cama…
-No… -Seth negó con una mueca-. No quiero… molestaros demasiado. ¿Te importa compartir habitación conmigo? –Me miró y yo alcé mis cejas, entreabrí la boca y me quedé algo paralizada, él rodó los ojos-. Intentaré no roncar, lo prometo…
-Bueno… -Sonreí-. Entonces, guay.
-¿Guay? –Rió negando y Carmen abrió la puerta-. ¡Me pido la de la izquierda!
-¡Vaya! –Seth se metió corriendo y se tiró en la cama, yo me quedé pasmada viendo la habitación-. Es… -Miré a Carmen y sonrió-. Es preciosa, creo que… me encanta.
-Me alegro… -Sonrió y señaló otra puerta más-. El baño, hay toallas y cualquier cosa que puedas necesitar… creo.

-Si falta algo… sólo tienes que pedirlo… -Eleazar sonrió y yo asentí agradecida-. Iremos a planear la salida de mañana, que descanséis… -Se asomó sonriendo-. Buenas noches, Seth…
-Sí… -Masculló contra la colcha-. Mañana… sí…

Reí y me acerqué a la mesilla para dejar la mochila, abrí el cajón y encontré un pijama estampado con figuras geométricas de tonos parecidos a la habitación. Miré a Seth que casi babeaba en la colcha, reí y me fui al baño para cambiarme. Decidí tomar una ducha rápida para relajarme y quitar algo del frío que me había calado por el camino. Sequé mi pelo con la toalla, me puse el pijama y salí al pasillo, me sorprendió el ambiente cálido de la casa, me acerqué a un radiador y quemaba. Sonreí, eran muy considerados conmigo.
-¿No vas a cambiarte?
-Estoy en el cielo… -Masculló contra la cama-. Es la cama más cómoda en la que he estado jamás, quiero morirme en un colchón como este… -Reí y me miró-. En serio, el lunes mismo compro uno de estos para casa…
-¿Qué? –Alcé las cejas y salté sobre sus espaldas, él se quejó y yo reí-. Que sean dos… ¿acaso no te preocupa la salud de mi espalda y mi descanso? –Asintió débilmente mirándome y yo reí-. ¿Qué miras?
-Que si te tumbaras un poco más… -Se acomodó-. Y si acariciaras un poco mi espalda… estaría realmente en el cielo…
-¡Qué morro tienes! –Le di con la almohada y pareció sonreír-. No pienso darte un masaje en la espalda, estoy cansada y quiero dormir…
-Te he llevado ahí durante kilómetros, ¿sabes? Sería un detallazo enorme…
-¿Pero qué te has creído? –Le empujé y me bajé de su espalda, abrí las sábanas y entré en la cama tapándome hasta la barbilla. Me reí-. Qué cara de tonto tienes ahora mismo…
-Estoy esperando a que te quejes de lo frías que están las sábanas… -Alcé una ceja y él rió-. Sí, en ese preciso momento pedirás que me meta en tu cama para calentarla y te contestaré lo mismo… ¿qué te crees que soy?
-No lo harías…
-No apuestes contra un lobo, amiga mía…

Rodé los ojos y le di la espalda, me pareció escuchar una leve risa. Intenté dormir y no podía, me giré de nuevo para verle y él había cerrado los ojos, me quedé mirándole con la tenue luz que había… me dio un pequeño escalofrío y sonreí maliciosamente.
-¿Seth…?
-¿Sí? –Masculló medio dormido-.
-¿Puedes venir? Hace mucho frío… -Me miró mal y yo mostré mi labio inferior, rodó los ojos y se levantó metiéndose en mi cama, reí y él me miró dormido y confuso-. ¿Sabes qué eres, no?
-Un lobo a punto de cabrearse… -Reí y él suspiró-. Anda, duérmete y no juegues más conmigo… estoy cansado.
-Vale… pero ahora tengo calor…
-Te aguantas… -Murmuró acomodándose más y quitando la colcha-. Si quieres eres libre de cambiarte de cama, yo ya no me muevo…
-Tendré frío…
-Pues quédate ahí, pero callada… -Reí y él suspiró-. Buenas noches.
-Buenas noches… -Reí levemente y él negó, me pareció ver una leve sonrisa mientras se acomodaba más-. Seth… -Abrió los ojos y los rodó a la vez, casi se reía-. Me duele la espalda… deberías intentar correr de otro modo cuando lleves a alguien…
-¿Estás de coña, no? –Reí negando y él me acompañó-. Anda, duerme…

Noté su mano en mi espalda un par de minutos después. ¿Me estaba dando un masaje él a mí? Estuve a punto de reír, pero lo evité y me abracé a él alcanzando su costado, le acaricié allí esperando que fuera donde había clavado horas antes mis rodillas.
Abrí los ojos viendo la habitación iluminada, una suave brisa me hizo notar un escalofrío en mi sudado cuello, algo duro estaba clavándose en mis costillas… su brazo. Me di cuenta de que mis manos aferraban la suya, me giré para verle ocupando gran parte de la cama, sus piernas abiertas y las mías sobre las de él, la brisa suave fue su propia respiración.
Me acomodé de nuevo y observé su mano, cálida, enorme y parecía áspera, pero al tacto era completamente contrario. La acaricié y me sorprendió su suavidad, acaricié sus dedos con cuidado y él los movió entrelazándolos con los míos. Un enorme brazo pasó por mi cintura creando una jaula a mi alrededor extremadamente cálida, resople e intenté salir de allí, pero no había manera de mover a aquel gigantón, lo intenté de nuevo y murmuró apartándose.
-Cinco minutos más… -Me arrastró con él y estuve a punto de reír cuando roncó. Volvió a mascullar-. Dos minutos…
-Me estoy asando… -Susurré-. Necesito aire…
-¿Eh? –Me miró medio dormido y abrió los ojos de repente soltándome-. Perdona… -Reí y le indiqué que se limpiara la baba. Reí con ganas y él pareció avergonzado-. ¿Qué hora es?
-No sé… -Reí de nuevo y él entrecerró sus ojos-. Pareces un crío, cinco minutos más, la babilla… -Reí con él y se estiró-. ¿Quieres más cama? Has acaparado todo el espacio…
-No te has quejado tampoco… -Rió despeinándome y levantándose crujiendo su espalda, me miró y se rió-. Eso me pasa por llevarte al fin del mundo a lomos…
-Ya… -Reí y me estiré yo también, él alzó una ceja-. Al final, tuviste tu masaje…
-Y tú tu estufa… -Me tendió la mano-. Estamos en paz, ¿no?

Asentí riendo y estrechamos las manos, la tomó después con delicadeza y la besó para decirme que se iba a dar una ducha. Me acomodé de nuevo en la cama, era raro y a la vez extremadamente cómodo estar en aquella habitación de catálogo.

Pasamos toda la mañana con Carmen y Eleazar, nos enseñaron lugares preciosos de la ciudad, aunque uno de mis favoritos fue el museo del hielo. Seth me hizo decenas de fotos con Carmen y Eleazar y las complicadas estructuras de hielo, verdaderamente preciosas. También estuvimos en el monumento a Félix Rodríguez de la Fuente, en la fábrica de chocolate… Seth bromeó con meterme bajo la cascada de chocolate que había y me hizo fotos con Carmen y Eleazar… pero le pedí que se pusiera conmigo en una, aunque esa tendría que guardarla en otro lugar.
Estuvimos visitando también Nulbay Park, en la estación de trenes, en la cuarta avenida, en el lago Jewel, en el parque Delaney viendo el jardín de rosas… fue un día intenso. Me entristecí bastante cuando Seth me dijo que debíamos irnos, estaba disfrutando realmente del viaje improvisado y Carmen y Eleazar habían sido realmente amables conmigo. Fue raro, pero en tan solo un día les cogí un gran aprecio, les abracé fuerte en la despedida a pesar de la cara de Seth, parecía asqueado.
Volvimos a parar en medio de la nada, ya era noche cerrada y según él aún quedaban unas dos o tres horas más de viaje. Me senté en la helada nieve y él rebuscó en mi mochila para tenderme una botella de agua, reí y bromeé.
-¿Esta vez no vas a beber del río?
-No, no quiero que te rías de mí… -Me despeinó sentándose a mi lado y bebiendo de su botella-. Aunque es mucho mejor, era agua del deshielo y estaba realmente fresquita…
-Puedes apoyarla en la nieve…
-Ya… -Reímos y se encogió de hombros-. ¿Vas cómoda en el viaje de vuelta o te quejarás cuando lleguemos de lo incómodo que soy?
-No… -Reí-. Estoy bien, tranquilo… -Le miré-. ¿Yo te hago daño? –Negó sonriendo y tuve que preguntar-. Cuando me he despedido de los Denali…
-Los Wilson, recuérdalo…
-Vale, de los Wilson… -Rodé los ojos y suspiré-. Ha sido cosa mía… ¿o realmente te has encogido? –Me miró curioso-. Parecías… molesto. No sé, raro.
-Bueno… -Rió levemente y negó-. Instintos, no puedo evitarlo. Pensé que había reprimido mucho mejor mi expresión, quizá deba disculparme con ellos…
-¿Instintos?
-Bueno… soy un metamorfo, ellos vampiros… -Se encogió de hombros y yo asentí-. Aunque sean vegetarianos, o aunque sean como parte de los Cullen, verte tan relajada con ellos es… -Hizo una mueca-. Los accidentes ocurren… y aunque sean como los Cullen, mi relación con ellos no es tan estrecha y no puedo confiar en ellos de igual modo…
-Ya veo… -Asentí y él pareció molesto-. Supongo que olvidé eso, siento haberte hecho sentir así… intentaré controlarme más la próxima vez.
-No… está bien. Ha sido culpa mía, pero me alegro de que lo hayas pasado bien… -Sonrió levantándose-. Deberíamos volver, creo que pronto va a empezar a nevar y no quiero que nos pille aquí… -Me tendió la mano-. ¿Lista?

Asentí y me levanté, guardé las botellas de nuevo en la mochila mientras él se alejaba para entrar en fase, sacudí la nieve y noté mi pantalón húmedo, el frío no tardo a llegar. Cuando me senté sobre su pelaje fue agradable, no tardé a entrar en calor.
Maila nos recibió con ladridos y parecía emocionada de vernos de vuelta, me det
uve a acariciarla por unos instantes mientras Seth salía de fase. Se acercó y se la llevó a la cocina, los seguí y le vi poner el pienso con cara demacrada, estaba realmente cansado.
-¿Vamos a dormir ya? –Él asintió y subimos al piso de arriba, me fijé en su cara y sonreí-. Gracias por el viaje, realmente me ha sentado bien…
-No es nada… -Sonrió y besó mi frente-. Buenas noches, preciosa.
-Descansa…

Asintió y entré a mi cuarto, cerré la puerta y me apoyé en ella mirándome al espejo. Una tímida sonrisa salía de mis labios mientras me acariciaba la frente. Suspiré y me dejé caer con botas incluidas sobre la cama, miré el reloj y empecé a ponerme nerviosa. Apenas quedaban seis horas para la presentación y eso me angustiaba, iba a ser muy raro tener que medir mis palabras, conocer a gente diferente, gente que no sabía nada de mí… ni de mi pasado.

Mi cabeza parecía ir a mil por hora, empecé a pensar en todas las maneras posibles de que algo saliera mal, que no recordara nada en los exámenes, que dijera algo poco apropiado, que desvelara el secreto sin querer… sin contar con todas esas cosas caóticas de los institutos que había aprendido a través de las películas de Claire, los grupos, los deportistas y animadoras… ¿Todo realmente era así? ¿A qué grupo pertenecía yo? Posiblemente a los raros y marginados… ¿Me enamoraría de algún chico de otro grupo en plan amor imposible? ¿Qué estaba haciendo? No podía creer que mi mente me colocara en medio de un drama de comedia romántica de categoría B. Debía dejar de ver las películas de Claire, eso estaba claro…
Pero… ¿y si en verdad pasaba algo así? ¿Y si me volvía la rara del instituto? Allí no iba a tener a nadie, no iban a estar todos mis amigos, ni mucho menos Seth… Sólo Vera y Claire… ambas ya en último curso, seguro que no las veía nunca… Hubiera sido mucho más fácil tener a Nessie aquí, ella podría haberme ayudado a hacer amigos, con los exámenes…
Me removí y decidí ponerme el pijama, cuando lo hice y me tumbé la angustia volvió a aparecer, realmente no iba a poder dormir. Me levanté y salí al pasillo con cuidado, abrí su puerta y me sorprendió verle tirado en su cama, roncando… apenas había sido capaz de quitarse la camiseta. Reí ligeramente y luego me sentí mal, estaba tan cansado por haber intentado distraerme…

Bajé al salón y tomé una manta, me aovillé y encendí la tele… echaban una antigua película, Beautiful girls. Pensé sobre ello… me sentí realmente extraña con esa película.
-¿Qué haces ahí? –Me asusté un poco y Seth me miró como si estuviera loca, me encogí de hombros-. A la cama… ¿quieres dormirte mañana en plena presentación?
-Es que… no podía dormir, nada más.
-Venga… -Me tendió la mano y apagué la tele, me levanté y la cogí para que me arrastrara escaleras arriba murmurando-. Pensé que te cansarías tanto como yo, no puedo creer que no puedas dormir, es increíble…
-Lo siento, no quería despertarte…
-Lo sé… -Abrió la puerta de su cuarto y le miré raro cuando se tiró sobre la cama sin soltar mi mano-. Duerme.

Me quedé algo paralizada, su mano me soltó… pero se había dejado caer a un lado de la cama. Me quedé allí parada por un instante y él murmuró algo que no entendí girándose para mirarme.
-¿Qué? ¿Vas a dormir ahí de pie?
-Yo… -Miré la cama y después hacia la puerta de mi cuarto. Volví a mirarle, tenía una ceja alzada-. No creo que pueda dormir, en serio…
-Lo sé… -Giró su cabeza hacia el otro lado y palmeó en el hueco vacío-. Pero al menos deberías intentarlo…
-¿Puedo quedarme aquí? –Se giró y alzó una ceja, como si fuera eso lo que pretendía-. No creo que pueda dormir, quizá te moleste…
-Túmbate de una vez…
-Vale…

Pareció sonreír cuando se giraba, le di la espalda y me quedé mirando la ventana, empezaba a nevar. Hice una mueca y me puse bocabajo mirando aún cómo los leves copos caían, suspiré inconscientemente pensando en que iba a ser el día más horrible de mi vida. Volví a ponerme de lado, una parte de mí odiaba a Nessie por haberse ido… aunque también entendía muy bien que tuviera que haberse marchado. Me giré y miré al techo, realmente quería tener un aparatito para poder dar marcha atrás y que volviera a ser sábado, lo había pasado realmente bien en el viaje.
Suspiré y me removí para mirar su espalda, él giró su cara quedándose a pocos centímetros de la mía, su mirada me hizo morder los labios instantáneamente.
-Perdón… ya te he dicho que…
-Sí, lo has avisado… -Rodó los ojos y suspiró-. Duerme, anda…
-Sí… vale.

Le di de nuevo la espalda y me pareció escuchar su risa. Noté su cálida mano en mi espalda, la acariciaba despacio, era relajante. Le miré por un instante, él me había dado la espalda también. Susurré un “Gracias” y él pareció mascullar algo, odiaba no poder oír esas cosas que decía entre dientes. Sonreí y me acomodé de nuevo notando sus caricias mientras veía los blancos copos caer sobre la negra noche.

Un estruendoso ruido de cacharros me despertó. Miré a mi alrededor, la cama vacía y las mantas me aprisionaban como si me hubieran embutido en ellas. Me las quité y me levanté, bajé con ligera urgencia a la cocina y pude ver a Seth recogiendo algo del suelo, le miré y él alzó una ceja.
-Lo siento, iba a despertarte cuando estuviera… -Reí un poco y le ayudé-. Deja, te quemarás… -Quitó mi mano con cuidado y negó-. ¿Te apetecen mejor unos cereales?
-Está bien… -Reí más y él suspiró sonriendo-. Vaya desastre… ¿desde cuando a un lobo se le caen las cosas? ¿Te has quemado o algo? –Negó algo sonrojado y reí-. Seguro que te has quedado dormido de pie…
-Ya… -Fue a despeinarme y me alejé-. Muy graciosa, sí… -Suspiró y echó las cosas a la pila-. Ha sido por tu culpa, así que si desayunar unos ruinosos cereales en vez de mis maravillosas tortitas, te aguantas…
-¿Culpa mía? ¡Si estaba durmiendo! ¡Qué cara tienes! –Reímos y sirvió los cereales, nos sentamos y le miré atenta, parecía distraído y cansado-. ¿Qué te pasa?
-Nada… -Me miró y sonrió levemente-. Estoy un poco cansado, nada más…
-¿Por el viaje? –Hizo una mueca y me sentí mal-. ¿No te he dejado dormir? ¿Te he dado patadas o algo así?
-No… -Sonrió-. Simplemente ya no he podido dormir… -Se encogió de hombros y yo me sentí peor-. Pero tranquila, no es culpa tuya… he sido yo el que no ha querido dormirse después…
-¿No has querido? –Le miré raro comiendo, él dio dos bocados más sonriendo, realmente en ese momento no entendía nada. Sonrió y captó mi nariz levantándose-. ¿Por qué?
-Pues… -Se apoyó en la pila y me miró sonriente-. Simplemente, prefería disfrutar de las vistas… -Alzó una ceja y se bebió la leche dejando el bol en la pila-. Llegarás tarde, termina rápido que aún tienes que ducharte…

Había… ¿había escuchado bien? Sacudí mi cabeza mirando las escaleras, ya no estaba allí. Miré mi bol de cereales y terminé mi desayuno a toda prisa, no entendía muy bien qué acababa de ocurrir. Me duché rápidamente mientras escuchaba a Seth gritarme que íbamos a llegar tarde, salí con el pelo mojado y él murmuró que iba a coger un pasmo si no me lo secaba.
-Si me lo seco llegaremos tarde…
-Vale, va… -Me tendió la mochila-. Date prisa, te espero abajo… -Metí un par de libretas nuevas y el estuche, bajé las escaleras y abrí la puerta, él ya estaba en el coche esperando. La cerré con rapidez y salté los tres escalones con nerviosismo. No hablamos en todo el camino, aparcó cerca de la puerta y se rió mientras apagaba el motor, le miré raro-. Anda que… -Acarició mi pelo-. Más vale que no haga frío allí dentro…

Bajamos y él iba más rápido que yo, casi tenía que correr para seguirle. Sostuvo la puerta mientras pasaba y empezó a andar por los pasillos igual de rápido, volvió a sostener la puerta de la sala de actos para mí, entramos en silencio y nos sentamos en las últimas filas, ya habían empezado.
Realmente… estaba tiritando. Seth me miró con una mueca de disgusto y acercó su rodilla a la mía, parecía intentar calentarme. Puse una mano bajo mi brazo y la otra cerca de mi rodilla, agradecí su calidez… hasta que empecé a notar el cansancio y la falta de sueño.

Tras una larga charla, nos indicaron que los alumnos teníamos que ir a otra aula, miré a Seth angustiada y él me dijo que todo iba a ir bien… me quedé con ganas de abrazarle pero ninguno de los otros alumnos parecía tener un vínculo tan especial con sus familias de acogida como yo con él, así que hubiera estado fuera de lugar. Asentí pesadamente y seguí al grupo de chicos, la mayoría más mayores.
Empezaron a llamarnos por los nombres, repitieron el mío en dos ocasiones hasta que reaccioné, no me acostumbraba a que me llamasen Mary Ann. Me senté en el pupitre y otra chica de pelo negro y rizado se sentó a mi lado, parecía tan nerviosa como yo.
Empezaron a repartirnos los test y cuando terminé empecé a fijarme en el resto de mis compañeros, algunos seguían escribiendo concentrados y otros parecían algo distraídos mirando a su alrededor. Uno de los chicos sentado en la fila de delante sacó una chuleta discretamente, la miró y la guardó escribiendo, después me miró y me dedicó una pícara sonrisa.
Una chica pelirroja se levantó y entregó el examen, la profesora le indicó que podía esperar en la cafetería, así que cogió sus cosas y salió. Yo volví a mi examen, lo repasé y decidí entregarlo, cuando fui a salir el chico de la chuleta se levantó para dar su examen. Al salir al pasillo me llamó.
-¡Oye! ¡Ey! –Me giré y le miré sorprendida-. Hola, soy Bryan… -Me tendió la mano y la cogí, él sonrió de nuevo con ese aire descarado-. Oye, respecto a lo que has visto… sólo estaba buscando algo de inspiración, no quiero que pienses que soy un tramposo…
-¿Inspiración? –Reí ligeramente y asentí-. Sólo para inspirarte… vale.
-Y tú eres…
-Da… Mary Ann.
-¿Da Mary Ann? –Rió y negué-. ¿Me mientes?
-No… -Reí con él y suspiré-. Me llamo Mary Ann Darlene Wilson… -Puso cara rara-. Sí, un poco largo, lo sé…
-Ann… -Se encogió de hombros-. Estoy familiarizado con el nombre, mi hermana se llama así, ¿sabes? –Me indicó que siguiéramos caminando-. Tiene cinco años… es un trasto. ¿Tienes hermanos?
-No… -Negué y me sentí algo incómoda por unos segundos, al fin me atreví a preguntar-. ¿De dónde eres?
-Vengo de Troy, Michigan.
-Eso está algo lejos, ¿no? –Él asintió y me miró intrigado-. Yo vengo de Anchorage, Alaska…
-Eso también está lejos… -Rió-. ¿Esto tampoco era tu primera opción, verdad? –Le miré raro-. Yo había pedido plaza en Buffalo, pero no pudo ser… me hubiera gustado estar más ce
rca de Nueva York, aunque me han mandado a la otra punta… -Rió sujetando la puerta y sonreí como agradecimiento-. ¿Dónde habías pedido tú? -Aquí… -Me encogí de hombros-. Era… la opción más cercana, de algún modo.
-Mira, ahí está Susan… -Señaló a la pelirroja y nos acercamos-. ¿Qué tal ha ido, pelirroja?
-Pues… -Se encogió de hombros-. Nada difícil, la verdad.
-Claro, olvidaba tu gran preparación privada… -Él rió y ella negó-. Susan, ella es Ann… o Mary Ann… ¿Cómo era?
-Mary Ann Wilson… -Le tendí la mano y ella sonrió-. De Anchorage.
-Susan Tinley, de Boston… -Sonreí y ella suspiró-. Tendríamos que estar en Buffalo, no aquí en la otra punta del mundo…
-Lo sé… -Bryan hizo una mueca y suspiró-. ¿Tú también has ido a los campamentos de verano del programa? –Negué-. Ya decía que no me sonabas…
-¿Os conocéis de antes?
-Sí, por desgracia sí… -Susan rió y Bryan bufó-. Estuvimos en Greenville, allí nos dieron a escoger los destinos… ¿tú cual habías escogido?
-Esto… -Murmuró Bryan-. Está tan loca como Hanna…
-Al menos ella ha conseguido plaza donde quería… -Susan sonrió y levantó la mano-. Aquí está… ¿Qué tal ha ido?
-No sé… -La chica de pelo moreno y rizado se sentó algo preocupada-. Yo creo que bien, pero no estoy segura de cómo puntúan aquí, en las de temario creo que he puesto demasiado…
-Seguro… -Susan rió y la chica me miró-. Ella es Mary Ann, otra loca como tú que quería estar aquí… -Ella me tendió la mano y sonreí-. No entiendo que le veis a este sitio…
-Mis tíos, Seattle… -Hanna se encogió de hombros-. No está tan mal… -Me miró y sonrió-. ¿Tú también tienes familia aquí?
-No… yo… soy de Anchorage.
-¿Y qué te trae por aquí? –Me encogí ligeramente y ella sonrió-. Seattle debe ser genial, mis tíos me han dicho que iremos allí este fin de semana con mi prima… -Me sentí algo desubicada-. ¡Qué ganas de ir, en serio!
-Estás loca… mucho mejor Nueva York… -Bryan bufó-. Seguro que no hay ni un mísero cine cerca… esto es odioso.
-Será odioso, pero me alegro de que escogierais esto como segunda opción… -Ella sonrió-. Me alegro haberos convencido, me siento un poco menos sola…
-Al menos tú tienes familia… -Bryan bufó-. A mí me ha tocado en una casa un poco… rara.
-Yo estoy contenta… mi “hermano de acogida”, está realmente bien… -Hanna y ella rieron, yo sonreí levemente-. Además, Hanna tiene razón, mejor aquí que en Riverside…
-Allí al menos hace calor…

Se enzarzaron en una conversación animada sobre las posibilidades, yo apenas había ojeado los destinos ya que Nessie se había encargado de todo, pero al parecer el programa organizaba campamentos de veranos para que los alumnos empezaran a conocerse y se sintieran menos solos en las ciudades de destino. Sentí que ellos ya tenían un vínculo establecido, en parte me sentí algo desplazada aunque ellos lo evitaban en cierta manera intentando que me uniera a la conversación. Fue realmente difícil para mí medir mis palabras, me alegré de sobremanera cuando Gabriela apareció con el director para llevarnos de nuevo al salón de actos.
Allí nos explicaron que Gabriela iba a ser nuestra orientadora y tutora del programa, que podíamos acudir a ella para cualquier duda o problema. Cuando esa reunión acabó volvimos a la cafetería, la mayoría de las familias de acogida se encontraban esperándonos, estuve a punto de llorar al ver a Seth, mis nervios habían hecho estragos en mí.
-¿Qué tal ha ido?
-Bien… -Suspiré-. ¿Podemos irnos ya?
-Eso no suena a bien…
-No, en serio. He conocido a unos chicos muy agradables… se han portado bien. Pero realmente necesito ir a casa, creo que ha sido suficiente por hoy…
-Está bien… -Sonrió y me acompañó hasta el coche-. ¿Seguro que estás bien?
-Sí… sólo necesito descansar.
-Vale, de acuerdo… estaremos en casa en unos minutos, no te preocupes.