Capítulo XX: Zalamero.

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Cuando me desperté toqué mi frente, me dolía la cabeza y comprobé que tenía un leve chichón… aunque dudaba un poco lo de leve. Me giré y Seth estaba apoyando un brazo en la mesilla, dormido. No me había soltado la mano y no se había marchado en toda la noche, así que le desperté.


-¿Estás bien? –Me miró preocupado, ya que yo estaba tapando mi frente-. ¿Te duele?


-Un poco… pero es soportable. Échate a la cama, vas a dejarte el cuello ahí… -Me miró curioso-. Estoy bien…


-Déjame ver…


-No…


-A ver… -Me alejé tapando mi chichón-. ¿Quieres que te diga que te estás portando peor que Claire o Ephraim? ¿A que no?


-No soy una niña…


-Bueno, pues entonces déjame ver… -Me alejé pero él me miró de un modo que quité la mano poniendo una mueca. Él alzó una ceja y torció el gesto-. No está tan mal como creía…


-Eso suena a que está mal…

-No… -Sonrió-. Sólo tienes un pequeño chichón, nada más… un poco negro, eso sí… -Puse cara de pánico-. Tranquila… -Rió-. Es broma… -Salté de la cama y me miré al espejo… no estaba muy morado, pero sí hinchado, acaricié mi chichón y él apareció riendo a mi espalda-. Venga, que no es para tanto… se bajará en un par de días… ya verás…


-¿Un par de días? Mi padre viene hoy…


-Bueno, un accidente lo tiene cualquiera… -Frunció el ceño-. Lo siento, fue culpa mía por enredar con Nessie y obligaros a cambiar de cama tantas veces… Además la hice rabiar y por eso te dijo que le cambiaras la cama…


-A ver… -Rodé los ojos-. Déjalo, no pasa nada. No es culpa de nadie, en todo caso mía por no mirar por donde ando…


-Sí, bueno… eso también influye… -Rió y le miré mal-. Sí, será mejor que mantenga la boca cerrada, mi madre siempre dice que estoy más guapo así…


-Qué razón tiene… es una sabia mujer… -Hice una mueca-. ¿Se han despertado ya? –Se encogió de hombros-. Bueno… tú les despiertas y yo hago el desayuno…



Me miró raro y gritó sus nombres, dejándome claro que con eso se habrían enterado. Me acompañó a la cocina y me ayudó a preparar algo de desayunar, pero me daba la sensación de que estaba más atento a mi enorme frente que a lo que preparaba.


Comenzaba a sentirme mal, avergonzada… él no paraba de mirarme, parecía un monstruo seguro…



Desayunamos todos juntos y me ayudaron a recoger todo, se marcharon cinco minutos antes de que mi padre llegara. Cuando me vio me miró asombrado y preguntó casi instantáneamente qué me había pasado. Le expliqué con algunas mentiras el accidente, obviando que dos hombres habían estado presentes.


Estuve abrazada a él durante horas, los dos sentados en el sofá de casa, escuchando atentamente cosas que habían pasado, algunas importantes y otras más banales. Me contó cómo era su nueva oficina, cómo había tardado días en encontrar una secretaria eficiente, cómo había empezado a decorar la casa, con apenas cuatro muebles y que no quería decorarla más, ya que apenas estaba allí y tenía todo lo que necesitaba.


Me contó lo mucho que me había echado de menos, lo mucho que había paseado por allí y pensado en nosotras, en nuestra familia y sobre todo en mamá. También la echaba de menos. Estuvimos hablando sobre ella, sobre su nueva terapia, cómo la veía yo, cómo ahora tía Cyntia pasaba más tiempo con ella… cómo eso la animaba bastante.



Empezó a preguntarme sobre mi vida, sobre los cambios en mi rutina. Le conté más cosas de las que quizá hubiera debido contar, como que tía Cyntia me había cubierto las espaldas y como que últimamente había ido algún fin de semana a Forks… pero ni se me pasó por la cabeza contarle que había dormido en casa de un chico al que apenas conocía hace unos meses.


La versión oficial era que dormía en casa de los padres de Nessie, nada de fiestas, sólo reuniones con los amigos de su hermana… y con su hermana. Pero dejé entrever que había una nueva amistad en mi vida bastante importante. Él empezó a hacer preguntas sobre mis nuevos amigos de Forks, así que le hablé un poco de todos, de Leah, de Kim, de Embry y Quil… aunque al que más me costó mencionarle fue a Seth.


En el momento que le mencioné mi padre lo notó, así que yo empecé a hablarle de Kevin y Ryan, de Nessie, de Cassy y Wanda, y luego de Jake y de Nessie otra vez.



Cuando fue a preguntar me adelanté y le pregunté si había hecho amistades allí. Me alegré ligeramente cuando me dijo que el marido de su secretaria era aficionado a la pesca y que había ido hace un par de semanas a pescar. Luego me contó que tenía una hermana divorciada con un hijo de mi edad, me dijo que el chico era muy agradable y que le encantaría que lo conociese.


-En serio, cuando estaba con él… me recordaba a Kevin. No es tan payaso, pero es igual de hablador… -Me sonrió-. ¿Querrías ir a conocerle?


-Claro… me encantaría ir a visitarte alguna vez… sería genial…


-Claro… -Sonrió y me miró serio-. Pero…


-No, no hay peros… me encantaría… -Sonreí-. Será agradable, le estoy cogiendo el gusto a eso de viajar y conocer gente nueva… es… inspirador.


-¿Inspirador? –Alzó una ceja-. Eso… eso suena… -Sonrió-. ¿Sabes que le dije a mi madre un día que me fui de paseo al parque? –Le miré curiosa-. Que había sido un paseo inspirador… -Sonrió de nuevo-. ¿Sabes por qué?


-No…


-Fue el día que conocí a tu madre… -Sonrió pícaro y yo me sonrojé levemente-. Así que… bueno, si quieres… puedes contármelo.


-Pues… -Hice una mueca-. No es nada, sólo… no sé… con eso de que Kevin se ha echado novia y eso… pues no sé, lo veo menos… aunque siga siendo mi amigo… es distinto. Simplemente es eso, que me alegro por él, pero se nota que no está, al menos al principio… aunque ahora… lo noto menos. Con eso de que tengo a Nessie todo el día pendiente… El fin de semana estoy más distraída, no sé… pero eso no quiere decir nada más, sólo que estoy haciendo amigos -¿Qué estás diciendo Darlene? Empieza a encontrarle sentido, parece que no sepas hablar…-. Más amigos.


-Ya… ¿Alguno algo más especial?


-No…


-Darlene… aunque me haya ido lejos… sigo siendo tu padre y sigo conociéndote… pero si no me lo quieres contar, sólo tienes que decirlo…


-No hay nada que contar…


-Si tú lo dices… -suspiró-. ¿Te apetece que vayamos a comer al Sky River?


-Papá… -Remoloneé señalando mi chichón, pero a él no le importó y puso cara de perrito abandonado-. Vale… déjame darme una ducha y ponerme algo decente… quizá me corte flequillo o algo, para que no se vea…



Mi padre empezó a reír y se instaló en su habitación mientras yo me arreglaba para salir. Puse el pelo por mi cara, intentando tapar aquel chichón que me parecía enorme. Salimos a comer y después estuvimos paseando por el parque, después quedamos con Claudia para tomar un café y fuimos a cenar con ella. La acompañamos dando un paseo hasta su casa y después nos dirigimos a la nuestra.



Iba agarrada a mi padre, mirándole hablar entusiasmado sobre los nuevos proyectos que tenían en Chicago, cuando empezó a andar más despacio mirando hacia casa. Me giré y me sorprendí al ver en la puerta un ramo de flores, mi padre me miró riendo y nos acercamos despacio.


Me fijé en las flores, eran flores silvestres y parecían estar cortadas a mano. Había una nota y la cogí para leerla.


Me imagino que si no estás, es porque estás bien… no creo que estés en el hospital porque lo sabría por Carlisle… así que bueno, espero que disfrutes con tu padre… si esta noche algo te despierta… abre los ojos antes de andar… Luego te veo.



Mi padre me miró, sin leer la nota, mirándome mientras olía las flores silvestres… en parte me recordaba a su olor, no sé porqué.


-Y no hay ningún amigo especial… ¿no?


-Papá… -Él entró en casa como si no quisiera saber nada, así que le seguí-. Seguramente haya sido Seth… -Mi padre me miró sonriente-. Es algo así como Kevin, sólo que un poco más mayor… no tanto como Jake. No sé… es distinto, pero parecido…


-¿Te gusta?


-Papá… -Suspiré-. Es un chico genial y muy guapo, demasiado. Así que olvídalo…


-Yo no le dejaría flores a una chica en la puerta si no…


-Papá… él es así, ellos son así… son así en Forks, no los conoces… no saques nada de tiesto. Si vieras cómo son con Nessie o con el resto verías como yo que lo hace para que no me sienta mal…


-Bueno… lo que tú digas.



Rió y rodé los ojos, despidiéndome para irme a dormir. Mi padre vino a darme las buenas noches, dándome un abrazo que me llegó al alma. Me giré, mirando hacia la ventana, deseando que por ella se colara la misma persona que había pasado la noche anterior apoyado en mi mesita.


La acaricié levemente, pensando en qué estaría haciendo ahora, si estaría de vuelta en Forks… o si realmente se había quedado.



La luz del día era brillante, estaba despejado. Me sobresalté al escuchar a mi padre reír, así que imaginé que se habría levantado antes y estaría viendo la tele. No me había despertado a pesar de que anoche se lo pedí.



Suspiré medio gruñendo, bajé sin mirarme al espejo. Me quedé helada en el arco del salón, los murmullos no eran la tele. Kevin empezó a reírse, aunque Samantha y John fueron algo más disimulados. Lo peor fue ver a Nessie retener su risa, y a Seth y a Jake sentados cerca de mi padre y de John.


-Buenos días, conejita -¡No, por favor! ¡No! Mi padre me acababa de llamar conejita delante de todos… ¡qué horror!-. ¡Siéntate aquí!


-Creo que mejor… voy a vestirme…


-Sí… será mejor… -Kevin se empezó a reír pero Nessie le miró mal así que se contuvo-. Vaya pelos… ¡y qué frente! Lamento habérmelo perdido…


-¿Qué?


-Les he contado tu golpe… -Nessie me mostró que había contado una versión parecida a la que le conté a mi padre-. Querían oírlo…


-¡Genial!



Me volví a mi habitación y me cambié rápidamente. Intenté hacer algo con mi pelo, para tapar el moratón… pero no había manera, parecía ser mayor que ayer. Cuando bajé me senté entre Nessie y Samantha, pero no me había sentado aún cuando Seth se levantó y me miró la frente como había hecho la mañana anterior. Me asusté, mi padre le miraba y él acarició la frente suavemente.


-Vaya porrazo… -Rió-. Seguro que Leah y los chicos se divierten un montón cuando se lo cuente… -Le pegué y se retiró un poco-. Vamos, venga… -Intentó acariciarme como si fuera una niña y le golpeé la mano-. No te enfades…


-Yo que tú no haría eso… -Kevin empezó a reír-. Tiene muy mal despertar… siempre gruñe cuando se despierta.


-No… -Seth sonrió y miró a Kevin-. No creo… será que la despertáis de mala manera…


-No… -mi padre rió-. Ha salido a su madre en eso…


-No es para tanto… -Nessie me defendió-. No les hagas caso… quieren hacerte rabiar… parece mentira que les sigas el juego…



Seth se volvió a sentar junto a mi padre y Jake se apartó ligeramente para que John le diera una reprimenda a su hijo por tratar así a una chica. Fue un desayuno extraño, extraño por lo menos… no esperaba para nada despertarme y tener aquí a mi mejor amigo, a los amigos de mis padres, a Nessie y a Jake… y mucho menos a Seth. Y muchísimo menos, esperaba que mi padre y John demostraran esa especie de camaradería con Seth y Jake.



A la hora de comer mi padre les invitó a quedarse, pero Nessie dijo que ya había hecho planes con Jake para comer… imaginé la razón. Samantha y John aceptaron, al igual que Kevin, y Seth se quedó callado, pero se levantó a la vez que todos y se encaminó a la puerta.


-Oye Seth… -le miré nerviosa-. ¿Qué vas a hacer ahora?


-Pues… imagino que iré a ver a Esme…


-¿Por qué no te quedas? –Él me miró raro-. Bueno, si quieres… -Él hizo una mueca y miró hacia mi padre y el resto que se metían a la cocina y hacia Nessie y Jake-. Bueno… no pasa nada…


-¿De verdad quieres que me quede? –Asentí débilmente, encogiéndome de hombros-. Bueno… -Se giró hacia la parejita y ellos rieron y se despidieron-. Creo que iré más tarde a ver a Esme…


-¡Genial! –Le hice pasar y entramos a la cocina, donde vi el ramo de flores y le miré sonriente-. Creo que no te he dado las gracias… no tenías porqué…


-Ya… -Él rió y las tocó-. Es que estaba dando una vuelta… y como son moradas… me acordé de ti… -Rió mientras le pegaba-. No hagas eso, que igual con el esfuerzo… -Empecé a pegarle más fuerte y Kevin empezó a reír como el resto-.


-Este chico me cae bien… -Kevin parecía contento-. Consigue hacerte rabiar mucho más que yo… es increíble…


-Tú no me haces rabiar… tú sólo lo intentas…


-Pero yo lo consigo… -Dijo Seth a mi espalda y cuando me volví tenía una mueca divertida-. No te enfades…


-Al final… -miré a Kevin-. Oye, ¿y tu chica?


-Pues se ha quedado en casa, haciendo un trabajo para clase… no sé… creo que de biología… o historia… no sé.


-O de cómo hacer que tu novio te escuche un poco mejor… -Reí y Samantha conmigo-. No sé porqué son tan despistados todos los hombres… -Ella rió y yo me di cuenta de que Seth ponía una mueca-. Al menos la mayoría, no se enteran de lo que les dices…


-No, perdona… las cosas importantes sí… pero hay otras cosas de las que nos habláis… -Kevin rodó los ojos-. Qué más me da de qué está haciendo el trabajo, el caso es que no puede quedar, y punto.


-Hombre… -Mi padre me miró-. Si dijeras eso y estuvieras saliendo con mi hija… no me gustaría oírlo…


-Yo si lo dijeras de mi hermana, posiblemente te pegaría… -Seth me miró con la ceja alzada-. Aunque bueno, creo que sola se apaña… de hecho dudo que ella estuviera con alguien que dijera eso…


-Cualquier mujer que oyera eso de boca de su novio… -Samantha miró mal a su hijo-. No sé cómo la pobre chica te quiere tanto…


-Venga, va… -Asentí a favor de Kev-. El chico a veces se lo curra mucho, le dice muchas cosas bonitas, le lleva los libros a la hora de comer… tiene sus detalles… aunque sea muy despistado.


-Ves… -John me cogió con un brazo-. Por eso no te tienes que meter con una mujer como ella… es la única que te defiende… aprende…



Mi padre y John se pusieron a cocinar, dejándonos al resto poniendo la mesa. Fue divertido ver a Samantha regañar a Kevin por colocar mal los cubiertos, pero eso me alegró porque cuando los estábamos volviendo a colocar, Seth ayudó y nuestras manos se rozaron… algo que fue muy extraño. Me miró con una sonrisa y yo me sonrojé y retiré la mirada, quería abrazarle allí mismo…



Durante la comida los chicos estuvieron hablando de los partidos, de pesca… hasta que Kevin recibió una llamada y se disculpó. Su padre habló de que siempre estaba colgado al teléfono, que era algo casi enfermizo.


-No sé… ni que estuvieran a kilómetros de distancia… -John negó mientras mi padre y Samantha reían-. ¿Tú eres igual?


-Bueno… -Seth hizo una mueca-. No sé… pero mi madre también se mofa de mí, como mi hermana y mis amigos… Yo ando todo el día colgado del teléfono, cuando no es por el trabajo es por otras cosas… pero bueno.


-¿Tú también pones cara de bobo cuando hablas por teléfono? Porque él siempre se queda sonriendo como si estuviera… no sé…


-Bueno… -Rió-. Mis amigos dicen que saben cuando estoy hablando con mi chica por eso… -Reímos-. No sé… creo que todos ponemos esas caras, a Jake también le pasa…


-¿Con Nessie? –Asintió riendo-. ¡Qué fuerte! Así que… es su chica…


-Bueno… -hizo una mueca-. Algo así…


-¿Y tú tienes chica? –Mi padre fue directo, claro y conciso-.


-No sé… es que para nosotros es… distinto. Es como una especie de… tradición –Mi padre y los de Kevin le miraron raro y él hizo una mueca-. Cuando hablo de mi chica no es algo… no es mi novia. Es alguien con la que acabaré compartiendo mi vida… -Sonrió y se mordió el labio-. No sé cómo explicarlo…


-¿Concertáis aún matrimonios? –Samantha parecía curiosa-. ¿La has escogido?


-No es eso… pero es algo así… -Ambos rieron-. En realidad, creo que ella me ha escogido a mí… pero no sé muy bien cómo funciona… -Rió-. Pero bueno, no debéis preocuparos por Kevin… nos pasa a todos…


-Seguro que tú y yo también pusimos en nuestro momento esa cara de bobo… -Mi padre sonrió a John-. No te preocupes por el chico…



Kevin volvió mordiéndose el labio, por lo que supuse que habría quedado finalmente con Cassy. Terminamos de comer y estuvimos hablando un poco más, pero parecía que Kevin estaba ansioso, así que comencé a recoger rápido, por lo que Samantha y Seth me ayudaron.


Mi padre parecía estar a gusto hablando con John, Samantha también, pero Kevin quería marcharse… lo que me dejaba pensando en qué haría Seth cuando Kevin se marchase. Mi padre me dijo que si quería podía irme a dar una vuelta con ellos, que no se enfadaba porque me alejara de él un par de horas. Me sentía mal pero tampoco quería dejar a Seth colgado… así que salí con mis dos amigos, mientras se reían de mi chichón.


Llegamos a la calle de Cassy y Kevin se disculpó, por lo que aproveché para devolvérsela y mofarme de él. Seth se despidió muy cordialmente de Kevin, algo que me agradó, aunque cuando volvieron a meterse conmigo me giré y les dejé a los dos a mis espaldas. Una mano cálida tomó mi mano y tiró ligeramente.


-Si andas tan rápido vas a cansarte… y es una tontería porque sabes que te alcanzaré de igual modo… -Rodé los ojos-. Además… no quiero que te des contra nada… hay demasiados árboles por las aceras…


-Pero… -empecé a pegarle y él se protegió riendo, hasta que tomó mis manos y me giró, haciendo un nudo con nuestros brazos donde quedé encerrada-. Suéltame…


-Cuando te calmes… -Comenzó a andar, conmigo encerrada en ese extraño abrazo que me hacía sentir volar-. ¡Arriba!


-¡Para! –Reí, me había levantado como a una niña. Me dejó en el suelo y aflojó su abrazo, dejando una mano en mi cintura y poniéndose a la par-. Eres… más payaso aún que Kevin, más crío… más bobo… -Más atractivo, más… de todo-. Lo peor.


-Bueno… entonces es mejor que te acompañe a casa y me marche a Forks… allí mi madre me dirá que soy el mejor, para subirme la moral después de todo lo que me has dicho…


-Pobrecita… -Reí-. Lo que tiene que aguantar…


-Sí… -hizo una mueca-. Por cierto… que sepas que estoy muy decepcionado… -le miré raro-. ¿Tú sabías que Leah tenía llaves de mi casa? –Me quedé blanca y él rió-. Cuando estábamos patrullando el jueves por la noche le dije que vendría aquí… y ella pensó en que iría a dormir a mi casa para dejar a Sue tranquila por un fin de semana… y recordó cómo os colasteis en mi casa.


-Bueno… son secretos entre chicas…


-Sí… -Empezó a reír-. Algo así dijo ella… -Andamos un poco más y paró, a unos cincuenta metros de mi casa-. Bueno, es mejor que me vaya ya… no quiero ser pesado…


-Sí… estás empezando a ser un poco plasta… -Sonreí y él se quedó serio por unos segundos, hasta que sonrió-. Bueno, tengo que irme… mi padre se va por la noche y quiero estar con él lo máximo posible…


-Sí… -me abrazó-. Igual mañana pasamos a despertarte antes de irnos… -Me miró sosteniéndome entre sus brazos-. Quiero asegurarme antes de irme que podrás sobrevivir sola por una noche… -Rió y le pegué, pero él me llevó a sus brazos de nuevo-. Hasta mañana…


-Hasta -me dio un sonoro beso en la mejilla y me sonrojé-… mañana.



Se marchó y me giré, viendo cómo él había hecho lo mismo con una enorme sonrisa. No, no, no, tonta Darlene, céntrate… Suspiré y me crucé con Samantha y John que ya se marchaban. Me abracé a mi padre y estuve allí por un rato.


Él se separó y me miró sonriente, diciendo que quería enseñarme a jugar al Black Jack, así pasaron las dos horas que nos quedaban, jugando y riendo. Intenté mantenerme serena, sabía que si me veía bien al irse él podría soportarlo. Nos abrazamos mientras esperábamos al taxi llegar para llevarle al aeropuerto. Cuando llegó me cubrió la cara de besos, por lo que yo le insistí en que no debía preocuparse por nada y que iría pronto a verle, que se lo prometía.



Salí a despedirle y le vi marchar en el taxi con toda la serenidad posible, la cual desapareció en el momento que dejé de ver el taxi. Cerré la puerta y me apoyé en ella, dejándome caer en el suelo e intentando controlar mi ansiedad. Una mano se posó en mi cabeza, pero eso produjo en mí algo que no había previsto.


-¡Déjame sola! No necesito que estés rondando todo el día, ¿no tienes otro entretenimiento?


-Yo… -La voz de Seth sonaba rara-.


-Seth… sólo quiero estar sola, no necesito que estés aquí consolándome, sé llevarlo, no quiero que estés aquí por pena, así que lárgate… No quiero que me molestes…


-Como quieras… -levanté la cabeza, pues su tono de voz parecía triste. Le vi desplomarse en las escaleras de casa, como si se tumbase en un sofá o algo parecido. Le miré mal y él sonrió-. Tienes tu espacio, estás sola… y no te molesto.


-¿No entendéis en Forks el significado de propiedad privada?


-Bueno… -Se encogió de hombros-. Es algo que no me preocupa ahora, así que si crees que con eso vas a hacer que me marche, deja de intentarlo –Le miré mal, pero su cara cambió a un gesto triste-. Aunque si realmente quieres que me vaya… lo haré, si es lo que realmente quieres.


-Es lo que quiero.



Él torció el gesto en una mueca extraña, casi diría dolor. Se quedó paralizado por un instante, pero se levantó, dirigiéndose a la ventana y dedicando una tortuosa mirada antes de salir por allí. La rabia me invadió por completo, una parte de mí ansiaba que se quedase, pero era la misma estúpida parte que quería mucho más que amistad con él, la misma estúpida parte que me hacía desvariar.


Me levanté, subiendo por las escaleras enfurecida conmigo misma, demasiado furiosa, con los ojos llenos de lágrimas por la impotencia y la rabia. Iba directa a mi cuarto, pero el teléfono sonó. Bajé de nuevo y descolgué, mi madre me dijo que llegaría un poco más tarde el lunes, posiblemente de noche. Le dije que no se preocupara por nada y me despedí rápido, intentando que ella no notase que estaba ya empezando a llorar sin consuelo. Colgué y me abracé a mí misma, pero no quería eso, sabía que tenía que calmarme, que tenía que hacer algo para liberar la rabia.



Esa rabia que no sabía de dónde provenía, quizá era por saber que no vería a mi padre en meses, o que mi madre podría haber empezado a mejorar hace tiempo si él no lo hubiera dejado estar, o que quizá nada de esto estaría pasando si yo lo hubiera recurrido al Doctor Cameron antes. La rabia por ver una familia partida, mi familia, la cual habíamos intentado sujetar con unos hilos demasiado finos.


Pero todo eso no provocaba tanta rabia, era una rabia distinta, como la que se siente cuando sabes que has hecho algo mal, la rabia de un enfado contigo misma. Y su imagen saltando por la ventana me hizo estallar en llanto. Debía disculparme, no decirle que viniera, pero sí disculparme.


Corrí escaleras arriba, pero mi torpeza se hizo evidente cuando me tropecé con un escalón, notando un chasquido en mi muñeca izquierda. Empecé a patalear en las mismas escaleras, era torpe hasta para andar. ¿Qué me pasaba? A mi mente vino una imagen de un castillo de naipes reforzado, al que le van quitando cartas despacio hasta que se desploma. Me levanté como pude y acudí a mi móvil.



Lo siento, no quería ponerme así… espero que puedas perdonarme… lo siento.



Lo envié y lo leí, posiblemente demasiado desesperado. Paseé por el pasillo con impaciencia, no sabía muy bien qué hacer. Estaba histérica, era realmente sorprendente cómo había llegado a este punto. Me di cuenta que debía calmarme cuando estampé mi móvil contra la pared. Cuando vi desperdigarse las piezas por el suelo, me di cuenta de que estaba llegando a un extremo enfermizo, que empezaba a parecerme a mi madre.


Entré en el baño y abrí el grifo de la bañera, pero se me resbaló el mango de la ducha, cayendo a la bañera y mojándome un poco. Gruñí intentando colocarlo, mojándome entera. Me metí allí, acurrucándome bajo el agua que caía. Fue entonces cuando noté que mi muñeca empezaba a hincharse, así que la metí debajo del chorro de agua, poniéndola helada.


Apoyé el brazo en el grifo y en él mi cabeza, mirando cómo mi muñeca empezaba a enrojecer, sintiendo cómo el agua me calaba, sintiendo cómo las lágrimas corrían por mis mejillas.


-¡Eh! –Me giré y él ya estaba cerrando la llave del agua y abrazándome-. Tranquila… -Me abracé a él-. Ya está…


-Lo siento…


-Tranquila… -me miró con una sonrisa que salía en su cara un poco forzada, intentando arrastrar la pena-. Vamos… ven…



Me sacó de la bañera, cargó conmigo y cogió una toalla donde me envolvió. Me llevó hasta mi cuarto, sentándose en mi cama y acunándome mientras yo le pedía mil veces perdón. Cada vez que me disculpaba él se esforzaba por decirme que no estaba enfadado, o que todo estaba bien, o lo que a la parte más estúpida de mi cerebro más le gustaba. Estoy aquí.


Cuando me calmé un poco más, él miró mi mano, la cual yo acunaba contra mi pecho. Me miró asustado y a mí me dio por reír.


-Me he caído cuando subía por las escaleras…


-Anda que… -Sonrió un poco-. Cuando digo que no puedes estar sola… -Rió-. ¿Te duele mucho?


-No… ya no tanto.


-Anda… -Me ayudó a levantarme y me miró fijamente, para después suspirar-. Será mejor que te cambies… sólo falta que además te resfríes… -Sonrió-. Voy a casa de Carlisle, le diré que venga a verte… no me gusta la pinta que tiene…


-¡No! –Me asusté, no quería verle marchar otra vez, no quería estar sola de nuevo. Él me miró curioso y sonrió levemente-. Yo…


-Tranquila, volveré antes de que hayas terminado de cambiarte -Algo en mi cara le hizo sonreír y sacó un mp3 de su bolsillo-. Antes de que termine la canción, estaré aquí.



Sonrió y tocó un par de botones haciendo sonar una canción. Me besó en la frente y la voz del chico empezó a cantar, mientras él saltaba por la ventana. La canción me hizo sentir extraña.




Su letra hacía que la estúpida parte de mi cerebro creciera y se apoderase de mí, aunque la parte lógica se fijó en la melodía, una melodía ligera y tranquila. Seguro que la había escogido por la música y no por la letra. O incluso quizá ni supiera qué canción estaba poniendo… lo último era lo más probable.


Pero había fallado, la canción acabó y él no había venido. Cerré la puerta de mi cuarto y puse la misma canción, era tranquila… y me di cuenta de que la canción me hacía sentir extraña, además, porque expresaba lo que una creciente parte de mi mente quería.



Cuando me había puesto el pijama abrí la puerta, y el Doctor Cullen y Seth estaban apoyados en la barandilla de la escalera. Sonreí temerosa y el Doctor Cullen se acercó a mí con cautela. Tomó mi mano y la giró levemente, haciendo que doliera un poco.


-Tendré que vendarte… -miró mi frente-. He traído una pomada para que te baje la inflamación… te pondré un poco también en la muñeca…



Me hizo un gesto para que me sentara y sus heladas manos extendieron la pomada por mi muñeca, poniendo un ligero vendaje encima. Después hizo una leve mueca y retiró mi pelo, poniendo un poco de pomada en la frente. Seth miraba atento y cuando miré a Carlisle sonrió como si supiera qué estaba pensando… ¿También él leía mentes? Me sentía como una niña pequeña… suspiré.


-¿Te hago daño?


-No… -hice una mueca-. Me siento como una niña pequeña, torpe y tonta…


-Hombre… -Seth sonrió-. Sólo un poquito… -le miré mal y Carlisle cerró su maletín, tendiéndole la pomada a Seth, el cual la cogió y la miró-. ¿Qué es?


-Bueno… -Me miró-. Aplícatela de nuevo antes de acostarte y mañana cuando despiertes. Pásate mañana por la tarde por mi casa, le echaré un vistazo a tu muñeca… -Sonrió-. No hay fractura, así que en unos días estará como nueva…


-Gracias…


-Bueno… -Se levantó y palmeó a Seth en el hombro-. Te dejo de enfermera.


-Claro… -Sonrió-. ¿No tendrás una cofia o algo parecido en ese maletín tan chulo? –Carlisle negó riendo se marchó-. ¿Mejor?


-Sí… -Asentí mirando mi vendaje-. No sé cómo le explicaré esto a mi madre…


-No sé… -Se sentó a mi lado y tomó con delicadeza mi mano vendada-. ¿A que hora viene? ¿Tarde? –Asentí-. Puedes decirle que te lo has hecho en clase… así no se preocupará tanto… -Suspiré-. ¿Tienes hambre?


-Un poco… -me levanté-. ¿Quieres cenar?


-Bueno… -Se levantó y rió-. Pero mejor déjame a mí… no quiero que te cortes o te quemes… o lo que sea que pueda pasarte.



Bajé a la cocina con él pero no me dejó hacer nada. Preparó un poco de pasta y después sacó helado. Nos sentamos a ver la tele y él apoyó el helado en mi muñeca, por lo que le miré raro y él sonrió encogiéndose de hombros.


-Así se irá antes… -Sonrió-. Oye… es que… -Hizo una mueca-. ¿Qué has hecho para caerte? ¿Has subido corriendo?


-Algo así… no sé… estaba pensando en qué te iba a decir, cómo disculparme… no me he fijado en dónde pisaba, imagino… -Hizo otra mueca y negó-. Lo siento, en serio.


-No… yo soy el que debe pedir disculpas, la próxima vez prometo llamar antes de entrar… entiendo que te hayas enfadado… no es muy normal que se cuelen en tu casa…


-No ha sido por eso…


-¿A no? -¿Por qué has dicho nada?... era una buena razón para enfadarse…-. ¿Entonces?


-Bueno… -le miré y bajé la cabeza, si iba a decirle la verdad iba a pensar que realmente estaba majara-. No sé, es que me da rabia que siempre me veas así, que siempre aparezcas cuando estoy así, no quiero dar pena… me resulta frustrante que siempre tengas que venir a calmarme… -Le miré y él tenía una mueca que no sabría describir-. Me da la sensación de que… no sé… -Me miró de un modo que me hizo sentir estallar, quería decirle todo y no decirle nada a la vez. Respiré hondo-. Parece que sólo seas mi amigo porque te guste salvarme de estas situaciones, que eres mi amigo porque te doy pena.


-¿En serio piensas eso? –Asentí-. ¿Y tú porqué eres mi amiga? –Le miré vacilante-. Tú dices eso, pero yo puedo pensar lo mismo… que sólo eres mi amiga… yo que sé… por mis fiestas.


-No es lo mismo…


-Claro que sí… -Parecía ahora satisfecho-. Te aseguro que no tiendo a gastar mi tiempo en personas que me dan pena. Jason ahora me da pena, él me da pena y ya no quedo con él. Pero creo que deberías diferenciar la pena por la preocupación. No es lo mismo que una persona te de pena a que te preocupes por una persona… y me preocupo por ti porque eres una buena chica, eres divertida, inteligente, fuerte, amable… -Le hice un gesto para que parase y él sonrió-. Si quieres puedo seguir diciéndote cosas así toda la noche…


-Yo… -Suspiré y él sonreía. Le abracé sin más, casi salté sobre él-. Eres el mejor chico del mundo, bueno, amable, comprensivo, cariñoso, divertido, alocado, hablador, agradable… -lo dije de carrerilla, así que tuve que coger aire. Me solté y me sentí un poco estúpida-. Aunque a veces eres demasiado adulador, a veces muy infantil y eso me hace rabiar… pero eres genial.


-Ves… -Sonrió-. Ya sabía yo que se me olvidaban un par de cosas… -uso una mueca rara, poniendo morritos y después empezó a sonreír de ese modo que me dejaba sin respiración-. Sincera y espontánea…


-Ya… vale ya… ¡zalamero!



Reímos un poco y nos pusimos a hablar, me contaba cosas de su hermana, de su madre, de alguna detención que había sufrido, de cómo era Charlie en las distancias cortas, de mil cosas del taller…


Después él comenzó a preguntarme sobre cosas de mi infancia, sobre mi relación con Kevin, sobre cómo era mi relación con tía Cyntia…


Después empezamos a hablar de nuestros gustos, me sorprendió ver que había escuchado música de todo tipo y que siempre le gustaba escuchar canciones que fueran con su estado de ánimo. A mi me pasaba exactamente lo mismo.


Él preguntó sobre qué solía hacer por las tardes, cuando salía de clase, así que le conté que me encantaba escuchar música, ver la tele y leer… lo normal. Él preguntó sobre mis gustos a la hora de escoger libros, así que le conté que tenía de todo, desde novelas románticas, dramas, novela negra, fantasía… y cuando me preguntó cual era mi libro favorito, no lo dudé. Como casi todo el mundo que lo preguntaba, no tenía ni idea de qué libro era el que decía, pero me escuchó atentamente cuando le conté de qué iba la historia.



Él pareció satisfecho, por lo que yo me atreví a preguntarle sobre sus películas favoritas. Él me dijo que no había ninguna en especial, pues le gustaban muchas. A veces le gustaba ver películas antiguas con su madre, ya que era lo que solían hacer el fin de semana cuando él era más pequeño. Pero cuando estaba solo le gustaban mucho las películas de risa, sobre todo las de Jim Carrey. Me dijo que ese hombre le hacía reír como casi nadie… empecé a entender de dónde venía su faceta de payaso.



Cuando me dijo eso me levanté con una mueca y él me miró raro, pero sabía qué era lo que quería hacer ahora y no era dormir… me apetecía reír y mucho. Y por supuesto, disfrutar de su risa.


Busqué por la estantería mientras él me miraba desde mi sofá. Me volví y escondí el DVD en mi espalda, haciendo que él me mirara riendo y puse la película. Estuvimos riendo durante hora y media, nos lo pasamos genial y cuando acabamos nos pusimos a jugar al Black Jack.


-Venga… va… -Me miró raro-. Te voy a ganar… no puedes jugar con la mano vendada, siento que estás en desventaja… -le miré mal-. ¿En serio quieres jugar?


-¡Claro que sí! Y estoy segura de que te ganaré…


-¿En serio? –Asentí serena-. Bueno… entonces… -Se mordió el labio-. Vamos a apostar algo…


-¿Apostar? –Me sorprendí-. No sé… ¿qué quieres apostar?


-Decir sí… -Me sorprendí aún más-. El que pierda tendrá que decir a todo que sí durante… -Dudó-. ¿Una semana?


-¿Pero a todo lo que diga el otro… o a todo lo que diga todo el mundo?


-Eh… -Sonrió e hizo una mueca-. Mejor sólo a lo que diga el otro… además así seguro que no infringimos el trato…


-Vale… ¿Repartes tú?



Él empezó a barajar y a repartir. Cuando vi mis cartas me asombré, eran bastante malas… a él tampoco le debieron tocar muy buenas porque dijo que al mejor de tres partidas… así que perdí la primera. La segunda la suerte estuvo a mi favor, los dos reímos pero estábamos nerviosos… era imposible saber quién iba a ganar.


Barajó y él alzó una ceja mirándome divertido, mis cartas no eran las mejores pero igual se estaba marcando un farol. Le miré mientras él parecía relajado. Perdí.


-¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¡No! ¿Por qué?


-¡Sí! –Hizo un gesto vencedor-. No vas a poderme negar nada en una semana… es una apuesta y si no la cumples habrá consecuencias… ya sabes…


-¡Genial!


-¿Qué tal si empezamos ya?


-¿Mañana?


-No… quiero oírtelo decir…


-Sí…


-¡Genial! Déjame pensar… -Hizo un gesto de pensamiento profundo y me miró. Se fue dibujando en su cara una mueca pícara-. ¿Sabes? Podrías enseñarme tus fotos de cuando eras niña…


-¿Qué? –Le miré raro y él alzó las cejas-. Vale…



Me levanté y rebusqué por la librería, enseñándole el álbum de fotos que mi padre había hecho con fotos de cuando yo era una niña. Se lo tendí y él me pidió que me sentara a su lado en el sofá, así que estuvimos viendo las fotos de cuando era niña. Una niña rechonchita con unos enormes mofletes que sonreía. Había una foto con la que él se rió muchísimo, la típica foto que tiene todo el mundo sonriendo cuando se te acaban de caer los las incisivos de leche.


Aguanté estoicamente casi media hora de fotos y risas de Seth, sobre todo cuando vio otra en la que tenía un chichón en la cabeza, parecido al que tenía ahora… hasta que al final se acabó el álbum y yo me sentía ridícula.


-Bueno… -me miró divertido-. Ven… vamos a dormir… -Le miré atenta y él se levantó. Le seguí hasta mi cuarto y me hizo pasar delante-. Bueno… yo voy a dormir en el sofá… -Me metí en mi cama-. Aunque… -Me miró divertido-. ¿Quieres que duerma contigo? –Le lancé la almohada y él la esquivó riendo-. ¿Eso es que me pides que sea tu almohada?


-Seth… -Él hizo un gesto para indicarme que quería oírme bien-. ¡Sí!


-Bueno… si me lo pides así… -Rió y se metió a mi cama-. ¿Quieres que sea tu almohada, entonces? ¿Quieres abrazarme?


-Sí… -dije suspirando-.


-Bueno… ¿También querrás darme un beso de buenas noches? –Me miró y yo tragué en seco. Él sonrió y puso su mejilla, en la cual deposité un rápido beso-. Yo creo que me ha sabido a poco… Ha sido un poco corto… ¿no crees?


-¿Qué? –Él me miró divertido-. Sí…


-Bueno… ¿Me das otro?


-Sí… -Notaba mis mejillas arder mientras le daba un beso ligeramente más largo y más sonoro. Se separó y me miró sonriente-. ¿Feliz?


-No… -Rió y acarició mi frente-. ¿Me dejas que te de un poco de pomada en la frente? ¿Cómo si fueras una niña pequeña? ¿Sin protestar? –Rió y le miré mal-. Eso es un sí… -Cogió la pomada de la mesilla y retiró mi pelo con cuidado, extendiendo la pomada por mi frente con mucho cuidado. Sus ojos clavados en mi frente y los míos en los suyos-. ¿Me estás mirando a los ojos por algo?


-Sí…


-¿No será que me adoras?


-Sí, Seth… -Intenté sonar irónica-. Claro…


-Vaya… -Rió divertido-. No esperaba que me dieras la razón en eso… -Rió más alto-. Estaba pensando en que si rompes tu promesa… no sé. Tengo que pensar un castigo. Quizá te haga algo tipo darte un achuchón enorme en la puerta de clase, o decirles a tus compañeras que en Forks eres la más ligona… -Rió al ver mi mirada-. ¿Te parece bien?


-Sí… -Gruñí-. Sería genial.


-Bueno… -Dejó el tubo de pomada y me miró-. Esto ya está… ahora que tu frente además de morado tiene algo de blanco… estás preciosa… -Le miré mal-. Mírate al espejo… -Cogió el espejito de la mesilla-. ¿A que estás preciosa? –Le miré mal de nuevo-. Dime que estás preciosa…


-Sí… -Él sonrió-. Mucho…


-En serio… -Me miró un poco más serio-. Estás preciosa siempre… -Se tumbó y me miró muy sonriente-. ¿Te apetece dormir aquí, conmigo?



Rodé los ojos y me tumbé sobre su pecho, donde él indicaba. Él rió un poco y empezó a acariciar mi nuca, llevándome a una profunda relajación donde encontré el sueño.


Cuando abrí los ojos me levanté de golpe, el reloj sonaba y era tarde. Estaba abrazando mi almohada y bajé corriendo las escaleras. Él no estaba en casa, lo que me hizo sentir un poco… ansiosa. Me asomé a la cocina y había otra nota en el ramo.


Cuando dormías me has dado una genial idea… arréglate y ves a clase… Tengo una sorpresa.



Suspiré y miré el reloj de nuevo, no me daba tiempo, así que me vestí rápido y salí de casa sin desayunar. Cuando llegué a clase vi un corro de chicas a la entrada. Me acerqué sigilosa y a unos metros del corro pude ver un coche conocido, con un piloto que había desaparecido de mi casa. Él alzó la mano, saludándome, así que le respondí. Kevin me palmeó la espalda riendo, desapareciendo entre el grupo de chicas que no paraba de mirar a Seth, el cual saltó del coche y vino al trote hacia mí.


-¡Hola preciosa! ¿Me dejas darte un abrazo?


-Sí… -dije sonrojándome-.


-¡Genial! –Me abrazó y me levantó por los aires, recordándome aquellos abrazos que siempre se daban Nessie y Jake, los que me hacían suspirar-. ¡Estás preciosa hoy! –Dijo más alto de lo normal, para después bajar mucho el tono-. ¿Me das un beso?


-¿Qué? –Mis ojos se abrieron como platos y pude ver la victoria en los suyos, así que me resigné a las miradas, seguro sería mucho peor si no lo hacía-. Sí… -Le di un ligero beso en la mejilla y él puso mala cara, poniendo de nuevo su mejilla al alcance de mis labios, los cuales repitieron la acción-. ¿Contento?


-Bueno… -Guiñó un ojo hacia mis espaldas, así que pude ver a Nessie y a Jake parados hablando al lado de la moto de Jake y riendo-. Jake me ha dado el día libre… él se va para estar el resto del día en el taller… -Suspiró-. Iba a desayunar solo… pero he pensado que quizá querrías acompañarme… -Mi cara no sé que mostró, pero sus sonrisa se ensanchó, carraspeó y me fijé en las chicas de al lado-. ¿Quieres picarte las clases y venir a desayunar conmigo?


-Seth… -Miré hacia las chicas y luego a él, triunfante-. Claro… ¿por qué no?


-Entonces… ¿Tenemos una cita?


-Seth… -Suspiré y él sonrió-. Sí, claro…


-Entonces… -Se acercó a mi oreja sonriendo-. ¿Puedo cogerte la mano para llevarte hasta mi coche? –Le miré mal, muy mal y él pareció captar mi negativa-. ¿No?


-¡Dios! –Suspiré y le cogí de la mano, tirando de él hacia el coche mientras él se despedía de Nessie y Jake que reían. Las chicas me miraron de un modo extraño, así que tiré con más fuerza de él, pero no conseguía hacerle acelerar, parecía querer disfrutar del paseo-. Te odio… juro que te la devolveré.


-¡Claro cariño! –Dijo en voz alta-. Lo que mi chica quiera…



Me abrió la puerta de su coche y me preguntó antes de que me sentara si podía darme un beso. No pude negarme, pues él ya estaba estampando sus cálidos labios en mis mejillas en un beso intenso. Me hizo sonrojar de un modo inimaginable, así que me senté algo molesta mientras él reía y entraba en su coche, arrancando y saliendo del mismo modo que lo hizo el otro día.


-¿Me dejas llevarte a cualquier lugar del mundo?


-¡Claro! Me estás secuestrando, me has hecho hacer el mayor de los ridículos en la puerta de mi instituto, me has hecho besarte delante de todos… ¿Por qué no?


-¡Ese es el espíritu! –Dijo riendo y acelerando-. Esto te va a gustar…



Aceleró y empezó a ir por las carreteras como un loco, tomando desvíos sin que me diera tiempo a leer los carteles. Empecé a ver demasiado verde, estábamos entrando a un bosque, pero no era el del Parque Nacional de Olympic, que estaba en dirección opuesta. Paró en coche en una especie de mirador y me miró sonriente.


-No es Olympic… pero también es un Bosque Nacional… -Señaló unos arbustos silvestres con unas flores que tenía en mi casa-. Quería enseñártelo… -Bajó del coche y le seguí, el me tomó la mano llevándome al borde del parador-. Es genial… no hay un sito mejor para desayunar.

-Seth… no veo ninguna cafetería…


-¡Ay! ¡Mujer de poca fe! –Negó y me llevó de la mano hasta su maletero, el que abrió dejándome ver bolsas de Starbuck’s-. He ido a por algo que sabía que te iba a gustar… -Sacó una magdalena de arándanos-. ¿He acertado? –Asentí tímida mientras cogía con la mano izquierda el pastel que me tendía con su mano derecha. Subió su mano izquierda, unida a mi mano derecha y acarició mi cara-. No hace falta que te sonrojes… -Rió-. A ojos de todas tus compañeras esto es una cita… así que al menos, tienes un bonito detalle para contarles mañana…


-¡Idiota! –Le pegué y él rió-. Te juro que algún día pagarás por eso…


-Bueno… de momento… -Me giró y me soltó, cogiendo un par de magdalenas con cada mano y después me llevó hasta el banco que había al borde del parador, sentándome y sentándose él a mi lado, haciendo malabarismos con las magdalenas. Paró y sonrió, mientras yo le miraba de un modo extraño-. Deja de mirarme…


-Si dejaras de hacer el tonto…


-Bueno, te he traído para que los dos desayunemos viendo cosas preciosas… -Asentí y miré el paisaje, sintiéndome observada-.


-Deja de mirarme tú ahora…


-Bueno… estaba mirando algo precioso…


-¡Calla! –Él rió y yo también-. Como te dije ayer… eres demasiado zalamero.

3 comentarios

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Ashley_Silvy
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24 de junio de 2010, 23:36 delete

W000000 xD por in sé cómo meterme pa dejar comentarios akiii jajajaja

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Juliet Lopez
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27 de diciembre de 2014, 10:40 delete

hola,me gusta tu historia la versión de la impronta de seth amo a ese personaje aunque,no me convence mucho Darlene no se,al principio de la historia no lograba entender la coordinacion de edad hasta que leí que edad tenia en fin,me gusto los personajes que escogiste excepto el de Darlene no se se ve algo mayor de lo que apareta tener en la hitoria...en fin me agrada mucho como escribes ENSERIO :)

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Juliet Lopez
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27 de diciembre de 2014, 10:41 delete

SALUDOS y espero que sigas creando tan maravillosas historias

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