Capítulo XI: Rubor extremo.

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El martes fue extraño, estaban muy pendientes de mí aunque yo estaba relativamente contenta, el haber visto a mi madre así me había emocionado…

Kevin retomó ese día la antigua costumbre de acompañarme a casa, mientras Ryan hacía lo mismo con Wanda. Por el camino se lo conté y se entusiasmó, me dijo que se alegraba mucho y que de todo lo malo se sacaba algo bueno.


-A ver… siento que ese idiota no esté contigo, pero tu madre te ha mostrado que sabe qué pasa con tu vida, que se preocupa por ti… no sé.


-Ya… entiendo…


-De todas maneras, si ese chico no se ha dado cuenta de lo que ha perdido dejándote marchar… es que es idiota… tú vales mucho más que cualquiera de las chicas con las que él pueda estar…


-Kev… déjalo, ¿vale? No necesito que me digas esas chorradas…


-No son chorradas, es la verdad…


-Kev…


-¡Que sí! ¡Ya verás! Encontrarás a alguien genial que sepa cómo tratarte, que no sea un payaso como yo… y yo encontraré a alguien que no sea una borde como tú… -me sonrió-. ¡Ya verás!


-No sé yo… -le miré raro-. Va a ser difícil…


-¿Qué alguien quiera salir conmigo?


-Bueno, eso mucho más… creo que en este caso sería mucho más fácil que yo saliera con alguien antes que tú… -me eché a reír-. Y eso que yo ya lo tengo muy difícil.


-Bueno, pues consuélate… hay quien lo tiene peor…


-Bueno, eso sí… al menos tengo a un payaso como amigo que me hace reír de vez en cuando… eso no lo tiene todo el mundo… -le sonreí y le empujé juguetona-.


-Y no todo el mundo tiene una amiga como tú… -Paramos frente a mi casa y me abrazó sin previo aviso. Susurró en mi oído-. Eres la mejor chica del mundo, si no fuera porque a veces me contestas tan mal… estaría loquito por tus huesos.



Se alejó con una enorme sonrisa, mientras yo me quedaba un poco… no sabría cómo definirlo. Sorprendida como poco. Entré a casa sacudiendo mi cabeza y noté que apenas había luz. Subí a la habitación de mis padres y mi madre estaba tumbada de nuevo, la fase de alegría había pasado, pero ahora quizá era hora de que yo le mostrara que también me preocupaba. La abracé y le di un beso sin recibir respuesta alguna, bajando a la cocina a preparar algo, tenía hambre.



Estuve a punto de llorar pensando en todo esto, en Omar, en Nessie, en Kevin… y en mi madre. Mi padre apareció justo cuando estaba a punto de llorar y me abrazó, haciendo que el dique que había formado desde ayer se rompiera.


Esa noche me costó dormir, no paraba de preguntarme qué era lo que había ido mal, porqué había empezado él algo conmigo si sabía que no iba a llegar a buen fin… sabía que las relaciones perfectas no existían, sabía que los cuentos de Disney eran sólo eso, cuentos. Pero por primera vez en mi vida había sentido amor, amor correspondido, aunque hubieran sido sólo un par de semanas. Había experimentado mi primer beso, aunque prefería olvidar todo aquello.



El miércoles mis ánimos no eran muy buenos, ni tampoco los de Wanda. Estaba desesperada, pronto iban a empezar los parciales y no entendía nada. Cuando lo pensé… ¡los parciales!


Había olvidado completamente que sólo quedaban un par de semanas para los parciales… Decidimos quedar para ir a la biblioteca, plan al que se unieron los chicos.


Cuando llegué a casa… me inundó la alegría. Decidí que los parciales podían esperar unos días más… pero no mi tía Cyntia. La abracé y ella me miraba apenada, seguramente mi padre la habría llamado al ver que mi madre había vuelto a su letargo. Me alegró muchísimo su visita, siempre que venía mi madre se animaba por poco que fuera, y yo… disfrutaba con ella muchísimo, me contaba cosas sobre su vida y yo sobre la mía y a veces me traía unos regalos impresionantes.



Estuvimos toda la tarde hablando en mi cuarto, ella me preguntó por Omar pero no me atreví a contarle toda la verdad, solo parte.


-Bueno, no te preocupes… todo irá bien… no tengas prisa. Mírame a mí… no tengo pareja y estoy muy bien…


-Ya… pero no sé, sabes que antes creía en eso del amor, pero ahora… no sé. Antes creía que había alguien perfecto para cada persona, y cuando veo a mi mejor amiga con su mejor amigo… no sé… son perfectos el uno para el otro, y sé que acabarán juntos. Y los envidio porque me encantaría tener algo así con alguien… Quería a alguien maduro, que me escuchara… y cuando Omar tenía todas esas cosas… pensé que era él, pensé que le había encontrado y ahora duele… y mucho.


-No te preocupes, cuando encuentres al adecuado ni siquiera te acordarás de Omar… ya lo verás… en serio.


-No sé… prefiero creer que no hay nadie ahora… no quiero a nadie que pueda hacerme daño otra vez. Si todos los tíos son iguales… me haré lesbiana…



Mi tía se echó a reír y yo con ella, pero en verdad comenzaba a pensar que yo no tenía a nadie predestinado, esas cosas debía dejar de pensarlas, sólo me hacían daño.


El viernes mi tía se fue, así que yo quedé con Wanda y los chicos para ir a estudiar, dos días de retraso podían corregirse en un fin de semana entero estudiando… ¡Vaya asco!



Estuvimos todo el fin de semana allí estudiando, comíamos incluso allí para evitarnos el camino a casa y poder estudiar más rato… o lo que fuera, porque Ryan y Kevin apenas estudiaban, no paraban de mirar a las chicas, por lo que Wanda se sentía un poco mal. Hacía mucho tiempo que ellos no se comportaban de ese modo, por lo que ella no los había conocido así, pero yo ya estaba acostumbrada… bajaba la cabeza y me ponía los tapones para seguir estudiando.



El domingo no abrían, así que nos quedamos estudiando cada uno en su casa… oficialmente. Cuando me desperté mi madre estaba tirada en el suelo de la cocina, mientras mi padre dormía en el sofá. Rodé los ojos y cogí algo de comida y un par de mantas, marchándome a la caseta del parque que se usaba en verano para hacer picnic, aunque en invierno no se usaba porque poca gente estaba tan tarada como para hacer uno…



Estuve estudiando allí, aunque a veces tenía que levantarme y moverme para no congelarme… odiaba este sitio en invierno. Cuando la luz natural ya no me dejaba estudiar volví a mi casa, encontrándome a mi padre y a mi madre discutiendo. Me fui directa a mi cuarto y después escuché un poco. Mi padre se había callado al llegar yo para dejarme descansar… pero a mi madre le daba igual.



La semana pasó extraña, apenas paraba en casa, cogía lo necesario y me iba a la biblioteca para no oírles, pero por la noche no había lugar donde yo pudiera escapar de los gritos de mi casa. Mi madre había tenido otro de sus efectos boomerang por la visita de mi tía…


El miércoles uno de los chicos que estaban en la biblioteca se acercó a nuestra mesa y dejó una nota al lado de Wanda, saliendo de allí con una sonrisa.


Ella me enseñó la nota:


“No te veía desde hace un par de meses por aquí… me alegra haberte visto hoy porque hace tiempo que quería pedirte salir… Esperaré un poco en la puerta, si te apetece salir… simplemente sal”.


Me reí bajito y la animé a salir, ella me miró asustada y le dejé una barra de labios, salió disparada al baño y yo recogí sus cosas para que se pudiera marchar antes. Cuando salió del baño me devolvió la barra y me dejó un beso marcado en la mejilla como agradecimiento.



El jueves Nessie nos llamó y estuvieron todos hablando con ella, contándoles las cosas que habían pasado pero cuando la escuché… me sentía mal sin ella aquí, la estaba echando muchísimo de menos y se lo hice saber, haciendo que las dos llorásemos como tontas.



El fin de semana Wanda había quedado con Alan, así que Kevin y yo quedamos con Ryan para que no se entristeciera. Pero era culpa suya, se había vuelto a comportar como antes, lo que había hecho que perdiera su oportunidad con Wanda. Kevin nos estuvo contando que su perrito había vuelto a caer enfermo, así que fuimos a su casa y estuvimos jugando con el pobre animal que parecía con ganas de jugar, pero tenía que parar cada pocos minutos.


Algo en mi interior me hizo sentir mal y me disculpé, les dejé a los dos solo y corrí hasta mi casa. Mi respiración era difícil por la carrera, pero cuando oí a mis padres algo en mi interior me hizo querer llorar, pero parecía que algo en mí no me dejaba. Subí corriendo de nuevo a mi cuarto y en el momento que cerré la puerta comencé a llorar.


Me desperté de madrugada, bajé a la cocina y saqueé la nevera, no había comido y tampoco había cenado, así que comí en media hora lo que no había comido en un día.


El lunes bajé a desayunar y mi padre me miraba preocupado, pero me fui antes de que dijera una sola palabra. Antes de llegar al instituto sentí de nuevo esa sensación extraña, así que para relajarme entré a una cafetería y me pedí algo de comer. Al menos eso me distraía de esa sensación de angustia.



El resto de la semana pasó parecida, gritos en casa, escapadas a la biblioteca… empezaba a ser mi nuevo refugio y me gustaba. Lo malo era que Wanda se sentaba ahora con su novio, como era lógico y comprensible, pero el soplo de aire nuevo que había traído con ella se había esfumado también. Salíamos de clase y ahora ni siquiera iba a casa, iba al supermercado comprábamos con los chicos patatas y chocolatinas y nos pegábamos la tarde estudiando.



El fin de semana fue horrible… Kevin sabía que las cosas estaban peor así que me invitó a dormir el sábado a su casa. Estuvimos viendo pelis, jugando con su perrito y comiendo palomitas y helado hasta las mil. Estuve hasta la tarde del domingo allí, siendo realmente difícil irme. Samantha y John me habían tratado tan bien como siempre, al igual que Kevin. Mi padre estaba en el garaje cuando llegué mientras mi madre gritaba desde su habitación que era un mal marido.



El lunes me desperté y me desesperé, la ropa empezaba a quedarse pequeña… me había engordado en estas últimas semanas. Estuve a punto de echarme a llorar cuando encontré una camiseta ancha que disimulaba un poco esos kilos. Llegué a clase y al ver a Nessie me alegré, sonreí ampliamente y la abracé. Ella me miraba como si estuviera viendo a otra persona.


En la comida estaba histérica, los exámenes empezaban estos días y esta semana era la última de clase, luego vendrían las vacaciones… me dio un escalofrío sólo de pensar en las vacaciones de Navidad. A la vuelta Ryan ya no estaría… y lo peor. Tenía que pasar todas las navidades en casa con mis padres…


Nessie nos miraba triste, me fijé en que ahora esta mesa volvía a ser parecida a hace unos meses… bajé la mirada para evitar llorar.



El martes Ryan iba andando fijándose en cada esquina del instituto, parecía nostálgico, mucho más en la comida. Nessie carraspeó y habló rompiendo el incómodo silencio.


-Ryan… ¿Estás seguro de querer irte? No creo que sea buena idea que te marches ahora…


-Lo sé, me había planteado quedarme, por Wanda, por Meg… pero… -suspiró y miró la mesa de los de primero-. No creo que ella necesite de mis cuidados ahora.


-¡Vamos Ryan! –Eso me cabreó-. Si ella está con ese chico es porque creyó que nunca querrías estar con ella… cuando estábamos en la biblioteca no parabais de mirar a las de último curso, hablabais de lo buenas que estaban y todas esas burradas… normal que la chica se asustara y se sintiera inferior… no sabéis cómo tratar a las mujeres, es lo único que me ha quedado claro… -Miré a Nessie y pensé en cómo Jake me había tratado sin apenas conocerme y cómo la trataba a ella-. ¿Por qué Jake no tiene un hermano pequeño igual que él?


-¡Vamos Darlene! –Kevin bufó-. Si lo único que te gusta de ese montón de músculos es eso… ¡sus músculos! Reconócelo…


-Jake es mucho más que eso –Ness casi gruñó-. Al menos sabe cómo tratar a una chica, no os podéis hacer a la idea de cómo es…


-¡Déjales! Están celosos… -Intenté animarme al ver que podía bromear con Kevin-. Ya sabes, su ego está dañado porque ya no son el referente de las chicas…



Comenzamos a bromear de esa guisa con Kevin, pero Ryan seguía ausente mirándola. Nos pasamos la hora de la comida así, pero al volver a casa todo volvió a desvanecerse.


-¡Eres un gilipollas! ¡Eso es lo que eres! Crees que tú haces todo bien, que no hay nada que los demás hagamos bien… ¡Y no es así! Tú has olvidado que teníamos una hija pequeña, has olvidado que nos casamos enamorados…


-¡Déjalo ya! Estoy harto de tus reproches, yo no tengo la culpa de que Abi se muriera, yo no tengo la culpa de que no seas capaz de superarlo, no tengo la culpa de que seas débil y te escondas en la cama para no ver la realidad, que el mundo no se ha parado, que no te espera nadie…


-¡Tú deberías esperarme!


-¡Llevo esperándote más de tres años! ¡Demonios!


-Yo por ti hubiera esperado toda una vida…


-¡Pero no así! No viendo cómo haces sufrir a tu hija, no viendo cómo tú misma te torturas y nos torturas a nosotros. Tu otra hija estuvo a punto de morir, y tú no fuiste capaz ni de levantarte de la cama. ¡No eres mi esposa, no eres la misma persona con la que me casé!


-¿Acaso tú sigues siendo el mismo hombre?


-¡Claro que no! Por supuesto que he cambiado, pero yo lucho por nosotros cada día, mientras tú te dejas ir… -Carraspeé y mi padre se volvió-. Darlene… no te habíamos escuchado entrar…


-¡No me extraña! ¿Sabéis? Yo también estoy cansada de esta historia, estoy cansada de verte a ti mamá dejándote llevar por el dolor, estoy harta de verte a ti, papá, dejando que todo esto te supere. Estoy harta y sólo me hace pensar que ojala pudiera irme… que ojala hubiera sido yo, que quizá si Abi hubiera sido la que se hubiera quedado hubierais luchado más por vosotros y por ella...


-Darlene, no…



Salí corriendo y me encerré en mi cuarto, llorando y poniendo la música a todo volumen. No quería escuchar nada más, ni discusiones entre ellos ni intentos de consolarme… nada, sólo quería escuchar música.


El miércoles fui encantada a clase, sólo quería alejarme de mi casa y aunque mis amigos estuvieran algo bajos de moral, como yo, al menos bromeábamos y no gritábamos…



Cuando llegué a casa esa tarde me quedé helada. Mi padre estaba sentado en el sofá con el Doctor Cameron y mi madre parecía sedada.


-Darlene, cariño… -mi padre señaló la silla que había frente al sofá donde estaban los tres sentados-. Tenemos que hablar –Me senté en la silla y les miré asustados. El Doctor Cameron parecía observarme a cada paso y eso me ponía más nerviosa si cabe-. La discusión de anoche me hizo pensar muchas cosas, no quiero que pienses que es por ti, es que yo no sé ya qué podemos hacer. El doctor Cameron piensa que quizá sea mejor que nos separemos, al menos por un tiempo.


-Quizá si se alejan y superan las cosas por separado, cada uno a su ritmo, luego pueda funcionar de nuevo… -El Doctor Cameron me explicó-. El problema es que no sabemos cómo va a ser este proceso para Grace… -Mi madre limpió una lágrima silenciosa que caía por su mejilla-. Debes decidir con quien quieres quedarte.


-¿Con quién quiero quedarme?


-Sí… -Mi padre hizo una mueca-. Tu madre quiere que te quedes, pero yo preferiría que vinieras conmigo…


-Si me voy contigo… ¿qué pasara con mamá?


-La ingresaremos en un centro hasta que la crean capaz de valerse por sí misma… me han ofrecido el traslado, tengo que estar allí el lunes, un empleado de la oficina de Aurora, cerca de Chicago, dimitió la semana pasada y están buscando a alguien para reemplazarle. Me han ofrecido una casa y si tú quieres podrías matricularte para el siguiente semestre en cualquier instituto de Chicago.


-¿Tan lejos?


-No hay muchas opciones, cariño…


-¿Y qué opciones tengo yo?


-Puedes quedarte aquí, con tu madre… -El Doctor Cameron me habló serio-. O puedes irte con tu padre y empezar de nuevo…


-Debo pensarlo… -El Doctor Cameron asintió-.



Salí del salón en shock. Subí hasta mi cuarto y me tumbé en mi cama. Nada más. Cuando me desperté miré mi móvil, tenía un mensaje de Kev, su perrito había muerto esa misma noche. Recordé a aquel pobre perrito que sólo quería jugar con nosotros hace un par de semanas… entristecí y no tenía ni ganas de desayunar, simplemente salí de casa y anduve hasta el instituto. Arranqué uno de esos carteles que habían estado colocando esa semana, los que anunciaban el baile de fin de año, el cual iban a dedicar a nuestros amigos. Lo rompí histérica mientras Ryan corría a tranquilizarme y algunos me miraban como si estuviera loca. Le abracé y nos metimos al instituto.



Hicimos los dos últimos exámenes que nos quedaban y me fui con Kevin a su casa. Su madre me invitó a dormir pero algo me hizo negarme, volviendo a mi casa tarde sin querer ni cruzarme con ninguno de los dos.


Madrugué y me fui de casa temprano sin ver a ninguno de mis padres. Apenas dimos clase, pero en clase de francés la señora Cullen hizo que recordásemos a nuestros amigos, lo cual me hizo ponerme aún más nostálgica. Salimos rápido pues teníamos que ir a la fiesta, quería ir y pasármelo bien, pues era probable que tuviera que acabar yéndome lejos, así que me apuré.



Cuando llegué a casa encendí el ordenador y comencé a borrar correos de publicidad. Pensé que nunca había ido a una fiesta de verdad, así que decidí mirar aquellas fotos que me mandaba Nessie de las bodas. Me regodeé en lo guapa que estaba ella, siempre sonriente al lado de tanto chico guapo… aquel chico guapo…



Suspiré y oí a mi padre haciendo las maletas. Entró y me miró desesperado.


-Darlene… dime algo ya. Mañana me voy, tengo que saber si vienes conmigo o si te vas a quedar… no hay más tiempo.


-No puedo decidir algo así en un día, papá…


-¡Claro que sí! No quiero que te quedes sola con tu madre, siento que eso va a irte mal, que te va a perjudicar y no quiero que cambies ni un solo ápice… Dime algo esta noche… ¿vale?



Mi padre desapareció de mi cuarto y empecé a escoger qué ropa me pondría. La llevé al baño y comencé a peinar mi pelo. Lo tenía enredado y algo en mí me hizo enfurecer. Empecé a cepillar mi pelo con demasiada fuerza, comencé a llorar y arranqué parte de mi pelo. Estampé el cepillo y saqué las tijeras, cortando por donde el cepillo no podía pasar. Comencé a llorar hasta que me di cuenta de lo que había hecho. Miré el suelo lleno de mi pelo, miré el espejo y no pude más que llorar.


Cogí mi ropa y la metí en un rebullo a mi armario, mirando mi ahora desastroso pelo en el espejo. Miré el reloj y me di cuenta de que era muy tarde, así que me serené un poco y llamé a Nessie.


-Nessie… no voy a la fiesta…


-¿Estás loca? ¿Cómo no vas a venir?


-Mi pelo…


-¿Qué le pasa a tu pelo?


-Estaba harta del pelo largo, he intentado cortarlo… -Le mentí y suspiré, no sabía qué decirle-. Un desastre. No voy a ir, no pienso salir de casa hasta que pueda arreglarlo, hasta que crezca…


-¡Vamos! No importa, seguro que estás preciosa… -Bajó su tono de voz y le explicó mi situación a alguien… ¡horror!-. Darlene se ha cortado el pelo y no le gusta…


-¿Con quien hablas?


-Jake, ha venido con Seth y me han acercado, estaban esperando porque Jake quería saludarte… así que vente para aquí…


-No… no me apetece…


-Mira, si quieres puedo ir a recogerte… Seth me dejará en tu casa, llamaré a mi tía Rose, es buena peluquera… ¿Te parece?


-No Nessie… da igual… me voy a la cama…


-Ni se te ocurra, iré a buscarte… Ahora nos vemos.



Me colgó. Miré mi pelo y suspiré… saqué el rebullo de ropa y comencé a vestirme de nuevo. Estaba terminando cuando el timbre de mi casa sonó.


Acudimos a casa de Rose andando, que vivía un par de calles más abajo. Me miró raro y nos hizo pasar. Comenzó a cortar más mi pelo, dejándolo bastante corto, a la altura de la barbilla. Lo rizó y recogió la parte del flequillo hacia atrás, cortó un poco más a la altura de la nuca, me veía muy rara, pero el marido de Rose dijo lo contrario y me miré de nuevo… no estaba mal del todo.


Después Nessie comenzó a maquillarme, me sentía un poco extraña pero su sonrisa me hizo animarme un poco mientras Rose nos dejaba a solas. Volvió a subir con una camiseta dorada, con una manga larga y la otra al aire; una chaqueta negra de terciopelo y unos botines dorados.


-Creo que te gustará más con esto, pruébatelo, es lo que me acaban de traer para la tienda…


-No, en serio… seguro que es muy caro y…


-No pasa nada, es un regalo de navidad… ¿de acuerdo?


Rose me tendió la ropa insistente, pero no podía aceptarla… Ness la cogió y me la dio.


-Es mi regalo de Navidad, ¿vale? Así que hazme el mío, vístete y vamos a la fiesta… Emmett nos llevará…



Emmett nos dejó en la puerta y pasamos dentro. Saludamos a todos nuestros compañeros, bailamos un par de canciones y el director subió al escenario, parando la música tras la última canción.


-Me gustaría decir muchas cosas, cosas que quisiera que escucharais todos, incluso los que no están. Pero no quiero convertir esto en una amarga despedida, aunque me veo en la necesidad de hacer una mención especial para los que nos faltan… -hizo un gesto a un hombre que conectó el vídeo. Volvieron a salir todas aquellas fotos que yo había puesto en el funeral. Alice apareció de la nada cogiendo la mano de Ness, yo cogí su otra mano, mientras yo era abrazada por Kevin. Nessie cogió a Ryan por los hombros y lo acercó. Así, juntos esta vez, vimos aquellas fotos de nuestros amigos, todos juntos ante la atenta mirada de casi todo el instituto. Wanda apareció para tomar la mano de Ryan, la cual soltó para agarrarla del mismo modo que a Ness. El video acabó con aquella foto de grupo y una gran ovación-. Ellos se merecían un homenaje así, ellos y los que quedan… esta fiesta es por vosotros, chicos, queremos brindaros todo nuestro apoyo en estos días de recuerdos… Espero que vuestras vacaciones vengan cargadas de alegres recuerdos y momentos felices. Disfrutad de la fiesta.



El director bajó, dando paso a la música. La verdad es que poca gente se atrevió a bailar la primera canción, tampoco la segunda… pero Nessie me sacó a bailar en la tercera. Pronto los chicos se unieron a nosotros, haciendo el tonto.


Ness sacó a bailar a Kevin y Wanda y yo bailamos con Ryan.



Pasaron como unas diez canciones, cuando Wanda se quedó helada. Alan estaba tonteando con una chica de su clase, mirándola a ella con desprecio. Ryan se dio cuenta de ese detalle, su mirada se llenó de furia y se lanzó, Nessie se acercó a él y Kevin y yo salimos tras Wanda que salía llorando del salón. Nos sentamos en nuestro banco y Nessie y Ryan salieron poco después. Ryan se arrodilló frente a ella, cogiendo sus manos mientras ella lloraba amargamente.


-En serio, ese chico no merece la pena. Es un estúpido si tontea con otra teniéndote a ti al lado… No sabe lo que está perdiendo… seguro que se arrepentirá. Créeme cuando te digo que duele aprender esa lección… -ella sonrió apenada-. Ahora sé que duele perder a alguien de verdad…


Ella le abrazó, todos los miramos y decidimos que era mejor dejarlos solos, que hablaran de sus cosas sin tenernos a nosotros.



Nessie se acercó a Kevin y empezó a tomarle el pelo, al parecer una de las chicas le llevaba mirando un buen rato. Me di cuenta que esa chica era la misma que me había puesto una manta aquel día en el lago, algo se movió dentro de mí… miré a mi alrededor, todo esto era mi casa, mi hogar… conocía a todos aquí… La chica se acercó a él, bailaron unas canciones y al final la chica le besó, mientras Kevin se quedaba embobado. Me reí a gusto con Nessie y pronto se unieron Ryan y Wanda que venían de la mano. Se pusieron a bailar ellos también y Ness y yo nos quedamos paradas mirándoles.


Me daba envidia verlos así… estaban tan felices, tan… no sé. Estaba ahora feliz por verlos bien, quizá realmente no me necesitaran aquí… Alice apareció de la nada mientras Nessie sonreía demasiado. La miré raro y Alice vino riendo.


-Tengo una sorpresa… el director me ha dejado a cargo de todo esto, así que he colado a los chicos… seguro que así os animáis… -Ness la miró sorprendida con una sonrisa-. ¿Qué? ¡Me encanta ver de fiesta a Seth!


-¿Seth? –Me sorprendió, creo que ese era el chico con el que había hablado, el chico de la voz amable-. ¿El de la fiesta? ¿El del móvil? ¿El mismo de las fotos que me enseñaste? –Ness asintió riendo-. Si es tan marchoso como parecía… seguro que lo pasas bien…


-Las dos lo pasaremos bien…


-No… -Hice una mueca, habiendo visto sus fotos tenía claro que más de una lo intentaría acaparar…-. Seguro que ni llega a bailar contigo una pieza entera… con la de chicas que hay aquí… seguro que las del último curso acaban ligándoselo…


-Bueno, es posible… -nos echamos a reír-. Pero no te preocupes, bailará más de una y más de dos con nosotras…


-¡Es adorable! –Alice parecía emocionada-.



Nessie miró alucinada hacia el escenario y pude ver a aquel chico. Algo en mi pecho se encogió mientras el chico, acompañado de Jake que parecía hacer algo con el equipo de música, habló.


-Bueno, veo que estáis un poco amuermados… -Se oyó la risotada de Jake-. Como os veo muy pastelosos, os voy a dejar una canción más, que por cierto dedicaremos a mi encantadora sobrinita Nessie… -Juraría que me miraba, al menos eso hubiera querido… pero estaba segura que era a Nessie a la que miraba… parecía ido, pero cuando Jake rió él reaccionó. -. Bueno, esto… sí, la pastelada…




Nessie me cogió de la mano y me arrastró entre los compañeros, soltándome cuando llegó a ese chico y lo abrazó. Jake me saludó y me dedicó una sonrisa muy amable… un poco raro.


-¿Qué tal estás? ¿Todo bien?


-Eso creo… -Me costaba reaccionar, aquel chico tenía unos ojos preciosos-. ¿Tú eres el famoso Seth? –Él asintió-. ¿El fiestero?


-Sí, bueno… Veo que te han hablado bien de mí… -Una sonrisa pícara se dibujó en su cara y me hizo reír-.


-¿Bailas? –Jake se llevó a Nessie dejándome a solas con el chico-.


-A mí también me han hablado bastante de ti… -dijo con una sonrisa arrebatadora-. Nessie no para de hablar de todos, y Jake también me ha contado algunas cosas…


-Espero que buenas… -dije algo cortada, no esperaba que él supiera nada de mí-.


-¡Por supuesto! –Su sonrisa me dejaba algo ida, me sentía muy extraña y no podía permitírmelo. Bajé la mirada y él murmuró algo que no entendí. Levanté la mirada y volvió a sonreírme. La canción cambió y él empezó a reír-. ¡Esta canción me encanta!



Me guiñó un ojo y se fue hacia Jake, bailando de un modo extraño. Alice se puso a bailar con ellos y me sorprendió lo bien que se movía. Nessie se empezó a reír y me uní a ella, el baile era algo ridículo pero parecían pasárselo tan bien… Ness me intentó hacer bailar pero me daba vergüenza, estaba muy cortada por su mirada. Me empujó y me sonrojé al ver que el chico se acercaba. Me sacó a bailar y creo que no había sentido mi cara arder así nunca.


Los chicos se pusieron a bailar también y Ness vino conmigo y con Seth, lo que me hizo relajarme un poco. Me sorprendió que el chico no se separara de nuestro lado en toda la noche, al igual que Jake. Y eso que muchas de las chicas de último curso venían a bailar con ellos…



Dieron las doce de la noche, así que la fiesta se acabó. Seth me llevó a casa en su coche, me senté atrás con la Señora Cullen y con Nessie, mientras sentía que el chico me miraba por el retrovisor igual que Jake. Paró en mi casa y Nessie me miró de un modo… me di cuenta que tenía que bajarme y no me apetecía nada…


-No me apetece entrar… mañana mi padre se marcha, aún no he decidido con quién me quedo… no sé ni siquiera qué voy a hacer para navidad…


-Haz un viaje sola… -sugirió Seth-.


-¿Dónde voy a ir? Ojala pudiera irme de viaje, en serio, un viaje para relajarme… -Jake se bajó del coche, dejando la puerta abierta. Alice descendió tomando la mano de Jake, era mi turno… abracé a Nessie y suspiré-. Pásalo bien… nos vemos a la vuelta.


-Te quiero Dar…


-Y yo Ness… y yo –Suspiré de nuevo y Jake me ayudó a bajar, sonriéndome de modo muy amable, me hacía sentir muy extraña-. Gracias… -La vergüenza me embargó y tenía que darle también las gracias a él, que me miraba de un modo que me hacía sonrojar más aún… era guapísimo y sus ojos me iban a volver loca como siguiera mirándolos… pero no podía, no más líos ahora…-. Gracias por traerme.


-No hay de qué, preciosa. No te preocupes, seguro que todo acaba saliendo bien…


-Gracias de nuevo…



Me fui ruborizada y oí cómo ellos se marchaban. Me apoyé en la puerta al entrar y me mordí el labio, negando yo misma con mi cabeza mis pensamientos…


Mi madre estaba en la cocina, mirándome de ese modo que me hacía sentir culpable por alguna razón extraña. Mi padre bajó las escaleras y me miró de un modo extraño, miré de nuevo a mi madre y pude intuir que nada bueno se avecinaba. Mamá comenzó a preguntarme histérica si me iba, mientras mi padre intentaba explicarle que lo mejor era que yo fuera con él y que ella hiciera algún tipo de terapia, prometiendo que me dejaría volver cuando ella se recuperase si yo quería volver. Los gritos comenzaron a volverme loca, así que salí corriendo a mi cuarto.



Aquella discusión me había sacado de mis casillas, iba a perderlos a los dos y ahora tenía que decidir sobre el lugar donde debía ir, qué camino tomar. Me miré al espejo y examiné la ropa que me habían puesto, el pelo que habían intentado arreglar… parecía otra persona. Incluso aquel chico me había dicho preciosa, aunque posiblemente sería por pura cortesía ante alguien que estaba tan triste como la chica que se reflejaba en el espejo. Sonreí ante el recuerdo como en un acto reflejo y la sonrisa me hizo descolocarme. Allí estaba de nuevo ese sentimiento, un sentimiento inconfundible que había estado buscando. Algo que era ridículo…



Un viaje, había dicho él. Como si algo así fuera a solucionarme algo, como si irme de viaje cambiara mi vida para siempre… el chico realmente era algo ingenuo, aunque más lo era yo al pensar que realmente se había preocupado por mí. Rodé los ojos y volví a mirar al espejo sintiendo aquella misma inconfundible sensación que intenté calmar. No podía ser amor, no podía ser ahora… no podía ser él.