Capítulo LXXXVb: Descubriendo a Darlene McBrown (Parte II) Gracias, Alice.

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Hola de nuevo, chicas!!






Bien, ya os dije ayer que volvía a actualizar, pero ya ves que es muy corto (apenas 6 páginas) pero a pesar de todo, lo subo. Las cosas... no han salido como esperaba pero bueno, hay que seguir adelante y aunque quizá no sea la mejor manera, escribir me está ayudando... y os aseguro que este no es para nada un buen capítulo, pero el siguiente va a ser realmente largo... os adelanto que será un Seth POV que espero os guste... pero tendréis que esperar unos diitas para verlo... Esperaré unos días para ver si os seguis pasando por aquí o si, por el contrario y como me temo, os habéis olvidado de mí! jeje!






Espero que todo os vaya genial a todas... y bueno, estaré pasándome por aquí a menudo para ver si seguís por ahí! Un besazo!!!






PD: Gracias a Gibu por todo el tiempo que lleva siguiéndome... y también a las demás, pero es que Gibu es muy especial porque está conmigo casi desde el principio! jejeje






También por supuesto un beso enorme para Gwen, que me ha estado escuchando estos días... y que hizo posible todo esto y que a pesar de mis vacaciones ella ha retomado y ha editado de nuevo muchas de las entradas... Creo que ya lo sabes, pero necesito decirte que te quiero muchísimo aunque apenas coincidamos y que estemos un poco lejicos!! jeje Un besazo wapa y ánimo :) Siempre aquí para tí :)






Bueno... y sin mucho más que decir a excepción de un enorme GRACIAS A TODAS, os dejo con el siguiente capítulo... no es muy bueno, pero... ahí está! :P






Silvy ^^









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Imprimación. Me desperté pensando en aquella palabra, había estado soñando con él… o recordando más bien. Suspiré tumbada en la cama, miré a través de la vaporosa cortina, apenas había luz… me giré y miré mi móvil, las cuatro de la madrugada. Suspiré… tenía que saber más sobre mí, quería saberlo todo… era casi imposible que después de leer todo aquello me sintiera indiferente.

Bajé y rebusqué, había leído tantos cuadernos que era difícil recordar en cual estaba… pero lo encontré. Comencé a leer pero después dejé el libro con lentitud en el suelo, recordándolo todo… Aquella tarde en casa de Sam, con Leah y Ephraim… cómo huí al taller y él calmadamente me explicó qué era la imprimación, aunque yo en ese momento no entendí que yo era su imprimación. En realidad, me costaba entender el concepto… sonreí recordándolo vagamente.
-Entonces… ¿Por qué Claire dice que se va a casar con él?
-Porque es así… -Su risa resonó en mí como si la estuviera oyendo, cerré mis ojos esforzándome por recordar-. Ella sabe más o menos lo que es la imprimación, pero sin que nadie se lo haya explicado. Ha visto que ha tenido a Quil siempre a su lado, que Nessie también y que Emily y Kim han llegado a casarse, como Rachel y Rebeca… así que asume ya que Quil será su hombre… -Rió de nuevo-. No es nada malo, muchas niñas de su clase me dicen que se quieren casar conmigo… -Recordé cómo me asusté pensando en aquello-. Pero no, yo no estoy imprimado de ninguna niña.
-Pero estás imprimado…
-Sí… -Esa sonrisa que me dedicó… reí por no haberlo entendido en aquel momento-. Nunca entendía la obsesión de mis hermanos… hasta que me fijé en ella. A partir de entonces he comprendido mucho mejor todo… aunque haber sido el último en fijarme no me da ventaja… aunque sí ayuda tener a alguien que pueda aconsejarte…
-¿Por eso dijiste que estabas algo así como comprometido? ¿Esa es la tradición de la que hablabas aquel día?
-Sí… aunque creo que sólo nos pasa a los lobos… o a los que tienen el gen… no sé. Al parecer los ancianos creen que es por eso, por la genética… aunque no sé si es muy correcto…
-¿Por qué?
-Bueno… Se supone que es para que el gen perdure, pero no sé si Nessie es capaz de engendrar una camada de lobeznos… o si mi hermana podrá algún día, ya que ahora no puede… Al menos no ahora… quizá cuando deje de entrar en fase pueda… pero es algo que la ha estado trastornando mucho, por eso me alegré cuando se imprimó de Ephraim… él era un bebé y es el hijo de Sam…
-Y qué importa que sea el hijo de Sam… sigue siendo… raro al menos.
-Bueno… mi hermana y Sam estuvieron juntos, pero después Sam se imprimó de Emily, así que digamos que fue complicado… de hecho mi hermana llegó a fugarse, Emily es nuestra prima y ellas eran como hermanas… Así que Sam y Emily están ahora felices de que Leah sea feliz, de que ellos hayan podido hacerla feliz después de todo lo que ha pasado.
-Entonces… ¿todos estáis imprimados? –Asintió una sola vez-. ¿Y no tenéis elección? ¿No podéis cambiar de parecer? –Negó lentamente-. Y si alguien te dijera que está enamorada de ti…
-¿Por qué crees que no tengo nada con Kira? –Entristecí levemente en el momento, pero sonreí sabiendo ahora que había sido yo la elegida-. Tuve alguna cita con ella, pero sabía que no era ella la elegida… pensaba incluso que nunca me imprimaría… pero tampoco tuve nada serio con ninguna chica y ahora me arrepiento de haber tenido citas…
-¿Ella no lo entiende?
-No lo sé… pero espero que entienda que desde el momento en que la encontré, no pienso en nada más que en ella… e incluso he pensado en infringir alguna ley por ella…
-¿Por qué?
-Porque no es una niña… pero tampoco tiene una edad adecuada para mí, en principio…
-¿Es mayor?
-No lo suficiente… -Su risotada resonó en su cabeza de un modo que abrí los ojos, escuchando levemente en mi cabeza su voz-. ¿Crees que estoy loco?
-No lo suficiente… Me parece bonito que encontréis a alguien así, no sé… que sepáis que estáis hechos para esa persona… No veo motivo por el que ellas quieran escoger a otros… sería una locura… una estupidez…
-¿Tu crees?

Suspiré pasando las hojas del cuaderno de forma vaga… imprimación. Un concepto difícil… a pesar de haber leído, de sentirlo en parte… hice una mueca, realmente él había sufrido mucho por mi causa, se merecía que le quisiera… y mucho más de lo que pensaba. Los últimos meses pensé que se lo había ganado a pulso… pero ahora, estaba claro. Busqué en otra de las cajas, saqué aquellas notas, aquellas cartas que me había escrito… No dejé de leer hasta que, abrazando una de esas notas en un intento de sentirle más cerca, advertí que amanecía.

Me decidí a salir por la ciudad para desayunar… era una buena idea conocer los lugares de los que los cuadernos hablaban, quizá me ayudarían a recordar… Entristecí ligeramente al leer aquel letrero… Sky River Bakery. Una sensación extraña se adueñó de mí, abrí la puerta y sonreí a la señora que limpiaba la barra. Me senté mirando cada mínimo detalle de la decoración, la mujer se acercó a mí y se apoyó en la barra.
-¿Te gusta mucho mi decoración… o la odias?
-Creo que me gusta…
-¿Crees? –Ella rió y asentí riendo con ella-. ¿Qué va a ser?
-Pues… -Suspiré y señalé aquellas magdalenas-. Quiero una de esas… y un batido de chocolate, ¿es posible?
-Claro…

Ella se dirigió a servirme mientras yo seguía mirando, me sentía ligeramente observada, era una sensación intensa, pero no desagradable… entrecerré los ojos al ver un periódico moviéndose rápido para tapar el rostro de su dueño. Mordí mi labio y la señora puso mi pedido en la barra mirándome de una manera divertidamente crítica.
-¿No deberías estar ya en el instituto, mona?
-Pues… -Hice una mueca-. Tengo el día libre…
-¿Es un día libre obligado o espontáneo?
-Creo… no sé. Un poco de las dos…
-Ya… -Ella rió limpiando un vaso-. ¿Eres de por aquí? No me suena mucho tu cara… y creía conocer a todos los habitantes de este remoto pueblo…
-Es nueva aquí… -Dijo una voz apresuradamente-. Se aloja en la antigua casa de los McBrown…
-Los McBrown… -La mujer suspiró apenada y alejándose-. Pobre gente… pobre gente…
-Voy a pensar que me sigues… -Dije mordiendo mi magdalena-. Empiezo a pensar que eres un acosador…
-¿No será que me sigues tú a mí? –Dijo él robándome un trozo-. Yo estaba aquí antes…
-Pero tú eres el que deja rosas en la puerta de mi casa…
-¿Sabes? Margaret tiene razón… deberías estar en clase… -Hizo una mueca-. ¿Tengo que llamar a tus padres para que te lleven?
-No… iré en cuanto termine de desayunar…
-Ya… -Alzó una ceja como si no me creyera, miró su reloj y suspiró-. Bien, termina rápido porque la segunda hora empieza en veinte minutos… y voy a tardar diez en llevarte.
-¿Vas a llevarme tú? –Asintió robándome otro trozo-. De eso nada… -Dije cuando lo pensé-. ¿Crees que voy a irme con alguien que me acosa? No quiero dar alas a tu perturbada mente…
-Sólo quiero ser un buen ciudadano… -Señaló a la camarera-. Margaret puede decirte que soy un buen chico, sólo quiero evitarnos el mal trago de que yo tenga que llamar a tus padres y decirles que estás haciendo pellas… una hora es pasable, incluso podrían serlo dos… pero me da la impresión de que, si yo no te llevo, no irás en todo el día…
-Era el plan… lo reconozco… -Dije riendo y mirando a Margaret-. ¿Puedo fiarme? –Ella asintió sonriendo-. Está bien… -Me bebí el batido y dejé un billete de diez en la barra-. Vamos, no quisiera perderme la segunda hora…
-¡Espera! –Gritó Margaret-. ¡Los cambios!
-Es una propina… -Sonreí-. Si no vengo a comer a medio día… avisa a la policía de que él me ha secuestrado, ¿quieres?
-Eso está hecho, encanto…

Reímos y salimos del Bakery, me subí a aquel todoterreno teniendo un pequeño recuerdo al hacerlo, me tensé y él me miró raro.
-Tranquila… si te sirve de algo… voy a casarme en cinco semanas, estoy enamoradísimo y no quiero meterme en líos… -Sonreímos-. ¿Más tranquila?
-Ligeramente… -Él asintió arrancando, miré por la ventanilla hasta que paró en el primer semáforo en rojo-. Oye… -Le miré con cautela-. ¿Puedo preguntarte algo? –Me miró serio-. Es… sobre los McBrown… Margaret ha dicho…
-Una tragedia.
-Sí... –Él arrancó y siguió en silencio, mordí mi labio-. ¿Qué tragedia?
-¿Nadie te ha contado nada? –Negué-. ¿No llevas mucho aquí, verdad? –Negué de nuevo-. Bueno, entiendo tu interés… pero después de que te lo cuente tendrás que explicarme porque has sido tan antisocial en Monroe, cualquiera hubiera pegado por contarte que vives en una casa maldita…
-¿Está maldita?
-Son tonterías de pueblo… -Suspiró y entristeció-. Allí vivía mi mejor amiga y su familia…
-Entiendo… -Me miró asombrado-. Lo de la rosa, ahora lo entiendo…
-Sí… -Él asintió débilmente-. Dijeron que murió en Europa… y yo… -Suspiró-. No sé qué clase de mejor amigo era… apenas recuerdo el momento en que me contó que se iba de viaje. Ahora… todo parece muy efímero.
-¿Qué les pasó?
-Una tragedia familiar... como bien ha dicho Margaret... Creo que sus padres apenas tuvieron suerte, sí con ella, con Darlene… pero no con lo demás. Tuvieron una niña después, la perdieron… fue realmente duro para toda la familia y los que los rodeábamos… pero cuando parecía que todo iba bien por fin… ellos tuvieron un accidente. Ella estaba en Europa… y nunca más hemos sabido de ella.
-¿Ni una sola noticia?
-Pistas… incluso fuimos a recorrer sus últimos pasos por Mónaco… pero… -Suspiró-. Al parecer, según la policía, se suicidó… -Negó-. Aún espero que vuelva, ¿sabes?
-Pero… -Tragué en seco, no sabía qué decir-. Quizá… simplemente no quería volver…
-No… -Negó-. Algo tuvo que pasarle. ¿Sabes? Seth… su novio, había estado hablando conmigo días antes. A mí me acababan de ascender… y ella estaba empezando los exámenes. Habíamos hablado de hacer un viaje… Íbamos a comprometernos en ese viaje, pero…
-¿Qué? –Él asintió con una mueca extraña, yo intenté reaccionar antes de que él sospechara algo-. Al final… tú lo hiciste…
-No… -Negó-. Estaba realmente deprimido, es… -Sus ojos se enrojecieron y suspiró-. Ella me lo pidió a mí cuando estaba realmente hundido… y tardé meses en darle una respuesta…
-¿Por qué?
-Porque la echaba tanto de menos que perdí el rumbo… -Una silenciosa lágrima cayó por su mejilla-. Dejé mi trabajo… dejé todo. Sentía que no podía seguir sin mi mejor amiga, ¿sabes?
-Pero… has podido.
-Fue duro… -Dijo limpiándose la cara-. Pero mis amigos me han ayudado… bueno, Ryan y Wanda… los que me quedaban… -Suspiró-. Y casi pierdo a mi futura mujer en el intento.
-¿Y el resto de tus amigos?
-Pues… bueno… algunos ya no estaban… y otros se fueron después de aquello. Hace meses que no sé nada de Nessie, imagino que se ha refugiado en su ciudad natal… con su marido. Y desearía poder hacer lo mismo, poder haber empezado mi vida en otro lugar y alejarme de esto… pero no pude, a pesar de que siempre pensé que Nessie y ella estaban más unidas… no era así. Ahora sé que nadie la quería como yo… ni siquiera Seth.
-¿Por qué dices eso?
-Porque si Cassy, mi prometida, desapareciera así… no podría seguir. No podría vivir tranquilo… y él ya estaba con otra cría poco después… -Le miré raro-. Sí… es algo así como… una tradición para ellos al parecer, ligarse a quinceañeras… -Rodó los ojos-. Le odio. Pero no tengo valor suficiente para ir allí y darle la paliza que se merece…
-Seguro que te ganaría… -Reí y me miró raro-. Seguro que tienes miedo de que te patee, por eso no vas… -Sonreí encogiéndome de hombros-. ¿Es más grande que tú?
-Bueno… -Se puso altivo-. No mucho más, podría con él…
-Ya… -Reí-. Suena convincente… -Dije sarcástica y él rió levemente-. No sé… quizá es la manera que ellos tienen de superarlo, cada uno…
-Lleva el dolor como puede… -Suspiró y sonreímos al decirlo a la vez-. ¿Sabes? –Dijo parando-. Ya hemos llegado… así que, si no volvemos a vernos, te daré un consejo. Deja de ser antisocial, si te hubieras relacionado con alguien de aquí, no te hubieras tenido que subir al coche de un desconocido para sonsacarle información… -Sonrió-. Ten un buen día…
-No soy antisocial… -Repliqué con una sonrisa-. Sólo me cuesta mucho escoger… -Me encogí de hombros-. Es mejor esperar un poco y tener algo realmente bueno… si hablara con cualquiera, quizá no hubiera ido a desayunar… o quizá no te hubiera visto poner las flores. No te habría conocido… y eso hubiera sido… malo.
-¿Malo?
-Claro… -Me encogí de hombros-. ¿A quién le hubieras contado esto sin repetírselo? Así has sido el primero… y si alguien me cuenta algo que no es… lo sabré.
-Ya… -Sonrió y suspiró-. ¿Sabes? Me recuerdas mucho a ella...
-¿De verdad? –Él asintió sonriente-. Bueno… pues, si eso te hace sentir mejor… puedes llamar al timbre cuando dejes las rosas, quizá… aún no haya conocido a nadie tan interesante cómo para que me haga salir de casa…
-Lo pensaré… -Dijo sonriendo mientras bajaba-. Pasa un buen día…
-Igualmente, Kevin…

Me miró raro y sonreí alejándome a paso acelerado mientras él seguía mirándome ceñudo. Entré al instituto, pero no tenía ni idea de dónde iba. Al entrar en aquel pasillo… suspiré. Cientos de imágenes pasaron por mi cabeza… me apoyé en una de las taquillas y sonreí al ver un pequeño candado con aquella flor grabada. Acaricié mi cuello palpando el tatuaje… aquella flor.

Paseé por el pasillo hasta llegar a una pequeña vitrina… me sorprendió ver mi nombre entre ellos… y aquella foto. Un grupo en una playa, reconocí a Nessie y a Kev… y a Darlene McBrown… según aquel recordatorio, también fallecida. Allison, Mary, Megan, Sullivan… acaricié el cristal como si ese simple gesto pudiera hacer que los acariciase a ellos. Un sentimiento extraño me embargó, tragué en seco y me dirigí de nuevo a la puerta, ya no había todoterreno a la vista. Salí y pude ver aquel banco, un banco avejentado y de color diferente, lleno de pintadas apenas legibles. Estuve mirando detenidamente el banco, después decidí volver a casa.

Comencé a andar distraída, pensando en aquellas pintadas… cuando alcé la vista, allí estaba mi casa. La miré. Miré a mi alrededor. Sonreí mirando aquella casa. Intenté analizar mi camino... apenas recordaba las calles por las que había pasado, pero estaba en casa. Mordí mi labio conforme me acercaba para abrir la puerta, reí al entrar y suspiré pensando en aquel banco.
Dejé las llaves en el mueble de la entrada, apoyándome en él y mirándome al espejo… hice un par de muecas y acaricié mi rostro. Pensé detenidamente en mi situación… aquellos diez dólares que había dejado en la barra eran los últimos en mi cartera… necesitaba más… Subí corriendo las escaleras con una enorme sonrisa, rebusqué en aquel baúl aquella cartilla.
-No es muy buena idea…
-¡Ah! –Grité mientras ella hacía una mueca de desagrado. Cuando me repuse, rodé los ojos-. Claro que puedo… es mi dinero.
-Ya… lo sé. Pero, dime… ¿cómo una muerta puede sacar dinero de una cuenta?
-No estoy muerta...
-No, eso lo veo... pero es lo que cree todo Monroe… sería raro, ¿no crees? Más de una persona se volvería loca al enterarse de que esa cuenta está vacía… -Alzó una ceja-. ¿Cuánto necesitas?
-No quiero tu dinero... –Dije asqueada-. Sólo… que os alejéis.
-Bueno... si me alejara... –Se encogió de hombros apenada-. No podría darte esto… -Me mostró un paquete-. ¿Puedo acercarme sin que te asquees o grites?
-Sí… -Dije levantándome y cogiendo el paquete-. ¿Qué es?
-Puedes verlo luego, tú sola… pero recuerda que tienes que ir a comer a un sitio… -Sonrió-. No quieras meter a Kevin en un lío… -Medio sonreí pero le miré mal después-. ¿Vais a dejar de seguirme?
-Lo intentaremos… pero necesitamos saber que tú estás bien… y necesito pedirte que vuelvas pronto, si tardas demasiado… pueden cambiar muchas cosas…
-No me importa lo que os pase…
-Bueno… -Su sonrisa y su pellizco helado en mi mejilla me aseguraron que no se creyó ni una sola palabra-. Cuídate mucho… y vuelve pronto. Les diré a todos que estás bien…
-No es necesario, no quiero que sepan… -Suspiré a la nada-. Adiós…

Negué mirando aquel paquete… algo como papeles… hice una mueca y bajé al salón balanceando el paquete en mi mano… al bajar el último escalón, escuché el motor. Sonreí dejando el sobre en el mueble de la entrada y cogiendo las llaves, al salir mi sonrisa se borró, no era él… carraspeé ligeramente e intenté una amable sonrisa.
-Hola, buenas tardes… -Mi corazón se disparó al ver la sonrisa de aquella niña, ella me miró de un modo que me asustó-. ¿Puedo ayudarla en algo? –Ella negó mirando la casa, me miró a mí frunciendo sus cejas y volvió a la casa, mi cabeza empezó a pensar rápido, tenía que montar una historia sólida que pudiera… se acercó a mí y dejó a la niña en el suelo-. ¿Necesita algo?
-Pues… -Sonrió-. ¿Están tus padres en casa? –Negué, la niña se acercó a mí tirando de la mano de Cyntia… sonreía y le sonreí de vuelta-. ¿Sabes dónde podría localizarles?
-Bueno… -Me agaché para saludar a la niña, ella rió y se escondió en la pierna de su madre… pensé rápido-. Han tenido que marcharse… pero, si me deja un número de teléfono, le diré a mi madre que le llame…
-¡Vuh! –Dijo la niña asomándose por la pierna y riendo para volver a esconderse y salir-. ¡Vuh!
-¡Vuh! –Contesté riendo mientras Cyntia nos miraba raro-. Hola pequeña… ¿Cómo te llamas?
-¡A.J.! –Dijo riendo-. ¡A.J.!
-Abigail... –Dijo Cyntia cogiéndola-. Se llama Abigail Julie... y es un trasto… -Me miró sonriendo-. No suele ser tan agradable… eso es que le gustas.
-¿Te gusto, pequeña A.J.? –Dije con tono gracioso y haciéndola reír-. Es preciosa…
-Sí… -Cyntia la miró sonriendo-. Bueno… -Dijo tras acariciar el pelo de Abi-. Puedes… -Buscó en su bolsillo-. Dale esto a tu madre, dile que me llame, me gustaría hablar con ella…
-Claro… -Cogí la tarjeta-. Se lo diré en cuanto llegue…

Me quedé un poco parada, mirando la tarjeta y a ella meter a la niña en el coche. Me angustié un poco al verla llorar… Cyntia la calmó con un peluche… algo se removió en mí, ese peluche… tragué en seco cuando se marchaban y volví dentro, revisé mi último diario… describía a la perfección aquel peluche, el que había comprado para regalarle en su primer mes de vida… Lloré desconsolada.

Cuando pude parar, abracé uno de los enormes peluches de la habitación, hubiera deseado estrechar a esa niña entre mis brazos. Mi móvil sonó, hice una mueca asqueada, pero me sorprendió al ver que era Bryan.

Seth me ha dicho que has tenido que irte porque tu abuela estaba enferma… ¿es verdad? Parecía mentir… estaba muy raro. Bueno, espero que todo esté bien y que vuelvas pronto. Un beso.

Suspiré pesadamente… no tenía ánimo de contestar. Me tumbé y miré a mi alrededor pensando en qué estaría pasando por la cabeza de Seth cuando habló con él… ¿qué hacía Seth hablando con él? Negué y me levanté, busqué aquello diarios que tanto hablaban de Kevin… una furtiva idea venía a mi cabeza cada vez que pensaba en él… quizá Seth no fuera el indicado, quizá esa magia me cegó… al fin y al cabo, él era mi amigo de siempre…
Suspiré de nuevo fijándome en un pequeño cerdito de cerámica… lo pensé y reí. Lo abrí… apenas 20 dólares… alcé una ceja y sonreí bajando las escaleras, tenía que ir a comer…
El Bakery estaba hasta los topes, pero Margaret empezó a reír al verme, sonreí de vuelta y me senté en el mismo sitio, se acercó con la ceja alzada.
-Así que no te han secuestrado…
-No… -Dije riendo y negando, miré a mi alrededor y ella sonrió-. Vengo a comer…
-Él no vendrá hasta dentro de media hora… ¿Quieres esperarle? –Reí y asentí-. ¿Una coca-cola?
-Por favor… -Ella sirvió a un par de señores que la reclamaban, suspiré mirando el menú y ella dejó mi refresco con una ceja alzada-. ¿Sabes que está prometido?
-Sí… -Hice una mueca-. Con Casandra… -Ella asintió-. Ya me lo ha contado… y lo que pasó con los McBrown… es una tragedia, la verdad… -Ella asintió apenada-. ¿Cómo eran?
-Pues… la madre… estaba un poco chiflada, pero antes de volverse loca era una persona de lo más normal… el padre, realmente era muy atractivo, al menos antes de que ella enloqueciera… e incluso después, se le notaba algo más cansado, pero siempre sonreía y tenía palabras amables… se enfadaba de sobremanera cuando alguien hablaba más de la cuenta… era un hombre realmente encantador…
-¿Y la hija?
-Pues… -Suspiró-. Una verdadera lástima... era encantadora, en eso salió a su padre. Tenía sus días, muchas veces la habían visto merodear por el parque sola y triste, pero no me extraña que tuviera que hacerlo… -Frunció sus labios-. Pero, como te decía, era una niña risueña… y cuando creció seguía siéndolo a pesar de todo…
-¿Tenía novio?
-Pues… yo nunca llegué a conocerle, pero por lo que contaban… uno bien guapo –Dijo riendo-. Era de fuera… y no le han vuelto a ver por aquí…
-Ni que venga… -Dijo él a mis espaldas-. Le arrancaría la cabeza nada más verle…

Margaret hizo una mueca y yo otra, él se sentó a mi lado y suspiró. Miró sus manos y después a mí, negó y se mordió el labio.
-¿Vas a comer sola?
-Era la idea… -Reí-. ¿Y tú?
-Como bien has dicho… Esa era la idea… -Sonrió y negó-. Mentira, he quedado con mi prometida en diez minutos… -Mi cara cambió y él hizo una mueca-. Espero…
-Suena bien… -Sonreí-. Así... no tendrás que comer solo... –Asintió mirándome preocupado, saqué mi móvil y me encogí de hombros-. Tengo que irme…
-Oye, espera, yo…
-Lo siento, es urgente… ¿te veo otro día, vale?

Salí corriendo intentando no mirar atrás. Mi corazón bombeaba acelerado, mis ojos escocían pero no derramaban lágrimas… al llegar a casa cerré la puerta y me apoyé en ella para golpear repetidamente mi frente. ¡Tonta! Grité en mi cabeza… Suspiré y negué, incorporándome y dejando las llaves en el mueble… cogí aquel paquete.

Entré en el salón dejándome caer en el sofá, lo abrí y me incorporé de inmediato… un sobre bastante abultado. Lo abrí y mis ojos casi se salen de mis cuencas… conté los fajos, cien billetes en cada uno. Tragué en seco e hice cálculos mentales, seis fajos de billetes de diez, dos de veinte y uno de cien… Llevé mis manos a la boca. Arranqué un sobre que había pegado. Una libreta de un banco internacional y una carta.










Bien… esperaba que no tuviera que devolverte el dinero así, pensaba hacerlo de
otra manera… pero, es tuyo… y ahora lo necesitas. Espero que te sea útil y que
no recurras a tu otro fondo, porque este crece cada día. Es una decisión que
tomé por mi misma cuando supe lo que te había pasado, pensé en que un día
necesitarías el dinero que tus padres te dieron… y que no podrías usarlo. Así
que me colé en tu habitación y robé veinticinco dólares que había en tu hucha.
Te he devuelto parte, he dejado los otros cinco invertidos… así que, si lo
necesitas, podrás usar el dinero de esa cuenta, completamente tuya. Yo… siento
haberte robado y haber “jugado” con tu dinero. No pretendía defraudarte o
engañarte, espero que me perdones… Alice.

Empecé a reír y releí la carta… Puse los fajos en la mesita, mirándolos obnubilada y pensando qué podría hacer con tanto dinero… ¿Cómo había podido multiplicar por mil mis veinte dólares en apenas unos meses? Era prácticamente imposible… negué y suspiré de nuevo mirando las notas que había revisado la noche anterior… esas notas me trajeron una imagen nítida y clara. Un recuerdo real, un recuerdo real que había leído pero que ahora podía contar con total claridad… miré aquellos fajos y sonreí… no había sido una buena idea acercarme tanto a Kevin… pero esto sí era una muy buena idea.