Capítulo IX: Mi primer beso.

12:42 0 Comments A+ a-


-¿Estás bien?

-Sí… -Le miré, sus ojos claros y su oscuro pelo captaron mi atención. Quizá no fuera Brad Pitt, pero era bastante guapo-. Estoy bien.

-No sé… -Frunció el ceño-. La gente que está bien no suele llorar… Al menos eso es lo que he aprendido de mi trabajo… que la gente siempre llora por algo… y no pareces llorar de alegría.

-Es por el frío…

-Ya… -me sonrió-. Bueno, como no me guste ver a chicas llorando… ¡mucho menos por el frío!... ¿Qué tal si te invito a un café?

-No suelo ir a tomar café con desconocidos…

-¡Oh! ¡Claro! Perdón… -el chico tendió su mano-. Me llamo Omar… me acabo de mudar a Monroe, soy médico, trabajo en la unidad de trauma del hospital de Monroe…

-Aún así… -Cogí su mano-. Creo que no debo ir a tomar café con alguien al que acabo de conocer…

-Bueno, pues entonces… cuéntame algo sobre ti… no creo que merodear por el parque a estas horas… -era cierto, comenzaba a oscurecer-. Algo grave te ha tenido que pasar… ¿De qué huyes?

-De mi casa… -Él frunció el ceño-. Mis padres han discutido y, bueno… mi padre quería estar solo y no me apetecía estar con mi madre… así que…

-¿Te has escapado?

-No… sólo he ido a dar una vuelta… no sé, hubiera llamado a mi mejor amiga, pero está lejos pasando un mal momento y bueno... el resto… -estuve a punto de llorar y él cogió mi mano, mirándome apenado-. Hubo un accidente y perdí a la mitad de mis amigos en él… les echo de menos, me siento inútil…

-He oído hablar del accidente en el hospital, fue todo una tragedia… lo lamento.

-Gracias… -me miró preocupado-. Mi mejor amiga está ahora lejos, apenada porque su pareja murió en el accidente y yo no sé que hacer. Otro amigo se va después de navidades, no puede soportar seguir aquí, también perdió a su novia en el accidente…

-Te vas a quedar sola, ¿no?

-No… mi mejor amigo se queda, y tengo la esperanza de que mi amiga regrese… pero no sé… ahora… me siento mal… sola, no sé.

-¿Por qué no has llamado a nadie?

-No quiero preocuparles, además a veces no me entienden, no saben muchas cosas que pasan en casa… no sé a quien contárselas, la única que sabía absolutamente todo murió… y no quiero dar pena… no sé ni porqué te estoy contando esto ahora…

-Pues… porque estoy aquí contigo ahora. Porque necesitas desahogarte… es bueno hablar las cosas con alguien. Hay veces que pequeñas cosas acumuladas… son peor que un gran problema.

-Sí…

-Yo que tú analizaría las cosas una a una. Es lo mejor en estas situaciones. En el momento que se agolpan es normal derrumbarse, pero es mejor desahogarse y luego pensar en ellas como en un puzzle, como si tuvieras que recomponer todos. Cual es la primera pieza a poner, la más fácil…

-¿Un puzzle?

-Sí… -sonrió-. Siempre pasa así. Cuando todo se tuerce hay que coger el problema con más fácil solución y arreglarlo, así hasta que consigues terminarlo, encajar todas las piezas para que todo vaya bien. Cuando empieces… seguro que encontrarás solución a todo…

-Hablas… -alzó las cejas-. ¿Cuántos años tienes?

-Veintisiete –dijo con una enorme sonrisa-. Y por lo que creo, te saco unos cuantos años…

-Sí… unos cuantos… -dije riendo-. Me llamo Darlene…

-Encantado, Darlene… -tendió su mano de nuevo-. Bueno, tú sabes mi edad, profesión, nombre… cuéntame algo más sobre ti…

-Sabes más cosas sobre mí que yo sobre ti, aun así… aunque no sepas a qué me dedico o mi edad… sabes cosas que no deberías saber, estoy en desventaja…

-Está bien… -sonrió-. Igualemos marcadores… Pregunta lo que quieras.

-¿Qué hacías por aquí, a estas horas?

-Estaba pensando… me acabo de mudar y no conozco a nadie en la ciudad… he ido a dar una vuelta y he visto este lugar… me he sentado a mirar el paisaje pero luego te he visto y me preguntaba qué hacía una chica aquí sola…

-¿En qué pensabas mientras paseabas?

-Bueno… -sonrió-. Estaba pensando en mi ciudad, en todo lo que he dejado allí por venir aquí… me pasó algo parecido cuando estaba allí, muchos problemas se agolparon y tuve que tomar muchas decisiones, algunas muy duras… Dejé a mi novia, había estado con ella desde la adolescencia… a mi familia, a mis amigos… no sé. Todo por conseguir trabajar en algo que me gustase… -Sonrió de nuevo-. Y como ves, aquí estoy, haciendo lo que quiero.

-Me alegro por ti…

-No ha sido fácil, pero ahora estoy bien… y tú lograrás estarlo… -Suspiró-. ¿Ahora puedo invitarte a un café?

-Bueno… pero uno rápido.

Él sonrió y nos tomamos un café caliente, mientras hablábamos sobre su mudanza, sobre mi familia… le conté toda la historia y él escuchó paciente, cogiendo mi mano cada vez que me ponía triste. Su mano era cálida, su mirada también.

Mi móvil sonó, era mi padre. Me levanté.

-Debo marcharme… es muy tarde…

-Vamos… -se levantó también-. Te acompaño…

Salimos de allí y metí mis manos en los bolsillos, mientras él andaba con las manos sueltas. Movía los brazos acompasadamente cerca de los míos, caminamos lentamente mientras hablábamos. Estábamos cerca de mi casa, demasiado… me dio miedo que mi padre esperase en la puerta mi llegada y decidí que era mejor despedirse aquí.

-Bueno… -paré en la esquina-. Me ha encantado conocerte…

-Me lo he pasado bien… espero que la próxima vez que nos veamos no te vea llorar… -acarició mi cara y me miró con esos ojos claros, dejándome sin respiración-. Espero que todo vaya bien…

-Gracias… -le abracé, no pude evitarlo me separé levemente y besó mi mejilla sonriendo, no se había molestado, lo que me calmó-. Espero que a ti también…

Asintió y se quedó en la esquina viendo cómo me marchaba. Mi padre me esperaba en la puerta, como había supuesto. Salió y me abrazó, pidiéndome perdón por todo, aunque yo no tuviera nada que perdonarle.

Estuve en mi cama pensando en él… Omar. Había soñado con alguien mayor, alguien cálido, alguien que escuchara mis problemas… ¡y le había encontrado! Me dormí pensando en sus ojos claros mirándome.

El miércoles llamé a Nessie, pero no contestaba nadie. Fui a clase, aunque no me enteré de nada, no paraba de pensar en Omar. Había sido una estúpida, le había contado todo y él a mí, pero ni siquiera me había pedido mi teléfono, ni mi dirección…

A la hora de comer volví a llamar y una amable Esme me explicó que no tenía ganas de hablar con nadie. Le pedí que le mandara saludos y muchos besos de parte de todos. No les conté nada a los chicos, así que se pensaban que me ausentaba pensando en Nessie…

Estaba preocupada, era cierto, quería que se recuperase pronto… pero también me preocupaba el no saber si iba a volver a verle alguna vez a él, incluso comenzaba a pensar que había sido una alucinación…

Por la tarde mi padre me miró con el arrepentimiento en los ojos.

-No te preocupes, no estoy enfadada, ni dolida, ni nada de nada… estoy bien.

-Vale…

-¿Qué pasa por tu cabecita?

-Que esperaba que ella reaccionara de otro modo, pero sigue vegetando… cuando anoche me chilló… pensé que algo estaba funcionando, que me había pasado pero estaba bien, por mucho que doliera… pero ahora…

-No te preocupes, dale tiempo.

-Sí… esta tarde iré a hablar con el Doctor Cameron de nuevo… si no quieres quedarte aquí sola con ella lo entiendo, puedo darte las llaves del despacho…

-No, no te preocupes… daré una vuelta por el parque… ayer me sentó bien.

-Vale…

Al poco rato mi padre se fue y yo me puse los vaqueros claros y un jersey negro. Me pinté un poco y dejé mi pelo largo y rizado –o lo que fuera- suelto. Bajé emocionada las escaleras, y casi corría cuando iba al parque. Era una estupidez, quizá alguna de estas tarde volvía a encontrarle allí. Cuando llegué me sorprendí, él estaba sentado en el mismo banco. Se levantó sonriente y vino hacia mí.

-Me alegra verte sonreír… -dijo tendiendo su mano-. Darlene…

-Omar… -cogí su mano y sonreí-. ¿Qué haces aquí?

-Salí a pasear… ¿Y tú?
-También… -le miré y puso cara rara-.

-Yo salí a pasear hace dos horas… -le miré asombrada. Él cogió aire haciendo un ruido que me pareció gracioso-. Llevo dos horas en el banco, estaba a punto de irme pensando que no vendrías… Tenía la esperanza de que volvieras…

-Bueno… yo esperaba encontrarte un día de estos pero… -reí-. No sé muy bien cómo sentirme por esto… -reí de nuevo-. Es muy halagador.

-Bueno, pensé que ayer no te di mi número de teléfono, ni tú el tuyo… así que si te daba otro bajón no tendrías a quién recurrir… así que quiero darte mi teléfono, para que puedas hablar con tu desconocido particular si algo te pasase… y así tendría alguien de Monroe en mi agenda que no tuviera que ver con mi trabajo… -rió finalmente-.

-Ya veo…

-Bueno, ya que estás por aquí… ¿Te apetece un café?

-Claro…

Paseamos hasta la cafetería donde comenzamos a hablar de nosotros, ahora sobre nuestros gustos que eran más o menos parecidos. De nuevo me acompañó hasta la misma esquina, donde paré y me volví hacia él.

-Gracias por el café… y por acompañarme…

-No es nada…

-No sé, me siento… rara –reí-. Hablar contigo es… inspirador. Me siento mejor, no sé… -me sonrojé-. Nunca nadie me había escuchado así.

-Pues acostúmbrate… -acarició mi cara-. Me da la sensación de que nos veremos pronto… te he cogido cariño, aunque suene extraño.

-Espero que así sea… espero verte pronto…

-Hasta pronto, entonces…

-Hasta pronto…

Me fui sonriendo y él se quedó de nuevo allí mientras me iba. Llegué a mi casa más temprano que el día anterior y me puse a ayudar a mi padre con la cena, intentando sumergirme en la atmósfera de mi casa, desterrando toda la posible alegría o ilusión de mi cuerpo para que mi padre no hiciera preguntas. El jueves por la tarde estaba haciendo mis tareas cuando mi móvil sonó.

‘Estaba dudando si es muy pronto para que sea pronto… Quizá sí, pero… ¿te apetece tomar otro café?’

Sonreí como una boba y no tardé en contestar. ‘Dime hora y lugar… ¿Tenías esto planeado cuando ayer dijiste que nos veríamos pronto? ¿O te ha salido natural?’

Mi móvil no tardó a sonar…

‘Lo tenía planeado, sí… me has pillado. Ya te dije que no tenía nadie fuera del trabajo, al igual que te dije que te había cogido mucho cariño… a las 7 donde siempre.’

Sonreí de nuevo y recogí mis tareas. Lo pensé seriamente, necesitaba una escusa, así que cogí mi cuaderno y mi libro de biología. Bajé las escaleras y me asomé al salón, donde mi padre veía la tele.

-Papá… tengo que ir a la biblioteca, volveré para cenar, ¿vale?

-¿A la biblioteca?

-Sí… necesito un libro de biología… -Le enseñe los libros-. No encuentro lo que necesito en Internet… acabaré antes buscando en la biblioteca…

-Vale… no tardes mucho…

Salí despacio, guardando mi poca emoción para que mi padre no sospechara. Estaba llegando cuando él me saludó por el cristal. Entré y me senté, dejando mis libros sobre la mesa lo que captó su atención.

-¿Estabas estudiando?

-Sí… pero ya había terminado casi…

-¿No te habré interrumpido?

-No… los he cogido… -me avergoncé un poco y él alzó una ceja-. Bueno… no me apetecía mucho explicarle a mi padre que había quedado con un médico a estas horas para tomar un café… así que oficialmente estoy en la biblioteca buscando un libro…

Él rió de lo lindo mientras pedía y después nos sumergimos en una conversación sobre qué estudiaba y me explicó de paso algunas cosas que no entendía sobre los ejercicios de biología.

Me acompañó de nuevo y me sentí extraña, esta nueva rutina me gustaba.

-Bueno… ¿Nos veremos pronto?

-¿Con pronto te refieres a mañana?

-Bueno… -se echó a reír-. Sí, creo que sí… si no tienes nada mejor que hacer, claro…

-La verdad es que tengo que hacer un trabajo de Historia… pero creo que podré sacar un poco de tiempo para descansar un poco…

-Bueno… ya me dirás a qué hora te va bien mañana, ¿vale?

-Vale… -Abrió sus brazos y le abracé-. Hasta mañana…

-Hasta mañana…

El viernes fue un día extraño. Cuando me levanté mi madre había cogido mi jarrón, el que me regaló papá, y lo había puesto en la cocina, llenándolo de flores. Me había preparado incluso el desayuno, se había arreglado bastante y mi padre no estaba en casa.

Cuando llegué a clase Ryan estaba más o menos de buen humor, había hablado con su padre y eso le había animado. Pero Kevin estaba triste, su perro estaba malito… parecía el mundo al revés. Cuando estábamos comiendo pude ver a Alice hablando animada por teléfono. De repente se levantó casi bailando y vino hacia nuestra mesa.

-Sé que estás un poco preocupada, pero Nessie está mejor… además va a tener visita… -me guiñó un ojo-. Jake le va a dar una sorpresa…

-¿En serio? Eso seguro que la anima…

-¡Sí! Seguro que todo va bien y vuelven pronto…

-Tengo ganas de verla…

-Lo sé… -me sonrió-. Pásate por mi despacho después de las clases… me gustaría comentarte un par de cosas a solas… ¿vale?

-Claro…

Cuando salí de clase fui directa al despacho de los profesores, Alice salió y me llevó hasta un aula vacía, abrió la ventana de par en par y se sentó junto a la ventana.

-Verás… -suspiró-. Sé que posiblemente me esté metiendo donde no me llaman, pero creo que no es buena idea que vayas por ahí con un hombre tan mayor.

-¿Cómo…?

-Te he visto con él un par de veces en la cafetería, y el otro día fui a casa de Rose y vi cómo os despedíais. No sé qué tipo de relación mantenéis, pero… las diferencias de edad tan notables hacen que las cosas a veces no vayan bien, mucho más ahora, siendo tan joven.

-¿Me está dando consejos sobre mi vida amorosa, Señora Cullen?

-Lamento si te ofende, pero creía que debía darte un consejo sincero… te veo distraída en las clases y me da miedo que sea una mala influencia, nada más. A nivel académico sólo puedo pedirte que intentes centrarte… a nivel personal no te recomiendo una relación así, aunque no tenga derecho a decírtelo.

-No creo que sea asunto suyo, pero se lo agradezco de todos modos…

-No es con mala intención… -alzó las cejas-. Entiendes al menos eso, ¿no?

-Sí… lo sé… Espero que esto quede en esta sala, no me apetece que nadie se entere de esto, prometo aceptar su consejo académico, a cambio le pido que no meta a mis padres en esto…

-Tranquila… no lo haré. Será nuestro secreto…

Salí del instituto ante la atenta mirada de Kevin, que me miraba preocupado al igual que Ryan. Me acerqué al banco sonriendo.

-¿Pasa algo grave?

-No… era para comentarme un ejercicio de clase. Nada serio…

-Dar… -Kev me miró serio-. Sabes que puedes contarme todo, ¿verdad?

-Sí… no pasa nada, en serio… No es tan raro que un profesor quiera comentar un ejercicio, me había salido un poco mal y lo hemos repasado…

-No sé… te notamos ausente estos días… -Ryan me miró apenado-. Sé que no tienes mucha confianza conmigo… pero…

-En serio. Sólo estoy un poco preocupada por Nessie, no pasa nada… Me voy a casa, ¿vale? No quiero que mi madre se enfade porque llegue tarde… -me miraron dudando y sonreí-. Os quiero mucho, chicos… ¡Nos vemos el lunes!

-¿No vamos mañana al cine? –Kev me miró extraño-. Te dije el miércoles de ir al Galaxy a ver la nueva peli, íbamos a ir los tres…

-¡Lo siento! Me había olvidado… tengo que hacer el trabajo de Historia... –Frunció el ceño-. Mira, ir vosotros a verla… si es buena podemos ir el sábado que viene a verla otra vez… ¿vale?

Asintió y se levantó, besándome en la mejilla al igual que Ryan. Se marcharon hacia la otra dirección, hacía unos días que Kevin no me acompañaba y se iba con Ryan, ahora él lo necesitaba más… y lo entendía. En parte lo agradecía, pues ahora era el único momento del día en el que no tenía que ocultar mi emoción.

Me senté en mi cuarto buscando información para el trabajo de historia, pero no me concentraba, así que quedé con él a las seis y media. Cuando llegué él ya me esperaba.

Estuvimos hablando hasta la hora de cenar, como el primer día. Me acompañó de nuevo y esta vez su abrazo de despedida fue más largo, parecía no querer irse.

El sábado por la mañana estuve intentando hacer el dichoso trabajo, pero cada poco miraba mi móvil esperando que me llamara. A la hora de comer perdí toda esperanza de verlo hoy y me hizo sentir mal. Mi padre lo notó mientras comíamos y le dije que era por el trabajo de Historia, que me traía de cabeza. A las cinco de la tarde mi móvil sonó y me emocioné.

‘He estado trabajando todo el día y tenía ganas de salir para poder preguntarte algo… ¿Te apetece ir al cine? Estoy saturado y necesito desconectar… Un beso’

Me emocioné pero pensé en Kevin y Ryan… les había dado plantón, si ahora me los cruzaba en el Galaxy…

‘Con la condición que no sea la nueva peli de acción y que sea tarde… ya te contaré. Dime hora y lugar para quedar…’

Quedamos por la tarde en el mismo sitio de siempre. Le dije a mi padre que iría a la biblioteca a por información, esta vez para el trabajo de Historia. Cuando él me vio llegar con el libro y los cuadernos comenzó a reír. Decidió llevarme a otro sitio, así que dimos un paseo mientras se reía al contarle lo desesperada que estaba con el trabajo. Entramos a otra cafetería y miramos la cartelera, señaló la de acción pero negué enérgicamente.

-¿Por qué no esa peli? –Preguntó al cabo de un rato-.

-Porque les he dado plantón a unos amigos para hacer el trabajo, si ahora me ven aparecer por allí… se enfadarán…

-¿Y si nos ven aquí?

-Bueno… siempre puedo decir que me das clases… -me eché a reír y él también-. Así que iremos después de cenar, ellos iban a ir por la tarde, así que si vamos por la noche es poco probable que nos los encontremos… y si están allí no estaremos en la misma sala… lo que reduce las posibilidades de encontrarlos…

-Ya… veo que lo controlas todo… -se echó a reír-. ¿También controlas lo demás así?

-Bueno… -Hice una mueca-. A veces. Me gusta tenerlo todo bajo control, me desespera mucho que las cosas salgan de manera distinta a la que quiero… aunque siempre es así…

Nos echamos a reír y comenzamos a hablar de las posibles películas que podíamos ir a ver. Decidimos ir a ver una de drama, cuando llegamos al cine él compró un bote enorme de palomitas y dos refrescos. La verdad es que normalmente era lo que siempre pedía con Kev y siempre acabábamos con las palomitas antes de que la película llegara a la mitad, pero hoy apenas tenía ganas de comer… pero tenía mucha sed. Estaba nerviosa, cuando se apagaron las luces mi corazón latió extraño y él me lanzó un par de palomitas. Me avergoncé pensando que lo habría hecho al verme incómoda, pero quizá fuese por enredar simplemente… no sé.

En una de las ocasiones dejé mi mano puesta sobre el refresco, él puso su mano en el reposabrazos y acarició levemente mi mano. Estuve a punto de mirarle, pero no me atrevía a mover ni un solo músculo. Cuando pude reaccionar moví mi mano ligeramente para acariciar la suya también. Su dedo índice se fue enroscando con los míos, poco a poco. Pasó más de media hora hasta que finalmente tomó mi mano como es debido. Cuando la luz se encendió aflojé la presa de mi mano y él siguió acariciándola hasta que encendieron las luces. Se volvió a mí sonriente soltando mi mano.

-¿Nos vamos?

-Sí…

Esta vez, aunque se me estuviera helando la mano, no quería meterla a mi bolsillo. Estaba esperando que él la tomara. Habíamos recorrido mitad del camino completamente en silencio, pero de repente él se empezó a reír. Le miré extrañada…

-Es la primera vez que veo que andas con la mano fuera de los bolsillos… -alzó una ceja riendo-. Y hoy creo que es el día que más frío hace… -Se rió más y yo me sonrojé, sabiendo que tenía razón, hoy hacía más frío que otros días… metí la mano en el bolsillo mientras seguía caminando-. ¡Espera! –Él me tomó por los hombros y me giré levemente mientras él se ponía a mi lado-. Creo que le va a costar entrar en calor en tu bolsillo…

Sin más palabras metió su mano a mi bolsillo y la metió dentro del suyo, acariciando mi mano con la suya. Seguimos caminando en silencio, no sabía qué decir, estaba completamente perdida ahora. Al cabo de unos minutos su agarre aumentó ligeramente y me miró.

-¿Mejor?

-Sí… -moví mis dedos-. Puedo moverlos y todo…

-Ya veo… -dijo riéndose levemente-. Es la primera vez que tardo tanto en cogerle la mano a una chica…

No supe que decir y miré a mis pies mientras le escuché reír débilmente. Llegamos a la esquina a la que siempre me acompañaba y me giré para encararle. Sus ojos claros me hicieron sonrojar, mucho más cuando su mano acarició mi rostro. Nuestras miradas se juntaron por unos segundos y él se acercó lentamente, depositando un dulce beso en mi mejilla, suspirando al retirarse lentamente.

-No sé… creo que debo pensar en esto…

-¿En qué?

-En porqué me cuesta tanto hacer cosas como esta… -alzó nuestras manos unidas-. No sé… te estoy cogiendo mucho cariño… pero debo pensar en muchas cosas…

-Yo… -bajé la cabeza y le miré-. También te he cogido mucho cariño… demasiado quizá…

-Lo sé… lo he notado ligeramente… -dijo riendo-. El problema es que yo también… -cogió mi barbilla y alzó mi rostro para sonreírme y volver a besarme-. Buenas noches…

-Buenas noches…

Cuando llegué a la puerta de mi casa miré mi reloj. Demasiado tarde, no podía decir que había estado tanto tiempo en la biblioteca… tenía que inventar algo y rápido. Cuando entré mi padre alzó las cejas desde el sofá y entré lentamente.

-Siento llegar tarde… al salir de la biblioteca me he entretenido un poco…

-¿Un poco? Hace cuatro horas que han cerrado…

-Bueno, vale… me he encontrado con un amigo y hemos ido a tomar algo… perdón.

-¿Un amigo? –Asentí mientras iba directa a las escaleras-. ¡Espera Darlene! -¡Mierda!-. Ven, tenemos que hablar.

-¿Sí, papá?

-Esta no es una ciudad muy grande… -Frunció el ceño-. ¿Te trata bien?

-Yo… -suspiré-. No es nada de lo que piensas… es sólo un amigo…

-Te creo… pero me da miedo que te refugies demasiado en él, mucho más que mientas a tus amigos para estar con él. Kevin ha llamado, le he dicho que le llamarías al volver de la biblioteca. Te ha vuelto a llamar hace media hora y le he dicho que dormías… más vale que te inventes una buena escusa…

Asentí y subí a mi habitación arrastrando los pies. Al día siguiente llamé a Kevin y le dije que se me había olvidado llamarle y que después me quedé dormida… me dolía mentirle, pero si le contaba la verdad sería peor.

Estuve el resto del día haciendo el trabajo y llamando de vez en cuando a Omar. No me lo cogía e incluso la última ocasión me colgó. Comenzaba a sentirme mal, quizá hubiera reconsiderado la situación y se hubiera arrepentido.

‘Estoy trabajando, estoy de guardia… la verdad es que tengo mucho jaleo, te llamo mejor mañana, ¿vale? Un beso’

Suspiré. Terminé por fin el dichoso trabajo y se lo enseñé a mi padre que le dio el visto bueno. Después le ayudé a hacer la cena mientras mamá vagaba por la casa como alma en pena. Bajó muy arreglada a cenar e incluso sonreía alguna vez. Quizá me había perdido algo ayer… miré a mi padre que ahora la miraba sonriente.

Después de cenar mi madre ayudó a recoger y se sentó con mi padre en el sofá, mi móvil sonó y subí a mi habitación corriendo, dejando a mis padres solos. Me alegré muchísimo al ver que Nessie me llamaba.

-¡Nessie! ¿Qué tal todo? Te he echado de menos… ¿Estás mejor?

-Sí, la verdad es que estoy mucho mejor. Llegué ayer por la tarde, pero con todo el jaleo de mi familia… y hoy he pasado el día de nuevo con ellos, mi abuelo Charlie había venido de propio para verme… siento no haberte llamado antes…

-No te preocupes, Alice dijo que seguramente volverías el fin de semana… y que estarías acompañada en Jenner… Así que Jacob fue a verte…

-Sí, es una larga historia… te lo cuento mañana, ¿de acuerdo?

-Está bien, iré un poco antes para que hablemos… ¿vale? Tengo algo que contarte…

-Vale, nos vemos mañana.

Esa noche soñé algo extraño. Un chico venía a buscarme a clase, le llamaba Omar pero no era él, su rostro estaba medio borrado, su voz era la del chico del teléfono y su tono de piel era más tostado que el de Omar. Besaba mi mejilla como había hecho Omar pero se sentía distinto, más intenso, más dulce… mejor, en definitiva. Me desperté de golpe, odiando el despertador, pues el chico de mis sueños estaba a punto de darme mi primer beso. Suspiré y me arreglé rápidamente para ir a clase. Mi madre estaba en la cocina con mi padre, pero apenas reparé en ellos o en el desayuno.

-¿Qué prisa tienes?

-He quedado con Nessie, me llamó anoche y hemos quedado un poco antes para hablar… quiero saber cómo va todo… ¿no os importa verdad? –Vi que la cara de mi madre se tornaba a un ligero mosqueo, así que no le di tiempo-. ¡Nos vemos luego!

Salí corriendo y me encontré con ella. La abracé y la miré sonriente, tenía mucho mejor aspecto, lo que me alegró. La estreché de nuevo entre mis brazos y nos sentamos para hablar. Me contó todo su viaje y suspiraba cada vez que imaginaba a Jake haciendo todo lo que ella me describía… era tan dulce…

-Es genial… es el hombre que cualquier mujer quiere… me pregunto si será igual de delicado para todo… En serio, no sé porqué te torturas así… ¿no sería más fácil decirle que le quieres?

-Ya se lo digo… sabe que es mi mejor amigo… -rodé los ojos-. ¿Qué?

-¡Venga tía! Creo que te conozco lo suficiente… lo bastante para decir que te gusta… -no podía negarlo, así que se echó a reír-. No puedes negarlo… así que no sé porqué no se lo dices, no lo conozco mucho, pero dudo que se comporte así sólo con una amiga…

-No le conoces, él es así… siempre se ha portado así conmigo, no creo que estemos en ese punto… ¿tú le dirías algo así a Kevin?

-No me compares… Es cuestión de madurez, él nunca se portaría así conmigo, aunque cada vez sea menos crío y esté más dulce… no siento eso por él. Sin embargo… -Salió mi sonrisa de boba-. Hay alguien que está empezando a ser especial para mí…

-¿Eso es lo que me tenías que contar? –Me cogió de las manos, emocionada, mientras yo asentía-. Desembucha…

-Bueno, se llama Omar, se acaba de mudar aquí… lo conocí el martes mientras paseaba por el parque. Estaba preocupada por ti y mis padres habían estado peleando, así que me escapé al parque, no me apetecía nada estar en casa… Me senté en uno de los bancos y él estaba un banco más abajo. Comencé a ponerme triste, demasiado, y se acercó a preguntarme qué me pasaba. Realmente pensaba que estaba soñando, es muy guapo, demasiado para mí… -Ella rodó los ojos y negó-. El caso es que sentí confianza y le conté lo ocurrido. Me sentí estúpida después de desahogarme, me vino bien pero le acababa de contar mi vida a un desconocido, lo que me hizo sentir algo raro… él lo notó y me contó algo sobre él, que acababa de romper con su novia, que se había mudado por trabajo, está en la unidad de trauma del hospital del Doctor Cullen…

-¿Qué? –Me miró sorprendida-. ¿Cuántos años tiene?

-Bueno, tiene veintisiete, aunque parece más joven… me invitó a un café, ya que hacía bastante frío y me acompañó casi hasta casa… no le dejé más por miedo a que mis padres le vieran…

-¿Has quedado más con él?

-Sí, pensé que no volvería a verle, ya que no tenía ni su teléfono, ni su móvil, así que decidí pasearme por el parque al día siguiente. Lo encontré sentado en el mismo banco y me dijo que llevaba dos horas esperando que apareciera yo, esperanzado de que volviera… me dio su número y tomamos otro café. Me confesó que no sabía porqué, pero que me había tomado cariño… -nos miramos sonrientes-. Él creía que no iba a aparecer, pero algo le hizo quedarse esperándome en el banco… después de aquello el jueves quedamos de nuevo y el viernes… pero lo mejor fue el sábado…

-¿Qué? –Me había quedado callada-.

-Me llevó a dar un paseo y me invitó de nuevo a tomar café, después nos metimos a ver una película y me cogió de la mano. Fuimos dando un paseo hasta casa y al despedirse me dio un tierno beso en la mejilla, creí que realmente me besaría pero me dijo que debía pensar qué hacer. Me estaba cogiendo mucho cariño, así que le dije que yo a él también…

-¿Y?

-Nada, se marchó. Le he llamado un par de veces pero no me contesta, sólo me mandó un mensaje diciendo que tenía un día muy ajetreado, que hablaríamos hoy.

-¡Vaya! Quiero que me lo cuentes todo…

-Lo haré…

Los chicos venían y ella entendió que no quería contarles nada por el momento. A la hora de comer Omar me dijo que no podría quedar, así que me desilusioné bastante…

La semana se me hizo eterna, pegada todo el día al móvil esperando que él llamase. Le mandé varios mensajes y él contestó finalmente… pero para decirme que no podía quedar.

El viernes estábamos todos bastante tristes, Kevin estaba intentando hacer el tonto, pero al ver que nadie le seguía la coña se puso serio.

-Mirad, no sé que cuernos os pasa, pero…

-Pensaba que iba a tener visita el fin de semana –Ness me miró-. Pero al final me he quedado sin planes.

-A mí me ha pasado algo parecido… -Miré a Ryan-.

-Éste fin de semana estrenan una película de risa que Meg quería haber ido a ver…

Todos nos quedamos mudos en ese momento, bastante tristes… Ryan parecía además de triste enfadado, resentido…

-¡Vayamos todos a verla! –Ness se animó-. Es una manera de recordarles… una manera divertida de recordarles…

Hicimos planes para el sábado, por lo que aproveché el viernes para hacer todas las tareas. Esa noche tuve un sueño extraño.

Estábamos todos en la casa de Jenner, éramos más mayores pero nuestros amigos estaban también allí y seguían como la última vez que les vimos. Jugaban con nosotros en el agua y cuando el sol se ponía se despedían de nosotros. Sus palabras eran emotivas pero alegres, sobretodo las de Meg y Ryan. Meg le perdonaba, estaba claro… pero al despedirse mencionó a la nueva novia de Ryan… algo que nos hizo sentir extraños a todos. Nos abrazamos los cuatro para ver partir a los otros cuatro.

Me desperté llorando pero alegre por algún extraño motivo. Al menos en sueños había podido despedirme de ellos.

La tarde era de cine, tarde para recordar, tarde de risas… se suponía. La película era graciosa, pero nos resultaba difícil reír al ver a Ryan sufriendo… quizá no fue tan buena idea haber ido al cine…

Después fuimos a tomar algo a una cafetería cercana. No hablábamos mucho, pero me fijé en que Ness miraba a una chica menor sentada más lejos. La niña no paraba de mirar a Ryan, aunque se topó con la mirada de Ness y luego con la mía. Las tres sonreímos de forma amable. Los chicos se fijaron en ellas también.

-Esas chicas… van a nuestro colegio, ¿verdad? –Kevin parecía divertido-.

-Sí, pero esa chica debe de ser nueva… -Me acerqué un poco a la mesa-. No para de miraros… creo que están en el edificio nuevo, ese que han hecho para los del último curso de colegio, para que se adapten al cambio…

-Entonces… ¿el año que viene estarán en primero? –Ness parecía dudosa y asentí-. Entonces tendrán… ¿trece?

-Sí, trece o catorce… si nosotros el año pasado terminamos con quince…

-Cierto… -hizo una mueca-. Me habían parecido más jóvenes…

La chica se levantó y se acercó a pedir. Entonces una de sus amigas le gritó.

-¡Pídeme otra naranjada Wanda!

-¿Wanda? –todos nos miramos asombrados, el nombre nos era familiar a todos-.

-No puede ser… -Ryan parecía perdido-. Es imposible…

-¿Todos hemos tenido el mismo sueño? –Kevin parecía alucinado, divertido…-. No puede ser…

-Todos se despedían… -Comencé-. En la playa, en Jenner… -todos asentimos-. Quizá sea ella… no es un nombre muy común…

-Pero se supone que era de un viaje… -Kevin parecía divertido-.

-¿Cómo fue realmente vuestro sueño? –Preguntó Ness-. Quizá algo cambie… es imposible que fuera el mismo…

Todos relataban su sueño. Cada uno cambiaba las carreras que íbamos a estudiar, cambiaba la historia de nuestro futuro, pero la despedida era la misma. La pareja de Ryan era la misma.

Miré a la chica que estaba sonrojada en la barra. Al rato Nessie se levantó y me fijé que seguía a la chica… suspiré. Wanda salió y al minuto salió Ness. Pusimos un poco de oído para captar las poco disimuladas palabras de las chicas. Hablaban de Ness y de nosotros… Al parecer éramos los tarados del instituto.

-Es normal… -Wanda parecía defendernos-. Una pérdida así es difícil de superar, es normal que hagan cosas así, demos gracias de que ninguno haya querido seguirles… no sé cómo podéis chismorrear de algo como eso… Sois unas crías…

Wanda se levantó y alzó una mano para despedirse de Ness, la cual le devolvió el saludo.

-Crías… -Ryan negaba con la cabeza-. Me entran ganas de decirles cuatro cosas…

-Tranquilo… -Estaba cabreada con esas crías chismosas-. Todo se devuelve… sigo creyendo en el Karma…

El domingo por la tarde recibí un mensaje, Omar me invitaba a su casa. Quedamos en el lugar de siempre, descubriendo que vivía a un par de calles de la cafetería… por eso siempre llegaba antes…

Su casa estaba muy recogida, algo que me sorprendió. Él se echó a reír y dijo que había estado todo el sábado recogiendo.

Preparó un par de cafés y nos sentamos en su sofá. Hablamos por un rato y después puso una película, preparando unas palomitas en el microondas. Se sentó a mi lado y pronto pasó su brazo por mis hombros, atrayéndome hacia él. Cogí su mano y él acarició mi rostro. Le miré fijamente y se acercó a mí lentamente.

Sus labios rozaron los míos despacio, yo me dejé guiar por sus movimientos repitiéndolos. A partir de ahí no vimos mucho más de la película. No parábamos de besarnos, él me abrazó y se fue tumbando lentamente sobre mí. Al final él estaba sobre mí besándome y acariciando mi cintura, lo que me hacía sentir de un modo extraño, cómoda, pero incómoda a la vez…

Este había sido mi primer beso, lento, cómodo, extraño, incómodo… e incluso llegó a ser molesto cuando su mano intentaba subir demasiado de la cintura. Él me llevó en su coche a casa y me besó de nuevo antes de bajar. Corté el beso rápido, pues no quería que se repitiera de nuevo lo mismo… me hacía sentir incómoda y no quería sentirme así… se suponía que cuando alguien te besa tiene que ser cómodo, relajado… no así. Bajé del coche emocionada, el último beso me había gustado más que el primero, quizá porque él no había forzado demasiado la situación como antes. Aún así estaba contenta eufórica…


Llamé a Nessie para informarle de todo… ¡mi primer beso!