Capítulo XLIX: Taha Aki… me estás acojonando ₪ Jacob POV.

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La zorra de Odamae me lanzó lejos de Nessie, pero pude ver por ojos de Embry que sus padres la salvaban. Esa zorra le había mordido… gruñí y me dirigí hacia ella, pero algo se estampó en mi costado. Ese chupa-sangre me había roto tres costillas por el impacto. No iba a entrar en su juego, si estallaba en llamas no quería estar cerca… y parecía realmente cabreado conmigo.

Se abalanzó de nuevo sobre mí, rompiéndome las dos patas traseras. Reclamé a Seth viendo que no iba a tener escapatoria. Él dejó de mordisquear el cuello de un demonio moreno y salió corriendo en mi dirección. Intenté arrastrarme pero él atacó. Le di un zarpazo pero volvió a arremeter contra mí. Seth llegó en ese instante que notaba cómo algo en mi pecho ardía.


-No dejéis que escape, debéis acabar con él entre todos, es más listo y rápido que antes. Llama al resto, voy a salir de fase…


-¡Jake! –Se acercó a ayudarme-. ¡Vamos!


-¡Lobo estúpido! Márchate a por él, yo voy a salir de fase para que el Doctor Colmillos lo tenga más fácil…



Seth me miró con sufrimiento y salí de fase viendo cómo cumplía mi orden. Podía notar cómo el veneno se extendía y me ardía todo. Posiblemente acababa de dar mi última orden. Necesitaba verla, quería verla a ella antes de irme, al menos eso…


Su olor se acercó a mí, pero mis pulmones estaban llenos de ese veneno que me hacía imposible respirar más profundamente. Pude notar cómo saltaba sobre mí y se arrodillaba frente a mí. Sus manos recorrían mi rostro haciéndome recordar cuanto la amaba y quería decírselo, pero me costaba incluso respirar. Busqué sus manos para besarlas, pero no me dejó hacerlo besando ella la mía. Intenté mostrarle mi mejor sonrisa, no quería verla sufrir como lo estaba haciendo ahora. El dolor se hizo más intenso y me abracé el pecho. Ella me tumbó boca arriba, asustándose al ver la herida. Seguramente no tendría muy buena pinta.


El Doctor Colmillos apareció de la nada, poniendo una mano en mi cuello que me dejó sin respiración y me hizo comenzar a marearme.


-La ponzoña, es letal para ellos. No puedo pararla… -Miró a Nessie con pánico -. Creo que yo le infectaría más…



Nessie me miró y cogió mi rostro, mostrándome una falsa sonrisa que odié por no dejarme ver una verdadera. Me besó de un modo que me hizo sentir el más profundo amor que había sentido en mi vida, más amor incluso que aquellos besos que me había dado la noche anterior. Pude notar después sus labios en mi costado, se notaban frescos en comparación con el quemazón que me había producido el inútil del chupa-sangre. Ella se retiró al momento con un tono blanco en la piel, parecía estar enferma pero algo cambió su mirada y volvió a posar sus labios en aquella quemazón que parecía desaparecer. Pude notar alivio en vez de esa tortuosa sensación de quemazón.


El Doctor Colmillos saltó sobre mi cuerpo saliendo disparado mientras algunos estúpidos lobos obviaban la orden que le había dado a Seth de dar caza a ese mal nacido. Comencé a sentirme más débil de lo que creía dejándome oír como último sonido un gruñido de mi querido cuñadito. De pronto pude verla mirarme, su rostro mostraba dolor al mirarme. La ira se llevó el dolor y salió corriendo. Me giré para verla pero algo extraño ocurrió.


Podía verla correr mientras mi cuerpo miraba en la dirección contraria. Miré a mi alrededor y pude ver a los chicos, pero no como lobos, si no como los jóvenes que habían crecido conmigo. Me acerqué a Paul que parecía furioso pero obviaba mi mirada. Estaba claro que no me veían. Todos salieron corriendo hacia la dirección que había salido mi pequeña, acudí y pude verla hacerse llama. Algo me llamó hasta mi cuerpo, Carlisle me atraía como un imán de vuelta a él.



Seth apareció por allí y me llevaron a mi casa. El Doctor Colmillos intentaba hacer latir mi corazón con más fuerza, me fijé en la pantalla que marcaba doce latidos por minuto. Seth estaba por allí revoloteando demasiado alterado, Leah se unió a él y lo sacó de casa, tendría que agradecérselo algún día. La pantalla ahora marcaba ocho latidos por minuto y Carlisle se desesperaba, estaba realmente preocupado. Me tumbé sobre mi cuerpo intentando unirme a él. Moví mi brazo pero no se levantó, ni siquiera el esfuerzo se reflejó en todos aquellos estúpidos monitores que me rodeaban.


Me sentía incompleto, me faltaba algo y tenía claro qué era. Salí ayudado por la brisa por la ventana, entrando al bosque pero el viento me forzaba a ir a la playa sin que pudiera oponerme a ello. Pude verme caer por el acantilado como tantas otras veces había hecho, pero un golpe de aire me metió por una grieta apenas visible en el acantilado. Aquella cueva tenía una luz especial, la luz entraba por una rendija estrecha por la que yo había entrado y se reflejaba en los acúmulos de sal de las paredes. Pronto me vi rodeado por formas extrañas que parecían humanas, pero a la vez traslúcidas, dejando pasar los destellos reflejados por la sal a través de sus formas.


Me quedé estático al reconocer a varias figuras allí presentes. Me costó creer que una de esas formas de aspecto joven y fuerte fuera mi padre, pero algo en su traslúcido rostro me indicó que estaba ante él. A su lado pude reconocer al mismísimo Ephraim Black. Varias posiciones a la derecha una forma mayor que las demás, más robusta y solemne, me daba la bienvenida con un saludo que apenas había visto un par de veces realizar a Sam en el templo.


-Joven Jacob Black. Bienvenido al mundo de los espíritus guerreros –le miré confundido, posiblemente embargado por la incredulidad. Una pícara sonrisa se dibujó en su rostro-. Todos los aquí presentes hemos pasado una prueba que tú debes superar como alfa de tu manada. Una vez que tu espíritu guerrero a abandonado tu cuerpo debes encargarte de elegir a alguien que te sustituya, alguien que sea el nuevo alfa y alguien que se encargue de esperar a la siguiente generación de guerreros. Debes demostrarnos a todos que tu manada es fiel y obediente a su alfa, que te respetan y que te has hecho digno de una vida mejor que la de vagar por la eternidad.


-Ya… -le miré boquiabierto mientras mi padre me miraba serio-. La ponzoña tiene efectos alucinógenos, ¿no?


-No joven Black. La ponzoña ha matado a tu cuerpo, pero no a tu alma. Ahora debes demostrar si eres digno de poder tomar otros cuerpos y otras formas, como nosotros podemos hacer, o si simplemente debes vagar como alma en pena como el propio Utlapa. Las decisiones que has tomado como alfa a veces no han sido beneficiosas para la tribu, si no más egoístas que otra cosa. Ephraim nos demostró que los Cullen son dignos de merecer nuestra benevolencia, pero tú, joven Jacob, modificaste el tratado por razones que podemos comprender todos los presentes. Ahora bien, muchas de esas decisiones fueron en contra de la propia manada, creando una escisión nunca vista antes en la historia de nuestra tribu.


-Pero eso… está solucionado. Ella nunca ha sido un peligro para la manada.


-¿Nunca? –El espectro me traspasó dejándome ver aquella vez en la que casi me ataca-. ¿Osas mentir al propio Taha Aki?


-No… no me atrevería a tal cosa. Pero eso no lo veo como un ataque directo a la manada, nada pasó, fue un incidente que no tuvo la menor importancia.


-¡Uno de tus propios hermanos salió herido!


-Seth es demasiado impetuoso… -rodé los ojos-. Al igual que Leah –miré hacia el espíritu que torcía el rostro, bien parecido al del viejo Harry-. Sin ofender…


-No ha sido la única vez que a hecho mención de ataque a la manada.


-Pero siempre ha sabido controlarse. Siempre a amado a todos y cada uno de los miembros que la componen, sean metamorfos o no. Ama a muchos de los integrantes de la tribu. No es como vosotros creéis, no tenéis ni idea de cómo es.


-¡Jacob! –Mi padre me miró furioso-. Sabemos todos y cada uno de los pasos que ha dado. Por eso estás aquí y no vagando como un espíritu. Ella ha luchado por vosotros, podía haberos abandonado cuando supo que la venganza de Adam y de los Vulturis iba en contra vuestra únicamente. Por eso estás aquí, porque no te equivocaste del todo, porque yo reclamé hace años un voto de confianza hacia ti y hacia ella, hacia vuestro amor. No oses retar a los ancestros, ellos tienen ojos y oídos en todas partes, así que muestra un respeto, hijo.


-Billy… -Taha Aki levantó la mano para silenciarlo-. Como tu padre bien ha explicado tuvimos opción hace años de que Sam entrara en batalla, pero comprendimos que un enfrentamiento entre hermanos no conduciría a ninguna parte. Supiste manejar la reconciliación de las dos partes, supiste también guiarlos para poder envejecer junto a sus esposas y llamarlos de vuelta cuando la tribu les necesitó. Ahora debes hacer tu elección, debes condenar a dos personas a que no puedan envejecer, a que cuiden de la tribu, uno como alfa y otro como guía para la siguiente generación. Debes volver y reunirlos en el bosque para darles a conocer tu decisión.


-¿Cómo, si no pueden verme?


-Te verán ahora, será como si tu propio cuerpo estuviera frente a ellos.


-¿Y después?


-Después deberás indicarles que te lleven al templo. Todos deben ir vestidos de blanco, deben dejar tu cuerpo en el altar y la brújula de los Quileute les indicará el camino a seguir posada en tu pecho. Allí deberán dejar tu cuerpo. Ve en paz y vuelve del mismo modo, joven Black.



Una extraña corriente me sacó por el mismo sitio por el que había entrado, llevándome a pleno bosque donde me topé con Sam. Me miró extrañado.


-¿Eres tú?


-Sí, soy yo. Entra en fase y haz llamar a todos aquí. Tengo algo que comunicaros.


-Ya estoy en fase… pero así lo haré… -un aullido resonó en el bosque-. Vienen de camino, están entrando en fase.


-Esperaremos.



El tiempo pasó y todos acudieron veloces. Pude distinguir a Seth venir veloz hacia la posición que quedaba libre. Cuando se posicionó, todos se arrodillaron y posaron sus brazos y cabezas en el suelo. Una brisa me elevó, me mostró las imágenes y sensaciones de mis hermanos pudiendo percibir su olor y su imagen en la mente de todos los presentes. Seth se hizo a un lado esperando que ella se acercara, pero yo sólo podía verla a ojos del resto.


-Me han hecho venir para comunicaros quién será mi sucesor.


-Sam… -Leah rodó los ojos. Un movimiento de Ness en sus mentes me distrajo-.


-Seth no debería estar aquí, lo sabes. Solo vas a hacer que sufra más, sé que tu intención era que yo la viera, pero sólo puedo veros a vosotros y por vuestras posiciones, ni siquiera puedo ver que estáis en fase…


-Pero tú… estás como si estuvieras aquí realmente, eres tú… -Seth imploraba-.


-Lo sé, me lo dijeron…


-En serio… ¿en serio pretendes que crea que los ancestros te han pedido que regreses para eso? –Leah bufó-. Podríamos haberlo solucionado entre nosotros… sabemos que Sam…


-¿Es que nunca vas a dejar de hablar? –Su ímpetu me hizo reír-. ¿Ni aún con tu hermano muerto intentando comunicaros algo más importante de lo que creéis?


-No le veo la gracia –Quil estaba furioso-. Si puedes manifestarte así, puedes volver a tu maldito cuerpo…


-No veo la razón de que ahora quieras irte –Embry tenía tono de reproche-. Siempre hemos sabido que odiabas ser el alfa, pero no hace falta que regreses como tal, simplemente regresa.


-¿Acaso no has pesado en tus hermanas? ¿En tus sobrinos? –Paul la miró de lleno a ella-. ¿En la propia Nessie que tiene que sostenerse sobre Seth?


-Rebeca quiere que estés ahí cuando nazca Hilda, ya ha perdido a vuestro padre y a vuestra madre… –Embry seguía con el mismo tono mientras pude ver a Taha Aki traspasarme y mostrarme a Kim embarazada al nacimiento de mi sobrina- ¿ahora tú?

-Hilda tendrá amigos de su edad…


-¿Es eso? –Jared parecía frustrado-.


-Jared… -Suspiré mientras Taha Aki me mostraba el nuevo nombre del futuro miembro de la manada-. Deberá llamarse Jonás. Pero aparte de eso, los ancestros no pueden pedirte nada más… -Comenzaba a molestarme que esa presencia pasara a través de mí como si no doliera- sin embargo hay alguien que debe dar parte de su vida hasta que la manada vuelva a formarse, ésa es la razón por la que me han permitido volver…



Pude verlo antes de que sucediera, en su mente se trazaba el plan. Cuando intenté detenerle Seth cargaba con ella y se alejaba a toda velocidad. Mis reflejos habían disminuido, estaba claro.


-¡Genial! –Bufé mientras Taha Aki me mostraba que me esperarían en el acantilado-. ¿Por qué los Clearwater sois siempre los que hacéis estas cosas…?


-¡Eh!


-¡Cállate Leah! Me juego mucho más de lo que creéis aquí, y no solo me lo juego yo, vosotros y toda la tribu. Seguro que voy a tener que dar explicaciones por todo esto a Taha Aki, se ha ido muy cabreado, es una deshonra para ellos y para mí que Seth haya abandonado así su posición.


-Sólo quiere salvarte, nada más.


-Lo sé Leah, igual que tú solo quieres protegerle… -Suspiré-. Sam, no puedo obligarte a seguir cargando con la responsabilidad, iba a elegir a Seth ya que el resto si no hubiera sido por la batalla estaríais envejeciendo. Leah tú serás la responsable de adiestrar a la nueva generación de metamorfos, estarás allí cuando entren en fase, no quieren que vuelva a pasar lo que pasó con Sam. Eso implica que tendrás que ser cambiante hasta que haya un nuevo alfa, al igual que Seth… si es que se lo permiten. Si algo sale mal, Sam deberás adiestrar a Quil para que haga las funciones de alfa antes de salir…


-No quiero esa responsabilidad –Quil negaba-. No me pertenece.


-¿Acaso queréis condenarme? ¿Desde cuando las órdenes de un alfa son ignoradas?


-¿Desde cuando un alfa abandona a sus hermanos? –Embry parecía furioso-.


-No os abandonaré, si me ayudáis a esto podré convertirme en cualquier animal que yo quiera, pero debéis demostrar lo que me habéis demostrado durante años… no quiero irme, por eso os pido esto…



Seth apareció por allí dando saltos, contento y feliz pensando en que su plan era genial y que así me haría volver a mi cuerpo. Taha Aki se presentó ante ellos, pude ver que ahora sí que era visible para ellos, pude verlo a través de sus ojos como una forma muchísimo más grande e imponente que yo.


-Seth Clearwater. No eres digno de tu naturaleza, no demuestras respeto alguno por él al hacer lo que acabas de hacer. Ella no puede hacer nada, él se irá con la luz del sol. Tal deshonra merece un castigo.


-Taha Aki… -le miré con miedo casi-. Seth sólo quiere que vuelva, no veo ninguna falta de respeto.


-Debe respetar tus órdenes.


-Mis órdenes también fueron claras hace años. Cuando sólo Leah y él estaban en la manada les obligué a proteger a Nessie si algo me pasaba. Él solo cumple una orden contradictoria que cree que me beneficiará más. Intenta hacer que vuelva para que ella sea feliz, nada más.


-Tú mismo dijiste que era impetuoso.


-Y lo es, al igual que su hermana, pero son mis elegidos. Ése mismo ímpetu nos ha salvado en más de una ocasión, es algo que admiro en ellos y que me hace sentir orgulloso de ellos. Todos tenemos la posibilidad de cambiar por algo, las mismas historias nos lo dicen. Todos los presentes somos puros y nobles de corazón, todos son dignos de cualquiera de los dos puestos, pero Quil no se siente seguro para asumir la responsabilidad. Sé que el chico lo hará bien.


-Sam… -Taha Aki le miró y el interpelado agachó la cabeza-. Serás el encargado de adiestrar a Seth en su nueva aventura. Si algo sale mal, el propio Jacob Black pagará las consecuencias, dado que es su decisión, al igual que vosotros dos por no cumplir sus órdenes. Leah, irás al templo con tus hermanos, pero esperarás en la puerta del mismo. Nunca en toda la historia de los Quileute ha habido un caso como el tuyo, siento decirte que sería una deshonra para muchos de los guerreros que una mujer pisara el templo.


-¿Qué? –Le miré sorprendido pero algo en su mirada me hizo callar-. Perdón.


-Si cumple esa norma, yo mismo me enfrentaré a los que no quieran dejarte paso a la siguiente vida. A mi parecer has demostrado ser merecedora de pertenecer a los espíritus guerreros, pero otros hermanos están consternados por el hecho de que no seas varón. No puedo enfrentarme a todos ellos y esa será tu prueba ante mí.


-Sí, Taha Aki.


-Ahora debéis marchar en paz a recoger el cuerpo de vuestro hermano y llevarlo al templo –pude ver que les explicaba la situación pasando a través de ellos-. Así será, así debe ser.



El viento se lo llevó y me arrastró con él, soltándome ahora en un cielo que oscurecía por momentos, pudiendo localizar mi casa en un instante. No podía verla, pero la sentía a mi costado, entre mis brazos. Noté algo frío rozarme y llevarse esa presencia que notaba a mi lado. Me dejé llevar por la brisa hasta el acantilado, donde Taha Aki me esperaba.


-Vuelve allí. He podido ver cual es tu intención y tu petición me parece razonable. Tienes hasta que el amanecer para poder verla.



Me dejé llevar de nuevo por el viento y volví a aquella casa, viéndola en la cocina con una verónica en la mano. Acaricié la verónica y pude sentirla girar en mi mano, el calor de Nessie… Intenté acariciarla pero parecía no notarlo. Suspiré y la flor rozó su mano, algo que pareció llamar su atención. Posé mi mano sobre la flor mientras ella la paseaba con gracia por su brazo, pudiendo sentir su tacto a través de la flor. Los chicos aparecieron y pude ver que Edward entraba hacia mi cuarto, todo se volvió caótico y muy rápido, hasta que la sentí de nuevo a mi lado. Podía verla tumbada al lado de mi cuerpo, sentía su calor en mi costado pero ella no sentía mis roces. Podía verla hablar alguna vez entre lágrimas, intentando leer sus labios para entender qué me contaba. Incluso una vez la pude ver sonreír.


El viento me guiaba ahora fuera de la casa, donde los chicos aparecieron vestidos tal y como Taha Aki quería. Les seguí a través del camino pudiendo ver a mi pequeña rota de dolor aferrada a la mano de Leah. Empezaban a acumularse las razones por las que dar las gracias a Leah…



Mi cuerpo fue colocado y pude ver que las chicas esperaban al pie del templo. Leah habló con rostro torturado, llamando la atención de mi pequeña en un intento por consolarla. Pero algo de lo que dijo no le gustó, el rostro de mi pequeña se llenó de furia y entró en el templo mientras todos intentaban evitarlo. Pero agradecí esa sensación de sus labios sobre los míos, aquellas palabras que escuché con la brisa a excepción de las últimas. No podía decir en serio eso…



Taha Aki apareció allí cabreado, muy cabreado. Muchos de los guerreros se pusieron rodeando el templo como si fueran a quemarlo. Sentí que me estaba acojonando.


La tierra tembló una vez, mientras mis amigos salían de allí y el techo se derrumbaba, para luego con otro temblor agrietarse la tierra y hacerme caer en cuerpo y alma por aquella succión que provocaba la tierra.



Ahora si que estaba acojonado. ¿Habían podido huir? ¿Por qué estaba yo solo aquí? Mi cuerpo yacía en la tablilla como si no hubiera caído desde al menos medio kilómetro de altura. Una risa estalló al fondo del pasillo.


-Sois muy divertidos, en serio… tu padre tenía toda la razón. Sois nobles, pero siempre acabáis haciendo las cosas del modo más complicado –su carcajada resonaba en aquel túnel-. ¿Sabes cuántas posibilidades había de que el templo se desplomara?


-¿Muchas?


-¡Sí! –Taha Aki seguía riendo de un modo que parecía estar loco, comencé a pensar que estaba loco o poseído por Utlapa-. ¿En serio piensas eso? –El hombrecillo siguió carcajeándose-. En serio, tu padre tenía razón, sois los mejores… nunca antes habían pensado eso. Creían que esto era algo como el infierno, pero tú ni siquiera te lo has planteado…


-Cualquier cosa puedo creer ya…


-Ya veo… -el hombre cesaba su risa-. ¡Ay! Te concedo el don del guerrero. Has demostrado que los tuyos te aprecian, incluso has sabido unir a dos enemigos naturales como los fríos y nosotros… El amor que sienten hacia ti es inmenso, pero tu amor por la pequeña fría debe terminar. He ordenado a Ephraim que obligue a Sam a echarlos, habiendo comprobado que Seth no sería capaz de hacerlo.


-¿Qué?


-No podrán volver a pisar tierras Quileute –su tono ahora no era chistoso-. Fue un error, tu fijación por la humana se volvió tal que al no ser correspondido se tradujo en una imprimación errónea sobre su descendencia. He pedido a los dioses que sean bondadosos y te liberarán de la carga que conlleva la imprimación, serás un espíritu libre ahora. Ve en paz.


-No… no es cierto.


-Cuando puedas entender que la magia que existía sobre vosotros ya no existe, serás capaz de encontrar el camino a la luz. Buen viaje, espíritu guerrero.



Aquella imagen se evaporó, dejándome sumido en la oscuridad y en el dolor de la pérdida que conllevaba el estar aquí. Debía encontrar la manera de volver, de hacerla sentir querida, de convencer a los chicos para que la protegieran y la consolaran.



No sé cuanto tiempo pasó, la noche, el día, las horas no eran algo que controlara bajo medio kilómetro de tierra y en forma de un ente extraño, mientras veía a mi cuerpo inmóvil y sin vida, pero sin cambiar un ápice la forma que tenía.


En un momento de desesperación algo en mí estalló, dejando que el ente que era ahora saliera despedido provocando un agujero enorme en lo que antes era el templo. Me sentía libre por fin.



Vagué hasta encontrar un lugar que me resultara familiar y lo encontré. Los chicos trabajaban en el taller con caras largas, Seth parecía molesto, Quil desesperado en lo que antes era mi despacho y Embry rumiaba un bocadillo que nunca le hubiera durado tanto…


Me sentí culpable por verlos así. Entré en mi despacho y removí los papeles que había frente a Quil, el cual arrugó su frente y cerró la puerta. Tiré el marco de fotos y volví a revolver los papeles mientras mi ente se llenaba de una estúpida alegría. Quil colocó de nuevo los papeles y levantó el marco. Una foto de familia, todos los chicos y chicas en la playa. Sólo faltábamos Nessie y yo.


Quil se sentó y soplé en su nariz, haciendo que se la rascara compulsivamente. Comencé a reír y salí tras él hacia la estancia principal del taller. Embry y Seth le miraron extrañados. Soplé en la nariz de Embry que se rascó y estornudó, mientras volvía a hacer lo mismo con Seth. Parecían bobos los tres mirándose extrañados y rascándose la nariz. Estallé en carcajadas ante la panorámica y ellos actuaron del mismo modo. Me sentí mejor al verles sonreír.



Paul apareció con Jared por allí, enseñando las fotos de lo que parecían ecografías. Embry sacó las suyas y compararon el tamaño de Hilda y Jonás. Paul recibió una llamada y se disculpó, saliendo corriendo hacia su coche. Le seguí, seguro que iba a ver a mi hermana.


Cuando salió de casa corriendo a abrazarle, llorando, algo se retorció dentro de mi ente. Les seguí comprobando que los niños estaban bien, había imaginado que algo les había pasado a mis sobrinos, pero ellos estaban bien. Mi hermana no paraba de llorar, me preocupé hasta que en la pequeña televisión pude ver que empezaban las noticias mostrando la fecha. Mi cumpleaños. Rondé por allí viendo cómo Rachel se esmeraba para preparar lo que parecía una cena. Rebeca y Emily aparecieron seguidas de Kim y Claire.


Estuvieron comparando de nuevo las ecografías de los niños mientras preparaban la cena. Los chicos llegaron al instante, o lo que a mi me pareció un instante… el tiempo empezaba a ser demasiado relativo. La cena pasó rápido e incluso sacaron una tarta llena de velas con una foto mía y de Nessie. Recordaba esa foto, calcada al cuadro que tenía en mi cuarto. Soplé para apagar las velas y todos se quedaron paralizados. Una de las velas se quedó encendida y soplé levemente para que volvieran a encenderse todas. Soplé en las narices de los chicos, que se rascaron a la vez y acabaron estornudando al unísono. Se quedaron serios y estáticos por un momento hasta que Ephraim y Claire estallaron en risas, algo que me agradó… Todos les siguieron.



Todos se marcharon y la noche pasó tranquila en la casa. En la mañana Rebeca apareció llorando por allí, mientras Rachel la abrazaba y la sentaba en el sillón.


-Reich… no sé porqué lo he hecho, pero he ido a su casa y he encontrado esto… estaba en el armario de Nessie, he pensado en devolvérsela, pero he ido a revelar las fotos antes y… -estalló en lágrimas-.


-Vamos… -Reich la ayudó a sacar el sobre del bolso-. A ver…



Y allí estaban las fotos de mi casa, las fotos que teníamos posando en el balcón, sonriendo en la habitación, regalándonos besos en la mejilla… y la foto que le hice antes de subir a la moto, con el mono, el casco y el vestido y una cara de odio hacia mí… Comencé a reír mientras me sentaba en el brazo del sofá y la foto voló al suelo. Wendy correteó hasta allí tambaleándose y la cogió. Juraría que me miraba, que me veía cuando sonrió y la dejó sobre el brazo del sofá. Me levanté y la foto cayó de nuevo mientras mi pequeña sobrina palmeaba y reía.



La observé marcharse andando con sus pañales, que hacían que su caminar fuera el más gracioso del mundo después del de mi pequeña. No pude soportarlo más y me marché a la playa. Perdí la cuenta de las puestas de sol que conté, de los turistas que paseaban por allí… simplemente permanecí en el borde del acantilado esperando a que un milagro me la devolviera.


Aunque Taha Aki dijera que estaba libre de la imprimación, no podía estarlo de su amor. La había visto crecer, odiarme, amarme… llorar y reír, cantar y bailar… le había visto en buenos y malos momentos. Y aun de todas las maneras que pudiera imaginarla, por muy mala situación en la que pudiera estar… seguía viendo preciosa a mi pequeña.



Los cielos se tornaron grises y la tierra tembló ligeramente. Conté tres puestas de sol más cuando la tierra tembló de nuevo de un modo mayor. Pude ver a Taha Aki enfurecido bajar al acantilado traspasándome y llamándome a la gruta.


-¡Tu manada! –Me señaló como a un pecador-. ¡Es una manada de locos! Todos han dejado su puesto. ¿Quién va a proteger ahora a la tribu? ¡Debes obligarles a volver!


-No puedo… no van a verme…


-¡Yo haré que te vean!


-No quiero… es su decisión. Son libres de aceptar las ventajas e inconvenientes de esta vida, y libres de dejarla cuando no hay amenaza. Si bien he podido comprobar que los Cullen no han regresado, no veo el peligro en que esta generación descanse y pueda llevar una vida relativamente normal.


-¡Son tan testarudos por tu culpa! ¿Acaso crees que una fría va a seguir llorando por la pérdida de un Quileute? No sólo los apodamos fríos por su temperatura… su corazón está igual de helado que su piel.


-No… -me miró y me mostró que debía dejar de sufrir por ella, que ya no era mi imprimación-. Da igual que eso sea verdad, no la amo sólo por un tonto hechizo. He criado a esa niña, la he visto crecer y sé que la amo por encima de todo.


-¿Por encima incluso de la manada o de la tribu?


-Yo… -me quedé estático-. Amo a mi manada y amo a la tribu. Pero si ella fuera una mortal y me lo hubiera pedido… hubiera dejado todo por ella –hubo un revuelo entre los entes-. Preferiría un solo día más con ella que toda la vida que me ofrecéis sin poder verla de nuevo y con ella lejos de este, su hogar… -el revuelo se hizo más palpable-. Construí una casa para mi vida con ella, así que su hogar está aquí también, al igual que el mío… y creo que no soy el único que haría lo mismo por ella o por alguien por el que se sintiera de la misma forma que lo hago yo.


-¿Estás rechazando los dones que te conceden tus ancestros?


-Taha Aki… -miré a mi padre con gesto de disculpa, recibiendo una aprobación por su parte-. Rechazo todo aquello que no la permita ser feliz, ni a ella ni a mi familia. He podido ver el dolor que ha supuesto mi pérdida para mi familia, para mi manada. Pero mi dolor se hace más intenso al no poder comprobar el estado de mi pequeña. Así que si han dejado la manada por la razón que imagino, por protegerla y apoyarla, no pienso convencerles de que vuelvan… ésa es mi decisión. Y si estoy condenado a la oscuridad por la eternidad no me importa, sabiendo que ellos están siendo libres y la apoyan.


-Debes retirarte. El consejo te hará llamar cuando tome una decisión sobre tu castigo –mi padre cerró los ojos con gesto de frustración mientras yo alzaba la cabeza-. Puedes marchar.


-Esperaré la resolución con impaciencia.



Salí de aquella gruta y vagué por la costa, llegando a aquella playa en la que me besó, en la que me bañé con ella y pude experimentar su alegría al besarme. Conté setenta y siete puestas de sol.


El sol salía brillante, pero las nubes comenzaban a taparlo cuando contaba con un pulgar de altura. La lluvia no tardó cuando algo me impulsaba hacia el bosque. Una fuerza extraña me llevó a aquel agujero que ahora tragaba agua y lodo. El consejo estaba reunido y parecía haber un amplio espacio para que yo esperase y escuchara mi condena eterna.



Nadie dijo nada, parecían esperar algo más. Mi sorpresa fue tremenda cuando Sam apareció por allí a cuatro patas. Seguramente estaba en fase, pero verle a cuatro patas fue algo que me hizo reír.


-¿Cómo vienes así?


-¿Qué haces aquí? ¿Tú nos has hecho volver a entrar en fase por medio de Taha Aki?


-No… creo que lo ha hecho el solito… me negué en rotundo cuando me dijo que debía obligaros, no quería, yo mismo os di la opción de abandonar esta vida. ¿La has visto?


-Sí… -un flash de recuerdos de Sam me la mostraron y algo me dolió en el cuerpo etéreo que ahora era-. Lamento haber tardado tanto en darme cuenta de cual era el camino a seguir… elegiste bien a Seth, fue el primero que entendió qué debía hacer. Aunque ahora recibamos un castigo, me siento orgulloso de haber hecho ese viaje y abandonar estas ataduras.



Los chicos fueron llegando mientras Sam les mostraba lo ocurrido hasta el momento. Sólo faltaba Seth, que apareció en la mente de los chicos con aire más que cabreado mostrándoles lo que había dejado en Monroe. Me enfurecí al ver su última imagen.


-Dile que lamento que haya tenido que dejarla hoy –Sam asintió-, debería estar ahora en el baile con Darlene, no aquí…



Dicho esto nos pusimos en posición, todos formando una pirámide conmigo a la cabeza y con un espacio a mi derecha reservado para el joven Seth, que apareció jadeando y maldiciendo.


-No es que no me alegre de verte, Jake… ¿pero qué demonios está pasando?


-Ni yo lo sé, al parecer van a condenarme o algo por el estilo por ser un mal alfa… creo que mi papel ha sido perjudicial para la tribu y quieren que veáis el castigo que me imponen… -miré a Taha Aki-. ¿No es así? –Aquel ente comenzó a reír, mientras el resto de ancestros esperaban solemnes sus palabras-. Tu risa me acojona… la última vez que la oí acabé en un zulo durante…


-Meses –afirmó-. En poco te equivocas, joven Black. He convocado a todos los espíritus guerreros para mostrar algo que no había visto en décadas, algo que me parece un ejemplo para tu manada y para las futuras generaciones de guerreros.


-Entonces déjalos marchar. Ellos no deben sufrir el castigo por mi… ¿incompetencia? Sólo me limité a hacer lo correcto, lo que yo creía correcto y nunca creí que eso afectara a la tribu. Ellos sólo seguían las órdenes del alfa, así que ellos no deben ser castigados por ser obedientes y leales.


-No siempre lo han sido…


-No siempre han sido leales al tratado, en eso estoy de acuerdo. Pero siempre han sido leales a mí y a la tribu, nunca han puesto en peligro a ningún miembro de los Quileute.


-En efecto… -una risa malévola me aterrorizó de nuevo-. La lealtad de tus hermanos hacia ti merece una honra, aunque tú hayas cometido errores y hayas modificado el tratado a tu antojo. Hemos deliberado mucho sobre tu castigo, las modificaciones hechas en el tratado hicieron peligrar la vida de una humana, aunque también es cierto que ella misma tomó esa decisión...


-Le salvó la vida.


-No. En eso estás equivocado. Su alma está condenada.


-Sigo viendo en ella a la misma chica que yo conocí, algo que cualquiera puede ver. Sólo se le ha concedido la inmortalidad de maneras poco… ortodoxas.


-Eufemismos… -Taha Aki negó-. Tiene la inmortalidad a cambio de la condena.


-La condena debe ajustarse a los actos buenos y malos. Toda una vida de bondades debería redimir un mal acto. Si no fuera así, ¿dónde estaría la justicia divina?


-Justicia… -Taha Aki me hizo callar-. Ahí queríamos llegar. A eso hemos venido, a impartir justicia. Los guerreros no sólo debemos pensar en los actos que son buenos para nosotros, debemos tener en cuenta a la tribu, que podamos controlar las consecuencias de nuestros actos y además la intención. Has cometido actos demasiado arriesgados que van a ser evaluados…


-Jacob Black –uno de los entes alzó la cabeza y me miró-. Dejaste que una humana se convirtiera en un neófito, seres más impulsivos y sedientos. Además dejaste que permaneciera cercana a nuestras tierras. Fue un acto temerario, pero hemos de concederte que la intención era la de cumplir los deseos de una persona que podía considerarse parte de la tribu. Como consecuencia ella se trasformó, pero pudiste controlar sus actos y tus leales hermanos ayudaron en la transición. Supiste controlar la situación haciendo lo que tú considerabas correcto. No veo razón para condenarte por ese acto.


-Jacob Black –otro ente se dio paso dejando al otro en segundo plano-. Pusiste en riesgo a un miembro de la tribu, alguien a quien uno de tus hermanos adora. La pequeña Claire se vio en peligro cuando correteaba con la híbrida. Llevaste a la manada al extremo, estando a punto de comenzar una batalla. Tu intención era salvar a la híbrida de la furia desmedida por un acto que sólo demostró que la híbrida amaba a la pequeña Claire. Evitaste un enfrentamiento entre la manada y los fríos gracias a la capacidad que tuviste de controlarte, no entraste en fase para poder pensar fríamente, supiste alejar pronto a la pequeña del peligro y apaciguar los ánimos, dialogando y evitando una pelea en la que probablemente alguno de tus hermanos hubiera perecido. No veo razón para condenarte en ese acto.


-Jacob Black –Taha Aki comenzó a reír y frenó en seco-. La mayor estupidez que cometiste fue al traerte a tu imprimación a la reserva a sabiendas de que se iba a convertir en un ser peligroso, por mucho que apenas fueran unas semanas. La acercaste demasiado a la manada, poniendo en peligro e incluso haciendo que uno de tus hermanos saliera herido al intentar evitar el ataque. Tu amor por ella te ha llevado a cometer semejantes estupideces como llevarla a conocer a tus sobrinos recién nacidos, sabiendo que era potencialmente peligrosa en un ambiente como un hospital, o llevarla a plena ciudad conociendo la sed que procesaba en esos momentos. Tu intención era tenerla junto a ti, la llevaste a tu casa para que no fuera presa de otros, pero también con miedo a que pudiera atacar a alguien. Estabas preparado para llevarla lejos, aunque deberías haber estado preparado incluso para matarla si atacaba a alguien. Tu intención era preservar su vida incluso antes que la tuya… razón por la que ahora estás aquí. Tu amor por la joven híbrida te ha llevado a perder tu propia vida por salvar la suya, a alejarte de todo lo que amabas por protegerla en aquellos momentos que más necesitaba de alguien que la controlara e incluso a que tus hermanos abandonaran a la tribu por estar junto a ella. Tu padre me ha mostrado como ese medio espíritu reinante en ella es más potente que cualquier espíritu entero, su magnetismo y empatía podría poner en riesgo a cualquier humano e incluso a la manada… pero también es cierto que su espíritu es noble y bondadoso, nunca ha pensado en hacer el mal a excepción de aquellos que ponían en riesgo la vida de la manada y a excepción de pensamientos furtivos en los que hubiera sido capaz de matar a veinte humanos porque tú volvieras a la vida, aún cuando tú no quisieras volver a verla. Su espíritu es tan puro como el tuyo, joven Black, así que no veo razón por la cual no quieras protegerla, entiendo y respeto tu decisión al igual que toda tu manada –Taha Aki sonrió de un modo que me hizo temer su ira-. No veo razón para condenarte por eso. Nuestra decisión sin embargo es unánime tras muchas votaciones. La manada está obligada a entrar en fase periódicamente y defender a la tribu. Siempre deberá haber al menos dos licántropos en la tribu para poder defenderla de un posible ataque y guiar a los siguientes. Sam, Paul, Jared y Embry quedáis excluidos de la obligación, sólo vosotros seréis capaces de decidir qué hacer con vuestro espíritu guerrero, que estará siempre preparado para resurgir. Leah y Seth seréis los encargados de adiestrar a las futuras generaciones y de nombrar a vuestros sucesores en la nueva manada. Ahora podéis marchar en paz, guerreros.


-Pero… -Seth miró alrededor confundido-. ¿Seguimos bajo las órdenes de no poder ver a Ness?


-No, joven Clearwater. Serás el encargado de hacer que regrese a la que, según Jacob, es su casa. Tú y tu hermana deberéis velar por la seguridad de la tribu ante su presencia y la de su familia.


-¿Y qué pasa con Jacob? –Leah se adelantó una posición, poniéndose a la par que su hermano-. ¿Quién será ahora nuestro alfa?


-El mismo Billy Black será el encargado de guiar a su hijo, pero su futuro no es algo por lo que debáis preocuparos. Vuestro alfa será enviado cuando la tormenta que ahora se cierne sobre vosotros termine. Ahora marchad en paz, guerreros.



La manada desapareció, al igual que los entes mientras mi padre y Ephraim seguían en posición solemne. Taha Aki se posicionó al lado de mi padre y me indicó que me acercara. Mi padre seguía serio y solemne sin mostrar un ápice de sentimiento en su cara. Los tres entes comenzaron a bailar en círculos alrededor de mi espectral cuerpo, la luz atenuada por las espesas nubes no me dejaba discernir si era día o noche, si amanecía o anochecía, así que no sé el tiempo que estuve allí. Cada vez me sentía más pesado y débil, momento en el cual Taha Aki comenzó a reír. Poco después Ephraim comenzó a reír también, mientras Taha Aki y él entonaban unos extraños cánticos. Comencé a notarme más pesado aún, como si algo tirase de mí hacia el agujero. Los tres comenzaron a mover el círculo hacia en agujero donde se había levantado el templo. Mi padre comenzó a reír entonces y a entonar los mismos cánticos, mientras algo en mí me decía que esto iba a doler.


-Dolerá, dolerá mucho… -dijo mi padre-. Pero sólo un alfa puede soportar ése dolor, dolor que curará el verdadero amor.



Los cánticos y las risas de los tres ancianos se hicieron cada vez más potentes, haciéndome caer finalmente hacia el agujero. Un dolor intenso se hizo patente en todo mi cuerpo, la corriente me llevaba a través de un agujero oscuro, oyendo chasquidos que me recordaban a los de los huesos romperse, acompañando de unos alaridos provenientes de mi ente y el dolor que sentía era real, como el que había sentido cuando mis huesos se habían roto en algunas ocasiones.


El dolor era cada vez más intenso, hasta que en mi mente aparecieron imágenes que nunca había visto, una boda, ella preciosa con un vestido blanco, recuerdos de cuando era niña, de cuando fuimos a la bolera. Aquellas canciones que no paraba de escuchar cuando se marchó después de verano. Intenté recordar alguna de ellas y sólo venía a mi mente una, “Love is real” de Jason Mraz mientras en mi mente vagaban miles y miles de recuerdos.



Me estanqué en una de las rocas, pudiendo ver a la gente saltar por una de las grietas que daban a la superficie y dejaban pasar el agua y la poca luz del día. Pudieron pasar dos días mientras seguía allí estancado en esa roca, intentando subir como ya lo había hecho a la superficie, pero sin conseguir otra cosa que sentir el dolor desgarrándome a cada corriente que me hacía chocar contra los salientes salinos.



Imágenes volvían a mi mente como si una presa hubiera estallado dejándome ver todas aquellas imágenes que unas lucían como sueños y otras como recuerdos. Una corriente enorme me sumergió en el agua y me arrastró gruta abajo, luché por salir a la superficie y me aferré a un saliente.


No podía creer lo que veía. Mi cuerpo respondía, no era ya un ente. Mi cuerpo tenía magulladuras y rasguños que dolían y escocían con el agua salada. Mi costado sangraba ligeramente, encontrando una cicatriz en forma de mordisco que me quemaba ligeramente al contacto con el agua que bajaba llena de lodo y sal.


Me aferré a ese saliente y me subí a él, gritando al darme cuenta que me había desgarrado en el muslo con el propio saliente. Miré la herida que pronto comenzó a cicatrizar. Mi pierna tenía una curva que sólo una vez había tenido, al igual que mi brazo. Recordé aquella vez que el Doctor Colmillos tuvo que romperme los huesos para que soldaran bien… seguro que se refería a esto cuando pensaba en que soldaran distinto a lo normal…


-¡Genial! –Mascullé hacia la nada-. ¿Y ahora qué?



Estaba… no sabía donde estaba. Aquello estaba oscuro y la única posibilidad era seguir la corriente, algo que no me agradaba ya que seguro sufriría miles de golpes más contra las rocas salinas y el agua con lodo no me iba a ayudar a que dolieran menos. Gruñí y lo pensé, no había otra manera.


Suspiré y esperé a que la herida del muslo cicatrizara para lanzarme de nuevo al agua. Esta era mi segunda oportunidad y no debía desperdiciarla. Metí la mano en el agua y noté que el agua era ahora más cálida que antes y bajaba con menos fuerza. La tormenta iba a desaparecer y debía salir antes de que cesara o no saldría nunca.


Me tiré al agua y comencé a notar los golpes, desechando esos pensamientos y fijando solo una imagen en mi mente, su imagen, mi pequeña.



No sé cuanto tiempo pasó, pero el agua comenzaba a sonar de un modo extraño, como cuando caía desde los tejados. Intenté incorporarme y pude ver la luz… y el saliente que golpeó mi cabeza. Lo último que recuerdo fue la sensación de caer.



-¡Jake! –unos pasos torpes se acercaban-. ¿Es él?


-No puede ser… -otros pasos más pesados y su voz de resaca eran inconfundibles-. ¿Respira?


-¡Sí! –La voz de la chica me calmó-. ¡Respira!


-¡Es imposible…! ¿Cómo puede respirar? Es…


-¡Llama a Nessie! ¡Y a Carlisle!


-¡No! –Chillé, o al menos lo intenté-. Al Doctor Colmillos no…


-Tarde Jake… -una mano ligeramente fría me colocó la cabeza en algo blandito-. Seth ya ha entrado en fase, ella estará aquí en diez minutos… espero que Carlisle llegue antes.


-¿Quieres torturarme? ¿Tan mal te caigo?


-Hombre… -abrí los ojos para ver a Darlene meditarlo sonriente-. Me fastidiaste el baile, tuve que traer a mi mejor amiga llorando desde Monroe y no ha salido de la cama casi en un mes… desde que Seth le contó lo que pasó… Y ahora apareces… -su cara parecía estar viendo algo desastroso- así.


-¿Tan mal estoy?


-No sé como estoy aguantando verte… -su mueca era casi de pánico-. Espero que Carlisle sea más rápido que Ness.


-No dejes que me vea…


-Ya, como si fuera tan fácil… sabes que me tirará sólo con un dedo…


-Llama a Bella y a Edward… ¿Están con ella? –Asintió-. Bien… no la dejarán venir si se lo pedimos… llámalos…



La chica sacó el móvil y comenzó a hablar en menos de dos segundos. Explicó que ella no debería verme así, ya que parecía un muñeco de plastilina tras haber pasado por las manos de Claire… palabras textuales. Decidí entonces que sería mejor no levantar la cabeza y que el Doctor Colmillos trajera con él más morfina de la habitual… esta “reparación” iba a doler…


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Hola a todos los que nos seguis :D

Solo quiero deciros que este es el penultimo capitulo

de Cielo Estrellado :D

Esta noche estad atentos/as pues subire el ultimo

junto algunas sorpresas :D tanto para vosotros

como para Silvia (autora del Fic)


Os espero esta nocheee :D