Capítulo LXXXIIIb: Ganchitos… ¡Que sí! ¿Eh? ¡Planchazo!

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Este capítulo se lo dedico especialmente a MMT, espero que hayas tenido un cumpleaños genial... me ha costado un poco más subirlo pero porque hay una sorpresita a medio capítulo. Espero que os guste... y si no habéis visto la película que menciono... deberíais verla porque está genial ;)

Un beso!!


Silvy ^^






Estuvo parado y mirándome durante un par de minutos, después besó mi mejilla con cuidado, después mis labios. Los fruncí en un intento de sonrisa. Él se separó un poco, acarició de nuevo mi rostro pausadamente hasta que le abracé yo de nuevo. Besé su mejilla y pareció reaccionar entonces, sonrió levemente y arrancó para volver a casa.

Cuando el coche paró en la entrada, hice una mueca. Ella estaba sentada en las escaleras, miré a Seth que rodó los ojos en un gesto que no supe comprender mientras se bajaba del coche. Se metió en casa, ella se levantó y se acercó a mi posición, yo abrí la puerta y bajé del coche.
-No voy a… pedirte disculpas.
-Lo sé. Ni yo voy a pedirte que te disculpes. Sólo… -Se encogió de hombros-. Llámame cuando dejes de pensar que yo soy el enemigo, ¿vale?

Se alejó con una sonrisa falsa, parecía dolida… Pero, ¿es que acaso no entendía cómo me sentía? ¡Qué don tan estúpido, ese de leer mentes, si no conocía mi indignación! Indignación… suspiré y miré aquella casa, el único hogar propiamente dicho que había conocido… mejor dicho, recordado.
Caminé hasta aquel edificio que ahora me provocaba algo de repulsa… de alguna manera, en mi interior, había alguien encerrado que detestaba algo de esa casa. O quizá me equivocaba y todo era producto de mi enfado. Me senté en aquellas escaleras, miré alrededor esperando que cuatro patas aceleradas vinieran y me trajeran un húmedo lengüetazo. Pero en vez de aquello, Seth se sentó a mi lado tendiéndome una chocolatina.
-¿Vas a fingir que no ha pasado nada? –Se encogió de hombros-. ¿Vas a fingir que te da igual? –Volvió a encogerse de hombros, le miré mal-. Dime algo…
-No sé qué decir. He estado meses haciendo virguerías, haciendo malabares con el resto para que no se nos escapara ni un solo detalle que pudiera despertar en ti una curiosidad desmesurada. Lo hemos llevado entre todos como hemos podido, pensando que era lo mejor para ti… y acabaste deprimida… -Hizo una mueca y suspiró-. Hoy, te he llevado allí pensando que iba a sentarte bien, que te ibas a sentir mejor… y mira lo que ha pasado. ¿Qué se supone que debo hacer? Haga lo que haga… me siento culpable. Si te oculto algo… por ocultártelo. Si te lo cuento… porque te lo cuento. Así que… no voy a decir absolutamente nada a partir de este instante.
-¿Nada? –Negó-. ¿Nada de nada? –Volvió a negar-. ¿Ni siquiera que la chocolatina está buena? –Sonrió mirando la chocolatina, me miró y me guiñó un ojo negando-. Estás loco… -Asintió y me reí-. Sería un buen momento para contestar algo así como que estás loco por mí…

Rió un poco y besó mi frente, se levantó y entró en casa, le miré mordiendo la chocolatina y salió cerrando la puerta y agitando las llaves del coche.
-¿Te vas? –Me señaló y me indicó que me levantara-. ¿Tengo que ir contigo? –Asintió señalando la puerta de copiloto. Me levanté y suspiré asqueada-. ¿Puedo saber al menos dónde vamos? –Rebuscó en el coche y sacudió la correa de Maila-. ¿Vamos a recogerla? –Asintió y se metió al coche-. Genial… creo que me va a encantar este pacto de silencio…

Suspiré y entré al coche, él reía, parecía divertirle la situación de mudez extrema. Le miré mientras conducía, parecía ajeno a mi presencia y eso me molestaba en grado sumo.
-¿Va a ser así a partir de ahora? –Me miró como si no supiera de lo que le estaba hablando-. ¡Venga! En algún momento dado, ¡tendrás que decirme algo! –Me miró alzando una ceja, resoplé asqueada y él sonrió-. Está dejando de ser gracioso, ¿sabes? –Miré al frente intentando ignorarle, pero tampoco pareció importarle-. Lo siento, ¿vale? Simplemente… es duro saber que… no sé qué esperabas, no sé cómo asimilar todo esto… Quizá Jake tenga razón, quizá todos la tengáis y no deba saber nada jamás… sería lo adecuado… -Le miré, su mueca no cambió-. ¿Es lo que piensas? ¿Qué aún no estoy preparada? –Cerró más aún su boca-. Si es así, me gustaría saberlo.
-No voy a opinar al respecto… -Me miró por un instante y volvió a mirar a la carretera, parecía relajado… eso me crispó y él suspiró-. He dicho que no voy a hablar… pero si quieres que hable por eso de la convivencia y de la comunicación… me parece genial. Pero… no hablaré de ese tema. Piensa lo que quieras, no voy a opinar. Lo único que está claro es que opine lo que opine, no voy a hacer nada bien, así que todo lo que tenga que ver con ese tema… háblalo con Nessie.
-¿Con Nessie? ¿Estás loco?
-Ella es tu amiga, lo quieras o no. Y ella tiene un peculiar don, lo cual, en este caso, te podría venir muy bien… así que sí, ella es la persona adecuada.
-Parece que te estés convenciendo más a ti mismo que a mí…
-Puede, no lo sé… pero, es mi última palabra respecto al tema.
-Siempre me has dicho que debo hablar contigo de todo… ¿Ahora no? ¿Has cambiado de opinión? –Me miró mordiéndose el labio, miró a la carretera y asintió como si no hablase con él-. ¿Así de fácil cambias de parecer? ¿También harás eso respecto a mí cuando ella vuelva?

El coche frenó en seco. Estaba claro que me había pasado, hice una mueca de disculpa, él me miró fatal y emprendió la marcha, de nuevo, sin decir ni una sola palabra. Al llegar a la clínica, el veterinario nos explicó los cuidados que Maila requería, me asusté al ver una enorme herida en su lomo, Seth no me había dicho nada de operaciones… me sentí algo molesta cuando me pidió que la metiera en el coche mientras terminaba de hablar con el veterinario.

Le puse la correa con cuidado, el cono me estorbaba enormemente… imaginé lo mal que lo estaría pasando ella. La metí en el coche con cuidado, la observé durante un buen rato mientras la acariciaba. Seth salió con unos papeles en la mano, se metió en el coche y los guardó en la guantera sin decir nada, le golpeé en el hombro y me miró raro.
-¿Por qué no me dijiste nada?
-No quería preocuparte… bastante triste estabas, sólo te hubieras preocupado y era una operación sin importancia…
-¿Sin importancia? ¡Mírala! Tiene cara… de estar mal.
-Está drogada… nada más. Sólo tenía un pequeño quiste, se lo han quitado y ahora está bien… -Se encogió de hombros y arrancó-. No es nada grave.
-¿Y si lo fuera? ¿No me hubieras dicho nada? –Bufé molesta-. Te estoy hablando…
-No, estás intentando que discutamos de nuevo, así que me niego. No tengo fuerzas para seguir discutiendo contigo, no hoy…
-Para el coche.
-¿Qué?
-Que pares el coche… -Me miró raro y paró frente al supermercado-. Bien, si no tienes ganas de discutir ni de hablar conmigo… genial. Yo no tengo ganas de estar con alguien que no confía en mí y que no quiere hablar de asuntos serios conmigo… -Cogí la manilla de la puerta-. Cuando tengas ganas de hablar, llámame.
-¿Dónde demonios vas?
-A dar una vuelta. Seguro que Susan y Hanna están por ahí… cuando se te pase me avisas, no quiero estar contigo y con esa cara de amargado toda la tarde… -Me giré y acaricié a Maila-. Lo siento, Maila, espero que al menos te trate mejor que a mí…
-¿Qué? –Negó suspirando cuando abría la puerta-. ¡Genial! –Me gritó-. ¡Haz lo que quieras! ¡Como siempre haces! Niña caprichosa…

Fulminé aquel coche azul que se alejaba. Empezaba a odiarle. Suspiré mirando a mi alrededor, para colmo, empezaba a llover. Saqué mi móvil y llamé a Hanna, en un caso así, ella comprendería mejor mis ganas de no explicar porqué mi cara estaba contorsionada en una mueca de amargura.

Quedé con ella en la cafetería, bajé toda la Avenida Norte hasta que los vi a través de la cristalera, saludé intentando taparme un poco de la lluvia y entré con un intento de sonrisa.
-¡Estás empapada, Ann! –Dijo Bryan riendo y ayudando a quitarme el abrigo-. ¿Qué tal, además de mojada? Porque vaya cara traes…
-Pues… -Suspiré-. Mejor, no preguntes… anda.
-¿Qué ha pasado? –Susan me miró raro-. ¿Has discutido con Josh?
-¿Eh? –Eso me pilló desprevenida, intenté amortiguar mi mueca de totalmente perdida-. No… es… nada, no importa. Voy a pedir…
-Dejadla en paz… -Escuché que susurraba Hanna-. Ya nos lo contará si quiere.

Pedí un chocolate caliente, esperé mientras ellos hablaban de los planes del domingo… pero no podía quitarme de la cabeza que llevaba todo el día discutiendo con Seth… y, aunque no me gustaba la idea de que no dejara de mentir o de ocultarme cosas, estar enfadada con él era realmente doloroso… e irritante. Gruñí bajito y mis amigos me miraron raro. Suspiré.
-Hemos ido a recoger a Maila… -Alcé una ceja con resignación, intenté de nuevo una cara de póker-. La habían operado… y Seth no me había dicho nada.
-Ni que fuera tu perra… -Susan rió, la fulminé con la mirada-. Bueno, vale… pero tampoco tiene que estar dándote explicaciones… aunque le hayas cogido cariño.
-No lo entiendes… -Resoplé-. No es eso…
-Sí, puede que tengas razón… -La miré raro-. No lo entiendo.
-Pues yo sí… -Bryan me guiñó un ojo-. No está bien que te oculten cosas… ella estaba preocupada y siente que él la ha traicionado, ¿puede ser?
-Algo así… -Fruncí mis labios-. Puede ser…
-¡Qué tierno! –Miré raro a Hanna, como el resto-. Quiero decir, que si te enfadas por eso, me parece tierno… eso quiere decir que tienes mucho cariño a Maila… y también a Seth.
-¿Otra vez vuelves a estar coladita por él? –Susan rió-. ¿Y qué pasa con Josh?
-¡No! ¿Qué? ¿Josh? ¡No!
-¿No a lo de Josh? ¿Ya no te gusta?
-¡Déjala, no seas mala…! –Hanna rió-. Ya te dijo que lo suyo con Josh… no era nada, ¿verdad? –Asentí sonriendo como agradecimiento-. Ahora no la presiones, cuando le apetezca, ya nos contará lo que se trae con Seth…

Mi cara se desencajó de nuevo, todos rieron y yo intenté no sonrojarme, pero fue imposible. Cambiaron de tema, pero cada vez que había un pequeño silencio me miraban y me hacían sentir incómoda, como si estuvieran esperando mi confesión. Bryan alzó una ceja en una de las ocasiones, suspiré pesadamente.
-Me gusta, lo admito. ¡Dejadme ya en paz! ¡No me miréis así!
-Pero… eso ya lo sabíamos… -Hanna rió con Susan-. No preguntamos si te gusta o no, eso lo dábamos por hecho…
-Queremos saber si ha pasado algo… porque estás muy rarita y muy nerviosa… -Susan alzó una ceja-. Parece que nos intentes ocultar algo.
-No… -Se miraron entre ellos, Bryan se mordió los labios cuando le miré-. ¡Se lo has contado! –Le miré incrédula-. ¡Lo prometiste!
-¿Tú sabes algo? –Bryan me hizo una mueca, no había dicho nada pero ahora… Susan le dio una colleja-. ¡Mira que no decirnos nada!
-¡No sé nada, nada de nada!
-Ya… -Susan me miró ceñuda-. ¿Os habéis liado y no nos has contado nada a nosotras? ¿Se lo has contado a él, que es un inútil en temas de amor?
-Oye, sin ofender…
-¡Calla! –Hanna le tapó la boca y me miró-. ¿Quieres contarnos algo? –Rodé los ojos y suspiré de nuevo-. Vale, vale… pero si quieres contárnoslo… sabes que no vamos a decir nada…
-Ya… -Miré a Susan de reojo-. Seguro…
-Si tú me lo pides, no le diré ni una sola palabra a nadie, ni siquiera a Dylan…
-Más te vale, porque se nos caería el pelo a los dos… y yo me tendría que volver a Anchorage… y os odiaría de por vida y os buscaría hasta asesinaros a los tres… -Todos rieron y yo me relajé ligeramente, bajé el tono-. Hemos… estado… no sé como llamarlo… digamos tonteando. Bueno, realmente llevamos tonteando mucho, digamos que hemos salido un par de veces en las últimas semanas… si se puede llamar salir… porque ha sido un poco a escondidas e intentando disimular… me matará si se entera de que vosotros los sabéis.
-Que bonito… -Susurró Hanna-. Me encantan los amores a escondidas, aunque… -Hizo una mueca-. En las películas, pocas veces acaban bien…
-Pues no sé… pero creo que esto se está acabando antes de empezar siquiera. Llevamos todo el día discutiendo… y aunque os parezca una tontada… -Suspiré-. No son discusiones tontas, si no fuertes. Esta mañana una… y ahora otra. Ya no sé qué hacer…
-Todo puede solucionarse con… -Alzó una ceja y rió-. Digamos… una buena alegría.
-¡Cállate! –Bryan se tapó los oídos-. No quiero oírlo.
-Puedes ir al Pin Ball si te molesta que hablemos de cosas de chicas…
-Mejor será… -Se levantó pero se acercó a mí antes de irse a la otra punta del bar a jugar-. Pero que conste, que no he dicho nada.
-Sí… gracias por aclarármelo ahora… es decir, ¡tarde!
-No pasa nada… -Susan tomó mi mano mientras Bryan se alejaba-. Con nosotras puedes hablar de lo que quieras… así que…
-¿De lo que quiera? –Las miré y ambas asintieron-. Está bien… Hanna, ¿le has dicho ya a Bryan que te gusta?
-¡Cállate! –Dijo abalanzándose sobre mí-. No de eso…
-Ya, claro… -Reí un poco y Susan parecía estar pasándolo bomba-. No necesito que Bryan se vaya, no quiero hablar del tema.
-¿Qué tal fue la primera vez?
-¿Qué? ¡No! –Casi grité, ellas me miraron pasmadas. Bajé el tono-. ¿Qué dices? No… bueno… ya sabes. Que no, vaya.
-Quizá ese sea el problema… -Dijo bebiendo de su refresco-. Yo pensé que tú ya… y con él. Ya sabes. Es más mayor, imagino que él está acostumbrado a eso… en ese sentido, creo que tienes un problema. Vas a tener que ponerte las pilas, nena…
-¡No seas bruta! –Hanna suspiró-. No tiene porqué bajarse las bragas porque él tenga prisa… -La miré pasmada, Susan la miró fijamente con el vaso aún en su mano-. ¿Qué? ¿Tan mojigata crees que soy? –Suspiró-. Que ahora sea más retraída… -Rodó los ojos-. Mirad, mis padres me obligaron a entrar en el programa porque me pillaron con mi profesor de piano… -Suspiró de nuevo-. Ahora hago el papel de niña buena, fue un disgusto tan grande para mis padres… que tuve que dejarlo con él.
-Estás de coña… -Susan seguía paralizada-. No me lo trago.
-Tú misma… -Hanna me miró-. Si es lo que tú quieres… hazlo. Merece la pena si lo haces con alguien que quieres… como Susan.
-¿Y no fuiste capaz de decirme nada antes? –Susan seguía en shock… creo que yo también-. ¡Eres una arpía!
-Lo sé… -Hanna rió levemente y me miró-. No sé qué es lo que quieres, pero… es tu decisión, no te veas obligada o será lo peor que hayas hecho jamás.
-¡Perra! –Susan rió-. Bueno, he de reconocer que quizá ella tiene razón… -Me miró-. Pero si es lo que quieres, ponte unas bragas bonitas… ¡y al tema!
-¡Estáis taradas!

Empezamos a reír un montón. Después hablamos de Hanna y Bryan, tema que se acabó cuando a él se le acabaron las monedas y se acercó con las orejas tapadas avisando de que venía. Hicimos un cambio de tema radical, bromeando sobre las máquinas recreativas y sobre los indicios de adicción que Bryan sufría con ellas. Quedamos para el día siguiente y cuando empezaba a anochecer y dejó de llover, Bryan me llevó a casa con su bicicleta.
-Muchas gracias…
-Un placer pedalear unos cuantos kilómetros para llevarte a casa…
-Ya… -Reímos-. Oye… lo siento, yo… -Miré la casa-. Bueno, ya sabes… Mañana hablamos, si eso… -Le abracé y sonreí-. Nos vemos mañana, ¿vale?
-Si quieres, mañana podemos pasar a recogerte, iremos motorizados… -Rió y se alejó pedaleando-. ¡Hasta mañana!

Me despedí con la mano y me dirigí a la puerta, intenté no hacer mucho ruido pensando en si tendría, no sabría decir, si la suerte o la desgracia de que estuviera dormido. El salón estaba vacío, me asomé a la sala y a la cocina, nada. Subí las escaleras con cuidado, la cama de Maila estaba en el pasillo, junto a un pequeño radiador. La puerta de Seth estaba abierta, me asomé con cuidado deseando que estuviera dormido para evitar una conversación incómoda y a la vez que estuviera despierto para terminar con la discusión. Estaba tumbado bocabajo, fruncí mis labios y respiré.
-¿Has cenado? –Di un respingo por su tono, más grave de lo habitual. Me miró muy serio, negué ligeramente y él se levantó con movimientos lentos y pesados-. Yo tampoco.
-¿Quieres que prepare algo?
-No, ya lo hago yo… -Su tono seco me hizo sentir mal, no pareció notarlo… y si lo notó, no le importó-. ¿Quieres algo en especial?
-No… nada. Cualquier cosa estará bien…

Asintió como si nada y bajó por las escaleras con aire decaído. Arrugué la nariz en un gesto de disgusto y miré a Maila, me senté en el suelo a su lado, la acaricié despacio intentando evitar la zona de la herida. Suspiré pesadamente acomodándome y viendo el ordenador de Seth encendido, apareció en lo alto de la escalera y carraspeó.
-Voy a ir a comprar unas cervezas, ya no quedan y… -Señaló la escalera e hizo una mueca, a penas me miraba a la cara-. ¿Quieres que te traiga algo?
-No… estoy bien…
-Genial…
-¡Espera! –Me miró por un segundo y al ver sus ojos suspiré-. Podrías… quizá ganchitos o… patatas. No sé, alguna marranada de esas, ¿es posible?
-Eh… -Miró las escaleras y sonrió levemente, me miró y asintió con un escueto indicio de sonrisa-. Claro…

Escuché la puerta, después el ruido del motor. Me mordí la mejilla mientras miraba a Maila, pero estaba inquieta. Más bien curiosa. Miré a mi alrededor buscando algo, como si necesitara encontrarlo… pero mi mirada acababa siempre desviándose hacia el mismo punto. Miré a Maila mordiendo mi labio, sonreí ligeramente.
-Tú no vas a decirle nada, ¿verdad? –Reí-. Guárdame el secreto, ¿vale?

Me levanté y me senté en su cama, me asomé por la ventana para asegurarme de que su coche no estaba. Algo me hizo sonreír, quizá la adrenalina que corría ahora por mis venas por saber que iba a hacer algo poco ético… pero algo que también me resultaba en cierta manera intrigante, algo que mi yo más profundo me pedía a gritos que hiciera. Moví ligeramente el ratón, la pantalla se encendió y sonreí al ver que su sesión estaba abierta… era como si hubiera dejado su diario, ese que siempre estaba a buen recaudo y con veinte candados, pero abierto por descuido encima de la cama. Tenía que curiosear…

Abrí una carpeta de fotos, había cientos y cientos de carpetas distintas, así que intenté seleccionar las que más me llamaron la atención. La boda de Nessie, la de su casa… una llamó mi atención de sobremanera, la de sus consejos. La abrí y pude ver cientos de fotos de ellos, pero mi esperanza de ver la foto de un lobo gigante se desvaneció. Sonreí y seguí buscando, curioseé la carpeta de su infancia, me reí mucho viéndole con su padre y disfrutando… imaginé que le echaba mucho de menos.





Suspiré y seguí cotilleando, miré alguna carpeta de fiestas con fotos muy diversas… después una de vacaciones. Me sorprendí. Había cientos y cientos de fotos de alguien… parecida a mí en cierta manera, pero… no era yo. Suspiré al leer los títulos de las fotos. Sí, era yo… hace años, al parecer. Odiaba no recordar nada de aquello… Jenner. Sabía que Nessie tenía allí una casa, pero… no recordaba haber ido jamás… y parecía realmente bonito.

Sonreí viendo las fotos, todos parecía felices allí, incluso yo. Era… una casa preciosa, una playa que parecía de ensueño… tendría que arreglármelas para que me llevaran allí. Seguí con mi misión de espionaje cuando descubrí una carpeta que había pasado por alto… “Mi chica”. Algo se removió dentro de mí, pero el ruido del motor me distrajo, cerré los puños y me aturullé para dejar todo como estaba antes de que se fuera, fui a salir corriendo y me topé con él en las escaleras.
-¿Ya has llegado? ¿Has traído ganchitos?
-Sí… -Dijo mirándome raro-. ¿Pasa algo? –Negué y él me miró ceñudo, puso dos dedos sobre mi cuello tomando mi pulso y alzó una ceja-. ¿Segura?
-Pues… -Suspiré y fruncí mis labios-. No me gusta que te vayas así, sé que estás enfadado… pero creo que no me deberías haber ocultado lo que pasaba.
-Oye… -Suspiró-. Estoy harto, ¿sabes? Nunca sé como acertar contigo, ya te lo he dicho… quizá deberías verlo desde mi punto de vista, ¿no crees?
-¿Cuál es?
-Que no quiero que te preocupes por nada. Por ejemplo. Y que me parecía innecesario decírtelo, sólo ibas a estar preocupada y no era nada grave…
-Bueno… yo… -Lo pensé, hice una mueca-. Quiero ganchitos –Alzó una ceja incrédulo y rió-. ¿Qué? Dámelos…
-Creo que vamos a tener que hablar de algo seriamente, muñeca…
-¿Muñeca? –El tono en que lo dijo no me gustó nada-. Un poco de respeto, ¿no?
-Ya… pero eso sólo es aplicable a mí, ¿no? –Alzó una ceja y le miré raro-. Tú hablas de que yo te oculto cosas, que te falto al respeto... ¿Has pensado cómo me estoy sintiendo yo hoy? No es agradable que me trates así, sé que estás enfadada… pero voy a empezar a ponerte tus límites.
-¿Mis límites?
-Sí… -Se encogió de hombros-. Si te coges berrinches y te bajas del coche como una niña de tres años… te trataré de esa forma. Como si tuvieras tres. Y si me cambias de tema y me exiges que te de ganchitos para evitar una discusión… -Medio rió-. Te los daré si tanta hambre tienes, pero luego no esperes que te trate como a una persona madura y te cuente todo. Así que bueno… tú eliges… -Se encogió de hombros y sacó de la bolsa de la compra mis ganchitos tendiéndomelos y sonriendo. Los cogí y los miré detenidamente, obviando el impulso de cogerlos de mala manera y subirme a mi cuarto… quizá, sólo quizá y sólo en parte… tenía razón-. Había pensado en hacer pollo asado, ¿quieres algo distinto o…?
-No, está bien… -Asentí mirando fijamente los ganchitos, le miré de reojo-. ¿Quieres que te ayude? Tengo que terminar mis tareas… pero puedo ayudarte antes.
-No… ve y sé una chica responsable… -Sonrió y me guiñó un ojo acariciando mi mejilla-. Y deja de poner morritos, sabes que tengo razón y ya no me vas a dar más pena…

Me dio un rápido beso y bajó media escalera trotando, se metió en la cocina como si no hubiera pasado nada… pero sí había pasado. Susan tenía razón… ahora me veía como una niña tonta… seguro que él nunca había tenido que pasar por una situación así, con berrinches de niña pequeña incluidos. Seguro que su queridísima novia era más madura y no se enfadaba así con él… y seguro que, si se enfadaban, no se reconciliaban con una bolsa de ganchitos por en medio…
Negué sentándome en mi cama y viendo los ganchitos, ya no quería comerlos. Me levanté y me miré al espejo, él quería a alguien más maduro… pues eso iba a tener. Escogí el pijama que Nessie me regaló, lo dejé preparado y saqué del armario un vestido negro que usé hacía unos meses en una de las fiestas que Nessie y Jake dieron en su casa. Me asomé y pregunté si iba a tardar mucho… me dijo que una media hora. Suspiré, tendría que correr un montón, pero iba a hacerlo.

Entré como una fiera al baño, abrí el grifo de la ducha, me lavé el pelo y puse mascarilla para desenredarlo. Mientras la dejaba actuar me enjaboné el resto del cuerpo, me aclaré entera y salí secando mi pelo con energía. Preparé y dejé calentando la plancha mientras me lo secaba con el secador, fui tan rápido que quedó demasiado voluminoso, algo que solucioné al pasar la plancha. Salí y me vestí, me calcé aquellos enormes tacones y suspiré antes de bajar.
-¿No ibas a hacer… -Se giró y se quedó boquiabierto, amortigüé como pude una enorme sonrisa y él cerró la boca- las tareas? –Dijo riendo-. ¡Vaya! ¿Vas a salir?
-Algo así… -Dije distraída bajando el último escalón-. Es que… voy a pedirle a un chico que tengamos una cita… -Alzó una ceja sonriendo-. ¿Qué crees que me dirá?
-No sé… ¿qué tienes pensado decirle?
-Que… creo que en parte… sólo en parte, tiene razón sobre algo… y que lo siento. Y… no sé, que me apetecería tener una noche bonita ya que el resto del fin de semana ha sido un poco… -Arrugué mi nariz-. No ha sido muy bueno…
-Hombre… -Pareció pensarlo-. Si empiezas diciéndole que tiene razón, sea lo que sea, seguro que te dice que sí… -Sonreí con él-. Aunque creo que con verte bajar así de guapa…
-Creo que se va a quedar boquiabierto…

Reímos y le besé despacio, después le ayude a poner la mesa y cenamos mirándonos. De repente se levantó, puso unas velas y apagó la luz guiñándome un ojo. Al terminar de cenar se acercó a mí, tomó mi mano y me arrastró hasta la nueva sala, buscó en una de las columnas de color vainilla y puso un CD acercándose a mí y sacándome a bailar.
Me gustó que no dejara de mirarme, que su cálida mano, posada en la curva de mi espalda, estuviera acercándome a él constantemente, que me diera dulces besos tan delicados que apenas los sentía, como si fuera de frágil cristal y pudiera romperme por la fuerza de un beso más apasionado.
-Deberíamos ir a dormir… -Sugerí pasado un buen rato-. Pareces cansado…
-No quiero estropear una cita como esta… -Dijo sonriendo y besándome de nuevo de ese modo-. Lo estoy pasando realmente bien… -Me giró y me abrazó de nuevo-. ¿Tú no?

Asentí abrazándole. Nos mecimos por otro largo rato, empecé a sentir el cansancio cuando recordé mi plan, debía espabilarme. Le besé con todas mis ganas y él se limitó a sonreír.
-¿Vamos a dormir ya?
-¿Te aburro? –Dijo riendo-. Podemos hacer más cosas, si quieres…
-No, no me aburro… -Dije rodando los ojos-. Sólo que… bueno, estás cansado… y yo también. Podemos… no sé, ¿ver una película en la cama?
-Suena bien…

Me besó dulcemente y seguimos meciéndonos durante el beso. Me quedé parada esperando a que apagara el equipo, después se giró con una sonrisa y me tendió su mano. Subimos a su habitación abrazados y me tumbé quitándome los zapatos, él se tumbó después de poner la película en su ordenador.
Me abracé a él fuerte, apenas me enteré de que iba la película, sólo le miraba esperando que me mirase también y entendiera mis intenciones. Me removí un poco al notar que me clavaba la cremallera del vestido, él sonrió alzando una ceja.
-Deberías ponerte el pijama…
-Estoy bien así…
-Ya… -Rió y paró la película alzando una ceja-. Ponte el pijama, anda…

Rodé los ojos y me levanté mientras él reía. Bien, mi plan A había fallado, esperaba que fuera él quien bajara la dichosa cremallera del vestido, pero… tenía mi plan B. Me puse el pijama de Nessie y atusé mi pelo, me miré en el espejo y dudé… estaba nerviosa, pero sabía que él tendría consideración… sabía que podía confiar en él. Crucé el pasillo y su cara se desencajó al verme, sonreí tímidamente tumbándome de nuevo a su lado, él carraspeó poniendo de nuevo la película y rodeándome con sus brazos de nuevo. Le noté algo tenso… sonreí disimuladamente. Retomé mi estrategia de mirarle… noté que él me miraba de reojo en alguna ocasión, pero ni me besó ni hizo mención de notar mis pretensiones. Pasé a la acción. Me acerqué a él y besé su cuello suavemente, él se retiró levemente alzando una ceja y sonriendo, parecía haberse dado cuenta al fin. Le besé en los labios y él sonrió sin hacer nada más, fruncí mis labios por un instante y volví a besarle.
-¿No íbamos a ver la película? –Me quedé paralizada a dos centímetros de su cara, le miré de reojo y alzó su ceja-. Si te aburre, puedo poner otra…
-Pues… -¡¡Planchazo!!-. Eh…
-¿Sí? –Dijo casi riendo-. ¿La cambio?
-¿Y si… simplemente… la apagas?

Pareció pensarlo, se acomodó e inspiró hondo. Acarició mi pelo y me besó. Creo que incluso ronroneé al visionar mi victoria. Él rió cuando lo hice, me besó acariciando mi pelo, después mi espalda… me tumbé mejor y él siguió mis movimientos sin dejar de besarme, comenzó a acariciar entonces mi vientre haciendo que mi corazón se acelerase. Mis manos empezaron a acariciar su espalda, sus hombros… no sabía qué hacer, así que metí mis manos bajo su camiseta… estaba acostumbrada a su calor, pero me sorprendió en ese momento. No pareció molesto por eso, así que pasé mi temblorosa mano por su cálida piel, pude notar los surcos de sus tensos músculos mientras sus labios se posaban en mi cuello ahora. Suspiré y tiré de su camiseta, me ayudó a quitarla riendo, volvió a mis labios mientras mis manos vagaban sin rumbo… esperaba que él diera el siguiente paso, pero como el tiempo pasaba… pasé de nuevo a la acción. Acaricié su vientre y bajé mi mano para acariciar su pantalón, me sorprendió un poco… Mucho más porque dejó de besarme y se alejó con cara de sorpresa.
-Eh… -Pareció aturdido y alzó una ceja, se alejó quitando mi mano mientras sus labios se movían de un lado a otro, los fruncía y los mordía, parecía nervioso y yo me quedé parada mientras colocaba su mano y la mía en mi estómago-. Vale, bien. Eh… -Se rascó la cabeza y abrió su boca para luego cerrarla en una mueca-. ¿Qué película quieres, entonces?
-¿Eh? –Ahora la aturdida era yo. Le miré con una mueca de preocupación-. ¿He hecho algo mal?
-¿Qué? –Pareció flipar y luego me miró con los ojos muy abiertos-. ¿Estás diciendo que… tú…? –Entrecerró sus ojos-. ¡No! –Le miré perdida-. ¿En serio… estabas intentando…? –Le miré raro y sacudió su mano-. ¿Cacao? ¡Señor! –Se sentó en la cama, yo dejé mis manos levantadas sobre mi pecho mientras él desvariaba murmullos que no entendía-. ¿Estás loca?
-Pero… -Hice una mueca no entendía porqué se ponía así-. Yo pensé que tú… querrías eso.
-No es… ¿cuándo he dicho eso? ¿Qué te ha hecho pensar eso?
-Pues… que hace tiempo le dijiste algo sobre eso a Nessie, sé que tú, bueno… que… ya sabes. Así que he pensado que era el momento. Quiero hacerlo…
-No, no quieres.
-Sí que quiero…
-No –Dijo con tono burlón-, no quieres…
-Sí –Dije con el mismo tono-, sí quiero…
-No…
-¡Que sí! –Me miró como si me hubiera dado un aire… rodé los ojos-. Déjalo, anda… me voy a dormir. No sé para qué lo pienso siquiera… ni plan A, ni plan B… ni nada.

Me pareció escuchar un comienzo de carcajada, pero no pude comprobar si así era porque el ruido de mi puerta al cerrarse tapó la posible risa. Me tiré sobre la cama y pataleé, tenía ganas de pegarle, de gritarle… sólo pude gruñir contra la almohada. Estuve dándole vueltas a su reacción, ¿tan raro era? ¿No había sido evidente? Suspiré, no tenía ni idea de cómo solucionar ahora esto… patético, ridículo, bochornoso, humillante… no se me ocurrían más sinónimos para lo que había ocurrido.
Me quedé allí tumbada mientras la furia y la rabia batallaban contra la vergüenza y la humillación… finalmente, las dos últimas vencieron y hundí mi cabeza en la almohada… ¿Cómo iba a arreglarlo? Era la única pregunta que resonaba ahora en mi cabeza junto a “¿Cómo iba a mirarle ahora a la cara?”. Torcí mi cabeza viendo una noche realmente oscura, me entró curiosidad y me asomé por la ventana, no encontraba la luna. Hice una mueca, seguro que estaba tan avergonzada como yo y por eso no salía… Rodé los ojos y salí al pasillo con cuidado, me pegué a aquel cristal esperando que alguna nube desapareciera y diera paso a la luz… pero sólo el silencio se abría paso.
-Creo que empiezo a odiar este fin de semana tan nublado… -Dijo abrazándome por la espalda con una enorme sonrisa-. ¿Tú no?
-Eso creo… -Dije dudando sobre el sentido de su frase. Me sonrojé y volví a mirar por la ventana murmurando-. Sólo esperaba ver un poco de luz…
-Yo también… -Dijo suspirando en mi mejilla, odiaba que no dejase de mirarme con esa sonrisa burlona… la rabia crecía en mí-. Creo que ahora mismo veo tanta que me deslumbra… -Rabia bajando, hormigueo estomacal aumentando. Hice una mueca de disgusto, no había manera de permanecer enfadada con él cuando me miraba así… alzó sus cejas-. ¿Qué? ¿Me odias?
-Mucho…
-No parecía así hace quince minutos… -Me zafé de su abrazo sacudiendo mis brazos para pegarle mientras él reía, sostuvo mis brazos e intentó besarme pero yo me escapaba de sus labios, no quería besarle cuando me hacía rabiar. Me abrazó de un modo que no podía escapar, pero esta vez no intentó besarme, sólo me miró a los ojos. Amortiguó una enorme sonrisa-. Si te pregunto algo… no es por hacerte rabiar, es pura curiosidad… -Le miré mal-. ¿Qué era eso de plan A y plan B? –Rió cuando rodé los ojos-. En serio… no entiendo a qué venía eso.
-Porque quería probar…
-¿Y en esa frase, dónde entra mi conversación con Nessie?
-En que sé que tú también quieres…
-Ya, bueno… -Se encogió de hombros-. Pero una cosa es que tú creas que yo tenga ganas y que tú quieras probar… y otra que tomes una decisión de manera unilateral y hagas plan A, B… o lo que sea.
-Es lo que hace la gente… tomar decisiones.
-Ya… -Medio sonrió-. Esto es por lo que te he dicho antes, imagino… -Me miró y suspiró-. Es otro impulso de niña… ¿Has pensado en las consecuencias? –Me quedé estática y él alzó la ceja-. Hay que tener en cuenta muchos factores para tomar una decisión… y si esa decisión incluye a más personas, también tomarlas en cuenta. ¿Has pensado en preguntarme si yo quiero?
-Sé que quieres… -Rodé los ojos-. No lo niegues.
-Vale… -Medio rió-. Digamos que tu conclusión número uno es correcta… ¿Has pensado si estamos preparados?
-Yo quiero, tú quieres…
-Ya… pero eso no es todo… -Alzó una ceja-. ¿Acaso no has pensado que eso puede llevar a un tercero en discordia? –Me sonrojé de inmediato y él rió-. Así que para tu próximo plan, ten eso en cuenta… y avísame, anda… -Me abrazó-. Niña tonta… -Me miró-. ¿No habrá sido por echarte la bronca o algo así, no?
-No… y sí –Tragué en seco-. Hay algo que no sabes… que hará que te enfades mucho… -Hice una mueca y él me miró serio-. Como estaba enfadada… pues… Hanna y Susan… -Él rodó los ojos-. ¡Lo siento! Pensaba que Bryan se lo había contado y…
-Lo sé… -Dijo negando pesadamente-. Estaba en mis esquemas que tarde o temprano ellas lo sabrían… no esperaba que fuera tan pronto, pero… -Suspiró-. Estando tan enfadada como estabas, imaginé que irías a hablar con Bryan… -Siguió negando-. ¿Creías que acostándote conmigo iba a darle a eso menos importancia o algo parecido?
-¡No! –Negué y me quedé algo parada, hice una mueca-. Ellas han comentado que esa era una buena forma de terminar una discusión… -Le miré bajando mi cabeza-. Y cuando has dicho eso de madurar… los ganchitos me parecían una idea terrible.
-¿Ganchitos? –Me miró divertido-. Ahora sí que me he perdido.
-La discusión ha terminado con los ganchitos… -Me encogí de hombros-. Me parecía una forma algo infantil de terminar una discusión… así que…
-Ya… -Suspiró riendo-. Ahora te sigo… -Negó-. ¿Y no has pensado que, quizá, para mí… los ganchitos y un “tenías razón” era más que suficiente?
-No… es una forma ridícula de acabar un enfado, ¿no?
-Bueno… -Lo pensó y frunció los labios-. Quizá… para los demás… -Le miré de reojo, pensé en una frase parecida en boca de Nessie, suspiré y él sonrió-. ¿Aún quedan ganchitos?
-Ni siquiera los he empezado… -Medio reí como él-. ¿Por?
-¿Te apetece que acabemos esta… -Dudó- conversación, con una película y comiendo ganchitos tirados en la cama?
-¿Ganchitos… y cerveza?

Rió y asintió, me besó dulcemente y yo fui a por los ganchitos mientras él subía las cervezas, reí al ver que la que me daba era sin alcohol. Vimos una película de dibujos, de las que a mí me gustaban… y sí, podría ser que me sintiera un poco infantil… pero era mi momento feliz del fin de semana... y lo compartía con él.
El segundo momento feliz vino al abrir los ojos. Ahí estaba él, durmiendo a pierna suelta sin importarle que yo estuviera prácticamente tirada sobre él. Me reí viéndole roncar ligeramente, dejó de hacerlo y ronroneó poniendo su enorme manaza en mi cara.
-Deja de mirarme…
-¿Y cuándo lo haces tú, qué? –Dije luchando por verle, sonreía-. Estás muy gracioso roncando, ¿sabes? –Reí y él revolvió mi pelo-. ¡Para!
-Seguro que estoy tan gracioso roncando como tú llevando a cabo el plan A, B o lo que sea… -Forcejeé con él mientras reía y me sacaba la lengua-. Buenos días a ti también, por cierto… -Dijo riendo y acercándose a besarme, le dejé hacerlo-. Buenos días, encanto…
-Buenos días… -Dije con un deje extraño. Hice un mohín-. Que asco que hoy sea domingo… hemos estado tanto tiempo enfadados… que apenas hemos disfrutado del fin de semana.
-Bueno… aún nos queda hoy… -Sonrió pero yo hice una mueca-. ¿No?
-Debería ir al cine… Hanna me pidió que fuera, quiere ir a ver palabras textuales: su película favorita a su cine favorito con sus amigos favoritos… -Reí y él conmigo-. Pero puedo quedarme a pasar un domingo tranquilo en casa…
-De eso nada… -Dijo besándome-. Aprovecharemos hasta el último minuto, pero te irás con tus amigos después… ¿vale?
-Vale… -Sonreí-. Voy a avisarles entonces, para saber cómo vamos a quedar…
-Puedo llevarte hasta Forks, si quieres… -Asentí sonriendo-. Serán unos minutos más juntos… -Hizo una mueca-. ¡Qué ñoño ha quedado eso!
-¡Mucho! –Dije riendo y tumbándome sobre él-. Pero me gusta…

Como habíamos planeado, pasamos todo el día juntos. Juntos, juntos. Apenas me separé de él los quince minutos que nos costó ducharnos para volver a estar en modo empalagoso. Sí, quizá fuera una de esos días tontos… pero después de haber estado con él todo el fin de semana reñidos, era lo que más me apetecía… y a él, al parecer, también.
Pero eso tuvo su consecuencia… y es que cuando paró en coche frente al instituto donde mis amigos me esperaban… me daba rabia irme. Le miré con una mueca y él rodó los ojos riendo en un gesto de desesperación, tomó mi pelo y me acercó a él para besarme apasionadamente. Me quedé algo ida, apenas me separé de él unos centímetros para ver su cara de satisfacción por cogerme por sorpresa… me limité a intentar balbucear un adiós mientras él reía y se despedía de mí con toda normalidad.

Las caras de mis amigos fueron un poema, todo lo que necesité para saber que habían visto eso, pero, por si no me había quedado claro, me tomaron el pelo hasta casi llegar a Port Ángeles.
-Así que bien, ¿no?
-Déjala, no seas cotilla, Susan… -Hanna la miró de reojo, hubo un pequeño silencio y empezó a reír-. ¡Desembucha! –Todos reímos, Bryan se tapó los oídos y Dylan subió la música riendo-. ¿Cómo fue?
-Pues… vimos una película… comimos ganchitos… y tomamos cerveza. La mía sin alcohol, por supuesto… -Rodé los ojos-. Él es así…
-¿Nada más? –Susan pareció sorprendida-. ¿No hubo magreo?
-Un poco… -Rodé los ojos-. Pero… nada más. Nada nuevo…

Hanna sonrió, Susan pareció indignada… Bryan me miró como si hubiera dicho algo completamente contradictorio, intercambiando la misma mirada con Dylan vía retrovisor. Hanna y yo nos miramos y nos limitamos a reír.

Apenas esperamos quince minutos para entrar al cine, estaba lleno de parejas de todas las edades, pero me llamó la atención especialmente que había muchos matrimonios de mediana edad y ancianos. Eso me puso algo nostálgica, pensé que cualquiera de esas parejas mayores podrían ser mis padres, mis abuelos… en fin, todo eso que yo no tenía. Suspiré mientras las luces se apagaban, Bryan nos tiró un puñado de palomitas a Hanna y otro a mí… Susan y Dylan ya se habían desconectado del resto de mundo… Volví a suspirar pensando en que si Bryan supiera lo de Hanna… yo estaría ahora con una vela en cada mano. O quizá podría librarme y tener una cita de verdad con Seth… o incluso una cita triple, todos juntos… Sería raro. Me acomodé un poco mejor cuando la película empezó.

“The Notebook”, comenzó con unas imágenes que me produjeron gran calma, me acomodé mejor para ver aquella pareja de ancianos, parecían realmente unidos, muy amigos… sonreí. Conforme la película avanzaba… aquel hombre me iba resultando ligeramente más familiar. Conforme la película avanzaba, mi mente trabajaba… “Sé que te sientes perdida ahora, pero no te preocupes. Jamás se pierde nada ni se puede perder. El cuerpo inerte, viejo, frío, con las ascuas restantes de fuegos anteriores, llegado el momento, de nuevo estallará en llamas”.
El fuego estalló en llamas en mi cabeza. Ese fuego iluminó todo, llenó de energía una pequeña parte de mi mente que comenzó a hilar unos hechos con otros, mis sueños, comentarios… “Ya lo recuerdo…”. Fue lo último que llegué a oír mientras salía sollozando de aquel cine lleno de gente.

El aire me faltaba, incluso en la calle, no podía respirar, me sentía mareada. Me apoyé en la pared, fui acuclillándome poco a poco, lloré aferrando mis piernas. Escuché las risas de mis amigos acercándose, pero pronto cesaron y pude notar que me rodeaban, Hanna y Bryan se acuclillaron y Susan me cogió de la mano. Dylan me miraba con gesto de extrañeza, intentaba controlarme pero no podía dejar de pensar en lo mismo una y otra vez. Una y otra vez. No podía ser así, era todo una conclusión errónea. Una conclusión errónea. Era imposible…
La gente empezaba a agolparse a mi alrededor, eso me angustiaba más… pero apenas me daba cuenta de lo que sucedía… oía murmurar a mis amigos, no sabían qué hacer, si llamar a un médico… fue el momento en el que reaccioné.
-Nessie… necesito a Nessie…